PREFIGURACIÓN DE LA IDEOLOGÍA BURGUESA. LECTURA IDEOLÓGICA DE UNA OBRA DE MALTHUS* Armand Aíattelart * * En 1798, e! pastor protestante Malthus publica en Londres el Ensayo sobre el principio de La población. En dicha obra procura demostrar que una de las causas principales de la situación de miseria en que se encuentran las familias de las clases inferiores arraiga en el número excesivo de sus hijos. Si dichas clases —agrega Malthus no adoptan otro comportamiento procreador, el mundo se verá abocado a la sobrepoblación, y la miseria nunca podrá erradicarse. Las subsistencias están limitadas por una ley de crecimiento aritmético y la población, ilimitada, tiende a crecer geométricamente. La única estrategia para la supresión de la miseria es la que propugna la reducción de nacimientos. Esta teoría demográfica que se refiere implícitamente a un modelo de cambio social, prefigura la ideología burguesa así como la exponencia de los mecanismos jurídico-políticos y de las bases metafísicas y seudocientíficas de la dominación de la burguesía en su empresa mixtificadora. A la vez, anuncia la sociología del s$atu quo que marca actualmente el funcionalismo norteamericano. La teoría social matthusiana, por ende, vuelve de actualidad, en momentos en que las políticas de restricción de los nacimientos y la sociología —que se pretende axtológicamente neutra— que las acompaña tratan de imponer un modelo de sociedad, de cultura y de personalidad para resolver la miseria del Tercer Mundo. Nadie podrá negar que el Ensayo de Malthus ha proporcionado numerosos argumentos para la racionalización y la justificación de la explotación social. Desde la calurosa acogida que le dispensó la aristocracia terrateniente inglesa hasta la última declaración del presidente del Banco Mundial,' se extiende una larga trayectoria apologética del principio de la población, como explicación última (y también como último remedio) para la miseria del proletariado fruto de la Revolución Industrial así como para la pobreza del Tercer Mundo. Está igualmente la trayectoria polémica del anatema lanzado por Marx —precedido por los socialistas utópicos— contra este principio de predestinación a la pobreza que alimenta la ideología de las clases dominantes. ¿Qué de extraño tiene este hecho, si el mismo Malthus adivirtió la ambigüedad de sus tesis y predijo la utilización que podría hacerse de ellas? "Quizá parezca que una doctrina que atribuye la mayor parte de los sufrimientos de las clases más bajas de la sociedad exclusivamente a ellas mismas, no es favorable a la causa de la libertad, ya que ofrece oportunidad tentadora a los gobiernos para oprimir * Este artículo es una traducción del original francés que se publicará próximamente en Francia. La versión al castellano ha sido realizada por el seiíor Narciso Zamanillo. ** El autor es director del Departamento de Desarrollo Social de! Instituto de Capacitación e Investigación en Kefonna Agraria (ICIRA), Santiago de Chile y catedrático de Demografía en la Universidad CatóUca de Chile. ' Robert MacNamara,. Address to the Board of Covernors, BlRD, Washington D. C, Sept. 30, 1968, y discurso de septiembre de 1970 en la Reunión Conjunta del F. M. 1., y BIRF. 145 J46 FI, TKIMKSTHK tCONÓMICU a SUS subditos a placer, ecliando toda la culpa a las leyes naturales y a la imprudencia de los pobres."^ ; Será legítimo suponer que Malthus, maquiavélieamente, se haya servido de esta lucidez para levantar una pantalla entre los grupos que detentan el poder y el pueblo, dando a este último la ilusión dt,- encontrar en su sistema, lógico en ajiariencia, un instrumento d<" flefensa, una carta de sus derechos y, sobre todo, de sus deberes? Es verdad que Maltlius quiso mejorar la sociedad en que vivía en la que había advertido el emerger de antagonismos sociales: "P'l propósito práctico dominante en el espíritu del autor —escribe— cualquiera (jue sea la ausencia de juicio con que se le pone en práctica, es mejorar la condición y aumentar el bienestar de las clases bajas de la sociedad"" (p. 582). Pero las protestas de buena fe corren parejas muchas veces con dihlüts irremediables^ que encierran a las clases inferiores en el círculo vicioso de su pobreza, para que podamos contentarnos con la buena voluntad de este Pastor protestante, y colocarlo entre los reformadores sociales. Sin embargo, es difícil aceptar la imagen esquemática de Mallhus tal como la han proyectado sus adeptos o sus detractores en polos diametralmente opuestos: el elogio o el ostracismo. Si nos negamos a suscribir este movimiento centrífugo que desfigura la teoría social malthusiana, es necesario, a fin de poner en claro su ambigüedad, penetrar en el terreno de las ideologías:* determinar las opiniones acerca del objetivo deseado en el desarrollo social y precisar los intereses de clases que pueden determinar la defensa de estas opiniones. Esto nos lleva —si no queremos extraviarnos en el laberinto de los procesos de las intenciones, donde las extrapoliaciones son rápidas y pueden llevar a cualquier parte- a emprender una lectura idt-ológica del Ensayo, a fin de ir estableciendo sucesivamente un diagnóstico de los antagonismos sociales, un tipo de sociedad y de relacignes entre clases sociales, sociedad que —segiin Malthus— podría resolver las anomalías detectadas. ^ Th. R. Malthus, Ensayo sobre el principio de la población (trafJucción de Teodoro O'rtiz). Fondo de Cultura Fconómica, México. 1951, p. 462. Todas las citas ulteriores del Ensayo se tomarán de la misma fuente, 3 Véase el ejemplo clásico de la manera como corulciia'cl derecho de los pobres a S«T alitiienlados por la sociedad: "Un hombre cjue nace en un mundo ya ocupado, si no puede alimentarlo su familia, o si la sociedad no puede utilizar su trabajo, no tiene el menor derecho para reclamar porción alguna de alimento y está de más en el mundo: en el gran banquete de la naturaleza, no hay cubierto puesto para él. La naturaleza le ordena irse y ella misma no tarda en ejecutar esta orden " (p. W, nota 1, edic. francesa del Ensayo, Guillautnin Libraire, París, 1845). ^ Aquí' nos inspirarnos en la definición de Adán Shaff: Ideología: "Las opiniones acerca de los probletnas de objetivo deseado en el desarrollo stjcial. opiniones «{ue se forman sobre la base de los intereses de clase dados y sirven para defenderlos." "Marxismo y Sociología del Conocimiento"', en L'Homme et la Société tdic. Anthrops., París, núm, 10, p. 139. PKEKIGUIÍACIÜN UE LA IDEOLOGÍA Bl RíUJESA 147 Previamente nos parece esencial esbozar la configuración de los protagonistas del proceso social en la época de Malthus, con el fin de poder captar sus intereses respectivos. EL CONDICIONAMIENTO SOCIAL DE LA TEORíA Algunos puntos de referencia Es preciso recurrir a una historia de la Gran Bretaña que considera la evolución de la sociedad en función del jutígo de las relaciones entre las clases sociales, si se desea comprender la coyuntura histórica en la que se inscribe la obra de Malthus. Habiendo declarado su deseo de mt^jorar la suerte de los pobres, resulta esent'ial determinar el contenido de este sector social y, muy especialmente, sus relaciones con los demás grupos. En Marx y Engels^ encontramos los elementos necesarios para configurar el cuadro histórico de la época en función de este criterio; 1689: La burgesía emergente (financiera, industrial, comerciante) establece un compromiso con la aristocracia terrateniente que la "gran revolución" acaba de derribar. Eos intereses económicos de la burguesía están garantizados y ella se constituye en elemento minoritario del poder político. I 780: Despegue de la industrialización y desarrollo de una nueva burguesía esencialmente manufacturera. 1800: Estreno de las experiencias socializantes de Robert Owen en la gran hilandería de algodón de New Lanark. 1 824: Abolición de las leyes que prohibían las asociaciones obreras. 18Í12: El Heform Act otorga a la nueva fuerza económica surgida de la industria un lugar fie preferencia en el Parlamento y excluye a los obreros del derecho a voto: es la creación del I*artido Cartista, el primer partido obrero. 1846: La abolición de la Ley sobre cereales significa el triunlb del comercio libre sobre el proteccionismo y de la nueva burguesía inglesa sobre los landlords o terratenientes. Es el reinado floreciente del 6 Partido Iliberal, llamado anteriormente de los Whigs. 6-^ ^ F. Engels, 5ocio/í#me utopique et Socialisme Scicntifique, Edilions Sociales, París 1962: K. Marx y K. Engels, Manifesté du Parti CommunUte, tditions Socialí-s, París l%6: K. Marx, Le Capital, Ver también VV. Abendroth, Histoire du Mouvement üuvrier en Euntpe. Ediciones F. Maspero, París 1967. ^ ¿l)ónde se sitúa Maltlius dentro del cuadro ^lolítit^o, al publicar su Ensayo por primera vez? Dejemos qu*- responda el economista liberal francés Kossi, que escribió la intro<lucción a la \i6 EL TRIMESTRE EOCNOMICO La coyuntura política en la cual vio la luz el Ensayo sobre el principio de la población se define pues, en forma esquemática, de la manera siguiente: la burguesía —a la cual el compromiso de 1689 había permitido implantar las bases del orden burgués se hallaba todavía lejos de poseer la totalidad del poder. El poder político seguía monopolizado por la aristocracia terrateniente. En cuanto a la nueva burguesía —de raíz manufacturera— se encontraba todavía en gestación. Durante el cuarto de siglo que correría entre la primera edición del Ensayo y la última de 1826, esta nueva burguesía afirmaría progresivamente sus pretensiones al poder y en el curso de su emerger político, se le haría evidente que sus intereses eran opuestos a los de los propietarios de la tierra. El proceso de creciente proletarización, arrancaría poco a poco a los "pobres" de su estado de infraconsciencia, aunque sin permitirles todavía ninguna posibilidad de acción independiente. Las rivalidades entre grupos sociales que se expresan en la escena política, son polarizadas por esta lucha subterránea por el poder, en el cual se enfrentan la burguesía y la aristocracia. Malthus murió en 1 834, es decir, tres años después de la promulgación del Reform Act, y doce años antes de la abolición de las corn laws, las dos leyes que consagrarían el nuevo poder burgués. ¿Tuvo suficiente perspicacia para adivinar la importancia de esta nueva fuerza política, o quedó en la creencia de la antigua fórmula de alianza surgida en 1689? Esta pregunta tendrá respuesta en el curso del presente artículo. El socialismo utópico y la teoría malthusiana 1. Fue una publicación del socialista anarquizante Godwin^ la que incitó a Malthus a escribir el Ensayo. A medida que la obra iba reeditándose, fueron también las doctrinas e intervenciones de los socialistas que Marx denominaría más tarde utópicos, como Owen, las que lo forzaron en cierto modo a poner en claro las implicaciones sociales de su teoría. La gestación de la teoría social malthusiana se vio marcada irremediablemente por este desafío: rebatir los "sistemas de igualdad''. Es un hecho que traducción francesa de 1845 con una nota biográfica sobre Malthus: "Pertenecía —dice de él— a esa parte de la nación inglesa que se ha designado con el nombre de Whigsy que posee actualmente la dirección de los asuntos en Gran Bretaña. . . Fiel a sus opiniones políticas en un tiempo en que no llevaban en modo alguno a la fortuna, no se aprovechó de ellas cuando triunfaron; él no pretendió hacer de la ciencia un instrumento de la ambición" p. XXX (Edición francesa, 1845). "^ Es costumbre incluir a William Godwin entre los representantes del anarquismo debido a su teoría sobre el Derecho y e! Estado. Sin embargo, los medios que propone para crear la nueva sociedad, están lejos de ser anarquizantes. Ver nuestro análisis en el curso de esta misma sección, punto 4. Ver con este objeto P. EItzbacher, El anarquismo según sus ilustres representantes, (traducción del alemán). Edic. España Moderna, Madrid, 1898. PREFIGURACIÓN DE LA IDEOLOGÍA BURGUESA 149 necesariamente debe tomarse en cuenta cuando se quieren determinar los factores que impusieron un límite al desarrollo de la teoría social de Malthus. Es interesante comprobar hasta qué punto se halla condicionado el Pastor, al elaborar su teoría, por el juego de las variables a las que solían recurrir los precursores del socialismo científico. Cuanto más denigran estos últimos la estratificación de la sociedad, la institución de la propiedad privada, la institución del matrimonio y el principio del amor de sí mismo, más trata Malthus de tapar las brechas abiertas en el edificio burgués por los argumentos socializantes, mas celebra estas mismas instituciones y principios, elevándolos o manteniéndolos en el rango de fundamentos sacrosantos de la sociedad. 2. Sentada esta situación de dependencia, Malthus se verá necesariamente afectado por las imperfecciones e imprecisiones de las teorías referentes a los sistemas de igualdad. La elaboración de la tesis malthusiana está en relación directa con la vertebración y la profundización de las teorías igualitarias. En la misma medida en que el socialismo naciente cae en el utopismo, la teoría malthusiana, en su discusión de tal hecho, correrá todos los riesgos de no colocarse en el terreno de la realidad. 3. Tanto en la elaboración de sus doctrinas como en sus actuaciones (considerar por vía de ejemplo la experiencia de Robert Owen en Nevv^ Lanark),8 los socialistas utópicos se vieron fuertemente condicionados por la situación histórica. Se les imponía un umbral. En la medida en que ciertos fenómenos decisivos (institucionalización del capitalismo industrial, aparición del proletariado y explosión de las contradicciones de la sociedad burguesa capitalista) no se habían dado aún con su carácter ineluctable, en esa misma medida corrían los sistemas socialistas del momento el rie^o de ser mero fruto de construcciones espirituales. La demistificación que habían emprendido al denunciar la propiedad privada, la religión y la forma existente de matrimonio, no podía desembocar en una acción revolucionaria que habría honrado los cambios deseados en la sociedad controvertida. De ahí', en primer lugar, la ausencia de una estrategia que permitiera la construcción de la nueva sociedad en gran escala: y, en segundo lugar, la dependencia respecto del orden existente y del régimen establecido para inaugurar las experiencias. Como lo diría Engeis midiendo su aporte a la maduración del futuro proletariado inglés: "A la inmadurez de la producción capitalista, a la inmadurez de la situación de clases, correspondió la inmadurez de las teorías. La solución a los proble' Ver Lloyd Jones, The Life, Times and Labourt of Robert Owen, Swab Sonnenschein anil Co. Ltd., Londres, 1905, cuarta edición. 150 EL TKlMtSTRE ECONÓMICO mas sociales, que permanecía todavía oculta en las relaciones económicas embrionarias, debía brotar del cerebro. La sociedad presentaba sólo anomalías; la eliminación de estas anomalías era misión destinada a la razón pensante. Con este fin, era necesario inventar un sistema nuevo y más perfecto de régimen social, aportándolo desde el exterior de la sociedad, por medio de la propaganda, y en caso de ser posible, por medio de experiencias modelos. Estos sistemas sociales nuevos, quedaban condenados de antemano a la utopía. Cuanto más detalladamente se elaboraban, más estaban condenados a perderse en la fantasía pura."' 4. Por tanto, no es extraño encontrar en Malthus el reflejo de estas mismas instancias históricas. En general, Malthus prefigura la ideología burguesa, pero sólo por medio de una red de contradicciones y yuxtaposiciones inconexas llega a estructurar un modelo de sociedad en la que opere esta ideología. No se resuelve a desahuciar el compromiso de 1689, que había dado origen —por medio de la conciliación entre burguesía y aristocracia— a una estratificación social que mantenía a los propietarios de la tierra en situación privilegiada, aunque concediendo un papel social a la burguesía. En repetidas ocasiones. Malthus parece querer consagrar esta situación transitoria.