LIBRO RECOMENDADO La carrera contra la máquina

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NEWSLETTER JUNIO 2016
LIBRO RECOMENDADO
La carrera contra la máquina
¿Qué debemos hacer? ¿Cómo podemos conservar los beneficios del progreso tecnológico
al tiempo que abordamos los retos con respecto a la fuerza laboral que este conlleva?
Estas preguntas están en el centro del debate que plantea este libro escrito de forma
inteligente, perspicaz, rigurosa y magistral. A lo largo de sus más de 250 páginas, ofrece
algunas respuestas al lector.
El trabajo de Erik Brynjolfsson y Andrew McAfeeoffers proporciona importantes
perspectivas sobre cómo las tecnologías digitales están transformando nuestra
economía. Consideran que se trata de un proceso que justo acaba de comenzar, algo
también sostenido por muchas otras visiones, como la de Martin Weitzman, que afirma
que el crecimiento a largo plazo de una economía avanzada está dominado por el
comportamiento de los avances técnicos.
The Second Machine Age se centra tanto en las ventajas como en las desventajas de
este progreso. Principalmente, en los cambios que conlleva a la nueva división y
comprensión del trabajo. Desde el punto de vista social, esto plantea un problema
crucial, que tendrá que ser abordado desde muchos aspectos, áreas y contextos para
reducir la desigualdad de rápido crecimiento de los salarios y la riqueza.
En otras palabras, “su proliferación ha ido en aumento en los últimos años. Se trata de
un desarrollo preocupante por muchas razones, y se acelerará en la segunda era de la
máquina (second machine age) a menos que intervengamos”.
Parte de la división comienza a partir de la
comprensión de que la humanidad se dirige hacia
una nueva división del trabajo: trabajo humano y
digital. Desde el punto de vista humano, la
esperanza viene del hecho de que “aún no hemos
informatizado el trabajo de los empresarios, los CEO, los científicos, las enfermeras y
tampoco de las profesiones cualificadas, como ayudantes de camarero de los
restaurantes, jardineros, recepcionistas o muchos otros tipos de trabajos.
La humanidad se dirige hacia
una nueva división del trabajo:
trabajo humano y digital.
Al mismo tiempo, debemos hacer frente a la paradoja Moravec que señala que el
razonamiento de alto nivel requiere de muy poca informática, pero que las habilidades
sensomotoras de bajo nivel requieren de enormes recursos informáticos. Entre otros, es
por eso que “el progreso digital que hemos visto recientemente es ciertamente
impresionante, pero es solo una pequeña muestra de lo que está por venir”.
Para entender la naturaleza de esta transformación, los autores invitan a tener en cuenta
estas tres características: exponencial, digital y combinatoria. Y a prestar especial
atención a la primera.
La importancia de la exponencialidad está fuertemente ligada a una de las leyes que
propiciaron el arranque inicial del proceso desencadenado y de rápido avance de la
innovación en la tecnología digital. La ley de Moore fija en dieciocho meses el período de
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duplicación de la potencia informática general. Es por eso, entre otros motivos, que
nuestros ordenadores, teléfonos inteligentes y el resto de tecnología digital ya están
anticuados o son ineficientes tras menos de dos años.
Los autores observan que el crecimiento exponencial en comparación con la primera y
la segunda revolución industrial es sorprendente. Y dibujan un panorama bastante
intrigante sobre lo que traerá consigo la segunda era industrial.
La mejora exponencial constante nos ha llevado a un momento en el que lo existente
anteriormente ya no resulta una guía fiable para todo lo que va a ocurrir a continuación.
Adaptarse, vivir y trabajar en la era digital implica comprender otra ley básica de la
nueva economía: la información es costosa de producir, pero es barata de reproducir, y
en algunos casos es incluso gratis.
Aquí es donde intervienen otros elementos clave
de la creación de valores: el efecto de la red. Los
medios de comunicación social, las aplicaciones en
línea, los juegos, etc., son algunos de los
fenómenos que tan solo una o dos décadas atrás
ni siquiera podíamos imaginar. Hoy en día están
presentes en la vida cotidiana de casi todo el
mundo, debido al hecho de que hay más personas
corriente.
La
mejora
exponencial
constante nos ha llevado a un
momento en el que lo existente
anteriormente ya no resulta una
guía fiable para todo lo que va a
ocurrir a continuación.
con acceso a la red que al agua
Esto crea una enorme cantidad de información que se crea y se intercambia cada minuto
y afecta a la innovación. Como los autores establecen: “la innovación como una serie de
invenciones específicas seguidas de mejoras incrementales que, en última instancia,
explotan todo el potencial de la invención inicial”.
Pero ¿dónde está el límite? Si hay uno. En la era digital, opera a través de series en las
que cada desarrollo se convierte en un bloque de construcción para la innovación futura.
En otras palabras, el progreso no se agota, se acumula.
Uno de los últimos anuncios de Apple demuestra a la perfección esta teoría. Justo cuando
todo el mundo pensaba que habíamos llegado al límite de la innovación en relación con
los ordenadores personales, en abril pasado, Apple anunció que la empresa había
presentado una solicitud de patente ante la Oficina de Patentes y Marcas de Estados
Unidos que revelaba que Apple está trabajando en un MacBook sin teclado. En este caso,
los bloques de construcción que llevaron a la nueva patente son el trackpad de MacBook
y el efecto de la tecnología táctil.
Pero cuando no solo hay convergencia entre las innovaciones en un área específica, sino
también la fusión de dos resultados diferentes y excepcionales, las posibilidades que
ofrecen los efectos de los bloques de construcción son casi infinitas.
Los autores lo resumen en dos de los eventos únicos más importantes de nuestra
historia: la aparición de la inteligencia artificial de utilidad real y la conexión de la
mayoría de las personas del planeta a través de una red digital común.
“Cualquiera de estos avances solos habría cambiado de manera profunda nuestras
perspectivas de crecimiento. Combinados, son lo más importante que se ha producido
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desde la revolución industrial, que transformó para siempre cómo se realiza el trabajo
físico”.
Y aquí está el principal beneficio: la productividad.
Está comprobado que trabajar más horas no aumenta la productividad. La clave reside
en la capacidad de conseguir más outputs que el nivel de inputs ofrecidos.
Traducido en estadísticas, los autores proporcionan el ejemplo de que las empresas que
utilizan las tecnologías de la información tienden a
Trabajar más horas no aumenta
tener niveles más altos de productividad y un
la productividad. La clave reside
crecimiento
más rápido de la productividad que sus
en la capacidad de conseguir
competidores
del sector.
más outputs que el nivel de
inputs ofrecidos.
Y a continuación exponen los cuatro elementos de
los que depende la productividad en la segunda era
de la máquina. Se relacionan con los siguientes activos: propiedad intelectual, capital
organizacional, contenido generado por el usuario y capital humano.
El objetivo último de la economía orientada a los resultados es hacer que todos los
trabajadores sean más productivos. Sin embargo, en la segunda era de la máquina, esto
no necesariamente los hace más valiosos y es la razón por la que la desigualdad surge
como consecuencia y conduce de nuevo a la pregunta del principio de este artículo: ¿Qué
debemos hacer?
Entre las respuestas posibles, los autores abogan por una reorganización más amplia de
la cultura empresarial, la creatividad, el capital humano y la división del trabajo en dos
matrices: cognitiva frente a manual, rutinaria frente a no rutinaria.
Estos son algunos de los muchos aprendizajes interesantes que pueden encontrarse en
esta lectura altamente recomendable.
Boris Matijas
Coeditor
TRANSFORMACIÓN DE LAS EMPRESAS FAMILIARES
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