La moral de las diversas edades

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HOMENAJE A JULIAN MARIAS EN SUS 90 ANOS
La moral de las diversas edades
POR JULIAN MARIAS
HUMANITAS tiene ta alegria dc sumarsc a los homenajes tributados al
gran filosafo espanol, con ocasion dc su importante aniversaria, entregando su
tucida reflexion sobre "ta moral de las diversas edades» y lo que escribio para esta
oportunidad cl Cardenal Antotiia Maria Rauca Varda, Arzobispa de Madrid.
L_?e puede mantener la moralidad a lo largo de toda la vida y esto
parece lo deseable, la perfeccion. Se considera estrictamente moral
una vida que no quebranta o interrumpe esa condicion, o al menos
no gravemente y con la rectificacion exigible. Pero seria un error
tener una vision bomogenea de esa continuidad, que no exckiye,
sino exige, la articiilacion.
Una de las instalaciones capitales de la vida humana, y de las que
LA OPINION DOMINANTE
mas condicionan las demas, es la edad. Pero, a diferencia de otras, REFIERE LA MORALIDAD A LOS
no es permanente; mas aiin, consiste en no permaneeer; la edad
ACTQS DE QUE SE ES
se realiza en plural: son varias, transitorias aunque cada una tenRESPONSABLE. Y ESTO SE
ga cierta duracion y estabilidad; son succslvas; precisamente por
HACE COINCIDIR CON EL
serlo, por constituir una «serie», les pertenece un earaeter intrinLLAMADO "ISO DE RAZON".
seeamente argumcutal, no solo a cada una, sino a su conjunto or- LO CUAL DEJA EUERADE LA
denado.
CONSIDERACION MORAL LOS
Esto afecta a la posibiiidad de moralidad o inmoralidad de las
PRIMEROS ANOS DE LA VIDA.
edades, como de las demas instalaciones. Y si la autenticidad es
PERO SI SE MIRAN LAS CO.SAS
un rasgo esencial de lo moral, la fidelidad a cada edad es un re- DE OTRO MODO. SI SE PIENSA
quisito indispensable. Es inmoral faltar a lo que es propio de una
ENLACALIDADDELAVIDAY
edad, a lo que esta, por su eontextura y su puesto en el conjunto
EN SU .ALTENTICIDAD. HAY
de la vida, reclama.
giEVERLA CASI DESDE SU
^Desde cuando? La opinion dominante refiere la moralidad a los
PRINCIPIO.
actos de que se es responsable, y esto se bace coincidir con el llamado «uso de raz6n», lo cual deja fuera de la consideracicin moral
los primeros anos de la vida. Pero si se miran las cosas de otro
modo, si se piensa en la calidad de la vida y en su autenticidad,
hay que veria casi desde su principio.
La forma mas generica de inmoralidad consiste en perder, ecbar a
perder, destruir o anular las posibilidades de cada edad. La primera de ellas es la infancia, y se va viendo, cada vez mas, que es decisiva, y condicionante de las posteriores. El nifio es persona desde
su nacimiento -o acaso antes-; vive al principio en absoluta dependencia de los adultos, que va disminuyendo poco a poco.
W3
Julian Marias.
En esa fase se establecen las relaciones personales, y a la vez va
entrando en un mundo de usos y normas, relativamente impersonal.
La nifiez que goza de eso y se enriquece con ello es «moral», se
ajusta a lo que la verdad de esa primera edad reclama. Si el nifio,
en cambio, '<consiente>' al mimo, al capriebo, al malhumor, a la
imposicion del «poder» sobre los mayores; o si, por el eontrario,
se deja limitar excesivamente por las normas y regulaeiones; si se
pliega a lo que eree que se •:<espera» de el, o lo finge; si no juega o
bace travesuras, refrenando sus deseos y apetencias, en todos estos casos desliza una inmoralidad vital en su conducta, es infiel a
su condicion de nifio, compromete la funcion y el valor de esa edad
insustituible que es la nitiez.
