sans y egipcias - Typographia 1 Longinotti

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SANS Y EGIPCIAS
FASCÍCULO 4
TYPOGRAPHIA I - LONGINOTTI
2011
LONGINOTTI
TYPOGRAPHIA 1
ÍNDICE . SANS Y EGIPCIAS
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TÉCNICAS
#01. Análisis del tipo: retrato de familia.
#02. Forma y contraforma.
#03. Efectos ópticos.
TEMÁTICAS
#01. Sans Serif: clasificación.
#02. Egipcias.
#03. Percepción y pregnancia.
HISTÓRICAS
#01. La evolución de las Sans Serif.
#02. El tipo y las vanguardias.
201 1
FICHA TÉCNICA
#01
1/1
ANÁLISIS DEL TIPO: RETRATO DE FAMILIA
Ivana Heise, Jorge Mac Lennan
Veamos qué elementos hacen a una tipografía completa y cómo
varias tipografías pueden conformar una familia.
Antes que nada, repasemos su significado: una tipografía es un
set completo de caracteres diseñados bajo un mismo criterio de
formas y pesos, reunidos bajo un mismo nombre. Helvetica demi
y Helvetica bold son dos tipografías distintas que pertenecen a
una misma familia. También son denominadas “typeface” o a veces, solo “face”. Originalmente, una “type-face” era la superficie en
relieve de un caracter realizado en metal que, presionado sobre el
papel, imprimía el signo sobre éste.
Dentro de una misma tipografía podemos encontrar hasta cinco
diferentes grupos de signos o caracteres:
1. Caracteres estándar. En los países donde se utiliza el alfabeto
latino, el set de caracteres estándar incluye mayúsculas, minúsculas,
números (regulares), mayúsculas y minúsculas acentuadas, signos
de puntuación y una variada cantidad de signos, entre los que se
encuentran los signos matemáticos, símbolos de moneda y ciertos
caracteres lingüísticos.
2. Versalitas (Small Caps) y signos Old Style. Este set posee sus
mayúsculas de forma normal pero, sus minúsculas están suplantadas por mayúsculas de caja baja. Estos signos no son una versión
reducida de las mayúsculas. Las Small Caps son rediseñadas especialmente para trabajar inscriptas dentro de la caja de x; sus trazos
son ajustados ópticamente para que trabajen bien en el conjunto,
por lo tanto no es una mera reducción matemática (¡atención! Si
bien la mayoría de los programas para el trabajo gráfico brindan
esta opción –como también la de bold o italic– lo hacen a través
de un cálculo matemático y no ajustándolas ópticamente, por lo
cual se convierte en una alternativa no recomendable, ya sea por
legibilidad como por la integridad de los signos). La mayoría de
las mayúsculas de caja baja no tienen itálicas. Los signos Old Style
son en general números que no apoyan en la línea de base (generalmente usada para ellos) sino que están ubicados dentro de la
caja tipográfica al estilo en que se solían encontrar siglos atrás. Son
llamados números de Elzevir.
3. Set Expert. Las Experts reúnen varios signos usados menos
frecuentemente: ligaduras, signos de puntuación, fracciones y algunos pocos más.
4. Caracteres alternativos (alternates). También son llamados
Swash Capitals o Glyphs. Este set incluye algunos signos alternativos a la caja normal: ligaduras, versiones especiales de caracteres
para finales de un texto, mayúsculas ornamentadas, etc.
5. Titling Capitals. Las Titling Caps son mayúsculas diseñadas
especialmente para trabajar en cuerpos grandes. También son denominadas Display. No poseen signos de caja baja.
Sobre las variables
Para enriquecer la naturaleza formal de un texto, una familia tipográfica completa propone (o debería hacerlo) al menos tres categorías diferentes:
• GLOSARIO
Glifos o glyphs: Diseños de tipos alternativos para un mismo caracter o conjunto de caracteres, los
cuales brindan mayor versatilidad en el uso de la familia tipográfica. Ligadura: Dos o más letras
enlazadas en un único caracter.
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a. Roman/Italic. En oposición a la tipografía Romana que es
construida ortogonalmente, la itálica es una versión especialmente
diseñada sobre un eje, en un ángulo determinado. Éstas fueron
utilizadas por primera vez por Aldo Manuzio en el 1501, con la
intención de simular la escritura manuscrita. Las itálicas son propias de las familias serif. Las versiones italizadas de las familias
sans serif son, en realidad, oblicuas.
b. Diferencias de pesos. La otra variable posible en una familia es
la relacionada con sus pesos, que permite trabajar con contrastes o
generando énfasis en palabras u oraciones sin necesidad de recurrir
a otras familias para lograrlo. Una familia se articula en torno a
la Roman (también llamada Regular, Plain o Normal) y a partir
de ella se generan sus variables de peso (cada una de ellas con su
propia itálica u oblicua). A continuación detallamos las variables
más comunes y sus nombres:
Cada variación en el peso es cuidadosamente rediseñada. Es un
hecho que, como cada tipografía no tiene un ancho constante en
cada zona del signo, una variable más pesada debe mantener la
misma relación entre sus trazos finos y gruesos. Además, ésta crece
en variación de peso hacia lo ancho y no tanto en el alto ya que
debe preservar una altura de x coherente entre un peso y otro. Es
por eso que la función bold ofrecida por un programa es –como
en el caso de las itálicas y las Small Caps– una solución no aconsejable ya que las engrosa matemáticamente, de manera constante
tanto en sus partes finas como en las gruesas. Además, y de yapa,
en el 99% de los casos no imprimen bien.
c. Diferencias en el ancho. Esta diferencia de proporción se refiere al eje horizontal de un tipo. Originariamente fueron diseñadas
para obtener un mayor peso visual en piezas gráficas –generalmente de lectura media y lejana– sin tener que modificar la altura
del signo. Su uso se hizo muy popular durante el siglo XIX, con el
desarrollo de los tipos de madera.
Sus variables posibles son: Ultracondensed, Extracondensed,
Condensed, Normal, Extended y Wide. Sin embargo la mayoría
de las familias sólo contemplan algunas de las nombradas. Existe
además una variante que abarca a las Compressed y las Narrow,
que son más condensadas que las Condensed y en general ofrecen
un mayor contraste entre los trazos finos –horizontales– y gruesos
–verticales– del signo.
FICHA TÉCNICA
#02
1/2
FORMA Y CONTRAFORMA
Ivana Heise, Jorge Mac Lennan
“No sólo existe lo visible y concebible, sino también lo inevitable y lo
inconcebible” (Vassily Kandisky).
Según la filosofía oriental, la esencia de la forma creada depende
del espacio vacío. Sin su interior vaciado, un jarro no es más que
un pedazo de arcilla; sólo se convierte en jarro gracias al espacio
vacío en su interior.
“Treinta radios convergen en el centro / de una rueda, / pero es
su vacío / lo que configura la esencia de la rueda. / Se moldea la
arcilla para hacer la vasija, / pero de su vacío / depende la esencia
de la vasija. / Los muros, con sus ventanas y puertas, / forman una
casa, / pero es el vacío que hay entre ellos / lo que crea la esencia
de la casa. / Este es el principio: / la materia contiene la forma útil,
/ pero lo inmaterial crea la esencia.” (Lao-Tse).
Consideremos esta página. Todos los espacios vacíos tienen la misma cualidad tonal, es decir, no poseen contraste. Por consiguiente,
los percibimos –bajo una concepción clásica– como fondo. Este
posee tamaño y forma debido al contraste con lo que no es página,
en relación a los bordes. Así, lo impreso establece un marcado contraste tonal con el fondo convirtiéndose en figura y en el centro de
la atención. Cada letra, cada palabra o línea tiene su forma a causa
de su relación de figura con respecto al fondo. Lo no impreso no
es, por lo tanto, un vacío infinito sino un elemento esencial de lo
impreso. Este contraste figura-fondo es continuamente necesario
para que podamos ver las formas y por ende, sus contraformas
(formas negativas del espacio no ocupado).
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nos impresos; juntos actúan sobre una superficie determinada. El
espacio entre los caracteres se convierte en campo de fuerzas cuyas
líneas invisibles surcan y se entrecruzan con el texto impreso.
Varios fueron los artistas que se ocuparon de la dualidad figurafondo, y por ende de la forma-contraforma. Paul Klee explica que
el tipo de atención normal enfoca la figura en positivo. Dicha figura podría estar encerrada por una línea o no, en el caso de que
se mire primero el fondo, con gran esfuerzo, se puede ver la figura
en negativo, o al revés. En el surrealismo podemos ver la Copa de
Dalí, que al mismo tiempo son dos perfiles, a veces, quien mira el
cuadro descubre primero los dos perfiles, otras veces descubre primero la copa, es imposible poder ver o descubrir al mismo tiempo
las dos imágenes. Por otro lado, Matisse en su artículo “Color y
Alegoría”, sostenía: “Para mí la expresión no es la pasión que transparenta un rostro, por ejemplo, ni tampoco se manifiesta en un gesto
violento, reside más bien en la composición global de mi cuadro: en la
superficie que contiene los cuerpos, en las áreas vacías que los rodean
y en las proporciones.” Si el renacimiento italiano consideraba el
espacio vacío como fondo –en segundo plano y rodeando el objeto–, el arte moderno, sobre todo a partir de los movimientos
vanguardistas, por el contrario, da al espacio vacío el mismo valor
que a los demás elementos que conviven con él. En lugar de un
espacio vacío que rodea la superficie, tenemos una relación de tensión entre superficies.
Tanto la forma como la contraforma son igualmente importantes
al momento de diseñar y es fundamental adquirir sensibilidad con
respecto a ambas. El espacio interior blanco de una letra contribuye
a su forma. Entonces, el diseñador de tipos deberá equilibrar constantemente forma y contraforma en el momento de su creación.
Los diferentes efectos obtenidos por la combinación de signos resultan de la acción recíproca entre el blanco del espacio interior y el
blanco de la separación entre letras, es decir, del interletrado.
