AUTOR: Andrés Alejandro Garaguso, Guillermo Horacio Francisco Garaguso y Horacio Pablo Garaguso. INSTITUTO: Derecho Comercial del Colegio de Abogados de Mar del Plata. COMISIÓN: Derecho Comercial General. TEMA: Responsabilidad de naviera y sus dependientes. SUMARIO: La responsabilidad de la empresa naviera y sus dependientes por los daños – muerte o lesiones corporales- sufridos por los pasajeros se debe juzgar por el derecho marítimo, mientras que la responsabilidad refleja del agente turístico que no sea empleador del dependiente, se debe regir por los principios de derecho común, o sea por la regla de los artículos 1757 y siguientes del Código Civil y Comercial. A la misma conclusión se llega aplicando la ley de defensa del consumidor. DESARROLLO: JURISPRUDENCIA: “L., N. R. C/ TURISUR Y OTRO S/ DAÑOS Y PERJUICIOS”, Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, Sala H, fallo del 14 de septiembre de 2015. Fuente: Rubinzal on line, RC J 6440/15.“Corresponde confirmar la sentencia de grado que condena a la empresa de turismo y al marinero codemandados a resarcir los daños y perjui- cios sufridos por la hija de los actores al padecer la amputación parcial de la falange del dedo mayor de su mano izquierda con una puerta interna del barco en el que eran transportados toda vez que, en coincidencia con lo resuelto por el a quo, se entiende que el accionar del marinero codemandado, que no apeló la sentencia, fue la causa generadora del accidente. Sin dudas, antes de haber cerrado la puerta tendría que haber verificado que nadie tuviera los dedos en el marco. Se trata de un profesional que se desempeña en una embarcación destinada únicamente a transportar pasajeros. Como tal, una de sus obligaciones era asegurarse de ello. Es evidente que su conducta fue negligente. Y tampoco hay elementos que permitan sospechar que hubo alguna omisión del deber de cuidado y vigilancia por parte de la madre de la niña. De la causa no surge ninguna circunstancia que permita suponer que la niña estuviera haciendo algo peligroso. Y si no estaban sentados todavía, los marineros tendrían que haberse ocupado de ello. Es claro entonces que las lesiones se produjeron por la negligencia de uno de los dependientes del transportador, lo que implica que la empresa de turismo tenga responsabilidad refleja. La conducta de su dependiente se puede encuadrar en lo dispuesto por el artículo 330 de la Ley 20094 de Navegación”.- FUNDAMENTACION.El caso citado fue resuelto conforme el artículo 330 de la L. N. el cual precisamente conduce a la solución del precedente. Conforme dicha norma “El transportador es responsable de todo daño originado por la muerte del pasajero o por lesiones corporales, siempre que el daño ocurra durante el transporte por culpa o negligencia del transportador, o por las de sus dependientes que obren en ejercicio de sus funciones. La culpa o negligencia del transportador o sus dependientes se presume, salvo prueba en contrario, si la muerte o lesiones corporales han sido causadas por un naufragio, abordaje, varadura, explosión o incendio, o por hecho relacionado con uno de estos eventos”. La responsabilidad no es objetiva, es menester la prueba de la culpa o negligencia tanto del transportador como la del dependiente, al menos la de uno de ellos. No obstante la responsabilidad se encuentra limitada a mil quinientos pesos argentinos oro, salvo que se hubiera pactado una cifra mayor. Aclara el artículo 331 que la conversión del peso argentino oro a la moneda de curso legal se rige por lo establecido en el artículo 176 L. N., o sea deberá tenerse en cuenta la cotización oficial fijada por el órgano competente de la administración nacional, al momento de efec- tuarse la liquidación judicial o extrajudicial. A FALTA DE DICHA COTIZACIÓN, se determina su valor por el contenido metálico y no por su valor numismático1.La aplicación al caso de la ley de defensa del consumidor hubiera aportado conclusiones semejantes conforme el artículo 40 de la ley 24240, versión de la ley 24999 y 26361. Dispone en efecto esta norma que: “Responsabilidad. Si el daño al consumidor resulta