^" Esta reiterada transigencia que lo lleva a fusionar dos órdenes sociales, le impide llevar hasta su consumación la estrategia de mejoramiento de la sociedad que propone. En su teoría social no llega a imponerse la concepción de un poder burgués industria], realizado en una estructura de poder político efectivo y exclusivo. De aquí el hiato inmenso que se observa entre el concepto de sociedad que nos propone y los instrumentos que nos ofrece para hacerlo operar. Disonancia parecida a la que descubríamos anteriormente entre los precursores del socialismo. Por tanto, no parece aventurado afirmar que socialismo utópico y malthusianismo, aunque edificados sobre conceptos diametralmente opuestos, sufrían del mismo vicio de fabricación en la época a que nos referimíís. Su estrategia de cambio social se inspira en un "evangelismo social" donde el concepto moral domina ampliamente al concepto político. Basta recordar de paso la insistencia de Malthus sobre la promoción de un nuevo código moral que demostrase la necesidad de extender entre las clases inferiores el principio de la población, por medio del sistema educativo, y de "educar a la generación naciente en hábitos de sobriedad, laboriosidad, independencia y prudencia, y en la forma más adecuada para cumplir con sus deberes religiosos" (p. 488). Es una de las misiones principales del go^ F. Engels: op. cit., p. 57. ' ^ Ver nuestra sección sobre los agentes del cambio. PRKI K.l.KACIUN DE LA ll)EOLO(;iA lU H(;i KSA l.",l hiíTMC) cii SU lucha por (erradicar la mis<^ria, una vez establecido el axioma de la st*guridad de la propiedad privada. I.a política del ejemplo y las predicaciones de Owen, en busca de su !\ew Moral H orld, a fin de demostrar la bondad de su sistema v dem(^strar esta bondatl a la stxciedad. marelian en la misma dirección: Sí» trata de crear ex niliHo valores nuí'vos, aspiraciones nu<*vas, convenciendo a los individuos de la boiuiad de ciertos priruipios nuevos. Es así cómo el mismo Owen <laba por seguro qu(" las "bolsas de trabajo'\ que hacían posible el cand)io de mercaderías por el valor de las horas de trabajo realizadas en las cooperativas de produciión, sustituirían progresivamente las bases de la economía capitalista, únicamente por etet^tt) demostrativo. En cuanto al anarquista William (]od\vin,es todavía más explícito que Owen para proclamar la necesidad imp(*riosa de convencer a los individuos, por la razón, acerca de la urgente conveniencia de abolir el Derecho, el Estado y la Propie<iad. "Es necesario —escribe en su obra rebatida por Mallhus: An Knqniry concornin^ Polilical Justico and ils Injluonve ou (k'iíoral yirliic and Ifappincss— probar y convencer. La mejor garantía de un éxito feliz, se halla en un examen libre e ilimitado. En el campo de esta lucha no puede menos de quedar siempre victoriosa la verdad. Si, pues, queremos mejorar las instituciones sociales, lo que debemos hacer es procurar llevar la convicción a los ánimos por medio de la palabra y de la pluma. Esta actividad no reconoce ningún límite; este esfuerzo no sufre interrupción. Todo medio debe ser aplicado, no tanto para llamar la atención de los hombres y traerlos a nuestra opinión, persuadiéndolos, sino también para prescribir toda clase de reslric<*iones al pensamiento y abrir a todo el mundo el templo de la ciencia y el campo de la investigación."'* Esta apología de la razón, sólo puede ir acompañada en (jodwin de una condena a la violencia como medio de crear nuevas estructuras: "A nuestro juicio, son siempre sospechosas aquellas armas que tanto pueden emplearse para un fin como para el fin opuesto —escribe en otra parte—, añadiendo: Por consiguiente, debemos mirar con malos ojos a todo poder o fuerza. Si descendemos al campo de la lucha, abandonamos el terreno firme de la verdad y encomendamos la revolución de los asuntos a los caprichos del azar. La falange de la verdad no causa daño; avanza con paso tranquilo y seguro y nada puede contrarrestarla. Otra cosa sucede cuando echamos por tierra nuestras razones y empuñamos las espadas. ¿Quién lí y 12 w Godw'in: An Enquiry concerning PoUtical Justice and its influence orí general Virtue and Happiness. Citado por Paul Eltzbacfier en El anarquismo según sus más ilustres representantes, tradiM-ción de Pedro Dorado. Eduione« I,a España Moderna. Nladrid, s/a., pp. 68 y 69. 1S2 EL TRIMESTRE ECONÓMICO puede decir en medio del tumulto y el estrépito de una guerra civil si el éxito de la misma le será favorable o adverso? Debemos, por tanto, distinguir cuidadosament-e entre instruir y excitar al pueblo. Tenemos que dejar a un lado el entusiasmo, los rencores y la pasión, y pedir sólo auxilio a la reflexión desapasionada, al claro juicio y al examen imparcial.'^ En otro registro, los mismos socialistas, al considerar la clase obrera, sólo en su calidad de "sufriente", y no en su calidad de detonador y de promotora de la revolución —imponiendo dogmáticamente a esta clase el concepto que ellos tienen de su felicidad- no se encontraban muy lejos de Malthus, el cual, aunque confiaba menos en la bondad de la naturaleza humana, se ponía en cruzada a fin de imponer su concepto del mejoramiento de la suerte del pobre. Ambas intenciones filantrópicas llegaban a los mismos resultados por vías diferentes: amortiguar los antagonismos sociales —ya que se trata de convencer y de salvar la humanidad entera— y retrasar la inevitabilidad de la lucha de clases. Tengamos presente, además, por vía de ejemplo, la importancia que reviste la armonía social, o el consenso, en ambas teorías, conceptos que escoltan uno y otro la visión respectiva del cambio social. Es evidente que como la Historia no imponía las condiciones adecuadas, la noción de "poder obrero" no podía brotar de la imaginación. Por este motivo, tanto Owen como Malthus ponían la evolución de la sociedad y la supresión del sufrimiento de las clases inferiores, exclusivamente en manos de las clases que detentaban el poder o que estaban a punto de conseguirlo. A diferencia de los socialistas utópicos —que habrían evolucionado con las circunstancias históricas— puede suponerse que Malthus no habría pasado a otras manos el monopolio que acabamos de mencionar, en la eventuahdad de la afirmación de un poder obrero mientras escribía o modificaba su Ensayo. Pero los nuevos datos le habrían impuesto, si no la revisión de sus conceptos, al menos la de los instrumentos. FA. DIAGNóSTICO DE MALTHUS SOBRE LOS ANTAGONISMOS SOCIALES Malthus fue el primero que introdujo, en el estado armonioso de la naturaleza de la filosofía utilitarista de Locke,'^la noción de conflicto que adoptaba la forma de una lucha por la existencia; lucha que el hombre debe librar ante la escasez de subsistencias. Efectivamente, en el Ensayo este signo del conflicto pone su marca sobre la sociedad. El autor mostró 13 Ver Talcott Parsons: The Structure of Social Actíon, The Free Press of Glencoe, 1964, pp. 102-107. PREFIGURACIÓN DE LA IDEOLOGÍA BURGUESA 153 todos SUS mecanismos pero hizo remontar la causa última de este conflicto a la "naturaleza de las cosas" y, en último análisis, a la ley de la población. "La benevolencia —respondía a Godvvin que acusaba a las instituciones de ser la causa de la miseria del pueblo— había establecido su reinado en todos los corazones y, sin embargo, en un periodo no mayor de cincuenta años, la violencia, la opresión, la falsedad, todas las formas odiosas del vicio y de la miseria que degradan y entristecen el estado actual de la sociedad, parecen haberse producido por la presión de las circunstancias, de las leyes inherentes a la naturaleza humana, e independientes de todas las reglamentaciones impuestas por el hombre" (p.300). Los fermentos de intranquilidad La presión de la miseria se deja sentir en las clases inferiores, en las cuales se observa una situación de intraquilidad. Las masas empiezan a imputar al gobierno, a los ricos, su situación angustiosa. La propensión de estas masas a la sedición, pone en peligro la libertad y favorece el advenimiento de un gobierno despótico. Por otro lado, este clima impide la puesta en marcha de reformas graduales para corregir las anomalías sociales. "Se sabe asimismo que últimamente se ha extendido entre algunas de las clases más bajas de la sociedad, la idea de que la tierra es de todos, que su renta debiera repartirse por igual entre todos y que la injusticia y la opresión de los terratenientes les han privado hasta ahora de los beneficios que le pertenecen de esta herencia natural (p. 307). "El populacho, que es por lo general la consecuencia de una población excesiva acuciada por el resentimiento que le producen sufrimientos cuya causa ignora por completo. Inglaterra no tardará en proporcionar un ejemplo del efecto de tales tumultos sobre el establecimiento de la tiranía" (p. 463). "Hay razones para creer que las leyes que coartan las libertades, se han aprobado sin necesidad, bajo la influencia de afirmaciones exageradas y de deducciones sacadas de las mismas, bajo el temor producido por aquéllas" (pp. 474-475). El papel de los agitadores Esta intranquilidad no es ajena a la acción de pensadores, de intrigantes y de provocadores que instilan en el pueblo nociones de igualdad, capaces de suscitar turbulencias y de apresurar la gestación de una revolución. 154 EL TRIMESTRE ECONÓMICO "Pero creo asimismo que es innegable que las freeuentes declamaciones que se escuchan contra las injustas instituciones de la sociedad, y los engañosos argumentos sobre la igualdad que circularon entre las clases más bajas, nos dieron justas razones para suponer que, si se hubiera permitido hablar a la vox populi, hubiéramos visto que era la voz del error y del absurdo, en lugar de la vox Dei (p,464)."' "Se cree que la circulación de los Derechos del hombre, de Payne, ha producido un gran daño entre las clases baja y media de nuestro país. Es probable que esto sea cierto; pero no porque el hombre carezca de derechos, o que deba desconocerse la existencia de éstos, sino porque el señor Payne ha caído en algunos errores fundamentales en lo que respecta a los principios de gobierno (p. 464). "Los esfuerzos de hombres turbulentos y descontentos de la clase media de la sociedad, serían menos dignos de tenerse en cuenta si los pobres estuvieran instruidos acerca de la verdadera naturaleza de su situación" (p. 468). Un hecho debe destacarse en este proceso a los agitadores: mientras por el principio de la población, Malthus hace responsable a los pobres de su estado de mivSeria, arroja toda la culpabilidad sobre las clases medias que, en su espíritu, parecen tener el monopolio de la revolución, cuando se trata de encontrar un culpable de la incitación a la violencia. Comparemos la última citación con la siguiente: "Excepto en casos extremos, aquellos que estén mejor informados, deben desear siempre atraerlos (los tral)ajadores) hacia la verdad, más por medio de la paciencia y de la difusión gradual de la instrucción y de los conocimientos, que por otros métodos más duros. . . Eos errores de las clases trabajadoras de la sociedad, tienen siempre derecho a una gran indulgencia y consideración. Son el resultado natural y perdonable dt; lo expuestos que están a ser engañados por las apariencias" (tratando de disculparlos por sus opiniones erradas acerca de la necesidad de la distribución de la tierra) (p. 308 y 307). La dimisión de las clases superiores Las clases superiores no siempre observan el comportamiento que podría experarse de ellas. El oscurantismo que desean perpetuar, su dimisión *^ Malttius comenta en este pasaje las actitudes de dimisión comprobadas en los terratenientes y en ios diputados del campo, con ocasión de las últimas escaseces a las que hacemos alusión en varios pasajes del artículo. fREFIGUKACJON DE LA lÜEOLüGlA BURGUESA 155 frente a los propios deberes y, finalmente, su ignorancia, agravan la situación haciéndola más conflictiva. 1 . El primer reproche a las clases superiores es el de prestarse para ser instrumentos de penetración de ideas sediciosas, fomentando así las luchas internas. "Es de la mayor importancia que los caballeros de nuestro país, en particular el clero, no contribuyan a agravar por su ignorancia, los males producidos por la escasez cada vez que, por desgracia, se presentan éstas. Durante las últimas escaseces la mitad de los caballeros y de los clérigos del reino merecieron se los llevara ante los tribunales por sediciosos. Después de excitar al pueblo en contra de los agricultores y de los comerciantes en trigo, por la forma en que hablaban de ellos o predicaban en su contra, fue un antídoto bien débil para el veneno que habían inoculado al observar, con gran sangre fría, que cualquiera que fuera la opresión o el engaño que se ejerciera sobre los pobres, éstos tenían el deber de mantenerse pacíficos" (pág. 486, nota). 2. El segundo reproche se refiere al oscurantismo de algunas personas que "argumentan contra la instrucción del pueblo", argumentos que no sólo le parece antiliberales, "sino además muy débiles y tendrían que ser, por el contrario, en extremo fuertes y tener el apoyo de la necesidad más obvia y notable, para que justificaran el abstenernos de emplear los únicos medios de que disponemos para elevar la situación de las clases más bajas del pueblo" (p. 487). Malthus llega hasta acusar a estos individuos de servir intereses creados: "Muy bien puede sospecharse que deseasen estimular su ignorancia como un pretexto para la tiranía" (p. 488). La única excusa del pobre que imputa a las instituciones el ser culpables de su miseria, reside en el hecho "de haber sido engañado por parte de las clases más altas de la sociedad" (p. 449). . . "se le ha dicho siempre que el engendrar subditos para su rey y su país es un acto loable; lo ha hecho y, no obstante, sufre a causa de ello" (p. 449). 