FERNANDO GONZÁLEZ OCHOA (Envigado, 24 de abril de 1895 -Envigado,16 de febrero de 1964) fue un escritor, filósofo, diplomático y abogado colombiano conocido también como el El Brujo de Otraparte. De obra prolífica, hacía uso de originales estilos literarios que lo llevaron a elaborar tratados de sociología, historia, arte, moral, economía,epistemología y teología, entre otros temas. Ha sido considerado "uno de los más vitales, polémicos y controvertidos escritores de su época"1 (siglo XX) y su influencia no sólo fue sentida en su tiempo, sino después de su muerte, lo que lo hace uno de los pensadores más leídos entre las nuevas generaciones. La obra de González fue decisiva en el nacimiento del movimiento nadaista fundado por uno de sus discípulos, el escritor antioqueño Gonzalo Arango. A su vez, González recibió influencia de escritores como Tomás Carrasquilla (m. 1940), por el cual profesaba un gran afecto, y de filósofos como Nietzsche, Platón, Spinoza, Schopenhauer, y en menor medida delexistencialista Jean-Paul Sartre. Se ha dicho que Sartre, junto con Thornton Wilder, lo candidatizó al Premio Nobel de Literatura en 1955, pero esto no ha sido confirmado y lo más probable es que no sea cierto. 2 González fue amigo de célebres escritores y pensadores de su época con los cuales sostuvo correspondencia regular, que hoy es un tesoro cultural invaluable. La Corporación Otraparte, entidad fundada en la que fuera su casa durante sus últimos 25 años de vida enEnvigado, es la encargada de la preservación de la obra y memoria del filósofo. La Casa Museo Otraparte fue declarada Bien Cultural de Interés Público de la Nación en 2006. BIOGRAFÍA Primeros años Fernando González Ochoa nació en Envigado, una ciudad localizada al suroriente del Valle de Aburrá. La ciudad conserva hoy, pese a su desarrollo, el toque tradicional antioqueño, y en dicho contexto cultural, elpaisa, allí crecería González. Hijo de Daniel, maestro de escuela —además negociante—, y de Pastora, ama de casa, fue el segundo de siete hermanos. En su niñez fue enviado a estudiar en el colegio de las Hermanas de la Presentación, de donde fue expulsado cuando le dirigió una mala palabra a las hermanas por un castigo que el niño consideraba injusto. Serían los primeros pasos del desarrollo de un pensamiento crítico dentro del contexto social latinoamericano. Lo mismo sucedería cuando los jesuitas del Colegio San Ignacio de Medellín lo expulsaron en su quinto año de bachillerato por leer a Friedrich Nietzsche y a otros autores prohibidos y por cuestionar ante el padre Quirós el “primer principio filosófico”. Fue entonces acusado de escepticismo religioso, aunque sus tratados de teología han sido considerados de un enorme valor dentro de ese campo. Ingreso en círculos intelectuales En 1915 se vincula a Los Panidas, una agrupación de jóvenes rebeldes entre los que se cuentan otros futuros notables personajes como el poeta León de Greiff y el caricaturista Ricardo Rendón. Al año siguiente publica su primer libro,Pensamientos de un viejo, prologado por el legendario periodista Fidel Cano. En 1919 obtiene su título de abogado de la Universidad de Antioquia. Su trabajo de grado, un estudio de sociología titulado El derecho a no obedecer, no es bien recibido por las directivas de la institución. González, presionado por las circunstancias, hace algunas modificaciones y lo publica bajo el título Una tesis. Carrera profesional En 1921 es nombrado Magistrado del Tribunal Superior de Manizales, ciudad a donde se traslada. Al año siguiente se casa en Medellín con Margarita Restrepo Gaviria, hija del ex presidente de la RepúblicaCarlos E. Restrepo. Tienen luego cinco hijos (el menor de ellos fue el dirigente político Simón González Restrepo). En 1928 es nombrado Juez Segundo Civil del Circuito de Medellín. Allí conoce a su secretario, Benjamín Correa, con quien entabla una entrañable amistad. En compañía suya recorre caminando varios pueblos de Antioquia, Caldas y Valle, experiencia de la que surge uno de sus libros más populares, Viaje a pie, publicado en 1929. Ese mismo año el libro es prohibido bajo pecado mortal por el Arzobispo de Medellín, Monseñor Manuel José Caycedo: El libro del doctor Fernando González, “Viaje a pie”, está vetado por derecho natural y eclesiástico, y por tanto su lectura es prohibida bajo pecado mortal. El presente Decreto será leído en todas las iglesias y capillas de la ciudad arzobispal y publicado por la prensa para conocimiento de los fieles. Dado en Medellín, a 30 de diciembre de 1929. La prohibición fue ratificada al año siguiente por el arzobispo de Manizales, quien termina así su decreto: "Basta leer sus páginas saturadas de volterianismo y lascivia para persuadirse de que está prohibido por el mismo derecho natural.".4 En 1931 viaja a Venezuela para conocer al gobernante Juan Vicente Gómez, en quien cree ver a un retoño del Libertador Simón Bolívar. Posteriormente escribe una biografía titulada Mi Compadre, pues Gómez fue el padrino de bautismo de Simón, el último hijo de González y creador de la Corporación Otraparte, entidad que actualmente difunde la vida y obra de su padre y preserva su casa Otraparte como museo y centro cultural. En 1932 viaja con su