percy bysshe shelley

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buzos — 3 de agosto de 2015
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PERCY BYSSHE SHELLEY
ANHELOS Y TEMORES
Vaguemos, ¡amor mío¡,
por el boscaje umbrío;
del astro de la noche a sus fulgores,
te contaré indiscreto,
en íntimo secreto,
que tu mirada sorprender debía
pensamientos de amor, dulces ternezas,
que de anhelos nacieron y tristezas;
pues tengo mis temores
de que, hablando de amores,
es demasiada luz la luz del día.
Lo que en el alma llevo
oculto con mi ardor, y no me atrevo
a decir todavía,
tú sola escucharás: “Mi fantasía
te soñó como al mar”. Al diamantino
resplandor del lucero, tu belleza
supera en candidez y gentileza;
a veces te imagino
un ángel peregrino
que vaga en este suelo,
triste, soñando en su perdido cielo.
Cuando el pálido rayo de la luna,
sobre la vieja torre de la aldea,
finge arroyos de luz que se deslizan,
y en tranquilo lago
en ráfagas serpea,
al soplo embalsamado
de las auras, que rizan
las mudas ondas con fingido halago,
el corazón palpita aprisionado
en cándidos destellos, que idealizan
tu pudorosa frente,
resbalando por ella dulcemente,
y en apacible calma,
tímidos en su afán, ¡reina del alma!
¿Quieres conmigo a solas,
en débil barquichuelo, combatido
por las iras del mar, el fiero ruido
oír, con que amedrentan
las encrespadas olas
que espumosas revientan,
y en agitados tumbos se levantan,
con voz de fragorosas tempestades,
atronando las vastas soledades
del líquido elemento?
¿Adivinar su acento
cuando, en la playa, moribundas cantan
amarga despedida,
que en la brisa es lamento
¡ay!, que recoge el alma estremecida?
¡Ven conmigo a vagar, y la esperanza
de nuevo animará mi triste canto!
¡Deja que sueñe el bardo, en lontananza,
un mundo de pasión en un instante!
¡Queda el delirio, si se extingue el llanto,
en copa de placer frágil espuma,
recuerdo agonizante,
reliquia de embriaguez, memoria en suma!
No tardes, ¡amor mío!,
que en lánguido desmayo,
la arrebolada tarde se despide,
y el encendido rayo
del sol que se sepulta alegre mide
del otro horizonte el término sombrío.
Te contaré, indiscreto,
del corazón el íntimo secreto,
lo que pienso a tu lado, ¡vida mía!;
pues tengo mis temores
de que hablando de amores,
¡es demasiada luz la luz del día!
Traducción de Adolfo Baquerizo
LIBERTAD
I
De los fieros volcanes el rugido
forma de zona en zona una cadena;
yérguese el oceano embravecido,
y rómpese la nieve que serena
forma al invierno el trono encanecido
cuando la trompeta de Tifón resuena.
II
Desde un celaje aterrador fulmina
relámpago que rasga el pardo velo
y miradas de nubes ilumina,
trepida una ciudad y rueda al suelo,
otras están amenazando ruina
y el trueno subterráneo sube al cielo.
III
Mas tu luz al relámpago oscurece;
tú corres más que el terremoto insano;
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IV
Desde nubes y monte y mar ardiente
esparce el sol su roja llamarada;
de nación en nación, de gente en gente,
arrójase su lumbre bienhadada,
y el tirano y el siervo de repente
sombras son al fulgor de tu alborada.
Traducción de Juan E. Arcia
OZYMANDIAS DE EGIPTO
Hallé un viajero que la vuelta hacía
de un antiguo país y así me dijo:
“De pie sobre la arena del desierto,
en el busto que un tiempo sostenían,
hay dos enormes piedras de granito:
de ellas no lejos, enterrada un tanto,
yace rota cabeza. Altiva frente,
plegado labio, irónica sonrisa,
de frío imperio a revelar alcanza
cuán bien el escultor sintió pasiones,
cuyo sello, infundido a la materia,
sobrevive a la mano que las finge
al corazón, cuyo alimento fueron.
