`Mono Blanco`

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Viaje a un pueblo ‘mágico’
Zócalo Saltillo Sábado 26 de septiembre de 2009
Zócalo Saltillo Sábado 26 de septiembre de 2009
VALENTíN VALDÉS |
FOTOS: VÍCTOR HUGO MENDOZA
ENVIADOS
primera de cuatro partes
La muerte del
‘Mono Blanco’
Zócalo | Catemaco, Veracruz
E
n Catemaco, lo que no es mágico,
embruja... Entre un cúmulo de
montañas, rodeado de ríos, enclavado en la región de Los Tuxtlas y
próximo al Golfo de México, justo
al extremo sur del estado de Veracruz de Ignacio de La Llave, se encuentra el sitio donde
habitan los brujos más poderosos de México.
Esos a los que los hombres y mujeres más
poderosos de la política, la industria y del espectáculo han visitado por años para conseguir toda clase de “trabajos” relacionados con
el amor, el dinero y por supuesto, el poder.
Hasta aquí, hasta la “ciudad de los brujos”, la
que emergió de las cenizas tras la erupción del
volcán San Martín, alrededor del año 1615 –y
que por ello se le denominó Catemaco o “Lugar de
Casas Quemadas”– se trasladó Zócalo Saltillo.
Es aquí, en esta ciudad oficialmente fundada en 1774, donde se celebra una “misa negra”
el primer viernes de marzo, a la que asisten
cientos de personas de todas partes del país y
del extranjero en busca de una pócima para el
amor y para la buena suerte, y hasta de amuletos que les ayuden a ganar elecciones.
En la capital de los brujos de México habitan 26 mil 141 personas, todas ellas muy cerca
del Golfo de México y de la laguna de Catemaco, principal atracción turística, que está
rodeada por exuberante vegetación y conformada por varias islas, como la de Tanaxpillo,
mejor conocida como “La Isla de los Monos”,
por la colonia de macacos rabones nadadores
procedentes de Tailandia.
Además existe la reserva de Nanciyaga, en
la isla del mismo nombre, donde se realizan
recorridos para apreciar la naturaleza, y donde se ofrecen tratamientos relajantes hechos
de lodo para la piel, limpias espirituales y baños de Temazcal.
Hay un cocodrilario que destaca junto con
una aldea en la selva, un solarium, un pequeño
embarcadero con kayaks y cayucos de madera, un manantial de agua mineral, un comedor
y un teatro monolítico al aire libre, el cual por
las noches está iluminado con quinqués y mecheros de aceite.
Por eso cada sitio en Catemaco está lleno de
misticismo y por eso las casas de los curanderos, de los brujos y los chamanes (más de 230
en toda la ciudad) están repletas de imágenes
como la Virgen de Guadalupe, el Niño Dios, Jesucristo y la mismísima Santa Muerte.
Otro lugar mágico es Sontecomapan, cercano a la laguna de Catemaco, a donde se puede llegar en lancha para apreciar los ríos y
ser testigos de cómo se separa el agua dulce
del agua marina y también poder admirar los
manglares, escenarios de diferentes filmes cinematográficos internacionales.
El clima del municipio es de húmedo a templado; la mayor parte del año, llueve por las
mañanas, pero regularmente después de mediodía el calor se hace intenso.
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Caminar por las calles de Catemaco hace
sudar, irremediablemente; pero al caer la tarde el cielo se nubla y la lluvia regresa, y todo
esto reverdece al conjunto montañoso de la
sierra de Los Tuxtlas, llamada también San
Martín, por donde está los ríos Grande de
Catemaco, Yohualtajapan y Cuetzalapan, que
junto con el lago que desagua a través del río
Grande forman la cascada de Tepetapan.
Es de esos lugares donde los catemaqueños
obtienen sus alimentos con los que elaboran
platillos como los tegololos, topotes, mojarras
de Catemaco y especies endémicas de peces
y que se puede disfrutar en restaurantes, muchos de ellos heredados de familia en familia.
Actualmente Jorge A. González Azamar,
del Partido del Trabajo, es quien gobierna este
municipio, que anualmente ejerce un presupuesto promedio de 74 millones 833 mil pesos
y en donde poco a poco se está dando la transformación con la llegada de unas cuantas franquicias que están modificando el estilo de vida
de su gente.
