LOS CALPIXQUE DE NEZAHUALCOYOTL Alrededor de 1431

Anuncio
,
LOS CALPIXQUE DE NEZAHUALCOYOTL
FREDERIC HICKS
Alrededor de 1431, cuando Nezahualcóyotl, rey de Tetzcoco, reco­
bró su reino de Acolhuacan de los invasores tepaneca<;, emprendió
la reorganización de su estructura interna. Alva Ixtlilxóchitl 1 nos
ha dejado la descripción más amplia de eso. Entre otras cosas,
Nezahualcóyotl restituyó a los señores dependientes en sus señoríos,
reservó ("adjudicó") algunas partes del reino para sí, y dividió el
resto del reino en ocho partes, poniendo un calpixqui a cargo de
cada una. En este trabajo, estudiaremos la posición social de estos
calpixque, sus orígenes sociales, y el carácter de sus obligaciones.
Enfocaremos nuestra atención en uno de los calpixcazgos de Acol­
huacan, el de Atenco. En aquellos tiempos, Atenco era el nombre
de la parte de Acolhuacan inmediatamente al noroeste de la ciudad de
Tetzcoco, en las orillas del lago. Incluía la región ocupada ac­
tualmente por el pueblo de Sax;t Salvador Ateneo, sin limitarse a
ella. Los datos documentales que presentaremos tratan de Ateneo
y sus calpixque en tiempos prehispánicos, y complementan la rela­
ción de Alva Ixtlilxóchitl.
Los calpixque (singular: calpixqui) tienen un lugar prominente
en muchas de las primeras relaciones coloniales. Sus obligaciones
eran recaudar y entregar los tributos o rentas, tanto en servicios co­
mo en bienes, y encargarse de bienes y provisiones de todas clases.
La palabra se deriva del náhuatl cal-li, "casa"
piyi [>pix-],
"guardar" ,
-qui, sufí jo de agente; generalmente se glosa "ma­
yordomo" en español. Otras palabras que se usaban para esta clase
de actividades eran tequitlato «téqui-tl, "trabajo, tributo",
tla­
hto-, "decir algo, encargarse de algo", así: "encargado de tributo")
y tepixqui «te-, prefijo objetivo personal,
pix-, "guardar",
-qui, sufijo agentivo; así: "guardián de gente"); 2 una fuente
anónima del siglo XVI da una lista más extensa de sinónimos. 3 Al­
+
+
+
+
1
2
3
+
Alva Ixtlilxóchitl, 1952, t. n, cap. 35.
El análisis de palabras en náhuatl se basa en Andrews, 1975.
Carrasco, 1967, p. 132.
9
130
FREOERlC HICKS
gunos calpixque estaban encargados de la recaudación y entrega del
tributo de grandes provincias conquistadas, <1 pero muchos más se
encargaban solamente de un pueblo pequeño, un barrio, o entidades
aún más pequeñas. La cuestión principal en este estudio es deter~
minar la clase social -noble o plebeya- de los calpixque en tiem~
pos prehispánicos. Se puede tratar de nobles y plebeyos, como dos
clases sociales, porque tenían relaciones distintas, pero complemen­
tarias, con los medios de producción; los nobles, en general, eran
señores de la tierra, agrupados en linajes de descendencia común,
y se apropiaban, mediante el tributo, el trabajo de los plebeyos.
Nuestra tarea se complica porque los españoles a menudo adopta­
ron la palabra para referirse a sus propios indios mayordomos o co­
bradores de tributos, sin hacer caso a la clase social a que pertene­
cían. Ramirez de Fuenleal, por ejemplo, habla de "los calpixques
de Su Magestad," 6 y "Calpizques" es el tema del libro 8, título 9,
ley 18 de la Recopilación de leyes de las Indias del siglo XVII. 1
ji
Ateneo según la historia de AZva Ixtlilxóchitl
Alva Ixtlilxóchitl nos dice que Nezahualcóyotl puso "un mayor~
domo y cobrador de tributos y rentas" sobre cada una de las ocho
partes, al parecer extensas, de su reino. Esas partes eran: Tetzcoco,
con todos sus barrios y aldeas; Atenco, con sus once pueblos y aldeas;
Tepepolco, con trece pueblos y lugares sujetos; Axapochco, también
con trece sujetos; Quauhtlatzinco, con veintisiete aldeas y lugares;
Tetitlan, "en que entran los pueblos de Coatépec, Iztapalocan, TIa­
pechhuacan y sus aldeas", y Tecpilpan, con ocho sujetos, que Gib­
son localiza en la región de Zempoala, Hidalgo, en el extremo nor­
este de Acolhuacan. 8 Después de dar la lista de los calpixcazgos,
Alva Ixtlilxóchitl dice:
Esto era 10 que pertenecía a Nezahualcoyotzin, que era lo realen­
go, sin más de ciento y sesenta aldeas y lugares que repartió a sus
hijos, deudos, y personas beneméritas. 11
4
5
6
7
B
9
Katz, 1966, cap. 7. Stavenhagen, 1970, cap. 2. Fuenleal, 1866; véase también Zorita, 1941, p. 93. Recopüación de leres •.• , 1973.
Gibson, 1956. Alva Ixt!ilxóchitl, 1952, t. n, p. 169. LOS CALPIXQUE DE NEZAHUALCÓYOTL
131
A continuación dice que las tierras de cada pueblo o ciudad in­
cluían tlatocatlalli ("tierras o sementeras del señor"), itónal intlá­
catl ("las tierras que acuden conforme a la dicha o ventura de los
reyes o señores"), tecpantlalli ("tierras pertenecientes a los palacios
o recámara de los reyes o señores"), y calpullalli o altepetlalli ("tierras
pertenecientes a los barrios, al pueblo"), donde la gente común
vivía y que cultivaba "para la paga de sus tributos y sustento". 10
Aunque estos pasajes son algo ambiguos, creo que Alva Ixtlilxó­
chitl quiere decir que las tierras puestas al cargo de los calpixque
comprendían lo realengo, y que los más de 160 aldeas y lugares re­
partidos por él podían estar en cualquier parte del reino. En el
sentido europeo, tierras "realengas" son tierras "de la corona" y no
del rey personalmente. Como Alva Ixtlilxóchitl hace una distinción
entre la parte "realenga" y la parte que el rey "adjudicó para sí",
se supone que una distinción semejante existía en Acolhuacan pre­
hispánico. 11 Probablemente el rey, como jefe de estado, podía dis­
poner de esas tierras -por ejemplo, repartiéndolas a sus "hijos, deu­
dos, y personas beneméritas"- y ya había repartido 160 aldeas y
lugares. En tanto que no estaban repartidas, quedaban bajo el cui­
dado de los calpixque. 12 Señoríos sujetos, como el de Teotihuacan,
tenían sus propias tierras realengas, 13 y el rey de Tetzcoco poseía
tierras, al parecer dentro del territorio de Teotihuacan, que pudo
dar a su hija como dote cuando se casó con el señor de Teotihuacan,
o para sus propias tierras. 14 Es probable que se distribuyeran por
todo el reino, incluso en los calpixcazgos, tierras de todas las formas
de tenencia. 15
El primero de los mayordomos enumerados por Alva Ixtlilxóchitl
era Matlalaca, puesto a cargo de Tetzcoco, y
el segundo mayordomo, que se llamaba Tochtli, tenía a su cargo
todas las rentas que pertenecían a Atenco (que era la parte de
la ciudad que caía hacia la laguna con todos sus pueblos y aldeas,
Ibid., t. n, 169·170. Para una discusión de esas categorías de tenencia de la
tierra, véase Castillo, 1972, p. 77·84, Y para Acolhuacan específicamente, Corona,
1976, p. 92-93
11 Motolinía, 1971, p. 394, sin embargo incluye pueblos de las dos partes en una
sola lista de pueblos sin señores.