3. Finalmente, Malthus acusa a las clases superiores (aquí los terratenientes) de ceder con excesiva facilidad a las presiones. Ante el comportamiento de los diputados de los campos, con ocasión de las escaseces de 1800-1801, escribe: "lia parecido que se rendían al gobierno a condición de verse protegidos del populacho. . . Quizá se convenció demasiado fácilmente a los hidalgos de provincia, de que las circunstancias existentes les exigían ceder algunos de los privilegios más valiosos que disfruta un inglés. . . Si, como se profetiza, la constitución británica derivara en úlli- 156 EL TRIMESTRE ECONÓMICO mo término hacia un despotismo, creo que los hidalgos de provincia de Inglaterra tendrán mucha más culpa que los ministros" (páginas 464-466). A lo largo de este diagnóstico que cubre todos los "índices de una situación revolucionaria" (Lenin) —imposibilidad para las clases dominantes de mantener su dominio en forma invariable, agravamiento extraordinario de la miseria y de la angustia de las clases oprimidas, acentuación de la actividad de las masas se ve claro que Malthus había advertido la crisis conflictiva que aquejaba a la sociedad de su época. Las escaseces de 1800 y 1801, así como la intervención del ejército, que apenas evitó al gobierno verse desbordado ante las reivindicaciones del pueblo, parecen haberlo impresionado tan profundamente que insiste constantemente en los peligros de los movimientos de masas que preparan el camino a la intervención del despotismo militar o a la anarquía de la revolución. "Si hubieran de presentarse a menudo periodos semejantes (lo que temo ha de suceder en vista de la situación actual del país), la perspectiva que se nos ofrece es en extremo melancólica. Veremos la constitución inglesa avanzando a pasos de gigante hacia la eutanasia prevista por Hume" (p. 463). Encerrado en su ley de la población como causa principal de la miseria del pueblo y de los conflictos que la acompañan,le es imposible reconocer que el gobierno pueda ofrecer "alivio directo e inmediato de la pobreza" (p. 469). Sin embargo, reconoce a sus detractores: "antes de que sancionemos semejantes acusaciones debemos a la verdad y a la justicia descubrir qué parte de esta infelicidad se deriva de la actuación del principio de la población, y qué otra parte puede atribuirse en justicia al gobierno. Una vez que se haya hecho en debida forma esta distribución y se hayan hecho desaparecer las acusaciones vagas, incorrectas y falsas, está claro que el gobierno será responsable de todo el resto y la importancia de esta parte puede ser tal, que la responsabilidad sea aún considerable" (p. 469). Del grado de responsabilidad que consiente en atribuir a las instituciones según las reflexiones suscitadas por sus detractores, van a depender, ya sus reticencias, ya sus aberturas acerca de la necesidad del cambio en la sociedad. Es un vaivén de actitudes, de avanzar y retroceder lo que se comprueba en el Ensayo, cuando Malthus trata de esbozar el dominio privado del gobierno. Hay también profesiones de fe en la bondad de los gobiernos que contrastan violentamente con sus apreciaciones pesimistas sobre la naturaleza humana, cuando trata de justificar la esencia del derecho de propiedad.*^ 1^ "Si no existieran leyes que regularan la propiedad, cada uno tendría que defender sus PREFIGURACIÓN DE LA IDEOLOGÍA BURGUESA 157 Hay además declaraciones sobre la sinceridad de sus intenciones.** Pero fíel a las leyes naturales, a la acción directa e inmediata que, según él, la ilusión revolucionaria ha elevado al rango de dogmas, Malthus sustituye la estrategia mecanicista de la maduración: "Aun siendo cierta la tendencia de una constitución libre y de un buen gobierno a disminuir la pobreza, su efecto en esta dirección tiene que ser por necesidad lento e indirecto" (pág. 470). Ex MODELO MALTHUSIANO DE SOCIEDAD. El vicio de génesis "Que la causa principal y más permanente de la pobreza tiene poca o ninguna relación directa con las formas de gobierno, o con la desigualdad en el reparto de la propiedad y que, puesto que los ricos no disponen en realidad de la facultad de encontrar empleo y sustento para todos los pobres, éstos no pueden, según las leyes naturales, poseer el derecho de exigírselo, son verdades importantes que se derivan del principio de la población."*^ La ley de población es la expresión de una ley de la naturaleza la cual, depende de una ley divina: ("las leyes de la naturaleza, que son las leyes de Dios") (p. 547). Siguiendo la doctrina utilitarista de Locke sobre el estado de naturaleza, Malthus reconoce inicialmente un orden preestablecido, al cual deben conformarse hombres e instituciones. Los contomos de esta "naturaleza" rara vez se precisan; su contenido jamás se sistematiza. Las leyes naturales se hacen sensibles a los individuos, más bien por medio de sus mecanismos represivos y a través del ejercicio de sus funciones de bienes. Triunfaría el egoísmo. Los motivos de disputa serían permanentes" (p. 296). Condenando la teoría de Owen, escribe: "Esas observaciones no son ciertamente de carácter apropiado para convencer a aquellos que han estudiado el corazón humano" (p. 309). Afirmaciones que se conjugan con llamados a la confíanza o a la buena fe de los gobiernos: "No puedo creer que la supresión de todas las razonesinjustasde descontento contra las autoridades constituidas, hiciera al pueblo apático e indiferente para las ventajas que pueden conseguirse efectivamente. Los beneficios que procura la libertad civil, son tan grandes, que seguramente no necesitan la ayuda de un falso colorido para hacerlos deseables. Me entristecería pensar que las clases más b^ae del pueblo no pudieran animarse nunca para afirmar sus derechos, si no es por medio de promesas tan ilusorias que harán que por lo general sea mucho peor el remedio de la reastencia que el mal que se intentaba curar" (p. 533). "Cualquier cosa que pueda decirse de unos pocos es imposible suponer que la gran masa de propietarios del país convenga realmente en los abusos del gobierno" {p. 468). ' * "Si los principios que he tratado de establecer son falsos, espero con toda sinceridad verlos refutados; pero si son ciertos, el asunto es tan importante, e interesa tan de cerca a la felicidad humana, que es imposible que con el tiempo no se conozcan mejor y se hagan circular con mayor amplitud, ya se hagan esfuerzos especiales en este sentido, ya dejen de hacerse" (p. 531). 1 "^ Página 532. Ver también sobre el mismo tema las pp. 431 a 438. 158 EL TRIMESTRE ECONÓMICO regulación de las pasiones; los males físicos y morales que castigan el exceso, constituyen la "boya que advierte del escollo". En realidad, este proceder "natural" termina por evacuar el contenido político de la sociedad. La cita de Malthus sobre este punto es inequívoca. Los procesos sociales y las relaciones entre clases quedan despoliíizados, ya que están regidos por leyes universales y atemporales. El principio de la propiedad privada, el principio de la población —ambos considerados sacros— y, por lo tanto, el de la desigualdad social de los bombres, son fenómenos explicables naturalmente. La razón, que permite lucbar contra los excesos y corregir los efectos de la naturaleza, verá reducirse considerablemente su campo de aplicación, y nunca podrá, según esta visión, proceder a la revisión del cuerpo atemporal de las leyes naturales. Si las instituciones humanas son susceptibles de mejorar —cosa que, por otra parte, Malthus reconoce— ello sólo podrá hacerse efectivo dentro de ciertos límit(;s y respetando las leyes naturales de toda evolución. Cuando se analizan las variables del modelo malthusiano de sociedad, es evidente que esta celebración de la muerte de lo político y de la ideología, a la que se asiste en el Ensayo, constituye una verdadera formulación ideológica. En efecto, en la medida en que Malthus formula opiniones acerca de la evolución de la sociedad, se refiere implícitamente a una ideología. La operación que consiste en unlversalizarla, formulándola en términos de leyes eternas, válidas para toda la humanidad, significa su aparente desaparición. Pero, de hecho, legitima el concepto particular que tiene una clase determinada de la evolución de la sociedad, y justifica, en un sistema lógico, el lugar de preferencia (el de la clase dominante y determinante) que le corresponde en dicha sociedad. La operación de universalización presenta "el interés particular como si fuera el interés general".^^ Nada es tan evidente —como tendremos ocasión de comprobarlo ampliamente en lo sucesivo— si se toma en consideración la manera como Malthus visualiza el tipo de sociedad que debe regir las relaciones entre las clases, y las virtudes o cualidades que promueve al rango de motor dé la capilaridad social. Sólo en la medida que el individuo de clase inferior moldee su personalidad conforme a la de la clase media, le será posible integrar la nueva sociedad. Siendo la clase media el tropismo de la sociedad malthusiana, el ideal de éxito social consistirá en alcanzar el status de dicha clase."^ La experiencia de esta clase, sirve de modelo a los individuos '^ K. Marx y K. Vmgels, L^tdéologie Allemande, Editions Sociales, París, 1968, p. 78. '^ La palabra clase media (middle parta, the middle regions of society) puede sustituirse por burguesía. Engeis, al estudiar la estratificación social de Inglaterra en su, época, utiliza uno y otro de estos términos (ver: Socialismo utópico y socialismo científico, op. cit.). PKEUGliRAClON UE LA IDEOLOGÍA BURGUESA 159 que (lesean salir de la miseria. Por ejemplo, la moral de base individualista que Malthus propone, es una moral que, según él, ha probado su exc(*lencia, ya que ha permitido a las clases medias alcanzar cierto nivel de vida y cierto status: esta misma moral ha de ser la norma del pobre que ardicle gozar de las mismas ventajas. Ksta moral tan peculiar, la presenta comt) la única razonable y, por tanto, universal, válida para la sociedad entera. Igual ocurre con todas las instituciones de esta sociedad moldeada por la burguesía a tal punto que se confunde con ella, y que el Orden burgués se percibe con el rango de Orden natural. En otro orden de ideas, el principio de la ley natural permite a Malthus recuperar y reabsorber en el sistema los antagonismos sociales —que, por otra parte, detecta muy bien empíricamente— ya que los explica como pertenecientes a la naturaleza de las cosas. La operación que consiste en atribuir la causa de las tensiones sociales a la "naturaleza de las cosas", termina por "inocentar" al sistema social en que nacen diclias tensiones. Así pues, ha de ser en el estrecho cuadro de las leyes naturales que presiden la organización del sistema social, donde habrá que situar las alternativas posibles para cambiar la sociedad y para resolver sus conflictos. Cambio que, en último análisis, no sacude la totalidad del edificio social, sino que se contenta con reajustar sus elementos. El axioma "naturaleza^' parece fijarnos el gran paradigma malthusiano: EVOLUCIÓNREVOLUCIÓN. Modelo de evolución 1 . Definición del cambio socio-político — Una evolución progresiva y asincrónica de las instituciones, gracias a la introducción de reformas graduales, que hace necesarios el desgaste natural del poder y la presión de hi situación social. — Esta forma de evolución requiere alto grado de consenso entre los diversos grupos sociales y no puede, por tanto, realizarse sino en un clima de armonía social. "Reformas graduales y mejoramiento progresivo del estado de las clases inferiores" (p. 470). "Mejorar poco a poco las formas de gobierno (p. 532). "Los hidalgos provincianos y los propietarios de Inglaterra podrían. . . no sólo volver sobre sus pasos, sino insistir con firmeza en aquellas reformas graduales que el transcurso del tiempo y las tormentas políticas mundiales han hecho necesarias para impedir la destrucción de la constitución británica" (p. 468). 160 EL TRIMESTRE ECONÓMICO "Pero consciente de. . . la frecuencia con que, en el intento de alcanzar algún objetivo, se pierde algún otro, y de que, aunque la sociedad ha avanzado con rapidez en algunas direcciones, ha permanecido relativamente estacionaria en otras, estaría siempre preparado para hacer frente a los fracasos (p. 561). "Si este miedo (a la revolución y a sus efectos) se disipara, las mejoras y las reformas se ejecutarían con tanta facilidad como se sacan las basuras y se hace el alumbrado de las calles" (p. 470). Añadamos finalmente que ía refutación de la revolución emprendida por Malthus —como veremos más adelante— tiende a demostrar la necesidad de cierto consenso, y de cierta armonía entre las clases sociales, para dar el impulso de partida a estas reformas. Anticipamos desde ahora, que es el conocimiento de la ley de la población, el llamado a formar tal consenso. 2. El modelo teleológico de estratificación social — Una sociedad tricotómica (clase superior, clase media y clase inferior). — Una sociedad cuyo ideal es integrar la clase media,^°pero donde la naturaleza impone todavía sus condiciones restrictivas — Una sociedad donde las relaciones entre clases serán armoniosas. "Se ha observado en general que las capas medias de ia sociedad son las más favorables para los hábitos virtuosos y laboriosos, así como para el desarrollo de toda clase de talentos. Pero es evidente que no todo puede estar en el medio. Las partes superiores e inferiores son en la naturaleza absolutamente necesarias, y no sólo necesarias, sino también muy beneficiosas. Si un hombre no pudiera esperar elevarse en la sociedad, o no temiera descender en la misma; si la laboriosidad no tuviera su recompensa y la indolencia su castigo, no podríamos esperar ver esa actividad animada para mejorar nuestra situación que forma hoy el resorte motor de la prosperidad pública. Pero al contemplar las diferentes naciones de Europa, ^^ Es sorprendente comprobar hasta qué punto, en su época, los heraldos del poder de la burguesía, se apoderaron de la doctrina malthusiana para legitimar su situación en la sociedad. En su introducción ai Ensayo, escribía el economista liberal francés Uossi, el año 1845: "La evolución de la burguesía es el hecho más notorio de nuestra civilización y el que nadie discute. Esta elevación ¿querrían lamentarla o envidiarla las clases laboriosas!" Sería una ceguera.La burguesía procede del trabajo y se recluta solamente por el trabajo. . . con seguridad la burguesía no está dispuesta a dejarse arrebatar las riquezas que ha ganado con el sudor de su frente. . . Considerando esta clase en general ¿quién podría, sin injusticia, negar sus simpatías a las ciases laboriosas y a la vivacidad con la cual se dedica a todo lo que puede contribuir a su bienestar y a su progreso? " (Edición francesa) (p. VIH). PHKKKUJHACIOM DE l.A IDKOLOCIA BIRGUESA J61 observamos una diferencia muy notable en las proporciones relativas de sus partes superiores, media e inferior, y por efecto de estas diferencias, parece probalile que nuestras esperanzas mejor finidadas de im aumento en la felicidad de la sociedad humana, se basen en la posibilidad de vm aumento en las proporciones relativas de las capas del medio" (páginas 525-526). "Si se disminuyeran así las clases más bajas de la sociedad y S(* aumentaran las clases medias, cada trabajador podría tener una esperanza más razonable de alcanzar, mediante su actividad y sus esfuerzos, una mejor situación en la vida" (p. 526). En este proyecto de estratificación social, Malthus se refiere implícitamente a una división de la sociedad de acuerdo al criterio de acceso a diversos niveles de vida, gracias al esfuerzo personal. Pero este criterio es sustituido en otros casos y entra en conflicto con el criterio de acceso a la propiedad privada, criterio discriminatorio que funda una sociedad dicotómiea. Es así como leemos en su respuesta a Godwin: una sociedad igualitaria "degeneraría por efecto de las leyes inevitables de la naturaleza, y no por culpa de las instituciones humanas, en un espacio de tiempo muy corto, hasta convertirse en una sociedad organizada sobre un plan que no difiere nuicho en esencia del que prevalece al presente: en una sociedad dividida en una clase de propietario y una (Mase de trabajadores" (p. 305). La misma reflexión aparece en el capítulo consagrado a "nuestras esperanzas racionales en lo que respecta al mejoramiento futuro de la sociedad", donde leemos: "Tenemos todas las razones para creer que se compondrá siempre de una clase de propietarios y de una clase de trabajadores; pero la situación de cada una de ellas, y sus proporciojies respectivas, pueden modificarse para mejorar la armonía y la belleza del conjunto" (p. 533), Hay, pues, una contradicción aparente: por una parte la sociedad tricotómica permite una libre movilidad de los individuos en el status ya que, según sean activos o indolentes, pueden ascender o descender en la escala social. Por otra parte, en la sociedad dualista, el criterio estático impide todo desplazamiento del centro de gravedad en la escala social, por cuanto la propiedad es un bien de elasticidad nuiy escasa. En realidad, sólo se trata de uno de los numerosos casos de intervención del principio del determinismo "natural", que señala el umbral a la perfectibilidad del hombre y de la sociedad ("tanto corno permite la naturaleza de las cosas") (p. 451). Según Malthus, la distribución de la población en clases sociales se halla sometida también a una ley de crecimiento logístico. La estratificación tricotómica armf>niosa es sólo una imagen ideal y lejana. No sólo la indolencia y la pereza surgen como causas del estancamiento en el estrato 162 ELTRIMESTKK FXONÓMICO interior, sino que intervendrán tanibiéii los parámetros de la propiedad disponible y de la oferta de trabajo o del monto de los salarios, ambos dependientes de la ley de la poblaeión?' Si "los rieos no disponen en realidad de la facultad de encontrar empleo y sustento para todos los pobres" (p. 532), el obrero laborioso tendrá que esperar que las leyes naturales permitan extender el terreno de las bases materiales que permitan ul individuo llegar a integrar la clase media. Ante esta improbabilidad, los ambiíiosos deberán repartirse los puestos disponibles, confiando en su buena estrella. El factor '"suerte" se transforma en motor de la movilidad social, recupera sus derechos. Para aquellos que no logran sus beneficios?