Pero sus valiosas costumbres, como la brujería blanca y negra, siguen vivas. Tan es así,
que tanto la actual administración, así como
las anteriores, fomentan la actividad de los
brujos, y para ello tienen al menos a 20 personas que, en motocicleta, guían a los turistas
con los curanderos, brujos o chamanes, quienes trabajan de lunes a domingo, las 24 horas
de día –excepto los martes y viernes– sobre
todo a medianoche y a mediodía que son las
horas de sanación en las que existe más energía para realizar cualquier trabajo de magia
negra o blanca.
TERRENO FÉRTIL Y POBRE
Tomás Alonso Martínez, párroco de la iglesia
de El Carmen, advierte que Catemaco es una
zona pobre, con muchas carencias y donde la
gente sobrevive gracias a la pesca, la agricultura, la ganadería y, por supuesto, el turismo.
“Es un lugar muy bonito, tiene paisajes
muy bonitos, lagunas, cascadas, manantiales,
la selva que aún se conserva, es un lugar muy
bello, es un lugar turístico”, dice el párroco.
En esta zona del estado existe gran analfabetismo que se agrava por las pocas oportu-
nidades de empleo y la enorme necesidad de
subsistir; los niños andan por las calles vendiendo chicles. De hecho en este recorrido se
pudo ver al menos dos grupos de ocho niños de
entre 7 y 10 años que recorren la ciudad.
Estas carencias también provocan que los
jóvenes no acudan a estudiar y que la población adulta se mantenga rezagada, ya que su
prioridad sigue siendo el ganar dinero para sufragar las necesidades básicas de su familia.
“Es un terreno fértil para desarrollar algunas cosas, como manejar las creencias en determinadas cosas, aunque claro, no solamente
se dan en personas que no hayan tenido estudios, pues viene gente muy estudiada de diferentes ámbitos y países a visitar a los brujos”,
asegura Alonso Martínez.
Bonifacio Rivas, antecesor de Alonso Martínez, asegura que en Catemaco no hay brujos,
sino gente verdaderamente ignorante a la que
visita gente más ignorante, entre mexicanos,
algunos de Estados Unidos y Centroamérica.
La actividad turística da de comer a la población, que en un 52% está dedicada a la informalidad generada por los brujos como lo
señala Jorge Geixpal, hijo de un brujo y quien
se negó a continuar la tradición familiar.
“Aquí es difícil conseguir empleo, no hay
industria, la laguna es la industria porque el turismo pasea; tenemos la pesca, aunque también
hay agricultura y ganadería. Aquí el sueldo es de
80 pesos, de 8 de la mañana a 5 de la tarde, en el
trabajo que sea”, dice Jorge Geixpal.
Geixpal, primo de los brujos Apolinar y Tito
Geixpal, prefiere ganarse la vida contando la
historia del pueblo en las lanchas que recorren
el lago Catemaco. Como él hay 150 que los siete días de la semana, sobre todo de viernes a
domingo, buscan ganarse la vida.
“Mi papá murió porque no hizo bien su pacto
con el diablo, a mí me ofreció seguir con su negocio pero no, prefiero batallar, y así me he mantenido desde hace muchos años”, afirma Jorge.
Historias como ésta se escuchan en la calle
y llegan hasta el propio párroco Tomás Alonso
Martínez, quien advierte que hay un sincretismo, pues se conjugan distintas creencias y se
da un paso hacia la superstición, donde se ven
otros elementos que no son de la fe cristiana.
Entre tantas historias increíbles, como la de la
Virgen, también está la que narra cómo Catemaco se convirtió en “La Capital de los brujos”,
pues hay quienes afirman que todo empezó
cuando fue asesinado el único mono blanco de
la región, en el cerro que lleva su nombre, el cual
le transfirió su sabiduría a un mago.
Otros insisten en que la abundante vegetación provocó que los habitantes utilizaran la
herbolaria para labores curativas. Lo cierto es
que en 1970, el entonces Brujo Mayor, Gonzalo
Aguirre Pech, organizó una convención de brujería en Catemaco, donde además de celebrar
una misa negra, hubo carreras de lanchas, discursos antropológicos y asistieron hechiceros,
curanderos, “chamanes” y aspirantes.
Veinte años antes, Aguirre Pech organizaba “el turismo del brujo” en Catemaco, en una
época en donde los brujos practicaban magia
blanca utilizando las recetas ancestrales para
la cura de males físicos y sentimentales.