12 Si era así, entonces algunas de las tierras dentro de un calpixcazgo ya se ha­
hrían repartido, y se quedarían fuera de la autoridad del calpixqui. Habría
sido así sobre todo en Tetzcoco, donde muchos nobles tenían sus palacios.
18 Guzmán, 1933, p. 93. 14 Ibid., p. 93; Munch, 1976, p. 23-24. 15
Corona, 1976. 10 132
FREDERIC HICKS
que eran por todos once); y además de la obligación de cobrar
los tributos, tenía asimismo la de sustentar y dar de comer con la
misma cantidad [que Tetzcoco] a la casa del rey otros setenta
días. 16
Esa cantidad, para Tetzcoco, era: sostener la casa y corte del rey
por 70 días, dando cada día 25 tlacopintlis (31 fanegas y 3 almu­
des) de maíz en grano, 3 tlacopintlis de frijoles, 400,000 tortillas,
4 xiquipiles de cacao (32,000 cacaos), 100 gallos, 20 panes de·~
20 cestones de chile ancho, 20 cestones de chile menudo, 10 cesto­
nes de tomates, y 10 cestones de pepitas. Atenco y Tetzcoco eran
los únicos calpixcazgos con obligaciones tan grandes; los otros debían
menos, probablemente porque eran menos populosos. 17
En otro lugar, Alva Ixtlilxóchitl dice acerca de Atenco que el rey
tenía señaladas cinco suertes de tierras, las más fértiles que había
cerca de la ciudad, en donde por gusto y entreteniIniento le hacían
sementeras, hallándose al beneficio de ellas personalmente, como
era en Atenco que está junto a la laguna en el pueblo de Papa­
lotlan, y en las de Calpolalpan, Mazaapan, y Yahualiuhcan. 18
Probablemente, Atenco no estaba precisamente "en el pueblo de
Papalotlan", puesto que Papalotlan era uno de los pueblos que Neza­
hualcóyotl reservó para sí en vez de ponerlo bajo un calpixqui. Más
adelante, Atenco figura junto con Mazaapan, Yahualiuhcan, y Tzi­
huinquilocan como pueblos "señalados para el servicio de la recámara
del rey", a diferencia de otros pueblos señalados para el servicio,
adorno, y limpieza de los palacios del rey, o para los bosques y jar­
dines. 19 También en Atenco, Nezahualcóyotl hizo un jardín de
recreo, en un lugar llamado Acatetelco, en la orilla del lago, 20 que
su hijo y sucesor Nezahualpilli también mantuvo y mejoró. 21 Par­
sons cree que ha identificado a Acatetelco arqueológicamente como
sitio del actual parque El Contador, 22 lugar de grandes árboles,
muchos de los cuales se dice remontar hasta la época prehispánica.
16
11
18
19
20
21
22
Alva Ixtlilxóchitl, 1952, t. n, p. 169. [bid., p. 168. [bid., p. 209. [bid., p. 209-210. I bid., p. 209.
[bid., p. 265.
Pllrsons, 1971, P. 94-95.
LOS CALPIXQUE DE NEZAHUALCÓYOTL
133
El pleito de 1573-1575
Más datos sobre Ateneo y sobre la posición social de los calpixque
que lo administraban se encuentran en el proceso de un pleito lle­
vado ante la Real Audiencia en 1573, y concluido en 1575. Tráta­
se de un pleito entre los maceguales (plebeyos) de una comunidad
en Ateneo y tres indios principales (nobles) de Tetzcoco, descen­
dientes de la casa de Nezahualpilli. El proceso se encuentra en el
Archivo General de la Nación, Ramo de Vínculos, volumen 234.
Es muy largo, y ocupa todo el volumen. Un resumen breve del caso
se da en. seguida.
En agosto de 1573, el procurador Alonso de Heredia, en nombre
de don Pedro de Alvarado y don Francisco Pimente1, nobles indí­
genas y descendientes de la casa de Nezahualpilli, y de los herede­
ros de don Lorenzo de Luna, pide confirmación de la. Real Au­
diencia en su título a ciertas tierras, usurpadas por los maceguales
de Atlixeliuhyan, en el "pago" de Ateneo, que las reclaman como
suyas, negándúse a pagar renta. Los nobles reclaman esas tierras
como parte de su patrimonio personal, heredadas como tal desde
la época de Nezahualpilli, y antes de eso de la de su padre Neza­
hualcóyotl, reyes de T etzcoco. Los plebeyos contf'.staban, por me­
dio dé su procurador, Álvaro Ruiz, que las tierras en disputa eran
tenidas por todos los indios en común, los frutos de ellas repartidos
entre todos, desde tiempo inmemorial, y que las tierras de los reyes
tetzcocanos estaban en otra parte. Aunque reconocían a los reyes de
Tetzcoco, y sus descendientes en la Colonia, como soberanos le­
gítimos de la región, sus obligaciones a ellos se limitaban al pago de
tributo; no tienen ni tenían derechos de propiedad personal sobre
las tierras. Hay desacuerdo sobre el nombre correcto de las tierras;
los plebeyos las llaman Quetzalxalotitlan, y los nobles, primero Gua­
poquiaque, luego Acatetelco. Hacia la parte final del proceso, se
usa el nombre compuesto QuetzaIxalotitlan-Acatetelco.
Las dos partes preparan sus interrogatorios y presentan una serie
de testigos. (Un interrogatorio cons~ste en una serie de declaracio­
nes, más bien que preguntas, que los testigos por su parte deben con­
firmar; así que es, en efecto, una presentación de la posición de una
de las partes del pleito.) Los testigos natl,lralmente confirman lo que
sus partes alegan. El fallo, hecho en la primavera de 1574, era
que las tierras en litigio pertenecían a los plebeyos, pero que sin
embargo debían pagar terrazgo -cantidad a ser determinada más
tarde- a los nobles.
134
FREDERIC HICKS
Eso no satisface a ninguno de los disputantes, y el procurador
de los nobles pide que el fallo sea anulado y el caso reabierto. Si la
tierra es de los plebeyos, dice, no se puede exigir que paguen
terrazgo. Sus clientes, añade, no entendían cuánto tendrían que
explicar, y como indios, no eran bien atendidos. A continuación ex­
plica con mayor precisión el sistema en que basan sus alegados dere­
chos a la tierra. Ahora llama la tierra Acatetelco, y más tarde, Que­
tzalxalotitlan-Acatetelco. El procurador de los plebeyos de Ateneo
reafirma la oposición de sus clientes, y la Audiencia accede a reabrir
el caso.
