sENDERISMO ZEN, UN CAMINAR A TÚ INTERIOR

MAHA
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SENDERISMO ZEN, UN CAMINAR A TÚ INTERIOR
MAHA
MIGUEL REYES RIVAS
Levántate muy temprano con toda la intención y automotivación de
cambiar tus hábitos
cotidianos, dirígete a una montaña cercana, o algún campo o bosque, encontrándolo, antes de
entrar a su interior, detente al pie de ella, cierra los ojos, pon tú mano derecha en tú corazón, y con
tú mano izquierda tapa tú ombligo, inhalo tres veces profundamente, inhalo por nariz inflo el
diafragma y subo el aire a los pulmones, exhalo por la nariz. Pido permiso a la montaña
mentalmente de entrar en sus dominios, prometiendo no ensuciar o destruir, sí no de cuidar y
respetar a todos los seres que habitan en ella, pido que les comunique a sus guardianes y habitantes
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el mensaje, diciéndole que solo seré un huésped más por unas horas, y buscare comprender sus
mensajes en el silencio, respetando y cuidando su naturaleza de todo ser vivo. Ofrezco tres
reverencias y comienzo mi caminar muy lentamente, con una mirada de compasión, de respeto,
atento a cada respiración, sintiendo y contemplando todas las sensaciones al caminar, sentir mis
músculos, cada hueso, tendón, la piel de todo el cuerpo, como se estira a cada movimiento, atento
donde pongo el siguiente paso,, dejándome llevar por los sentidos y dejar que cada centímetro de
tierra, piedra, vegetación se vuelva uno en mi consciencia, no pongo atención a mis pensamientos,
solo a mi respiración y a las sensaciones naturales del entorno, a la temperatura, la vista, el oído,
el tacto, el olfato, a cada centímetro que vas caminando, hay sensaciones, hay unión entre el cuerpo
y la madre naturaleza, caminas con cuidado, sin querer dañar el pasto o las ramas que pasas, cada
paso o movimiento es con mucha consciencia, dejando escapar las sensaciones del cuerpo en cada
paso que das, observo, soy cauteloso en cada movimiento, busco la armonía interior con cada
respiración y cada movimiento, soy uno con la naturaleza, activo mis sentidos, cada paso, cada
movimiento lo armonizo con mi respiración, fluyo lentamente, escucho mi corazón, siento cada
sensación que se convierte en comunicación con la naturaleza de la montaña.
Recibo los regalos y milagros de la vida natural y humana, me deleito con la madre tierra,
resplandece mi vista y mis sensaciones al contemplar el universo, sus nubes, el resplandeciente sol
de la mañana, la luna que tímidamente se va ocultando, el horizonte con sus bellos valles y
cordilleras, cada sensación me eleva y une mi interior a la madre naturaleza y al gran universo
interior y exterior. No cuestiono, no analizo, solo me dejo llevar y guiar por mi respiración y
sensaciones, y en esa contemplación y atención, busco el lugar con mi intuición natural donde me
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indique parar y disfrutar el silencio, y escuchar la música y mensajes en el cantar de las aves e
insectos, me deleito y los dejo entrar a mi interior, los gravo para siempre en la contemplación
interior en imágenes y sensaciones, disfruto las sensaciones de emoción que me producen en mi
cerebro y como las distribuye en todo mi cuerpo, inhalo y exhalo, siento la temperatura del oxígeno
que entra a mis pulmones, acompañado de esos aromas ricos de tierra húmeda por el sereno y la
neblina de la noche anterior, el singular perfume de las diferentes flores de la montaña, y esa gran
gama de olores de las diferentes especies de plantas en el lugar; Inhalo lentamente en armonía en
cada paso que doy, atento con el sentido de la vista de donde pongo el siguiente paso, con mucho
cuidado sin lastimar cada planta, pasto musgo, lentamente sin prisa deleitándome en la lentitud de
cada movimiento corporal, me encuentro solo, escucho, siento, observo y respiro en armonía,
encuentro el lugar indicado donde hacer zazen, detengo mi caminar, hago reverencias a los cuatro
puntos cardinales, contemplo por un rato más el horizonte, con atención a mis sentidos, solo
escucho mi interior y lo fusiono con el exterior, me uno a la madre tierra y al universo, soy parte
de la naturaleza, no daño, no destruyo, me comunico en silencio con todos los seres visibles y no
visibles, me siento lentamente, busco una posición cómoda, columna vertebral recta, barbilla
inclinada levemente, la lengua en el paladar superior detrás de los dientes, para no salivar mucho,
mirada de compasión, relajo la piel de mi rostro, posiciono mi mano izquierda encima de la
derecha, uno mis pulgares muy suavemente, las manos están entre el ombligo y el vello púbico
imagino que debajo de mis axilas y parte del brazo tengo dos huevos en cada lado que no quiero
romper y que sale un hilo dorado de mi coronilla y me une al universo, me mantengo inmóvil,
respiro suavemente y en armonía, contemplo y recibo el regalo y el gran milagro de mi universo
exterior que uno a mi universo interior convirtiéndome en uno con mi naturaleza, en paz, en
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armonía en mi entorno fluyo, me deleito, siento, calmo mi mente, la cultivo, mantengo la postura,
cultivo mi cuerpo, cada segundo, minuto, hora que pasa, la dedico y ofrezco a la familia, hermanos,
madre, padre, primos y la familia en general, que ahí está conmigo, que me acompaña en vivo,
cada ser querido ahí fluyendo en mi sangre en mis genes, ahí están los que viven como los que ya
no están en este mundo, pero ahí siguen en mi interior no se han ido, son parte de mí, fluyendo en
ese universo sanguíneo, recibiendo mi ofrenda a ellos en zazen de contemplación, bendiciéndoles
y cultivándoles en vida o muerte, homenajeándoles mi existencia de vida en honor a ellos,
agradeciendo si están cerca o lejos, uniéndome en zazen a ellos, si ya no están en este mundo, los
busco en mi interior y les digo gracias, aquí estoy buscándote y encontrándote en mi sangre, gracias
te bendigo, siempre estarás ahí, hasta el día que parta de este mundo maravilloso y siga fluyendo
microscópicamente en la sangre de otro familiar, donde nunca desapareceré y ahí estaré presente,
manifestándome en sus rasgos, sus comportamientos, renaciendo a cada momento, feliz de que
seré para siempre eterno en este bello mundo interior y exterior de la naturaleza y el universo.
Bendiciones a todos los seres y fluyo en la existencia humana para siempre, con consciencia y
contemplación en cada momento, en mi caminar interior de la vida. “Tres reverencias. Solo sé que
no desapareceré de la vida humana y seguiré caminando por el senderismo de la genética y ADN
de la familia, cultiva y da bendiciones a tú interior y bendecirás por siempre a los ancestros de
generaciones pasadas, presentes y futuras.
¡Namaste!
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