38º ANIVERSARIO DE LA “MATANZA DE ATOCHA” “Porque fueron, somos. Porque somos, serán”. Cuando todavía tenemos frescas en nuestras retinas las imágenes impactantes de la masacre cometida por fanáticos yihadistas en el semanario satírico francés “Charlie Hebdo” nos acercamos a otra fecha fatídica y sangrienta en la nueva etapa democrática que comenzó tras la muerte del dictador Franco. Me refiero al asesinato a manos de pistoleros fascistas de cinco compañeros activistas de CCOO y militantes del PCE (cuatro abogados laboralistas y un administrativo, natural de Casasimaro) el 24 de enero de 1977 en el despacho de la calle Atocha 55. Un ataque de la intolerancia contra la libertad de expresión y sindical que tantos años habían estado secuestradas por un Estado fruto de la victoria en una guerra civil tras un levantamiento militar contra el régimen legal y legítimo de la Segunda República. Un conflicto civil que pudo repetirse en esos primeros años tras el franquismo, y que la izquierda, los demócratas y sobre todo un Partido Comunista que había sido el principal elemento de oposición a la dictadura, no cayó en las contínuas provocaciones de la extrema derecha y de los poderes fácticos (económicos, políticos, militares, etc.) que mantenían su poder y aún todavía perdura. Varias muertes de jóvenes antifascistas (Arturo Ruz, Mª Luz Nájera,…) a manos de elementos de extrema derecha el primero y por el impacto de un bote de humo lanzado por la policía la segunda, en un contexto de movilización social, política y sindical, que el “bunker” nostálgico franquista no pudo asimilar, se resistía y reaccionó violentamente. Sin olvidar, por supuesto, las acciones terroristas de ETA y el GRAPO. En la noche del 24 de enero, tras una asamblea de trabajadores del transporte, que estaban ejerciendo su derecho democrático de huelga, los pistoleros fueron a buscar a un compañero y dirigente sindical que ya no se encontraba en el bufete de abogados de CCOO. Mataron a cinco personas y dejaron gravemente heridas a otros cuatro compañeros letrados. El comando terrorista de ultraderecha estaba integrado por miembros de Guerrilleros de Cristo Rey y de neofascistas italianos entre los que se encontraba Carlo Cicuttini, miembro de la organización Gladio (liga anticomunista dirigida por la CIA). Los asesinos fueron detenidos a los pocos días. Lamentablemente solo cumplieron una parte de sus penas y alguno pudo huir de España para refugiarse en un país sudamericano. Según la sentencia de febrero de 1980, la matanza de Atocha fue ordenada por el secretario provincial de Madrid del Sindicato vertical de Transportes, y vinculado a FE de la JONS, Francisco Albadalejo Corredera, como escarmiento a los “rojos” inspiradores de una huelga de transportes que perjudicaba al Sindicato. Fue condenado a 73 años de prisión. Pero siempre existió la sospecha de que la trama de criminales no se detenía en ese eslabón. Suscribo lo que el PCE afirmaba hace unos años: “La recuperación de la memoria no sólo debe abarcar, pues, la II República, guerra civil y los crímenes de la dictadura, sino también este periodo de nuestra historia, que tuvo como protagonista principal el trabajo político de muchos hombres y mujeres en el movimiento obrero, estudiantil y vecinal, aquellos y aquellas que habían transformado la movilización social de reivindicaciones parciales, que les eran propias, en apuestas por la consecución democrática”. 38 años después del atentado de Atocha, la lucha de aquellos jóvenes asesinados en el despacho laboralista sigue tan viva como siempre, porque esa lucha es inseparable de la condición humana a lo largo de la Historia. Lucharon por todos, con las únicas armas de la palabra y del Derecho. Y todos les debemos nuestra memoria, nuestro afecto y nuestro compromiso. Javier Sauquillo Pérez del Arco, Luis Javier Benavides Orgaz, Enrique Valdelvira Ibañez, Serafín Holgado de Antonio y Ángel Rodríguez Leal. ¡¡Compañeros, no os olvidamos¡¡ ¡¡Vivan las Comisiones Obreras¡¡ Ángel Luis Castellano Bobillo Responsable Acción Sindical FSC CCOO-Cuenca