A esta altura, el procurador de los plebeyos introduce un elemento
nuevo. Ha descubierto que no todos los indios de Atenco son ple­
beyos. Algunos son nobles, descendientes de un guerrero de nombre
"Totzin", ennoblecido por Nezahualcóyotl en recompensa por su
lealtad y valentía militar. Los nobles lo disputan, y niegan que la
persona mencionada se hubiese ennoblecido, ni que fuese guerrero,
sino que no era más que un calpixqui de Nezahualcóyotl. Declaran
además que algunos de los mismos testigos por la parte de los ple­
beyos, en vez de ser nobles que recaudaban tributo, eran calpixque
que recaudaban terrazgo para Nezahualpilli y sus descendientes.
Otra vez las dos partes preparan sus interrogatorios y presentan
una serie de testigos, todos para confirmar las alegaciones de sus
partes respectivas. Terminados los testimonios, y el asunto todavía
no resuelto, reexaminan a algunos de los testigos de los plebeyos, y
los que pretendían ser nobles, confiesan que en realidad eran cal­
pixque. El fallo final, decretado en el verano de 1575, está en fa­
vor de los nobles. El juez, basándose en dos libros pictóricos que
presentan los nobles, manda que los plebeyos paguen un tercio de
su producto como terrazgo.
Ateneo según el proceso del pleito
En su interrogatorio inicial, los nobles sostenían, según su pro­
curador, que
no solamente Nezagualpilcinte, cacique fue de la dha ciudad de
Tezcuco pero sus predecesores e sus señores tenian e tuvieron las
dhas tierras llamadas guapoquiaque por suyas propias y como ta­
les llevavan los aprovechamientos y las tenian e tuvieron y al pre­
LOS CALPIXQ.UE DE NEZAHUALCÓYOTL
135
sen te estan cercadas de arboleda, y estavan repartidas entre los
barrios de la dha ciudad pa las labrasen e cultivasen y, por tal
labor, trabajo se dio a los dhos naturales renteros que llamaban
ochocientas brazas de largo y trezientos sesenta de ancho del pie
a la mano de tierra que ellos labrasen pa sy ... [en margen: 800
brazas de largo y 330 de ancho] (f. 42 v).
Uno de los testigos, el anciano Francisco Xalácatl, quien se de­
claro haber sido calpixqui en las tierras en tiempos de Nezahualpilli,
dijo que siempre conocía a los descendientes de Nezahualpilli.
tener y poseyer las dhas tierras como cossa perteneciente a su pa­
trimonio, las qles se llamavan antiguamente Acatetelco e lo
mismo oydo que las tuvieron e poseyeron sus antecesores e que,
por esta causa,' tienen a las tierras repartidas muchas personas de
las del linaje de Nezagualpilcintli (f. 45 v-46 r).
Este testigo también declaró que en tiempos de Nezahualpilli
como mayordomo e persona que servía al dho cacique muchas
veces fue a las dhas tierras e de los renteros maceguales dellas re­
cogio el tributo dello de mayz frisoles, chile e otras semillas e ga­
llinas e niantas e cacao e rrodeIas e plumeria e otras cosas e ynsy­
nías de armas, todo lo qual traía a la casa del dho cacique a esta
ciudad [de Tetzcoco], y esto fue muy notorio e publico ... (f.
46 r).
Otro testigo afirmó que el tributo se daba cada año (f. 50 v). Varios
testigos declararon que, como dijo uno de ellos
antes del dho Nezagualpilcintli oyo dezir q las dhas tierras fueron
anexas e pertenecientes a los demas caciques sus predecessores de
,los quales los demás caciques que an sydo por linea retta las an
heredado (f. 49 r).
Los plebeyos negaron todo eso, manteniendo al contrario que
de uno diez veynte treynta e quarenta años a esta parte y de
tanto tiempo acá que memoria de hombre no el contrario los na­
turales de la dha estancia de Atengo q al presente litigan y sus
mayores y antepasados cada uno en su tiempo an tenido y po­
seydo por suya y como suyas tienen y poseen las dichas tierras de
Quecsalxalotitlan Acatetelco como cosa comun y de todos los na­
136
FREDERIC HICKS
turales del dicho barrio, sembrandolas y cultivandolas de mayz
frisoles y otras legumbres repartiendo entre todos 106 naturales de
la dicha estancia en haz y en paz de los dichos don pe" alvarado
y don lorenzo de luna y sus hijos y don franCO pimentel y sus an­
tepasados y los demas naturales de la cibdad de Tezcuco y sus
sujetos y sin q a ellos se les aya hecho ni haga contradicion al­
guna. .. (f. 82 r-82 v).
La Real Audiencia falló primero en favor de los plebeyos, pero
después accedió en reabrir el caso. En su apelación en nombre de
los nobles, Heredia trató de hacer más clara la situación. Primero,
identifica la estancia de los plebeyos, sus opositores, como Atlixelillh­
yan, que también se llama Atengo, que es el nombre general de ella
y otras siete estancias. Las tierras en litigio se llaman Acatetelco,
aunque en su primera petición loo plebeyos las llamaban Quetzal­
xalotitlan, nombre que sus clientes rechazan (f. 117 r). No dice
nada del tamaño de las tiecras, pero según los plebeyos, miden 500
x 500 brazas. Luego Heredia explica que
lo que pasa en el caso es que Nezagualpiltiztle, cacique y señor
natural q fue de la dha ciudad de quien mis padres descienden
y proceden tenya y tuvo por suya propia y de su patrimonyo toda
la tierra del dho pago de Atengo que sera cantidad de dos leguas
de largo y de ancho hasta tres quartos de legua poco mas, o me­
nos y a los yndios del dho barrio y estancia Atlixeliuhyan y de
otros siete barrios arriba referidas dio otros pedazos de tierra a cada
uno el suyo porque perpetuamente a el y a sus sucesores acudie­
sen con ciertos terrazgos que le solían dar y daban dernas de labrarle
las cementeras de las dhas tierras ~el dho pago de Acatetelco y
darselas sembradas y coxidas y puestas en tres trojes muy grandes
que en el dho pago estavan hechas y las tierras que se dieron a
la dha estancia por el dho terrazgo se llaman del mysmo n e de la
dha estancia Atlixeliuhyan de suerte que los yndioo de las dhas
estancias de 10 que se sembrava y cogia en las dhas tierras de Acate­
telco no avían ny tomavan por si cosa alguna y todo el fruto
dellas hera y fue para el dho Nezagualpiltzle y sus sucesores y lo
que se llamavan y gozavan los yndios maceguales de las dhas es­
tancias hera lo que ellos cogían de los demas pedazos de tierra,
ynclusos en sus propios barrios, q recibieron del dho Nezagualpil­
tzintle y de su padre Nezagualcoyotzin y esta es la historia verda­
dera de lo que a sucesdido y pasado tocante a todas las dhas
LOS CALPIXQUE DE NEZAHUALCÓYOTL
tierras segun se contiene en esta pintura
hizo de q hago presentOn para que se
ella estan puestos y pintados los dhos
117 r-117 v; falta la pintura a que se
137
antigua que acerca deHo se
ponga en el proceso y en
ocho barrios y tierras ( f.
refiere).
Los nobles mantienen además que tres de los plebeyos represen­
tados por Alvaro Ruiz eran calpixque, con el cargo de ver que la
gente de Atlixeliuhyan acudiesen a labrar las tierras y pagar el te­
rrazgo (ver más abajo).
