EL ARTE CRISTIANO-BIZANTINO. 1. El arte paleocristiano en Occidente: basílicas y catacumbas. Ver en el libro de texto: 1. El arte paleocristiano, págs. 92-95. a) Contexto La difusión del cristianismo en el imperio romano: Tolerancia / Persecución (siglos II y III) Reconocimiento y religión oficial (siglo IV y V) La penetración de corrientes de pensamiento que sobrevaloran lo espiritual sobre lo material (mazdeísmo, neoplatonismo) → desprecio por la materia y el realismo y preferencia por la abstracción para una mejor representación del espíritu, preferencia por la luz y el color sobre la forma, consideración del arte como un medio de conmover y de crear nuevos estados de ánimo de vida interior y no como un medio de representación de la naturaleza. La pervivencia de la cultura romana → mantenimiento de la imagen como mejor medio de adoctrinamiento de las masas iletradas. b) Las catacumbas (siglos II y III). Función: lugares de enterramiento y de culto. Galerías subterráneas: Nichos, Arcosolios, capillas o criptas Decoración Iconografía: • Temas tomados de la cultura romana: El buen pastor, Jonás, decoración pastoril, mito de Orfeo, Amor y Psiquis, la viña, el cordero, la paloma, el pez, el pavo real. • Temas propiamente cristianos: el orante, la cruz sin crucificado, escenas de los testamentos, figuras de Cristo y de la Virgen, anagrama de Cristo. Estilo: muy desigual (artesanos sin experiencia y verdaderos artistas). • Las escenas figuradas se reducen a los personajes. • No se busca el efecto del paisaje. • Domina la expresión de espiritualidad sobre el naturalismo. c) Las basílicas (siglos IV y V: Iglesia triunfante). Función: lugares de culto y de reunión de los fieles. Elementos arquitectónicos: Muros y aparejo: ladrillo, sillares de piedra, hormigón. Columnas, arcos de medio punto. Techumbre plana y bóvedas (plantas centrales). Espacio simbólico: o basílicas • eje axial direccional hacia el altar (camino de salvación), • jerarquización ritual → compartimentación del espacio (ver planta), • desmaterialización del muro (luz, pinturas, mosaicos). o Mausoleos, Martyria, Baptisterios: planta central. Decoración Iconografía: o Temas de carácter imperial: Cristo dando la ley (traditio legis), Cristo entronizado, el triunfo de la fe (trono, cruz, crismón rodeados de apóstoles o mártires). o Ampliación de la iconografía cristiana: ciclos de la pasión de Cristo y de los apóstoles, ciclos narrativos del antiguo y nuevo testamento. 1 Estilo: o Cierto retorno al canon de belleza clásico en los personajes, aunque más expresionistas (dignidad, espiritualidad). o Se abandona la perspectiva realista y se tiende al uso de colores simbólicos (no naturales) 2. El arte bizantino: la época de Justiniano: arquitectura y mosaico. Ver en el libro de texto: 2. El arte bizantino, págs. 96- 97. a) Contexto La división del imperio romano en 395 → manifestaciones artística e iconográficas distintas en las dos partes del imperio. La alianza entre el emperador y la iglesia: Cesaropapismo o estado teocrático. La influencia de oriente → nueva concepción del mundo: la vida no es un camino hacia Dios sino que la vida discurre bajo la presencia constante del Dios, simbolizado por las grandes y doradas cúpulas de los templos. b) La arquitectura (siglos VI - VIII). Función: arquitectura eminentemente religiosa. Elementos arquitectónicos: Materiales y aparejo: ladrillo (Rodas), hormigón ligero y sillería. Elementos sustentantes: • Los muros que tienen la función esencial de servir de cierre y de soporte de la cúpula → austeridad exterior. • Los poderosos pilares en los que se apoya la cúpula a través de pechinas. • Las arquerías de medio punto, apoyadas en columnas aisladas sirven para separar las naves laterales o los deambulatorios de la nave central. → nueva valoración del capitel (mayor superficie de contacto): – fragmento de arquitrabe entre el capitel y el arco, – forma de tronco de cono invertido (capitel-cesta). Elementos sustentados: La bóveda de cañón (espacios longitudinales), la de aristas y la cúpula esférica (espacios cuadrangulares). → solución al problema del paso de la planta cuadrada: el empleo de las pechinas. → solución al problema de los empujes: contrarresto con semicúpulas, exedras y bóvedas laterales (tribunas) que descansan en los muros reforzados o no con contrafuertes exteriores. Espacio simbólico: el cosmos • planta central cubierta con una