breve nota sobre el nombramiento de los obispos

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Jorge Meclina E.
Prof. Facultad
de Teologíil
Univ. Católica
de Chile.
BREVE NOTA SOBRE EL NOMBRAMIENTO
DE LOS OBISPOS
EN LA IGLESIA CATOUCA (1)
STA NOTA, por
cuatro partes:
1)
11)
111)
IV)
motivos
de claridad
de exposición,
Aclaración previa de los términos;
Esbozo histórico;
El problema a la luz del Concilio
Consideraciones
conclusivas.
se divide
en
11; y
Vaticano
1. ACLARACION PREVIA DE LOS TERMINaS.
Para situar correctamente
el problema, conviene
comienzo dos conceptos o realidades diferentes:
tener
a) la efectiva transmisión
del oficio ministerial, y
b) la designación de la persona a quien va a confiarse
presente
desde
el
el ministerio.
La transmisión
del ministerio jerárquico se realiza por el sacramento
del
Orden, el cual es conferido por un Obispo dotado de sucesión apostólica (2).
Antes de la ordenación
no se es Obispo, sino "electo para el Episcopado".
Precisamente
interesa aquí considerar
cómo se ha realizado y se realiza
esta "elección" para el episcopado, notando de paso que la palabra "Elección"
se emplea en el sentido amplio de designación de la persona, y no en el restringido de resultado de una votación.
(1)
La
ocasión
Mons.
(2)
Cf.
Concilio
scílc1, pues,
sac.ramcnto
del
d~
~sta
note
ISl"l1a~1 ErriÍzuriz
orden,
Vatical10
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...
elegidos
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los
Auxiliar
11, Constitución
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sucesos
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Sol1tic1g0,
sobre
la IDlesia,
que en la conSa~lr()c¡ón
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episcopal".
Obispos
en
el 4 de
episcopal
incorporar,
la
mayo
ord~nación
de
cpiscop¿¡1
eJe
1969.
lumen Genlium, n 21: "Ense confiere lo plenitud
(101
por
mcdio
del
sacramento
74
En el mismo
plano de la eJesignación
eJe la persona
se ha ido distinguien-
dO un doble nivel:
a) Los diversos procedimientos
para desigllal- la persona, y
b) El juicio definitivo sobre el candidato, juicio que está reservado por su naturaleza misma a la autoridad
jerárquica,
y que es el que le confiere el
derecho a recibir la ordenación.
A veces estos dos niveles se confunden en una misma instancia, como es
el caso en que el Romano Pontífice nombra libremente
a un candidato.
Normalmente el nombramiento
es precedido por informaciones
que se recogen según diferentes procedimientos.
En otras oportunidades,
y en forma previa al nombramiento
o "institución canónica", hay otras instancias jurídicas, como ser:
a) La elección de un candidato
por un colegio elector, o la presentación
de
una tema de candidatos
por el mismo colegio. Aquí se emplea la palabra
"elección" en el sentido más estricto, el que coincide con el uso común que
de ella se hace en la actualidad.
b) La presentación
de un candidato por parte de alguna autoridad,
generalmente un Jefe de Estado, en vista de la obtención del nombramiento
o institución canónica.
Pero estas instancias jurídicas no agotan naturalmente
todas las posibili.
daeJes. Ha existido toda una gama de otras formas, como ser recomendaciones, peticiones, ete., que sin ser instancias estrictamente
jurídicas, no han dejado de tener una influencia real (3) .
Conviene anotar que esta esquematización
es fruto de una paulatina clarificación y que no siempre es posible aplicarla o deducirla en épocas remotas, sin que por ello falten los elementos esenciales.
11. ESBOZO HISTORICO.
Los datos que se presentan a continuación
tienen el carácter de ejemplos
o "muestras".
La evolución histórica es infinitamente
más compleja de lo que
ellos permiten suponer a primera vista. Así y todo sirven para dar una idea
de conjunto.
1. En el Nuevo Testamento
hay dos ejemplos de intervención
de la comunidad, si bien el texto no permite deducir una elección propiamente
dicha:
la elección del Apóstol Matías (4) Y la designación de los "7", frecuentemente considerados como los primeros diáconos de la comunieJad de Jerusalén (5).