familia a Italia para posesionarse como Cónsul General de Colombia en Génova tras haber sido nombrado el año anterior por el presidente Enrique Olaya Herrera. Ese mismo año la editorial Le Livre Librepublica en París su libro Don Mirócletes. En 1933 la policía encuentra unas libretas de apuntes con críticas a Benito Mussolini y su régimen fascista; es entonces trasladado a Marsella tras la expulsión del país por parte del Gobierno italiano. Esas libretas de apuntes dieron origen a El Hermafrodita dormido, libro sobre sus experiencias con el arte clásico en los museos italianos. Editado en España, tiene una gran acogida del público. Durante su permanencia en Francia escribe también El remordimiento. Dos años después regresa a Colombia, a su natal Envigado, donde inicia la publicación de la revista Antioquia, que continuaría hasta 1945. La Huerta del Alemán - Otraparte En 1940, gracias a sus ahorros, construye en Envigado "La huerta del alemán", una bella residencia campestre que posteriormente se convertiría en Otraparte. Allí recibe al dramaturgo estadounidense Thornton Wilder, a quien el año siguiente dedicaría su libro El maestro de escuela. En 1953 es nombrado Cónsul de Colombia en Europa, cargo que ejercerá la mayor parte del tiempo en Bilbao. En septiembre de 1957 González regresa definitivamente a Colombia, a su casa de Otraparte, donde vivirá hasta su muerte, ocurrida en 1964 debido a un infarto cardíaco. CORPORACIÓN OTRAPARTE El 16 de noviembre de 2005 el Senado de la República exaltó la memoria de Fernando González Ochoa: “Sea este un especial momento en la historia de la Nación, para que el Estado colombiano a través del Congreso de la República, engrandezca aún más la cultura de nuestro país, exaltando la memoria del filósofo Fernando González Ochoa, quien dedicó su vida al cultivo de valores artísticos y filosóficos, y es reconocido nacional e internacionalmente como uno de los pensadores colombianos más importantes de todos los tiempos”. En 2006, el presidente Álvaro Uribe Vélez firmó la Ley 1068, por la cual la Nación exalta la memoria, vida y obra del filósofo antioqueño Fernando González, y declaró bien de interés público y cultural de la Nación, la Casa Museo Otraparte, en Envigado, donde vivió el escritor. Según la norma, el filósofo "dedicó su vida al cultivo de los valores artísticos y filosóficos, logrando un merecido reconocimiento nacional e internacional, como uno de los más importantes pensadores colombianos de todos los tiempos". OBRAS: (1916) Pensamientos de un viejo (1916) El payaso interior (1919) Una tesis - El derecho a no obedecer (1922 - 1934) Correspondencia (1929) Viaje a pie (1930) Mi Simón Bolívar (1932) Don Mirócletes (1933) El Hermafrodita dormido (1934) Mi Compadre (1934) Salomé (1935) El remordimiento (1935) Cartas a Estanislao. (1936) Los negroides (1936) Don Benjamín, jesuita predicador (1936) Nociones de izquierdimo (1936 - 1945) Revista Antioquia (1940) Santander (1941) El maestro de escuela (1942) Estatuto de valorización (1944 - 1963) Mis cartas de Fernando González (1945) Arengas políticas (1950 - 1959) Cartas a Simón (1959) Libro de los viajes o de las presencias (1960) Fernando González visto por sí mismo (1962) La tragicomedia del padre Elías y Martina la velera (1963) El Pesebre (1963 - 1964) Las cartas de Ripol Nota: Ver sección Ideas en Otraparte.org. Fernando González Ochoa 1895 – 1964 Fernando González Ochoa es considerado el más original de los filósofos colombianos y uno de los más vitales, polémicos y controvertidos escritores de su época. Se enfrentó a la mentira colombiana y sus contemporáneos no le perdonaron la franqueza con que habló. Por eso fue rechazado y olvidado. Sin embargo su verdad, que golpea y azota en sus libros, está aún tan viva que ha cobrado vigencia con los años. Fue un espíritu rebelde y pugnaz, pero al mismo tiempo hondamente amador de la vida y de la realidad colombiana que fustigó. Logró forjar un pensamiento filosófico a partir de nuestra idiosincrasia, utilizando un lenguaje tan propio de nuestro pueblo que le valió ser calificado de mal hablado. Fue un “maestro de escuela” (1) que escandalizó y al mismo tiempo abrió derroteros hacia la autenticidad. Lo condenaron por ateo y, no obstante, fue un místico. Escribió en una prosa limpia e innovadora, pero “para lectores lejanos”. Se proclamó maestro pero, según sus mismas palabras, no buscaba crear discípulos, sino solitarios. Su obra es siempre nueva, fresca y conturbadora. Y su vida fue un viaje de la rebeldía al éxtasis. Nació el 24 de abril de 1895 en Envigado, Antioquia, y vivió intensos 69 años. Desde niño su espíritu original y rebelde se manifestó con ímpetu y le llevó a “vivir a la enemiga”. Sobre su infancia, él mismo nos dice: Yo era blanco, paliducho, lombriciento, silencioso, solitario. Con frecuencia me quedaba por ahí parado en los rincones, suspenso, quieto. Fácilmente me airaba, y me revolcaba en el caño cada vez que peleaba con los de mi casa (2). Hizo sus estudios de primaria en una escuela religiosa, y luego estudió hasta quinto de bachillerato como interno en el Colegio de San Ignacio de Loyola, dirigido por los padres jesuitas, año del cual fue expulsado por sus precoces y