RECENSIÓN DEL LIBRO: México: de la deuda externa

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RECENSIÓN DEL LIBRO:
México: de la deuda externa ... a la
deuda eterna
Autores:
José Antonio Ibáñez Aguirre1
José Antonio Farías Hernández2
Ficha bibliográfica:
Ibáñez Aguirre, José Antonio y Farías Hernández, José
Antonio (1999) México: de la deuda externa … a la deuda
eterna. ITESO Instituto de análisis y propuestas sociales.
México. P. 190.
Realizada por Jorge Isauro Rionda Ramírez3
SUMARIO: Se sostiene que La deuda externa seguirá siendo
un problema mayor por dos aspectos fundamentales que deben
asociarse con el actual esquema neoliberal de apertura
económica; el primero que radica en la vulnerabilidad de la
economía mexicana, y el segundo, la alta inestabilidad y
pérdida de certidumbre económica. Por lo que los autores
sugieren una adecuación al modelo de apertura y procurar el
des endeudamiento real de la economía. Todo ello, en el marco
de procurar soluciones humanitarias, que implica la voluntad de pagar sin dejar de crecer y
atender los rezagos sociales, liberando a las generaciones futuras de compromisos
financieros heredables.
El libro se hace como parte de la celebración cristiana del año del Jubileo 2000. En el libro
de Levítico se hace mención del Jubileo, tradición judía de perdonarse las deudas entre las
personas, como acto de bondad.
ABSTRACT: It is maintained that the external debt will continue being a greater problem
by two fundamental aspects that they must be associated with the present neoliberal scheme
of economic opening; first which it is in the vulnerability of the Mexican economy, and the
second, the high instability and loss of economic certainty. Reason why the authors suggest
1
Sacerdote jesuita y doctor en economía. ITESO.
2
Sacerdote jesuita y doctor en economía. ITESO.
3
Profesor de tiempo completo titular “A” de la Universidad de Guanajuato, adscrito a la licenciatura en
desarrollo regional. Campus León. Miembro del sistema nacional de investigadores (nivel 1) CONACYT.
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a adjustment to the opening model and to try the real of the economy. All it, within the
framework to try humanitarian solutions, that the will implies to pay without letting grow
and take care of the problem social, releasing to the future generations of financial
commitments.
The book becomes like part of the Christian celebration of the year of Jubileo 2000. In the
book of Levítico mention of the Jubileo becomes, Jewish tradition to pardon the debts
between the people, like kindness act.
NOTA ACLARATORIA: quien realiza la presente recensión parte de la metodología de
identificar los principales párrafos del texto, que indican el contenido sustancial del trabajo
y los une buscando una ilación consistente y lógica, Poco añade a los textos buscando
hilvanar una consecución de párrafo a párrafo que mantenga el nexo en cuanto los
contenidos de los párrafos extraídos del documento origen. El interés de hacer este tipo de
recensión, bajo el método de “tijera y engrudo” es respetar en lo posible el contenido de los
autores y lograr un resumen sintético que plantee en lo estricto y en lo sustancial
cabalmente el contenido más relevante del texto. No se pretendió hacer una recensión
crítica sino solo sintética del trabajo, respetando en lo más íntegro los enunciados de los
autores.
INTRODUCCIÓN
La deuda externa de nuestro país se ha convertido en un problema serio y difícil de
resolver, ya que si lo analizamos desde un enfoque económico nos daremos cuenta que el
problema está arraigado en el fondo de las relaciones funcionales de nuestra economía y si
realizamos un análisis dentro del enfoque humanista podemos encontrar que existen
algunos argumentos dentro del campo de la ética que relacionan a ésta con la política, el
derecho y la cuestión socioeconómica haciendo más grande el problema.
Lo que es real es que esta economía en desarrollo tiene una deuda de 150,000 millones de
dólares, la cual se pretende saldar por medio de pagos que se recalendarizan, contando con
nuevos préstamos momentáneos que solo logran una liquidez temporal y confiando en que
el modelo actual de desarrollo convertirá a la economía mexicana en una potencia
exportadora, generando excedentes de divisas que permitan ir pagando y reduciendo el
monto de la deuda.