(3)
Así lo ufirman
nis",
(4)
(5)
p¿lg_ 73D.
He'h. 1, 15·26.
Hech. 6, 1·6.
Wernz-VíJdl
Se citu
en fus
!i.!
Call0tlicU!1l,
3~ ediCión
(19<13).
[,ama, cd. Univ. Gregoriano,
Vol.
11, "De Perso-
BREVE NOTA
SOElRE EL NOMBRA/AIENTO
DE LOS OBISPOS
75
...
En el primer caso la iniciativa de Pedro es clara; en el segundo los doce aparecen tomando una decisión y, luego de la proposición,
imponiendo las manos
a los siete (6).
2. En el mismo Nuevo Testamento
hay ejemplos en que la iniciativa total es atribuida a Pablo y Bernabé (7). Es también el caso de los discípulos
Timoteo y Tito (8). El mismo Tito recibe del Apóstol el encargo de establecer
ministros en las ciudades de Creta que había dejado a su cargo (9).
3. La carta de la Iglesia de Roma a la de Corinto, cuyo autor es Clemente, y que puede fecharse alrededor del año 98, supone un asentimiento
de la
comunidad para la constitución
de los ministros, los cuales reciben sin embar·
go su ministerio de los Apóstoles u otros varones eminentes. Pero la comuni·
dad no tiene el derecho de deponer a los ministros dignos (10).
4. En las siete cartas del Obispo mártir S. Ignacio de Antioquía, escritas
alrededor del año 107, no se encuentran
afirmaciones
que puedan interpretarse como indicios de la participación
de la comunidad en la constitución
de los
Obispos de varias sedes de Asia menor, pero tampoco que la excluyan. Su óptica es más bien la de subrayar la unidad de las comunidades,
alrededor del
Obispo, elel presbiterio
y de los diáconos (11) .
5. El testimonio ele la "Tradición apostólica"
de S. Hipólito, que refleja
el uso y la teología ele la Iglesia romana a fines del siglo 1I y comienzos del
siglo 111, nos dice que el Obispo era elegido por todos y que recibía la ordenación ele manos ele un Obispo para recibir el espíritu de gobierno que Cristo
elio a los Apóstoles (12).
6. A partir del siglo 1I1 la sede vacante es provista por los Obispos ve·
cinos, con el concurso y en presencia del clero y pueblo de aquélla. S. Cipriano ele Cartago (+ 258), afirma que éste es un uso universal, o casi universal.
De sus textos puede deducirse que la decisión definitiva corresponde
a los
Obispos vecinos (13). En el mismo sentido, aunque no en forma tan precisa,
se puede invocar el testimonio de Eusebio con referencia a la elección de S.
Fabián de Roma (235·250)
(14).
7. El Concilio Ecuménico de Nicea (año 325) subrayó la necesidad de
la intervención del metropolita
(15). La misma norma es urgida en 404 por
(6)
CI. J. Col son,
(7)
Hech.
(e)
er.
n,
cn
El
texto
(9)
(10)
"La
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de
y con
el
texto
completes
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en
Eusebio,
l'Eglise",
respecto
1960, p. 39 s.
Desclée,
a Tito,
Apostólicos
Véase
p. ej.,
Trall,
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Tt,
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6:
pul,tJ,
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"Es
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importante
seu
de
S. Cypriel1,
Anoó,
C.,
l.
5.
ilbsolutull1cntc
en
(1966),
anterior),
la autenticidad
al
y fecha
Madrid
(1961), págs. 52 ss.
J. Colson,
Ministre
de Jésuspágs.
225-244.
págs. 447-502. Cf. J. Quasten,
2 y 3.
Pueden
verse
París
(1946),
coll.
"Sourccs
en
la
edici6n
chrétiennes",
de
29: "ToDos
los
hermonos
estilban
Botte,
26·30.
en Guillan,
Oeu·
lec en la carta
68. Puede verse
(1837), Vol. 11, pág. 318. Otros textos
y 67 (o. c., pdO. 311).
se
París
B.
págs.
reunidos
se
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pura
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el cpi:"C.0Pi"lc!fJ".