excesivas lecturas, por transmitir sus inquietudes filosóficas a sus compañeros y por su desatención a las estrictas normas religiosas (como por ejemplo la inasistencia al tercer día de retiros espirituales, o por abstenerse de comulgar el día de la Asunción), según se desprende del informe que enviara el rector del colegio a don Daniel González, padre del muchacho. La versión del protagonista de este acontecimiento es también sugestiva e interesante: en Los negroides relata algo de su diálogo con el padre Quirós, profesor de filosofía: Soy el predicador de la personalidad; por eso, necesario a Suramérica. Dios me salvó, pues lo primero que hice fue negarlo, donde los Reverendos Padres. Tan bueno es Dios, que me salvó, inspirándome que lo negara. Luego le negué todo al Padre Quirós. ¡El primer principio! Negué el primer principio filosófico, y el Padre me dijo: “Niegue a Dios; pero el primer principio (3) tiene que aceptarlo, o lo echamos del colegio...”. Yo negué a Dios y el primer principio, y desde ese día siento a Dios y me estoy librando de lo que han vivido los hombres. Desde entonces me encontré a mí mismo, el método emotivo, la teoría de la personalidad: cada uno viva su experiencia y consuma sus instintos. La verdadera obra está en vivir nuestra vida, en manifestarnos, en auto-expresarnos. Gracias a esta expulsión —su marginamiento del mundo académico duraría tres años— surgió su primera obra: Pensamientos de un viejo, que saldría a la luz pública en 1916, presagiando ya lo mucho que tendría por decir en años posteriores. En 1917 se graduó como bachiller en filosofía y letras de la Universidad de Antioquia, y en 1919 la misma institución le otorgó el título de abogado. Allí validó un buen número de materias gracias a sus excepcionales dotes. Su tesis de grado El derecho a no obedecer fue censurada por las autoridades universitarias, que lo obligaron a realizarle algunos cambios, y en consecuencia la tituló simplemente Una tesis. Su actividad como abogado la ejerció esporádicamente como complemento a su intensa labor de escritor. En 1922 contrajo matrimonio con Margarita Restrepo Gaviria, mencionada a menudo en sus libros como Berenguela, en quien encontró no sólo una gran compañera sino una lectora sensible e inteligente. Cuando salió la primera edición de Viaje a pie, escribió para ella: “A veces creo que no eres mi cónyuge, sino mis alas”. Margarita era hija de Carlos E. Restrepo, ex presidente de la República de Colombia, quien con el tiempo se convertiría en buen amigo y confidente de Fernando González. De esta unión hubo cinco hijos, cuatro hombres y una mujer: Álvaro, Ramiro, Pilar, Fernando y Simón. Se desempeñó como magistrado del Tribunal Superior de Manizales, juez segundo del Circuito de Medellín, asesor jurídico de la Junta de Valorización de Medellín y cónsul de Colombia en las ciudades europeas de Génova, Marsella, Bilbao y Róterdam. La producción literaria e intelectual de Fernando González fue abundante, particularmente entre 1929 (Viaje a pie) y 1941 (El maestro de escuela). Durante estos años escribiría la mayoría de sus obras: Mi Simón Bolívar (1930), Don Mirócletes (1932), El Hermafrodita dormido (1933), Mi Compadre (1934), Salomé, concebida y registrada en sus apuntes de esos años, aunque sólo vería la luz pública en 1984, contenía las ideas madre de una de sus mejores obras: El remordimiento, publicada en 1935. Otras obras de esa época fueron Cartas a Estanislao (1935),Los negroides (1936) y Santander (1940). Desde mediados de la década del 40, la vida de Fernando González entra en una etapa de receso como escritor y vive una mayor introspección, gracias a lo cual en los últimos años de su vida sorprende con nuevas obras: Libro de los viajes o de las presencias (1959) y La tragicomedia del padre Elías y Martina la velera (1962). A todo esto se suma la producción intelectual de su correspondencia, entre ella la sostenida con su suegro Carlos E. Restrepo, el sacerdote catalán Andrés Ripol, el jesuita Antonio Restrepo y su hijo Simón, así como la actividad en su revista Antioquia, de la cual entre 1936 y 1945 editó 17 números. Su obra es polémica, original, prolífera y multifacética. Recibió el elogio y la admiración de importantes escritores como Gabriela Mistral, Azorín, Miguel de Unamuno y José María Velasco Ibarra, entre otros. Se dice que en 1955 el filósofo francés Jean Paul Sartre y el estadounidense Thornton Wilder incluyeron su nombre en una lista de candidatos al premio Nobel de Literatura, pero esto no está comprobado. (Ver “El Nobel de Fernando González”). La escritora chilena Gabriela Mistral, primer premio Nobel de Literatura en Latinoamérica (1945), con quien sostuvo correspondencia, dijo alguna vez: Los libros de Fernando me sacuden hondamente. Hay en él una riqueza tan viva, un fermento tan prodigioso, que ello me recuerda la irrupción de los almácigos en humus negro. ¡Es muy lindo estar tan vivo! Y Ernesto Cardenal, poeta nicaragüense, dice: ¿Quién es Fernando González? Es un escritor inclasificable: místico, novelista, filósofo, poeta, ensayista, humorista, teólogo, anarquista, malhablado, beato y a la vez irreverente, sensual y casto… ¿Qué más? Un escritor originalísimo, como no hay otro