México tiene que pagar anualmente $12,000 millones de dólares sólo por intereses de una
deuda total o intereses de $7,000 millones de dólares por la deuda pública, lo que significa
transferir al exterior parte del excedente generado con nuestro esfuerzo o recibir excedentes
del exterior por un monto equivalente a esas cantidades. Sin embargo la economía
mexicana no está generando excedentes de divisas sino déficit consistentes.
Esto nos demuestra que la deuda externa es una pesada carga para la nación, que lejos de
reducirse, probablemente se hará mayor en el futuro. México tendrá que seguir trabajando,
dejar de invertir en satisfactores sociales como escuelas, hospitales y carreteras o seguir
pidiendo préstamos para pagar sus deudas.
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Las causas que nos encasillan en este problema son: la deuda es impagable porque el país
necesitaría pasar de déficit consistentes a superávit consistentes en su comercio exterior;
esto no puede ser porque nuestra dependencia del exterior nos hace requerir corrientemente
más divisas de las que generamos con nuestro propio esfuerzo. Nuestra inserción en la
globalización financiera bajo una ideología de extrema libertad hace que la disposición de
fondos prestables del exterior sea muy inestable, lo que lleva a requerir préstamos
emergentes. Además se han venido cometiendo grandes errores de política económica
sexenio tras sexenio, que explican el pasar de una situación de cero deudas en las primeras
décadas del siglo XX a un sobreendeudamiento que generó una crisis en 1982.
La situación actual es más grave de lo que parece ya que los factores que propician las
crisis del sector externo y el aumento de los requerimientos de deuda responden más al
esquema neoliberal de desarrollo, que a los errores internos de nuestros gobernantes.
LA DEUDA EXTERNA COMO PROBLEMA ECONÓMICO
El A-B-C de la deuda
La deuda externa representa ahorro del exterior puesto a disposición del país bajo la forma
de préstamos, la otra modalidad de disposición de ahorro externo es la inversión extranjera,
tanto directa como de cartera. La deuda externa genera compromisos de pagos futuros en
divisas, independientemente de cual sea su uso o destino: nuevas inversiones, consumo
interno, importaciones de bienes y servicios, cumpliendo con diversos pagos del exterior
como intereses, regalías, remisión de utilidades, reembolso de prestamos, retorno de
inversiones extranjeras, fugas de capitales nacionales, etc. Si su utilización es prudente,
inteligente y para usos productivos, sobre todo orientados a la exportación o sustitución de
importaciones, la deuda externa puede ser un recurso de mucha utilidad; por el contrario si
se utiliza de manera irracional puede convertirse en un problema mayor, que puede
condicionar objetivos nacionales como el crecimiento económico y el desarrollo social,
debido a la generación propia de divisas de un país… es consistente e inferior a las
necesidades de pagos de divisas al exterior.
En México, las necesidades más reconocidas de la deuda pública externa han sido a lo largo
de este siglo, financiar la inversión y contrarrestar caídas cíclicas de la actividad
económica. Sin embargo, en las últimas décadas se ha pasado de una situación de
predominio de financiamiento para el desarrollo, a otra de predominio de financiamiento
para saldar las múltiples y crecientes cuentas deficitarias con el exterior y recientemente,
desde los años ochenta, la deuda se utiliza en gran medida para reestructurar préstamos
anteriores.
Dado el dinamismo creciente de los créditos del exterior durante este siglo, se ha llegado a
una situación de sobre endeudamiento que no sólo tiene muy poca vinculación con la
ampliación y mejoramiento del aparato productivo nacional, sino que por sí misma es un
lastre para la nación. El país está sobre cargado de compromisos de pago por deudas. La
transferencia de excedente económico al exterior impone severas restricciones al
crecimiento económico y al desarrollo social, especialmente en el caso de la deuda pública.
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La deuda externa no ha dejado de crecer, a pesar de que el país no ha dejado de pagar. La
deuda pública externa es aquella que se origina en los compromisos crediticios del
gobierno y puede examinarse desde los ángulos: su saldo y su flujo.
El saldo de la deuda se puede dividir:

Desde el punto de vista del tipo de deudor o usuario la deuda se divide en Gobierno
Federal, empresas estatales, organismos financieros nacionales y otros organismos.

Desde el punto de vista del tipo de acreedor o fuente de los préstamos, la deuda se
divide en la correspondiente a organismos financieros internacionales, gobiernos
nacionales, banca privada, bonos y proveedores.
La deuda del país con el Fondo
Monetario Internacional es manejada por el Banco de México y se registra en una
contabilidad distinta a la de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Por su parte, el análisis de flujo se refiere a los movimientos o cambios en un periodo de
tiempo, de manera similar a lo que ocurre en un estado de resultados contable. Se trata de
observar las variaciones del saldo que acontecen de un punto a otro en el tiempo.
La deuda pública externa crece por el nuevo endeudamiento o disposiciones y disminuye
por las amortizaciones o pagos del principal endeudado. En México no ha existido la
capitalización de intereses, no hay variación alguna en el monto de la deuda externa. El
saldo también es afectado por varios factores adicionales: transferencias entre deuda
privada; variaciones circunstanciales del tipo de cambio del dólar frente a otras divisas en
que están documentados los préstamos; y ajustes contables.
Considerando los elementos anteriores, tenemos que el crecimiento del saldo de la deuda se
determina con la fórmula siguiente:
Saldo final = saldo inicial + disposiciones – amortizaciones – cancelaciones +/- transferencias
+/- variaciones por tipo de cambio +/- ajustes contables
En el gobierno de Carlos Salinas hubo algunos cambios en la información estadística de la
deuda: la distinción entre deuda pública externa bruta y neta, la inclusión o exclusión de los
activos financieros que mantiene el gobierno en el exterior. En el caso de los tesobonos se
trata de lo que algunos analistas llaman “deuda externa camuflajeada”, es decir, deuda que
parece ser deuda interna y que se contabiliza como tal, cuando en realidad los acreedores
son extranjeros en su mayoría y el instrumento está tasado en dólares, cuando se tiene un
instrumento así se puede esperar que a la fecha de vencimiento los extranjeros con tenencia
los liquiden en dólares.
La carga de la deuda viene a ser el sacrificio corriente que hace una nación por servir los
pagos por la disposición de este recurso financiero. Aún en los peores momentos del
desempeño del país en cuanto a la deuda, los intereses se han tenido que cubrir dólar por
dólar, aun cuando para ello sea necesario pedir más préstamos o inducir una recesión que
convierta al país en una maquinaria generadora de divisas. En este trabajo se prescinde de
los indicadores tradicionalmente usados por los gobiernos para medir el impacto
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económico de la deuda externa, consiste principalmente en comparar internacionalmente la
relación de su saldo con el PIB y el pago de los intereses con respecto a las exportaciones.
Comparación internacional de la deuda
pública bruta total
México
Reino
Unido
Estados
Unidos
Francia
Alemania
España
Canadá
Italia
140
120
100
80
60
40
20
0
Factores internos que generan requerimientos de deuda
Comúnmente se asume que el problema del endeudamiento externo en países como México
se origina en la insuficiencia de ahorro interno, lo cual sólo atiende a uno de los elementos
explicativos del problema y no al más decisivo. Es posible identificar etapas en el
desarrollo de México en las que coinciden una alta generación y utilización de ahorro
interno con ritmos muy elevados de endeudamiento externo. Cuando se estudia el caso la
conexión entre ahorro interno y déficit en cuenta corriente, el problema de la deuda externa
y el del ahorro interno son fenómenos cuya casualidad debe ser explicada en sí misma.
La característica principal del problema de la deuda externa en países como México no es
la falta de ahorro interno, la característica esencial de la deuda es que está denominada en
divisas o monedas extranjeras aceptadas universalmente. Uno de los principales errores que
han fomentado los desequilibrios y la especulación ha sido la tendencia a mantener un tipo
de cambio fijo o rezagado, lo cual ha operado generalmente en un contexto de alto
dinamismo económico sostenido, que por sí mismo estimula los requerimientos de divisas
por importaciones.
La causa principal del endeudamiento externo es la posición de debilidad del país en sus
relaciones con el exterior, particular con los países desarrollados. Esta relación de
dependencia es la causa estructural más importante del endeudamiento externo. El nuevo
endeudamiento y la llegada de inversión extranjera sustituyen y disimulan la necesidad de
compensar el desequilibrio que representa el pago de la deuda, posponiendo y agravando a
largo plazo el problema.
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Los efectos del modelo neoliberal mexicano sobre los requerimientos de deuda
A. Cambios estructurales que afectan la “brecha de divisas”
Independientemente de los errores de política económica, que en ciertos momentos han
proyectado la brecha de divisas a niveles insostenibles, la aplicación del modelo neoliberal
en México ha tenido consecuencias sobre el comportamiento de los flujos que conforman el
sector externo de la economía. Ello es así porque se trata de una colección de medidas
tendientes a modificar las relaciones funcionales de la economía, particularmente aquellas
que nos vinculan con el exterior, lo cual modifica la acción de los factores determinantes
del comportamiento de la brecha de divisas.
Comercio Exterior
En cuanto al comercio exterior, se suponía que la apertura provocaría por sí misma la
modernización del aparato productivo y la reasignación de los recursos productivos hacia
los sectores con mayores ventajas competitivas, lo que permitiría una especialización
eficiente de la economía y su inserción ventajosa en las corrientes internacionales de
comercio. Esto daría por resultado un círculo virtuoso que llegaría conseguir superávit
sostenidos y crecientes en nuestro intercambio con el exterior, no sin antes soportar un
periodo transitorio de despegue en el que los déficit serían, por un tiempo razonable,
mayores que en el pasado. En síntesis, el modelo neoliberal se proponía corregir la brecha
por el lado comercial.
Inversión extranjera directa
Los flujos de entrada de inversión extranjera directa que representan ingreso de divisas al
país, se han convertido a la vuelta de los años en un factor de presión en sentido inverso, ya
que la operación de las filiales de empresas transnacionales tiene un alto costo en divisas, es
decir su operación cotidiana tiende a que sus requerimientos de divisas superen a su
generación propia de divisas, resultando en una tendencia hacia la anulación de los flujos
positivos. La desregulación y la apertura a la inversión extranjera directa se basó en la
llamada política de “puertas abiertas”, con base en la cual la apertura de casi todas las
ramas de actividad a la IED no exigió a cambio ningún requisito de desempeño y no se
critica a la apertura en sí, sino su ejecución bajo la guía del fundamentalismo de mercado
propuesto desde Washington. En este sentido, es ejemplar el Tratado de Libre Comercio de
América del Norte (TLCAN), instrumento por el cuál México cedió las máximas
facilidades para la acción de los capitales canadienses y estadounidenses en la economía
mexicana, aceptando la aplicación del “trato nacional” y abandonando explícitamente la
posibilidad de exigir a esos capitales algún requisito de desempeño.
Se piensa que la carnada del TLCAN era mejor oportunidad para que, sin renunciar a una
propuesta de corte liberal, se exigieran algunos requisitos de desempeño a la IED, para que
efectivamente contribuyeran a la modernización de la planta productiva y a la
consolidación de una plataforma exportadora.
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Algunos datos que muestran sólo aspectos parciales de la situación descrita son los
siguientes:

Déficit comercial de empresas con IED y utilidades remitidas en la balanza de
pagos en millones de dólares

Estimación de la deuda externa acumulada en 1994 por alguna de las principales
empresas emisoras de la Bolsa Mexicana de Valores
B. Otros factores que generan inestabilidad financiera y que afectan la brecha del
ahorro
La inversión extranjera de cartera ha demostrado ser un recurso financiero caro y
especialmente inestable. El resultado es que con esta política neoliberal el país es hoy
más dependiente de recursos financieros inestables y con mayor vocación especular.
Un último flujo que ha avivado su actividad por las políticas de los últimos gobiernos es
la fuga de capitales(que se refiere a salidas de recursos nacionales hacia el exterior).
En cuanto al ahorro interno como fuente básica que debiera ser el crecimiento, no se ve
por dónde las políticas neoliberales que lo fomentan puedan hacer que sea suficiente en
el corto y mediano plazo.
Factores externos que afectan a la deuda y a la disponibilidad de fondos prestables del
exterior
A. Cambios y condiciones en el mercado internacional de capitales
El problema del peso de la deuda externa en países como México, su sobreendeudamiento,
se inscribe dentro de una problemática mayor, de dimensiones mundiales. La
preponderancia actual del capital que opera en esta esfera tiene sus primeros antecedentes
en la inundación de dólares que Estados Unidos produjo durante los años sesenta, al
pretender cubrir su déficit comercial y financiar los gastos de la guerra de Vietnam. La
abundancia de créditos llegó a ser tal que las tasas de interés se aproximaron a cero.
El fin del auge en lo que podríamos llamar la bancarización del crédito sobrevino cuando
los bancos no prestaron más a los países que requerían nuevos préstamos para seguir
pagando sus expandidas deudas, siendo la crisis de México, en Agosto de 1982, el
detonador. La “revolución” financiera que se ha propagado por el mundo en los años
noventa tiene su principal explicación en dos fenómenos relacionados con la economía
productiva u otro vinculado con la oferta de fondos prestables.
Como complemento de los indicadores que hablan de la relativa pérdida de importancia de
los depósitos bancarios, los siguientes datos permiten apreciar el alto dinamismo de la
actividad bursátil desde mediados de los años ochenta:

Indicadores de volumen de la actividad bursátil a nivel mundial, acumulado por
periodo en miles de millones de dólares:
- Capitalización de las bolsas
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- Valor comerciado
- Número de compañías nacionales enlistadas