inmensa cúpula: la cúpula simboliza la esfera celeste y la nave simboliza la tierra. • La luz y los revestimientos de mármoles multicolores y mosaicos contribuyen a crear un espacio espiritual y supraterrenal, al tiempo que suntuoso y brillante (a la mayor gloria del emperador). c) El mosaico La técnica: realizado con teselas de vidrio coloreado o cubierto de pan de oro; con frecuencia entre las teselas fragmentos de piedras semipreciosas. La iconografía Cristo en majestad (Ascensión, transfiguración). Virgen entronizada o de pie con Cristo (Theotokos). Escenas de los evangelios: anunciación, nacimiento, juventud, milagros, pasión, resurrección. Imágenes de santos. Cortejos imperiales. El lenguaje formal Figuras arquetípicas, alejadas de la realidad visual; canon simbólico. Los personajes permanecen rígidos e inmóviles, con escasos gestos (hieratismo). Los ojos se representan desmesuradamente grandes, con la mirada fija, expresión de la vida interior. Reducción extrema de los elementos del paisaje: árboles, casas y montañas se agrupan según su función decorativa. 2 Eliminación de la perspectiva (perspectiva invertida): las escenas se desarrollan en un solo plano. El color, de gran variedad de tonos, es antinatural. La presencia del oro, la plata y el nácar crean el efecto de suntuosidad. Composición racional: simetría de los grupos o en friso. Santa Sofía de Constantinopla La basílica de Santa Sofía fue construida entre los años 532 y 537, durante el reinado de Justiniano, y está consagrada a la Sabiduría de Cristo o Santa Sabiduría. La diseñaron los arquitectos Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto. En el año 558, a causa de un terremoto, la cúpula se hundió y fue reconstruida de nuevo por Isidoro el Joven, con 56 metros de altura y un sistema más resistente. En el año 1453 los turcos conquistaron Constantinopla y la convirtieron en mezquita, cubrieron buena parte de los mosaicos y la rodearon con cuatro alminares. Santa Sofía tiene planta basilical, pero sus proporciones próximas a un cuadrado y, sobre todo, las cúpulas y semicúpulas que la cubren, le dan carácter de iglesia de planta central. Tuvo un patio, hoy desaparecido, y aún conserva el nártex. En el interior, tiene tres naves separadas por cuatro grandes pilares entre los que hay dos filas de arcos. En las esquinas, las arcadas se disponen en curva, cerrando la nave central casi como un deambulatorio. Los cuatro pilares están reforzados por otros tantos contrafuertes. El espacio de la nave central está cubierto por una enorme cúpula construida con un tipo de ladrillo muy esponjoso y ligero que se fue disponiendo sin necesidad de cimbras, apoyando cada hilada en la inferior. La cúpula está sujeta por cuatro pilares a través de pechinas. En los lados largos, los pilares están unidos a los contrafuertes por arcos muy profundos, y, en los lados más cortos, por arcos más estrechos que llevan parte del peso a dos semicúpulas, a su vez apoyadas en otras semicúpulas menores o exedras. En el alzado se advierte que la cúpula interior es semiesférica y con un tejado más plano que deja un espacio para ventanas y ampliar la base de la cúpula, haciéndola más resistente. El sistema de descarga a base de pilares, contrafuertes, pechinas y semicúpulas deja prácticamente libres los muros, donde se abren otras filas de ventanas con arcos de medio punto. Los arcos de las naves y tribunas contribuyen al efecto ascendente de la cúpula. La amplitud del sistema de cúpulas logra crear una auténtica imagen del Cielo, todo un símbolo del poder de Cristo en la Tierra y de su representante, el emperador. San Vital de Rávena El emperador Justiniano convirtió Rávena en una segunda capital para su imperio y mandó construir en ella la iglesia de San Vital. La financiación de este templo se atribuye al banquero Juliano. La Iglesia fue consagrada el año 547 por el obispo Maximiano. Presenta una planta de forma octogonal, con un deambulatorio cubierto con una complicada bóveda de arista. En la parte central y aprovechando los pilares centrales que sirven de soporte a la cúpula central, se articulan sucesivas exedras que crean un dinámico ritmo espacial de elementos curvos y rectos. A la entrada se dispone un nártex transversal con dos torres a los lados, que permitían el acceso al piso superior que serviría de gineceo o matronium. Junto al ábside se abren dos sacristías, la prótesis y el