Separaciones estrechas dan un blanco más intenso y al mismo
tiempo refuerzan la acción de la forma interior blanca. Las letras
pueden espaciarse hasta llegar a un equilibrio armonioso entre el
blanco del espacio interior y el blanco del espaciado. El espaciado
entre signos tipográficos proporciona al tipógrafo el medio de reforzar o reducir el efecto de las contraformas. La legibilidad de una
puesta de texto puede verse perturbada cuando un interlineado
excesivo produce, por un efecto de tiras blancas, una contraforma
demasiado importante, una contraforma que domina la atención
hasta tal punto que perjudica a la forma, es decir el conjunto gris
de la línea de texto preciso para la legibilidad. Un texto bien compuesto debe presentar un equilibrio entre lo impreso y los espacios
en blanco, a fin de realzar el valor de ambos elementos.
En la composición general de un trabajo deben incorporarse la
extensión y el valor de las áreas no impresas y esforzarse en distribuirlas de manera equilibrada con el fin de no perder el efecto de
claridad que proporciona el blanco en un texto. En la tipografía
contemporánea, el blanco ya no es sólo el fondo pasivo de los sig-
• BIBLIOGRAFIA
Robert Gillam Scott. Fundamentos del diseño, Editorial Victor Leru, 1973.
Emil Ruder. Manual de diseño tipográfico, GG Diseño, 1992.
Vassily Kandisky. Punto y línea sobre el plano, Editorial Premià, 1988.
Un signo extrañado por la escala y encuadre de su forma genera una percepción dual
entre lo que ocupa con su superficie y lo que deja libre en el soporte.
FICHA TÉCNICA
#02
2/2
FORMA Y CONTRAFORMA
Ivana Heise, Jorge Mac Lennan
(a)
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(b)
(c)
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(a) (b) (c)
El uso de la interlinea y la interletra cerrada ayudan
a generar distintos niveles y modos de lectura.
(d) (e)
Trabajar con forma y contraforma favorece
la fragmentación del campo, generando estructuras
y tensiones entre vacios y llenos.
(f )
Distintos pesos entre familias tipográficas ayudan
a diferenciar niveles de lectura.
(g) (h) (i)
Diferentes cuerpos, encuadres y ligaduras entre signos
contribuyen a generar variación en los paisajes visuales.
(d)
(e)
(f )
(g)
(h)
(i)
FICHA TÉCNICA
#03
1/3
EFECTOS ÓPTICOS
Ivana Heise, Jorge Mac Lennan
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El trabajo con formas tipográficas es, sin duda, un juego entre el
blanco y el negro, entre la forma negra de los trazos del signo y el
fondo blanco del papel, entre la forma y su contraforma. Y ambas
están íntimamente relacionadas; si una aumenta la otra disminuye
y viceversa. Nuestra percepción sensible –óptica y estética– es superior a la construcción geométrica y es a ella a la que debemos recurrir al buscar el equilibrio en la confrontación de blanco y negro.
Una relación de contrastes tan acusados es un campo abonado para la
aparición de algunas ilusiones ópticas que deberemos tener en cuenta a la hora de trabajar tipográficamente, ya que al igual que otras figuras bidimensionales que son percibidas por nuestra vista, también
las letras con las que trabajamos están sujetas a leyes ópticas. Por eso
para el examen de sus cualidades formales no son determinantes los
instrumentos de medida, sino el juicio del ojo humano.
La mayoría de los contenidos de este apartado pertenecen al artículo de Eduardo Herrera Fernández “Fundamentos ergonómicos
para la configuración de signos tipográficos” que apareció publicado en el número 9 de la revista GRRR. Asimismo también se
han incluido textos de Jost Hochuli publicados en su libro “El
detalle en la tipografía” y algunos dibujos del tipógrafo islandés
Gunnlaugur SE Briem.
La proporción de las contraformas
La exacta bisección geométrica horizontal de una superficie da
como resultado una mitad superior que parece, ópticamente, más
grande que la inferior. Resultarán dos partes iguales si se realiza la
división horizontal por encima del centro geométrico, o sea en el
llamado centro óptico.
Este principio lo podemos aplicar a los blancos internos de las
letras (contraformas) que poseen en su estructura una división horizontal de espacios similares (B, E, S, X). En estos casos la contraforma superior debe ser un poco más pequeña que la inferior.
Figura 4
Figura 5
Otro ejemplo de esto, se puede observar en la figura 6. El número
8 de la izquierda tiene una contraforma superior más grande que la
inferior. La proporción de las mismas varía paso a paso hasta que
se invierte en el número 8 de la derecha.
Figura 6
El tamaño de las formas básicas
Teniendo el mismo tamaño, los círculos y los triángulos parecen
más pequeños que el rectángulo. Para que parezcan iguales, hay
que trazar los vértices y las curvas un poco por encima, y por debajo respectivamente de las alineaciones superiores e inferiores,
como se muestra en la figura 1. Esto afecta a las letras que presentan vértices o curvas en sus trazos superiores o inferiores. Con
este fin es preciso añadir un juego de líneas guía para no perder el
equilibrio (figura 2). Este ajuste (en inglés llamado Overshot) no es
necesariamente simétrico para las instancias superiores e inferiores
de los signos ajustados (figura 3).
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El número señalado tiene ambas contraformas del mismo tamaño
por lo que no presenta un buen aspecto. Este aspecto mejora notablemente en la cuarta y la quinta figura en las que la contraforma
inferior es ligeramente más grande.
El grosor de las líneas
Siendo las líneas de un mismo grosor, las horizontales parecen más
anchas que las verticales, como muestra la figura 7.
Figura 7
Este caso aplicado a la tipografía se nos presenta en todas las letras
compuestas con trazos verticales y horizontales (E, F, L, T, H,) en
las cuales los trazos horizontales son un poco más estrechos.
Figura 1
Figura 2
Figura 8
Este principio no solo afecta a las formas rectas sino también a las
curvas que tienen que ser, en su punto horizontal más ancho, de un
grosor mayor al de las verticales (B, C, D, G, P, R, S)
Figura 3
Figura 9
FICHA TÉCNICA
#03
2/3
EFECTOS ÓPTICOS
Ivana Heise, Jorge Mac Lennan
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Asimismo en las letras de formas circulares (O, Q) y con el objeto
de evitar que las mismas parezcan más anchas que altas, debemos
evitar imaginarlas como un círculo perfecto.
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La dimensión vertical
Nuestra vista tiende a observar las imágenes de arriba abajo. Es
por esto que notamos que las partes superiores de las letras nos
parecen ópticamente más acentuadas que las inferiores. Con el fin
de equilibrar ópticamente los trazos de los signos en los cuales es
necesario, se debe disminuir el ancho de los trazos superiores. Este
problema afecta a las letras: B, C, E, S, X, Z.
Figura 10. A la izquierda sin corregir y a la derecha corregido
Figura 14
Cuidado con los nudos
En el ejemplo de la figura 11 se aprecia como en una serie de cuadrados negros aparecen zonas o manchas grises entre los ángulos
de cada cuadrado. Este efecto es debido a que el valor luminoso
que desprende el cuadrado tiende a prolongarse virtualmente.
Figura 11
Al coincidir líneas curvas con rectas o con otras curvas, así como
dos líneas oblicuas, se producen nudos, es decir, una forma no homogénea en cuanto a su regularidad en el color, a no ser que sea
corregido.
Para solucionar esto es necesario estrechar los trazos en los puntos
de conjunción, e incluso disminuir el grosor del asta. Como vemos
en la figura 12 las distintas letras r presentan un grosor de trazos diferentes en el punto de unión de sus astas. La que aparece marcada
es la solución adoptada por Adrian Frutiger para su Univers Negra.
Las letras y su luminosidad
La luminosidad del fondo de las letras fluye desde arriba y desde
abajo en los espacios interiores abiertos de las mismas. Diversos
estudios sobre legibilidad han demostrado que la luz que entra
desde la parte superior es más fuerte o activa que la que se introduce desde la parte inferior. Es por esto que el espacio interno de
la n deberá ser más ancho que el de la u.
Figura 15
Unión de líneas curvas con líneas rectas
La unión de líneas curvas con líneas rectas no debe hacerse de
manera geométrica ya que produciría el efecto óptico por el cual
se aprecia que las astas verticales oprimen en el centro el espacio
blanco interno. Esto se produce por la tendencia de los semicírculos a cerrarse, por lo que las rectas parecerán torcidas hacia adentro.
Por medio de una curvatura hacia el exterior de estos trazos verticales, se eliminará este efecto.
Figura 12
Asimismo la figura 13 nos muestra como los trazos oblicuos que
forman la letra V deben de ser tratados en su unión para evitar
este efecto.
Figura 13
• BIBLIOGRAFÍA
Texto especialmente adaptado de: www.unostiposduros.com.
Emil Ruder. Manual de diseño tipográfico, GG Diseño, 1992.
Figura 16
FICHA TÉCNICA
#03
3/3
EFECTOS ÓPTICOS
Ivana Heise, Jorge Mac Lennan
Cualidades geométricas y ajustes ópticos
El sentido de la vista, desde el punto de vista fisiológico, tiene
ciertas reglas de percepción que escapan a la precisión matemática.
La articulación de estímulos visuales con sus contextos de aparición (soportes) está cruzada por factores de condicionamiento que
reinterpretan los estímulos lumínicos. La mente configura, a través de ciertas leyes, la información que llega a ella por los canales
sensoriales (percepción), los cuales al ser puestos en relación con
la memoria (formación, conocimientos previos, estructura cultural,
etc.) cobran un valor de sentido particular en cada experiencia.
Aquí proponemos una serie de situaciones arquetípicas donde la
percepción es regla y condición en la mirada.
1. Para el ojo, el cuadrado geométrico parece más ancho que alto.
Para conseguir un cuadrado óptico, por lo tanto, hay que aumentar
ligeramente la altura.
2. La división transversal en una figura geométrica, hace que la
parte inferior parezca más pequeña.
