ANÁLISIS Y COMENTARIO DE UN PERFIL TOPOGRÁFICO 1.- Identificación de la fuente geográfica Se trata de un perfil topográfico que representa un corte longitudinal de la Península Ibérica en dirección Norte-Sur, desde el cantábrico hasta la costa de Granada. El perfil topográfico es un gráfico que representa distintas altitudes a lo largo de un corte vertical del terreno entre dos puntos escogidos. 2.- El nombre de los puntos entre los que se traza (inicio y fin) 3.- El nombre, por orden, de las unidades de relieve que se suceden en el perfil. 4.- Las características de cada una de las unidades de relieve que aparecen: · Origen y evolución · Roquedo · Formas de relieve: altitud, tipo de relieve (estructural o resultado de la erosión) y enunciado de las formas más características 1 PRÁCTICA. PERFIL TOPOGRÁFICO N – S. Se trata de un perfil topográfico que representa un corte longitudinal de la Península Ibérica en dirección Norte-Sur, desde el Cantábrico hasta la costa de Granada. El perfil topográfico es un gráfico que representa distintas altitudes a lo largo de un corte vertical del terreno entre dos puntos escogidos. Estos dos puntos son: la Cordillera Cantábrica, al norte, y la Cordillera Bética al Sur. Las principales unidades del relieve que se suceden en el perfil son: Cordillera Cantábrica, Submeseta Norte, Sistema Central, cuenca sedimentaria del Tajo, Montes de Toledo, Cuenda sedimentaria del Guadiana, Sierra Morena, depresión del Guadalquivir y Cordillera Bética. La Cordillera Cantábrica es una cadena montañosa que delimita el borde septentrional de la Meseta de oeste a este. Esta cordillera está formada por sectores muy diferenciados: · En el sector occidental se encuentra el Macizo Asturiano. Se trata de un macizo antiguo, es decir, una montaña formada en la era terciaria por el nuevo levantamiento de un bloque del zócalo hespérico a causa de la orogénesis alpina. Está constituido por rocas silíceas, fracturadas ante el empuje alpino, originándose así una serie de alineaciones de estilo germánico (Horst y graben). Estas alineaciones presentan formas redondeadas y cumbres aplanadas, al ser superficies de erosión elevadas. En el borde oriental de este sector aparecen los Picos de Europa, un gran afloramiento de rocas calizas paleozoicas afectadas por fenómenos de glaciarismo y carstificación (lapiaces, gargantas, simas, entre otras formas), que presentan las cumbres más elevadas (Torre Cerredo, 2.648 m) · En el sector oriental se encuentra la Montaña Cantábrica. Se trata del borde nororiental del macizo Hespérico que estuvo ocupado por el mar en periodos de transgresión marina durante la era Secundaria. Por esa razón, sus materiales predominantes son rocas sedimentarias calizas plegadas durante el terciario, dando lugar a una serie de alineaciones de estilo jurásico. En algunos puntos de este sector aparece un tipo de relieve invertido en el que destacan los sinclinales colgados. Sobre los materiales calcáreos se ha desarrollado una bella morfología cárstica con numerosas simas y cuevas. La siguiente unidad de relieve que aparece en el perfil es la Submeseta Norte. Está constituida por el antiguo zócalo herciniano, recubierto posteriormente en su parte oriental por rocas sedimentarias más modernas y fracturado en parte por la orogénesis alpina. La submeseta norte presenta una altitud media de 750 m y, desde el punto de vista geomorfológico, se pueden diferenciar dos tipos de unidades distintas: 2 · En el sector occidental de la Submeseta Norte aparecen las penillanuras. Corresponden a los afloramientos del antiguo zócalo paleozoico y están constituidas por materiales silíceos. El relieve presenta superficies llanas, suavemente onduladas, en las que destacan montes isla y tajos o gargantas como la de los Arribes del Duero. · En la parte central y en el sector oriental de la Submeseta Norte aparece la cuenca sedimentaria del río Duero. En ella, el zócalo paleozoico, fracturado y hundido en la orogenia alpina, está recubierto por materiales sedimentarios terciarios dispuestos en estratos alternos –blandos en la parte inferior (arcillas, yesos y margas) y más resistentes en la superior (calizas)-. Las formas de relieve son llanuras, en las que la erosión diferencial ha creado dos niveles, como resultado de la diferente