del vicio o riesgo de la cosa o de la prestación del servicio, responderán el productor, el fabricante, el importador, el distribuidor, el proveedor, el vendedor y quien haya puesto su marca en la cosa o servicio. El transportista responderá por los daños ocasionados a la cosa con motivo o en ocasión del servicio. La responsabilidad es solidaria, sin perjuicio de las acciones de repetición que correspondan. Sólo se liberará total o parcialmente quien demuestre que la causa del daño le ha sido ajena”. Si bien la norma se refiere al transporte de cosas, la responsabilidad es mayor cuando se trata del de personas. La ley 26361 adicionó el artículo 40 bis el cual regula en denominado daño directo: “Es todo perjuicio o menoscabo al derecho del usuario o consumidor, susceptible de apreciación pecuniaria, ocasionado de manera inmediata sobre sus bienes o sobre su persona, como consecuencia de la acción u omisión del proveedor de bienes o del prestador de servicios. La autoridad de aplicación podrá determinar la existencia de daño directo al usuario o consumidor resultante de la infracción del proveedor o del prestador de servicios y obligar a éste a resarcirlo, hasta un valor máximo de cinco (5) Canastas Básicas Total para el Hogar 3, que publica el Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina. El acto administrativo de la autoridad de aplicación será apelable por el proveedor en los términos del artículo 45 de la presente ley, y, una vez firme, respecto del daño directo que determine constituirá título ejecutivo a favor del consumidor. Las sumas que el proveedor pague al consumidor en concepto de daño directo determinado en sede administrativa serán deducibles de 1 El valor del peso argentino oro para el tercer trimestre de 2015 es de pesos 2.482,93. De tal suerte la maxima indemnización se aproxima a pesos tres millones setecientos cincuenta mil.- otras indemnizaciones que por el mismo concepto pudieren corresponderle a éste por acciones eventualmente incoadas en sede judicial”. En ponencia presentada en encuentro anterior (57 Encuentro de Institutos de Derecho Comercial), sostuvimos con apoyo en jurisprudencia mayoritaria que se presume la responsabilidad del transportista ferroviario – aplicable a todo el transporte terrestre- conforme la regla del artículo 184 del derogado código de comercio. Decíamos en esa oportunidad que: “La responsabilidad del transportista ferroviario de pasajeros se debe juzgar por los principios fijados en la ley comercial (artículo 184 del Código de Comercio). En consecuencia si se han acreditado la existencia del contrato de transporte de personas y las lesiones del pasajero, para excluir su responsabilidad el transportista debe demostrar “fuerza mayor, culpa de la víctima o de un tercero por quien la empresa no sea civilmente responsable”.La jurisprudencia de nuestro máximo tribunal abonaba esta interpretación (“Montoya Mauricio c/ Transportes Metropolitanos General San Martín S. A. s/ Daños y Perjuicios”, Corte Suprema de Justicia de la Nación, Fallo del 26 de marzo de 2013. Rubinzal Culzoni on line, RC J 8160/13), al resolver que “Los daños persona- les sufridos por el viajero – debió decir pasajero- se rigen por el artículo 184 del Código de Comercio, por lo que al actor le incumbe la prueba del hecho y la relación de causalidad con el daño sufrido, mientras que para eximirse de responsabilidad la demandada – el transportista- debe acreditar la existencia de fuerza mayor, culpa de la víctima o de un tercero por quien no debe responder”.La reforma que comportan los artículos 1757 y concordantes del Código Civil y Comercial no es aplicable a la responsabilidad fijada para el transportista de personas por la Ley de Navegación, pero si podría alcanzar la responsabilidad para quien obtiene una ventaja económica con las cosas que provocan el daño (artículo 1758 del Código Civil y Comercial). Reiteramos aquí las observaciones efectuadas a la pluralidad de regímenes regulatorios de las diversas responsabilidades y a las consecuencias que trae la aplicación de unos u otros sistemas. Mar del Plata, octubre de 2015.-