^ la sociedad aparece como "una gran lotería" en la cual las leyes naturales proceden a la r<'partición de los "lotes" y de los "boletos premiados" (p. 526). El sabio mecanismo inventado por Malthus para justificar el sistema de desigualdad social frente a los socialistas, o bien cae en desuso, o bien se desarrolla entre márgenes tan estrechos que ya no es una ley puesto que sólo se aplica a casos aislados: "Un estado, escribe, en el cual la desigualdad de las condiciones ofrece a la biunia conducta su recompensa natural, c inspira a todos la esperanza a a.scender y el t»mor de descender; es sin duda alguna el más apto para desenvolver las facultades del hombre y la energía del carácter, para ejercer y perfeccionar su virtud" (p. 342, Edic. francesa). Si los accesos a la esperanza no son reales, el individuo de cla.se inferior 2^ Mallhiis, loiTio se sabf. no art-pla la teoría del valor tlel trabajo, insistiendo en cambio sobre )a (ielerniinación del valor por la demanda. Dice. i)or ejemplo: "(Cuando se deja al prcf io del trabajo alcanzar su nivel natural, resulta un iniporlantísimo barómetro polílic-o (jue expresa la relaiión entre la oferta de prijvisiones y la demanda de ellas, entre la cantidad a consumir y el número de consumidores, y lomando su término medio, independientemente de las circunstancias accidentales, expresa además, con toda claridad, las necesidades de la socie<lad en lo (¡ue respe* ta a la pobla<:ión: esto es, cualquiera que pueda ser el níimero de hijos por matrimonio necesario para mantener cou exactitud la población a<'tual. el precio de la mano de obra será justamente suficiente para sostener este número, o será mayor, o menor según el estado de los fondos destinados al sostenimiento del trabajo, es decir, según sean estacionarios, aumenten, o disminuyan" (páginas .'{27-.'í2B). De donde surge el deseo de Malthus de ver disminuir el número de obreros, a fin de mejorar la relaí:ión del precio del trabajo con el precio de los víveres (ver pp. 450-451): "Si proi edemos <'on sinceridad en lo que parece ser el fin de una investigación de esta naturaleza —la manera de mejorar en forma esencial y permanente la situación de los pobres-, tenemos <pie explicar a éstos la verdadera naturaleza de su situación, y demostrarles (jiie la disminución de la oferta de trabajo es la única manera posible de hacer subir efectivamente su precio, y que sólo ellos, siendo poseedores de esta mercanc ía, pueden hacerlo" (ver también las pp. 17 y 18). ^^ Malthus .se refiere repetidamente a la a<:ción de la ley de la población en las clases medias y superiores. i>ero solamente en dos lugares señala realmente la probabilidad de casos de movilidad social descerniente en las clases superiores y media.s, casos muy atenuados, ya que admite por otro lado que estas clases tienen las cualidades necesarias para mantenerse en su rango (ver pp. l.t y 453, comparándolas con p. 484). PKtKKJURACION DE LA IDEOLOCIA BURGUESA 163 no tendrá otra allernativa que morder el freno, vivir soñando, o liaec r la revolución. Príjcisamente, en virtud de la escasez de deslinos manejados por la suerte y de la escasez de respuestas a la esperanza, Maltlms propondrá el aplazamiento por medio de la toma de conocimientos de la ley de la población. Para conciliar su visión sociológica y su visión natural, sería necesario admitir la perennidad de cierta jararquía social dada por la naturaleza. 3. Una personalidad para la movilidad sacial. — Un individuo guiado por el interés personal, el egocentrismo. —Hábitos de sobriedad, de trabajo, de prudencia y de previsión. — Estas cualidades constituyen el valor de Uis clases medias y superiores, ". . .en una sociedad. . . en la que el egoísmo sería resorte motor de todo el mecanismo (p. 305). "La felicidad del conjunto tiene que ser el resultado de la felicidad de los individuos y enipezar por ello. No se necesita la cooperación. (]ada paso cuenta. Aquel que cumple sus deberes con lealtad, recogerá todo el fruto de los mismos, cualquiera que sea el lu'imero de los que los cumplen (p- 448). ''Educar a la generación naciente (de trabajadores) en hábitos de sobriedad, laboriosidad, independencia y prudencia, y en la forma más adecuada de cumplir con sus deberes religiosos, lo que le haría salir de su estado actual de degradación y la acercaría, hasta cierto punto, a las clases medias de la sociedad, cuyas costumbres son ciertamente superiores" (página 488). El hecho de que en la fijación del número de hijos, el ejercicio de los "frenos preventivos" (restricción voluntaria, retraso de la edad al casarse. . .) esté generalizado en la clase alta de la sociedad, se debe justamente a los "sentimientos elevados que dan el rango y la educación" y las cualidades de trabajo y de ambición que los acompañan. Las clases inferiores —por faltar de estas cualidades— se encuentran mucho más sometidas a los "frenos represivos" (vicio, miseria, enfermedades. . .). Los efectos que la Revolución Francesa ha tenido sobre las clases inferiores de esa nación van, según Mallhus, en ese sentido: "El efecto de la revolución en Francia ha sido hacer que cada persona dependa más de sí y menos de los demás. Por eso se están haciendo más laboriosas, más ahorradoras y más prudentes que antes las clases trabajadoras en lo que respecta al matrimonio, y es 164 KL TKIMKSTRE ECONÓMICO seguro que sin esos efectos la Revolución no hubiera hecho nada por ellas" (p. 350). Es la docilidad de las clases superiores para someterse a las reglas de la prudencia en materia de matrimonio, lo que permite esperar un comportamiento equivalente por parte de las clases inferiores, una vez que sean educadas en los mismos principios: "Si entre las clases más altas de la sociedad parece ser fácil conseguir sin mucha dificultad la actuación del freno de la prudencia en el matrimonio, es evidente que es la manera de proceder en lo que respecta a las clases más bajas, en las cuales el punto es de importancia capital" (p. 485). 4, Los tabiques del cambio — Instituciones que hay que defender: la propiedad privada y el matrimonio, porque cumplen una función reguladora. — Conceptos que dirigen Ui ideología de emancipación de la sociedad: la libertad y la igualdad. Para Mallhus la propiedad privada y el matrimonio son instituciones que cumplen una función reguladora: sirven de guarda-fuego para prevenir los excesos en el ejercicio de las pasiones. Estas instituciones canalizan las presiones siempre amenazantes de la ley de la población y garantizan así cierta estabilidad a la sociedad. La propiedad privada ejerce su misión reguladora dando al hombre motivos de ac-tividad capaces de hacerle vencer su pereza natural. Es la recompensa legítima del esfuerzo humano: "Lo inapropiado que es un estado de igualdad para producir aquellos estímulos al esfuerzo" (página 308). De igual modo el matrimonio, o la obhgación de alimentar a la esposa y a los hijos, favorece la responsabilidad: "Que esto actúa como una medida y una guía para frenar el aumento de la población, ya que habría que esperar que ningún hombre traería al mundo seres para los cuales no podría hallar medios de subsistencia; que cuando, a pesar de todo, ocurriera así, parecería necesario, para ejemplo de los demás, que la vergüenza y los inconvenientes. . . recayeran sobre el individuo que habría hundido. . . asimismo y a sus inocentes hijos en la miseria" (p. 302). La doctrina de la función reguladora de estas dos instituciones, que le parecen leyes fundamentales de la sociedad, es tal vez, si hemos de creer a T. Parsons,^^ uno de los aportes de mayor transcendencia que Malthus ha 23 Talcolt Parsons, op. cit., p. 106. Nada extraño que el fundador del funcionalismo estadounidense opine en este sentido; Malthus, en muchos aspectos, puede ser considerado como uno de los precursores de la teoría estructural funcional. PHKFIClJRACIüN DE LA lütOLOGIA BURdUESA )6r> hecho a la corriente del pensamiento utiHtarista. Sus predecesores no hal)ían hecho otra cosa que consagrar la existencia de un orden entronizándolo sin asignarle ningún papel. Malthus lo dinamiza asignándok; una función en la evolución de la sociedad. La protección de la propiedad, elemento dinámico para el progreso de la sociedad, llega a ser, desde ahora, un slogan para el "burgués conquistador", que revisa y adecúa a sus propios interesáis el concepto sacrosanto de la propiedad feudal. Indudablemente es esta posición la que da a Malthus esc sentido de la contingencia que manifiesta en su respuesta a los socialistas: la institución de la propiedad está lejos de ser la mejor, pero en el curso de la historia se ha revelado el medio más eficaz para contener el aumento de la población en una sociedad dinámica en la cual juega libremente el principio de la competencia y, por vía de consecuencia, la lucha de los int(;reses personales. Refutando el sistema igualitario de Godvvín, objeta: "Parece muy probable que se estableciera un gobierno de la propiedad no muy diferente del que impera en las naciones civilizadas, como el mejor remedio (aunque inadecuado) para los males que amenazaban a la sociedad'' (p. 302). Todo sistema de igualdatl desemboca necesariamente en el espectro de la pobreza a causa de la tendencia de la población a multiplicase más rápidamente que los medios de subsistencia, "a menos que tal crecimiento no sea prevenido por medios mucho más crueles que aquellos que nacen del establecimiento propietario" (p. 308). Sin embargo, en la realidad es preciso reconocer que, en vista de la imposibilidad en qutí Sí? encuentra la mayoría de la población de tener acceso a la propiedad, esta función reguladora no se ejercerá para esla mayoría sino por medio del cumplimiento de un deber: el respeto de la propiedad de otro, respeto de la clase propietaria. Rl mecanismo positivo —el ejercicio del derecho— que vuelve el individuo hacia la aspiración a ser propietario, tendrá poca probabilidad de realizarse.^'* Es éste uno de los numerosos sofismas de la teoría mallhusiana. Lo volvemos a encontrar al analizar los conceptos de igualdad y de libertad que deben servir de referencias en la evolución de la sociedad, por cuanto ellos fijan la ideología juríflico-política de la burguesía. Igualdad ant<' la ley, pero imposibilidad de acceder a los bienes de la sociedad: trabajo, propiedad y, en general, poder sot:ial; libertad sin objeto propio, ya quf^ no hallándose integrado a la sociedad, el individuo de clase inferior no puede determinarse socialmente en ella, debiendo, por el contrario, SOUK terse a ^^ Esto parece aún más evidente cuando ¡se anaJi/.an las afinnaciones de Malthus sobre el problema de la distribución de la tierra. Malthus se muestra en este caso, no sólo partidario de la propiedad, sino también de su modalidad "latifundio" (>er pp. 4-9Ó-503). 166 EL TRIMESTRE ECONÓMICO los determinismos que impone la miseria. He aquí uno de los aspeelos de esta mistificación hecha por una clase determinada, al querer representar su interés particular como interés común a todas las clases. Al ofrecer a las clases inferiores ideales de igualdad y de libertad, la burguesía da la ilusión de luchar por la emancipación de la humanidad entera, pero de híícho, garantiza las bases que le permiten consolidar los privilegios adquiridos y hacerlos fructificar. De este modo, la libertad se resume en una libertad de la propiedad. ACondorcet —más optimista que Malthus acerca de la perfectibilidad del hombre y de la sociedad— que propone encontrar el medio de mantener una igualdad más completa, haciendo que <;1 crédito no sea privilegio exclusivo de la fortuna, dándole, sin embargo, una base igualmente sólida, y haciendo el progreso de la industria y de la actividad del comercio menos dependiente de los grandes capitalistas", el Pastor economista responde defendiendo la libertad y la igualdad que recompensan a los laboriosos:^^ "Si se pone en un mismo pie al holgazán y al diligente en lo que respecta a su crédito y al sostenimiento de sus esposas y familiares ¿podremos esperar que los hombre desplieguen aquella actividad animosa para mejorar su situación, que constituye hoy el resorte fundamental de; la prosperidad pública? Si se estableciera un tribunal para examinar los derechos de cada individuo, y para determinar si había hecho o no, todo lo que podía, y conceder o negar el socorro de acuerdo con el resultado de las averiguaciones realizadas, esto no sería más que una repetición de las leyes inglesas de beneficencia, y destruiría por completo los verdaderos principios de la libertad y de la igualdad''^ (p. 287). 