resistencia a la erosión: páramos y campiñas. Entre estas últimas destacan los cerros testigo y antecerros. Al sur de la Submeseta Norte se encuentra el Sistema Central. Se trata de una alineación montañosa NE-SO que divide en dos la Meseta. Esta alineación no es una verdadera cordillera, sino un sistema montañoso (macizo antiguo de estilo germánico), surgido como consecuencia de la fracturación del zócalo paleozoico durante la orogenia alpina. Está formado por una serie de sierras alargadas (Somosierra, Guadarrama, Gredos y Gata, y la sierra de la Estrella en Portugal) separadas por una serie de pasillos o corredores que unen las dos submesetas. El pico más alto es el Almanzor (2.591 m) en la Sierra de Gredos. En ellas predominan los materiales silíceos y las cumbres suaves. Cabe destacar que en su parte central sobresale el granito, que da lugar a un tipo de relieve caracterizado por cumbres formadas por crestas o galayos, y por formas como berrocales, tors, piedras caballeras y domos. La siguiente unidad del relieve corresponde a la cuenca sedimentaria del Tajo, que tiene el mismo origen que hemos descrito en la cuenca sedimentaria del Duero y que presenta formas de relieve similares producto de la erosión diferencial: páramos, campiñas y cerros testigo. A continuación aparecen los Montes de Toledo. Se trata de una de las sierras interiores de la Meseta junto con el Sistema Central, pero tienen menor vigor topográfico, con montañas de escasa altitud (por debajo de los 1.500 m). Se trata de un bloque del zócalo hespérico levantado durante la orogenia alpina en la era terciaria que presenta, por tanto, materiales paleozoicos tales como cuarcitas y pizarras. La actuación de la erosión diferencial sobre este tipo de rocas ha generado algunos ejemplos de relieve apalachense. Tras atravesar los Montes de Toledo entramos en la cuenca sedimentaria del Guadiana, que presenta un origen, un tipo de roquedo y unas formas de relieve similares a las cuencas sedimentarias anteriormente descritas. De esta forma llegamos al borde meridional de la Meseta: Sierra Morena. Se corresponde con un sector del antiguo zócalo ligeramente levantado y flexionado hacia el valle del Guadalquivir a causa de la orogenia alpina en la era terciaria, y recorrido por fallas transversales. Por esta razón su relieve apenas destaca si se observa desde la 3 Meseta y, en cambio, surge como un murallón montañoso desde el fondo de la Depresión del Guadalquivir. Está constituida por materiales paleozoicos y presenta un tipo de relieve fallado con cumbres que apenas superan los 1.300m. Traspasado el borde meridional de la Meseta, llegamos a la depresión del Guadalquivir. Se trata de una depresión terciaria exterior a la Meseta que constituye una fosa prealpina, de forma triangular, con una altitud media de 100 metros. Está constituida por materiales sedimentarios de origen marino, de textura fina, que dan lugar a un relieve de campiñas onduladas con pequeñas colinas alomadas (alcores) en su zona interior, y de marismas pantanosas en la costa. Finalmente, terminamos nuestro perfil en las Cordilleras Béticas. Constituyen un largo y ancho arco montañoso, que abarca desde el Estrecho de Gibraltar al Cabo de la Nao y de la costa levantina hasta la Depresión del Guadalquivir. Esta cadena nos ofrece un acusado contraste interno en sus materiales líticos y su estructura tectónica. Pueden distinguirse las siguientes unidades: · La Cordillera Penibética, junto a la costa, está formada por materiales paleozoicos, pertenecientes al antiguo macizo Bético-Rifeño, que fue fracturado y levantado por la orogenia alpina. Las cumbres presentan formas suaves y redondeadas. En esta unidad se encuentra el pico más alto de la Península Ibérica: el Mulhacén (3.478 m) · La Cordillera Sub-Bética, en el interior, está constituida por un conjunto de sierras de materiales secundarios (calizas) acumulados en la fosa bética durante el Mesozoico y plegados en la orogenia alpina. Presentan un tipo de relieve plegado e importantes ejemplos de carstificación (lapiaces, torcas, dolinas). · Entre ambas se encuentra la depresión intrabética, fragmentada en pequeñas depresiones (hoyas de Ronda, Antequera…), rellenas de materiales sedimentarios terciarios que dan lugar a paisajes de “badlands” y llanuras. 4