3. La ancha franja horizontal parece más gruesa que la misma franja colocada verticalmente. Es un efecto de la fuerza de gravedad.
4. La gruesa franja, colocada verticalmente, parece más delgada.
5 a 10. El cuadrado negro, reducido progresivamente, acaba pareciendo un punto redondeado.
11. El círculo geométrico parece más ancho que alto.
12. Dos semicírculos, yuxtapuestos en forma de “S”, no pueden
formar una unidad orgánica. Los dos movimientos quedan blo-
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queados en el punto de unión y esta ruptura debe corregirse ópticamente.
13. Un movimiento circular desemboca en dos líneas rectas. La
tendencia del semicírculo a cerrarse se evita con las rectas. Aquí
también se establece una ruptura en los puntos de transición. Una
“U” no puede construirse geométricamente.
14 y 15. Según su posición sobre la superficie, el mismo círculo
negro actúa de manera diferente sobre nuestro ojo. En la parte
superior, el círculo parece flotar como un globo, mientras que en el
borde inferior transmite una sensación de peso.
16 y 17. El triángulo como pirámide comunica estabilidad; colocado al revés, la misma forma parece oscilar y da la impresión de
inestabilidad.
18 y 19. Una ancha franja situada horizontal y verticalmente. La
forma horizontal parece pesada y grave; vertical, se aligera y se
moviliza.
20 y 21. Cuadrados negro y blanco del mismo tamaño. El cuadrado blanco se difunde más allá de sus límites sobre el fondo negro
y parece sensiblemente mayor que el cuadrado negro de mismo
tamaño, pero sobre un fondo blanco.
22 y 23. Líneas paralelas horizontales y verticales forman un cuadrado. Las líneas horizontales hacen parecer el cuadrado más alto
de lo que es y las verticales lo hacen parecer más ancho.
24 y 25. Una superficie cuadrada queda marcada por dos líneas
horizontales y luego por dos verticales. Las líneas horizontales
amplían la superficie, las verticales la hacen más alta.
FICHA TEMÁTICA #01
LONGINOTTI
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1/1
SANS SERIF: CLASIFICACIÓN
Ivana Heise
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Grotesco
Los primeros tipos sans serif (sin remate, lineales, o de palo seco)
aparecen en los catálogos de principios del siglo XIX; eran unos tipos pesados y voluminosos, y generalmente sólo tenían la versión de
caja alta. Existían tipos móviles de madera, pero su uso se restringía
a los rótulos de gran tamaño. A finales del siglo XX empezó a haber un cierto interés por estas formas, debido al crecimiento de las
necesidades de impresión de rótulos de exhibición, y Morris Fuller
Benton reaccionó con rapidez copando el mercado para la American Type Foundry (ATF) con sus tipos Alternate Gothic (1903),
Franklin Gothic (1904) y News Gothic (1908). En todos ellos, el
trazo presenta acusado contraste de grosor y existe una cierta dureza en las curvas. El Trade Gothic, de Jackson Burke (1948) es bastante más suave; sin embargo, el Franklin Gothic ha superado con
creces la prueba del tiempo y sigue siendo inmensamente popular.
. Algún contraste en el grosor de los trazos.
. Una ligera cuadratura en las curvas.
. La “R” de caja alta tiene usualmente una rama curvada.
. La “g” de caja baja tiene a menudo, aunque no siempre, un ojal
cerrado.
. La “G” de caja alta tiene usualmente una uña.
Typographia
x
Franklin Gothic Demi, 32 pts.
Neogrotesco
Son similares a los del grupo grotesco, pero los contrastes de grosor de trazo están menos marcados; en efecto, los caracteres tienen
un aspecto más normalizado, habiendo perdido sus características
de escritura a pluma. La embocadura de ciertas letras, como la C,
suele ser más abierta que las grotescas. La diferencia más acusada
entre los dos grupos es que en las neogrotescas la letra “g” no tiene
anillo inferior cerrado, sino una simple cola. Akzidenz Grotesk,
lanzada por la fundición Berthold en 1896, y conocida también
como Standard (sobre todo en América), alcanzó gran popularidad entre los tipógrafos del estilo suizo; en la década de 1950
sirvió de base para el diseño de la letra Neue Haas Grotesk / Helvética, por Max Miedinger y Edouard Hoffman, y también para
el de la letra Univers, de Adrian Frutiger. El tipo Folio, diseñado
por Konrad Bauer y Walter Baum, sigue el mismo modelo. Venus,
un diseño de 1907 realizado por Wagner & Schmidt para Bauer,
alcanzó cierta popularidad en el Movimiento Moderno y sigue
existiendo en una amplia gama de variantes.
Typographia
x
Berthold Akzidenz Grotesk Bold, 32 pts.
Geométrico
Son tipos sans serif que siguen las reglas de las formas geométricas minimalistas –círculo y el cuadrado– y obedecen al lema
de que “la forma sigue a la función”, con un diseño en el cual el
grosor de los rasgos tiende a ser constante. De entre todos ellos,
el principal es el Futura, diseñado por Paul Renner en 1927, un
• BIBLIOGRAFÍA
BLACKWELL, LEWIS. La Tipografía del siglo XX, Ed. G. Gili 1992.
MEGGS, PHILIP B. Historia del Diseño Gráfico. Trillas, 1997.
FRASCARA, JORGE. Diseño y comunicación visual. Ediciones Infinito - Cicero Publicidad S.A, 2002
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tipo que rápidamente adquirió –y conservó– una gran popularidad, pues a la vez que expresaba las ideas racionalistas, también
tenía unas proporciones clásicas, tanto individual como globalmente considerado. Fue profusamente copiado. Erbar (1922), de
Jacob Erbar, es ligeramente anterior a Futura y bastante similar
a él. Kabel (1927) de Rudolf Koch, es un diseño más personal
que la separa en algunos aspectos del minimalismo de sus contemporáneos geométricos. Eurostile, de Aldo Novarese, es agrupado en ocasiones con los neogrotescos, pero se trata de una
interpretación esencialmente geométrica de la forma del cuadrado. En el Avant Garde Gothic (1970) de Herb Lubalin y Tom
Carnase, se pretendía desarrollar el modelo geométrico de un
tipo que tuviera un alto grado de legibilidad en usos diferentes,
y cuyas numerosas ligaduras debían dar la oportunidad de realizar toda clase de aplicaciones de rotulación de carácter distintivo.
. Construidas a partir de formas geométricas como el círculo y el
rectángulo.
. Usualmente monolineales.
. Usualmente presentan una “a” de caja baja en forma cerrada.
Typographia
x
Futura Heavy, 32 pts.
Humanista
Estos tipos no siguen muy al pie de la letra a sus precedentes sans
serif del siglo XIX, sino que sus raíces se retrotraen a las inscripciones romanas, y también a la escritura manual de caja baja de los
humanistas del Renacimiento, al igual que ocurría con los tipos
con remate de los grupos humanista y Garalde. Sus grosores de
asta no son uniformes, sino que presentan ciertas modulaciones.
El Gill Sans de Eric Gill, se inspiró en el tipo Underground de
Johnston para el metro de Londres, así como en las anteriores
experiencias del propio Gill en rótulos e inscripciones en piedra,
lo que lo colocaba instintivamente muy cerca de las formas de
las inscripciones romanas, origen último de este grupo de tipos.
Óptima, de Hemann Zapf (1958), y Pascal, de José Mendoza y
Almeida (1960), presentan notables variaciones en el ancho de
asta que rompen con la monótona línea de tipos geométricos y
neogrotescos que prevalecía en el momento de sus respectivos lanzamientos. Goudy Sans, de Federic Goudy (1925), es un tipo más
lúdico, ofreciendo diversas variantes y una pronunciada tendencia
a lo “inscriptivo” en sus uniones “cinceladas” que lo sitúan muy
cerca del grupo glífico de tipos.
. Basadas en las proporciones de las mayúsculas inscripcionales romanas y el diseño de caja baja de las romanas de los siglos XV-XVI.
. Contrastes y ajustes ópticos en los trazos y sus encuentros.
. La “a” de caja baja suele tener un remate en forma de cuña.
Typographia
x
Gill Sans Bold, 32 pts.
FICHA TEMÁTICA #02
1/2
EGIPCIAS
Ivana Heise
Las egipcias deben su nombre al romanticismo del s. XIX, que
las relacionó con los sueños de Napoleón por conquistar Asia.
También son denominadas bloque serif, slab serif o mecano; esta
última nomenclatura hace referencia al momento de aparición de
estos tipos, durante el florecimiento de la Revolución Industrial.
El mundo se volvió mecanicista y la tipografía vivió una transformación; aunque las didot (como Bodoni) daban cuenta de haber sido
trazadas con instrumentos de precisión, conservaban aún ciertas
reminiscencias caligráficas. Las mecánicas o egipcias, por su parte,
anuncian con descaro el desligamiento de las formas tradicionales
y muestran un aspecto mucho más enérgico. A diferencia de las
romanas modernas generadas en la misma época, los tipos egipcios
tienen su base física en la madera y no en el cobre o hierro.
En 1817, la aparición de la máquina a vapor en Inglaterra, y su velocidad de impresión llevan a una verdadera democratización de la
cultura: los tipos egipcios, pensados básicamente para rotulación,
son simples de tallar en madera para impresiones de afiches callejeros. Su pesada estructura así como sus trazos terminales cuadrados y
sin enlazar, les daban mayor impacto que la Letra Gruesa, que eran
tipos modernos exageradamente engrosados, que se utilizaba hasta
entonces en carteles y comunicaciones publicitarias, y su popularidad se prolongó hasta el último cuarto del s. XIX. A partir de la
misma egipcia nacerán un poco más tarde las primeras experimentaciones con tipografía de palo seco o sans serif. En 1845, William
Thorowgood emitió un nuevo tipo egipcio para la Robert Besley
& Co. llamado Clarendon que presentaba trazos terminales enlazados, algún contraste entre sus trazos y un mejor encaje y que
llegó a representar un pequeño subgrupo dentro de los tipos de
estilo Egipcio. Este tipo, con pequeñas modificaciones como fue
la de dotarle de mayor altura de x, ha demostrado su durabilidad
como tipo de texto y rotulación y ha sido empleado sobre todo en
ediciones de periódicos.