Participación por mercados y países seleccionados en el valor comerciado a nivel
mundial por medio de la actividad bursátil, en porcentajes del total:
- Mercados desarrollados: Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino
Unido, Francia.
- Mercados emergentes: Taiwán, Corea, Brasil, Malasia, México
B. Consecuencias del establecimiento de México como mercado emergente
La contrapartida de esta tendencia a la internacionalización masiva de préstamos directos es
la integración de un conjunto de mercados emergentes como espacios de colocación
rentable, en el que cada nuevo integrante actúa con mayor o menor autonomía como
demandante de fondos prestables. Entre mayor o menos autónomo sea el grado de
integración de un mercado nacional al sistema, las señales que este envíe afectaran a su
propio mercado.
Evolución histórica de la deuda
Entre 1910 y 1942 prácticamente no se otorgaron préstamos a México, sin embargo la
deuda externa se quintuplicó en ese periodo por la simple acumulación del servicio
vencido. El gobierno de México requería reabrir su acceso al crédito externo, por lo que
procuró lograr acuerdo, sin éxito, pasando entonces a la suspensión de pagos con las
moratorias de 1927 y 1931. El endeudamiento había dejado de ser problema desde los
acuerdos Suárez - Lamont de 1942 y 1946, el primero de los cuales redujo la deuda directa
a menos de 10% del valor nominal, mientras que el segundo redujo notablemente de deuda
ferrocarrilera.
En los años 1958-70 se busca una forma de financiamiento no inflacionario, que en
ausencia de una reforma fiscal profunda se encuentra en el crédito externo.El
financiamiento exterior adquirió una importancia capital en el nuevo esquema de política
económica, tanto desde el punto de vista complementario para el desarrollo como desde el
suministro de divisas para las importaciones que requería la continuidad del crecimiento.
En el ciclo sexenal correspondiente al gobierno de Luis Echeverría, el afán de mantener las
tasas históricas de crecimiento llevó a acrecentar la fragilidad de la economía,
especialmente en lo referente a los desequilibrios del sector externo, sumando los crecientes
desequilibrios básicos inerciales con aquellos originados en la acumulación de pagos de
deudas anteriores, deudas nuevas y fugas de capitales. La maduración de la idea de pagar
sin renunciar al crecimiento se dio al finalizar el sexenio de Miguel de la Madrid; el país
había completado seis años con altibajos que en promedio significaban un crecimiento
nulo, y al cabo de los cuales de los cuales se habían transferido recursos financieros al
exterior por cerca de 70000 md, que significaban más del 6% de la producción total del
país.
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Mediante el plan Brady se dio la apariencia de una solución definitiva al problema de la
deuda externa, cuando en realidad su verdadero logro fue la reinserción rápida de México y
de otros países sobre endeudados en el mercado internacional de capitales; esto hizo de los
bonos la peculariedad del endeudamiento suscrito en los años noventa, mecanismo que
cambia diametralmente tanto la estrategia de búsqueda de recursos como de renegociación.
Después vino un nuevo ciclo de crisis – sobreendeudamiento externo sobrevino con los
errores de política económica atribuibles al gobierno de CSG. Durante el sexenio de CSG
la deuda pública externa pasó de 81,003 mdd a 85,436 mdd, lo que significó un aumento de
solo 5.5%, cuando se suponía que con el acuerdo “histórico” de 1989 se iría reduciendo
gradualmente hasta dejar de ser un problema mayor.
Al inicio del sexenio de Ernesto Zedillo, las autoridades financieras tenían la optimista
esperanza de contener el estallido de la crisis. Las condiciones en que se realizó la
devaluación son aún oscuras: el movimiento se efectuó cuando las reservas del BM ya
habían sido vaciadas, mientras el discurso oficial repetía que el cambio de administración
se llevaba a cabo en perfectas condiciones económicas. A diferencia de las anteriores crisis
de deuda, la de 1994 –1995 no implicó una negociación, sino un sometimiento absoluto a
las condiciones de aquello que proporcionaron el paquete de rescate.
La composición del paquete financiero puesto a disposición de las autoridades mexicanas
quedó así:
Origen de los recursos
Fondo de estabilización (Tesoro de
E.U:)
FMI
Banco Internacional de Pagos
Banco Mundial y BID
Total
Monto (mdd)
20,000
17,750
10,000
2,787
50,537
Del total de recursos puestos a disposición de México, se utilizaron 26,797 md durante
1995, al mismo tiempo que la economía del país se volcaba a la superación de la crisis de
divisas; al final del año, la deuda en Tesobonos había quedado reducida a 257.6 md, lo cual