en América Latina ni en ninguna otra parte que yo sepa. Como punto final a esta breve biografía, valga mencionar su célebre Otraparte, hoy convertida en casa museo. Como hecho coincidencial, el tatarabuelo materno de Fernando González, Lucas de Ochoa, había sido propietario de ese terreno, que tuvo distintos dueños hasta 1937, cuando el escritor lo adquirió. Allí construyó una bella casa, de estilo colonial, con la ayuda del arquitecto Carlos Obregón, el ingeniero Félix Mejía Arango (Pepe Mexía) y el connotado pintor e ingeniero Pedro Nel Gómez. En el libro Fernando González, filósofo de la autenticidad, Javier Henao Hidrón relata: En los últimos años de la vida de Fernando González, Otraparte se convirtió en un lugar casi mítico. El nombre se hizo popular, y solía ser pronunciado con admiración y respeto. Al maestro empezaron a llamarlo, unos “El mago de Otraparte” y otros “El brujo de Otraparte”. Con frecuencia era visitado por jóvenes e intelectuales ansiosos de conocerlo. Entre estos personajes figuran autores como Manuel Mejía Vallejo, Carlos Castro Saavedra yGonzalo Arango. Sin embargo, lo importante para encontrarse con Fernando González no es oír hablar de él, sino hundirse en la lectura de sus obras. Para quien se acerque desprevenidamente, esa lectura será un descubrimiento. Ahí, en sus libros, hay que abrevar para encontrar un mensaje de salvadora rebeldía, de autenticidad, de vitalidad, de emoción ante la vida, de búsqueda incansable de la verdad, de sinceramiento ante uno mismo, ante los demás, ante Dios. Porque Fernando González, del que siempre se ha presentado un estereotipo de irreligioso y ateo, de pensador asistemático y contradictorio, de iconoclasta empedernido, fue un místico que viajó a la intimidad con fervor, que plasmó una filosofía con un hilo conductor desde el principio hasta el fin, un forjador de idearios para nuevas juventudes, más allá de su tiempo, más allá de él mismo. Esa fue su labor de “maestro de escuela” en una Colombia que no lo comprendió pero que ahora empieza a redescubrirlo. Murió a causa de un infarto el 16 de febrero de 1964. Fernando González Ochoa (Envigado, 24 de abril de 1895 - Envigado,16 de febrero de 1964) fue un escritor, filósofo, político y abogado colombiano conocido también como el El Filósofo de Otraparte. Jean-Paul Sartre, junto a Thornton Wilder lo candidatizaron al Premio Nobel de literatura en 1955. CITAS: "Una cosa fundamental en la vida es saber lo que se quiere. Primero buscarlo como el que se asfixia busca el aire y finalmente pagar el precio". "No podemos vivir en lo abstracto. Por eso vino Jesucristo, en formas tan bellas, para que pudiéramos adorar a Dios. Vino para hacerse ejemplar, camino, para que viéramos, para que oyéramos y tocáramos la verdad. Amo a Dios: luz, forma, todas las ideas. ¡Oh, único, muchacha de las muchachas, árbol de los árboles, mar de los mares! ¡Oh Tú, el ejemplar, Tú, el que no eres sino bueno! ¡Ven y sácame, porque corro desolado!”. “Quien huye de la vida es porque ama demasiado a la vida. Los hombres vulgares creen que un filósofo es un hombre de alma árida. Todo lo contrario. ¿Cómo puede analizar la vida el que no tiene el corazón repleto de vida? ¿Cómo puede conocer las pasiones, y los deseos, y los movimientos del alma, el que no tenga un alma atormentada?”. “El payaso interior. Es el espíritu algo tan delicado que hasta la más sencilla sensación lo modifica. ¿Habéis visto esos muñecos que hacen cabriolas cuando se les tira de una cuerda? Pues idéntico es el espíritu. La sensación más sencilla lo modifica grandemente. ¡A sus cabriolas las llamo yo visiones espirituales!”. "A todo hombre le ocurren grandes aventuras, a pesar de que esté encerrado en un cuarto de diez metros, pues el tamaño de los sucesos individuales se mide por la repercusión en el alma". “Silencio. ¡Cuán bello el silencio! Pero hay que aquietar este mundo interior. Hay muchos que gritan ahí dentro. El silencio es una conquista. No es el ruido externo lo que nos aturde; es el grito de las pasiones. No es aislarse; es desprenderse; el silencio no es un don sino un fruto difícil. Este silencio físico es apenas un medio para acallar la propia algarabía”. “Fuerza divina es la vida, y cuando un hombre es constante y no se dilapida en múltiples deseos, vicios y pasiones, tal fuerza parece milagrosa en sus resultados. Todos nosotros tenemos la fuerza divina: llama vacilante en todos, a causa de falta de unidad en los deseos y de agotamiento en los vicios. El triunfo es de quien desea una sola cosa y está resuelto a pagar el precio de ella, a dar la vida, sin vacilar un segundo”. "Casa es ya tu alma glorificada por tu amor". Filosofía no es el estudio de las últimas causas, ni Dios es la última causa. Si Dios fuera causa, sería un eslabón, el último de la cadena. Un dios así es un fenómeno, el último fenómeno encadenado. Dios es ‘Creador de la nada’; creó las causas, el tiempo, y el espacio y todo, y El no es causa, ni grande ni pequeño, ni bueno ni malo... Nosotros, los hijos, somos en Dios y por Dios y nuestro vivir es en Dios. Filosofía es viajar en Dios, partiendo desde nuestro yo original, concienzándonos, y el viaje es infinito y de infinita beatitud. La filosofía