Cápsula 62 - Arquidiócesis de San José

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José, 16 de setiembre de a.D. 2013
Muy queridos hermanos en el presbiterado:
Dios es Amor y nos concede el privilegio de ser instrumentos de su amor.
LA LITURGIA EUCARÍSTICA
Continuamos con las observaciones prácticas en torno al rito de la presentación de
las ofrendas. Vamos a empezar hablando de la naturaleza del canto en este momento.
Es conveniente revisar el contenido de los cantos en este momento de la Misa.
No deben insistir en el aspecto de ofertorio a Dios del sacrificio. Esta idea se
desarrollará más adelante, después de la consagración, cuando la Víctima sacrificial ya
esté presente en las especies consagradas. Los cantos podrían expresar la entrega a Dios
de nuestra vida, simbolizada en el pan y el vino, fruto de nuestro esfuerzo, o en la
ofrenda de dinero que es aportación para el culto desde nuestra actividad laboral, o en
nuestro aporte o ayuda a los necesitados, expresado en nuestras ofrendas materiales
para los pobres.
También el canto podría expresar la alegría de nuestra fraternidad cristiana
reunida en torno a Cristo, o bien prolongar el contenido entregado por Dios en la
Palabra, o el que se está viviendo en un determinado tiempo litúrgico.
Se recomienda evitar todos aquellos cantos que adelanten la idea de ofertorio, o
que se asemejen a la oración de los fieles.
Otros aspectos a destacar:
El Misal Romano presenta varias posibilidades en cuanto a la manera de recitar las
oraciones del que preside: en voz baja, en voz alta, con o sin aclamaciones de los fieles.
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Cuando se canta, el sacerdote que preside dice en secreto las oraciones de la
presentación del pan y del vino, la invocación personal al Espíritu Santo, y la
antífona que acompaña el lavado de las manos. Si no hay canto, el que preside
“La Liturgia es la cumbre a la que tiende la acción de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de
donde mana toda su fuerza” (S.C. 10)
Tel. (506)2258-1015 Fax: 2221-2427 Apdo: 497-1000 San José, Costa Rica Dirección electrónica:
[email protected] / www.arquisanjose.org.
dirá en voz alta la oración que acompaña la presentación del pan y del vino, y en
voz baja las demás.
-
Al mezclar el agua y el vino se dice en voz baja la oración que la acompaña,
pero no se hace ningún gesto de bendición (señal de la cruz). No obstante,
conviene dejar caer de vez en cuando una gota de educación litúrgica explicando
el sentido de la gota de agua. El vino representa a Cristo. La gota de agua nos
representa a nosotros. Ésta desaparece y queda sólo la apariencia del vino, para
indicar que nosotros somos insertos en Cristo y vivimos en Él y con Él.
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Al presentar la ofrenda del pan, luego la del vino, no se hace elevación, sino un
gesto simple de presentación.
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Teniendo en cuenta que el celebrante pronuncia en ocasiones oraciones
presidenciales y en otras hace oraciones a título personal para poder cumplir su
ministerio con mayor atención y piedad (IGMR 33), estas últimas, que
ordinariamente en el Misal aparecen en letra más pequeña, deben ser recitadas
en voz baja. Si se proclaman en voz alta, rompen la armonía del conjunto y
sobrecargan la estructura de la Liturgia.
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La incensación: incensar las ofrendas destaca el signo del pan y del vino.
Significa que la oblación de la Iglesia y su oración suben como el incienso en la
presencia del Señor.
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El rito del lavatorio tiene finalidad simbólica. Para el sacerdote expresa el deseo
de estar totalmente purificado antes de comenzar su gran intervención sacerdotal
en la Oración Eucarística, en la que realiza en forma plena su Sacerdocio
Ministerial.
Pero este rito (con su versículo) será insignificante si se echa algunas gotas de
agua sobre los dedos, a escondidas y peor si lo hace sobre el altar. O bien, si
mete los dedos dentro de algo parecido a una dulcerita. El lavabo debe ser
significativo, tanto para el sacerdote como para la asamblea. En otras palabras,
que el gesto sea auténtico. Que se utilice un recipiente digno y visible, agua
abundante y un paño decente, y que el sacerdote haga un gesto de lavabo
realmente notorio y significativo.
“La Liturgia es la cumbre a la que tiende la acción de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de
donde mana toda su fuerza” (S.C. 10)
Tel. (506)2258-1015 Fax: 2221-2427 Apdo: 497-1000 San José, Costa Rica Dirección electrónica:
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Orad, hermanos: Este es un invitatorio como el Oremos, pero un tanto
desarrollado, que incorpora la motivación para que entremos con Cristo en la
ofrenda del sacrificio. El pueblo ya deberá estar de pie, puesto que éste forma
parte de una oración presidencial, cual es la oración sobre las ofrendas.
Otras ofrendas recomendadas:
La Iglesia recomienda que, junto con las ofrendas para el culto, la comunidad
entregue también donaciones en dinero para el culto y ayudas materiales para los pobres
y necesitados.
La ofrenda en dinero para el culto (lo que se llama «la colecta») debe hacerse
con suma agilidad, desplegando un buen número de recolectores, a fin de que pueda ser
presentada simultáneamente con el pan y el vino. Obviamente, sólo se entregan para el
altar el pan y el vino, mientras que el dinero y las ofrendas para los pobres serán
encauzados hacia otro lugar.
Continuaremos este tema en nuestra próxima entrega.
Con un cordial saludo, les invito a que continúen compartiendo con nosotros estas breves
reflexiones, y que, con lenguaje catequético, las compartan con el pueblo de Dios.
En Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote,
PBRO. ALFONSO MORA M.
Vicario Episcopal de Liturgia
“La Liturgia es la cumbre a la que tiende la acción de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de
donde mana toda su fuerza” (S.C. 10)
Tel. (506)2258-1015 Fax: 2221-2427 Apdo: 497-1000 San José, Costa Rica Dirección electrónica:
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