Agrega el interrogatorio de los nobles que
los pedazos de tierra que los dhos señores dieron a los dhos mace­
guales por lo que se contiene en la pregunta antes desta [para
que perpetuamente acudiesen a los señores CQn terrazgos], .estan
ynclusos en los mismos barrios e junto a las casas en que an bibido
e biben ... (f. ,165 v).
y uno de los testigos reafirma que la cantidad de tierra proveída
por NezahQalcóyotl y Nezahualpilli
a los yndios maceguales de los dhos ocho varrios· del pago de
Atengo ciertos pedazOs de tierra que sera en cantidad de ocho­
cientas brazas en largo e trecientas y sesenta de ancho poco mas
o menos .. : (f. 184 r).
Confirmando que tres de los indios de la parte contraria eran cal­
pixque, explica el trabajo que hacían
tenían cargo de hazer que los dhos maceguales de los dhos varrios
sembrasen las dhas tierras llamadas Acatetelco como dho tiene y
las coxiesen para los dhos señores y sus sucesores e cobravan el
demas terrazgo qu~ heran obligados a dar y lo trayan a la dha
casa e tecpan de los dhos señores e asi este t como uno de los dhos
rrenteros llana e pacificam te siempre a acudido a labrar las dhas
tierras e pagado el demas terrazgo e vido q su padre lo pago e
hizo asi ... (f. 184 r).
O
Según el testimonio hasta ahora presentado, entonces, el distrito
de Ateneo comprendía unos 2 x 0.75 leguas, el cual, si tomamos la
equivalencia de 5,570 metros por legua, sería de unos 46.5 km2 • El
procurador de los plebeyos sostenía que era más pequeño, y proba­
blemente lo era, porque no puedo ver cómo podría haber más
138
FREDERIC HICKS
de unos 35 km 2 de tierra en la regi6n (calculado sobre el mapa de
González Aparicio). 23 Sin embargo, estas mismas medidas se re·
piten en otro pleito sobre Ateneo.
Había ocho comunidades en Ateneo (Alva Ixtlilx6chitl dice que
eran once), todas con obligaciones semejantes. Según los nobles,
esas obligaciones consistían en cultivar ciertas tierras para los gober­
nantes de Tetzcoco, poner el producto en grandes trojes en la co­
munidad, y dar otras cosas en tributo. Los plebeyos, como más
adelante veremos, admitían de obligaciones tributarias, pero no es­
taban de acuerdo en otros respectos. Parece que ninguna de las co­
munidades era más importante políticamente que otra. Aunque
después los plebeyos alegaron que algunos en Atenco eran nobles
-y trataremos esa alegaci6n más adelante- ninguna de las partes
mantenía que se pagara una cantidad apreciable de bienes o servi­
cios a nadie residente en Atenco.
El documento nos da algunos datos cuantitativos sobre la pose­
si6n de tierras. Las tierras de Acatetelco comprendían, según los
plebeyos, un área de unos 500 x 500 brazas "de pie a la mano". A
2.1 metros la braza, eso serían unas 121 hectáreas. Para su propio
sustento, tierras comprendiendo un total de 800 x 360 brazas (al­
rededor de 127 hectáreas) se proveía a los plebeyos de las ocho
comunidades en conjunto, repartidas, al parecer, en muchas parce­
las pequeñas, cerca de las casas. Los plebeyos dijeron (f. 140 r) que
había 300 personas en Atlixeliuhyan en 1573, y que en otros cua­
tro "barrios" (Coatepec, Atepuzco, Tepetzinco y Tlillapan) 187
más (f. 266 r). Parece que Atlixeliuhyan era la comunidad más
grande de Ateneo en el siglo XVI. Si cada una de las tres comuni­
dades restantes de las ocho en Ateneo hubiera tenido la misma po­
blaci6n que estas cuatro, o sea 50 cada· una, la poblaci6n total de
Ateneo habría sido unas 630 personas. Según un padrón de 1561
presentado por los nobles y descrito en el proceso (fols. 258 r-263 v),
había 141 maceguales tributarios, que no es inconforme con esa
cifra. Es probable que la poblaci6n era mayor en la época prehis­
pánica, cuando estaba en efecto el sistema descrito por los nobles.
Sanders calcula que la poblaci6n de varios pueblos del valle de
Teotihuacan, muy cerca a Atenco, era alrededor de 2.8 veces mayor
en 1519 que en 1568. 24 Si la poblaci6n de Ateneo disminuía a
23
24
González
Sanders,
sujeto a
Salvador
Aparicio, 1973.
1970. Se refiere al actual pueblo de San Salvador Ateneo, entonces
O!iauhtla, y el pleito trata de una región de varios pueblos, pero San
Ateneo sin duda estaba en la región.
LOS CALPIXQUE DE NEZAHUALCÓYOTL
139
igual proporción, la población prehispánica habría sido a razón de
1,764 personas, sustentadas por 1.270,050 m2 de tierra, o alrededor
de 720 m2 por persona, que parece muy poco. En contraste, las diez
casas en las dos primeras páginas del Códice Vergara, 25 que tienen
un promedio de 5.4 personas por casa, tienen tierras con un pro­
medio de 1,646 unidades de medida cuadradas por casa, o sea 304.8
por persona. Si esas unidades también eran brazas "de pie a la
mano", tenemos un tamaño promedio de 1,344 m2 por persona.
Se cree que el Códice Vergara es de la región Chiauhtla-Tepetlaóz­
toe, un poco al este de Ateneo, y que se hizo a mediados del siglo
26
XVI.
Por otra parte, las parcelas repartidas entre los "terrazgue­
ros" en las tierras de don Carlos Ometochtli Chichimécatl T ecutli
en 1546 también eran muy pequeñas. En promedio eran 1,282 m 2
por parcela, el cual, a 5.4 personas por casa, llegaría a no más de
237 m 2 por persona. 27 Don Carlos también era descediente de Ne­
zahualpilli, y Oztotícpac (donde se encontraban sus tierras) estaba
en ]a región de Tetzcoco, posiblemente dentro del territorio del pri­
mer cacicazgo creado por Nezahualcóyotl.
Pomar, describierido el tributo de los pueblos cerca de Tetzcoco,
dijo que incluía "serviendo personalmente por su tanda y rueda en
sus edificios, sin ninguna paga más que la comida, que les daban
muy abastadamente los mayordomos que en cada pueblo había". 28
Como ha notado Alva Ixtlilxóchitl, el servicio que debía Ateneo era
a la recámara del rey. Como este servicio se cumplía por cinco pue­
blos o distritos, cada uno en su turno, presumimos que Ateneo llevaba
el cargo unos 70 días cada año. Si durante ese tiempo mucha de la
gente se sostenía de los abastecimientos reales, eso puede explicar
cómo podían sobrevivir con tan poca tierra (pero recuérdese que
nuestros cálculos no son más que conjeturas sobre la población
que subsistía en esas tierras).
No obstante la declaración de uno de los testigos, de que el título
sobre Ateneo se heredaba "por línea recta", hay un sentido colectivo
en mucho del testimonio sobre la posesión de la tierra por los nobles.
El pleito fue llevado por dos nobles y los herederos de un tercero,
en nombre de todos, que según el interrogatorio de los plebeyos (f.
141 r) eran 300. Otro testigo se refirió a la tierra como repartida
2S 2(; 27
28
Codex Vergara, Ms. Se utilizó un microfilm
Nacional de Antropología e Historia.
Glass, 1975, p. 229.