se logró induciendo una recesión de –6.9% del PIB, que tuvo un fuerte costo social en
términos de pobreza, desempleo y destrucción de capitales, además de una costosa crisis
bancaria. Un balance de trienio 1994-96 (último año del gobierno salinista y primeros del
gobierno zedillista) muestra que la deuda se disparó, sobre todo en su función de
compensador de divisas en “última instancia”; este comportamiento contradijo la promesa
echa a raíz del acuerdo histórico de 1989, en el sentido que, con la reducción neta
conseguida entonces, la deuda se iría reduciendo gradual y sistemáticamente, conforme el
país recuperara en crecimiento sostenido, basado en las exportaciones manufactureras. Así,
entre 1994 y 1996 las disposiciones totales acumularon 105.5 mmd, niveles jamás vistos, ni
en los peores años de endeudamiento.
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Situación actual de la deuda
A. Pormenores de la situación actual
La principal característica de la evolución de la deuda externa pública en los años recientes
consiste en el crecimiento explosivo de la deuda en bonos. Desde la negociación de 1989 –
1990 hubo una gigantesca conversión de deuda bancaria a deuda en bonos garantizados.
Después de esta fecha, las disposiciones vía bonos siguieron creciendo a un ritmo
acelerado, de manera que el saldo de la deuda pública de 1996 predominó este rubro con
58% del total. En 1997 y 1998 esta participación apenas se redujo a 57% y 56%,
respectivamente. El monto de la deuda externa puede reducirse mediante operaciones de
mercado y acuerdos financieros que involucran aspectos como la recalendarización de los
plazos de vencimiento y el financiamiento de adeudos. Sin embargo, esta estrategia no
puede hacer por la deuda mucho más que una lenta y marginal disminución de su saldo en
el mejor de los casos.
B. Balance cuantitativo de la deuda externa
Al cierre de 1998, el saldo de la deuda pública externa era de 92,294.5 md, lo que
representa un aumento de 3,973.3 md respecto al cierre de 1997. Este comportamiento se
explica por un endeudamiento neto de 1,708.1, así como por ajustes cambiarios al alza
derivados de la depreciación del dólar respecto de otras divisas en que se contrató la deuda.
La concepción neoliberal acerca de la deuda
En la década de los setenta acontecieron cambios importantes en el sistema financiero
internacional; esto motivó a que las concepciones teóricas sobre las relaciones financieras
internacionales fueran cambiando, dejando atrás los conceptos keynesianos y retomando los
principios neoclásicos. La quiebra del Sistema Bretton Woods, el reemplazo de las políticas
económicas keynesianas, el nuevo enfoque monetario de la balanza de pagos, las políticas
del Fondo Monetario Internacional y las diversas renegociaciones de deuda; son conceptos
que en la década de los setenta y ochenta gobernaron el tema de la deuda en varios países.
A lo largo de las distintas renegociaciones de la deuda, los gobiernos latinoamericanos se
fueron sujetando a los objetivos, los contenidos y los ritmos definidos por la parte
acreedora, esta determinación estuvo influida de manera determinante por las coincidencias
básicas existentes entre los cuadros gobernantes en la región y la perspectiva de la parte
acreedora y los organismos financieros internacionales respecto a los nuevos rumbos que
después de la crisis deberían tomar las economías de América Latina.
LA DEUDA EXTERNA COMO PROBLEMA HUMANITARIO
La deuda externa debe considerarse como un problema mayor en un sentido amplio, es
decir que su dinamismo y dimensión, sí como sus consecuencias sociales y
transgeneracionales, exigen un tratamiento que vaya más allá de la fundamentación teórica
que la ubica como un resultado de la dependencia económica. En este sentido, la evidencia
científica da paso a una apreciación del problema conforme a un sistema de valores que nos
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permite juzgar el hecho desde un punto de vista ético. Esto nos lleva a asumir una
responsabilidad en el sentido de decidir si el tratamiento que se le da en la actualidad es
apropiado o inapropiado desde el punto de vista de una búsqueda de lo mejor para la
humanidad y para nuestro pueblo y otros en condición similar.
A continuación enumeramos algunos aspectos por lo que no es posible renunciar a una
solución definitiva del problema de la deuda externa, señalando a partir de ahí algunos
principios y líneas de acción:
La cuestión ética
Algunos de estos principios tienen como base los pronunciamientos de la Doctrina Social
de la Iglesia Católica sobre el problema de la deuda, pues consideramos que a pesar de
haber sido planeados en el marco de la crisis de la deuda de los años ochenta, siguen siendo
válidos:

Los acreedores han mostrado en el pasado una recurrente falta de solidaridad con los
deudores, lo que en cierto sentido justificaría la toma de medidas unilaterales.

El sobreendeudamiento de los países latinoamericanos y en general de los países pobres
no sólo es responsabilidad de los deudores, también lo es de los acreedores, ya que
ellos, en ciertos momentos, contribuyeron por el lado de la oferta de fondos y de
presumibles actos de complicidad a sobre endeudar a nuestros países o configurar una
situación de pagos a la larga insostenible.

La “solución final” del Plan Brady ha resultado insuficiente a la luz de acontecimientos
como las crisis nacionales de balanza de pagos de los años noventa.

Mientras las relaciones de dependencia financiera internacional no cambien, la deuda
será no sólo impagable, sino muy probablemente creciente en el largo plazo.

Una “razón de oportunidad” es que el movimiento promovido por la Iglesia Católica
conocido como El Jubileo 2000 abre posibilidades de plantear una discusión seria y
amplia sobre simulaciones como las condonaciones y ayudas de antemano calculadas.

Existen antecedentes exitosos de moratorias en nombre del bienestar de los pueblos.

Los principios éticos los consideramos de gran importancia para poder dimensionar lo
impropio en el comportamiento de nuestros acreedores.
La cuestión política
Hay una merma en la legitimidad política de un gobierno que continúa y sistemáticamente
sacrifica el bienestar de la población para servir deudas que a veces llegan a tener un origen
dudoso. Un gobierno que actúa de ese modo pierde paulatinamente credibilidad, como fue
el caso de las elecciones de 1988. Hasta la fecha no se ha hecho una autocrítica
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gubernamental ni una crítica social seria sobre las políticas equivocadas y los diagnósticos
incorrectos que llevaron al país hasta una situación tan dañina. Volver una y otra vez al
tema de la deuda es oponerse al silencio de tan costosos errores.
El silencio y la falta de reconocimiento sobre el problema de la deuda por parte de nuestro
gobierno actual es engañoso. Cualquier solución al problema de la deuda deberá estar
basada en consensos sociales amplios en los que participen las fuerzas nacionales y
extranjeras, que, sin menoscabo de la soberanía, puedan impulsar una concepción del
problema más comprometida que el simple pagar y pagar. La deuda debe dejar de ser un
instrumento de dominación política y subordinación del país a los designios del gran capital
y las potencias extranjeras.
La cuestión jurídica
La dinámica y dimensiones de la deuda externa han entrado en contradicción con los
derechos humanos llamados “de tercera generación”, particularmente el derecho al
desarrollo de los pueblos; estos derechos no pueden ser realizados sino por la acción
solidaria de todos los actores del juego social: estados, individuos y otras entidades
públicas y privadas. Con una carga de la deuda tan pesada y prácticamente irreducible se
afectan de las generaciones futuras, es éticamente insostenible. Existe fundamento legal, en
el derecho internacional, para limitar el pago de la deuda o suspenderlo.
Varias cláusulas de los convenios en materia de deuda han sido calificadas como
inequitativas y asimétricas. Se puede invocar el derecho a la autoconservación de los
estados cuando se trata el punto del servicio de la deuda en relación con la deuda social. En
el caso de México, el poder Ejecutivo ha violado sistemáticamente el espíritu y a veces la
letra misma de nuestra constitución en materia de contratación de deuda. Por lo tanto, una
parte de ésta es ilegal o ilegitima.
La cuestión socioeconómica
Los estudios más recientes sobre las condiciones de vida de la población mexicana
muestran que durante los años ochenta aumento la pobreza por ingresos y también la
concentración del ingreso familiar. La década de los ochenta tiene que ser caracterizada
como de empeoramiento en las condiciones de vida de la población que vive de su trabajo.
Existen cuatro principios de solución o puntos de partida para la solución definitiva del
problema de la deuda:

Solamente una política promotora del crecimiento como prioridad nacional permitirá un
combate de la pobreza y la deuda no debe ser obstáculo para que el país se encamine
nueva y persistentemente al desarrollo.

La disminución del salario real no debe seguir usándose indefinitivamente, no sólo por
razones humanitarias sino por razones de racionalidad económicas
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
La calidad de los servicios públicos ha disminuido por lo que la deuda externa debe
dejar de ser un instrumento de la dependencia económica frente al exterior.