5. Los agentes de cambio. — Las clases superiores y medias "Todos los perfeccionamientos en las formas de gobierno, tienen que originarse necesariamente en personas de alguna educación, y, claro está que éstas se hallarán entre la gente que posee bienes (p. 468). ""En lo que respecta a las clases altas y medias, espero qué el efecto de este conocimiento (ley de la población), sea dirigir sus esfuerzos sin descanso, a mejorar la situación de los pobres, a mostrarles lo que pueden hacer y lo que no pueden hacer (p. 531). "El simple conocimiento de estas verdades, incluso en el caso de que 2 5 Ver también en este sentido la citación siguiente: "El primer requisito indispensable para el desarrollo de los tiábitos prudentes, es una perfecta seguridad de la propiedad; ie sigue, quizá, atiuella respetabilidad e importancia que conceden a las clases más bajas las buenas leyes, y el disponer de alguna influencia en la estructuración de tas mismas" (p. 470). FUKMGUHACION ÜE I.A IDEOLOGÍA BURGUESA i67 no actuaran con suficiente intensidad para producir una variación apr<'ciable en los hábitos de prudencia de los pobres, en lo que respecta al matrimonio, ejercería, sin embargo, un efecto muy beneficioso en su conducta, desde el punto de vista político, y, sin duda, uno de los efectos más valiosos, sería la posibilidad, para las clases altas y medias, de mejorar poco a poco las formas de gobierno, sin el temor de excesos revolucionarios" (p. 532). Cristalizando el agente del cambio en la alianza clases, clases-medias, superiores (burguesía-aristocracia), Malthus no hace otra cosa que avalar el orden (establecido. El desplazamiento del centro de gravedad hacia la burguesía no se hace de manera explícita sino cuando Malthus expone sus opiniones sobre el ideal de estratificación social y las cualidades personales necesarias para la movilidad social vertical. Malthus no considera a la aristocracia como un enemigo de clase. Al contrario, al reprochar a diclia clase su dimisión ante las presiones del pueblo, nos indica la necesidad de la complicidad de esta clase a fin de salvaguardar la constitución l>ritánica. La debilidad de la aristocracia se juzga en función del peligro que tal debilidad representa para la libertad —uno de los pilares del nuevo orden ganada a tan alto costo. Malthus, no celebra, pues, a la aristocracia como el último vestigio del Orden feudal,^^ sino como la garantía —por su solidaridad con la burguesía— de las instituciones del Orden burgués contra las "usurpaciones del poder", usurpaciones que volverían la sociedad a un nuevo orden feudal (ya que Malthus rehusa creer en la creatividad de una revolución). Por tanto, nos será forzoso reconocer que si Malthus prefigura la ideología burguesa al preconizar su cultura, su personalidad y sus instituciones, no defiende encarnizadamente la exclusividad de la burguesía como estructura de poder político. Conciba incesantemente los intercs(\s de los terratenientes "conversos" y de la burguesía, y en este sentido —comt) ya lo hemos hecho notar quiere perpetuar una alianza relativamente antigua. Su doctrina de los consumidores improductivos, su defensa del estilo de ^^ Malthus condena este ortien de manera categórica en repetidas ocasiones. Ver, f»or ejemplo, su condena del régimen feudal, que por entonces reinaba todavía en Polonia: "Aunque los aldeanos son los que cultivan la tierra, el proiducto de sus esfuerzos pertenece a stis amos, y toda la sociedad se compone de estos seres degradados y de los señores y dueños de grandes extensiones áv. territorio; es evidente que en estas condiciones, no puede existir una clase de persona que posean los medios para abastecer una demanda adecuada del país [lara el excedente de la producción del suelo o para acumular nuevo capital \ aumentar la demanda de trabajo" (p. 357). \>r también p. 368: "La prosperidad de las manufacturas y del comercio en cualquier país, implica a la \ez el que se halle Ubre de las desventajas del sistema feudal. .Supone que la gran masa del pueblo no -se halle en estado de .-er\ idumbre." (lomo lo veremos más adelante, la requisitoria de Malthus contra la revolución, es un alegato en favor de las defensas de la libertad adquirida a costa del orden feudal. 168 KI.THIVIKSTÍU-: ECONÓMICO vida lujosa y suntuaria de los ricos propietarios,^^su defensa de las cornlaws, su inclinación hacia el latifundio,^®son otros tantos indicios que se añaden a los anteriores y corroboran la simpatía inalthusiana hacia los grandes terratenientes. ¿Puede afirmarse quíí Malthus faltó de lucidez en su época, al aceptar esta manera de ver? Algunos así lo afirman comparándolo con Ricardo (Malthus murió en 1834 y la nueva burguesía había visto ratificados sus derechos políticos en 1831). Es verdad que Malthus no mostró en su Ensayo tanta lucidez como los líderes liberales industrialistas, los cuales, al buscar la abolición de las leyes sobre los cereales, y al reclamar la revisión de la política aduanera, comprendía muy bien la oposición que había entre los inlert-scs de la tiucva burguesía y los tic los Innd-lonls. Malthus parce*- inclinarse más bien ha<ia esta burguesía tradicional surgida del compromiso (jne bahía podido cstable<cr un niodiis vivendi con la aristocracia v v<'ía en esta fórmula una solución j)olítica v¡id)lc. Si su proy<*cto socio-cultural (\'í de sello hurgut's, su pro\ celo polí2^ Ver en este sentido el pasaje en el cuaJ defiende la economía de lujo y de prodigalidad de los ricos, que contradice las cualidades de prudencia, de sobriedad y de economía, cualidades que exige a los pobres y que constituyen también la base dsl ascetismo de la clase media ascendente en su conquista industrial. "Entre otros prejuicios que han existido sobre el asunto de la fjoblación, figura el que consiste en creer que, mientras exista despilfarro entre los ricos, o ti<Tras sin cultivar en cuali|uier país, no pueden ser fundadas las quejas de falta <le alimento, o al menos <iue la miseria de los pobres debe atribuirse a la mala conducta de las clases más altas de la sociedad y a la mala administración de la tierra, INo obstante, el verdadero efecto de esas dos circunstancias, no es otro que el de aproximar el límite de la población efectiva; pero tienen poca o ningtma influencia sobre lo que p(xlríamos llamar la intensidad media de la miseria entre los miembros más [jobres de la sociedad. Si nuestros antepasados hubieran sido tan frugales y laboriosos, y hubieran tra.snutido esos hábitos a sus descendientes, que las clases más alta-s no hicieran hoy níngíin consumo superfino y no hubiera tierras sin cultivar, el número de hal>itantcs en la actualidad .stíría nmy diferente; pero es muy probaf)le que no hubiera ninguna diferencia en lo que respecta a la situación de las clases más bajas del pueblo, en el precio del trabajo y en la facilidad para sostener la familia, (üerto que el despilfarro entre los ricos tiene en cierto modo el mismo efecto que el consumo de granos en las destilerías, sobre lo cual hemos llamado la atención en lo que respecta a China (p. 108). Suponiendo que el alimento así consumido puede suprimirse cuando hay escasez y aplicarse al alivio de los pobres, actúan como reservas de grano, y tienen que tender, por consiguiente, a beneficiar más que a ¡jerjudicar a las cla.ses más bajas de la sociedad" (pp. 425-426). ^^ Ver la sección precedente sobre la institución propietaria; pueden recogerse también ciertos argumentos de su alegato contra las poor-laws. Así, podemos notar de paso, a título de ilustración: "La gradual supresión de las leyes de bencficiencia se ha i)ropuesto antes más de una vez en Inglaterra a causa de los males de carácter práctico que se ha visto derivan de ellas y del peligro de que se conviertan en .su peso intolerable sobre la propie<lad agraria del país' (p. .531), "La supresión de la pesada carga que representan para la agricultura los impuestos parroquiales destinados al sostenimiento de los pobres, suprimiría un aumento gratuito del precio de los salarios", (p, ■~>27). "El cultivador paga la contribución a que le obligan las leyes de beneficencia, y (jue se destina a estimular manufacturas de mala calidad y de escaso rendimiento, cuando él hubiera podido emplear con mucho mayor provecho ese dinero en mejorar sus tierras con mayor utilidad para el ¡laís" (p. .'{37). \ rr también la p. 460. donde Malthus se refiere a la ganancia extra que hicieron los agricultores durante la escasez de 1800-1801: "INada podría producir un incremento de nuestra agricultura. . . como aumento de las ganancias de los agricultores que tan absurdamente se han desaprobado ' (p. 460). PREFIGURACIÓN DE LA IDEOLOGÍA BURGUESA 169 tico lleva la marca de una estructura social que la Hevolución Industrial va a disputar v qu<t la burguesía capilalista va a derribar a impulsos del concepto pragmático d(^ la eficacia. ívs difícil, put^s, hacer de MaKhus un re |>res(mtante de esta nueva burguesía ilustrada que da vislumbrado la necesidad de un poder total, de una dictadura de la burguesía, liasta c¡ert<) punto, con el i'in de poíier de,s<'mpeñar el papel revolucií>nar¡o de que habla Marx.29 TiSta misma burguesía, para o})oners<' mejor a la aristocracia tradiiional, tratará d<' ganar el favor d('l pu<d)lo con <d fin de obtener el poder, erigiéndose para ello en n'prcse.ntantc d(í los interestís de toda la humanidad sufriente. La misma burguesía, gracias a esta mistificación encarnada en estructuras jurídicas v políticas —y no ya ( ii una ideología de base nulafísica, como la de Malí bus— impondrá el slnínui de que la <'mancipación del proh'tariado debe rivalizaría la burguesía, a lal puttto tjuc; el mismo Fngcls, al examinar los obslá(!ulos que se oponían al nacimiento (\c una conciencia obrera en el proletariado inglés, reconocía en 1892: "Tradiciones burguesas: por ejemplo, la creencia tan generaUzada de que no puede haber más de dos partidos: conservadores y liberales, y que la clase obrera debe conquistar su emancipación con la ayuda del gran partido liberal.'"^" Lo menos que puede decirse, es que Malthus no tendió plenamente a esta clase de burguesía que debía provocar un trastorno completo de la antigua estructura social, introduciendo nuevos sistemas de producción. En este aspecto, no brilla por su fuerza visionaria, y parece desear mantener dentro de ciertos límites, el progresivo desHzamiento de la antigua estructura social. 6. Los medios de corregir Jus anomalías sociales — El principio de la población corno principio dinámico para la concientización de las masas. A lo largo de todo el Ensayo se asiste a una apología de ia ley de la población: ella explica las causas profundas de los conflictos sociales y, por ende, lleva en sí las soluciones susceptibles de resolver esos conflictos. Precisamente, su desconocimiento, tanto por los ricos como por los pobres, origina los fracasos de las tentativas hechas por los diversos gobiernos, para suprimir la miseria. Esta ley limita las responsabilidades, y por tanto los dominios en los cuales la política puede actuar con eficacia para aliviar la suerte de los pobres. El conocimiento de este principio por las 2' K. Marx y F Engels, Manifiesto del Partido Comunista, pp. 33-38. ^^ F. Engels, op. cit., p. 49. 170 1:L TKIMKSTKt KCONOMICO clases inferiores, permitiría a ésta.-; ( neoiitrar un motivo de paciencia, «le contemponzación, frcnlc a los cambios gra(lualt\^ (jue k)S po(l(*res establecidos lian previsto para el pueblo (p. 577). De allí la importancia atribuida en el Knsnvo a la educación al nivel de la estrategia imaginada por Malthus. r)espu«\s de haber fijado los límites de los cambios susceptibles de ser introducidos (^n la sociedad (respecto de la propiedad, de la institución^' del matrimonio, pronux ion «le la libertad y de la igualdad en una democracia representativa), Malthus eleva al rango de política superior, la concirtitiznrión de las masas por m<Mlio <l(d principio de la población. Después que él mismo había aconsejado uti trato igual para todos ante la ley, reconoce que la educación es el único t<"rreno en el cual la aplicación estricta de este principio de igualdad, no (piita nada a los demás. (Una pru<>ba miís de qu<' Malthus no estaba ignorando la impostura de las clases dominantes cuando ellas propt>nen la igualdad para todos.) "Ya que la educcicióii —dice— es una do nquollas ventajas de la que todos pueden participar sin estorbarse mutuamente, y con la particularidad de que la cb^vación de una persona puede contribuir a elí^var muchas otras" (p. 521). Malthus propone lu<"go la educación para las clases inf<'riores con el fin de moldear un pueblo [)acífico y paciente. "Pero en cambio no nos hemos preocupado de educarlos c inculcarles aquellas verdades políticas importantes que les tocan más de cerca, que forman quizás el único medio de que disponemos para elevar su situación y para hacer de ellos hombres más felices y subditos más pacíficos" (p. 486). FLxponer a las clases inferiores las verdades políticas equivale para Malthus a "demíístrarles que la disminución de la oferta de trabajo es la 31 Nótese, sin embargo, ((ue en este punto particular ttel inatriinoniu, Malthus a<Iopta una actitud de demistificación del código de nKtral existente en íai época estigmatizando el principio <le la doble moral: moral estricta para la mujer y moral laxa para el hombre. Numtrofíos pasajes dan testimonio de esta actitud en favor tie la lgualda<l de los sexos y de la abolición de prejuicios, acerca del celibato femenino: "Si se generalizara la costumbre de no casarse pronto, y si las violaciones a la castidad se considerasen como igualmente deslionrosas para ambos sexos, las relaciones entre homíjres y mujeres carecerían de peligro y podrían ser más familiares y amistosas" (p. 441 ). Y esta otra frase: "El hec-ho de que en la actualidad una mujer casi sea arrojada de la sociedad por una falla que los hombres cometen casi impunemente (abandono de la familia) parece mía violación de la justicia natural" (p. 30.'í). A propósito de la necesidad de abolir lo.s prejuicios sobre el celibato femenino, véase la p. 48.'í: "Tenemos razones para creer que }»ara consefcuir el fin pctsetiuid<j. no se necesita quizá otra cosa que conceder mayor grado de respeto y libertad personal a las n>ujeres solteras, y ponerlas en un nivel más próximo al de las casadas, cambio que parecen exigir los más simples principios de equidad." En su actitud frente al matrimonio y a la moral que lo sustenta, Malthus demuestra luchar realmente contra las ideas aceptadas. Kue uno de los motivos por los cuales su obra fue mal recibida por personas "cuyo carácter moral y religioso tenía en tal alta estima" (p. 582). Este trabajo de demistificación moral en ei que pasa {lor el cedazo a todas las cla.ses sociales (ver p. 461) y en el que acusa a ciertos matrimonios de las clases superiores de ser verdaderos casos de prostitución legal, parece ser el aporte más revolucionario hecho por Malthus. mKKKiUKAClON DK I.A IDKOI.OGIA BURGUtSA 171 Única manera posible de liaeer subir efet:tivament(í su precio, y que sólo ellos, siendo los poseedores de esta mercancía, pueden liacerlo'' (página 451). Es también enseñarles el respeto de la propiedad ajena: '\Si circularan más ampliamente las grandes verdades acerca de este asunto, y pudiera convencerse a las clases más bajas del pueblo de que según las leyes de la naturaleza, y con independencia de cualquiera institución particular, excepto la de la propiedad, que es en absoluto necesaria para alcanzar cualquier producción considerable, ninguna persona tiene derecho a reclamar a la sociedad su subsistencia si su trabajo no basta a comprar aquélla, la mayor parte de las reclamaciones dañinas acerca de la injusticia de las instituciones sociales, caerían por su base y no producirían ningún efecto'"' (p. 467). La enseñanza del principio de! interés personal, como motor de la movilidad social, completa el cuadro pedagógico. Toda observación de estos preceptos debe necesariamente concluir por crear hábitos de sobriedad, de previsión y de prudencia. Los residtados de esta concientización, al decir del mismo Malthus, no se dejarían esperar. "Si se generalizara poco a poco el conocimiento de esas verdades (lo que parece probable sucederá con el transcurso del tiempo y con los naturales efectos del mutuo intercambio de opiniones), las clases más bajas del pueblo, consideradas en su conjunto, serían más pacíficas y amantes del orden, menos inclinadas a promover disturbios en épocas de escasez y carestía, y siempre se dejarían influir menos por los escritos incendiarios y sediciosos, al saber cuan poco dependen de una revolución el precio del trabajo y los medios para sostener una familia" (p. 532). l'.n la medida en que la estrategia maltbusiana se contenta con esta campaña para cambiar la sociedad y en que ella no consiente ninguna modificación del cuadro de las instituciones que bloquean la disponibilidad de alimentos, de trabajo y de propiedad, es difícil penetrar el misterio del contenido de estas reformas graduales de las que liabla Malthus; Reformas que terminan por afirmar la hegemonía de una clase y hacen masque improbable la aparición del fenómeno de capilaridad social para amplios sectores del pueblo. En último análisis, es confiar la supresión de la miseria al único actor del cambio social: la "naturaleza". En consecuencia, el sabio andamiaje de la teoría social maltbusiana, suscitada por la discusión de los sistemas de igualdad, puede considerarse como la racionalización de los principios que fundan y legitiman las estructuras de la sociedad existente; la sociedad futura que Malthus propone a las clases inferiores, no es otra cosa que la extrapola(-ión, más o menos feliz, d*; esta misma sociedad actual, levemente modificada por efecto de las leyes naturales. El mismo Malthus parece dar definitivamente su aquiescencia a esta hipótesis medu- 172 EL TKIMKSTRt KCONÓMICÜ lar, cuando escribe: "El fin de esta obra no tiene por objeto más que proponer nuevos planes para mejorar la sociedad, inculcando la necesidad de aceptar contentos aquel modo de níiejorar que ya se lia aplicado como dictado por la misma naturaleza, sin poner obstáculos al adelanto que podría realizarse de esta manera" (p. 530). //rt revolución Al abordar el concepto de revolución, Malthus realza el de evolución que es el que domina su teoría social. IiO que interesa señalar, en el curso de la elaboración conceptual que realiza, es la proyección de su sistema de referencia evolutivo en el concepto de revolución, que él forja totalmente pieza por pieza: los elementos que retiene para configurar conceptualmente el fenómeno revolucionario, son lo opuesto de las variables que articulan su modelo de evolución. 