Cline, 1966; Hi:;ks, 1976, p. 72. Pomar, 1941, p. 9. d~
este documento en la Biblioteca
140
FREDERIC HICKS
entre muchas personas del linaje de Nezahualpilli. Eso parece de
acuerdo con la caracterización de la tierra por Alva Ixtlilxóchitl co­
mo realenga, a distinción de tierra personal del rey. Desgraciada­
mente, el documento no contiene términos en náhuatl como tia toca­
tlalli, teuct/allí, tecpantlalli, ni otros con que se clasificaba la tierra
según su modo de tenencia. Evaluaremos más adelante las recla­
maciones contradictorias de los nobles y plebeyos respecto a la te­
nencia de la tierra.
La posición social de los calpixque
Los nobles mantenían que Acatete1co, y aun todo Ateneo, era su
patrimonio personal, y, en apoyo, alegaban en su nueva petición
que Baltasar de Sant FranCO tecpa y estevan de sant franCO tzon­
tecatl y bernaldino de sant antonyo,. tres de los macegual~. partes
contrarias fueron calpixques de don antO y don fe¡A~ pimentel
hijo y nieto del dho Nezagualpiltztley como tales calpixques tu,:
bieron cargo de hazer que. los yndios del dho barrio de Atlixeliuh­
yan acudiesen. a la labor de las dhas tierras de Acatetelco y pa­
ga...~n el dho terrazgo (f. 117 v.118 r).
Pero el procurador de . los plebeyos respOndió que las tierras en
cuestión
siempre fueron de mis partes y SUB antepasados y de su patrimo­
nio y nunca los señores de tezcuco tuv!eron entrada ni salida con
las dichas tierras y solamente les pagavan los yndios su tributo en
reconocim to del señorío q les tenian y todo el pago llamado At~n­
go es mucho menos de lo q los contrari()S alegan. y en otras partes
es donde los caciques tenian las tierras muy diferente del dicho
pago y baltasar de san franCO y los demas nunca fueron calpixques
del cacique y que solam te an servido y sirven en recoger los tri­
butos y no se probara q entrasen en el terrazgo q sin fundam
alegan (f. 119 r-119 v).
(o
Luego dice haber descubierto que no todos los indios de Ateneo
son plebeyos
LOS CALPIXQUE DE NEZAHUALCÓYOTL
141
... digo que demas de lo que tengo alegado contra y parece lo
justi" y dero de mys partes de que ay munchos principales decen~
dientes de tzotzin los quales tan solamente servian en las guerras
y los demas maceguales tributavan mantas y los señores de tez­
cuco siempre los faborecian por aber escondido a Nezagualco~
yotzin quando lo quisieron matar los de tezcuco y favorecieron a
Coanacotzin quando 10 tuvo preso el marques don Herdo Cortés
y en efecto las tierras de los caciques patrimoniales heran y son
en otras partes diferentes (f. 125 r).
El primero de los incidentes mencionados se refiere al periodo
de la ocupación tepaneca (cirea 1418~1428), cuando los reyes de
Azcapotzalco, Tezozómoc y luego Maxtla, quisieron matar a Neza~
hualcóyot1, heredero al reino acolhua, y muchos de los tetzcocanos
se aliaron con los tepanecas. El segundo se refiere a Cohuanacochtli,
hijo de Nezahualpilli, que se hiw rey de Tetzcoco cuando los espa­
ñoles mataron a su hermano mayor Cacama, y que resistía al domi­
nio español. 29 "Tzotzin" (Tochtzin, "conejo") es, desde luego, la
persona que Alva Ixtlilxóchitl señaló como primer ealpixqui de
Atenco. Ruiz probablemente pensó que, si pudiera mostrar que ba­
bía nobles en Ateneo, cualquier tributo se pagaría a ellos, y no a los
caciques de Tetzcoco.
A esta nueva reclamación, el procurador de los nobles respondió
q sin embargo de 10 así nuevamente dho y alegado que de hecho
ny derecho procede se a y deve hazer en esta causa segun por my
antes de agora en ella esta dicho y pedido y el que se rrefiere lla­
marse totzin no se dezia ny llamava salvo tochhuehue que quiere
dezir conejo viejo y porque la palabra totzin suena mas sonoro­
samente husa a la parte contraria della y este hera un macegual
e calpixque de Nezagualpiltzintle y sus descendientes an sido e
son maceguales y asi se a dicho y alegado por las partes contra­
rias y en ello ay bariacion por lo que en la dha petan se contiene,
y la dha tierra sobre que se litiga fueron patrimoniales del dho
Nezagualpiltzintli señor de la dha ciudad e provincia de Tezcuco
e 10 demas que de conti° se alega es sin fundamento. .. (f. 128 r­
128 v).
29 Alva Ixtlibóchitl, 1952, t. n, cap. 91; Ateneo se menciona
pueblo que apoyó a Cohuanacochtli.
00
esta relación como
142
FREDERIC HICKS
Sin embargo, el procurador de los plebeyos alega en su interro­
gatorio que
entre los dichos trezientos yndios questan abezindados y poblados
en el dicho pueblo sobre ques este pleito ay setenta y quatro prin­
cipales decendientes de totzin que vino a poblar el dicho pueblo
y estancia de Atengo que fue capitan de el sor de tezcuco y consul­
tava con el los negocios de la guerra y por tales sus decen­
dientes son abidos y tenidos y algunos de los dichos principales
como son baltasar de sant ffran co y antonio tlacoxcalcatl y thomas
de sant ffran co y otros servian como principales en las guerras ...
(f. 140 r).
Los plebeyos no mencionan ningún tributo que se hubiese pagado
a Tocht1i ni a sus descendientes, cosa curiosa si de veras era noble.
Pero sí reconocían que
los maceguales del pueblo de Atengo davan en reconocimiento
del señorío y vasallaje que debean a los caciques de tezcuco mantas
y los dichos principales heran ... [roto] . .. para las guerras que
se ofrecían (f. 140 v-141 r).
Uno de los testigos de los plebeyos declaró que Tochtli era
capitan del sor de Tescuco y como tal siendo la estancia de atengo
de chichimecas y los quito de allí y se quedo en la dha estancia
como capitan y ombre de guerra y deste vienen los que dho tiene
que los quales son los dhos baltasar de san franCO y antonío tlacoch­
calcatl y tomas de san franCO los quales prencipales antes questa
tierra fuese de su mag t eran ombres de guerra que estaban y resi­
dian en el dho pueblo (f. 144 1').
En resumen, los nobles mantenían que Tocht1i y sus descendientes
eran plebeyos (maceguales) y calpixque, que cobraban renta (terraz­
go) de la gente de Ateneo, mientras los plebeyos mantenían que
Tochtli se había ennoblecido como premio por sus servicios militares,
que sus descendientes eran por eso nobles y no calpixque, y que lo que
la gente de Ateneo daba era tributo y no terrazgo. Era del in­
terés de los nobles, por supuesto, enfatizar que los calpixque no eran
nobles, porque si hubiera nobles en Ateneo, el tributo se les pagaría
a ellos y no a los señores de Tetzcoco, pero parece que los plebeyos
también aceptaban que un noble no sería calpixqui, y viceversa.