104
Los Iimites entre ella y la ju\ entud son vagos y variables. La rapidez de los eambios en los primeros afios hace que la noeion de
«nifio» sea imprecisa: dentro de ella caben diversas fases, casi -edades» por sf mismas. La «salida» de la nifiez es sobre todo el desprendimiento de las formas que han configiirado la vida basta cierto
momento. Ser joven es pretender vivir ilesdc si mismo, liberandose
del sistema de interpretaeiones, ideas, valoraciones, afectos, procedentes de la familia o de la escuela. Esa "declaracion de independencia» es esencial, su ausencia es inmoral, un temor o al menos resistencia a entrar en esa nueva edad que es la juventud.
Pero es mas faeil romper con lo anterior que sustituirlo. La declaracion no ofrece grandes problemas, el alcanzar la independencia
es otra cosa. Lo mas probable es que el joven quede en un estado
de desorientacicin y perplejidad, que es lo mas sano y aiitc^ntico, o
caiga en otra forma de <'dependencia», casi siempre mas imperiosa y rigida que la de los adultos, al menos en nuestra epoca. Es la
dependencia del «grupo juvenil», que sustituye las antiguas vigencias por otro repertorio al que el joven adbiere por la presion
ejercida, ca.si siempre insinceramente, sin verdadera conviccion.
Con gran freeueneia estas nuevas vigencias no proceden tampoco
de los jovenes como tales, sino de algunos mentores maduros o
viejos, «definidores» de lo que es juventud, que imponen sus puntos de vista y conceden o niegan la condicion juvenil segun el grado de docilidad que encuentran. Es decir, que la inautenticidad
del individuo que se pliega a las vigencias del grupo se combina
con otra: la del grupo como tal, que las ba recibido pasivamente de
otra edad.
Un aspeeto capital de la edad juvenil es el deeisivo incremento del
interes por el otro sexo. Digo incremento porque la distincion entre ambos es tempranisima, desde los primeros afios de la vida, en
que el nifio distingue inmediatamente entre mujeres y bombres, y
se comporta de dos modos diferentes. El descubrimiento de lo masculino o femenino, unido a la atraccicin, sexuada y todavfa no
sexual, se da dentro de la infancia. En la juventud se pone en primer piano, y aparece su dimension sexual.
Los niveles y las formas posibles son multiples. Las interpretaeiones de todo ello son decisivas, condicionantes de buena parte de la
vida ulterior. Tradieionalmente ban variado segun las condiciones
sociales, con difereneias entre las rurales y las urbanas, las formas
familiares, los «eompafieros» -por ejemplo, de estudios-, la preseneia de la literatura en el ambiente en que se vive, en nuestra
epoca, con enorme influeneia, el cine y la television. Eactor capital
es el grado y forma de presencia del otro sexo en los afios de formacion. En los ultimos tiempos ha adquirido gran influjo lo que se
LA MADUREZ TiENEALCUNOS
RASGOS DISTINTIVOS.
MIENTRAS LA NINEZ YEN
MENOR GRADO LA JUVENTUD
VARIAN RAPIDAMENTE. LO
QUE DESDIBUJA LAS EDADES
QUE AS! SE LLAMAN. LA
MADUREZ TIENE UNA
DLRACION CONSIDERABLE Y
UNA RELATIVA ESTABILIDAD;
VA CAMBIANDO. PERO
LENTAMENTE, NO EN TODOS
LOS ASPECTOS. DA UNA
lMPRESlONDE CONTINUIDAD
OUE SUGIERE
ENGANOSAMENTE PODER SER
IN ESTADO DEFINiTIVO.ES
ALGO ASi COMO IN
..RELLANO»ENLASUCESI6N
DE LAS EDADES.
105
ES FRECUENTE QUE EL
HOMBRE 0 LA MUJER
MADUROS -EN DOS FORMAS
BASTANTE DIEERENTES-SE
RODEEN DE UNA -CORTEZA"
QUE LOS HACE INSENSIBLES
PORQUE INTENTAN SER
INVILNERABLES. ES UN
MECANISMO DEFENSIVO. QUE
SEPAGAAUNPRECIO
ALTISIMO Y QUE ENVUELVB
L'NA FALSIFICACION. UNA
RENUNCIA A LA CONDICION
MISMA DE LA VITALIDAD:
ESTAR ABIERTO A LA
REALIDAD, AUN CON El
RIESGO DERECIBIRHERIDAS
DE ELLA.
llama «educacicin sexual", orientada casi siempre en este sentido
restringido, con supuestos casi exclusivamente biologicos y reduccionistas de lo propiamente humano, algo radicalmente distinto de lo que podria ser una «educaci6n sentimental".