Debe valorarse el “colchón de ingresos no monetarios” del pueblo de México,
construido a base de sacrificios y contribuciones por parte de todos los mexicanos.
La cuestión económica
La probabilidad de que la deuda crezca por los factores internos que ensanchan la brecha de
divisas y activan los requerimientos de préstamos del exterior es hoy más alta por razones
múltiples. La globalización como una fase más avanzada de la explosión financiera, se ha
traducido en volatilidad y crisis en puntos del sistema, aunado al agravante del efecto
contagio que surge de nuestra integración como mercado emergente y puede hacernos presa
fácil de una situación crítica.
Ante esto, las únicas alternativas del sistema mexicano han sido renunciar al crecimiento o
endeudarse de antemano para poder crecer un poco. Y en cuestión a la deuda, la opción
oficial es únicamente refinanciar, renunciando así en definitiva a resolver el problema. El
país estará dependiendo del crédito externo y transfiriendo parte importante del excedente
producto de su trabajo, sin poder por ello utilizarlo en invertir en ampliaciones y mejoras de
la base productiva nacional y la infraestructura de desarrollo social.
HACIA UNA SOLUCIÓN INTEGRAL DEL PROBLEMA DE LA DEUDA
EXTERNA
Algunas líneas de acción y propuestas de solución se dividen en dos vertientes: una en
cuanto a los cambios y adecuaciones necesarios en el modelo actual de apertura hacia el
exterior y otra en cuanto a los mecanismos políticos y de mercado disponibles que permitan
reducir el saldo en un momento dado.
Reformas al modelo neoliberal de apertura:

Construir un modelo de economía país que aspire al desarrollo adecuando gradualmente
su impulso exportador con políticas que permitan ahorrar divisas y fomentar el mercado
interno.
Algunos puntos para construir el nuevo modelo son:

Constituir un consejo transitorio que se encargue de diagnosticar con precisión la
situación del país y de presentar una o varias propuestas de modelo encaminadas a su
elección, previa información y consulta a la sociedad.

Fomentar la sustitución de importaciones de una manera selectiva y temporal, partiendo
de la idea de que se puede reducir la dependencia del exterior en rubros específicos de
insumos, refacciones, maquinaria y equipo.
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
Modernizar la comercialización de nuestras exportaciones.

Concertar con grandes empresas nacionales y extranjeras.

Establecer ciertos requisitos de desempleo a la nueva inversión extranjera, considerando
que su ubicación en el país, en el marco del TLCAN y los acuerdos firmados en Centro
y Sudamérica.

Renegociar el TLCAN y otros acuerdos comerciales, respecto de la excesiva libertad
que se otorga a los inversionistas extranjeros, para los cuales no existe ningún vínculo
solidario con el país receptor y, comercialmente, en sectores y ramas en los que existan
asimetrías peligrosas, no previstas en el acuerdo inicial.

Establecer mecanismos sociales que supervisen y pidan cuentas cotidianas al ejecutivo
sobre la política económica.

Construir una institución nacional de planeación estratégica que diagnostique y genere
líneas de solución prácticas sobre los problemas más importantes.

Para asegurar la supremacía de los consensos sociales y los intereses sectarios de
grupos privilegiados resulta necesario establecer un mecanismo para la convocatoria de
debates.
Finalmente, debe señalarse que el circunscribirse al objeto de estudio nos obliga a dejar de
lado el tratamiento de otros boquetes de recursos o expedientes delicados de nuestra
economía, que por su gravedad o significación merecen un tratamiento igualmente urgente
y exhaustivo, que permita ir integrando junto con las propuestas sobre el problema de la
deuda externa una nueva política nacional de desarrollo.
CONCLUSIÓN
Al leer el libro “México: de la deuda externa... a la deuda eterna” nos podemos dar cuenta
que la deuda externa que tiene nuestro país es un problema serio, difícil de resolver, que
nuestros gobernantes lejos de proponer una solución viable, están logrando que ésta se
incremente más y que con el paso del tiempo sea cada vez más difícil liquidarla.
La propuesta principal que da este libro para solucionar definitivamente el problema de la
deuda externa es cambiar el modelo económico en cuanto a su modo de vinculación con el
exterior, todo aquello que contribuya a aumentar la generación propia de divisas, a generar
los recursos excedentes necesarios para pagar y reducir paulatinamente el monto de la
deuda externa.
Dicho cambio debe hacerse a través de una política económica activa que no renuncie al
crecimiento como aspiración y a la apertura como requisito para modernizar y hacer
eficiente a la planta productiva.
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Otra propuesta consiste en que el país debe estudiar y usar exhaustivamente todos los
medios disponibles para reducir directamente la magnitud de los pagos corrientes por
concepto de reembolso de préstamos, esto significa, seguir refinanciando en el mercado,
buscar condonaciones en la deuda condonable, buscar espacios para la renegociación
diferente a la de los años 80’s, luchar por un foro mundial sobre deudas en el marco de un
nuevo Bretton Woods.
Sinceramente, yo nunca me había preocupado por el problema de la deuda externa del país,
pero al leer este libro me dí cuenta de lo importante que es estar enterado de este grave
problema económico y humanitario, para así entender porqué cada vez es más difícil pagar
esta deuda.
Es obligación de cada uno de nosotros, como mexicanos, estar enterado de este problema,
ya que nos afecta directa e indirectamente a todos.
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