LOS CALPIXQUE DE NEZAHUALCÓYOTL
143
El documento también indica que la posesión era hereditaria, por~
que si T ochtli era calpixqui, sus descendientes (o algunos de ellos)
ocupaban el mismo oficio. Eso está de acuerdo con Durán, que tam~
bién dice que el cargo se heredaba de padres a hijos. 30 En la pro­
banza final, Baltasar de San Francisco y los otros confesaron que en
verdad eran calpixque y no nobles (f. 232 r-233 v).
Alva Ixtlilxóchitl nos da otro dato sobre la posición social de los
calpixque, cuando relata que Nezahualcóyotl "puso orden en la
gente de la manera que cada uno había de vivir y en lo que había
de entender". Así que había "órdenes" en Tetzcoco, al parecer para
la enseñanza de funcionarios, tales como tlamacazque (ministros de
los templos), "embajadores", y calpíxque. 31 Los que se prepara­
ban a ser tlamacazque "salían hechos principales y tequiztlatos", 82
pero no dice que los embajadores ("que hacían [justicia en 10sJ
pleitos entre particulares") ni los calpixque salían así.
Hay otras indicaciones que los calpixque muchas veces eran ple~
beyos, aunque no es siempre claro que se trate de condiciones pre­
hispánicas. Hay un proceso fechado en Cuitláhuac en 1579 en que
un testigo está presentado como tepixqui y macegual, ss y el C6dice
Osuna contiene el testimonio de tepixque, algunos de ellos macegua~
les y otros principales. 34 Durante la colonia, los nobles a menudo
eran reducidos a servir a los españoles como mayordomos o "man­
dones". En Tacubaya en 1553, un principal servía como "jefe de
mandones", con ayudantes plebeyos, 35 pero sin duda eso no era su
función antes de la conquista. La Crónica M exicáyotl se refiere
a don Pablo Xochiquen, cacique títere de Tenochtitlan de 1532 a
1539, "de quien se dijo que no era más que noble mayordomo" (zan
calpixcapiUi), como si no fuera propio que un pilli (noble) sea cal­
pixqui. 36 Un caso quizás análogo, pero de tiempos prehispánicos,
se encuentra en los Anales de Cuauhtitlan. 31 Después de la con­
quista de Coaixtlahuacan, la viuda de su rey (muerto durante la
so Durán, 1967, t. I, p. 185.
a! Alva: !xtlilxóchitl, 1952, t. 1, p. 235-236.
32 ¿Sic por teuctlatoque? Compárese "tequitlatoque" en la versión española del
libro 8, cap. 21 de Sahagún 0956, t. JI, p. 330), con "tecutlato", traducido "judge"
por Dihhle y Anderson, en versión náhuatl del mismo (Sahagún, 1954, v. 2,
p. 75). 33 AGN, Tierras, vol. 2681, exp. 6, f. 9 r. 54 Códice Osuna, 1947, p. 150-162. 3S
Carrasco y Monjará.s-Ruiz, 1976, p. 20-23. 86 Alvarado Tezozúmoc, 1975a, p. 168. 37 Lehmann, 1938, p. 253-254; Códice Chimalpopoca, 1975, p. 51. 144
FREDERIC HICKS
guerra) fue llevada ante Moteuczoma, que quiso donnir con ella,
pero ésta le puso obstáculos y no pudo, de modo que la mandó a
Coaixtlahuacan a servir allá como cihuacalpixqui. Los motivos de
Moteuczoma no se explicaron. Puede entenderse que quiso denigrar
a una mujer noble, haciéndola calpixqui. No conozco ninguna des­
cripción clara de un noble con cargo de calpixqui en tiempos pre­
hispánicos, aunque hay algunas que a primera vista dan esa impre­
sión. Por ejemplo, la versión alemana de los Anales de Cuauhtitlan
dice que el rey de Cuauhtitlan puso a su hijo a cargo de Tepotzotlan
als Landgutsverwalter (mayordomo), pero el náhuatl original no
usa calpixqui; lo que dice es que el rey conmillapixcatlalli in ompa
T epotzotlan. Tal vez u~a traducción mejor sería "le puso como
vigilante de la milpa allá en Tepotzotlán". 38
La palabra calpixqui probablemente significaba solamente un tipo
de empleo o actividad, y no una cIase o estrato. A los calpixque los
encontramos (sobre todo en la relación de Alvarado Tezozómoc) 39
como guardianes de almacenes, repartidores de faenas entre la gente
de los barrios, y guardianes o cuidadores de presos de guerra,
además de recaudadores de tributos, tanto de pueblos o barrios peque­
ños como de provincias grandes sujetas a la Triple alianza. Moteuc­
zoma tenía un "mayordomo mayor" (hueycalpixqui) con otros ma­
yordomos bajo su mando. 40 No sabemos por cierto si todos estos
calpixque eran plebeyos; quizás el hueycalpixqui (como el "jefe
de mandones" en la Tacubaya colonial) era noble. Puede ser sig­
nificativo que no había nobles en Ateneo -lo cual, a propósito, es
de esperar si era en efecto tierra reservada para la posible reparti­
ción a nobles en alguna ocasión futura. Así un calpixqui plebeyo
podía encargarse del tributo de toda la gente sin estorbar el orden
social. Pero cuando un estado era conquistado por otro, era obli­
gación del calpixqui alü asignado recaudar los tributos de los señores
y nobles del estado vencido, valiéndose de la fuerza en caso nece­
sario. Alvarado Tezozómoc nos dice que, cuando Moteuczoma po­
nía un calpixqui mexicano en un pueblo conquistado, la gente de
ese pueblo lo debían tener "por padre y señor después del rey Moc­
tezuma". 4l Si tal calpixqui también podía ser plebeyo aún está por
detenninarse.
Lo que la gente de Ateneo daba a sus señores al principio se lIa­
38
39
40
41
Lehmann, 1938, p. 125.
Alvarado Tezozómoc, 1975h.
lb id., p. 349; Torquemada, 1969, t. II, p. 544.
Alvarado Tezowmoc, 1975b, p. 309.
LOS CALPIXQt:E DE NEZAH1JALCÓYOTL
145
maba, por uno de los testigos de los nobles, "tributo" (f. 42 v), pero
en su apelación, el procurador de los nobles trataba de decir siem­
pre "terrazgo" (renta). Los plebeyos reconocían que pagaban "tri­
buto", pero no "renta". En efecto, los nobles mantenían que los
plebeyos eran sus "terrazgueros", a diferencia de tributarios.
Pero eso era una diferencia estrictamente española. Me siento
bastante seguro en decir que no había palabra en náhuatl para
"terrazgo", en sentido diferente de "tributo"; además, la palabra que
se usaría para ambos, téquitl, también quiere decir "trabajo", con
un sentido de ser obligatorio o penoso. Sugiero también que no
había palabra en náhuatl para "terrazguero" en sentido diferente
de "tributario". "Terrazguero" no está en d Diccionario de Ma­
lina. 42 En la traducciÓn, hecha por mandato de la Audiencia, de
un testamento escrito en náhuatl en Xochimilco en 1588, ''terraz­
gueros" se da como glosa por lequitque «tequiti, "trabajar, tribu­
-que, sufijo de agente, plural). 43 En un testamento más
tar",
reciente, fechado en Cholula en 1716, "tierra terrazguera", o en otro
lugar "tierra terrazguera antigua", se da como glosa por cuémitl.