Creo que la moralidad de ese descubrimiento, de la presencia del
otro sexo en la perspeetiva de cada individuo, tiene dos condiciones primordiales: la primera, el entusiastno; la segunda, la vision personal de ia mujer o del varon. Ambas cosas faltan en la
mayoria de las interpretaeiones «recibidas», sobre todo en las prefabrieadas e inyectadas en la mente de los jovenes, y ello destruye las mejores posibilidades de esa dimension absolutamente
esencial de la vida.
El joven tiene que «darse de alta». Pero en esta expresion eonvi\'en dos sentidos que difieren profundamente. Puede significar
impresion de «suficiencia» o «petulancia», de independencia y
perdida del sentido de limitacion o inmadurez. O bien la coneiencia de responsabilidad, de tener que dar cuentas, por lo pronto
a sf mismo, y con ello el compromiso de bacer ya algo valioso. Es
frecuente que se dc' ei primer sentido sin el segundo, que el joven
piense que no tiene que tener en euenta nada ni necesita a nadie,
sin que esto lo obligue a justificar esa actitud con actos o priiebas, con obras; y puede llegar a edades en que en otras epocas las
trayeetorias vitales estaban cumplidas y acaso terminadas, satisfecbo con «prometer» lo que no tiene por que llegar.
Ha babido formas soeiales en que se entraba pienamente en la
vida a muy temprana edad, no mas de los veinte anos, tanto en la
guerra como en la produccion literaria o artistica. Durante el Romantieismo esto domino eon extrafia precocidad. En nuestra epoca, que ba sido una fase de -juvenilismo" casi profesional, esta
aetitud se ha aliado, extrafiamente, con una prolongacicMi anormal del «credito", del plazo concedido para mostrar el valor personal. Esto puede ser un peligroso factor de inautenticidad, que
descubrira sus mayores consecuencias cuando la juventud quede
atras.
La madurez tiene algunos rasgos distintivos. Mientras la nifiez y
en menor grado la juventud varian rapidamente, lo que desdibuja las edades que asi se llaman, la madurez tiene una duracion
considerable y una relativa estabilidad; va cambiando, pero lentamente, no en todos los aspectos, da una impresion de continuidad que sugiere enganosamente poder ser un estado definitivo.
Es algo asi como un <'rellano" en la sueesion de las edades.
Cuando se combina con la voluntad o el proposito de «llegar», se
la puede interpretar como "baber llegado». Es la gran tentaeion
de esa edad. Espeeialmente si va acompafiada del exito, bace
ISi^iic en pd^. 108)
106
UN SIGLO HE ESPANA
«UN PENSAMIENTO AL SERVICIO DE LA PERSONA»
La concesion de la Medalla de Oro ai Merito en el trabajo. en 2001, a don Julian Marias ha s;do la ocas'm
para el homenaje que. hecho libro, publico Alianza Editorial en coedicion con Fundes y Caja Madrid, bajo el
titulo -Un sigio de Esparia». Escnben intelectuales y amigos del filosofo. ex Ptesidentes del Gobierno, poitticos, escritores, historiadores, economistas, juristas. Aqui recogemos, desde las pag/nas de Alfa y Omega,
un fragrnento del articuto del cardenal Antonio Marts Rouco, arzobispo de Madrid.
En la obra escrita de don Julian Marias se subrayan terminos que reflejan las principales preocupaciones
que han estado siempre presentes en su constante e inestimable servicio como pensador cristiano. Desde
sus mas tempranas aportaciones hasta las ultimas, no dejaron de acompanarle las preguntas y respuestas que suscitan las palabras Dios y verdad, vida y persona humana. La existeneia humana, y mas en
concreto el contenido y significado de la expresion persona, ha sido un permanente referente que sintetiza
todos sus esfuerzos por iluminar la grandiosidad de la criatura amorosa salida de las manos de Dios.