1. LA EXPLICACIÓN PSICOLÓGICA DEL HECHO REVOLUCIONARIO La revolución es primero y principalmente el hecho de uno o varios individuos que galvanizan masas dóciles e inconscientes. Kstos individuos aislados actúan por motivos personales de ambición. "Si los pobres estuvieran instruidos acerca de la verdadera naturaleza de su situación basta el punto de darse cuenta de que ayudándoles (a los hombres turbulentos) en sus planes de revolución, lo que harían sería fomentar las ambiciones de otros sin beneficiarse ellos mismos en ningún respecto" (p. 468). Dando a la revolución una explicación de orden psicológico —la ambición de algunos— Malthus corta irremediablemente el hecho revolucionario de sus raíces sociales, es decir históricas. Esta explicación, por lo demás, encaja muy bien con la lógica de su sistema. PLn efecto, en la sociedad que nos propone, la motivación que debe ser el "resorte motor de la gran máquina social" es el individualismo. A sus ojos, el revolucionario es siempre' un individualista y, finalmente, una imagen fiel de la sociedad de la que él ha salido, pero su motivación psicológica, desviada de los objetivos asignados al individualismo en el cuadro de la evolución malthusiana, hace caer el comportamiento revolucionario en la patología del individualismo- F.l revolucionario no es la antítesis de su sociedad, sino que está dotado de la misma estructura de personalidad de base que los demás ciudadanos: es solamente un caso de individualismo desviado de esta sociedad. PKEKKillKAClON DE LA IÜE01>0GIA BURGUESA 173 La trasparencia de las variables del modelo evolutivo en la actitud revolucionaria, se hace todavía más clara cuando Malthus sitúa los agentes de la revolución en la burguesía: Las clases inferiores siguen a los "espíritus descontentos y turbulentos de la clase media que tratan de agitar al pueblo" (p. 468). FA revolucionario pertenece a un estrato social plenamente integrado en la sociedad malthusiana. La explicación psicológica invalida, pues, toda interpretación de la revolución en función de la presión de un movimiento social. (Este concepto no puede ni siquiera tener derecho de ciudadanía en el esquema malthusiano, ya que, como lo hemos visto, la felicidad social se compone de la suma de los individualismos que evolucionan paralelamente, sin necesidad de cooperación de solidaridad entre los individuos (ver p. 448). En las categorías explicativas de Malthus, la vanante "psicológica'' se combina con la variante "natural". Ambas conjugan sus esfuerzos para hacer inocentes a las instituciones sociales. La despolitización del proceso revolucionario no es otra cosa que una consecuencia de estas variantes. En efecto, encerrando las explicaciones de los conflictos sociales en "la naturaleza de las cosas", y disculpando de toda falta o error grave a las instituciones, Malthus juzga la revolución como un fenómeno gratuito e inútil. Llevándolo al terreno de las leyes naturales, lo aisla de la historia y, al privarlo de su base real, lo hace volcarse hacia el utopismo. 2. LA REVOLUCIóN IGUAL A LA ANARQUíA Separada de su base social y sostenida por la ambición de algunos individuos, la revolución llega a ser, para Malthus, la personificación del poder destructor: "destrucción del parlamento, del alcalde y de los monopolizadores" (p. 465). La revolución es sinónimo de anarquía: "Después de haber destruido el gobierno establecido, el pueblo, presa siempre de la miseria, vuelve su resentimiento contra los que han sucedido a sus primeros amos. Tan pronto ha inmolado las nuevas víctimas pide otras, sin que pueda verse un final a las revueltas suscitadas por una causa siempre en actividad" (p. 463).^2 Malthus niega al poder revolucionario toda creatividad, no reconocién- 32 A! describir esta anarqui'a, Malthus recurre aj empleo de la imaginería revolucionaria para ságniticar el rostro conocido y reconocible de la violencia. La revolucióri" es el "baño de sangre' , los "horrores", las "escenas horribles"' (pp. 466, 468). 174 EL TRIMESTRE ECONÓMICO dolé posiblidad alguna de promover instituciones nuevas. (En este sentido^ el concepto de revolución elaborado por él, se halla más cerca del de revuelta o sublevación de individuos que no se preocupan de las instituciones que puedan resultar de sus acciones. Así pues, el concepto de revolución impbca una toma del poder por las fuerzas sociales y un "proyecto" político de creación de nuevas instituciones.) 3. REVOLUCIóN Y REACCIóN liOS efectos destructores del poder anáquico se evalúan en función de la regresión que constituyen en relación al estado existente de las cosas. El parámetro malthusiano en el enjuiciamiento de la revolución es el concepto que funda la sociedad burguesa propuesta: la libertad. La anarquía favorece la usurpación del poder y lleva consigo la toma del poder por el déspota. El despotismo que toma la forma de una dictadura militar significa para la nación la suspensión de las libertades constitucionales; en algún sentido, un regreso a los efectos nocivos del orden feudal. "Los que con más éxito sostienen la tiranía, son aquellos declamadores que atribuyen en general la miseria de los pobres, y casi todos los males a que se halla sujeta la sociedad, a las instituciones humanas y a la iniquidad de los gobiernos. La falsedad de esas acusaciones, y las terribles consecuencias que resultarían si se admitieran por la generalidad y ésta actuara de acuerdo con ellas, hacen que sea absolutamente necesario resistirlas de todos modos, no sólo a causa de los horrores revolucionarios inmediatos que serían de esperar de un movimiento del pueblo actuando bajo tales impresiones (consideración que debe tener mucho peso en todos los momentos), sino también a causa de la extrema probabilidad de que una revolución semejante terminara en un despotismo mucho peor que aquel que había destruido (pp. 468-69). "Es probable que bajo un sistema de sufragio universal y de parlamentos anuales, el general desengaño del pueblo hubiera conducido a toda clase de experimentos en la forma de gobierno, hasta que un despotismo militar hubiera puesto fin a todos estos cambios" (p- 474).^^ La desaparición de las libertades significa la desaparición de la condición sirte qua non para que pueda ejercerse la emulación individual, el vis medicatrix republicae que debe caracterizar a la sociedad competitiva malthusiana. En Inglaterra, por ejemplo, "pero, sobre todo, entre una buena parte de su pueblo, puede observarse un decidido gusto por el 33 Ver en este sentido las páginas 457-58, 461, 462, 468. PHKI !(;i HACtON UE LA iDtOl.OíilA Bl UüUKSA 17r. * biíuicstar y las comodnlafh's de la vida, un fuerte doseo de nujurar su situaeión (el resorte prirx ipal de la prosperidad púhliea) y, en eonseeueneia, un loable espíritu <le aetividad y de previsión, lisas inclinacionís, tan conlrarias a la iridolen<:¡a apatita que se observa en los países sometidos al dcíspolistno, son la eonst>euen<ia de la eonstitueión del {jjobií^rno inglés y de la e\eel(Mnia de sus leves i\uv astguran a cada persona el produeto de su aetividad" (pp. 481-482). !^<»r otra [)arte, desde un punto de vista polílieo, la suspensión de las !ibertadi\s d(unoerátieas impid(; la aplieación del rnodí^lo (evolutivo de caiabio: (;n primer luf^ar porque el [»oder absoluto «ncuentra en la turbulencia de las masas un motivo suficiente para r("chazar las n'formas «iraduales; en sejíundo lugar, ponjue llega a s<;r imposible para e:ualqu¡(;r gobierno satisfacer las aspiraeiont^s biperbólieas que en las clases inferiores lian fomentado los agitadores r( volu«:ii>narios, clases que ya no quieren eonte'ntarse con la lentitud del proceso natural de cambio. "Ivsta eoslund)re de esp* rar obtener díMnasiado, y la irritación f>rodu( ida por el (engaño, imprime eonstantcnuMile una ílirceeión falsa a sus esfuerzos en favor de la libertad, y tiende a anular la realización de aquídlas reformas graduales en til gobierno, y aquella lenta mejora en la situattión de las clases más bajas de la sociedad que es pt>sible en realidad alcanzar'' (pp. 470-471). La experiencia actual, añade Maltbus, prueba ya que no sólo la revolución, sino también el miedo a la revolución, ha frenado toda proposición para el mejoramiento de las condiciones de vida de las clases inferiíírcs: "bas falsas esperanzas y las extravagantes deniandas sugeridas por los coníluetores del pueblo, no sólo ban permitido al gobiertio no obtener una fácil victoria sobre las proposiciones de la reforma, ya fueran violentas o moderadas, sino (jue lian suministrado los más mortíferos instrumentos para atacar a la misma constitución. Se ha calculado, como es natural, en furma que exciten la alarma e impidan las reformas moderadas" (página 474). 4. ¿AlNARQíUÍA o DESPOTISMO? El examen de la revolución da también ocasión a Maltbus para suscitar la discusión acerca de un dilema ético que plantea en términos eornelianos. Ue dos males ;cuál elegir? ¿La anarquía revolucionaria o el despotismo? Su adversarit> Godwin, virulento enemigo de la violencia, había resuello esta elección moral optando por la anarquía: "La anarquía —escribió— es un mal temible, pero el despotismo es más temible aún. Cuando la anarquía ba herido a centenares de individuos, el despotismo lia sacrificado a 176 . EL TRIMESTRE ECONÓMICO millones y más millones, no haciendo con ello otra cosa que perpetuar la ignorancia, los vicios y la miseria. La anarquía es un mal de corta duración, mientras que el despotismo es casi inmortal. Sin duda alguna es una temible medicina para calmar todas las pasiones agitadas de un pueblo, hasta el instante en que sus efectos presten nueva fuerza a la razón; pero cuanto más terrible es una medicina , tanto más seguro es su resultado''^* Malthus, enemigo del desorden y del desequilibrio, preferirá dar su aprobación al orden reaccionario. "Por estas razones, es posible que se encontrara entre los defensores de un grado considerable de tiranía, al amigo sincero de la libertad, al celoso defensor de los verdaderos derechos del hombre. Una causa mala de por sí, podría tener el apoyo de los buenos y de los virtuosos, por la sencilla razón de que la causa opuesta fuera mucho peor y porque fuera absolutamente necesario en ese momento escoger entre una y otra" (p. 469). Las circunstancias históricas no dieron a Godvvin la posibilidad de elegir, en la realidad, entre estos dos males, y su dilema se resolvió solamente en el campo abstracto de la casuística. Para Malthus, por el contrario, el dilema se convirtió en acción: su posición se concretó al legitimar la intervención del ejército y el empleo de la fuerza violenta para reprimir las presiones del pueblo en las escaseces de 1800-1801: "Como amigo de la libertad y enemigo de grandes ejércitos permanentes, me veo con la más extrema repugnancia, obligado a reconocer que si no hubiera sido por la gran fuerza organizada del país, la miseria del pueblo durante las últimas épocas de escasez —1800-1801— estimulada por la extrema ignorancia y la locura de muchos miembros de las clases altas, pudiera haber empujado a cometer los más terribles desafueros y, en último término, hubiera envuelto al país en todos los horrores que acompañan al hambn^" (p. 463). Esto no es otra cosa que una aplicación de su principio de la necesidad de la coerción, que desarrolla en otro lugar: Si el pueblo "actuara de acuerdo con ellos (los sistemas de igualdad), habría que reprimirlos por la fuerza" (p. 486). El paternalismo benevolente d<* que Malthus da prueba en otras oportunidades, predicando la indulgencia, la paciencia y los medios no violentos -para con las clases inferiores, que no tienen como las otras clases de la sociedad, la posibilidad de disfrutar de las mismas "luces"^^ 34 W. Godwin. op. cit., pp. 548-549. 3 5 Ver por vía de ejemplo la p. 395 del Enxayo y nuestro párrafo sobre el papel de Ií>S agitadores. Notemos que el criterio empleado por Malthus para Juzgar la ignoratuia de las clases inferiores es el conocimiento de la ley de la población. Todo otro tipo de conocimiento debe clasificarse entre los prejuicios engendrados por la ignorancia. Mencionemos un texto que acompaña la cita en la cual Malthus se refiere a la necesidad del empleo de la fuerza: "En algunas conversaciones que sostuve con trabajadores del campo durante las últimas épocas de escasez PKKi I(;IIKAí;I()N DK I,\ !í)K(>I,(>(;)A BUKCI KSA IT? t'ivnr pues sus límit(*s, y se transforma (^n vigoroso aulorilarisino cuando estas clascís inferiores no quieren a(;eptar el eoneepto que íle su feliridad qui(;ren imponerles, ni la estrategia que igualmtínt<* quieren iniponeries, para lograr dieha felieidad. CONCLUSIONES Y PKRSF'KCTIVAS /. Tipos de ideologías en el Ensayo La teoría soeial de Malthus puede earaeterizarse como la sinéresis de dos tipos d(í ideologías: por una parte, una ideología de base Jihtsófiea-^^ (\ur se contenta con repetir la noción de naturaliza de la filosofía utilitarista: [>or Otra parte, una ideología d(; haí^v, jurídico-políiicn, qu<' (ieseansa en geruTal sobre los mismos conceptos (libertad, igualdad, democracia re[)resentativa, etc.), que consagrarán el dominio político de la burguesía. Ambas presiden la composición del sistema lógico maltliusiano qu(; justifica y racionaliza la visión que tiene una clase, de las instituciones que confit^n^n estabilidad a la sociedad. Este sistema lógico concede una función —al parecer universal— a la propiedad privada, al individualismo, a la desigualdad st)cial. Pero al encerrar la evolución de la sociedad en el cuadro de las leyes naturales ("la naturaleza áe, las cosas"), Malthus someten su ideología juríd¡t:o-poIítica a su visión filosófica. De ahí la imposibilidad en que se encuentra para presentarnos un proyecto político coherente. El proyecto social de Malthus desí'mboca (;n un proyecto moral: la concientización de las masas por la ley de la población y la subsigui(mte creación de un nuevo código de comportamiento moral. Al nivel de lo político, Malthus endosa, hsa y llanamente, la situación del stalu quo. esperando un mejoramiento progresivo debido a la hipí)tética flexibilidad de las l<;yes naturales. Partidario del slntu quo, ratifica la estructura social .surgida de la alianza entre la aristocracia y la burguesía en 1689, y no parece haber previsto la fuerza revolucionaria d<* la nueva burguesía manufacturera. Por otra parte, su diagnóstico ac^í-rca de las causas di* los males que: afligen a la sociedad, implica un sistema social no contaminado ni contaminable por divisiones estructurales profundas de modo que las - 1800 y 1801 — me descorazoné muchi'simo aJ observar los arrai^a<lo.s prejuicios (jue rxislían en el adjunto (le los granos y me di cuenta de la casi ab.soluta incompatibilidad entre un gobierno realmente libre y un grado tan alto de ignorancia" (pp. 4B.'