Sobre los tipos de madera
LONGINOTTI
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alemanes del s. XV, Wells fue el primero en utilizar la fibra de
madera para su realización, cosa que permitió un mayor detalle
en los diseños así como una mayor durabilidad con respecto a sus
predecesores. Las maderas preferidas eran las de arce, peral y cerezo,
quedando la de arce como la más usada a mediados del s. XIX. El
fino detalle alcanzado en el diseño y la aplicación de métodos de
producción en masa, posibilitó la gran proliferación de estos tipos.
El propio Wells inventó una máquina que permitió la elaboración de grandes cantidades de tipos de madera partiendo de un
original. En 1834 William Leavenworth, añadió un pantógrafo
a la máquina de Wells y de esta manera era muy fácil copiar los
diseños de la competencia como si trazaran su forma con un lápiz.
Así si juntaban dos tipos de madera aparentemente iguales pero
uno era un poco más alto que otro, evidentemente uno era la copia
pantográfica del otro. Pero el pantógrafo también servía para inspirar a los creadores de tipos de madera, así usando una letra como
patrón era muy fácil crear letras sombreadas, itálicas, invertidas,
etc. El mayor hito en la producción de estos tipos se produjo en
1874 cuando la William H. Page Woodtype Company de Conecticut publicó su extraordinario muestrario de tipos cromados. El
desarrollo de la litografía hizo rápidamente obsoletos a los tipos
de madera sobre finales del s. XIX pero no es hasta 1969 cuando
Rob Roy Kelly publica su importante libro American Woodtype:
1828-1900 en el que describe con detalle el proceso de manufacturación, los mercados y el desarrollo histórico de esta industria. Los
tipos de madera no son materia fácil de estudio e identificación, en
los tipos de metal las fundiciones identificaban los suyos con una
pequeña marca en el lado de cada tipo, pero los creadores de tipos
de madera solo ocasionalmente imprimían su marca en el lateral de
la letra “A” de caja alta. Asimismo, identificarlos por medio de los
catálogos de la época se hace también sumamente difícil debido a la
propia escasez de estos (Kelly en su libro solamente dispone de 58
catálogos diferentes entre 1828 y 1919). Usados mayoritariamente
para publicidad, los tipos de madera poseían ciertas características
que no tenían los de metal: la forma impresa era directamente
negra ya que así habían sido diseñadas. Por sus cortos ascendentes
y descendentes ocupaban poco espacio, además un simple cambio
de estilo propiciaba una ruptura visual entre líneas sin tener que
recurrir al interlineado.
Los tipos de madera fueron una expresión singular de la gran
expansión geográfica y comercial que tuvo lugar durante el siglo XIX. Con ellos se anunciaron nuevos productos, nuevas rutas,
candidatos políticos, proclamas gubernamentales, etc, ya que en su
mayoría fueron creados como tipos destinados a la publicidad. Los
tipos de madera se desarrollaron de una forma más significativa en
los EEUU que en Europa, debido a su pujanza económica, cantidad de mercados y disponibilidad de materia prima. En 1828, el
impresor neoyorquino Darius Wells expone en la primera hoja de
muestras de tipos de madera la ventaja de estos sobre los de metal:
“.. estos tipos (de madera) están realizados con una máquina que les
da una superficie perfecta y una altura exacta y uniforme, mientras
que los tipos grandes de metal tienen un poco cóncava su superficie
y además la facilidad que tienen para romperse por el centro y por
los trazos descendentes es algo que los tipos de madera obvian y
también es algo que los impresores apreciarán, sobre todo si viven
lejos de las fundiciones. Los tipos de madera, como los presentados
en esta hoja, son más convenientes en muchos aspectos que los de
metal, así como más duraderos y con un apreciable menor costo”.
Darius Wells, fue el primero en producir tipos de madera de forma
comercial en 1827, y aunque estos ya aparecen en algunos libros
Carteles publicitarios realizados con tipos de madera del s. XIX
• BIBLIOGRAFÍA
BLACKWELL, LEWIS. La Tipografía del siglo XX, Ed. G. Gili 1992.
JORGE DE BUEN. Manual de Diseño Editorial, Santillana, 2000.
http://www.printinghistory.org/ http://www.woodtypeorg/
• GLOSARIO
Remates: Trazos iniciales o finales en los signos de determinados tipos. Revival: Adaptación (a
menudo regularizada) a las nuevas tecnologías o métodos de fabricación de un diseño existente.
Serif: denominación anglosajona de los remates o trazos terminales de los caracteres.
FICHA TEMÁTICA #02
2/2
EGIPCIAS
Ivana Heise
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Sobre los revivals y remakes
Durante los últimos años de la década de 1920, y a lo largo de los años
treinta, se generaliza un gran desarrollo por parte de las fundiciones
de muchos tipos sans serif y, por sobre todo, el renacimiento de las
egipcias: Memphis, de Rudolf Weiss (1929), Beton, de Heinrich
Jost (1931); Rockwell, para Monotype (1934), City, Cairo, Karnak,
Pharaon y Scarab entre otras. El grabado de estos tipos formó parte de la respuesta de las fundiciones a la búsqueda de los tipógrafos
publicitarios de un modo de impartir el espíritu de la época a las
comunicaciones de sus clientes. El tipo Playbill, de Robert Harling (1938) es una forma bastante extremada en la que los remates
son más potentes que los rasgos principales, en una imitación del
estilo de los carteles de teatro victorianos. Serifa es una versión
de egipcia con remate creada en 1967 por Adrián Frutiger para la
Fundidora Bauer, a partir de su anterior tipo sin remate Univers.
Generalmente, los tipos egipcios son de baja legibilidad en textos
extensos, sin embargo el tipo Serifa posee rasgos de las sans serif
humanísticas que la hacen mucho más versátil tanto en textos de
lectura como en aplicaciones con grandes cuerpos. Durante los años
1960 y 1970 grandes diseñadores y tipógrafos como Herb Lubalin
y Milton Glaser utilizaron estos tipos, y si bien al principio solo se
usaban para publicidad y para ilustrar temas de la época victoriana
o el viejo oeste, poco a poco y debido a su gran potencial fueron
apareciendo en revistas, televisión, portadas de discos, etc.
201 1
Sobre el análisis del tipo
. Tienen serif.
. Poco o nulo contraste en el grosor de los trazos.
. Las relaciones entre serif y bastón pueden ser angulares -al estilo
francés- (Memphis) o bien curvas suavizando el contacto de la
vertical con el asiento -al estilo inglés- (Clarendon).
. Sus remates o bastones pueden ser cuadrados (Lubalin Graph,
Robotik) o bien redondos (Cooper Black).
. El espaciado entre sus signos (kerning) es normalmente ancho.
. Los trazos terminales son generalmente del mismo grosor que
las astas.
. Lo habitual es una gran altura de x.
. Los descendentes de la caja baja son extremadamente cortos.
(a) Tipos realizados en madera en el s. XIX.
(b) Uso de la familia Beton de Heinrich Jost, del
año 1931.
(c) Ejemplos de varios tipos egipcios, todos
compuestos en 30 pt. con su tracking y kerning
normal. Frente a tipos sans serif o romanas, en
general todas las egipcias poseen un interletrado
amplio y una altura de “x” marcadamente alta
(d) La familia Clarendon, si bien fue lanzada
por la Robert Besley & Co. en 1845 tomó gran
popularidad a partir de 1890 y su uso se extendió
hasta finales de 1920.
(a)
(c)
(d)
(b)
FICHA TEMÁTICA #03
1/1
PERCEPCIÓN Y PREGNANCIA
Ivana Heise
Percibir es “reconocer”
Sea el conjunto de letras tpenrepioc. Realmente, no lo han percibido, no se acuerdan de él. Y sin embargo está constituido de las 10
letras que componen la palabra perception (percepción).
Permanezcamos en el terreno de la perception.
Han visto y reconocido esta misma palabra, y sin embargo no tenía amputada la mitad inferior de su grafismo. Y sin embargo, la
misma mitad superior así reconocida, habría podido ser la de otra
palabra, la de nersentjcp. La han “reconocido” de la manera que
describe Paul Valery: “El ojo es el órgano de la visión, pero la mirada
es acto de previsión y está mandada por todo lo que puede ser visto, debe
ser visto, y las negociaciones correspondientes”. Por la misma época
otro filósofo, Henri Bergson, había dicho: “Percibir acaba por no ser
más que una ocasión de acordarse”.
Y es el carácter de reconocimiento de la percepción el que explica
esos lapsus visuales que son las ilusiones ópticas, engendradas por
dibujos imposibles que ciertos artistas se han complacido en realizar; el más conocido de ellos es el artista holandés M. C. Escher.
Veamos algunas de las características del funcionamiento de nuestra mente; ésta funciona muy rápidamente, y prefiere lo ya conocido, lo que tiene un sentido. Hemos leído perception como perception y no como nersentjcp porque nuestra mente estaba impaciente
por ir adelante, sin pararse demasiado tiempo en la imagen visual
de una palabra, y porque ha escogido de un modo absolutamente natural, la que en el contexto de este estudio tenía sentido: la
palabra perception (percepción). De la misma manera podemos
comprender nuestros errores de interpretación de los dibujos imposibles. Llevada a estos límites extremos, esta concepción no nos
permitiría más que volver a encontrar formas ya conocidas, y nos
vedaría toda percepción de información nueva. Percibir es también
–y a menudo afortunadamente– producir, construir formas nuevas,
pero a partir de materiales bien conocidos, y siguiendo principios
bien determinados.
