LA NUEVA CIUDAD Pamplona permanecerá encerrada en sus murallas hasta los inicios del siglo XX. En 1905, las murallas caen, desde la Taconera al Labrit, para permitir el crecimiento ordenado hacia el Sur. Así surgió el Segundo Ensanche –el primero, una tímida expansión en torno a la Ciudadela, se había producido en 1888–. Desde la plaza del Castillo se abrieron nuevas calles, planteadas con un esquema riguroso, a la manera del aplicado por Cerdá en el Ensanche de Barcelona. En las últimas décadas, la ciudad ha crecido de forma ordenada, respetando espacios para el ocio y proporcionando vías fluidas para la comunicación. El Palacio de Congresos y Auditorio de Navarra Baluarte, inaugurado en 2003, se ha convertido en símbolo de modernidad de una ciudad que, a un mismo tiempo, sigue cuidando con mimo su esencia histórica, con actuaciones como la peatonalización del Casco Antiguo y zonas del Ensanche, la restauración del Palacio de Capitanía como sede del Archivo General de Navarra o los planes de recuperación de las murallas puestos en marcha.