Discurso de Primera Dama de la República, Vanda Pignato en el marco de la Entrega del Informe Nacional Sobre la Situación Contra la Mujer en El Salvador 25 de Noviembre de 2009 Hoy celebramos un día muy sentido para las mujeres de todo el mundo, y al hacerlo hemos pensado que la mejor manera de recordarlo y celebrarlo en nuestro país, es hacerlo como una dedicatoria a Katya Miranda, que es un símbolo reciente de esa violencia que soportan las mujeres día a día y que no tiene el correspondiente castigo y la necesaria justicia. Son miles, son decenas y decenas de miles de Katyas del mundo, que han perdido su vida por el abuso masculino y que no han encontrado en la labor de la justicia el esclarecimiento y la condena reparadora. Por eso, en este día, pedimos a la justicia salvadoreña, a los jueces, magistrados y funcionarios, con mucho respeto, que no dejen que esos casos queden en la impunidad, que no nos deje esa injusticia, porque la impunidad es la manera más despectiva de promover la violencia más repudiable que es la violencia familiar contra la mujer. Esperamos que este año comencemos un tiempo de paz, pero también de justicia para terminar de una vez con la impunidad. Queridas amigas: A finales de 1999, la Asamblea General de Naciones Unidas declaró el 25 de noviembre de cada año, como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, e invitó a los gobiernos a realizar actividades en este día, que sirvan para hacer visible la necesidad de erradicar toda forma abuso y violencia contra la mujer, se trata de una meta de difícil cumplimiento, porque la violencia en general, y la violencia contra las mujeres en particular, se encuentra anclada en los cimientos de nuestra sociedad. En nuestro entorno, prácticamente todo ha sido violento, las relaciones entre el Estado y la Sociedad, se caracterizaron por el uso de la fuerza, de discursos que pretendían legitimar el comportamiento y que buscaban al mismo tiempo explicarla como razonable. Aún en los aspectos de mejor complicidad, la violencia se ha destacado como un patrón de comportamiento que ha sabido encontrar siempre el falso argumento que pretende justificarla. En ese punto, quiero expresar que el informe que hoy entregamos es una muestra de la intensidad y variedad de formas que ha adquirido en El Salvador la violencia de género. Para mencionar sólo un ejemplo, el 97 por ciento de la violencia intrafamiliar que se denunció entre enero y septiembre de 2009, fue ejercida contra las mujeres, frente a un 3 por ciento en contra de los hombres. Lamentablemente, el informe también refleja la falta de compromiso serio, y responsable de las instituciones, con este drama que afecta al mundo entero. Para intentar combatirlo, la Comunidad Internacional ha dado pasos importantes, oportunamente se ratificó la Convención de Belén de Pará y se dictó la Ley contra la Violencia Intrafamiliar, pero queda la impresión que lejos de disminuir va aumentando este fenómeno. En ese sentido ser mujer en El Salvador, es un factor de riesgo. La reciente Encuesta Nacional sobre Salud Familiar, mencionada en el informe que entregamos hoy, presenta un dato digno de alarma, el 44 por ciento de las mujeres que fueron encuestadas, en aquella oportunidad, recibió maltratos verbales o psicológicos. El 24 por ciento reportó violencia física. Y 12 por ciento violencia sexual, por parte de una pareja o ex pareja. La violencia contra las mujeres, es y puede ser ejercida por cualquier persona, ya sea en los ámbitos familiares y sociales, de pareja e inclusive por el estado. Señor Presidente, querido esposo, amigas y amigos: Nuestras instituciones no han podido avanzar de manera importante en difundir los derechos de las mujeres a una vida libre de violencia, y por eso falta mucho por hacer, la impunidad, la que queda en la gran mayoría de los casos como hemos dicho, es una situación que debemos corregir de inmediato, la impunidad, ustedes lo saben bien, opera como estímulo al abuso y a la violencia. La posibilidad de saber que la institucionalidad es débil para investigar el delito, alienta al delincuente a cometer sus acciones y le fortalece frente a la víctima, por esa razón la impunidad no sólo agrava la situación de la víctima directa, sino que tiene un efecto multiplicador, para que nuevas víctimas puedan existir. Y a ello hay que sumar la casi legitimación social a esas prácticas aberrantes, “algo habrá hecho esa mujer”, es la expresión corriente que se intenta justificar lo injustificable, que trata de minimizar lo repudiable. Frente a este panorama, el ISDEMU ha elaborado este informe nacional sobre la situación de la violencia contra las mujeres en El Salvador, que hace explícita la gravedad de la situación, y contiene importantes propuestas para fortalecer la capacidad del Estado, para enfrentar y erradicar la violencia contra las mujeres. Este no es un informe más, que como en el pasado se guarda en las gavetas, en las oficinas gubernamentales, es nuestra intención que esta vez, los informes y los pactos suscritos no queden en el mero formalismo sin consecuencias prácticas. Esta vez se hará uso de la información obtenida para diseñar los lineamientos de trabajo institucional y contribuir a las políticas públicas nacionales en materia de prevención, atención y sanción de toda forma de violencia contra las mujeres. La Secretaría de Inclusión Social está convencida de la importancia de evaluar el enfoque seguido hasta la fecha, para trabajar en adelante desde la perspectiva de los derechos humanos, reconociendo de esta manera que es fundamental centrarse en la violencia de género. Señor Presidente, tengo el agrado de entregarle ese informe, solicitándole su más elevada atención para estudiar a profundidad las propuestas que aquí se hacen, y el respaldo político para poder implementarlas. Hoy en la noche, después que ... a nuestro hijo Gabriel tendrá que leer el informe. Quiero contarles algo, muy personal, antes de terminar, que es un nudo en mi garganta, no que me incomode, más porque me indigna, ustedes recordarán que en la campaña se hizo mucha propaganda sucia contra mi esposo y contra mí, se decían cosas terribles, sólo quiero decirles que esas mentiras, esas agresiones en vez de hacernos daño, nos fortalecieron más como pareja, nos unieron más y nos dieron más fuerza para emprender esa lucha, en la que estamos comprometidos. Hoy quiero decirles que Mauricio no es solamente un gran esposo, un gran padre, un gran compañero, es además un gran aliado de las mujeres, de las mujeres que tenemos para dar nuestras batallas contra la discriminación y la violencia. El compromiso de Mauricio no es coyuntural, no es porque es Presidente, todas ustedes lo conocen de toda su vida, conocieron su desempeño como periodista y su dedicación a la causa de los sectores más vulnerables de nuestra sociedad. Si Mauricio fue un gran periodista y nunca las abandonó, mucho más ahora como Presidente. Muchas gracias.