TRATAMIENTO TRIBUTARIO DE LOS INTERESES DE DEMORA EN LAS ACTAS DE INSPECCIÓN. El TRIBUNAL ECONÓMICO ADMINISTRATIVO CENTRAL en Resolución de fecha 23/11/2010 (R.G. 2263/09) modificó, a la vista de la sentencia del Tribunal Supremo de 25 de febrero de 2010 (recurso de casación nº 10386/2004) y que se hace eco de la sentencia del mismo Tribunal de 24 de Octubre de 1998 el criterio que, aunque con vacilaciones, mantenía en relación a la deducibilidad en el Impuesto sobre Sociedades de los INTERESES DE DEMORA exigidos por liquidaciones inspectoras siempre que los mismos estén contabilizados. Recoge la Sentencia de 25 de febrero de 2010 lo siguiente: “La sentencia de instancia considera la no deducibilidad de los intereses sobre la base de que si bien los intereses tributarios tienen naturaleza indemnizatoria, tal como expresa el artículo 1108 del Código Civil ( LEG 1889, 27) ; en cambio, para obtener el beneficio la entidad bancaria no estaba obligada a pagar el interés de demora, puesto que lo que determina su exigibilidad es la mora en el cumplimiento de la obligación de ingresar la retención en el Tesoro Público, por lo que no se trata de un gasto necesario para obtener los beneficios derivados de la utilización de capitales ajenos. Con expresa referencia a la Sentencia del Tribunal Supremo de fecha 28 -se entiende que se refería a la del día 24- de octubre de 1998 ( RJ 1998, 9496) cuando indica que «los intereses de demora tienen una función compensadora del incumplimiento por los contribuyentes de su obligación de pagar la cuota dentro del plazo fijado, y asumiendo en definitiva tales intereses las características de una modalidad indemnizatoria, esta naturaleza compensadora excluyen la pretensión del apelante de deducirlos en su declaración del impuesto sobre sociedades, pues carecería de sentido que el ordenamiento permitiera aminorar la compensación con la deducción que se pretende...». A pesar de los reparos que a la sentencia de 24 de octubre de 1998 opone la entidad recurrente, afirmando que no guarda la identidad requerida respecto del caso que nos ocupa, el tenor de la misma, en cambio, impide compartir el parecer de aquella en los términos en los que se formula. Así es la sentencia deja sentado lo que sigue: "La tesis viene a coincidir con la jurisprudencia ya citada, pues teniendo los intereses de demora una función compensadora del incumplimiento, por los contribuyentes, de su obligación de pagar la cuota dentro del plazo fijado, y asumiendo en definitiva tales intereses las características de una modalidad indemnizatoria, esta naturaleza compensadora excluye la pretensión del apelante de deducirlos en su declaración del impuesto sobre sociedades, pues carecería de sentido que el ordenamiento permitiera aminorar la compensación con la deducción que se pretende. En otros términos, podemos establecer las siguientes afirmaciones: 1. Los intereses financieros son deducibles como gastos necesarios. 2. Los intereses derivados del fraccionamiento o aplazamiento del pago de los tributos son deducibles, como consecuencia del pacto con la Hacienda Pública, que conlleva tal aplazamiento. 3. Los intereses de demora no son deducibles, pues tienen carácter indemnizatorio y no pueden considerarse ni gasto necesario ni tampoco que deriven de un pacto con la Hacienda Pública". No se cuestiona la naturaleza indemnizatoria de los intereses de demora, ni su función compensadora del incumplimiento de una obligación. Y es esta naturaleza compensadora la que ha de llevarnos a coincidir con la sentencia referida, puesto que si la función de los intereses de demora es compensar el tiempo en el que la Administración Tributaria no ha podido disponer de las sumas que debieron ser objeto de retención, de aceptarse el carácter de gastos necesarios, desaparecería la función llamada a cumplir por estos intereses, pues la deducción como gasto tendría por efecto el descompensar la situación que precisamente trata de corregir los intereses de demora. La tesis presente en la sentencia del Tribunal Supremo referida, en la sentencia de instancia objeto de este recurso de casación y que acoge la Administración tributaria, se funda en que no pueden tener la consideración de gastos deducibles los intereses de demora, en este caso derivados de un acta de inspección, en tanto no son necesarios los gastos derivados de una situación de incumplimiento de una norma. Lo que resulta acorde con el principio general de la no admisibilidad de que para obtener ingresos sean necesarios gastos que deriven de una infracción de ley. Repugna al principio de Justicia, consagrado en el artº 1 de la CE ( RCL 1978, 2836) , que el autor de un acto contrario al ordenamiento jurídico obtenga un beneficio o ventaja del mismo. Por ello, como presupuesto primero e ineludible para determinar si un gasto es o no fiscalmente deducible, se exige que el gasto no esté prohibido normativamente o que derive de un acto ilícito; de suerte que resulta inútil entrar a examinar fiscalmente la deducibilidad fiscal del gasto si procede del incumplimiento de una norma, por prohibición o por contravención.” No debemos olvidar, por otra parte, que la Ley 27/2014, de 27 noviembre, del Impuesto sobre Sociedades dispone en el artículo 15.f) que no tendrán la consideración de gastos fiscalmente deducibles “ Los gastos de actuaciones contrarias al ordenamiento jurídico” Parece, por tanto, la vuelta de una doctrina cercana a la Administración tributaria que entendía que los intereses de demora se hallan implícitamente incluidos en el artículo 14.e) de la Ley 61/78 al referirse el mismo a los recargos de prórroga y apremio (v. Buireu