Soneto XIII - proyectoedipo

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Amores Frustrados (I)
Apolo y Dafne
El poeta romano Ovidio nos cuenta en sus Metamorfosis el mito de la creación del laurel y de su
atribución a Apolo como árbol sagrado. Los poetas, y en general todos los que participaban y
triunfaban en los Juegos Píticos en honor al dios, eran coronados con ramas de laurel como
reconocimiento a su victoria. En el origen del mito está la historia del desamor que Dafne sentía por
Apolo y del amor intenso que Apolo profesaba a Dafne. Todo ello fruto de una venganza del
poderoso Eros-Cupido, molesto por la vanidad del flechador Apolo que, después de matar a la
Serpiente Pitón, presumía de ser el mejor con el arco entre los dioses. Cupido actuó y lanzó sendas
flechas a la pareja, pero de un efecto muy diferente: para Apolo fue de oro y le causó el amor
intenso. En cambio para Dafne fue de plomo y le provocó un desprecio absoluto por el dios hasta el
punto de solicitar a su padre, el río Peneo, que la librase por el medio que fuera de los brazos del
hijo de Leto y Zeus. Transmitida la súplica a Zeus, éste optó por convertirla en árbol aromático,
muy utilizado en la antigüedad y en nuestros días como condimento en la cocina. El mito de Apolo
y Dafne fue muy conocido en la antigüedad y Ovidio con sus Metamorfosis sirvió de puente hasta
el Renacimiento, época en la que los artistas, tanto poetas como escultores, dieron rienda suelta a su
imaginación.
Soneto XIII
A Dafne ya los brazos le crecían,
y en luengos ramos vueltos se mostraba;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos que el oro escurecían.
De áspera corteza se cubrían
los tiernos miembros, que aún bullendo
estaban:
los blancos pies en tierra se hincaban,
y en torcidas raíces se volvían.
Aquel que fue la causa de tal daño,
a fuerza de llorar, crecer hacía
este árbol que con lágrimas regaba.
¡Oh miserable estado! ¡Oh mal tamaño!
¡Que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón porque lloraba!
Garcilaso de la Vega
(1498-1536)
Dafne y Apolo de Bernini
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