Los ensanches La densificación de los centros históricos llevó a la demanda solvente a requerir una ampliación de la ciudad, que se configurase de acuerdo a las nuevas ideas de la sociedad liberal: una “ciudad nueva”en la que imperase el orden, la regularidad y la higiene, frente a la ciudad antigua que, según esta corriente de opinión, era una muestra de todo lo contrario. Para la realización de esta nueva ciudad o ensanche los municipios ,en manos de la oligarquía liberal, llevaron a cabo la primera labor planificadora. Los primeros ayuntamientos en realizar planes de ensanche fueron Barcelona y Madrid, en 1860, pero casi todas las ciudades españolas1 llevaron a cabo los suyos, aunque algo más tarde y tomando como modelo el de las dos primeras ciudades españolas (Bilbao en 1863, San Sebastián en 1864, Pamplona en 1881, Zaragoza en 1894, etc...). La idea inicial era que la ciudad creciese en ese ensanche planeado, la realidad fue otra: el precio del suelo hizo que los ensanches sólo fuesen habitados por las clases pudientes y las clases medias, segregando a la demanda no solvente a zonas alejadas, ajenas a la planificación, a los suburbios. Esta reducción de su población hizo que las áreas planificadas tardasen mucho en llenarse de población (prácticamente hasta 1950). Los principios básicos del planeamiento de los ensanches eran: 1. Buscar la higiene y la calidad de vida, que se asociaban a infraestructuras y dotaciones: alcantarillado, pavimentación, espacios verdes, abastecimiento de agua, etc... 2. Buscar la asociación de tres conceptos: bello-útil-igualitario, que se encontró en la idea de plano geométrico, con manzanas cuadrangulares, uniformes, abiertas y ajardinadas, alineadas por una red viaria amplia y rectilínea. En este sentido, es significativo el comentario de Cerdà sobre la aplicación histórica de la cuadrícula a los planos: “cuando ha sido la estructura básica de la ciudad... ha cumplido papeles sociales y políticos homogeneizadores y democratizantes”. 3. Preveer el futuro crecimiento de la ciudad, asegurando suelo urbano y planeamiento. La realización de los ensanches, no obstante, distorsionó los planes de los primeros urbanistas. El precio del suelo y la especulación obligaron a reducir jardines y equipamiento, aumentaron la altura de los edificios, redujeron la anchura del viario, eliminaron los chaflanes proyectados y produjeron una densificación mayor de la prevista. A pesar de lo cual, estos barrios se constituyeron en la zona más atractiva de la ciudad y la de mayor rango social. La progresiva expansión del CBD del centro histórico se realizó (años 50) hacia los ensanches, por las vías principales creadas para su conexión. Ello produjo una 1 De 1864 data el Proyecto de Ley sobre Reforma, Saneamiento y Ensanche y otras mejoras de las poblaciones que, inspirado en los planes de Barcelona y Madrid, sirvió de base y norma a los ensanches de las demás ciudades. progresiva terciarización de las zonas del ensanche más próximas al casco, lo que trajo consigo el encarecimiento del suelo, la salida de la población hacia barrios menos congestionados (nuevas zonas de prestigio o urbanizaciones selectas y exclusivas de viviendas unifamiliares en las afueras de la ciudad) y, al socaire de la especulación, el abandono municipal o la existencia de intereses difíciles de explicar, al derribo de edificios (muchos de ellos con interés histórico-artístico) y su sustitución por otros más altos y más acordes con las nuevas funciones.