es viva y es nutricia. El hombre nació para conocer y amar a Dios y ser beato en El ”. “Todo pasa. Pasa esta pequeña experiencia de la vida. Dentro de la historia general del mundo, la del individuo es nada, y nada es la de la tierra dentro de la historia del tiempo y de las estrellas. Y dentro del infinito y de la eternidad ¿qué serán estas vidas nuestras?... Por eso, no se le debe temer a la muerte. Y si no se le teme a la muerte, ¿a qué podemos temer? Se acaba el temor y el desespero y la impaciencia”. “¿Qué falta en Colombia, Estanislao? Yo lo sé. Tengo en mi poder ese secreto desde hace un año, así como mi tía Lila tuvo al diablo prisionero en una jofaina durante nueve meses, el tiempo de la preñez de mi madre... ¿Cuál es? Que toda belleza, bondad y poder nos vienen de Dios. En Colombia nadie, ni los hombres de la llave, tienen amistades con Dios. Colombia es país tímido, humanidad apaleada. Muy inteligentes, pero tienen miedo. Por eso la esterilidad. Los gobernadores piensan al acaso, sobre el libro que leen, como si fueran gente sin ombligo”. Mi verdadera religión: adorar a la Intimidad en mi representación, sinceramente, sin otra finalidad; rendirme a la verdad viva y entregarme a quien sé que está en mí y yo en El. No hablará mi lengua ni escribirá mi mano sino para examinar y buscar la Intimidad en mis vivencias. Gran respeto a los demás en las suyas, y ayudarles a entenderlas. Todo el amor y esmero que ponga ahí será poco. Soy un sucederse que sospecha o presiente que va a terminar, y que grita llamando a la Intimidad y no la halla... “Padre, Padre, ¿por qué me has abandonado?” Desde anteayer llamé al infinito luminoso para que me envíen un guía, porque hace treinta años que estoy perdido, en angustia, en garras de la causalidad de tres pasiones: soberbia, ¿Llegaré al Silencio? ¿Podré presentir, pregustar, pre oír al Silencio antes de irme? Sí, ya. Si nos negamos ya, ya es el Silencio. En el silencio no hay humildad ni orgullo, obediencia ni mando, pobreza ni riqueza, bien ni mal. ¡Es el Silencio! No hay nada por encima ni por debajo del Silencio, que es la Paz. La sabiduría es un producto del tiempo y de las experiencias. Ya puedes leerte todos los libros y no llegarás a sabio, en el verdadero sentido de la palabra. La felicidad es el premio de la vida. Nada se regala. Es cierto que se aprende estudiando; pero se aprende mal y nada acerca de los hombres y de la vida. Se aprenden enumeraciones. La vida es preciso vivirla. Si no nos remordiera, no ascenderíamos. El dolor es acicate. Sentir remordimiento equivale a odiarse, a estar descontento. Mientras que nosotros tenemos aspecto de promesa, de obra comenzada, de esbozo. Como animal, es detestable el hombre. El remordimiento comprueba que somos futuros diosecitos, o sea, herederos del reino. Lo primero es conocerse, y lo segundo, cultivarse. Nuestra individualidad es nuestro huerto, y la personalidad es nuestro fruto. Individualidad es la obra posible que está en cada hombre en forma de instintos, facilidades, habilidades, tendencias; todo ello proviene de la raza, el medio, la sociedad. Individualidad es lo que está encerrado en nosotros y que puede manifestarse o no, así como en la envoltura del capullo está la semilla, el árbol y los frutos. No aspiremos a ser otros; seamos lo que somos, enérgicamente. Somos tan importantes como cualquiera en la armonía del universo. Todos los seres pueden ser igualmente hermosos. Cuando un joven comprende que el secreto no está en lo que haga, en lo que diga, en el vestido, etc., sino en la energía interior, está maduro para la filosofía. Oiré la voz y obedeceré. ¡Estaré atento y abierto! A las puertas de mi ausencia está llamando la Verdad y la Vida. Tendré encendida mi lamparilla, el entendiendo. Estoy resuelto a seguir a Dios: la voz íntima, a pesar de las tentaciones. Cuando oiga la voz claramente no seré tentado. Estoy decidido a morir, a desnudarme hasta que oiga la voz que me subyugará: que la Voluntad que se manifiesta en el universo me guíe. PENSAMINTO DE FERNANDO GONZALES Fernando González es, sin duda, nuestro pensador más original. No tanto, por la novedad de sus propuestas como por su libertad de espíritu. Su pensamiento no pretende ser una filosofía sistemática, sino un canto a la vida nuestra, a la vida colombiana. FGO se deja impresionar por la forma como se manifiesta la vida en nuestra tierra: en aquellas alturas de Antioquia "la vida era una atracción universal de mundos y seres impulsados por el ansia del devenir." Entonces, hacer filosofía es ir de viaje: "Somos aficionados a la filosofía y los viajes", pues, "caminar es el gran placer para el cuerpo." Por esto, opta a favor de la vida y, desde la misma, lucha contra todo lo que impide vivir y autoexpresarse al hombre latinoamericano: "Quiero tener la inocencia de la vida griega y que en Colombia me llamen impuro. Prefiero ser hijo de la vida, y no un santo de palo, como esos suramericanos hijos del pecado y la miseria." La intensidad del viaje depende del ritmo. Dejemos, pues, que la vida se nos revele durante el viaje como una intuición. LA FILOSOFIA FGO ejerció la filosofía, antes que nada, como crítica desideologizadora o "desnudadora" de todos aquellos fanatismos