16 de noble a “sacerdote y siervo de los pobres”

Anuncio
16
DE NOBLE A “SACERDOTE Y SIERVO DE LOS POBRES”
ESCENARIO: El animador del encuentro prepara el ambiente para que todos estén sentados
confortablemente en círculo para facilitar la oración y el diálogo. En el centro de la comunidad pueden
ponerse varios símbolos: una vela, una Cruz Oblata, un cartel que diga “¡Evangelizare pauperibus
misit me!”, algunos símbolos que representen a la nobleza y a un pobre.
CANTO:
MOTIVACIÓN: En este encuentro nos reunimos para meditar sobre la “transformación” que
experimentó Eugenio: de noble a sacerdote y siervo de los pobres. A la vez que nos preparamos para
el doscientos aniversario de la fundación de nuestra forma de vida oblata, también nosotros tenemos
que experimentar esta transformación para convertirnos en sacerdotes y en siervos de los pobres
que nos rodean. Pedimos al Espíritu Santo que nos ayude a compartir nuestra fe, nuestros sueños y
nuestros miedos; que estreche los lazos que nos unen y nos ayude a renovarnos en el carisma oblato.
LA PALABRA DE DIOS: SANTIAGO 2, 1-6
Hermanos míos, no entre la acepción de personas en la fe que tenéis en nuestro Señor Jesucristo
glorificado. Supongamos que entra en vuestra asamblea un hombre con un anillo de oro y un vestido
espléndido; y entra también un pobre con un vestido sucio; y que dirigís vuestra mirada al que lleva
el vestido espléndido y le decís: «Tú, siéntate aquí, en un buen lugar»; y en cambio al pobre le decís:
«Tú, quédate ahí de pie», o «Siéntate a mis pies». ¿No sería esto hacer distinciones entre vosotros y
ser jueces con criterios malos? Escuchad, hermanos míos queridos: ¿Acaso no ha escogido Dios a los
pobres según el mundo como ricos en la fe y herederos del Reino que prometió a los que le aman?
¡En cambio vosotros habéis menospreciado al pobre! ¿No son acaso los ricos los que os oprimen y os
arrastran a los tribunales?
O también Mateo 19, 21; Filipenses 2, 5-8; Gálatas 5, 13.
(Tiempo de silencio y de reflexión)
RESPUESTA A LA PALABRA DE DIOS:
Salmo 25
A ti, Señor, levanto mi alma. Dios mío, en ti confío,
no quede yo defraudado, que no triunfen de mí mis enemigos;
pues los que esperan en ti no quedan defraudados, mientras que el fracaso malogra a los traidores.
Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas:
Haz que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador,
y todo el día te estoy esperando.
Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas;
no te acuerdes de los pecados ni de las maldades de mi juventud;
acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor.
A ti, Señor, levanto mi alma; Dios mío, en ti confío,
por el honor de tu nombre, Señor, perdona mis culpas, que son muchas.
¿Hay alguien que tema al Señor? Él le enseñará el camino escogido.
Mira mis trabajos y mis penas y perdona todos mis pecados.
A ti Señor, levanto mi alma; Dios mío, en ti confío.
TEXTOS OBLATOS
OMI Constitución 5
La Congregación entera es misionera. Su primer servicio en la Iglesia es el de anunciar a Cristo y su Reino
a los más abandonados. Lleva la Buena Noticia a los pueblos que todavía no la han recibido y les ayuda
a descubrir a la luz del Evangelio los valores que poseen. Donde la Iglesia está ya implantada, los Oblatos
se consagran a los grupos más alejados de ella. Nuestra misión, en efecto, nos lleva en todas partes
principalmente hacia aquellos cuya condición está pidiendo a gritos una esperanza y una salvación que
sólo Cristo puede ofrecer con plenitud. Son los pobres en sus múltiples aspectos: a ellos van nuestras
preferencias.
PROFUNDIZANDO EN EL TEMA:
Ronald LaFramboise, omi. En Diccionario de Valores Oblatos, “Los pobres”, "Evangelizare pauperibus
misit me… Pauperes evangelizantur" (“Me ha enviado a evangelizar a los pobres”). Esta cita de Lc 4,
18 es la divisa de los oblatos. Resume en una frase el motivo que llevó a Eugenio de Mazenod a optar
por el sacerdocio y a fundar en la Provenza de 1816 una sociedad de misioneros. La expresión que
mejor traduce el carácter específico del oblato es la de misionero de los pobres. Estos constituyen el
objeto privilegiado de la acción misionera y de la pastoral del oblato. Lo que le caracteriza en forma
específica es la evangelización de los pobres, no porque son pobres, sino porque están abandonados.
Tal es la convicción de San Eugenio, y tal es la que han conservado los oblatos hasta hoy.
En el origen mismo de su vocación sacerdotal, ya Eugenio tiene la certeza de ser enviado a los pobres.
Cuando en 1808 manifiesta a su madre su decisión de entrar en el seminario, le escribe: "Pongo al
Señor por testigo, lo que él quiere de mí […] es que me entregue más especialmente a su servicio para
tratar de reavivar la fe que se extingue entre los pobres"
Cuando era seminarista en San Sulpicio, se le encarga la enseñanza del catecismo a un grupo de niños
de los más pobres de la parroquia, tarea que responde del todo a sus gustos. Encontramos su
pensamiento sobre el tema en otra carta a su madre: "Son los más pobres de la parroquia […] pero
no me preocupo de eso y estoy muy contento de hallarme entre estos pobres piojosos, a quienes
intentaré atraer hacia nosotros".
En el verano de 1810 no puede regresar a Provenza para las vacaciones estivales; siente perder la
ocasión de instruir a los pobres de San Julián, donde vive su abuela: "Me había propuesto ir a ver a
abuela en San Julián y proyectaba instruir un poco a esa pobre gente tan abandonada. Me complacía
ya pensando en el fruto que iban a producir esas instrucciones. Pobres cristianos que no tienen la
menor idea de su dignidad por no haber encontrado quien les partiera el pan de la palabra".
MOMENTO DE SILENCIO
COMPARTIENDO NUESTRA FE:
El animador invita ahora a cada oblato presente a compartir lo que le ha inspirado durante la
reflexión. También se puede compartir sobre las siguientes preguntas:
-
¿Qué papel han tenido los pobres en el discernimiento de tu vocación como misionero oblato?
¿Puedes recordar alguna experiencia en la que los pobres te hayan ayudado a optar por la
vida y la misión oblatas?
¿Quién se beneficia de tu ministerio sacerdotal? ¿Qué es lo que ha hecho que sea así?
¿Qué puedo cambiar para ser un sacerdote más al servicio de los pobres?
TIEMPO PARA LA ORACIÓN Y LA ACCIÓN DE GRACIAS:
El animador invita a cada oblato presente a orar, a dar gracias a Dios por algo o alguien y pedir por
lo que pudiera necesitarse.
COMPROMISO:
El animador recuerda a cada uno que la comunidad se está preparando para el 200 aniversario de
nuestra fundación viendo de qué forma podemos crecer, cambiar, ser transformados para mejor
servir a los pobres. Se nos pide que consideremos un gesto concreto en la vida de la comunidad que
sea signo de conversión. Pidamos a Dios que nos inspire, nos ayude a ser audaces y valientes en estas
semanas de preparación para que podamos comprometernos con un signo real de vida nueva entre
nosotros.
BENDICIÓN Y CANTO:
El animador pide a un oblato presente que bendiga al grupo. Después, todos cantan el canto final.
Descargar