Molina da por cuémitl "heredad, tierra labrada o camellón". Sin
duda los archivos guardan muchos otros textos bilingües en que apa­
rece la palabra "terrazguero", de los cuales podríamos descubrir cuá­
les otras palabras en náhuatl habrían producido la glosa "terraz­
guero". En cuanto a la palabra "mayeque", que algunos traducen
"terrazguero", cabe duda que tuviera tal significado en tiempos pre­
hispánicos. 45
Indudablemente, Tochtli y sus descendientes eran calpixque y no
nobles. Pero las narraciones de la lealtad y las hazañas militares de
T ochtli, contadas por los testigos de los plebeyos, probablemente no
carecían totalmente de fundamento, ¿A base de qué, desde luego,
nombraría un rey a un plebeyo para un cargo tan importante? Sa­
bemos que d éxito militar era premiado en d México antiguo, ~6
y la lealtad habría sido un requisito importante para un calpixqui.
Probablemente recibían adiestramiento militar en su "orden", pues­
to que eso era un aspecto fundamental de la educación mexicana.
Además, tendría que vivir en el distrito de su mando y, se supone,
que estaría relevado de tareas de subsistencia para ejercer su oficio.
+
.(4
42
43
44
•5
46
Molina, 1970.
AGN, Vínculos, vol. 279, exp. 1, f. 14 r, 18 v.
AGN, Tierras, vol. 256, exp. 1, f. 1 r, 3 r .
'Carrasco, 1976a, p. no, 116-ll7: Hicks, 1974, p. 255.
Carrasco, 1971.
10
146
FREDERIC HICKS
Es muy probable que se le proveyera de tierras y otros bienes para el
sostenimiento del oficio, y privilegios suficientes para el nivel de au­
toridad que necesitaba. Posiblemente sus privilegios se aproximaban
a los de los nobles. Buscando la manera de comprobar que Tochtli
no era calpixqui sino noble, los plebeyos le describían como tequihua
o guerrero honrado, y sus descripciones están de acuerdo con los de
fuentes como Pomar, Durán, y Torquemada de ese status.· 7 Pero
esos autores también indican que, no obstante todo lo honrado y pre~
miado que fuese, no podía ser noble si no era de linaje noble, y
no hay nada en este documento que nos da motivos de dudarlo. 48
Si tenemos razón en inferir que las tierras de un calpixcazgo eran
reservadas al rey para que las repartiera a sus hijos, hijas, y otros
nobles por fines políticos, es lógico que el calpixqui a cargo de ellas
sea plebeyo y no noble. Con cada repartición disninuyen las tierras
que quedan bajo el calpixqui. Cuando un noble recibía tierras,
era principalmente para que pudiera disponer de los servicios de
los habitantes de ellas, que eran su base política. Sólo por castigo
le tomarla el rey una parte de sus tierras. Se puede imaginar que,
si un noble fuera puesto como calpixqui en tierras realengas, surgirla
la tentación de usar la tierra como suya, y los habitantes como sus
vasallos, 10 que a su vez iría contra la facultad del rey de repartir
la tierra libremente, sin parecer castigar a un noble. Por otra parte,
un plebeyo, aunque fuese guerrero honrado y recipiente de tierra,
no podía tener vasallos o "terrazgueros", 49 y, por lo tanto, no podía
construir una base política. Se supone que recibirla tierras suficien­
tes para su sustento, y los servicios de los aldeanos para labrarlas,
pero en cantidad fija, de manera que los cambios en el tamaño de
su calpixcazgo no le afectarían.
En las sociedades estratificadas, sobre todo cuando la estratifica­
cación se basa en estamentos hereditarios, generalmente hay algu­
nas posiciones de responsabilidad más propias para hombres capa­
citados del estamento inferior que del superior. En general, son
posiciones desde las cuales uno pudiera, pero no debiera, hacerse po­
deroso, y siendo del estamento inferior, no puede hacerse. Se piensa,
por ejemplo, en los administradores eunucos que servían al sultán
otomano, los consejeros y funcionarios esclavos del Sudán occiden­
tal, y el vilicus o mayordomo, también esclavo, en los latifundios ro­
47
Pomar, 1941, p. 38; Durán, 1967, cap. 11; Torquemada, 1969, t. n, P. 546.
•8
Castillo, 1972, p. 107; Carrasco, 1976b.
Torquemada, 1969, t. n, p. 546.
49
LOS CALPIXQUE DE NEZAHUALC6VOTL
141
manos. Aun en las sociedades occidentales de hoy, es costumbre que
los de la clase donúnante regulen el trabajo de sus dependientes de
la clase obrera no directamente, sino por medio de un capataz o
veedor o el equivalente (como un sargento en el ejército)} que es
de la clase obrera y sirve como intermediario entre los que están
bajo su mando -que son, se puede decir, "su gente"- y sus supe·
riores. Así el trabajo se cumple mientras se mantiene la distancia social
entre las clases; pero ello también ofrece UIl3l vía de movilidad
social. A juzgar por el testimonio, en este caso el calpixqui cumplía
semejante función en el México antiguo.
Probablemente los nobles tetzcocanos no tenían razón en recIa·
mar todo Ateneo como su patrimonio personal (tlatocamiUi, según
Corona), 50 pero puede ser que el sistema colonial no les dejaba
alternativa. En tiempos prehispánicos, parece que era algo borrosa
la línea entre tierras del estado o sus agencias (tecpantlalli) y las
tierras patrimoniales del linaje real (tlatocatlalli). En tanto que la
sucesión se quedaba dentro de un solo linaje real, tal imprecisión
quizás era inevitable -de hecho ocurría también en Europa y el
Cercano Oriente-~l y no era cosa de gran importancia en vista de los
poderes autocráticos de los gobernantes. Un plebeyo residente en
los tlatocatlalli daba "renta" (téquitl) al tlahtohuani, y un plebeyo
residente en los tecpantlalli daba "tributo" (téquitl) al mismo
Ilahtohuani.
Pero después de la conquista española, tal imprecisión ya no era
posible, porque entonces el estado era el estado español, y política.
mente, los indígenas se quedaban sin poder, no importa su grado
de nobleza. Un cacique indígena mejor podía proteger sus intere­
ses y los de sus herederos, a quienes ya no podía dejar poder político,
si hacía una distinci6n bien clara entre las tierras del estado (tsepan­
tlalli) y las tierras patrimoniales de la casa real, y reclamaba, lo más
posible, sosteniendo que se trataba de estas últimas, para lograr de­
jar a sus herederos poder econ6mico. También reclamaría a los
habitantes de tales tierras como sus terrazgueros, o pagadores de
renta más bien que tributo, una distinci6n de creciente importancia
en la colonia española. Como Gibson ha observado, &2 noticias acerca
de tecpantlalli casi ya no aparecen después del siglo XVI. Algunas
quizás se retenían como tierras de las comunidades, pero muchas o
50
51
~2
Corona, 1976, p. 92.
Lenski, 1966, p. 214·219.
Gibson, 1964, p. 2'60·261.
148
FREDERIC HICKS
eran usurpadas por encomenderos españoles o se 'incorporaron en
los tlatocatlalli o pillaUi y pasaron a las manos de nobles indígenas
(un caso de esto citado por Gibson sucedíó en Tepetlaóztoc en
1559) .
LOS CALPIXQUE DE 1'IEZAHUALCÓYOTL
149
BIBLIOGRAFíA
AGN: Archivo General de la Nación, México. Documentos
tados por Ramo, Volumen, y Expediente.