que se oponen a la libre expresión de la vida. Pensar, en Fernando González, es un vicio: una pasión. Pensar es expresión de la energía vital. En sus críticas a la Colombia tradicional, FGO se inspira en Nietzsche. Nietzsche, en cuanto predicador del goce dionisíaco y de la energía vital. De aquí, su concepción del pensamiento como un arma afirmadora de la vida. Colombia es el 'comunismo ideológico' porque aquí no hay ideas propias. Hay que desnudar el catolicismo mojigato y a los sistemas filosóficos, en particular la escolástica, para abandonarlos como excreciones: "¿A qué se parecen los filósofos sistemáticos? A rumiantes de cuernos temporales que se resistieran a abandonarlos en la primavera?" La explicación mata aquello que quiere explicar. Acordándose de su expulsión del colegio de los jesuitas de Medellín por criticar la silogística escolástica cree que estamos perdidos desde que no se pudo probar el primer principio. Pero, esta falta de seguridad (abandono) aumentó nuestra suerte y la posibilidad del azar en nuestra vida. Por lo que, perdidos por la vida nos guía siempre la huella que dejó en nuestra alma de niño una mujer. De aquí, su particular concepción del objeto de la metafísica y de la lógica: "Para nuestras encantadoras lectoras queremos anticipar que nuestra metafísica es efímera, agradable y esferoide como los encantos de sus cuerpos." "La lógica es el orden en el espíritu... consiste en obrar de modo que cada acto encierre en sí el efecto apetecido", es decir, que cada acto sea una manifestación coherente de la vida. "¡Cuán bella es la vida para el metafísico! El percibe lo qué hay debajo de los fenómenos... se percibe a sí mismo como esencia!." FGO se considera a sí mismo un amante aficionado y casto de la filosofía. El filósofo es un aficionado porque es un amante: un buscador de la verdad y es casto en el sentido de que para el filósofo está reservada una mirada inocente sobre la vida. "Somos en un 99% amantes y el resto filósofos, pero, filósofos del amor." Pero, "las filosofías forman parte del fenómeno vital y son variables también: son manifestaciones del hombre por la variación relativa de su forma." "... Si el sujeto es efímero, todo predicado de él lo será igualmente o más." No hay que esperar de FGO un sistema de pensamiento como el que está criticando: la escolástica, "ni definiciones de la vida o resoluciones de problemas." "La ciencia de nuestro siglo es descriptiva e impersonal; debía ser humana, relacionarse con el poder del hombre." A pesar de todo lo anterior, FGO mantuvo su fe cristiana, pero criticó como ninguno el fanatismo religioso del pueblo colombiano. Se apropió de una manera muy particular su fe en Jesús: para él fue el SUPERADOR. Por esto, fue el primero que venció la muerte. El diablo, por su parte, fue nuestro maestro de filosofía: 'con su cola prensil hurgaba nuestras almas.' De aquí que Colombia es el país del diablo. LA VIDA En FGO encontramos un pensamiento así como es la vida: contradictorio. De lo que se trata es de vivir plenamente la vida: "El objeto de la vida es que el individuo se auto-exprese" y que su expresión sea reflejo de su armonía con la energía vital del universo. El universo es un canto armonioso a la suprema energía. "La armonía suprema nos llama más allá de la tierra." La causa de la tristeza del hombre es que por la irregularidad de su vida no armoniza con este canto. Marquínez anota que "desde esta visión de la vida, como derecho y deber de autoexpresión de los individuos y de los pueblos, (FGO) critica lo que considera pseudovalores morales, religiosos, pedagógicos y políticos en la sociedad colombiana de su tiempo. Sus prédicas en contra de una tradición anquilosada y maniquea escandalizaron a los guardianes del inmovilismo: 'los códigos morales, las virtudes aceptadas, petrificadas, las catalogaron hombres ya debilitados... a medida que crece nuestra pobreza vital, aumenta nuestra moralidad y nuestro apego a los prejuicios." La vida, en FGO, es la manifestación de la suprema energía de la tierra, del universo. Es una abundancia que "se afirma indefectiblemente" y que no puede ser definida, limitada. De la tierra nos viene la energía: sus 'jugos deben nutrirnos'. La tierra es nuestra madre. Al final del viaje "...todo nuestro vivir era el palpitar de la energía en nuestra madre... aquí percibimos claramente que la tierra era nuestra madre." Es por lo que FGO ubica la "esencia de la vida en el poder curativo del alma, el poder cicatricial, la divina facultad del olvido." La fuerza vital es un poder regenerador que incluso nos permite enfrentar la muerte: "Es propio del que está lleno de vida olvidar la muerte." El olvido hace al hombre más o menos poderoso. "Los superhombres cicatrizan pronto sus heridas". La vida es un movimiento que rompe la individualidad y toda lógica. Es la fuerza vital la que domina: el ánimo que nos hacer amar, crecer y desear. Somos 'depósitos' de energía y, por lo tanto, de poder. Es lo que llama FGO la sinergia. Tener sinergia es estar lleno de vida; tanto para recibir como para dar. Pero, aquí está también su dimensión trágica: "La vida del hombre sobre la tierra es brega y tristeza. Vivir es luchar con el tiempo, el cual