ESTO ES ALBÉNIZ El feliz descubrimiento del

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ESTO ES ALBÉNIZ
El feliz descubrimiento del Albéniz lírico es reciente. Por supuesto, en el pasado, incluso en la
misma época de Albéniz, hubo quien captó su genio en este terreno, el de las canciones, la
zarzuela, la ópera, la gran ópera. Sin embargo, ha sido nuestro tiempo, tan apartado en muchas
cosas de su mundo pero a la vez más receptivo a lo que era excesivamente nuevo y complejo
para los oyentes de hace un siglo, el que ha rescatado esa vertiente de su personalidad.
Una individualidad la de Albéniz, tan fuerte, tan generosa y arrolladora como inclasificable. Un
genio, en definitiva. Muchas de cuyas creaciones exceden a su época.
En las canciones de concierto aparece con frecuencia esa genialidad, pero pocos intérpretes han
sabido evidenciarla, tratándolas cual si fueran piezas de salón, más o menos inspiradas e
interesantes, pero convencionales. Sin embargo, en la producción liederística de Albéniz,
publicada recientemente por Antón Cardó y Jacinto Torres (Editorial Tritó, Barcelona, 1998),
encontramos partituras sorprendentes, en las que un piano de luminosa belleza y rica armonía,
sustenta melodías de muy diferente estilo y características. Esto ocurre en su obra madura, las
canciones sobre textos ingleses. Las compuestas sobre poemas españoles italianos y franceses
son valiosas, pero no tan depuradas y personales.
Por eso me parece un acierto de los intérpretes de este disco, Rosa Torres-Pardo (piano y voz) y
Marina Pardo (mezzosoprano), haberlo centrado en las canciones inglesas, pero aún más, haber
extraído de sus ritmos todo el “spleen” y la modernidad implícita en ellos, al evitar
deliberadamente una versión “ortodoxa”. Tiene razón la gran pianista Rosa Torres-Pardo (¡qué
hermosura el sonido de su piano en esta grabación!), cuando asegura que esta música para voz y
piano de Albéniz es “tan moderna que podría haberse escrito hoy”. En este caso tendría que
haberlo hecho un compositor sabio, sutil e imaginativo como lo fue Albéniz, cuyo piano resulta
inimitable. Y silo unimos a la parte vocal, nos parece adentrarnos por momentos en el mundo de
Ella Fitzgerald o de Duke Ellington, dentro de ese estilo de ritmada melancolía, tan próximo al
melodismo esencial del jazz, llamado “blues”.
Es una versión en la que disfrutamos del arte “académico” de Marina Pardo, y pongo comillas
porque nada tienen de encorsetado las versiones de la estupenda mezzo santanderina. Y menos
en esta ocasión, contagiada del “mood-style” de Rosa Torres-Pardo. La pianista madrileña, tan
dentro del universo albeniciano desde hace muchos meses y de su “Iberia”, no sólo nos ha dado
aquí su esperado pianismo de alta escuela: se ha atrevido a cantar, con esa musicalidad no
aprendida que conocemos sus admiradores. Ella ha otorgado a los originales albenicianos, sin
violentarlos, una perspectiva nueva o, dicho de otro modo, la actualidad oculta dentro de ellos.
Las canciones en inglés de Albéniz son dieciséis. A una de ellas le faltan las primeras páginas en
el manuscrito conservado por su nieta Rosina Moya Albéniz. Me refiero a “A Song; Laugh at
Loving”. En la presente grabación aparecen las quince terminadas, entre las cuales se hallan las
bellísimas que, al modo straussiano, deberíamos llamar “Cuatro últimas canciones” "In Sickness
and llealth”; “Paradise Regained”; “The Retreat”; “Amor, Summa Injuria”), dedicadas a su buen
amigo el gran compositor Gabriel Fauré.
Todas las canciones del disco(l) se basan en poemas de Francis Burdett Nevilí Money-Coutts
(1852-1923), que firmó sus obras con el nombre de Mountjoy.
