Criollos y jesuitas: Rivales de la corona Las pretensiones de la

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Criollos y jesuitas: Rivales de la corona
Las pretensiones de la Corona de monopolizar el poder en
sus dominios chocaron con otros poderes que limitaban el
afán controlista del Estado borbónico. Los rivales más
poderosos fueron los criollos acomodados y la Iglesia, y en
particular la orden jesuita. Por ello, el objetivo principal de la
política borbónica fue debilitar a estos dos poderes:
• La relegación de los criollos. Las familias criollas más
prósperas y prestigiosas habían logrado ocupar los más altos
puestos en la burocracia virreinal, hecho que consolidó su
poder.
Consideraban,
por
eso,
que
participaban
conjuntamente con el monarca en el gobierno del virreinato.
Sin embargo, al ser excluidos de esos cargos surgió en ellos
sentimientos de frustración y desamparo respecto a la
Corona. Esto provocó choques entre peninsulares y criollos,
lo cual obstaculizó las reformas.
• La expulsión de los jesuitas. Al interior de la Iglesia
Católica, una de las instituciones más poderosas del mundo
colonial, sobresalía la Compañía de Jesús. Por esa razón, en
1767 el rey Carlos III decretó la expulsión de los jesuitas de
todos los dominios españoles. Justificó su medida señalando
que el cuarto voto jesuita, un juramento de fidelidad y
obediencia al papa, los convertía en sospechosos de
deslealtad al rey. En el Perú, el virrey Manuel de Amat y
Juniet cumplió la orden y ordenó el destierro indefinido de los
jesuitas.
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