nos arrastra, a pesar de resistirlo. ¡Qué horrible es, durante algunos días vivir!..." "¡Cuán propia es esta vida moderna, rápida, difícil y varia, para perder toda fe, para ir por la vida como madero agua abajo!" Se nos gasta la fuerza vital en perseguir a seres que no van a ser nuestros. Por ejemplo, para qué correr tras las mujeres si han de ser nuestras vendrán donde estemos. "El único método para vivir que conserva la alegría, es vivir resistiendo al deseo que nos urge por el goce; vivir despacio, inervados": la búsqueda casta del goce: la contención. Lo contrario es "la esclavitud del alma por los deseos." EL HOMBRE "Lo único nuestro es el instante que pasa." Todo el trabajo de FGO va dirigido a hacer que aparezca el "hombre echado pa´lante." Solo hay progreso por la autoexpresión, la afirmación y la liberación de la persona: "La personalidad es la manera como cada individuo se autoexpresa. Es la forma de la individualidad. Todo ser es individuo, pero pocos son personas. Casi todos los individuos están latentes, esclavizados por las maneras de la especie (formas sociales). Tales formas fueron impuestas por inducción (contagio, sugestión, imitación) de personalidades superiores." Pero, al hombre de hoy se le va la vida en buscar dinero. Éste es el 'siglo del hombre que hace fortuna.' "El crédito ha reemplazado al diablo en su papel moralizador." Por esto, el hombre es un 'animal triste' en la medida que entrega y pierde su energía vital. El hombre se hace esclavo cuando no puede prescindir de algo. Es preciso que el hombre sólo se posea a sí mismo. RECOGERSE significa retraer todos los deseos: unificarse alrededor de sí. El hombre se supera a sí mismo cuando absorbe energía vital, como cuando se 'chupa el jugo de una naranja.' "Vivimos buscando el goce", pues, la esencia de la vida es la búsqueda del placer. Somos sensibilidad que se perfecciona. En su Viaje a Pié describe FGO de una manera muy bella la manera como podemos engrandecer nuestra capacidad vital: "En esta mañana de sol nuestra piel abre los poros a la caricia del padre de la vida y tiembla de sensualidad. Sí; es completamente mujer esta sensibilidad de la piel. Bajo el sol hemos sido hembras poseídas. Los poros abiertos, bocas suplicantes, reciben la caricia, se mueren de placer como las mujeres." De lo que se trata es de conservar nuestro calor vital: de aumentar la sinergia que expresa la alegría esencial de vivir. Pero, la humanidad vuelve a los grandes hombres santos o héroes. Los coloca como ejemplo de los que más supieron inhibir sus pasiones: "son el resultado del asco que tiene el hombre por sí mismo." Un ejemplo paradógico de esta situación es el jesuita. Este "es el hombre de la regla; el hombre que disciplina su inteligencia y sus pasiones; el hombre interesante; pero, en algún sentido es el hombre superador que buscamos." El jesuita sólo goza con tres cosas: "las tres proposiciones del silogismo; la mayor, la menos y la consecuencia. Y el que conozca las leyes de estos tres elementos es más poderoso que un ejercito de alemanes." Al jesuita le hace falta la unidad de la vida que cesa la antítesis entre el bien y el mal. La vida es una unidad y los jesuitas la han vuelto fragmentaria. El hombre superador que buscamos es "más hermoso que la montaña alta; más conmovedor que la mañana pletórica de tibieza, es el espectáculo del hombre grande." EGOENCIA Y VANIDAD La distinción entre Egoencia y vanidad le permite criticar la apariencia en la que viven los latinoamericanos y la poca energía vital que tiene nuestro pueblo que ya ni siquiera produce revolucionarios. "La vanidad es vacío; aquella, realidad. El vanidoso simula y sus manifestaciones o formas carecen de la gracia vital. El egoente, haga lo que hiciere, tiene la gracia de la lógica; haga lo que hiciere ya vaya roto o sucio, nos enamora, por que la vida es lo que nos subyuga." La hermenéutica histórica, que Fernando González practica, trata de comprender la realidad actual de los pueblos latinoamericanos, desde tres categorías: dependencia, complejo y mestizaje. En los Negroides (1939), FGO, muestra cómo hemos sido unos 'copietas' y denuncia este vicio nacional: "copiadas constituciones, leyes y costumbres; pedagogía, métodos y programas copiados; copiadas todas las formas... qué hay de original? ¿Qué manifestación brota, así como el agua de la peña?'. '¿Imaginación creadora? Ninguna. No tenemos arquitectura, pintura, escultura, novela, drama, leyes, costumbres. Imitamos... Ninguno inventa." El vanidoso "es quien obra, no por íntima determinación, sino atendiendo a la consideración social." Es el suramericano desordenado, ratero, indefinido, inmoral, que se avergüenza de su mamá: que tiene complejo de H.P., a saber: que como todo ser híbrido es promesa y pésima realidad. La vanidad es vergüenza: del indio y del negro, de sus instintos y de sus padres. La vanidad es propia de la mediocridad del rebaño donde se 'apachurra la individualidad'. Es vivir esa sensación de ilegitimidad del espíritu gregario. El vanidoso es el 'genio de las nalgas' en cuanto que lo único que sabe es copiar, carecen de pudor, son puras 'ventosidades de marrano'. La crítica de la vanidad suramericana lleva a FGO a tal pesimismo