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COllcilio
BAC,
1950. Corresponde
BAC,
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1.
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París
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¡J,ig. 252 s.)
eclesiástica,
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puede
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ed.
Mayores
Patrología,
texto
3,
en
Apostólicos,
citada.
Beaucheone,
l'Evangile,
Padres
Historia
Padres
de
en
m,ís
ele dCluél que
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del
C,lrtiJS 60 (o.
las
verse
interpretación
Apostolique,
vres
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(15)
origines
218 de la edición
verse en J. Quasten,
fundilmentales
La Tradition
CI.
verse
páCJ. 71 ss.
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la
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El texto
o. c.,
(14)
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puede
pág.
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La discusión
(13)
"Epistolas
44 ele la carta,
de composición
(¡ 2)
diaconale
1, 5.
cap.
(11)
fonction
14, 23.
no
que
si
lo tiene
alguno
por
es
hecho
obispo".
obispo
Cf.
Masi,
sin
vol.
el
pnrecer
2, col.
del
671.
metro-
76
JORGE MEDiNA E.
el Papa Inocencio 1, sin establecer todavía una especial intervención
de Ronld
(16). En la misma época se vuelve a afirmar el juicio definitivo de los Obispos (17).
8. Durante el Imperio franco y germánico
se introdujo
con frecuencia
cada vez mayor la intervención
del poder civil en las designaciones
episcopales. Entre las causas de esta situación deben contarse la generosidad
ele los
príncipes para subvenir .. las necesidades de la Iglesia, generosidad
que contribuyó a hacerlos se:-,r,rse acreedores de derechos en la materia. También influyó la imp('l~t;;;l1cia política y temporal de muchas sedes, sin contar la peculiar situ2-.:íÓr. existente en materia de relaciones entre la Iglesia y el Estado
en el r",ino visigodo de España. Estas intervenciones
dieron origen a la famosa
"qt'",r ~,Ia de las investiduras",
la que terminó con el Concordato
de Worms,
en :re el Papa Calixto I1 y el Emperador
Enrique V. En sustancia dicho concordato reconoció a cada cabildo catedral el derecho ele elección del Obispo,
en presencia del Emperador, pero de modo que si surgían dificultades, ellas serían resueltas por el metropolitano
y los Obispos comprovinciales,
limitándose
el Emperador a la concesión de los derechos temporales
(18). El Concilio"
de Letrán (año 1139) da por entendida
la facultad de los cabildos de elegir
el Obispo, pero exige que los cabildos no excluyan de la elección a varones religiosos, cuyo consejo debe ser tenido en cuenta, so pena de la nulidad de
la elección (19). En forma indirecta aparece restringida
la participación
del
pueblo.
9. A partir del siglo XIV los Romanos Pontífices se sustituyeron
gradualmente a los metropolitas
y se reservaron
directamente
en algunos casos el
nombramiento
de los Obispos.
10. A partir del siglo XVI, algunos soberanos (p. ej., de Francia, España, Portugal, Baviera y Sicilia) obtienen de la Santa Sede el privilegio de presentar el candidato a ocupar la sede vacante. El Romano Pontífice se reservaba la institución canónica.
11. El Código de derecho canónico aún vigente (promulgado
en 1917)
es considerado como el primer documento eclesiástico que enuncia el derecho
de libre nombramiento
de los Obispos como una prerrogativa
universal, al menos en la Iglesia latina, del Romano Pontífice (20).
12. El derecho de las Iglesias orientales en esta materia, sea ele las que
están en plena comunión con la sede romana, sea de las que no tienen plena
comunión, es complejo. Por regla general los Obispos son nornbrados
por el
Patriarca y su Sínodo, pero se ha mantenido en eliversas formas y casos la intervención, sea del laieado, sea del poder civil.
(16)
(17)
(18)
(19)
(20)
Cf. Wernz-Vidal, o. C., vol. 11, pág. 734.
er. el 111 Concilio de Carlago (año 397); Mansi, vol. 3, col. 40.