LA MUERTE
I
No hay sitio que la muerte silenciosa
no recorra veloz con pasos ciertos;
nada su marcha detener consigue,
y nosotros también estamos muertos.
II
Ella con mano fuerte ha colocado
su sello aterrador en nuestra frente;
en todo lo que pasa por el mundo
está la marca sepulcral latente.
III
Cuando han muerto el placer y la esperanza
aléjase el temor del pecho herido;
después que ya esa deuda se ha cumplido
el polvo llama al polvo y nos alcanza
de la fosa el abrazo entumecido.
IV
Todo cuanto queremos en el mundo
lo mismo que nosotros desparece:
ésa es la ley tirana que nos rige.
¿No es cierto que el amor también perece?
El pedestal conserva aquel escrito:
“Mi nombre es Ozymandias, rey de reyes;
del Universo potestades, mi obra
ved y desesperad”; y allí no hay nada,
y de la ruina colosal en torno
tienden, ilimitadas y desnudas,
su nivel solitario las arenas.
Traducción de Miguel Sánchez Pesquera
CANTO FÚNEBRE
Brisa otoñal que sollozando exprimes
penas sobrado tristes para el canto;
lóbrego viento en que explayáis, sublimes
nubes nocturnas, el cinéreo manto;
selva maldita que en el cierzo gimes,
tormentas rotas en estéril llanto,
grutas sin luz, mar lúgubre e infecundo:
Llorad, llorad por el dolor del mundo
Traducción de Carlos Obligado
Traducción de Juan E. Arcia
PERCY BYSSHE SHELLEY
Poeta británico nacido en Field
Place, Gran Bretaña el 4 de
agosto de 1792 y fallecido en el
Golfo de la Spezia, actual Italia,
el 8 de julio de 1822.
En 1811 fue expulsado de la
universidad de Oxford a raíz de la
publicación de un panfleto titulado
La necesidad del ateísmo, motivo
por el cual fue también expulsado
de su casa paterna y tuvo que
trasladarse a Londres. Ese mismo
año se casó con Harriet Westbrok,
aunque su relación pronto entró en
dificultades. De su contacto con el
filósofo William Godwin surgió su
primer poema, La reina Mab, en
el que exalta el ideario socialista.
En 1814 marchó al continente
en compañía de la hija de su
mentor, Mary (autora de la famosa
novela Frankenstein o el moderno
Prometeo), con quien contraería
matrimonio en 1818, tras el suicidio
de su esposa. Estas circunstancias
motivaron la censura de la sociedad
británica y la pérdida de la custodia
de los hijos habidos con Harriet. En
el continente se relacionó con Lord
Byron y otros ingleses bohemios,
vivió en Génova, Venecia y Pisa,
hasta que en 1818 se instaló
definitivamente en Lerici, cerca
del Golfo de la Spezia, enfermo
de tisis. Murió al naufragar su yate
durante una tormenta. En Lerici
escribió sus obras maestras: las
tragedias Prometeo liberado (1819),
en la que se pone de manifiesto
su platonismo, y Los Cenci, así
como sus poemas líricos más
célebres, Oda al viento del oeste,
Oda a la alondra, La mimosa y Oda
a Nápoles, entre otros. Su obra
combina el lirismo con el discurso
abstracto y aún con referencias
a la ciencia, gracias a un gran
virtuosismo rítmico y a la intensidad
de sus versos. En 1821 compuso
Adonais en homenaje a Keats, y no
pudo terminar El triunfo de la vida,
tal vez su obra maestra. Escribió
también una obra de crítica literaria,
Defensa de la poesía, publicada en
1821.
POESÍA
el volcán a tu vista desfallece;
tu furia la respeta el oceano,
y el mismo sol, que altivo resplandece,
es ante tu fulgor destello vano.
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