que incluso afirma que "no está aún en las posibilidades de nuestro pueblo el comprender los fines interiores." Por el contrario, el egoente, el hombre superador al que aspiramos, se caracteriza por el orgullo de sí, la originalidad y la desvergüenza. La egoencia es la afirmación de la libertad y de la vida del hombre 'embadurnado de goce'. Bolivar era libertad, ascenso, afirmación de sí; ejemplo del egoente suramericano. Por esto, "El día en que seamos naturalmente desvergonzados tendremos originalidad." Es volver al desnudarse de la autoexpresión inocente y original. Se trata de que "no aspiremos a ser otros; seamos lo que somos, enérgicamente. Somos tan importantes como cualquiera en la armonía del universo. Todos los seres pueden ser igualmente hermosos." El egoente sólo acepta como imperativo categórico el "alegrarnos y alegrar a quienes nos rodean. No hay que amargarnos este epifenómeno que es la vida. En esto consiste el ser buenos: en alegrarnos." El egoente obra por la "satisfacción del triunfo sobre el obstáculo por el sentimiento de plenitud de vida y de dominio." En esto consiste la manifestación de la alegría de vivir y la estética de la vida cotidiana. Hay que volver a la vitalidad como lugar de sentido. En esta perspectiva, es que hay que volver a la belleza como expresión de la vitalidad del ser humano latinoamericano. A la balleza de la vida que 'promete y asciende'. La belleza es peligrosa para el vanidoso que la contempla; para el egoente, 'sabio de la contención' es causa de emociones ricas en perfeccionamiento, a los demás los deja vacíos y les roba su energía vital. Sólo emana vida y es bello el acto que es fruto de nuestro ser y de nuestra verdad: para el egoente, de nuestra condición latinoamericana. En el acto bello se expresa la energía interna. Y lo que es lógico es bello. La belleza se manifiesta como armonía. Vitalmente, nuestros feos latinoamericanos son hermosos cuando en su fealdad habita cómodamente el espíritu, cuando sus desproporciones son fruto del borbotar de la energía. Por esto, hay feos que tienen una personalidad magnética: porque son naturales. "...lo único hermoso es la manifestación que brota de la esencia vital de cada uno." La alegría que produce la belleza es la tendencia de la energía a actualizarse. "La mujer es más bella cuando su cuerpo es más prometedor... bello es lo que nos incita a poseerlo. Deseable es lo que emerge, lo activo en potencia que nos invita a fecundarlo. Por eso las grandes obra de arte son, por decirlo así, esbozos que exitan la imaginación para completarlos; hay una fecundación." La mujer tentadora es conductora de las corrientes de la energía vital y todo lo vital es antecedente del amor. En este mismo sentido es que hay que recuperar el amor, en cuanto que es la motivación por el viaje de la vida. "El amor es lo que está detrás de las formas, la médula de lo fenoménico o, para decirlo en forma más bárbara, el noumeno." "...sobre la esencia del amor se representa el fenómeno de la vida." Pero, el latinoamericano es es un ser egoista. El amor propio ocupa igual espacio que la vida. "... en estos pueblos aislados, en donde vive el diablo, tiene el amor ese interés misterioso que le dan el pecado, el diablo y el infierno; unicamente aquí tiene el amor la atracción del delito." Por esto, es que "el pecado es lo que hace interesante al hombre..." y "los actos son agradables cuando son pecado." La delicia del pecado consiste en "pecar contra la voluntad, o sea, cuando el Mundo, el Demonio y la Carne, que son uno, la Mujer, tientan el espíritu, que se resiste, pero que va cediendo." Por el pecado, entonces, es que somos desadaptados y aguzamos la inteligencia. Pero, el amor de FGO es un amor casto. Condición del amor sincero es la castidad: "Los únicos amores castos son los que van acompañados de la sinceridad." "La vida es deseo" y la castidad hace crecer el deseo. Hay que buscar la castidad amando la sensualidad (no como los monjes). Nuestra castidad es el arte del goce con contención. LA PEDAGOGIA El camino para formar el hombre nuevo: el egoente pletórico de sinergia, es la educación de desvergonzados: latinoamericanos orgullosos de sí. "La pedagogía consiste en la práctica de los modos para ayudar a otros a encontrarse; el pedagogo es partero. No lo es el que enseña, función vulgar, sino el que conduce a los otros por sus respectivos caminos hacia sus originales fuentes. Nadie puede enseñar; el hombre llega a la sabiduría por el sendero de su propio dolor, o sea, consumiéndose." El papel de la educación consiste en que cada uno haga su método: "Aquí se trata de cultivar la individualidad, de crear las personalidades individuales y raciales." La escuela, como proponen las más actuales tendencias pedagógicas antes que enseñar ha de ser un espacio para aprender: "Es preciso que la escuela sea creadora en vez de enseñadora." WEBGRAFIA http://es.wikipedia.org/wiki/Fernando_Gonz%C3%A1lez_(escritor) http://www.otraparte.org/vida/biografia.html http://es.wikiquote.org/wiki/Fernando_Gonz%C3%A1lez_Ochoa http://www.monografias.com/trabajos22/gonzalez-ochoa/gonzalez-ochoa.shtml http://www.oocities.org/paris/musee/7262/fgo.htm VIDEO http://www.youtube.com/watch?v=rGC-uaExwtk