Aguirre Pech tomó la estafeta de “Brujo Mayor” y a partir de ahí comenzó la promoción de
esta actividad que atrajo a políticos, artistas,
deportistas y a la población en general.
Se dice que Aguirre Pech vendió su alma al
Claro, la creencia en los brujos no se limita
a esta ciudad, incluso a pocos minutos de ahí,
en San Andrés Tuxtla, parte de la región de
Los Tuxtlas, hay al menos 15 brujos y el Ayuntamiento de ese municipio tiene un par de años
fomentando un congreso para atraer a turistas.
Aunque los de Catemaco son los brujos más
famosos, también hay en la huasteca potosina,
en Chinameca, Morelos; en Tuxtla Gutiérrez,
Chiapas; en Linares, Nuevo León, en fin, no
hay rincón del país en donde no existan prácticas de este tipo.
SACRIFICAN ANIMALES
Antes de la llegada de los españoles, los olmecas de la región celebraban a las faldas del cerro del Mono Blanco un encuentro en el que se
intercambiaban medicinas a base de hierbas,
cortezas de árbol y plantas. Actualmente ahí
se celebra la gran misa negra del primer viernes de marzo.
Fue Hernán Cortés, a su arribo a esta zona
al frente de los españoles, quien ordenó la explotación de la región, sembrando tabaco, café
y caña. Se llevó las maderas preciosas, y acabó
con parte de la población nativa, pues optó por
traer esclavos negros originarios de alguna parte de África, lo cual pudo ser el primer acercamiento de algunos pobladores de lo que hoy es
Catemaco con esclavos procedentes de Cuba.
Pese a que no hay indicios de que se practicaran rituales de lo que hoy se conoce como la
diablo en el cerro del Mono Blanco, con lo cual
obtuvo poderes diabólicos bajo el mote de “El
Brinco de León” hasta 1982, cuando falleció.
Desde entonces la actividad ha tomado mayor seriedad para las autoridades de los tres
niveles de gobierno, para muestra el apoyo que
brinda el Ayuntamiento y donde Fidel Herrera
Beltrán, Gobernador de Veracruz, se ha convertido en uno de sus principales promotores.
Incluso en el portal oficial del Gobierno de
Veracruz, dentro del área de Turismo y bajo el
rubro de Fiestas y Tradiciones se puede encontrar información que da a conocer detalles del
Congreso de Brujos de Catemaco.
A mediados de este mes, el gobernador Fidel Herrera emprendió por Tamaulipas una gira,
iniciando en Reynosa donde llevó el programa
turístico-cultural “Veracruz sin fronteras” al
que acudieron un grupo de “brujos” de Catemaco.
Otra de las intenciones del gobernador es
la creación de la “Escuela para Brujos” o la de
un colegio de herbolaria en Catemaco, que ha
tenido sus primeros esbozos con los esfuerzos
del Instituto de Capacitación para el Trabajo del
Estado de Veracruz para adiestrar a curanderos, parteras y chamanes.
santería, algunas de sus tradiciones las comparten con los oriundos de la región de Los
Tuxtlas, como las formas de curar en las que
se usaban sacrificios de animales, prácticas
que se mezclaron con la medicina tradicional
del pueblo olmeca que practicaba el guía espiritual o el “brujo”.
Los “curanderos” de Catemaco sacrifican
animales –gallinas o cabras– para ciertos rituales, pues las adjudican a las prácticas de
sus ancestros, y las realizan en la “Cueva del
Diablo” o en cuevas cercanas.
Es así como a través del sincretismo entre
la tradición ancestral, la santería cubana y la
brujería europea en los últimos años se deformó la idea de la sanación por medio de las
plantas y raíces y se cambió por el aparente
poder de curar y enfermar mediante “trabajos”, algo por lo que se tiene que pagar.
Fue entonces que los brujos sustituyeron
a los chamanes, y las medicinas herbolarias
fueron convertidas en “pócimas” o “brebajes”
–prácticas europeas de la hechicería–, hecho
que sin lugar a dudas se convirtió en parte
fundamental para la economía de Catemaco.
La creencia en la brujería convive con la
religión católica, la evangélica, la mormona,
la pentecostal y la cristiana, así como otras
creencias, y es en este mismo lugar donde la
devoción a la imagen de nuestra Señora del
Carmen tiene también un sentido místico para
los pobladores.