Poeta y dramaturgo, era hijo del banquero Francis Burdett (1770-1844) y sobrino de la escritora
Angela Georgina Coutts, baronesa de Latymer, tan notable como para mantener una larga
correspondencia con Charles Dickens. De ella heredó Money-Coutts muchas y valiosas acciones
bancarias, más el título de Lord Latymer, pasando a formar parte de la casa de los lores de
Inglaterra. Pero Lord Latymer, que se había formado en Eton y en Cambridge, no llegó a ejercer
cargo alguno dentro del banco Coutts & Coutts de Londres. Abogado, ejerció como procurador
en Surrey.
El padre de Lord Latymer fue el Reverendo James Drummond Money y la madre Clara Maria
Coutts, hermana de la citada Angela Georgina.
Lord Latymer, Francis B. Money-Coutts, heredó una fortuna, pero su nombre no figura entre los
directivos del banco Coutts. Si hubiera sido banquero, como tantas veces se ha asegurado, habría
tenido, por ser quien era, un cargo directivo destacado en dicho banco. Prefirió la literatura.
Casado con Edith Ellen Churchill y sin duda fuertemente enamorado de ella, como muestran sus
poemas, su relación matrimonial fue muy agitada, casi siempre por causa de los celos,
separándose tras quince años de vida en común. No tuvo Albéniz nada que ver en esta
separación, pero acaso Helen Coutts (Nellie) mostrase hacia él una admiración rayana con el
amor. Albéniz era jovial, entusiasta, gracioso, todo lo contrario a su marido. De ahí la profunda
antipatía que la esposa del compositor, Rosina Jordana, sintió hacia ella, transmitida a sus hijos.
En ese sentido, es significativa la carta que Nellie escribió a la muerte de Albéniz, a los hijos de
éste, iniciada de este modo: “Queridos míos: No os puedo decir todo lo que os diría, ¡no puedo!
Tengo roto el corazón. He estado con vosotros todos los tristes días e incluso noches, y no hace
falta que os diga todo lo que vuestro querido padre significaba para mí. Era tan noble y tan
bueno, tenía una palabra amable para todo el mundo. Nunca he conocido una naturaleza como la
suya. Cómo lo echaré de menos, era la luz de mi vida... “(2).
Los hijos de Albéniz, sin embargo, conservaron siempre un buen recuerdo y agradecimiento
hacia Francis Money-Coutts. Hoy, todos los estudiosos del compositor español coinciden en
señalar la buena relación entre el músico y el escritor; una amistad sincera, forjadora de grandes
consecuencias artísticas y de un provechoso intercambio de pareceres, pero nunca fruto de
tiránica imposición al “pobre músico” por el “rico banquero”, según propalaron los primeros
biógrafos de Albéniz.
Es cierto que éste se vio constreñido a componer sobre temas que no favorecían a su estilo, pero
Money-Coutts se esforzó en trazar el libreto de “Pepita Jiménez” a partir de una novela andaluza
de Juan Valera, viéndose obligado a redactar, por deseo de Albéniz, una serie de poemas —“The
Alhambra”, “Lindaraja”, “Generalife”, “Zambra”, “El cerco” y “La silla del moro”-, sobre
asuntos ajenos a él, aunque le interesaran debido a su victoriana inclinación por lo exótico.
La amistad entre Albéniz y Lord Latymer fue muy grande y el entendimiento mutuo.
MoneyCoutts, en uno de sus libros de poemas, al referirse al Señor Albéniz, puso entre
paréntesis “who in spite of his birth, belongs rather to England than to Spain (quien, a pesar de su
nacimiento, pertenece más bien a Inglaterra que a España), una forma de expresar su afecto y
admiración hacia él. Y en cuanto a Albéniz, basta escuchar las tres óperas escritas sobre libretos
de MoneyCoutts: “Henry Clifford”, “Pepita Jiménez” y “Merlin” y por supuesto, estas
espléndidas canciones, para comprobar que ni por asomo se sintió incómodo con los textos de su
buen amigo, sino todo lo contrario.