El principio más sencillo es el de la analogía: la forma nueva es reconocida porque está vecina de una forma ya registrada, no distinguiéndose más que por detalles o por un elemento registrado (como
abreviaturas) o añadido (palabras compuestas). Otro principio, más
fecundo pero más complejo, es el de la integración: formas de un
nivel perceptual dado engendran una nueva forma de un nivel superior. Pero, conforme a los principios de la Gestalt-psychologie,
esta nueva forma no es percibida como la suma de las formas iniciales, sino como un todo: un todo superior a la suma de sus partes.
Esta forma,
es percibida como la de un cubo y no como la
suma de seis planos.
Este
es percibido como un plano y no como la suma de
cuatro segmentos.
Cada signo del alfabeto es percibido como una letra, y no como la
suma de rectas y curvas que la constituyen, y cada palabra, como
un signo del lenguaje, y no como una suma de letras...
• BIBLIOGRAFÍA
Fragmento tomado y de: FRANCOIS RICHAUDEAU. “Una nueva fórmula de legibilidad”.
Communication et langages, Nº44.
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Pero si una forma nueva es en demasía extraña a formas conocidas,
ya no hay percepción, con lo que ello implica de asociación entre
formas y sentido, sino desciframiento, es decir, análisis incómodo
de detalles (sonoros o visuales) sin nexo significativo entre sí.
Dicho esto, entre todas las formas “registradas” en nuestra memoria, y que nuestros mecanismos de percepción nos permiten reconocer, algunas se muestran más fuertes, más eficaces, y a las que
llamaría –tomando el vocabulario de la Gestaltpsychogie– más
pregnantes.
Sobre el grado de pregnancia
Veamos las relaciones entre este grado de pregnancia y la longitud
de palabras: la experiencia muestra que las palabras reconocidas
más fácilmente y más rápidamente, son –y ello parece normal– las
palabras más cortas y más usuales.
Y se ha demostrado que, estadísticamente hablando, las palabras
más usualmente empleadas son las más cortas. La explicación generalmente dada es la de una ley del menor esfuerzo que:
. Instantáneamente incitaría a cada uno de nosotros a preferir palabras
cortas de escribir (o de pronunciar) a palabras más largas.
. Al hilo de los años (y de los siglos) acortaría las palabras más usuales,
reemplazándolas por otras más cortas (estereofónico pasa a “estéreo”, y
metropolitano a “metro”).
Pero esta tendencia a utilizar lo más a menudo posible estas palabras “fáciles” conduce a multiplicar su sentido, a acrecentar lo que
los lingüistas llaman polisemia. Cuanto más usual y más corta es
una palabra, más significación posee... y por consecuencia, menos
precisa es, y más desvaída su significación. Sin embargo, una palabra no adquiere su plena eficacia más que en un contexto lingüístico más amplio, en asociación con otras palabras en el seno de
una frase; una asociación o más exactamente una combinación que
respeta reglas imperativas y precisas, particularmente en la colocación relativa de estas palabras, reglas dadas por la sintaxis. Si trato
de memorizar una lista aleatoria de palabras, sin nexo sintáctico
ni semántico entre sí, retengo (igual que usted) una media de 5
palabras. Si estas mismas palabras forman una frase, en mi calidad
de lector bastante bueno, retendré entre 9 y 23 palabras, según
los casos. ¿Por qué 9 palabras en un caso y 23 en otro? En parte,
en función de la pregnancia de las palabras. Pero, sobre todo, en
función de la estructura de la frase. Cuando leo una lista aleatoria
de palabras, me encuentro es situación de desciframiento, siendo la
unidad de desciframiento no ya la letra, sino la palabra.
Ningún nexo entre estas palabras, ningún sentido ayuda a mi mente a progresar en el seno de la lista, y su rapidez de funcionamiento
está vinculada a la del desciframiento de las palabras. Mientras que
si leo una frase, el ordenamiento de las primeras palabras, el sentido que de ellas se desprende, me permite, frecuentemente, prever
en cierta medida las palabras (o géneros de palabras) por venir, y
la mente puede adelantarse al ojo. He pasado de una función de
desciframiento a una función de producción.
• GLOSARIO
Percepción: Sensación interior que resulta de una impresión material hecha en nuestros sentidos.
Desvaída: Vaga, desdibujada, imprecisa.
FICHA HISTÓRICA #01
1/2
LA EVOLUCIÓN DE LAS SANS SERIF
Ivana Heise
El texto que aquí te ofrecemos es un famoso ensayo sobre los tipos sans
serif escrito por Harry Carter, (1901-1982). Apareció en The Curwen
Press Miscellany en 1931. Esto fue un año después de su traducción del
Manual Tipográfico de Fournier y tres años después de la aparición de
Die neue Typographie de Jan Tschichold, libro que tiene mucho que ver
con los tipos sans serif y que si no es citado por Carter seguro que fue debido a que no tuvo oportunidad de leerlo ya que por aquel entonces muy
pocos ejemplares del mismo fueron introducidos en Inglaterra.
Las robustas virtudes de los tipos sans serif sólo estaban esperando
una explotación inteligente por parte de unos diseñadores que intuyeran su potencial y que, con la ayuda de una nueva generación
de impresores, los ayudaran a volver a gozar del favor del mundo
editorial.
Los modernos métodos mecánicos de fabricación de los tipos
estaban especialmente bien adaptados para este particular estilo
de letra, pero la recuperación del prestigio de los tipos sans serif
se lo debemos al genio de tres hombres: Gerard Meynell de la
Westminster Press; Frank Pick director de publicidad del metro
de Londres y el calígrafo Edward Johnston. Fue Gerard Meynell
quien sugirió al metro de Londres que sería una buena idea que
éste dispusiera de una tipografía diseñada por Edward Johnston.
Frank Pick, con una audacia rara en las grandes empresas, dejó al
diseñador mano libre para desarrollar el proyecto.
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El tipo sans serif de Edward Johnston posee una gran belleza y fue
el primero de la gran variedad de ellos aparecidos en el siglo XX.
Es un miembro de la familia de tipos antiguos ya que está basado
en los modelos inscripcionales romanos y la forma esencial de las
letras es la misma que la de Jenson o Caslon; sólo su estilo ha sido
dictado por la función. La ausencia de remates y trazos finos es natural y apropiado para letras grandes que van a ser usadas en unas
pocas palabras para ser vistas a una cierta distancia. Los trazos
finos son usuales cuando la economía del espacio es un parámetro
a considerar y los remates ayudan al ojo a fijar y seguir una línea
en un conjunto de texto; ambos son ayudas para la lectura rápida,
pero ninguno de los dos es una ayuda para una lectura segura y
son inapropiados para una leyenda corta dispuesta en un espacio
amplio para su lectura. Estas son dos de las razones por las cuales
nosotros instintivamente proclamamos los bloques de texto usados en el metro de Londres, como adecuados y agradables.
Pero estos tipos tienen también otras virtudes: el ojo los distingue
claramente del texto que los rodea en composiciones comerciales, rompen con la tradición literaria y por lo tanto se identifican
fácilmente con las asociaciones mecánicas que nos sugiere un ferrocarril eléctrico, aunque sus formas esencialmente romanas nos
remitan a la cultura clásica.
La Underground Sans que hizo su aparición en 1918 demostró
que las ventajas técnicas de un bloque de letras que puede ser asociado con un tipo de belleza muy apreciada por las artes aplicadas.
Con respecto a los objetos de uso diario a nosotros nos gusta sentir
que su forma ha sido dictada por consideraciones funcionales; los
ornamentos y la apariencia de suntuosidad ya no son apreciados.
De este modo el sentimiento moderno escogió los sans serif de las
cajas de tipos victorianas para preservarlos y condenar al resto.
Arriba: Pieza original del proyecto, con el proceso de diseño en pleno ajuste.
Abajo: la marca terminada.
Tipos móviles de gran tamaño pertenecientes a la familia
Underground Sans, Edward Johnston y tallados en madera.
FICHA HISTÓRICA #01
2/2
LA EVOLUCIÓN DE LAS SANS SERIF
Ivana Heise
No mucho después de la adopción del nuevo tipo por parte del
metro de Londres, una delegación de publicistas alemanes viajó
a Inglaterra para verlos in situ. Predispuestos a su favor por la reputación de Edward Johnston en su país y agradados por el buen
gusto que reflejaban los impresos comerciales en los que los tipos
figuraban, estos Gebrauchsgraphiker volvieron a Alemania e hicieron un uso intensivo de estas nuevas formas tipográficas.
El nombre san serif transmite a un impresor una categoría de tipos
que no solamente adolecen de remates sino también que entre sus
trazos gruesos y delgados no existe apenas contraste. Ellos son la
forma natural de una letra que ha sido realizada por alguien que
escribe con otra herramienta que no sea un lápiz o un pincel. Existen razones para pensar que este tipo de letra fue importado a la
imprenta a partir de modelos de alfabetos inscripcionales cuyo uso
primordial fue el de dar un aire de monumentalidad a los escritos realizados con los mismos. Aunque un impresor seguramente
apreciará en ellos su durabilidad debido a la ausencia de remates y
trazos finos que pudieran romperse debido al uso diario.
Los tipos sans serif hacen su aparición en Inglaterra durante los
años 1820 a 1830, década en la que podemos situar el ascenso
de los tipos comerciales como una clase específica. Johnson en su
Typographia de 1824 da cuenta de este florecimiento: Aparte del
gradual perfeccionamiento de los tipos de metal, nuestras fundiciones
(imitándose unas a otras) añaden a sus colecciones todo tipo de letras
ornamentales junto a unos nuevos caracteres que denominan egipcios;
estos últimos se encuentran actualmente en todo tipo de placas, comercios, etc. (...) Asimismo aparecen unas letras conocidas como sans serif,
grotescas o góticas y que se muestran por primera vez en un catálogo
británico de 1832. (...) En 1835 Figgins incluye un juego completo de
las mismas anunciándolas como “un gran surtido de las letras comerciales más modernas”.