CI­
Alva Ixtlilxóchitl, Fernando de, Obras históricas, 2 v. México,
Editora Nacional, 1952.
Alvarado Tezozómoc, Fernando, Crónica M exicáyotl. México,
UNAM, Instituto de Investigaciones Históricas, 1975a.
- Orónica mexicana. México, Editorial Porrúa, 1975b.
Andrews, J. Richard, Introduction to Classical Náhuatl. Austin,
University of Texas Press, 1975.
Carrasco, Pedro, "Relaciones sobre la organizaClon social indígena
en el siglo XVI", Estudios de Cultura Náhuatl. México, UNAM,
Instituto de Investigaciones Históricas, 1967, v. 7, p. 119-154.
"Social Organization of Ancient Mexico", Handbook of Middle
American Indians. Austin, University of Texas Press, 1971, vol.
10, part 1, p. 349-375.
- "Los linajes nobles del México antiguo", Estratificación social
en la Mesoaméfica prehispánica, Eds. P. Carrasco y J. Broda.
México, SEP-INAH, 1976a, p. 19-36.
- "Estratificación social indígena en Morelos durante el siglo XVI",
Estratificación social en la M esomérica prehispánica, Eds. Ca­
rrasco y J. Broda. México, SEP-INAH, 1976b, p. 102-117.
Carrasco, Pedro, y Jesús Monjarás-Ruiz: Colección de documentos
sobre Coyoacán (Visita del oidor Gómez de Santillán al pueblo
de Coyoacán y su sujeto Tacubaya en el año de 1553). México,
INAH, Centro de Inve.<¡tigaciones Superiores, 1976, Colección
Científica 39.
Castillo F., Víctor M., Estructura económica de la sociedad mexica
según las fuentes documentales. México, UNAM, Instituto de:
Investigaciones Históricas, 1972.
Cline, Howard F., "The Oztoticpac Lands Map of Texcoco, 1540",.
Quarterly Journal of the Library of Congress, 23, 1966, 77-115.
Codex Vergara, Bibliotheque Nacional de París, Ms. Mexicain
37, 38 Y 39.
150
FREDERIC HICKS
Códice Chimalpopoca, Anales de Cuauhtitlan y Leyenda de los So­
les. México, UNAM, Instituto de Investigaciones Históricas.
1975.
Códice Osuna, México. Ediciones del Instituto Indigenista Inter­
americano, 1947.
Corona Sánchez, Eduardo, "La estratificación social en el Acolhua­
can", Estratificaci6n social en la Mesoamérica prehispánica, Eds.
P. Carrasco y J. Broda. México, SEP.INAH, 1976, 88·101.
Durán, Fr. Diego, Historia de las Indias de Nueva España y Islas
de Tierra Firme, 2 v. México, Porrua Hnos., 1967.
Fuenleal, Sebastián Ramírez de. "Parecer de don Sebastián Ramí­
rez de Fuenleal, obispo de Santo Domingo y Presidente de la
Real Audiencia de Nueva España", Colección de documentos
para la historia de México, Ed. J. Garúa Icazba1ceta, 1866, 2,
165·189.
Gibson, Charles, "Llamamiento General, Repartimiento, and the
Empire oí Acolhuacan", Hispanic American Historical Review,
1956, 36, 1-27.
- The Aztecs Under Spanish Rule. Staníord, Stanford University
Press, 1964.
Glass, John B., "A Census of Native Middle American Pictorial
Manuscripts", Handbook of Middle American Indians. Austin:
University oí Texas Press, 1975, vol. 14, 81-252.
González Aparicio1 Luis, Plano reconstructivo de la regi6n de T e­
nochtitlan. México, INAH, 1973.
Guzmán, Eulalia, "Un manuscrito de la colección Boturini que tra­
ta de los antiguos señores de Teotihuacán", Ethnos, 1938, 3,
89-103.
Labor in Prehispanic Mexico",
Estudios de Cultura Náhuatl. México1 UNAM, Instituto de
Hicks, Frederic, "Dependent
Investigaciones Históricas, 1974, v. 11, p. 243-266.
"Mayeque y calpuleque en el sistema de clases del México an­
tiguo", Estratificación social en la Mesoamérica prehispánica,
Eds. P. Carrasco y J. Broda, México, SEP-INAH, 1976, 67-77.
Katz, Friedrich, Situaci6n social y económica de los aztecas durante
los siglos XV y XVI. México, UNAM, Instituto de Investiga­
ciones Históricas, 1966.
LOS CALPIXQUE DE NEZAHUALCÓYOTL
151
Lehmann, Walter, Die Geschichte der Konigreiche von Culhuacan
und Mexico. Stuttgart, Verlag W. Kohlhammer, 1938.
Lenski, Gerhard, Power and Privilege: A Theory 01 Social Stratili­
cation. New York, McGraw-Hill. 1966.
El libro de las tasaciones de la Nueva España, siglo XVI, Ed. F.
González Cossío. México, Archivo General de la Nación, 1952.
Molina, Fr. Alonso de, Vocabulario en lengua castellana y mexica­
na y me.ticana y castellana. México, Editorial Porrúa, 1970.
Motolinía, Fr. Toribio de Benavente, Memoriales, o libro de las
cosas de la Nueva España y de los naturales de ella. México,
UNAM, Instituto de Investigaciones Históricas, 1971.
Munch G., Guido, El cacicazgo de San Juan Teotihuacán du­
rante la colonia (1521-1581). INAH, Centro de Investiga­
ciones Superiores, 1976. Colección Científica 32.
Parsons, Jeffrey R., Prehistoric Settlement Patterns in the Texcoco
Region, Mexico. Ann Arbor: Memoirs of the Museum of An­
thropology, University of Michigan, No. 3. 1971.
Pomar, Juan Bautista, "Relación de Texcoco", Nueva coleccción
de documentos para la historia de México, Ed. J. Garda Icaz­
balceta. México, Salvador Chávez Hayhoe, 1941, 3-64.
Recopilación de leyes de los reynos de las Indias, mandadas imprimir
y publicar por la M agestad Católica del Rey Don Carlos Il. 4
v. Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, 1973.
Sahagún, Fr. Bemardino de, Florentine Codex: General History
01 the Things 01 New Spain, Book 8: Kings and Lords. Trad.
Charles Dibble y Arthur J. O. Anderson. Santa Fé, School of
American Research, 1954.
- Historia general de las cosas de Nueva España. México, Edito­
rial Porrúa, 1956, t. 2.
Sanders, William T., "The Population of the Teotihuacan Valley,
the Basin of Mexico, and the Central Mexicana Symbiotic Re­
gion in the Sixteenth Century", The Teotihuacan Valley Pro­
ject, Final Report. Pennsylvania State University, 1970, vol.
1, 385-457, Occasional Papers in Anthropology, No. 3.
Torquemada, Fr. Juan de, Monarquía indiana, 3 v. México, Edi­
torial Porrúa, 1969.
152
FREDERIC HICKS
Zorita, Alonso de, "Breve y sumaria relación de los señores y ma­
neras y diferencias que había de ellos en la Nueva España ... ",
Nueva colección de documentos para la historia de México, Ed.
J. García Icazbalceta, México, Salvador Chávez Hayhoe, 1941,
67-205.
Descargar