Digamos que las seis canciones del ciclo llamado “To Nellie”: -“Home”, “Counsel”, “May-Day
Song”, “To Nellie”, “A Song of Consolation” y “Love comes to ah”-, datan de 1896; “Art Thou
Gone For Ever, Elaine”, es también de ese año; “Will you be mine?”, “Separated” y “The Gifts
of the Gods”, son de 1897, “The Caterpillar” está fechada en 1903. Por su parte, las “Quatre
mélodies”, “Four Songs” o cuatro últimas canciones, nacieron durante el segundo semestre de
1908, es decir, pocos meses antes de la muerte del compositor. En ellas destila Albéniz todo su
saber y un sentimiento crepuscular ante la amenazante visita de la parca, ciertamente
conmovedor.
El goethiano “poesía y verdad” se hace realidad en estos pentagramas, llenos de melancolía y
añoranza por lo irremediablemente perdido. “Iberia” está detrás, pero la voz y el significado de
los textos, intensifican la expresión hasta extremos dolientes.
Marina y Rosa, Rosa y Marina, o las dos juntas; canciones para soñar, exquisitas, íntimas,
sosegadas o impetuosas, el genio de Albéniz lo puede todo. Sí, Rosa, no te preocupes por las
pequeñas licencias, esto es Albéniz, y gracias a vosotras, vivo y verdadero como pocas veces.
ANDRES RUIZ TARAZONA
Torrelodones, 20 de octubre de 2002
NOTAS:
1) Excepto el bis “Chanson de Barberine”, una canción juvenil sobre versos de Alfred de
Musset extraídos de su comedia “La rueca de Barbermne” (1835), pero luego publicados como
poema independiente.
2) Citado por Walter Aaron Clark: “Isaac Albéniz. Portrait of a Romantic” (Oxford
University Press, 1999), pag.266, o su traducción española por Paul Silles (Tumer, Madrid,
2002), pag. 294.
¿ESTO ES ALBENIZ?
..Pero... ¿Esto es Albéniz?, me pregunté al escuchar por primera vez estas canciones. Fue una
gran sorpresa para mi, la revelación de una música fantástica para piano y voz, en inglés, tan
moderna, y de Albéniz.
Hasta ahora muy poco se sabía de la existencia de estas canciones, recuperadas por Anton Cardó
y Jacinto Torres muy recientemente por lo que su difusión ha sido casi inexistente.
Surgidas gracias al famoso pacto de Albéniz con el banquero-poeta Francis Money Coutts, —
por el que acordaron que el poeta sería mecenas de Albéniz a cambio de una colaboración mutua
en la que Coutts escribiría los textos de futuras óperas y canciones, y Albéniz escribiría la
música- podemos comprender la integración de otros aires musicales en el estilo de esta música,
que tanto nos ha llamado la atención.
Para muchos fue éste un pacto -que Albéniz mismo bautizó como “el pacto de Fausto”— dañino
por atarle de pies y manos. Sin embargo los frutos que surgieron del mismo y que
¡increíblemente en nuestros días! Se están recuperando, están ahí: “Merlín” — “Henry Clifford”
- “Lancelot”, “Pepita Jimenez”, “The Magic Opal”, las canciones etc. Estas canciones no solo
muestran un Albéniz integrador de otras corrientes musicales, sino también el Albéniz en el que
todo es posible y todo cabe; música sinfónica y ópera, música de cámara, opereta...
Curiosamente, a medida que se profundiza en las canciones, se puede ir adivinando al Albéniz de
la Suite Iberia -el que realmente hemos conocido hasta ahora- por sus ramalazos andalucistas que
aparecen a veces sutilmente y a veces claramente o en su escritura pianística rica en cromatismos
y armonías abarrotadas de bemoles y sostenidos. Su personal manera de escribir la parte
pianística hace que en la mayoría de estas canciones tenga una identidad casi independiente de la
melodía de la voz, lo cual les añade un atractivo indudable. Solo dos de las canciones relegan el
papel del piano a un segundo plano: To Nelly, y The Caterpillar. Quizás sean estas dos las más
fáciles de escuchar por su sencillez y perfecto equilibrio melódico.