En una epoca historica en que los derechos humanos son transgredidos y violados, muchas veces con la
incomprensible complicidad del silencio, y la vida humana es vilipendiada, es de agradecer que la pluma y
la voz de don Julian Marias cumpliese con el sagrado deber de recordar que la primera y mas importante
mision del pensador es hacer presente y defender el valor trascendente de la persona humana. A lo largo
de su extensa labor, enseiio que el ocultamiento de la persona humana y de lo que caracteriza su vida -la
vida- era la mas grave cuestion de nuestros di'as: "...la realidad mas importante de este mundo, a la vez la
mas misteriosa y elusiva, y clave de toda comprension efectiva: la persona humana. Desvelar, pues. el
significado de la existeneia personal humana era la principal urgeneia ante el eclipse humanistico y la
cultura de la muerte que parece caracterizar no pocas propuestas de la cultura actual-.
Don Julian Manas no rehuso, a lo largo de toda su vida de pensador, para iluminar y servir a la circunstancia historica que nos toco vivir la ayuda que le prestaba la revelacion cristiana; al eontrario, en sintonia con
las perspectivas intelectuales de la reciente enciclica Fides et ratio, no dejo de advertir que la recuperacion del contenido del termino persona equivalia a traer a la memoria una de las mas decisivas y originales
aportaciones del cristianismo a la Humanidad: el significado nuevo de persona humana a la luz de la
revelacion del Dios personal, de Dios Padre e Hijo y Espiritu Santo como personas. Ya no es posible hablar
de persona humana sin pensar en el rostro personal de Dios. La persona humana se legitima como persona porque Dios es persona. Es desde la revelacion, desde la encarnacion del Verbo, como se aplica al
hombre el eoncepto de persona. La concepcion de toda criatura humana como persona referida a Dios
Creador, Redentor y Salvador, es la mas importante respuesta a la busqueda del hombre.
Es merito del pensador espanol el alertar, sin dubitacion alguna, sobre los peligros que conlleva el fenomeno de la despersonalizacion, que vacia lo mas propio, inconfundible e intransferible de la persona humana. Nadie puede quedar insensible ante la siguiente afirmacion: "Ha sobrevenido historica mente una despersonalizacion, venida desde fuera, a causa de interpretaeiones teoricas que han ido haciendo su camino
hasta desplazar la evidencia inmediata de la personalidad... Desde el siglo XVIIl se va deslizando una
Interpretacion no personal del hombre".
Romano Guardini, con otras palabras pero con la misma preocupacion sobre el hombre, adverti'a a las
generaciones que sufrieron las consecuencias de la segunda guerra mundial, de la gravedad del fenomeno
de la despersonalizacion con ia expresion del hombre incompleto, en la que se imponia una cultura no
307
humana sobre ia cultura humana. "Existir -escribe R. Guardini- significa existir como persona; persona es
el modo propiamente humano de existeneia. La existeneia despersonalizada deja de ser humana. Es una
cuestion absolutamente basica".
En unos tiempos en que la antropologfa cristiana y la misma categoria de verdad no pocas veces son
acogidas con sospecha. es muy de agradecer que pensadores atentos a la circunstancia cultural de nuestros dfas hayan sabido entregarnos el mejor iegado filosofico sobre la persona humana de la historia de la
filosofia, incluida la de la llustracion, sin recorte alguno, es decir, sin renunciar a los fundamentos de su
dignidad. porque, parafraseando la expresion kantiana, la persona humana es un fin al que no se le puede
poner precio aiguno. El hombre es la unica criatura que Dios ha querido por si misma.
Don Julian Marias enriquecio la antropoiogia filosofica sin pasar de largo ante las aportaciones de la mejor
tradieion cristiana; no rehuyo el conocimiento de la via teologica, a ia hora de transitar por ia via del pensamiento filosofieo. elaborado con el mas exquisito seguimiento del metodo que ie es propio; mostro como el
entendimiento que no rechaza a limine la fe aeepta razonablemente que el hombre es criatura amorosa de
Dios, creado y llamado por Dios, con un destino eterno que puede aceptar o rechazar desde la libertad que,
por la gracia, deja de estar cautiva. Don Julian Marias subrayo la necesidad de resaltar la grandeza de la
persona humana en su llamada y vocaclon para la vida eterna.