"Te concedo (al Emperador)
que las elecciones de Obispos y abades del reino teutónico, que
pertenecen al reino, se hagan en tu presencia, sin simonía ni violencia al9una, y de tal mode
que si surge discordia entre las partes, prestes asentimiento
y auxilio a la parte más sana,
según la opinión o juicio del metropolita y los (obispos) comprovinciales.
El elegido recibirá de
ti las regalías mediante el cetro ... ". Cf. Mansi, vol. 21, coll. 273 s.
Canon 28: " ... prohibimos que los canónigos de la sede episcopal excluyan a los varones religiosos de la elección de los Obispos; por el contrario, oyendo su parecer sea elegida un,)
persona honesta e idónea para el episcopado. Y si la elección se celebrase excluyendo a lue
mismos relig¡osos, sea tenido como nulo y sin efecto lo que sin su con::icntirnicnto y cnnvon;enei" se hubiere hecho". eL Mami, vol. 21, col. 533.
Cf. cunan 329, p¿rr. 2.
BREVE NOTA
SOBRE EL NOMBRAMIENTO
DE LOS OBISPOS ...
77
13. En Chile, durante la Colonia, la designación
la hacía el Rey de España, previo informe de los Obispos y gobernadores,
confiriendo
el Papa la
institución canónica. Pero poco a poco se introdujo la corruptela de las "cartas de ruego y encargo", en virtud de las cuales el designado asumía de hecho
el gobierno aún antes de la institución y cons3gración.
Entre 1830 y 1925 el
gobierno de la República se pretendió sucesor de los privilegios de la Corona
y pueden recordarse las dificultades que hubo para los nombramientos
de los
Arzobispos Vicuña, Casanova y Errázuriz. Desde 1925 la Santa Sede nombra
libremente a los Obispos chilenos. El nombramiento
se hace tomando como
base una lista de sacerdotes idóneos que forma la Conferencia Episcopal, y de
la cual el Papa, previa petición amplia de informes reservados, elige al candidato.
14. En Europa subsisten aún hoy diversas formas de elección o privilegios ele presentilción.
Entre las primeras pueden citarse las que gozan diversos
cabildos de Alemania, Suiza y Holanda (21). En la última vacancia de la diócesis holandesa de Bois-Ie-Duc, el cabildo hizo una amplia consulta antes de
proceder a la formación de la terna. El gobierno de España mantiene aún el
privilegio de presentación,
regulado por un concordato
posterior a la guerra
civil. El Presidente de Francia tiene derechos análogos con respecto a las dos
diócesis concordatarias
ele Metz y Estrasburgo,
que en otro tiempo pertenecieron al Imperio alemán.
111.
EL PROBLEMA A LA LUZ DEL VATICANO 11.
En ninguna parte el Concilio Vaticano 1I se ocupó en forma directa del
problema de la participación
de los fieles en la designación de los Obispos.
Pero esto no quiere decir que no haya algunos indicios que considerar y que
pudieran ser antecedentes
para perspectivas
renovadas.
l. "Como el cargo apostólico de los Obispos ha sido instituido por Cristo Señor y persigue un fin espiritual
y sobrenatural,
el sacrosanto
Concilio
Ecuménico declara que el derecho de nombrar e instituir a los Obispos es propio, peculiar y de suyo exclusivo de la competente autoridad eclesiástica"
(22). Anotaciones:
a) El texto habla de nombramiento
o institución,
o sea del acto definitivo
por el cual se reconoce la aptitud de un candidato y se le confiere el derecho a recibir la ordenación episcopal. El sentido no puede extenderse
a
las instancias previas a la institución
canónica. Esta afirmación,
cuya redacción no parece corresponder
a un precepto meramente disciplinar, coincide con la práctica de la Iglesia antigua, según la cual la última instancia
en la selección del candidato corresponde
a la autoridad eclesiástica jerárquica.
(21) Pueden verse mayores precisiones en Wemz- V,da~ o. ~., p.ig. 740, vol. 11.
_2) el Decreto soúre el oficio pastoral de los Obispos, Chríslus lJom/nus, n. 20,
l.