Los tipos sans serif fueron cortados de diferentes formas, condensados, extendidos, gruesos, finos... pero siempre al estilo moderno,
como nos recuerdan las proporciones de las letras y la curvatura
de sus trazos. Así las letras B, E, L, S, Y, son comparativamente
anchas y la H, M, N, estrechas; la J y la R tienen curvas modernas.
Poco después se cortó un tipo en caja baja. Es muy difícil diseñar
un juego satisfactorio de minúsculas sin trazos finos y gruesos. La
letra romana tradicional de caja baja es esencialmente caligráfica
y en una letra de un peso ordinario el engrosamiento de los trazos
finos dará como resultado una distorsión del blanco interno que
puede afectar al color tipográfico de la página.
Los diseñadores de tipos sans serif del siglo XIX recurrían a un
subterfugio que consistía en adelgazar los filetes de la “a” y la “e”,
lo cual no era muy elegante. Los tipos sans serif disponían de un
lugar destacado en todas las imprentas y sus iniciales asociaciones
monumentales fueron desechadas conforme crecía su uso en todo
tipo de trabajos de remendería, ya que su legibilidad y durabilidad
los hacían perfectos para impresiones de etiquetas, embalajes, envolturas y demás propósitos comerciales. Por otra parte, esto les
hacía ganarse un cierto descrédito entre aquellos que se preocupaban por los tipos bellos y la impresión de calidad.
• GLOSARIO
Capitular: Caracter inicial de un párrafo compuesto en un cuerpo mayor al utilizado en éste. Se
usa para indicar el comienzo de una nueva sección de texto, como un capítulo. Subterfugio:
Efugio, escapatoria.
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Cuando las enseñanzas de William Morris fueron tomadas en
consideración por las imprentas ¡cuántos impresores vaciaron sus
cajas de tipos góticos y grotescos con todo tipo de extensiones y
condensaciones y acabaron vendiéndolos como chatarra!
Se crearon bastantes versiones alemanas de los nuevos tipos sans
serif, pero quizás las más reseñables son la Futura editada por la
fundición Bauer y Cable editada por Klingspor. Futura es un audaz
tipo modernista pero muy logrado, mientras que Cable del profesor Koch es tan buena para la escritura como el tipo de Johnston,
sino mejor. Monotype Gill Sans, un sobrio y satisfactorio tipo para
rotulación, refleja la severa economía de la máquina moderna. Su
diseño se asemeja enormemente al tipo de Johnston pero su “color”
es más claro, una cualidad que lo hace más adecuado para cuerpo
de texto que para un título o encabezamiento de pocas palabras.
Bien diseñado, el tipo de Eric Gill ha sido excelentemente fundido
y ampliamente utilizado.
Por último cabe señalar que aquellos que deseen trabajar con tipos
sans serif deben de tener muy en cuenta las advertencias del impresor Theodore De Vinne sobre ellos:
“Ningún tipo necesita una composición tan atenta como estos. Las capitales siempre necesitan un cuidadoso espaciado. Además los tipos sans
serif necesitan en general un generoso interlineado”.
Impreso para dar a conocer la familia Gill Sans, diseñada por Eric Gill
y comercializada por la fundidora Monotype.
• BIBLIOGRAFIA
HARRY CARTER. A view of early typography, London, 1971.
FICHA HISTÓRICA #02
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1/5
EL TIPO Y LAS VANGUARDIAS
Ivana Heise
Futurismo
Desde la invención del tipo móvil de Gutemberg, la mayor parte del diseño tipográfico había mantenido la vigorosa estructura
ortogonal clásica. Las vanguardias del siglo XX, en concreto los
aportes de los cubistas (con caligramas que, aunque utilizados
ya en la cultura clásica y en la medieval, fueron reinventados por
Guillaume Apollinaire en 1913) y principalmente del futurismo,
supusieron una ruptura frontal con las formas tradicionales. Los
increíbles avances tecnológicos de la época llevan a los futuristas
a mitificar a la máquina y a convertir a la velocidad en su religión.
Así, liberados de la tradición, avanzaron en sus páginas con la experimentación tipográfica de una forma dinámica, no lineal, convirtiendo a la escritura en formas visuales concretas y expresivas.
Intentado destruir todas las reglas literarias y tipográficas, Filippo
Tomasso Marinetti (1876-1944) bajo el lema de “la palabra en
libertad” hizo una llamada a la abolición de la puntuación, el adverbio y el adjetivo para romper completamente la continuidad y el
orden de la escritura tradicional. El tipo, entonces, se convierte en
un elemento autónomo de diseño empleado de forma libre, acudiendo al fuerte contraste de formas y tamaños y el uso de la línea
diagonal con el texto y la repetición secuencial del mismo hace
surgir una tipografía de símbolos verbales.
El concepto de “revolución tipográfica” fue claramente establecido
por Marinetti en su manifiesto de 1913, Destrucción de la Sintaxis
- Imaginación sin ataduras - Palabras - Libertad: “Inicio una revolución tipográfica dirigida contra el bestial, nauseabundo concepto del
libro de los nostálgicos del pasado y el verso d’annunziano, impreso en
papel del siglo XVII fabricado a mano y ribeteado con yelmos, Minervas,
Apolos, con elaboradas letras iniciales en rojo, adornos florales, motivos
mitológicos, epígrafes y números romanos. El libro debe ser la expresión
futurista de nuestro pensamiento futurista. Y no sólo eso. Mi revolución
apunta contra la, así llamada, armonía tipográfica de la página, que es
contraria al reflujo y el flujo, a los brincos y estallidos de estilo que atraviesan libremente la página (...). Lo que pretendo con esta revolución
tipográfica y esta variedad multicromática de las letras es redoblar la
fuerza expresiva de las palabras”. En esta era donde el concepto de
dinamismo estaba ligado a la búsqueda de un modo de expresión
para la nueva era industrial, estando particularmente representado
a través de las formas mecánicas y, sobre todo, del sentido del movimiento y la velocidad, nadie está interesado en el desarrollo de
una familia destinada al uso corriente: son los tipos ya existentes
los que sirven para cualquier propósito reduciéndolos, cortándolos y modificándolos, sirviéndose para este fin de tipos romanos,
sans serif o slab serif. De entre todos los movimientos postcubistas
que irrumpieron casi simultáneamente en Europa, el ruso fue el
que alcanzó una expresión más firme a través del diseño gráfico.
Los futuristas rusos si bien tuvieron una vida efímera, dieron lugar
para que a partir de ellos nacieran otros movimientos que llevaron
la exploración de la tipografía a nuevos límites. Es de destacar,
por ejemplo, el impacto que las pinturas geométricas de Kasimir
Malevich tuvieron sobre El Lissitsky. También corresponde a esta
época el libro de Vladimir Maiakovsky “Una tragedia” que diseñado por Vladimir y David Burliuk hacía un uso sorprendente de
los espacios en blanco con fuertes contrastes de tipos de letra, dirección y tamaño todo ello dirigido a crear un impacto emocional
en el lector y que puede ser considerada un antecedente directo
del diseño posterior a la Revolución Rusa. (Ver Constructivismo
y Suprematismo).
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Dadaísmo
En paralelo con esta concepción del tipo, los dadaístas deseando
expresar el azar y la irracionalidad produjeron una yuxtaposición
aleatoria de imágenes, ideogramas y palabras dispares enfatizando
la discontinuidad de los elementos. El Dadá fue un movimiento
literario y plástico fundado en Zurich en 1915 y que se expandió
rápidamente al resto de Europa. Comenzó como un movimiento
anarquista de oposición a los valores sociales imperantes y al absurdo de la Primera Guerra Mundial. La tipografía Dadá era totalmente inutilizable con fines de información pero la libertad de
formas que tenía es todavía muy estimulante como experimento
individual de diseño. La afirmación de que “el mundo y la imagen
son una sola cosa” (Hugo Ball) demuestra la decidida voluntad
de integrar el significado verbal y visual de las palabras y páginas
en un todo coherente (o incoherente). Otro dadaísta clave, Kurt
Schwitters en 1919 empleó la impresión efímera en su serie de
trabajos denominada globalmente Merz, formada a partir de fragmentos aleatorios recogidos de diversas piezas de comunicación
tipográfica, de una manera que iba más allá de los montajes cubistas. Así, los signos se juntan y se repelen formando formas caprichosas y líneas interrumpidas, conjugadas con fuertes contrastes
de tamaño y grosor y llegando a ser en algunos casos elementos
ilustrativos de la composición, formas pictóricas que se entremezclan con las mismas y en todo caso un fuerte dinamismo visual.
Ninguna otra innovación artística del s. XX fue tan duramente criticada como el Dadaísmo por opositores políticos y grupos sociales.
Portada del libro “Zang Tumb Tumb”
de Filippo Tommaso Marinetti
en el que expresa tipográficamente el
sonido de las bombas en la batalla
de Adrianopoli.
Portada de la revista “Dadaphone”,
1920 de Tristán Tzara.
Portada para De Stijl, año 1918,
de Vilmos Huszar.
FICHA HISTÓRICA #02
LONGINOTTI
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2/5
EL TIPO Y LAS VANGUARDIAS
Ivana Heise
Constructivismo y Suprematismo
Durante la turbulencia de la Primera Guerra Mundial y de la Revolución Rusa, en Rusia hubo un florecimiento del arte creativo.