>-86). •'^ Kn Malthus esta ideología tiene también connotaciones estrictamente teológicas (las "leves de la naturaleza^ es decir, las leves de Dios). \ er en este sentido las pp. 439, 443, 445. 491 495, 508 y 547. 178 EL TRIMESTRE ECONÓMICO anomalías sociales que aquejan a un sector determinado, puede remediarse sin que sea necesario tomar en consideración las otras unidades del sistema. De esta manera, poniendo al burgués como prototipo de personaliflad, se niega a preguntar el statiis^^ de este burgués, e impone al pueblo la obligación de conformarse a esta personalidad, si desea integrarse a la sociedad. 2. La influencia de la ideología sobre Ins categorías conceptuales La teoría social de Maltlms no es, pues, axiológicamente neutra. Su actitud científica comporta una delimitación implícita de la sociedad que se propone perpetuar. Así como su moral individualista no puede aspirar a ser una moral abstracta, cortada de sus raíces sociales, de igual modo las categorías conceptuales de su análisis científico, se hallan implícitamente enlazadas con la visión que de la sociedad, presente y futura, tiene una clase concreta que posee intereses determinados. Desde un punto de vista sociológico, el concepto de "cambio" empleado por Malthus condiciona el repertorio de las varibles que considera en su análisis. En su teoría social, este concepto, como lo hemos señalado a menudo, designa un ajuste de las unidades del sistema social, ajuste que permite remediar un mal sin tocar la totalidad de la sociedad. Este concepto, implica, pues, una precondicióri: la aceptación previa del cuadro general de la sociedad establecida. El techo de perfectibilidad de esta sociedad no puede desbordar este cuadro: la sociedad ideal será, orgánicamente, la misma que la sociedad actual; será esta misma sociedad llevada a su estado de perfección, en una extrapolación maximalizada, en cierto modo; la extrapolación más feliz. Los principios que rigen las relaciones sociales y su entrelazamiento con el sistema de producción, no se ponen definitivamente en tela de juicio. El sistema social no merece ni la sospecha más leve. Las tensiones y las desviaciones sociales e individuales encontrarán su explií;ación —y también su medicación—, en la sociedad. Esta medicación tendrá siempre —con el fin de restablecer el equilibrio social— a reintegrar el individuo o el grupo social al sistema establecido. Diagnóstico y receta endosan pues el statu quo. Lo cual equivale a decir que Malthus, a pesar de los cuadros obsoletos de su metafísica utilitarista, no está muy alejado de la sociología funcionalista norteamericana contemporánea, la cual postula —a la manera de los positivistas— la neutralidad de ^"^ Con todo to que subentiende de consagración del status del propietario del individualista, etc. y el orden correspondiente que dicho burgués institucionaliza. PREFIGURACIÓN DE LA IDEOLOGÍA BURGUESA 179 los conceptos de la ciencia social, lo absoluto del dato empírico abstracto, pero olvida la base epistemológica implícita sobre la que está fundada: el reconocimiento de la legitimidad del sistema existente.^* Es sabido que algunos críticos del funcionalismo han caracterizado ei análisis funcional comt) siendo una mera "versión secularizada de la doctrina formulada por Adam Smith"^'. Avalando dicha corriente, pensamos que más que su contemporáneo Adam Smith, o por lo menos en grado semejante, Malthus prefigura el funcionalismo. El Pastor nos propone un modelo más acabado y más explícito de sociedad que aquél propugnado por el autor de la Encuesta sobre la riqueza de las naciones. La teoría malthusiana de la función reguladora de las instituciones, del equilibrio social y del aplazamiento en el estrecho marco del estahlishtnent, así como el psicologismo de sus explicaciones del fenómeno revolucionario, esbozan a grandes rasgos, una teoría funcionalista atmnt la lettre. Se secularizaron las "leyes de la naturaleza" que presidían el ordenamiento del sistema social en la obra malthusiana, pero el empirismo y la pretendida neutralidad valorativa de la ciencia social cumple con la misma misión: la de vaciar la realidad social de su contenido ideológico. Este aval de sistema se trasluce en las categorías de análisis que se utilizan. Ejemplifiquemos a partir de la teoría social malthusiana. Al hacer del interés personal, o del individualismo, la palanca de la movilidad social y de la "prosperidad pública", el análisis social de Malthus se priva desde el comienzo de ciertos conceptos y confiere a otros un sentido muy preciso que no es realmente significativo, sino a condición de ratificar el sistema social que se refiere a ellos. Ilustremos estas afirmaciones: En la medida en que Malthus reconoce que el resorte motor de la sociedad es el interés personal, y en la medida que postula, por esa misma razón, que la felicidad social debe ser el resultado de la felicidad de los individuos, y que cada uno debe buscar la suya, sin que haya necesidad de cooperación en este sentido, invalida toda posibilidad de considerar los conceptos de conciencia de clase o de movimiento social. La receta que ofrece a las clases inferiores para ascender en la escala social, es incompatible con estos conceptos. ¿Por que? Porque en primer lugar, siendo débil la elasticidad del sistema social que nos propone, será imposible que sectores enteros se muevan en la estructura social. Siendo limitada la movili^^, Si por su actitud "neutra", evita cuestionar el sistema, llega sin embargo al mismo resultado, ya que ratifica el orden existente. ^' Véase el examen de dichas críticas en R. K. Merton: Teoría y estructura sociales. Fondo de Cultura Económica, México, 1964, (pp. 46 a 56). IHÜ Kl, TKIMKSTHK KCÜNOMKX) dad y prrdorniíKUuJo r\ í'a<:tur suerte rn un juí^f^o de eompeteneia a todo IrafH-e, le corresponde al individuo encargarse él sólo de su deslino y ( anihiar su status. Kn s<'«»;undo lugar, [jorque siendo el intlividualismo la regla de la burguesía que (ondieiona su supervivencia, sería socavar el orden, el hacer solidarios a individuos que se entíuentran en la mistíria. Si esle fenómeno es menos visible en las actuales soeiíuiades industrializadas, se encuentra siempre actuante en las socií'dades subdt-sarrolladas, de eslralifi<'a{rión stxial rígi<ia, qu<' lian elegido el neocapitaiisrno como vía tie desarrollo. Kn la fnay()ría de las soei<'dades latinoamerií^anas, por ejemplo, el hecho de (jue la eslrut tura social no p(Tmita a los individuos una movilidad vertical masiva, hace qu(í los qu<' logran pasar a través de las mallas d<í la red social llegando a integrar la clas<; media, o que adquieren el status de la aristocracia obrera, acostumbrí-n rompc'f su solidaridad con el medit) ambiente d(^l cual provi«!nen. Re;produe«*n el mo(J(;lt> individualista d<' comportamiento burgués, el cual tos aisla v.n su nivel di' vida, dando así na<;imiento a un nu<-vo estrato priviU^giado que, por su apatía social, o su a<e[jtación lisa y llana del rnt)d< lo burgués de integración, se í'onvierlen en un riuevo (-nemigo d(* clase para los marginales. Ksla promoción del individualismo por las burguesías nacionales se observa también en los países en los cuales ciertas reformas parciales en un cuadro neocapitalista, conmueven las bases de dichas burguesías. Es así como, a fin de limitar los desgastes ocasionados por las reformas agrarias distributivas, procuran que los afortunados b<*n(;ficiarios de esta distribución de lie;rras, a menudo marginales, formen la nueva clase media rural. Pero (*n la realidad, <'sta nuc.va clase; niíMlia, tijjo kulaks, no pudi(índo ser integrada por la totalidad d<' los campesinos —(excepto en caso de qu(! la distribución de tierras sea total— adopta los valores y las aspiraciones del orden burgués. Conví*rtidos <;n nuevos propi(;tarios capitalistas, la dcfímsa d(; sus privilegios los transforma en cómplii'cs áv la explotación. Al proponer (^l individualismo y el status dt; clast; m<'dia a U>s individuos que el sistema permite subir en la ("scala social, las burguesías pro(;<"d(ín a la recuperación de ellos, quienes por su experiencia y condición anteriores, bien hubieran podido convertirse en "enjuiciadores del sistema". I,as concesiones que las burguesías parecen hacer, son aparentes, ya que los recién llegados afirman los cimientos del orden burgués. Volviendo al análisis de las implicaciones del concepto de cambio <|ue ¡Vlalthus manipula, podemos aña(Jir que la ausemña del concepto de eonci(;n( ¡a (!(■ clas(í, ííS corolario del (contenido qut; da al (u^nírepto de clasí^ social. Del ct>ncr*pto gU>bal de la so("iedad qu(í tiene Malthus, sólo puedí* lírotar una sedimentación social definida de manera, por así decirlo, tauto- KKKíKil KAílON l>K I,A IDKíJI.OClfA Bl KCHKSA 181 lógica en térniinos (astáticos: capas jerarquizadas en fun(-ión de la renta y de los niv<^les de vida.''^ La visión dinámiea implicaría una definición <'n función del papt:l ^' que cada estrato deb(r desempeñar en la transformación de ia sociedad. Ahora hi( n,<'l úniet) papel —el de administrar «I síaÍH qu<t a ia luz de las ley<;s d<" la naturaleza— MaitIms se lo confia a las clases medias y superiores, a las cuales, desde este punto de vista, no diferencia. A las clases inleriores, consideradas corno un conjunto compacto bajo el nombre tic "pobres", no les confía pap(d alguno, sino en la medida en que alcancen el slalus burgués: sólo a partir díí ese momento adquieren estas cíastís una idt^ntídad cívic^a. Kstos pocos (^j<ímplos permiten vislumbrar la incidencia que infaltablemcnlc tien(^ <^l concepto del desarrollo social sobre la definición de las categorías dí^l análisis científico. La tipología conceptual de Malthus está niarcada por la naturah'za de la sociedad que intenta implícitamente perpetuar, listos conct^ptos así determinados, moldean el cuí;rpo de las leyes generales que deducirá de sus obst^rvaciones.^^ .í. La "imluraLcza'y la locnítlogín Ahora bien, como paradoja —y pareciendo ignorar la ideología implícita en su obra—, Malthus celebra, por medio d<d principio de población, como suprema explicación del conílicto social, la desaparición de la ideología y <l<'ja ino<:entcs a las instituciones en el proceso a la miseria. Ks esta operación de despolilización de los fenómenos sociales lo que da al /.Vísayo su carácter í\C actualidad. Parece que hoy el tema de la naturaleza, al que recurre Malthus para justificar la vanidad de la ideología, haya sido reemplazada por el de la ciencia y el de la tecnología.*^ 1.a ideología ^0 Kl nivtíl i\v in.strurciún no parece ijup delw? s*!r con.siíirraHo crilrrio universal, ya i|u«' IVIalthii.s admite que el estado actual de la» cosas (la naturaleza «1t: las cosas) no da a todos la posibilidad de sidiir en la escala .social, aiin(|iie ad<|uicren cíerlo nivel de in!^t^ueeión. Ver rn r»le .sentido nuestra sec< ion sobre el riio<leiu l«leoló>íiro d«! la .sociedad inallhusiana. Ver taniliién A. I,iix: "Kvolulion et contradiction dans la i'en.sée de Mallhus", en/'opuíaíion, París. 1968,núui. 6, p. 1105. ^1 Lo ijue a su vez itnpliearía la aparición del criterio de participación en el (loder iiiocial. ^^ A nuesitro parecer, to«la invcsliíjación j^ocial tiene por eje una delin)itación explícita o implícita de la forma de sociedad (pie ^*: desea lograr o perp<-luar. e.s decir, que una invesli«;acióti en ciencias htunanas está, consciente o inconscienternenle, determinada iK»r una louia de |K».-Í( lón idcolóu;ica. *^ (litemos a liarthes; "La ideología luirjaiesa .será ci«;ntisla o intuitiva, ella conq»roliará c| hecht) o |)ercil>irá el valor, pero rehusará la explicación: el orden del inundo .será suficienle t> inefal>li': no será nunca si^rnificativt}. l-inalmentc, la i<lea jiriinrra de un num<lo perfectible, móvil, pnMlucirá la iina^ien invertida de una humanidad inmóvil, definida por una idcnixiad infínilaincnle reconu'n^ada. Kn una |>alahra, en la socieda<l burj¡uesa conlcm(Miránca, el pa?^i de lo real a lo i«leolójíict> .se elefinc COITK) el pa!«o de una antí/üü a vttvA seudu fisis'. Uolantl Harllicr., A/yl/ioíoj^ie.», ed. du Seuil. París, p. 2.'>0. 182 EL TRIMESTRE ECONÓMICO tecnócrata que ha sustituido a la ideología filosófica de Malthus, cumple la misma función: evacuar el contenido político de los fenómenos y procesos sociales y de las decisiones que son susceptibles de orientarlos. De este modo, el desarrollo de un país es definido como un encadenamiento de decisiones técnicas que no tienen ninguna relación con la forma de régimen político. Kn esta visión mecanicista, el concepto de modernización es el mismo, axiológicamente neutro y universal, y la política de modernización llega a no ser otra cosa que la aplicación progresiva de la tecnología. La cultura, las estructuras sociales y la personalidad, subproductos todas ellas de la aplicación de la tecnología, derivan de manera mecánica de esta nueva morfología social. Por otra parte, el desarrollo, como operación de innovación tecnológica, ha sido elevado en los países del Tercer Mundo al rango de slogan por los grupos dominantes. El latifundista latinoamericano acepta actualmente hacer la reforma agraria, pero cuidando de circunscribirla a la modernización de sus empresas agrícolas. Invalida así el elemento político de dicha reforma: la posesión de la tierra como canal de acceso al poder social. Aceptando la innovación tecnológica y rechazando la distribución de la tierra (rechazo que, como Malthus, justifica a partir de este mismo criterio de eficacia técnica que no acepta otra estructura de tenencia de la tierra que no sea el latifundio), preserva su situación de privilegiado en la estructura social y no consiente ninguna alteración en la estructura del poder. La innovación tecnológica le permite entrar con todos los honores en la sociedad "modernizada", y reforzar así el sistema de explotación social que, de un estado arcaico pasa al estado racionalizado. 4. El modelo integrado nista de desarrollo social El modelo burgués de la sociedad malthusiana se ha abierto camino. El ideal burgués de personalidad que proponía Malthus a las clases inferiores, con el fin de reducir las tensiones sociales, ha llegado a ser una personalidad-norma en una sociedad de hecho. Malthus tuvo el cinismo de proponer este ideal burgués a las clases inferiores, sin indicarles los medios de realizarlo en el sistema de producción. Por el contrario, el modelo bui^ués de desarrollo, ilustrado por el capitalismo, ha dado pruebas de su eficacia y ha llegado a imponer su orden en toda la sociedad, ofreciendo a las clases inferiores un ideal de integración.