LA LEYENDA DE CATEMACO
Para los catemaqueños, como Juana Chagala,
una vendedora de flores, la Virgen de Nuestra
Señora del Carmen apareció en “El Tegal”, en
el lago Catemaco cuyas aguas, dicen, son milagrosas y tiene poderes curativos.
Le conocen como la leyenda de Catemaco,
que cuenta que la Virgen católica se le apareció a un pescador indígena llamado Juan
Catemaxca, a mediados del siglo 17, justo por
las fechas en las que hizo erupción el volcán
San Martín Tuxtla.
Según la leyenda, apareció María, la madre de
Dios, en la cueva “El Tegal”, que en náhuatl significa “Casa de Piedra”, frente a la isla Agaltepec, a orillas de la laguna de Catemaco, a menos de un kilómetro al noreste del centro de la
cabecera municipal.
Ahí supuestamente dejó sus pies plasmados en
una roca basáltica frente a la cueva y se transformó en una estatua dentro de la misma. Esa roca
sigue ahí, y ésta es una de tantas historias que
existen sobre el fanatismo de esa población.
Para el párroco Alonso Martínez, la imagen llegó a Catemaco con los misioneros de la orden
de las Carmelitas de Puebla, quienes en su trayecto hacia Coatzacoalcos pararon en ese sitio
en 1714 debido a las fuertes lluvias.
Entre sus pertenencias llevaban una estatua de
Nuestra Señora del Monte Carmelo, réplica de
la de Valencia, España, y a petición de la población decidieron dejar ahí la imagen.
A pesar de ello, la brujería sigue como una actividad constante y heredada y parte del sincretismo entre las prácticas esotéricas de los
“brujos” y las actividades de los “chamanes”
de Mesoamérica.
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Ubicación:
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Zona Centro-Sur de Veracruz, limita al norte con el Golfo de
México, al este con el municipio de Mecayapan, al sureste con
Soteapan, hacia el sur con Hueyapan de Ocampo y al oeste con
el municipio de San Andrés Tuxtla.
Extensión territorial: 710.67 kilómetros cuadrados, lo que
equivale a una pequeñísima parte respecto a la superficie del
estado de Veracruz.
Actividades
La agricultura. Tiene una superficie total de 53 mil 224
hectáreas, de las cuales se siembran 17 mil 318 en las 3 mil
92 unidades de producción. Maíz: 3 mil 588 hectáreas.
Frijol: 277 hectáreas. Chile verde: 60 hectáreas.
Tabaco: 85 hectáreas. » Existen mil 351 unidades de
producción rural con actividad forestal, de las cuales 84
se dedican a productos maderables. La Ganadería.
Cómo llegar:
desde el Puerto de Veracruz se puede conducir por la carretera
número 180 rumbo a Alvarado, para después pasar por las ciudades de Lerdo de Tejada, Ángel R. Cabada, Santiago Tuxtla y
San Andrés Tuxtla; son alrededor de tres horas de camino.
Alrededor de 2 mil 31 unidades de producción ocupan
una superficie de 20 mil 778 hectáreas, en donde hay alrededor de 21 mil 361 cabezas de ganado bovino; crían
ganado porcino, ovino y equino. La Pesca. Existen cooperativas y un embarcadero. La Industria. Hay dos
microempresas y cuatro medianas empresas, entre ellas
una de producción de horticultura ornamental, así como
una para embotellado de agua mineral.
Población
económicamente
activa
Sector Primario (agricultura, ganadería, caza y
pesca) 13.05 por ciento.
Sector secundario (minería, extracción de
petróleo y gas natural, industria manufacturera,
electricidad, agua y construcción) 31 por ciento.
lugares
de Catemaco
Catemaco. Cabecera municipal.
Sontecomapan. Ubicada a 16 kilómetros al norte de la cabecera municipal.
Victoria. Ubicada a 10 kilómetros al suroeste de la cabecera municipal.
Zapoapan de Cabañas. A 19 kilómetros al sureste de la cabecera municipal.
Maxacapan. Está a seis kilómetros al suroeste de la cabecera municipal.
Religión
Tiene una población total mayor de 5
años de 35 mil 172 personas.
Católicos: 29 mil 486
Protestantes: 2 mil 123
Otra: 711
Ninguna: 2 mil 545
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