LA INCREÍBLE VIDA DE BOBI Érase una vez en Londres un matrimonio. Un día, el marido le regaló a su mujer un Pastor Alemán por su cumpleaños, este perro se llamaba Bobi. Cuando el marido se lo regaló estaba muy ilusionado y contento pensando en el rostro de alegría que tendría su mujer. Pero, cuando su esposa lo vio… cambió la cara de repente, y pasó de estar contenta a estar muy disgustada y molesta por ese regalo. Lo que la pasaba, era que a ella no la gustaban los animales, es más, los odiaba. Pasaron unos días, hasta que la mujer ya no soportaba al perrito Bobi, y ella misma acabó echándolo de casa, para que estuviera solo y abandonado en la calle. Era un día muy lluvioso, y el perro estaba abandonado en la calle, sin saber qué hacer, ni qué comer, ni a dónde ir. Hasta que dos horas más tarde, Bobi vio a su dueño en la acera de enfrente, y fue corriendo para cruzar la carretera, Pero un coche acabó atropellándolo. Por suerte, ese señor era una buena persona, salió del coche, y fue a ayudarlo. Recogió su cuerpo, lo metió en el coche, y lo llevó al veterinario. Ahí le dijeron que, por desgracia, se había quedado inválido de las dos patas traseras, y que no podrá moverlas en la vida, y que no hay ningún tipo de remedio ante ese problema. También le dijeron que podía andar, pero solamente con las dos patas delanteras, las patas traseras las llevará arrastrándolas por el suelo. Como Bobi no tenía dueño, lo mandaron a la perrera. Ahí lo metieron en una pequeña jaula. El perro se quedó meses y meses en esa perrera, encerrado en esa pequeña jaula. Hasta que un día, un matrimonio feliz quiso adoptarlo, y finalmente acabaron haciéndolo. El pobre perro no podía caminar bien, iba arrastrando sus patas traseras por el suelo. Los actuales dueños de Bobi eran el señor Roberto y la señorita Amanda, famosos ambos en todo el mundo. Los dos eran muy ricos, vivían en una gran mansión, con sitio de sobra para Bobi. El señor Roberto era alto, rubio, y tenía los ojos azules, era un hombre divertido y le gustaba ayudar a los más necesitados. Y la señora Amanda era una mujer de estatura normal, morena y de ojos marrones. A los dos les gustaban las mismas cosas. Roberto y Amanda quisieron remediar el problema de Bobi. Estos gastaron una gran cantidad de dinero en intentar arreglar el problema, pero nada daba resultado, pero los dueños no se rindieron, y siguieron, intentando ayudarlo. Finalmente, encontraron la solución. Fueron al mejor veterinario del mundo, que estaba en Alemania. Allí operaron a Bobi, y le implantaron dos nuevas patas traseras. Al final, Bobi pudo correr, andar, saltar, y jugar como lo hacía antes. Y además tiene unos Buenos dueños que le quieren mucho, y con los que vivirá el resto de su maravillosa vida. Andrei Nikogosyan 2º ESO ILUSTRADO POR: ISIDORO MARTÍNEZ 3º ESO