Emperador de Japón activa sucesión al revelar deseo de abdicar Por ley debe permanecer al frente del trono del Crisantemo. Solo con una enmienda podría despejarle el camino a su hijo Naruhito. Tras un discurso histórico, en el que el emperador de Japón, Akihito, deslizó su intención de querer abdicar, parecen comenzar a movilizarse los mecanismos de la sucesión establecidos en la Ley de la Casa Imperial, de 1947. El monarca de 82 años, al frente de la familia reinante más antigua del mundo, expresó hoy en un inusual mensaje de video su preocupación sobre su capacidad física y de salud para “cumplir con sus obligaciones como símbolo del Estado con todo mi ser, como he hecho hasta ahora”. Aunque en ningún momento se refirió directamente a la abdicación, ya que eso podría considerarse como una interferencia en la política del país, sus palabras sugieren una revisión de la ley, porque la Constitución lo obliga a ejercer hasta la muerte. Por eso, para contentarlo en su deseo el gobierno y el Parlamento podría discutir una enmienda, la cual quizá también pondría el foco en el tema de la sucesión, exclusivo hasta ahora para los herederos hombres. En caso de que Akihito -quien ascendió al trono imperial en 1989 al morir su padre, Hirohito- logre dejar el Trono del Crisantemo, debería asumir su hijo mayor Naruhito. De esta forma el primero en la línea de sucesión sería el hermano de Naruhito, Fumihito. Esto debido a que Naruhito tiene solo una hija mujer, Aiko, con lo que la línea de sucesión cambiaría de rama familiar. Incluso, en segunda posición a la espera de asumir como emperador, siempre en caso de abdicación de Akihito, quedaría el hijo de Fumuhito, Hisahito. Akihito es hijo del emperador que lideró a Japón en la Segunda Guerra Mundial y que aceptó las reglas impuestas por los estadounidenses después de la contienda y durante la ocupación, incluida la Constitución y la visión pacifista y defensiva de sus fuerzas armadas. Durante el reinado del actual emperador ha insistido en el pacifismo de posguerra. Tanto así que hace un año expresó sus “profundos remordimientos” por lo actos cometidos por Japón durante el siglo XX, justo cuando el gobierno de Shinzo Abe reforzaba los poderes de las fuerzas armadas para poder actuar más allá de sus fronteras. En caso de ascender al trono Naruhito, su directo heredero no sería su hija, Aiko, sino su hermano, eso porque la ley excluye a las mujeres del trono. En 2001, cuando nació Aiko, surgió el debate nacional de cambiar la legislación para que las princesas pudiesen convertirse en emperatrices. Incluso un comité del gobierno sobre asuntos de sucesión se inclinó favor de que las mujeres dejaran de ser excluidas. Esto imprimió una fuerte presión sobre la familia de Naruhito, cuya esposa, Masako, sufrió problemas relacionados con el estrés. Incluso se habló de depresión. La princesa Masako, quien limitó en los últimos años sus comparecencias en público, habría tenido dificultades para adaptarse al rígido protocolo de la Casa Imperial. Incluso algunos medios apuntaron a esa inestabilidad a la presión para que concibiera un hijo varón. Sin embargo, el nacimiento de Hisahito, hijo de Fumihito y la princesa Kiko, paralizó todos los planes de reforma legal y quitó presión sobre Masako e incluso sobre Aiko. La sugerencia de abdicar por parte de Akihito (quien ya rompió en el pasado con la tradición, al casarse en 1959 con una plebeya, hija de un comerciante) refuerza la tendencia en muchas casas reales del mundo en que el monarca adbica a favor de sus hijos ante su avanzada edad o algunos problemas de salud. Así pasó con la Reina Beatriz de Holanda, en 2013; el Rey Alberto II de Bélgica, ese mismo año, y el Rey Juan Carlos I de España, en 2014. La Tercera, Lunes 8 de Agosto de 2016