La conocida expresion agustiniana: "Mihi questio factus sum" (Para mi la cuestion es que soy hecho) es la
que trato de desvelar don Julian Marias; cuestion que eonsidero como el punto de partida de toda reflexion
metafi'sica y a la que dio cumplida respuesta, no eludiendo la luz de la revelacion cristiana. Mostro asi
como la antropologfa filosofica puede reeibir de la antropologfa teologica horizontes insospechados que,
lejos de convertir la cuestion del hombre en una cuestion teorica o academica, mas bien desvelan las
posibilidades infinitas de la persona humana creada para alcaozar la divinizaeion, su meta y fin, si no
rechaza los dones del Dios que la creo y la redimio.
El pensador espafiol, a quien rendimos el mas sentido y agradecido homenaje, sin dejar de estar siempre
atento a la historia patria y al pensamiento que floreefa en Espatia -y quiza por esta misma razon-, supo
cuidar con mimo la dimension mas universal y mas importante para los hombres de todas las geograffas y
de todos los tiempos: la verdad de la categoria persona humana.
+ ANTONIO MARfA CARDENAL ROUCO VARELA
Arzobispo de Madrid
(Viene de
108
106)
olvidar cl earaeter conslitutivamente proyectivo de la vida: se fija
en sus iogros, se instala en ellos, se renuncia a Ios eambios, a la
innovacion.
Es frecuente que el hombre o la mujer maduros -en dos formas
bastante diferentes- se rodeen de una «corteza» que los hace insensibles porque intentan ser invulnerables. Es un mecanismo defensivo, que se paga a un precio altfsimo y que envuelve una falsificacion, una renuncia a la condicion misma de la vitalidad: estar
abierto a la realidad, aun con el riesgo de reeibir heridas de ella.
Es una infidelidad a lo mas propio de la persona, algo asf como
una mutilacion, do profunda inmoralidad.
Pero hay otro riesgo, aparentemente opuesto, pero que tiene la misma raf;^: el dfan de cambiar por cambiar, por fingir una juventud
que ya no se tiene y no aeeptar la edad efeetiwi. Esto lleva a infidelidades amorosas, ideologieas, politieas, porque se eree que para inno\ ar hay que \'ariar de ruta, por no ser capaz de permaneeer creadoramente en aquella en que se estaba. Es el easo del que se lanza a
una relaeion amorosa «nueva'>, o se adscribe a una moda intelectual, artistica o literaria que parece vigente y puede asegurar el exito, o abra/a una carrera politica incoherente con su pasado.
La forma mas aguda de esto, muy freeuente en nuestra epoca, es Io
que puede llamarse «corrupei6n de mayores»: la imitaeion de los
jovenes por los adultos, aeaso muy avanzados en la vida, la adopcion de su estilo, sus ideas, sus conductas; los hijos, los discipulos,
Ios jovenes en general, ejercen una influeneia imperiosa sobre algunos adultos inseguros y los Uevan a la imitaeion dependiente, a
veces temerosa, siempre insineera, de las formas que han adoptado y que probablemente abandonaran unos euantos afios despues.
LA VEJtZ. POR LITIMO.
Esta es una de las formas mas peligrosas e inmorales de inautentiPRESENTA
MAS COMPLEJIDAD
cidad.
DE LO QfE SUELE PENSARSE.
La vejez, por ultimo, presenta mas eomplejidad de lo que suele
SUS LLMiTES SON MUY
pensarse. Sus Iimites son muy variables, mejor dicho, su comienVARIABLES, MEJOR DICHO. SU
zo, porque su final es sin duda la muerte. Esto hace que el rasgo
COMIEN'ZO. PORQUE SU FINAL
principal de esa edad es ser la uttima, despues de la cual no hay
ES SIN DUDA LA MUERTE,
otra.
ESTO HACE QUE EL RASGO
Pero ^euando empieza? La duracion media de la vida ha variado
PRINCIPAL DE ESA EDADES
mucho, incluso dentro de epocas historicas y bien conocidas; se ha
SER LA ULTtMA. DESPUES DE
prolongado extraordinariamente en el siglo XX, en especial en su
LA CUAL NO HAY OTRA.
segunda mitad; esto ha hecho pensar a algunos que esta tendencia
va a proseguir, lo cual es dudoso. Paralelamente se ha prolongado
lo que podriamos llamar «edad normal", en que el hombre funciona eon bastantes posibilidades, anteriores a su decadencia. Hasta
el siglo XX el horhbre era viejo -o por lo menos se sentia viejo, o
era considerado asi por los demas- hacia los sesenta afios. El termino «sesent6n» {o «sexagenario») tenia una signifieaeion muy
proxima a la vejez. Esta vision de las eosas ya no tiene vigencia.