7A
JORGE
MEDINA
E.
b) En la votación semifinal se presentó un modo en el que un Padre conciliar solicitaba, con respecto a este texto, la inserción de una cláusula indicando que se oyeran los laicos cuando se trate de nombramientos
episcopales. La respuesta a esta petición dada por la Comisión y aprobada por
el Concilio, fue negativa. Pero no porque se rechazara la idea misma, sino
porque no era ésa la materia del texto (23).
2. "Por lo tanto (24), con el fin de defender debidamente
la libertad
de la Iglesia y de promover más apta y expeditamente
el bien de los fieles, es
deseo del sacrosanto
Concilio que en lo sucesivo no se conceda más a las
autoridades civiles derechos o privilegios de elección, nombramiento,
presentación o designación para el cargo del episcopado;
en cuanto a las autoridades civiles, cuya obediente voluntad para con la Iglesia reconoce y altamente
estima el Concilio, humanísimamente
se les ruega que quieran renunciar espontáneamente,
después de consultarse
cen la Sede Apostólica, a los derechos
o privilegios susodichos
de que por pacto o costumbre
gozan hasta el presente" (25).
Anotaciones:
a) El texto se refiere, no a la consulta del pueblo cristiano, en una u otra forma, sino a las "Autoridades
civiles". En efecto, en una redacción anterior,
la frase se leía así: "
en lo sucesivo no se concedan más a los laicos
derechos o privilegios
" (26). En la relación detallada en que la Comisión dio razón de las enmiendas
admitidas,
explicó la sustitución
de
"Laicos" por "Autoridades
civiles" con el objeto" de no excluir la costumbre antiguamente
en vigor de consultar al pueblo cristiano, la cual podría
tal vez introducirse
de nuevo" (27).
b) Es interesante
anotar que el gobierno argentino fue el primero en acoger
la petición del Concilio. El concordato
español, a pesar de indicios de la
voluntad de la Santa Sede en tal sentido, no ha sido modificado
hasta
ahora.
3. El texto más importante,
aunque de naturaleza general, es el siguiente: "Los laicos...
manifiéstenles
(a los Pastores)
sus necesidades y sus deseos con aquella libertad y confianza que conviene a los hijos de Dios y a los
hermanos en Cristo. Conforme a la ciencia, la competencia
y el prestigio que
poseen, tiene la facultad, más aún, el deber a veces, de exponer su parecer
acerca de los asuntos concernientes
al bien de la Iglesia. Esto hágase, si las
circunstancias
lo requieren, a través de instituciones
establecidas
para ello por
la Iglesia, y siempre en veracidad, fortaleza y prudencia, con reverencia y ca-
(23)
(24)
(25)
(26)
(27)
Schama decreli de paslorali episcopurum
munere in Ecclesia. Texlus recogni\us el modi Poligl.
VaL 1965, pág. 74.
Continúa el texto anteriormente
citado en nota (22).
Cf. nota (22), n. 20, 2.
Schema decrel; de pastorali episcoporum
munere in Ecclesia. Textus emendalus el relalionei
Poligl. Vat. 1964, pág. 36, lin, 10 s.
Cf. ibid., pág. 64, relación particular
al n. 18 ter, que corresponde
al ilctual n. 20.
BREVE' ~IOTA SOP,RF EL NOMflRAMIENTO
79
DE LOS OBISPOS ...
ridad hacia aquellos que, por razón de su sagrado ministerio, hacen las veces
de Cristo" (28). A este texto se agrega otro, cuyo origen es precisamente
una
indicación de los Obispos chilenos: "Son de esperar muchísimos
bienes para
la Iglesia de este trato familiar entre los laicos y los Pastores; así se robustece
en los laicos el sentido de la propia responsabilidad,
se fomenta su entusias·
mo y se asocian más fácilmente las fuerzas de los laicos al trabajo de los Paso
tares. Estos, a su vez, ayudados por la experiencia de los laicos, están en condi·
ciones de juzgar con más precisión y objetividad
tanto los asuntos espirituales
como los temporales,
de forma que la Iglesia entera, robustecida
por todos
sus miembros, cumpla con mayor eficacia su misión en favor de la vida del
mundo" (29).
