Los días del Hijo del hombre Apóstol Sergio Enríquez O. Octavo servicio – Santa Cena Guatemala, 03 de abril del Año de la Abundancia Sabemos que cada día está más cerca el día que veremos cara a cara a nuestro Amado, ya sea que Él decida llevarnos o por medio del arrebatamiento, en el cual creemos porque la Biblia lo dice. El mismo Señor dejó establecidas señales en las Escrituras que nos indican la fecha en la que regresará, marcada no por un día del calendario sino por acontecimientos que sucederán. Una de estas señales está descrita en Lc 17:26-28 LBLA, donde dice que los días del Hijo del hombre, cuando Él venga, serán similares a los días de Noé y a los días de Lot. En Los días de Noé vemos que los hombres comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, mientras que en los días de Lot, se relata que los hombres comían, bebían, compraban, vendían, plantaban y construían. Hemos aprendido que el casarse y darse en casamiento se refiere al matrimonio homosexual que en estos últimos tiempos se incrementará en todo el mundo por medio de la legalización de este pecado; por otra parte, el comprar, vender, plantar y construir nos habla del comercio. Sin embargo podemos observar que en ambos tiempos se repetía que “comían y bebían”. Ante esto nos podemos preguntar ¿cómo puede ser el comer y beber una señal, si desde el tiempo de Adán el hombre ha comido y bebido? Esto quiere decir que la Escritura no se refiere solamente al hecho de comer y beber sino a la forma en que se hace, porque mientras la Iglesia del Señor celebra la Santa Cena comiendo del pan y bebiendo del vino, habrán otros que comerán y beberán con una mala actitud, como lo hizo Esaú en Gn 25:34 LBLA, pues él comió y bebió menospreciando su primogenitura. Esto quiere decir que en el tiempo final, habrá algunos que participan de la Santa Cena menospreciando la bendición espiritual, dando más valor a lo material. Debemos apreciar la bendición que tenemos porque, por ser gentiles, estábamos alejados de los pactos y de las promesas que les pertenecían exclusivamente a los israelitas; sin embargo, como rechazaron la salvación, el Apóstol Pablo fue enviado a predicar a los gentiles. Debemos estar atentos porque en los últimos días se manifestará un espíritu inmundo que impulsará a los cristianos a vender su primogenitura, desviando su atención de lo espiritual hacia lo material. Nuestra prioridad debe ser nuestra comunión con Dios y no nuestras labores, por lo que es necesario que analicemos qué es lo que tiene el primer lugar en nuestra vida. Ni nuestra familia, salud, trabajo, deseos, negocios, inversiones, estudios, etc., pueden tomar el lugar que le pertenece a Dios en nuestro corazón, sabiendo que aún los dones que Él nos ha dado los debemos rendir para Su servicio y, como el Apóstol Pablo, podamos considerar como basura todo lo que tenemos (Fil 3:8). Según vemos en Pr 23:6-7 LBLA, el egoísta nos impulsa a beber y a comer su pan; una de las características de alguien egoísta es que quiere que todo gire alrededor de él. Pablo le advierte de esto a Timoteo al decirle que en los últimos tiempos habrán hombres amadores de sí mismos (2Ti 3:2). Puede ser que nosotros estemos cayendo en ese error pero la solución es morir, por medio del bautismo en agua, la Santa Cena, ofrendando, etc. Otra de las cosas que podemos hacer para no pensar solo en nuestras necesidades es ocuparnos de las necesidades de otros, porque solo así nos daremos cuenta que hay personas que tienen necesidades más grandes a las nuestras. Debemos anhelar que Cristo sea el centro de nuestra vida para que todo egoísmo salga de nuestro corazón y así participemos adecuadamente de la Santa Cena. En el pasaje de Sal 78:29 BMN se narra que cuando los israelitas estaban en el desierto y pidieron carne, comieron y bebieron hasta hartarse. Ellos menospreciaron el maná que venía del cielo, lo que nos habla de que al menospreciar la palabra de Dios, comeremos de forma inadecuada la Santa Cena. Según vemos en Job 1:13-18 LBLA, los hijos de Job comían y bebían en los banquetes y fiestas que realizaban. Cuando analizamos este relato nos damos cuenta que Job cometió una injusticia al orar y dar herencia solo a sus hijos y no a sus hijas, por lo que los varones invitaban a sus hermanas a sus casa. Es necesario que entendamos que no es correcto que haya desigualdad en nuestro trato hacia nuestros hijos e hijas porque la discriminación da lugar a la rebeldía y murmuración. Cuando la prueba de Job terminó, según leemos en Job 42:15 LBLA, la injusticia en su casa se acabó pues también les dio herencia a sus hijas. La Biblia dice en 1Re 1:25 LBLA que Adonías, hijo de David, hizo un banquete en el que todos comían y bebían, celebrando que él se había proclamado rey, sin embargo Adonías estaba usurpando el lugar que le correspondía a Salomón. No podemos tomar la Santa Cena con una actitud de usurpación, tomando lugares que no nos corresponden. Por todo lo anterior debemos desechar de nuestro corazón todas estas malas actitudes que provocan que participemos de la Santa Cena de una forma inadecuada. Redactado por: Hna. Nancy de Ávila 1 Este estudio puede imprimirse y reproducirse por cualquier medio siempre y cuando se cite la fuente de donde se obtuvo. www.ebenezer.org.gt