Siga el Fluir - Theosophical Society in America

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La Sociedad Teosófica en América
Siga el Fluir
Puntos de Vista: Mayo—Junio 2006
Por Betty Bland, Presidenta National
Cuándo un imán se acerca a unas limallas de metal,
éstas se mueven y forman distintos patrones,
dependiendo de la ubicación, la fuerza, y la polaridad del
imán. Aún después de crear un obvio patrón,
generalmente hay algunas limallas rezagadas que de
pronto se mueven, brincan, y saltan a su lugar en el
último minuto, como si antes se hubiesen visto frenadas
o como si estuvieran dormidas cuando sobrevino el
primer tirón. Pero ellas no pueden resistir la constante
atracción de una fuerza invisible casi mágica, que
nuestros cinco sentidos no pueden detectar.
Cada uno de nosotros es como un imán, por la forma en que atraemos
repetidamente y en forma similar a personas y circunstancias parecidas a otras
anteriores. Tan pronto termina una mala relación, otra toma su lugar. Cuando
escapamos a problemas negativos en un empleo, encontramos lo mismo en otro.
Usted a menudo puede descubrir cuánto le gustará a un residente una nueva
localidad, por su respuesta a la pregunta: “¿Cuánto le gustaba el sitio donde usted
vivía?” Dondequiera que vamos, llevamos con nosotros una cierta atracción para
obtener los mismos resultados. El karma y las actitudes habituales nos siguen como
la nube de polvo sobre PigPen, el personaje de la tira cómica de Peanuts que nunca
se baña. A veces, puede parecer que tenemos una señal sobre la cabeza que
dijera: “¡Golpéeme!” o “¡Déje un jalonazo!”, como en el viejo programa Laugh In.
Este principio funciona de doble manera. Las personas y circunstancias positivas
también son atraídas hacia nosotros. Sin embargo, tendemos a no advertir esos
acontecimientos afortunados, porque generalmente no nos hacemos preguntas en
los buenos tiempos, sino sólo en los malos. Cuándo las cosas van bien nos
regocijamos tanto, que no sentimos el impulso de analizar ni filosofar. Sin embargo,
debido a que la vida tiene su propia forma de fluir y la naturaleza es cíclica, es sabio
prestarle atención a todas las experiencias.
No necesariamente atraemos toda la adversidad directamente hacia nosotros
mismos, o nos merezcamos todo lo malo que nos acontece —indicando con ello
que no seamos dignos. Más bien, es una compleja concatenación de causas y
potencialidades que fluyen juntas —como una danza, o como esas limallas de
metal. En los reinos sutiles de conectividad, la parte más elevada de nuestros seres,
quizás junto con los Señores del Karma, atrae a nuestras personalidades esos
elementos de la experiencia que atraen hacia nosotros nuestra potencialidad. A
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veces puede ser un golpe, que actúa como un aviso para redirigir nuestras energías;
otras veces, las desilusiones o el dolor profundizan nuestras conexiones con la
realidad interna; y en otras ocasiones, sucesos afortunados nos catapultan en
nuevas arenas para el crecimiento y el servicio.
Como quiera que se manifieste, esos acontecimientos al azar, llenos de propósito,
se van desplegando ante el estudiante de la vida. La señora Blavatsky habló de este
fenómeno haciendo referencia a una leyenda romana. Cuando Roma se vio
amenazada por un ataque, un ganso solitario gritó, quizás en su sueño, y despertó a
todos los demás gansos. Los gritos de los pájaros, perturbados en su quietud,
pusieron en alerta a los centinelas y salvaron a Roma.
¿Nunca le ha golpeado el hecho de que si la pesadilla de un ganso soñando
causó que todos los gansos se despertaran cacareando— pudo salvar a
Roma, su cacareo también puede producir resultados inesperados?... ¿No
sabe acaso que la construcción de un nido por un pequeño pájaro; la caída de
un pilluelo sucio por la escalera del fondo; o la jovial doncella de la guardería
con el chico del carnicero, pueden alterar el rostro de las naciones tanto como
la caída de un Napoleón? Sí, verdaderamente así es, porque las conexiones
dentro de conexiones, y las concatenaciones en este Universo Nidánico* están
más allá de nuestra comprensión. (*Nidanas es la concatenación de causas y
efectos en la filosofía oriental.)
Obras Completas, Vol. 12, 384-5
Ninguna de estas causas y relaciones es estática o lineal. Cada actitud y acción que
tomamos se mezcla con todas las circunstancias potenciales que emergen de
cuantos nos rodean, creando un nuevo conjunto de posibilidades. Según
aprendemos, crecemos y superamos las circunstancias del ayer, la pauta entera
puede disolverse y cambiar, para que lo que alguna vez fuera un problema
insuperable pueda ahora disiparse como la niebla bajo el sol del mediodía.
La fluidez de algo que parecía una circunstancia inamovible, a menudo ha probado
ser verdadera en mi propia experiencia. La jefa a quien tanto temía, quien parecía
encantarse colocándome en situaciones en las cuales yo encontraba tropiezos,
cuando no un fracaso total, se desvaneció en el trasfondo cuando yo gané mi propia
fuerza para lidiar con ella. Tan pronto como conquisté completamente la situación
dentro de mí misma, fui promovida y sacada de lo que parecía una dura prueba
interminable.
En otro momento tal parecía que una hecatombe de las finanzas derrumbaría mi
casa de naipes. Pero cuando me enfrenté a cada uno de los asuntos y busqué la
forma de resolverlos, lo que parecía una pared se convirtió en una senda —un poco
rocosa, pero una senda al fin. Conquistando la dificultad dentro de mí misma, las
circunstancias externas sufrieron una metamorfosis, convirtiéndose en algo posible
de manejar.
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He llegado a convencerme totalmente de que la vida entera es un gigantesco fluir
sincronizado con el propósito de llevarnos hacia un desarrollo espiritual, orquestado
de algún modo por nuestro ser superior, en armonía con un poder mayor que está
más allá de nuestro conocimiento. Lo que atraemos hacia nosotros no está
relacionado con los deseos de nuestra personalidad. De hecho, con frecuencia
parece ser lo contrario. Pero está en línea con la creación de posibilidades para que
nosotros lleguemos a ser cuanto podamos.
Prestándole atención a la dirección que toman las cosas en nuestra vida, podemos
descubrir nuestra verdadera naturaleza y el llamado interno. En este descubrimiento
yace la posibilidad de que podamos regocijarnos con el fluir de los acontecimientos,
en vez de sentirnos sacudidos y agobiados. Podemos cooperar activamente con el
tirón magnético del universo hacia el crecimiento, la evolución, y la plenitud.
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