Anotaciones:
a) Los nombramientos
episcopales
pertenecen
al bien de la Iglesia, por eso
no pueden ser excluidos a priori de las rnaterias en que los laicos pueden
y él veces deben milnifestar su parecer.
b) El parecer del laicado aparece condicionado
por la ciencia, competencia
y prestigio. Con otras palabras, se trata de un parecer calificado que no
debe confundirse
con una expresión multitudinaria
a manel"a de sufrilgio
según el modelo de la democracia
política (30).
c) El caso del nombramiento
de los Obispos pareciera, dada su importancia
y dificultad, configurar
una de aquellas circunstancias
que postulan instituciones ad hoc. Es decir un mecanismo aprobado por la jerarquía¡ a tra·
vés del cual se canalice la opinión. ¿Cuál podría ser ese mecanismo?
Los
ejemplos históricos no faltan y las circunstancias
actuales podrían reque·
rir otros nuevos.
d) El modus procedendi tiene gran importanciJ.
La Iglesia no es el lugar para afrontilmientos
o violencias que siempre van en desmedro de la cario
déld, del respeto, de la libertad. Sin el sentido de la naturaleza sacral de
la institución eclesiástica
se desvanece toda posibilidad
de un uporte se·
(28)
CI. Co"st.
(29)
CI. ¡bid.
(30)
G.
dogm.
37,
11.
Philips
dice:
intereses
la presión
nemos
normas
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Mientras
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de
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"La
y las
estilo.
ciones
Gentium,
profanos...
costumbres
propio
lumen
4.
Hacia
testimonio
Gentium",
de
un
G.
sino
80
JORGE
gún el espíritu (31). Aquí, como en los demás
criterio de que "el fin justifica los medios".
IV.
CONSIDERACIONES
ámbitos,
MEDINA
es inadmisible
E.
el
CONCLUSIVAS.
Durante la exposición que precede ya han quedado esbozadas varias conclusiones que sería innecesario
repetir. Aquí se consignan algunas que antes
no se han hecho en forma explícita.
l. Los antecedentes
histórico-teológicos
no permiten
afirmar que haya una forma única y precisa de designar la persona del candidato al episcopado, ni siquiera de conferirle la institución canónica. No parece compatible
con los hechos históricos afirmar que la institución
sea un derecho nato del
Romano Pontífice y que las otras autoridades
jerárquicas
que la han conferido
o la confieren (32) obren o hayan obrado en virtud de una simple delegación.
2. Es claro también que nadie puede legítimamente
ser elevado al ministerio episcopal contra la voluntad del Obispo de Roma, Sucesor de S. Pedro (33).
3. Es evidente que el ministro de la ordenación
no puede ser forzado a
conferirla a un candidato manifiestamente
inepto (34).
4. El proceso histórico de la progresiva
reserva al Papa del nombramiento de los Obispos de la Iglesia latina tiene como una de sus causas determinantes la de salvaguardar
la libertad de la Iglesia frente a las ingerencias
civiles, frecuentemente
inspiradas en conveniencias
de orden temporal o político. Así se ha marginado la elección de los Obispos de las luchas de poder.
5. El primado de jurisdicción
del Papa puede requerir en algunos casos, precisamente
en virtud de su responsabilidad
de toda la Iglesia, formas
de designación de los Obispos en las que su influencia sea mayor que en otros.
Su juicio supremo en esta materia no es infalible, pero sí jurídicamente
inapelable.
6. La reserva de la institución canonlca al Romano Pontífice en la Iglesia latina, no significa de suyo la exclusión de la participación
de otras auto-
(31)
(32)
no podernos corno cristianos
querer que la Iglesia avance con actitudes violentas; es
destruirnos
unos a otros, es seguir por un camino, que quiérase O no, engendra miedo, des·
confiJnza, pérdida de libertad, exacerbación
de agresividades".
Mons. J. Errázuriz en su sao
ludo a los fieles de la Zona Oriente, refiriéndose a los hechos bochornosos
sucedidos durante
su ordenación. CL Informativo Pastoral del Decanato de Las Condes, n, 1.