El momento en que vivimos, cuando la comunicación entre culturas ha propiciado un mestizaje
en todos los ámbitos -social y cultural- donde el jazz se integra tanto en Europa, como el
flamenco en América, (y jazz y flamenco se nutren a su vez de otras corrientes externas), me he
atrevido a hacer una pequeña locura: la de ver estas canciones con otra mirada, que es tan solo la
mía, que también a su vez es consecuencia de todas estas influencias. Algo que ha nacido de
forma intuitiva y natural, que ha surgido de una fascinación por estas canciones, con todo el
respeto que merecen y sin querer contradecir ningún otro punto de vista. También ha surgido,
porqué no decirlo, de una necesidad interpretativa, liberándonos de los prejuicios y ataduras que
a veces la letra escrita nos impone con sus “barras de compás” sin que esto implique una falta de
seriedad o de rigor.
La voz ha sido siempre el instrumento que mejor o más directamente transmite la música, por
eso siempre he procurado cantar a través del piano.
En esta ocasión y dado que me hallo inmersa en el mundo albeniciano de la Suite Iberia, una vez
que me hice con estas canciones pude hacer lo que hacía frecuentemente Albéniz; cantarlas
acompañándome con el piano (pese a la complicación que ello supone). Después surgió la idea
de mezclar mi versión a la fantástica voz de mezzosoprano de Marina Pardo para conseguir un
contraste total aunque al comenzar los ensayos se produjo la mezcla de ideas inevitable. A pesar
de todo, uno de los atractivos que creo puede tener este CD es el de mostrar la versatilidad o
multiplicidad de versiones a través de la interpretación.
Para dejar patente dicho contraste hemos entrelazado nuestras versiones bien intercambiando
estrofas, bien repitiéndolas, a veces distanciando una de la otra (para que no resultara muy
reiterativo): También hemos hecho alguna versión añadiendo una segunda voz “The Caterpillar”
y “Home” y en mi versión de “To Nellie” hay un cambio sustancial en el acompañamiento,
manteniendo la armonía original.
En cualquier caso, tómenlo como un guiño o un tiento, como una manera de acercar dos
momentos separados por cien años que en muchísimos aspectos podrían no haber existido.
Rosa Torres-Pardo
Marina Pardo
Esta prolífica cantante cántabra se licencia en Oviedo bajo las enseñanzas de Celia A. Blanco
con Matricula de Honor, Premio Fin de Grado y Premio Extraordinario “Muñiz Toca” concedido
cada año a un solo alumno de entre todas las especialidades. En 1994 es seleccionada por
Alfredo Kraus para perfeccionar sus estudios en la Escuela Superior de Música Reina Sofía de
Madrid y en ese mismo año se le concede el Primer Premio en el II Festival Lírico de Callosa
d’En Sarriá concedido por Elena Obratzsova y la prestigiosa maestra Ana Luisa Chova. También
ostenta la Primera clasificación femenina en el “VI Concurso Internacional Francisco Alonso” y
la Medalla de Plata de Juventudes Musicales de Santander al mérito artístico.
Especializada en Oratorio y Lied ha ofrecido innumerables recitales con su pianista habitual,
Kennedy Moretti, entre los que destaca el “Winterreise” de Schubert en el Auditorio Nacional,
que ha grabado también para el sello alternativo “Calando” con comentarios de Andrés Tarazona
e ilustraciones de Urculo.
Con el guitarrista José Maria Gallardo así como con su grupo “La Maestranza” ha actuado en el
Festival de Guitarra de Dublín, en la sede de la UNESCO en Beirut y en el Teatro de la
filarmónica de Polonia, en Varsovia.
Dentro de la música sinfónica y bajo las batutas de Víctor Pablo, Zedda, Valdés, García Asensio,
Marbá, Heltay, Encinar, Rilling, Guth, Levine, Stubs, Ortega, Brouwer y López Cobos debuta en
el Campoamor con “Alexander Nevski” de Prokoflev y destacan “Das Lied von der Erde” de
Mahler-Schoemberg-Riehn en el Palau de la Música de Valencia, “Alt Rapsodie” de Brahms en
el Teatro Monumental de Madrid, Misa en La b M de Schubert en la Liederhalle de Stuttgart,
“The Messiah” de Händel en la Mezquita de Córdoba , su colaboración con la Compañía
Nacional de Danza en el espectáculo “Raptus” de Nacho Duato cantando los “Wesendonk
Lieder” de Wagner en el Teatro Real y el “Amor Brujo” de Falla en el Auditorio Nacional.