La década iniciada en 1910 con las conferencias de Marinetti, vio
a los artistas de esa nación absorber las nuevas ideas del Cubismo y del Futurismo con una rapidez sorprendente para después
continuar hacia diferentes innovaciones: la experimentación en la
tipografía y el diseño caracterizaron los libros y los periódicos de
los artistas futuristas, presentando trabajos por medio de la comunidad artística, visual y literaria. Simbólicamente, los libros
futuristas rusos fueron una reacción contra los valores de la Rusia
zarista. La utilización de papel rústico de métodos de producción
artesanal y de agregados hechos a mano denunciaban la pobreza
de la sociedad campesina. Kasimir Malevich (1878-1935) fundó
un estilo de pintura de formas básicas y de color puro al que llamó
Suprematismo. Después de trabajar a la manera del Futurismo y
del Cubismo, Malevich creó una abstracción geométrica elemental
que era nueva, no objetiva y pura. Rechazaba tanto la función utilitaria como la representación gráfica, ya que Malevich buscaba “la
expresión suprema del sentimiento, sin buscar valores prácticos, ni
ideas, ni la tierra prometida”. Pensador lógico con un conocimiento lúcido, Malevich se dio cuenta de que la esencia de la experiencia artística es el efecto perceptivo del color. Para demostrarlo, en
el año 1913 Malevich expuso un cuadrado negro pintado sobre
un fondo blanco: afirmaba que el sentimiento evocado por este
contraste era la esencia del arte.
El movimiento fue acelerado por la Revolución, pues se concedió al arte un rol social que raramente se le asignaba. Los artistas
revolucionarios se habían opuesto al viejo orden y al arte visual
conservador. En el año 1917 pusieron sus energías en la propaganda masiva para poder apoyar a los bolcheviques. Pero para el
año 1920, surgió una división ideológica concerniente a la función
del artista dentro del nuevo Estado Comunista. Algunos artistas
como Malevich y Vassily Kandinsky (1866-1944), suponían que
el arte debía permanecer como una actividad de las necesidades
utilitarias de la sociedad.
El Estado, los sistemas económicos y políticos perecen, las ideas se
desmoronan bajo el peso de los años.
Guiados por Tatlin (1885-1953) y por Alexander Rodchenko
(1891-1956), en el año 1921, veinticinco artistas propusieron un
punto de vista contrario, cuando renunciaron “al arte por el arte”
para consagrarse al diseño industrial, la comunicación visual y las
artes aplicadas al servicio de la nueva sociedad comunista. Estos
constructivistas hicieron un llamado a los artistas para que dejaran
de producir cosas inútiles y se volviera hacia el cartel, porque tal
trabajo pertenece ahora al deber del artista, como ciudadano de
una comunidad que está barriendo el campo de viejos desperdicios, para prepararse para una vida nueva. Uno de los primeros
intentos para formular una ideología constructiva fue el folleto
Konstruktivizm del año 1922, de Aleksei Gan (1893-1942). En él
criticaba a los pintores abstractos por ser capaces de romper el cordón umbilical del arte tradicional y se jactaba de que el constructivismo se había trasladado del trabajo de laboratorio a la aplicación
práctica. Gan escribió que los tres principios del constructivismo
son la arquitectura, la textura y la construcción. La arquitectura
representaba la unificación de la ideología comunista con la forma visual. La textura significaba la naturaleza de los materiales y
cómo son empleados en la producción industrial. La construcción
simboliza el proceso creativo y la búsqueda de leyes de organiza-
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ción visual. Quien mejor llevó a cabo el ideal constructivista fue
El (Lazar Markovich) Lissitzky (1890-1941) pintor, arquitecto,
diseñador gráfico y fotógrafo. Este visionario de energía y constancia inagotables influyó profundamente en el curso del diseño
gráfico. En el año 1919, Marc Chagall, director de la Escuela de
Arte en Vitebsk, invitó a Lissitzky a unirse al cuerpo de profesores
(junto a Malevich, quien se convirtió en su influencia más importante). Uno de los trabajos de mayor influencia en los años veinte
es el libro “Los istmos del arte 1914-1924”, el cual fue editado por
Lissitzky junto con el dadaísta Hans Arp. El formato desarrollado
para este libro constituye un paso importante en la creación de
un programa visual para ordenar la información. La red de tres
columnas utilizada para el texto, la red horizontal de tres columnas empleada para la portada y la estructura a dos columnas de la
página de contenido se convirtió en un armazón arquitectónico
para organizar las páginas ilustradas. Asimismo, la forma en que
la tipografía sans serif y las barras están tratadas es una expresión
temprana del estilo modernista.
Cubierta del libro “De dos cuadrados” 1922, El Lissitzky.
De stijl
El constructivismo fue atacado desde el poder oficial y proscrito
como una desviación del correcto camino proletario, pero rápidamente se extendió a Europa.
Holanda, que permaneció relativamente virgen a la influencia del
dadaísmo, fue en cambio cuna del movimiento neoplasticista, un
grupo vanguardista que se articuló en torno a la revista De Stijl, fundada en 1917 por el pintor, arquitecto y teórico Theo Van
Doesburg (1883-1931). Este movimiento que significó un importante hito en la historia del arte contemporáneo propugnaba la
utilización de elementos geométricos simples y colores puros desechando cualquier interpretación figurativa de la realidad. En su
primera portada, las palabras estaban organizadas como una serie
de rectángulos, el tipo también estaba como encorsetado en camisas de fuerza, dando así una pista sobre algunos de los principios
de uso de elementos primarios en formas no decorativas, que tipificarían la obra del movimiento neoplasticista. Entre sus integrantes cabe destacar también a los pintores Piet Mondrian, Vilmos
Huszár y al poeta A. Kok. También en Hungría, Checoslovaquia,
Polonia y Yugoslavia hubo importantes corrientes constructivistas.
Asimismo, en Alemania se manifestó en la Bauhaus una sólida
orientación constructivista tras un inicio más bien místico.
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Bauhaus y la tipografía elemental
Después de la “liberación” de las estructuras tipográficas tradicionales que supuso la aparición del Futurismo, Dadaísmo y Constructivismo, los años veinte ven aparecer trabajos influenciados no
solo por nuevas formas de signos sino por la disposición del texto
en la página y la grilla de ésta. Los trabajos se corresponden con
una aproximación funcional e interpretativa, pero introduciendo
una libertad de asociación personal y sensible. Para esto los creadores se sirven de familias realizadas por ellos mismos; abandonando la línea recta en la composición de textos, la proporción
de los caracteres y los elementos gráficos se equilibran dentro de
la página. Los textos se sitúan en el límite entre la legibilidad y
la visibilidad, una técnica que años más tarde sería utilizada en la
poesía visual. Estos experimentos se suceden tras el deseo de cambio que surgió tras la Primera Guerra Mundial. Fueron creados
por diseñadores individuales pero fueron las escuelas que se crearon como la Bauhaus las que le dieron una identidad, promovía a
los estudiantes a la búsqueda de su propio estilo. Al principio, la
tipografía no formaba parte del programa oficial de la Bauhaus.
El primer director del curso preliminar, Johannes Itten, incluyó
técnicas de rotulación y produjo algunas obras tipográficas propias
influenciadas por el Dadaísmo, pero hasta la llegada en 1923 de
Lásló Moholy-Nagy (1895-1946), como director del curso preliminar, la Bauhaus no dio el primer paso realmente significativo
en el campo del diseño gráfico. Sus cinco años de docencia en la
escuela produjeron un notable volumen de obras y publicaciones,
estableciendo un cuerpo de nuevas ideas que se extendió por todo
el mundo. En 1923 declaraba: “La tipografía deber ser comunicación clara en su forma más viva. La claridad debe ser específicamente enfatizada, pues es la esencia de la impresión moderna, en
contraste con la antigua tradición pictórica. (...) La comunicación
no debe plasmarse bajo nociones estéticas preconcebidas.” En
sus ensayos, Moholy-Nagy subraya ciertos principios de la nueva práctica tipográfica: la introducción del elemento de tensión
mediante el contraste de los componentes visuales (como vacio/
lleno, claro/oscuro, multicolor/gris, vertical/horizontal, ortogonal/
oblicuo) y ello debía conseguirse mediante la disposición del tipo;
y la necesidad de una forma de escritura normalizada, que careciera de florituras individuales y que estuviera basada en la desnuda
composición funcional de cada letra.
Justamente, un tipo de tales características fue el que diseñó en
1925 su colega de la Bauhaus y antiguo alumno Herbert Bayer
(1900-1985). La búsqueda de un alfabeto sin distinción entre
mayúsculas y minúsculas, que ya había sido un tema recurrente
entre los vanguardistas pioneros y volvería a aparecer después con
la rotulación universal de Tschichold, estaba basada en el hecho
de que la letra de caja alta no se pronuncia oralmente y puede ser
considerada como causante de una sustancial pérdida de tiempo,
dinero y otros recursos por la cantidad de caracteres que precisa.
Además de los profesores de la Bauhaus, hubo muchos pioneros
de la tipografía asociados o con influencia sobre ella, o en contacto
con las ideas que emanaban de la escuela. El vanguardista impresor-tipógrafo holandés Hendrik Werkman (1882-1945), bajo las
premisas del nuevo arte, se dedicó a explorar la naturaleza de la
impresión produciendo diseños en los que incluía aleatoriamente
los diferentes componentes de construcción de la página. Produjo
su revista The Next Call de corta tirada, en la que se trataban los
diversos elementos que intervienen en la impresión: la tinta, el
papel, la presión, los tipos metálicos o de madera y las piezas de
fornitura de la página insertas para sostener la rama, junto con el
color y la forma.
Sobrecubierta para el libro Bauhaus 12, año 1925 de Laszlo Moholy-Nagy.