*'* ** No es inútil recordar que el modelo de integración como proyecto de desarrollo social, que define la posición reformista, (o el "statu quo remo2iado") forma parte de los presupuestos ideológicos del análisis funcionalista de la sociedad. PRKFIGURACION DE LA IDKOLüGÍA BURGUESA IHó En efecto, habiendo dado sus pruebas en los países capitalistas, tiende a elevarse al rango de modelo universal de desarrollo social, y llega a ser, por este motivo, exportable. El ciclo se repite en el Tercer Mundo. Las burguesías nacionales, —o sus apoderados neocapitalistas, gestores de las políticas desarroüistas— cuyos intereses se unen a los de las metrópolis políticas y económicas, no deseando cambiar los términos del statu quo proponen a las masas el ideal de integración social y cultural: la emancipación del proletariado del Tercer Mundo debe pasar por el crisol de la burguesía. La integración se convierte en sinónimo de incorporación al sistema existente, con sus intereses creados, sus "derechos adquiridos", etc., incorporación que se traduce para las clases inferiores por la adaptación al slatu quo, que, al final de cuentas, llega a ser sinónimo de anexión. Este concepto del desarrollo social que mueve los "esfuerzos" de las burguesías nacionales, crea realmente el espejismo del cambio social y da a las masas la ilusión de poder dirigir por primera vez su destino, de poder determinarse "participando" en la sociedad burguesa. Pero en realidad, se trata de participación en una sociedad que sólo puede ofrecerles como última espectativa, un nivel de vida mejorado, una seudomodernización en el seno de una sociedad "de abundancia", cuyos fundamentos, sin embargo, y cuyas relaciones entre las diversas clases, no se ponen sistemáticamente en discusión. El desarrollo social se convierte así en una búsqueda de un tipo de vida que anula todo rechazo potencial del sistema, que inmuniza la sociedad contra toda radicalización y arrincona cada vez más en la alienación a los eventuales grupos de presión revolucionaria: El sistema administra la incorporación de las clases desfavorecidas, constriñéndolas a aceptar sus leyes y sus reglas, y convirtiéndolas por eso mismo en cómplices de su propia explotación. 5. La matriz malthusiana de la sociología y el imperialismo La comprobación de la ideología implícita en la teoría social de Malthus nos lleva a la eterna discusión sobre la neutralidad de la ciencia social. Es interesante plantear ríe paso el tema, a fin de poder determinar en (¡ué medida permanecen marcadas por esta matriz malthusiana, ciertas formas de sociología de la población que se observan actualmente en el Tercer Mundo. Es cierto que resulta aventurado considerar a Malthus en una coyuntura histórica muy diferente de aquella en la cual vivió. Pero no es menos cierto que la teoría social de este Pastor va acompañada de una serie de constantes que es interesante poner de relieve. Malthus es, al IHi KI.TKIMKS'IKK K(:0%()MI(:() mismo tiempo que la prefiguración de una mentalidad,'*^ la presencia de una supíTesfruetura que imprime su sello a las leyes que rigen un tipo de sociedad y, en ésta última, más concrelamentí- !a instilutñón eientífiea. í.a implantación de la ciencia social en el Tercer Mundo se realiza en un eorilexto (jue no puede menos de cotilcrirle una idiosim-rasia particular. Kste contexto lo define la situación de dependen<;ia en la que se encuentran los países subdesarrollados, en relación a las metrópolis políticas y económicas, que le inq)oncn sus modelos de organiza(;ión social, de d<;sarrt)llo económiío y de cultura; en una [)alabra, el concepto que ellas tienen del cambio global de (;sla sociedad, en función del equilibrio del sistema de la división internacional del trabajo. I.a incidencia de este imperialismo es totalitaria y se deja sentir en todos los dominios: su in(luen< ia sobre la stK'iología dv la población, sólo constituye un (Jemplo. Igual que en tiempo de Maltbus, cuando las opiniones sobre la "cuestión demográfica" debían corn^spondí^r necesariamente a estrategias favoraljíes o c;ontrarias a una emancipa<;ión real del proletariado industrial, el diagnóstico sobre el crecimiento excesivo dv la población del Tercer Mundo supone una estrattígia para salir del subdíísarrollo con mayor o menor rapidc^z y eficacia y a[)unta a un tipo de estructuras sociales y de orgatiización económica corr<;spondient(;s. FJ hecbo tunpírico d»; primera importancia, d<'sde el punto de vista demográfico, vs la explosión demográfica de las clases inferiores. Rs pues el análisis de la variabl»; fecundidad la que dominará la sociología de la pobla(-ión c:n el Tt-recr Mundo. Las metrópolis políticas y económicas, estimando qu(; <;l <;xcesivo crecimiento df;rn<jgráfico es uno dí^ los elenu^nlos important(\s qu<* hacen fracasar sus planes de asistencia técnica y de ayuda financiera a este Tercer Mundo, estarán tanto más dispu<!stas a servirse de los diagnósticos cií^ntíficos para orientar la política de los gobi<;rn(ís íín í^I sentido de la reducción del número de nacimií^ntos. La sociología de la población será, pues, —y esto a partir de 1960-^,''*el niño minKulo d<- fas Cundacioties cietHíficas, |)rincipalmente (\'^tadourn'd<Mises: pues bien, esta so(riología de la pt)blación será introducida por la í\seuela síjciológica norteamericana, la cual, a partir de esta fí'cba cubre el Tercer Mundo de encuí\stas para detet^tar las actitudt-s de las mujeres respecto del ^^ \ «r: A. Sainy. Thi'oric Cénrrnle de la Fopttlation, PUF, París; del mismo aiilor: "'Ix Mallhitsiaiiisfti'' aiiííto-saxon"". vu Population, \'¡irts. l'flT. núiii. 2 y "Le faux Probléine de la l*<)|tulal ion", <-ri/'opu/«<ic>n, l'J49. níirii. 'í. "^^ \ vr v\ (Jcsiirrollo drl tli-balc intcrnaf i(nial sobre la <ites(ión «leinofjráriea en Armand Mallflarl, Oi'npolitiqíic ilu (lontrole dps ISiaissances, Kditioiis I'riiversilaires, París, 1967 (tradiHeí«')ii al ( asIellaiKt eti Kdilorial I niversilaria, Santiago, (]hile, bajo el i{[n\o Adonde iw el control de la natalidad). piíKiitaiKACIÓN DI; I,A II)I:üI,()(;IA BIUCDIíSA i8r> ronlrol ác la nalal¡(íad. I>i<^vudas a caho por universitarios en nombre <Je la (ieneia, en realidad, su función práelica rebasa el interés científico. 'La función principal de i;stas encuestas —leernos en uno d(! estos sociólogos encarjzadíjs de tales encuestas en América Latina— es parecida a la de cualtjuicr tísludio de merctado: demostrar que existí? una demanda de bienes y rlc S(*rvicios, (*n el caso que nos interesa, una demanda del control de los nacimientos. . . Kslos esludicjs representan además, el medio de comenzar una acción tb'terminada sin provocar controversia. Además de [jroporeionar informaciones útihrs a los futuros programas individuales, la en» uesla misma (\>^tiniula el ¡iit<*rcs Av las personas implicadas directa o indiríutamcntc, y puede aeeh'rar lodo <*1 proceso de formación de las políticas.'*^ La intromisión d<* un proyecto político explícito <*s aquí evidí-ntc por demás; pero n() siempre tiene el carácter de transparencia que ácja aflorar esta declaración. Su acción es mucho más subterránea. La sociología de la población ha sido introducida por la sociología empírica que acepta el slalu quo. Su diagnóstico científico se inscribe en el cuadro del respeto al ordt;n establecido. Ksla implícita torna de posición ideológica repercute necesariamente sobre los conceptos y sobre el análisis que éstos orientan. Por tanto, en la ni( dida en que las observaciones científicas, recogidas por la sociología de la población presiden a la elaboracié>n de las políticas demográficas y las orientan en la elet;ción de las motivatriones que es n<ícesario suscitar entre la población'*'* con el fin áv. que ésta acepte el producto anticonceptivo, 47 |. A. Styco.s en "Siirvey resear<h an<l |M)|)ulation control in Latin America", The Public Opinión Quarteiy, vol. 28, Kall I '>64, p. H68. '" Sotiran las ¡inirba.s acerca lie la noniennlaliira de las tnotivaciones a las males recurren los ases4»res ile las (Kili'titas de población en «I Te-rcer Mundo. La técnica moderna de publicidad de la "stx icdad di' consumo" parece prometer grandes espcrany.as y fantasías: Fatnily planning lilarature shoiild make use of heauíy and sex appeal. "Se puede, escribe un sociólojjo norteamericano de la l'niversidad de (ihicago, encarf^ado de asistir diclia polílie-a en Colombia, 'legitimar' la planificación de lu familia, publicando las firmas de personalidades célebres, poderosas y divinas de í-rédilo. Los medios de comunicación de masas pueden emplearse eficazmente propagando tnf()rmaciones sobre el hecho de que médicos, personalidades religiosas, actrices de cine, importantes hombres de negocios, abogados, sabios, etc.. aprueben la planificación de la familia" (1). Itogiie "Recomendaciones soljre el uso de la comunií ación en la educac ion > nu>ti\ación para la planificación familiar" lialeti'n del Segundo Seminario sobre Demografía, .Medeilín (Colombia, oct. 1965). Ksta estrategia publicitaria parece más peligrosa cuando va acompañada por declaraciones s<jbrc la necesidad de recurrir a la esterilización, expresadas fxjr el mismo so<-iólogo f|ue se basaba para ello en sus experiencias en India: "l'na experiencia de planificación familiar debería incluir en forma definitiva la esterilización del esposo y <le la esposa" (I), liogín* "Some tenlalive recomrnendations for a \Sociological> correct" faniily planning conununication and motivation program in ln<lia" in Kiser C Hfsi'arth in Family Planning, Princeton. 1962. página ó'il). "Los países subdesarrtdlados. como escribía otro so< iólogo. no pueden darse el lujo di' instalar < línicas para espaciar los nat imientos. bajo vigilancia médica, en las cuales cada caso personal es estudiado y resuelto por medio de los 186 EL TRIMESTRE ECONÓMICO esta sociología no será otra cosa que una de las numerosas incidencias del imperialismo en las políticas de desarrollo. Podría formularse la siguiente objeción: el carácter ilegítimo del imperialismo ¿no queda abolido cuando las motivaciones de los individuos encuentran las expectativas subyacentes en esta política y propuestas por ella? Objeción fácilmente refutable: difuso y total, el sistema imperialista crea las motivaciones que sostendrán las actitudes frente a un problema particular, a través de numerosas sucursales —las agencias del sistema—, entre cuyo número pueden enumerarse los modelos de estratificación social, es decir, los modelos de capilaridad social, los modelos de personalidad instilados por los medios liberales de comunicación de masas. Es precisamente este carácter difuso y total, el que no puede o no quiere aceptar el empirismo de la sociología funcionalista. Ateniéndose al análisis del contenido manifiesto de la realidad, y descartando su contenido latente (pero tan "real" como el primero), esta sociología yuxtapone los hechos observados y no puede unirlos por medio de un principio que permita una explicación total de los fenómenos sociales. 6. La incidencia del pñncipio de población en una realidad empírica Ultima reflexión sugerida por el examen de la teoría social de Malthus: ¿En qué medida, hoy en día en el Tercer Mundo, constituye el principio de población, un principio cuya actuación es contemporizadora? Escasean los datos empíricos que permiten contestar dicha pregunta y los que existen dejan la respuesta en el mero nivel de hipótesis. En el curso del año 1968, se realizó un encuesta sobre las aspiraciones de los jóvenes chilenos de 18 a 24 años de diversos sectores sociales.**^ Algunos de los resultados obtenidos permiten comprobar una evolución —si se compara con los de la generación adulta— de los ideales en cuanto al tamaño de la familia. Debería presenciarse, en un futuro no lejano, una reducción sustancial de la dimensión de la familia en los medios obreros y campesinos. Por el contrario, el comportamiento de los estudiantes universitarios y de los empleados, homologables con los integrantes adultos de las clases medias, superior e inferior, no parece desviarse de las normas que rigen el compor- métodos más adecuados desde el punto de vista ético y biológico. Los recursos son escasos y el tiempo apremia"", H. M. Stycos "A critique of the traditional planned parenthood approach in underdevelopped áreas" in Kiser (op. cit. páginas 477-478.) ** Consúltese A. y M. Mattelart: Juventud: conformismo o rebeldía. Editorial universitaria, Santiago 1969. PREFIGURACIÓN DE LA IDEOLOGÍA BURGUESA 187 tamiento de las parejas de dichos medios que actualmente se hallan en su periodo procreador. Si los jóvenes obreros y campesinos recurren a los medios para obtener los fines que se proponen, el tamaño de la familia debería reducirse, en estos estratos, a 2.9 hijos (45 % de los jóvenes de ambas categorías rechazan querer más de dos hijos). En la actualidad la mujer del inquilino llega a tener im promedio de 7 hijos y más; la mujer de clase inferior urbana de 5 a 6. ¿Cuáles son las hipótesis que pueden formularse para captar las implicaciones de dicho fenómeno, en una sociedad como la sociedad chilena, es decir en un país que se ha definido en la vía liberal neocapitalista para alcanzar su desarrollo? a) La interpretación del descenso de los ideales numéricos de familia en los estratos inferiores de la sociedad es ambigua en los países del Tercer Mundo de estructura capitalista, es decir los que conservan estancada su comportación social. Cuando se cdnsidera el número, el indicador tamaño de la familia como tal, y en relación con el número observado en las generaciones anteriores, detectamos una tendencia a racionalizar el tamaño de la familia (incluso si la alteración en los ideales numéricos no corresponde siempre a una redistribución de los papeles dentro de la familia, fenómeno de asincronismo normal, podría decirse, en una situación de transición). Se asistiría entonces a la desaparición de la explosión demográfica que en el Tercer Mundo se da en las clases inferiores de la sociedad. h) Por otra parte, estando el régimen definido en los términos ya aludidos, la reducción del tamaño familiar en las clases inferiores constituiría una adhesión a las solicitaciones del régimen y, por vías de consecuencia, a las limitaciones impuestas por la estructura social no enjuiciada. Estando las condiciones de vida como son, es decir conformadas por estructuras cuyo desquicio no se visualiza, y las posibilidades de movilidad social no mejoradas,^*^ no es económicamente posible el tener más hijos. Sería de cierta manera, el triunfo del principio de población. Dicha observación es muy interesante cuando se relaciona con la personalidad básica de este individuo que quiere limitar, de una manera drás- ^^ Es de interés recalcar que cuando los universitarios fyan su ideal en un tamaño de familia más alto (un promedio de 4 hijos y un 38 '^/r desea tener 5 y más hijos), su motivación es igualmente económica pero en función de otro nivel de vida y en función de la subsistencia de un sistema donde seguirán beneñciándose con privilegios . 180 i;i. Ti{i\ii:si I;K T.CONOMICO tica, el tamaño d<* su familia. I,a dcícisión lleva implícitamente una opción ideológica: (^1 rcconocirnií^nlo del princ¡[)io de población s«- confunde con la ratificación del eslablisluncnl. (Menios podido verificar esta coe.xislencia a través de indicadores de radicalización política.) \\s evid<'n(<; (|u<" a(|uí consideramos una tendencia mayoritaria que asimila, a la vez, la determinación de la "aristocracia obrera" que, al rt;ducir c\ número d(^ sus hijos, upuesta por la vía de; la intcgra<;ión social y c:ultural y la resifínación d(d latnpeu-prolvtariat para el cual la rcducíión d<í los nacimientos sólo es una oportunidad de sobreviven(Ma. Uno puede aU^j^rarse de una perspe<;tiva de miseria menos exl<"nsa y d<> la pronta desaparic-ión de esta imaji^en tradicional Av. la miseria enearna<la en la familia numerosa proKítaria. Pero —y aquí se descubre la ambijíüedad del priruMpio de población— uno d<íbe comprobar que dicha aspiración a reducir tan drásti<;amente ¿el número dv sus hijos revela que una estructura de aspiraciones dett^rminada (;stá configurándos<" en los sectores desfavoro cidos. Esta eslru(ítura de aspiraciones que no (íS sino el reflejo y la consecuencia de la ideología desarroüista implícita en todas las instituciones es significativa del debilitamiento de los gérmen<\s de radicalización.