Es el caso, en las Iglesias orientales, de los Patriarcas y su Sínodo. Cf. el decreto del Va. 11,
Orientalium ecclesiarum,
n. 9. Queda eotablecido allí el derecho del Romano Pontifice de in·
,. ...
tervenir
(33)
(34)
en cada caso.
Cl. Lumen Gel1lium, n. 24: "La misión canónica de los Obispos puede hacerse por las legr·
timas costumbres
que no hayan sido revoc¡;das por la potestad suprema y universal de la
Iglesia, o por leyes dictadas o reconocidils por la misma autoridad,
o directamente
por el
mioma sucesor de Pedro; y ningún Obispo puede ser elevado a tal oficio contra la voluntad
de éste, o sea cuando él niega la comunión 2postólica".
Si es culpoble, p. ej., de hcterodoxia
o cisma. Analógicamente
puede citarse el canon 997,
pjrr. 2.
BREVE NOTA SOBRE EL NOMBRAMIENTO DE LOS OBISPOS ...
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ridades (35) o instanciéls inferiores en la selección de los candidatos.
Significa sí que con anterioridad
a la institución ningún candidato puede pretender
un derecho a la ordenación
episcopal.
7. Tanto la tradición histórica como las circunstancias
propias de los
tiempos actuales (36) parecen postular una participación
mayor, más directa
y concreta, de todo el pueblo cristiano en la selección de los candidatos al
Episcopado (37). La pluralidad de circunstancias
sociales, de mentalidad,
de
tradición, políticas, de madurez, misioneras y otras, parecen indicar que no es
posible establecer una norma única.
S. Elementos de reflexión:
a) Algunos Obispos han consultado
a su clero sobre posibles candidatos
al
Episcopado (3S).
b) Hay noticias de que en Europa ha habido consultas al laicado. Parece de
suma importancia
determinar
el procedimiento
para evitar los peligros de
politización, de grupos de presión y de falta de representatividad.
Es normal que cualquier procedimiento
presente vacíos y que no pueda preverse
con anticipación en el mecanismo jurídico la solución de todo imprevisto.
Una etapa de experimentación
parece imprescindible.
c) Al menos en algunas etapas, las más avanzadas, del proceso de selección,
debería existir una suficiente reserva. De otro modo podría resultar menoscabada la fama de las personas y podrían surgir divisiones partidistas
y
antagonismos,
sin contar el juego de las ambiciones que la historia demuestra no ser simples frutos de la imaginación.
el) El juicio del clero y ele los Obispos del país o región merece una especial
atención. Ellos tienen un mejor conocimiento
de los candidatos y, en el caso de los Obispos, están en mejores condiciones
para apreciar su posible
aporte al espíritu colegial.
Las reflexiones anteriores presentan hechos, principios y posibilidades.
Pretenden ser un modesto aporte para clarificar un problema que tiene muchos
componentes. La última palabra, como es natural en la Iglesia, corresponde
a
la autoridad de los Pastores y especialmente
al Romano Pontífice que es el centro visible de la comunión.
(35)
(36)
(37)
(38)
f:xpresamellte el Motu proprio Ecdesiae Sanctae, de fecha 6 de cc;osto de 1966, se refiere a la
proposición de candidatos al episcopado por parte de las Conferencias Episcopales. CI. ibid.,
n. 10, texto que es presentec!o como complemento de Chl'istus Dominus, n. 20.
Sobre est"s últimas, puede verse la Consto Pasto Gaudiunl et Spes, p. ej., en IJ "xpsición
preliminar.
Así lo estima Mons. l. Errázuri: en el documento qu~ 59 cita en nota (31):
"Otra de 105 grandes desafíos, de las grandes tareas de la Iglesia de SJntiago, es que todos seamos cristianos eficuces, verdaderos creyentes, para que podamos, en forma comprometida,
presentar a las persanas que sean aptas, a fin de que 'la autoridad eclesiástica competente'
puedJ escoger ('1
meior, ejerciendo su 'derecho de nombrar y crear a los Obispos' (Decreto sobre el ofido po,.
toral de los Obispos, n. 20)".
Según informaciones
recientes, esto se ha hecho en las diócesis chilenas de TalcJ y Temuco.
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