Piet Zwart (1885-1977) es otro holandés que supo encontrar un
camino propio para imponer su sello personal a la naciente tipografía moderna. Fue muy prolífico en la producción publicitaria
y todo tipo de literatura promocional, y en sus trabajos empleó
algunos de los más vigorosos contrastes en tamaño de tipo que
puedan desplegarse dentro de los limitados confines de un soporte: los caracteres que usaba eran tan grandes que llegaban a convertirse en formas abstractas sobre la página. Todas estas nuevas
inquietudes de sensibilidad tipográfica encontraron su mejor cronista en Jan Tschichold (1902-1974) un joven diseñador austríaco
entusiasta de los trabajos de El Lissittsky y de la Bauhaus. Jan
Tschichold sintetizó sus conocimientos y propuestas en el libro
Die Neue Typographie (la nueva tipografía) en el cual propugnaba la creación de un funcionalismo más puro y elemental en la
tipografía utilizando para ello alfabetos sans serif, uso mayoritario
de la caja baja, una organización lógica de los textos, una puesta en
página asimétrica y una nueva relación entre el tipo y el espacio en
blanco. La propia obra de diseño de Tschichold supuso una notable contribución a la propagación de sus ideas, tanto en su forma
comercial como experimental: establecía rigurosamente conceptos
sobre la retícula, que servirían de base para los diseñadores suizos
de casi veinte años mas tarde. Su diseño de un alfabeto universal
en 1929 sigue los pasos exploratorios de Bayer en la búsqueda de
una máxima simplicidad en los elementos tipográficos. Tschichold
fue el único difusor de las corrientes de vanguardia cuyo mensaje
podía ser entendido por los impresores y la gente de las artes gráficas. Sus ideas, al difundirse en Alemania, fueron objeto de lógica
polémica. En junio de 1926, por recomendación de Paul Renner,
fue a Munich para enseñar en la Escuela de Artes Gráficas, donde
hasta 1933 impartiría unas 30 horas semanales de clase a grupos
de al menos 25 alumnos. Y es justamente de Paul Renner el tipo
más emblemático de toda la década del 20: la Futura, diseñada
para la fundición Bauer y lanzada a partir de 1927, convirtiéndose
prontamente en la familia que mejor expresa la esencia de los postulados de esta época.
Art decó
Bajo la clasificación de Art Decó se desarrolló durante los años
veinte una corriente artística de naturaleza muy diferente. Se centra
formalmente en la Exposition Internacionale des Artes Dècoratifs
et Industriels de 1925 celebrada en París, y en su exaltación del
renacimiento de las artes decorativas de producción moderna. Entre las obras que se engloban bajo la denominación de Art Decó
hay ciertos tipos y prácticas caligráficas que imprimieron un sello
inconfundible a algunas obras de imprenta del período de entreguerras y sobre todo en el campo de la publicidad “elegante” en
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forma de revistas y carteles. A través de las líneas geométricas básicas los principales motivos utilizados por este estilo eran patrones
florales provenientes del Art Nouveau y los nuevos planteamientos
del cubismo y el poscubismo. A diferencia de los seguidores de
la “tipografía elemental” los diseñadores del Art Decó no querían
cambiar la sociedad en la que vivían, al contrario, ellos querían destacar el mundo del consumismo. Esto es evidente en revistas, libros
y afiches de la época y también en el mundo de la arquitectura,
moda, mobiliario, etc. Las creaciones tipográficas del Art Decó
fueron diseños en general muy decorados y poco utilizables excepto
para fines publicitarios. Eran alfabetos abstractos, geométricos y de
formas elementales y muchos no estaban basados en la tipografía
tradicional recurriendo en ocasiones a dotar a las letras de formas
tridimensionales. El principio por el que se regían estos alfabetos
era la decoración, quedando la legibilidad en un segundo plano. El
cartelista más notable de este período fue A. M. Cassandre (19011968) y una de las fuentes más utilizadas la Broadway, diseñada por
Morris Benton y lanzada por America Typefounders y también por
Monotype. La creatividad del período Art Decó está íntimamente
ligada a otras manifestaciones de la época como la electrificación
universal, las líneas aerodinámicas y el comienzo del jazz.
La tipografía tradicional
Después de que la turbulenta fase de movimientos estéticos llega a su fin, los años treinta ven el resurgimiento de tendencias
conservadoras y reaccionarias en todas las áreas de la creación. El
“nuevo arte”, la “nueva tipografía” son destinatarios de severas críticas. El poder político está especialmente interesado en suprimir
las vanguardias. En la Unión Soviética se condena al “nuevo arte”;
en Alemania es etiquetado como “arte degenerado”, por ejemplo
los artistas relacionados con la Bahuaus como Gropius, MoholyNagy, Bayer y Mies Van der Rohe debieron emigrar a los Estados
Unidos. Como contraposición a todos los experimentos tipográficos realizados en los años precedentes, el grueso del material impreso como libros, periódicos, etc. seguía ateniéndose a los parámetros tradicionales.
Esta constatación da pie a los tradicionalistas para atacar a los
apóstoles de la nueva tipografía así como a defender sus puntos de
vista en relación a cuestiones como uso de tipo, legibilidad, puesta
de página, etc. La plataforma de la cual se sirvieron los partidarios
de esta corriente fue la revista tipográfica The Fleuron, editada
por Stanley Morison y que a pesar de una vida efímera, pues solo
se llegaron a publicar siete números, tuvo un amplio eco entre la
comunidad de editores e impresores. A través de sus 1.500 páginas
a lo largo de 8 años, The Fleuron se ocupaba de todo el proceso de
búsqueda de superiores estándares tipográficos en Europa y Estados Unidos, de las personas que contribuyeron a ello, y de sus
realizaciones. Sin embargo, es de destacar una importante laguna:
la ausencia absoluta de referencias a todo lo que pudiéramos llamar “moderno”.
En su último número Stanley Morison publicó sus famosos “First
Principles of Typography” (Principios fundamentales de la tipografía) en los cuales demuestra su ortodoxia, desde una posición
ligada a su definición del oficio: “La tipografía puede definirse
como el arte de disponer correctamente el material de imprimir
de acuerdo con un propósito específico: el de colocar las letras,
repartir el espacio y organizar los tipos con vistas a prestar al lector
la máxima ayuda para la comprensión del texto. La tipografía es el
medio eficaz para conseguir un fin esencialmente utilitario y solo
accidentalmente estético, ya que el goce visual de las formas cons-
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tituye rara vez la aspiración principal del lector. Por tanto, es equivocada cualquier disposición del material de imprenta que, sea por
la causa que sea, produzca el efecto de interponerse entre el autor y
el lector. Se deduce de esto que la impresión de libros hechos para
ser leídos ofrece muy reducido margen para la tipografía ‘original’.
Incluso la mediocridad y la monotonía en la composición resultan
mucho menos perniciosas para el lector que la excentricidad o la
excesiva informalidad. Artificios de esta naturaleza son deseables,
e incluso esenciales, en los impresos de propaganda, sea de tipo comercial, político o religioso, porque en tales impresos solamente la
novedad es capaz de vencer a la indiferencia. Pero la tipografía del
libro, con la sola excepción de las ediciones de tirada muy limitada,
requiere obediencia a unas normas que son casi totalmente absolutas. Y con razón. Dado que el arte de imprimir es esencialmente
un medio de multiplicación, necesita no solamente ser bueno en
sí mismo, sino poseer esta bondad con respecto a una finalidad
general. Cuanto más amplia sea esta finalidad, más estrictas serán las limitaciones impuestas al impresor. Puede tolerarse a este
que haga un experimento en un opúsculo cuya tirada no exceda
de cincuenta ejemplares; pero carecería de sentido intentar hacer
experimentos del mismo alcance en un impreso del que se tiren
cincuenta mil. Por la misma razón, la introducción de una novedad
tipográfica, que podría parecer adecuada en un folleto de dieciséis
páginas, resultaría totalmente indeseable en un libro de ciento sesenta. Forma parte de la esencia de la tipografía y de la naturaleza
del libro impreso, en cuanto tal, el hecho de que desempeña un
servicio público. Para finalidades individuales o particulares existe el manuscrito, el códice. Hay, pues, algo de ridículo en hacer
un solo ejemplar de un libro impreso, lo que no obsta para que
se halle justificada la limitación del número de ejemplares de un
libro cuando este constituye el vehículo de un experimento tipográfico. Siempre es deseable que se hagan experimentos, y si algo
lamentamos es que sean tan limitadas en número y atrevimiento
estas piezas “de laboratorio”. La tipografía, en la actualidad, no
precisa tanto de inspiración y resurrecciones históricas como de
investigación. Nos proponemos formular aquí algunos principios
sobradamente conocidos por los impresores, y confirmados por la
investigación, para que los no profesionales puedan reflexionar sobre ellos por su cuenta.”
En Inglaterra, donde la perspectiva de una revolución está ausente,
el desarrollo de tipos de impresión contempla la vuelta de los valores clásicos en tipografías de uso cotidiano. Si se siguen al pie de
la letra los principios de Morison, se obtendrá un preciso reflejo de
las moderadas y clásicas páginas que él mismo diseñaba. Aunque
un régimen como éste pueda parecer fuertemente conservador, sus
palabras supusieron una valiosa contribución a lo que había sido
considerado hasta entonces como la mejor práctica de imprenta,
sirviendo como base para los más refinados logros del renacimiento de la imprenta, tanto industrial como privada.
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Tapa del libro “Die neue
Typographie” de J. Tschichold.
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Anuncio del libro “Die neue
Typographie” de J. Tschichold.
Alfabeto universal de Herbert Bayer, 1925.
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Jan Tschichold, cartel para Avant Garde, 1930.
Alfabeto universal construido
geométricamente (1926-1929). Tschichold.
Símbolos fonéticos para sílabas de Herbert Bayer, 1959.
• GLOSARIO
Caligrama: Composición poética que expresa visualmente, mediante la tipografía, el dibujo, el
tema o idea de base. Encorsertar: Estrechar o limitar. Ideogramas: Imagen convencional o símbolo que significa un ser o una idea, pero no palabras o frases fijas que las representen. Piezas de
fornitura: Porción de tipos o caracteres que se funden para completar una fundición. Rama: Marco
metálico indeformable donde se sujetan las páginas mediante cuñas. Opúsculo: Obra científica
o literaria de poca extensión. Sans Serif: nombre que designa a los signos de palo seco (o sin
remate). Tirada: Impresión propiamente dicha de la edición, una vez acabados todos los trabajos
previos requeridos.
• BIBLIOGRAFÍA Y REFERENTES
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HERBER JONES, FREDERIC MULLER. Stanley Morison displayed. An examination of his early work.
LEWIS BLACKWELL. La Tipografía del siglo XX. Ed. Gustavo Gili, Barcelona, 1992.
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www.moma.org/russian/
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