Guarro Jorge: Tratamiento contable y fiscal del impuesto sobre Sociedades, Instituto de Empresa, Madrid -1981 pag. 115 “ las partidas a que se refiere el texto general tienen como denominador común ser de carácter sancionador y haber sido establecidos por un ente público”) En el mismo sentido Sanz Gadea en relación al artículo 125.e) del Reglamento del Impuesto sobre Sociedades de 1982 que dispone que no tendrán la consideración de partidas deducibles para la determinación de la base imponible “ las multas y sanciones establecidas por un ente público que no tengan origen contractual y que le sean impuestos al sujetos pasivo, incluidos los recargos de prórroga y apremios, exceptuando los intereses de fraccionamiento y aplazamiento de pago debidamente concedidos” y en base a ello considera que “ respecto de los intereses de demora liquidados en Acta de Inspección, guarda el R.I.S. silencio, por lo que interpretado en sentido contrario habíamos de entender que no son deducibles” Frente a lo anterior cabe señalar que los intereses de demora tiene un carácter indemnizatorio y no sancionador a diferencia de los recargos de prórroga y apremio, conforme a la jurisprudencia y ha sido recogido por la Sentencia del T.C. de 26 de abril de 1990, y, además, el artículo 125 e) R.I.S. carece de cobertura legal en la Ley 61/1978. En todo caso el TEAC mantenía una doctrina contraria en Res. 24.10.1990 al señalar “Que respecto de los intereses de demora asimismo liquidados en el expediente regularizador de las retenciones no practicadas ni ingresadas (…) dado su carácter indemnizatorio y no sancionador reconocido por el T.S. y más recientemente por el T.C. (…) por cuanto tratan de resarcir o compensar al erario público la disposición tempestiva de los fondos necesarios para atender a los gastos públicos (…) sin que supongan sanción por conducta ílicita pues su naturaleza es exclusivamente compensatoria o reparadora del perjuicio causado en el retraso del pago de la deuda tributaria que comporta la indisposición de cantidades que les son legalmente debidas y recíprocamente la disposición por el sujeto pasivo de dichas cantidades, ello constituye el fundamento de los gastos financieros, es decir, la utilización de recursos ajenos en las actividades de la empresa que de acuerdo con el artículo 109 del Reglamento son por su naturaleza deducibles” Este criterio del TEAC se mantiene en Res. De 8.5.1996 en relación a la Ley 61/78. En contrario se pronuncia la D.G.T en contestación de 20 de febrero de 1995 “ (..) no tendrán la consideración de deducibles aquellos intereses que tengan su origen en el incumplimiento de obligaciones tributarias por entender que no pueden considerarse necesarios los gastos procedentes de una situación de incumplimiento de una norma legal. Los intereses de demora consecuencia de la regularización de la situación tributaria realizada por una acta de inspección al ser gastos procedentes del incumplimiento de una norma legal no tendrán la consideración de gastos deducibles” A pesar de ello y de la sentencia del T.S. de 24.10.1998 a la que hicimos referencia al inicio el TEAC mantenía su posición doctrinal en Resolución de 23.2.2001 (a pesar de una vacilación en Res. de 8.9.2000) en relación al carácter deducible de los intereses de demora en aplicación de la normativa de la ley 61/78. Reafirma la naturaleza compensatoria del interés de demora por el perjuicio causado por el retraso en el pago de la deuda tributaria al propio tiempo que al no existir norma alguna que declare no deducible el interés de demora lo ubica en el concepto de pasto financiero y como tal deducible, y, por otra parte, justifica su deducibilidad en el ejercicio económico en que se extiende el documento final de la comprobación por la Administración o sea, el acta. A partir de la Ley 43/95, del Impuesto sobre Sociedades, en la que el artículo 10.3 remite a la normativa contable, en lo concerniente a la determinación de la base imponible, sin perjuicio de las especialidades establecidas fiscalmente en la Ley, en la que se elimina la expresión de gasto necesario, en cuanto concepto jurídico indeterminado, por la incorporación del principio contable de correlación de ingresos y gastos (los gastos necesarios son no solo los rabiosamente indispensables, criterio restrictivo, si no también los convenientes y adecuados generadores de ingresos) parece fortalecerse el criterio de deducibilidad fiscal de los intereses de demora resultantes de actas de inspección. Si bien siguen existiendo criterios administrativos contradictorios y así la D.G.T. en contestación de fecha 14.6.1996 admite su carácter deducible dado que la LIS no establece ninguna excepción a su deducción y que son gastos de acuerdo con la norma contable (en el mismo sentido consulta 2669/97 de fecha 23.12.1997) pero opina lo contrario en contestación D.G.T. de fecha 6 de marzo de 2000 en base al concepto de gasto necesario y, además, “su deducibilidad supondría que realmente se estaría pagando a la Hacienda Pública un importe inferior al previsto legalmente lo que carecería de sentido (…)” En consecuencia, concluye “Los intereses de demora derivados del acta de Inspección no serán gasto fiscalmente de los rendimientos de la actividad empresarial” Obviamente la cuestión se ha visto agravada por el cambio de criterio del TEAC sustentado en la sentencia del Tribunal Supremo de 25 de febrero de 2010, no deducibilidad de los intereses de demora de actas de inspección contabilizadas a las que hicimos referencia al inicio de esta nota y que se ha visto reiterado por Res. del TEAC de 7 de mayo de 2015 (R. G. 1697/2012) en este sentido.