rx | trastornos de crecimiento Trastornos de crecimiento Estatura en juego La talla de los niños es un indicador de salud. Cuando es inferior o superior a la esperada para su edad, devela alteraciones en su desarrollo. Detectar a tiempo las causas es fundamental para lograr un mejor pronóstico Silvia Martins “Cuando llegó al mundo no era más grande que el dedo pulgar”. Inmortalizado a través de los relatos del escritor francés Charles Perrault, Pulgarcito, uno de los personajes más populares de la literatura infantil, es descrito por el narrador como “un niño muy pequeñito”. Si bien ésta es una historia de la ficción, en la realidad existen niños cuya estatura es muy inferior a la de otros pequeños de su misma edad. También, en algunos casos –aunque menos frecuentes– puede llegar a ser superior a la de sus pares. La pediatra y endocrinóloga Rosa Elena Mora señala que cuando se presentan estas diferencias es probable que los niños sufran algún trastorno de crecimiento, definido como un avance inadecuado en peso y talla. En alerta “La estatura es un indicador de salud”, señala Coromoto Macías de Tomei, pediatra y especialista en crecimiento infantil. Macías de Tomei advierte que se debe vigilar el desarrollo del niño, porque si se detiene, enlentece o acelera demasiado, puede signifi- 32+SALUD car la presencia de alguna dolencia. “La detección a tiempo es fundamental, porque cuanto antes se intervenga al paciente, mejor es su pronóstico de talla a futuro”, subraya Mora. La especialista enumera algunas señales que podrían indicar alteración en el desarrollo del niño: • Talla no adecuada a su edad. Cuando el niño acude a consulta, el pediatra lo mide y compara su altura con los valores –representados en gráficos– esperados para la población de su edad. Si la estatura está fuera de los límites considerados normales, es necesario ahondar en las causas. • Crecimiento detenido o enlentecido. Si a partir del sexto mes de vida se observa que el niño no trastornos de crecimiento | rx pierde la ropa, o que las marcas que registran su crecimiento reflejan pocas diferencias con la última medición, es señal de alguna anomalía. También lo es si se detecta que el crecimiento se desacelera en comparación con su propio récord de estatura. Los especialistas advierten que los pediatras deben llevar registro de las curvas de crecimiento en distancia y velocidad de cada paciente. • Estatura diferente a la de los padres. Uno de los factores determinantes de la talla de los niños es el potencial genético que reciben de los padres, el cual se calcula con una fórmula matemática que toma en cuenta la estatura de los padres y el género de los niños. Cuando la talla real representada difiere en más de 10 centímetros del valor esperado, el pediatra debe solicitar exámenes para conocer las causas de esa anomalía. Apoyo emocional Luisa Arenas, psicóloga infantil, afirma que los trastornos de crecimiento pueden comprometer la autoimagen de los niños y provocar que se sientan excluidos del grupo de amigos, sobre todo después de los 9 años, cuando los cambios físicos se hacen evidentes y se valoran más las destrezas individuales. La especialista ofrece algunas recomendaciones para ayudar a los niños a afrontar su condición: • Valorar sus emociones. Los padres no deben desestimar los sentimientos del pequeño respecto a su estatura, sino escucharlo y ofrecerle apoyo emocional. • Informarle sobre su trastorno. Es importante comunicarle al niño, en un lenguaje adecuado a su edad, que tiene un problema de salud que le impide crecer a la par de sus compañeros, e inducirlo a aceptar su condición. • Enseñarle destrezas sociales. El pequeño debe aprender a aceptar y devolver las bromas sin ser agresivo. • Ofrecerle opciones. Si, por ejemplo, el niño tiene dificultades para correr, se le puede estimular para que realice otras actividades que no necesiten de esa habilidad, como practicar kárate o tocar un instrumento musical. Herencia familiar De los pacientes que acuden a consulta por tallas muy bajas o muy altas, sólo 20% padece un trastorno de crecimiento, aclaran las especialistas. Diferencian entre los niños cuya estatura anómala tiene una causa patológica y aquellos que están dentro de las “variables normales del desarrollo” (padres más altos o más bajos que el promedio o niños con un perfil de crecimiento más lento o más rápido de lo habitual). De acuerdo con Macías de Tomei, “de las variables normales, la más frecuente es la talla baja familiar”. Aun así, la especialista advierte que “no hay que conformarse con que los niños son pequeños porque los padres son de baja estatura, pues pueden tener otra patología que se pueda corregir, y eso hay que hacerlo cuanto antes”. Es importante, entonces, hacer siempre un seguimiento pediátrico regular. Si la anomalía tiene causas patológicas, la intervención debe realizarse de inmediato. Talla baja patológica Este trastorno de crecimiento se asocia a desnutrición, enfermedades crónicas, alteraciones