En el terreno de la música antigua y barroca ha interpretado “Dido & Aeneas” de Purcell
(Sorceress), “L’Incoronazione di Poppea” de Monteverdi (Nerone) en el Teatro de la Zarzuela y
“Giulio Cesare” de Handel en el Teatro Arriaga. Así mismo pertenece al grupo “Al Ayre
Español” con el que ha actuado en los más prestigiosos Festivales Europeos del género (Heme,
Utrecht, Libramont, Schleswig-Holstein, Societé Philarmonique de Bruxelles, etc.)
representando la zarzuela barroca “Acis y Galatea” en más de una veintena de ocasiones, así
como grabándola para Deutsche Harmonia Mundi. También ha cantado música renacentista con
los grupos “Speculum” y “Camerata Iberia”
En el campo de la ópera llamada “de repertorio” ha intervenido en numerosas producciones con
roles como “Cherubino”, “Grimgerde”, “Mercedes”, “Flora”, “III Dama”, “Berta”, “Alisa”,
“Emilia”, “L’Ecureuil”, bajo la dirección escénica de Sagi, Iturri, Poda, Guti, Pontigia, Kemp,
López, en teatros como Villamarta de Jerez, Real y Zarzuela de Madrid, Palacio de Festivales de
Santander, Maestranza de Sevilla, Principal de Mallorca, “Alfredo Kraus” de Las Palmas etc.
Ha intervenido en “La Tarasca” de Martin Pompey (estreno absoluto) y “II viaggio a Reims” de
Rossini (estreno en España). Asimismo, Miquel Ortega le dedicó una de las canciones de su
ciclo y Antonio Noguera escribió para ella las Nanas que estrenó en la Fundación Marcelino
Botín dentro del ciclo “Compositores Cántabros”, grabado también en CD y retransmitido por
RNE.
Entre las orquestas por las que ha sido acompañada, además de la práctica totalidad de las del
territorio español, figuran “Sacro Cuore di Milano”, “London Schubert Players” y
“Bachakademie Stuttgart”.
Sus proyectos más importantes son una gira con Al Ayre Español por España y Alemania con
“Júpiter y Semele” de Literes, “Tancredi” de Rossini (Roggiero) en el Festival Mozart de La
Coruña, el recital en el Teatro Real con canciones de Albéniz, acompañada por Rosa TorresPardo, “Giulio Cesare” de Händel (Cornelia) en Málaga y un recital en el ciclo de Lied de Lugo
con canciones de cabaret.
ROSA TORRES-PARDO
(Pianista)
Rosa Torres-Pardo nace en Madrid y realiza estudios musicales en el Real Conservatorio
Superior de Música de esta ciudad, graduándose con Premio Extraordinario Fin de Carrera.
Trabajó en Madrid con Joaquín Soriano, con María Curcio en Londres, con Adele Marcus en la
Juilliard School de Nueva York y con Hans Graf en Viena. En 1986 obtiene el premio
Masterplayers en el concurso internacional de piano de Lugano, Suiza.
Grandes ciclos
Ha participado en cuatro ocasiones en el ciclo de “Grandes Orquestas del Mundo”, que se
celebra anualmente en Madrid y es el más importante de música sinfónica de España en el que
participan las orquestas y directores más prestigiosas del mundo. La primera vez tuvo lugar en el
Teatro Real de Madrid en 1987 con la Philarmónica Hungárica dirigida por Jean Bernard
Pommier interpretando el “Concierto para piano nº3" de 5. Prokofiev. Antonio Fernández Cid,
critico del periódico ABC dijo: “Rosa Torres-Pardo logró un gran triunfo. Tocó la muy dificil
partitura con seguridad, musicalidad, mecanismo preciso y claro, sentido “cántabile” y medios
técnicos muy superiores...”. Mas tarde, en 1993, interpretó la “Rapsodia sobre un tema de
Paganini” Op. 43 de Rachmaninoff con la Orquesta de la Radio-Televisión Rusa bajo la
dirección de Fedoseev. La tercera vez en 1995 con la Orquesta Sinfónica de Tenerife bajo la
dirección de Víctor Pablo Pérez con el “Concierto Breve” de X. Montsalvatge. Y la última vez
en 1999 interpretando “Goyescas” de Enrique Granados.