Son muehos los hombres que alcanzan los setenta, los ochenta y
aun mas en razonable estado de conservacion y con una posesion
relativamente safisfactoria de muchas de sus faeultades. En la mujer
esta prolongacion de la vida ha sido aun mas notoria, porque su
en\ ejeeimiento -por lo menos soeial- era mas temprano.
Lo deeisi\o, y que las mejorias de nuestro tiempo no alteran en lo
sustancial, es el earaeter de iiltiitia edad, en el sentido de que la
«forma» de la vida adquiere en la vejez eierto earaeter «definitivo»: se ha aleanzado ya un tipo de hombre -o de mujer, que no es
109
HAY UN ERROR QUE, CON
FRECUENCIA SE COMETE. Y
QUE ES UNA-INMORALIDAD"
RESPECTO A LA EDAD. LA
OMISION 0 DESTRUCCION DE
SUS POSIBILIDADES: LA
VISION EXCLLSIVAMENTE
RtLTROSPt^CTlVA. EL VIVIR CON
LOS OIOS PUESTOS EN EL
PASADO. EN EL RECUERDO.
CON OLVIDO DE QUE LA VIDA
ES SIEMPRE PROYECTtVA. A
CUALQLTER EDAD,
lo mismo- que se va a eonservar hasta el final. Desaparece totalmente la aetitud que expresa el «largo me lo fiais», caracteristiea
de la juventud pero que puede extenderse a la madurez. Erente a
la muerte, el \ iejo sabe que el que habra de morir -euando sea- es
el mismo, la persona en que se reeonoee, no un «yo» futuro dificil
de imaginar.
Por esto la vejez es ante todo la edad de recapitutacton de la vida,
de plena posesion de ella, que permite la revision y !a posible rectificacion, 0 bien la aeeptaeion y eonfirmaeion de su forma y eontenidos. Esta posibilidad puede estar estorbada por el deterioro fisico o psiquieo, por la disminueion de las potencias, que acaso privan al viejo de esa toma de posesion que es lo mas valioso de su
edad, y lo que es insustituible.
Hay un error que con frecuencia se comete, y que es una '<inmoralidad» respeeto a la edad, la omision o destruecion de sus posibilidades: la vision exelusivamente retrospectiva, el vivir eon los ojos
puestos en el pasado, en el reeuerdo, eon olvido de que la vida es
siempre prayectiva, a eualquier edad. El que la vejez tenga como
telon de fondo ta muerfe no quiere deeir mas que una cosa: el hombre se aprieta eontra ella, la preve, la inctui/c cn su proyccto vital;
pero, entiendase bien, en su proyeeto.
En la vejez se pueden eonservar la ilusion y el entusiasmo; en eierto sentido, la limitaeion del futuro hace mas precioso el fiempo de
que se dispone, y que no se puede desperdiciar ni malgastar. Ningun tiempo lo es, porque es finito e insustituible; pero su indefinicion puede explicar la desatencion o desvaloracion de la duracion
disponible; en la vejez esto carece de sentido.
Y en la vejez, por ultimo, se pueden continuar las trayeetorias, se
pueden abandonar algunas -por imposibilidad o por decepcion y
desinteres, por depuraeion, en suma-. Y algo aiin mas interesante:
se pueden inieiar trayeetorias nuevas, en artieulacion eon las antiguas. No es probable que estas, reeientes, naeidas en la ultima edad,
sean abandonadas; siempre podran frustrarse, por la inseguridad
de la vida, que persiste hasta el final; por la experiencia adquirida,
tienen menos riesgo de ser inautenticas.
En cierto modo, la vejez resume las edades anteriores; si la recapitulacion es plena y efeetiva, no se refiere solo a los actos y conductas, sino a las diversas configuraeiones que la vida ha ido adquiriendo: esa mirada abareadora hace su balance, las considera moralmente, puede incluso completarlas, salvarlas en lo que hayan
tenido de defieiente, inieiar su justifieaeion.
Cnpitiito extrnctiuio dei libro "Tratado de lo inejor. La moral y la^ forums de la vida".
Aiianza Editorial
no
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