metabó- licas o genéticas, bajo peso al nacer y síndrome de deprivación o carencia afectiva. • Desnutrición. De acuerdo con Mora, “la primera causa de crecimiento inadecuado a nivel mundial sigue siendo la desnutrición” (cerca de 50% de los casos). La especialista explica que ésta afecta tanto a los niños que no comen como a los “muy selectivos”, que sólo ingieren unos pocos alimentos. • Enfermedades crónicas. Las más comunes son las patologías gastrointestinales (diarreas crónicas y parasitosis), el asma, las cardiopatías congénitas, algunas dolencias renales y la fibrosis quística (enfermedad de los pulmones y el tubo digestivo). • Trastornos endocrinos. Causantes de aproximadamente 10% de las tallas bajas patológicas, las alteraciones de mayor prevalencia son el déficit de la hormona de crecimiento (puede ser congénito o debido a una lesión cerebral, un tumor u otra afección), el hipotiroidismo (bajo nivel de hormona tiroidea) y el síndrome de Cushing (exceso de la hormona cortisol). • Alteraciones genéticas. Algunas son el Síndrome de Turner, que afecta sólo a las niñas y se produce 33+SALUD rx | trastornos de crecimiento Talla alta patológica porque uno de los cromosomas X está ausente o incompleto; el de Prader-Willi, que se presenta por un defecto en el cromosoma 15; la acondroplasia, trastorno caracterizado por extremidades muy cortas, y las displasias óseas. • Bajo peso al nacer. Los niños que nacen con bajo peso suelen igualarse a sus pares a los 2 o 4 años, pues se adecúan al potencial genético de sus padres. Pero hay casos en que los pequeños no remontan la curva de crecimiento y presentan una estatura más baja de la esperada. • Deprivación afectiva. Los niños que carecen de un ambiente social y emocional propicio para su desarrollo suelen tener tallas más bajas que las del resto de la población infantil. Con precaución Debido a los efectos colaterales asociados a la aplicación inadecuada de la hormona de crecimiento –fármaco que compensa su déficit en el organismo–, los especialistas advierten que debe ser administrada bajo estricta supervisión médica y cumpliendo con las prescripciones internacionales: pacientes con deficiencia comprobada de hormona de crecimiento, con insuficiencia renal crónica o con los síndromes de Turner o de Prader-Willi. También puede ser indicada en niños con bajo peso o talla al nacer que no hayan alcanzado la estatura esperada para su edad. De acuerdo con la pediatra Coromoto Macías de Tomei, “si se toma como debe ser, es un tratamiento de reemplazo excelente: los niños mejoran mucho. Pero, mal administrada, puede favorecer el desarrollo de diabetes en personas con predisposición genética y aumentar el riesgo cardiovascular de los pacientes”. Es menos común y se le asocia a problemas nutricionales, pubertad precoz y alteraciones genéticas. • Ob esidad. Los niños con obesidad suelen crecer a un ritmo más acelerado que sus pares, pero llega un momento –generalmente en la adolescencia– en que el crecimiento se estanca, y en la adultez tienen estatura baja. • Pubertad precoz. Por lo general, los jóvenes cuya madurez sexual se manifiesta de forma prematura crecen más rápido. Sin embargo, el crecimiento se detiene antes. De modo que son niños altos para su edad durante los primeros años de vida, pero suelen ser adultos de estatura media o baja. • Trastornos genéticos. Relacionados con algunos síndromes como el de Klinefelter (varón con un cromosoma X extra), el de Sotos (crecimiento acelerado acompañado de dificultades de aprendizaje y desarrollo motor) y el de Beckwith-Wiedemann (agrandamiento de órganos y tejidos). Evaluación integral Para conocer si un niño presenta algún trastorno de crecimiento, el pediatra complementa el examen físico con otros estudios: medición antropométrica (peso, talla, pliegues cutáneos e índice de masa corporal), edad ósea (radiografía de la muñeca izquierda que revela la maduración de los huesos) y análisis de laboratorio: perfil general y tiroideo, y niveles de Insulin Growth Factor 1 (IGF-1) –modo indirecto de medir la secreción de hormona de crecimiento– y de las hormonas cortisol, adrenocorticotropa, luteinizante y foliculoestimulante. Una vez diagnosticado el trastorno, el tratamiento se orienta a curar o mitigar las causas. Si las dolencias son incurables se pueden ofrecer opciones terapéuticas que mejoren su pronóstico. Por ejemplo, las niñas con el Síndrome de Turner y los pacientes que padecen déficit de la hormona de crecimiento pueden recibir medicación. Del mismo modo, si el pequeño presenta desnutrición, el especialista diseñará una dieta apropiada a su edad y podría indicarle suplementos alimenticios. • F u e n tes c o n s u ltadas º Coromoto Macías de Tomei, pediatra. Departamento de procesos biológicos y bioquímicos de la Universidad Simón Bolívar. º Rosa Elena Mora, pediatra y endocrinóloga. Instituto Médico La Floresta. º Luisa Arenas, psicóloga infantil. Universidad Católica Andrés Bello. 34+SALUD