En el ciclo “Piano 2000” celebrado en Madrid en 1990 junto con pianistas de la talla de Daniel
Baremboin, Alicia de la Rocha, Maria Joao Pires, Jorge Demus, Gerhardt Oppitz, Dimitri
Baskirov y Murray Perahia, interpretó la “Sexta Sonata” de 5. Prokofiev, Tres Preludios “de
Gershwin, “Estampas” de Claude Debussy y “Tres movimientos de Petrouchka” de 1.
Stravinsky.
En el ciclo “Pianísimo” celebrado en Santiago de Compostela participó con la Orquesta Nacional
Rusa bajo la dirección de Mikhail Pletnev. En este ciclo también intervinieron Alicia de
Larrocha, Maria Joao Pires, Ivo Pogorelich y Krystian Zimennan.
En 1994 en el Festival de Otoño de Madrid y en el ciclo dedicado a Messiaen interpretó “Los
Valses Nobles y Sentimentales” M. Ravel, tres fragmentos: n0 3, 8 y 11 de los “Vingt regards sur
1 ‘enfant Jesus” de Olivier Messiaen entre otras obras.
Para este año 2003 está programada su participación en el ciclo de “Grandes interpretes”
organizado por la revista “Scherzo” y el periódico “El País”, que se celebra en el Auditorio
Nacional de Madrid con la “Suite Iberia” de Isaac Albéniz y en el que participan entre otros
Alfred Brendel, Radu Lupu, Maria Joao Pires, Mauricio Pollini, Sokolov...
Música de Cámara
Con el cuarteto Melos en 1999 y con el cuarteto Janacek en 2002 interpretó el “Quinteto con
piano en fa menor, op. 34” de J. Brahms. Con la Orquesta de Cadaqués y el Octeto de la
Filarmónica de Viena en el año 2000 la “Trucha” de F.P. Schubert.
Con los Virtuosos de Moscú bajo la dirección de Víadimir Spivakov el “Concierto para piano
trompeta y cuerdas en do menor, op. 35” de D. Shostakovich y el “Concierto para piano y
orquesta en "re menor, BWV 1052” de J.S. Bach en 1996.
Con el “Plural Ensemble” el “Concierto para piano o clave y cinco instrumentos” de Manuel de
Falla y el “Sexteto para piano y viento” de Francis Poulenc.
Carrera internacional
La carrera internacional de Rosa Torres-Pardo comenzó en 1987 con una gira por la URSS que
se inicia en las repúblicas caucásicas de Georgia, Armenia y Azerbayan y culmina en Moscú con
el “Tercer concierto para piano y orquesta” de 5, Prokofiev con la Orquesta Sinfónica de la
Radio-Televisión soviética” bajo la dirección de y. Fedoseev, en la Sala de Columnas de los
Sindicatos, privilegio que se concedía a muy pocos artistas. La televisión soviética filmó la
interpretación que tuvo un gran éxito.
En 1988 actuó en el Kennedy Center de Washington interpretando “Petrouchka” de Stravinsky,
“Kreisleriana” de Schumann. Kate Rivers del “Washington Post” dijo: “Rosa Torres-Pardo
mostró un estilo formidable... y un magnífico sentido de las sutilezas, de matices y color que hizo
la música rica y vibrante. Al Kennedy Center vuelve Rosa Torres-Pardo en 1998 par interpretar
“Las Noches en los jardines de España” de Manuel de Falla con la National Symphony Orchestra
bajo la dirección de Plácido Domingo, concierto que volverían a repetir en el Musik Hall de
Hamburgo con la Filarmónica de Hamburgo.