diaconicon, que son asimismo espacios característicos de las basílicas bizantinas. Cuenta igualmente con un espacio reservado a la autoridad imperial en planta alta, a modo de tribuna, algo reiterativo en todas las construcciones religiosas de la época y que insisten en el carácter cesaropapista del poder imperial de Justiniano. El sistema abovedado del edificio genera una sensación de ingravidez de todo el espacio construido. La cúpula es ligerísima, construida con tubos de arcilla insertados, y se apoya sobre columnas a través de trompas. Su escaso peso permite un sistema de iluminación centralizado desde la misma cúpula. Contribuyen también a esta concepción mágica del espacio interior el juego elástico de las exedras, que además multiplican su efectismo en los dos pisos, así como la alternancia de abovedamientos, ya que aparte de la cúpula, hay bóvedas de arista en el nártex, el deambulatorio y el presbiterio, y bóveda de cascarón en el ábside. A ello habría que añadir el sistema ornamental, a base de pares de columnas y tríos de arcos en cada uno de los tramos, con capiteles bizantinos y una decoración musivaria impresionante, que no hace sino exaltar los valores lumínicos del edificio. En este sentido son especialmente significativos los mosaicos de Justiniano y Teodora, realizados uno enfrente del otro sobre las paredes del ábside, y que vuelven a dar pruebas del carácter propagandístico del templo y del significado religioso del poder civil en el Imperio bizantino. En el exterior, sumamente sobrio, se aprecia que la iglesia está hecha de materiales ligeros pero resistentes con paramentos de ladrillo macizo reforzados en las esquinas por grandes arbotantes, además de lesenas (pequeños contrafuertes que rematan en el alero del tejado) y arcos de descarga 3 embebidos en el muro. El cimborrio que oculta la cúpula es octogonal y va aligerado por medio de caños concéntricos de terracota. Mosaico de Justiniano de San Vital de Rávena Los mosaicos representan la presunta ceremonia de consagración de la iglesia de San Vital (que nunca tuvo lugar tal como está representada, pues los emperadores ya eran ancianos cuando se terminó el templo y no viajaron a la ciudad italiana, de hecho Teodora murió ese año). En el lado izquierdo: el emperador Justiniano lleva como ofrenda una gran patena de oro; va precedido por dos altos dignatarios eclesiásticos, uno de ellos lleva el incensario y el otro el misal, y por el arzobispo Maximiano, que lleva una cruz, todas estas ofrendas aparecen ricamente decoradas con gemas, cabujones y esmaltes. Tras el arzobispo, en segundo plano, el banquero Juliano, que financió la construcción de la iglesia. Detrás del emperador hay dos altos funcionarios del estado con toga, el primero sería el general Belisario, conquistador de Rávena. Cierra el cortejo la guardia personal del emperador con el crismón en sus escudos. Numerosos símbolos y atributos sitúan a cada figura en una jerarquía muy rígida. El monarca está en el centro y tiene las vestimentas más ricas; además de ir coronado —poder terrenal— lleva un halo de santidad —poder espiritual—, constituyendo un claro paradigma del cesaropapismo bizantino. El resto de los personajes, cuyos retratos son más fieles y se respeta su edad, se disponen simétricamente en torno a Justiniano, tanto más cerca cuanto más importantes son, y, además, llevan uniformes propios de su rango (casullas para los eclesiásticos, togas sujetas con fíbulas para los funcionarios, armas para los soldados, etc.). Abundan los convencionalismos: todas las figuras están rígidas; con la misma postura repetida en todos los personajes como si fueran maniquíes; todos con los pies colocados en una postura muy forzada, en una posición en forma de “V”; todos curiosamente con las cabezas situadas a la misma altura (isocefalia); y todos con los rostros bastante inexpresivos. Tampoco la perspectiva es real, porque si nos fijamos, unas partes las representan vistas de frente y otras desde arriba. Esa misma falta de naturalidad se observa también en la representación de las túnicas de los personajes, todas ellas muy rígidas y con los pliegues igualmente muy poco naturales. Por lo demás el mosaico es realmente imponente: su tamaño, las dimensiones de los personajes, y sobre todo el brillo que emana de sus teselas, crea una sensación majestuosa y elegante, como sólo los mosaicos bizantinos fueron capaces de lograr 4