De sus actuaciones en los Estados unidos destaca, además, el recital en el Alice Tully Hall del
Lincoln Center de Nueva York con música española de Granados y Mompou y “Tres piezas para
piano” de Schubert. Igualmente destaca el “Concierto para piano y orquesta de” de Maurice
Ravel con la Filarmónica de Los Angeles bajo la dirección de Jesús López Cobos en el
Holywood Bowl en 1997. Daniel Careaga crítico musical de “Los Angeles Times” dijo:
“TorresPardo exhibió un dominio profundo, así como poesía mágica y convincente.., su sentido
del legato y sus trinos exquisitos llenaron de humanidad su canto,... encontró un equilibrio
perfecto ente retórica y sutileza.”
En el Wigmore Hall de Londres actúo dos veces, en 1991 y en 1994, con obras de Schubert,
Schuman, Prokofiev y Stravinsky.
En 1998 realizó una gira por varias ciudades alemanas (Karlsruhe, Bremen, Colonia,
Dtisseldorf y Hannover) con la Orquesta Sinfónica de Galicia bajo la dirección de Víctor Pablo
Pérez interpretando música española de Falla y Montsalvatge. Vuelve a Alemania en 1999, a
Saarbrticken, con la Rundfunk Sinfonieorchester de esa ciudad par interpretar la “Rapsodia
Española” de 1. Albéniz y a Berlín en el 2000 al Berlín Koncerthaus-GroBer Saal con la
Rundfiink Sinfonie Orchester de la ciudad, bajo la dirección de R. Frúhbeck de Burgos para
interpretar el estreno del “Concierto para piano y orquesta” de Leonardo Balada.
En Dublín, con la National Symphony Orchestra of Ireland, interpretó el “Concierto para piano,
n01 de J. Brahms.
El 4 de octubre de 2002 actuó en la sala Philarmonia de San Petesburgo con la Orquesta
Philarmonica de la ciudad rusa.
También dio recitales en el Carnegie Hall y en la Public Library de Nueva York, en el teatro
Colon de Buenos Aires, en el Palazzo Farnesse y en la Academia de España en Roma, En
Polonia, Rumania, Hungría, Suiza, en casi todos los paises de Iberoamérica y en China, Korea,
Filipinas, Australia.. ..en Canadá con la Orquesta Filarmónica de Montreal y Charles Dutoit. En
el Festival de Colmar en Francia con Spivakov...
En España
Ha participado en todos los festivales importantes como el de Granada, Perelada en Cataluña,
San Sebastián, Santander, Festival de Otoño de Madrid, Festival Mozart de Ayamonte... y a ella
se dedica un festival en Robles de Laciana, un pequeño pueblo minero de Leon (España) que
lleva por nombre “Encuentro con Rosa Torres-Pardo”.
Colabora regularmente como solista con las principales orquestas españolas y en los principales
auditorios. A los directores ya citados habria que añadir Ros Marbá, Max Valdés, Ermier,
Fournet,, Marzimiuk, Vasary, Weise.... Recientemente ha realizado una gira por diversas
ciudades españolas con la Orquesta “Beethoven Halle” de Bonn con los “Conciertos para piano y
orquesta” de Beethoven.
Madrid, 13 de enero de 2003
ROSA TORRES-PARDO
Discografía
“Rapsodia española para piano y orquesta” Isaac Albéniz/Cristobal Halffter Halffter
Isaac Albéniz/George Enesco
“Concierto Breve para piano y orquesta”
Xavier Montsalvatge
Orquesta Sinfónica de Tenerife.
Director: Victor Pablo Pérez.
Sello: DECCA
“Danzas Españolas”. Enrique Granados
Sello: NAXOS
“Romeo y Julieta”. Sergei Prokofiev
“Tres movimientos de Petrouchka”. Igor Stravinsky
“El amor brujo”. Manuel de Falla
Sello: CALANDO
“Goyescas”. Enrique Granados
Sello: CALANDO
“Piano Concierto u0 3”. Leonardo Balada
Sinfónica de Barcelona.
Director: José Serebrier
Sello: NAXOS
Caterpillar “Canciones inglesas” Issac Albéniz
Marina Pardo, mezzosoprano
Rosa Torres-Pardo, piano y voz
Sello: “Deustche Grammophon”
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