LOS REYES CATÓLICOS. LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO MODERNO 6.1 Los Reyes Católicos: La unión dinástica. El matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón en 1469 pareció crear una nueva entidad política: la monarquía hispánica. Sin embargo la unión de las dos coronas fue tan sólo una unión personal, no hubo unidad política ni administrativa, tan sólo el Tribual de la Inquisición fue común para ambos. Cada reino mantuvo sus características, leyes y moneda, así como una frontera de manera que castellanos y aragoneses eran percibidos como extranjeros en el otro reino. Fernando el Católico abandonó Castilla, cuando regresó su hija Juana con su esposo Felipe de Austria, y contrajo matrimonio con Germana de Foix lo que puso en peligro la unión (Isabel I había muerto en 1504). La llegada al trono de Isabel de Castilla se produjo después de una guerra civil entre ella, sus partidarios dentro del reino, con la ayuda de Aragón y su sobrina Juana que a su vez era apoyada por Portugal. Esta guerra que tuvo lugar entre 1474 y 1479 acabó con el tratado de Alcaçovas por el cual Portugal aceptaba a Isabel I como reina de Castilla a cambio de que ésta reconociera que el litoral africano, excepto Canarias, sería zona de expansión portuguesa. Fernando II pasó a ser rey de Aragón en 1479 a la muerte de su padre Juan II. El peso de la unión lo llevó siempre castilla, cuyo territorio era mucho mayor y también su población. La monarquía castellana acentuó su carácter autoritario, sin embargo en Aragón el poder de la nobleza siguió siendo muy fuerte. El propio Fernando II prefirió vivir en Castilla (tan sólo pasó 7 años de su reinado en los territorios de la Corona de Aragón), donde su poder, como rey consorte (Concordia de Segovia) o como regente a la muerte de Isabel y más adelante ante la debilidad de su hija Juana, era mayor que en su propio reino. Desde Castilla dirigió la política exterior de la monarquía, aspecto en el que la acción de las dos coronas sí fue única (Navarra, Italia). 6.2 Los Reyes Católicos: La conquista del Reino nazarí y la incorporación del reino de Navarra Desde fines del siglo XIII permanecía en el sur de la Península el último reino taifa, Granada. Los Reyes Católicos, representantes de la monarquía autoritaria, mostrarán interés en alcanzar unas fronteras naturales que les permitan establecer una monarquía fuerte y estable. Además Granada era un enclave musulmán que podía representar un peligro y servir de puente a otras potencias del norte de África o proteger a la piratería del Mediterráneo. La guerra de Granada fue muy larga desde 1481 hasta 1492. el inicio de las hostilidades se produjo en 1481 de forma fortuita con escaramuzas en la frontera. Un momento fundamental fue la conquista de la ciudad de Alhama, llevada a cabo por Diego Ponce de León como una empresa privada. Este punto era de vital importancia en las comunicaciones entre Granada y Málaga pero mantener su dominio era difícil y requirió la intervención de los monarcas que destinaron a este fin recursos y hombres. Las rivalidades internas del reino nazarí fueron aprovechadas hábilmente pues le debilitaban. Los Reyes Católicos apoyaron a Boabdil hijo del rey anterior frente a las aspiraciones de su tío. Boabdil fue el último de los reyes granadinos. Las campañas se reducían a asedios de las plazas fuertes. La conquista de Málaga resultó el momento de mayor dureza del conflicto. Esta ciudad, la segunda en importancia y un puerto fundamental fue asediada durante largo tiempo y no se rindió hasta 1487, como castigo sus habitantes fueron convertidos en esclavos. A partir de este momento el dominio del resto del territorio fue relativamente fácil y se llevó a cabo a través de capitulaciones. Esto mismo puede decirse de la capital, Granada, Boabdil firmó la rendición y permitió entrar a las tropas cristianas en la fortaleza de la Alambra. El final de esta guerra tuvo lugar el 2 de enero de 1492. Los acuerdos firmados permitían a la población conservar costumbres y religión, sin embargo las condiciones fueron haciéndose cada vez más duras, se forzó a la conversión y se produjeron revueltas. Los musulmanes convertidos al cristianismo se denominaron moriscos. (Incorporación del reino de Navarra, página 56) 6.3 La integración de las Canarias y la aproximación a Portugal 8página 57,58 y 59) 6.4 La organización del Estado bajo los Reyes Católicos: Instituciones de gobierno. Al igual que otros monarcas de fines del siglo XV (Francia, Inglaterra), también los Reyes Católicos pretendieron crear una monarquía autoritaria que se pudiese imponer sobre laas fuerzas que durante la Edad Media habían compartido el poder con el rey, para ello debieron crear o afianzar una serie de cargos e instituciones de carácter político, económico, judicial… El poder real creció en la Corona de Castilla que controló a la nobleza, clero y ciudades, mientras que en la Corona de Aragón la mayor parte de los órganos de gobierno conservaron las características de la etapa medieval. Como institución para asesorar al monarca existía el Consejo. Consejo de Castilla, Consejo de Aragón, de Navarra, de las Órdenes Militares y otros de carácter especial como el Consejo de la Santa Inquisición. Durante este periodo el Consejo de Castilla recibió el nombre de Consejo Real y adquirió gran importancia (aunque la última palabra la tenía en rey), pues sus componentes fueron sobre todo expertos en leyes y no nobles y clérigos como en la época anterior. El Consejo era además el órgano supremo de justicia. Las Cortes perdieron progresivamente importancia y los monarcas sólo las convocaron si necesitaban recursos económicos extraordinarios. Dado que los reyes residieron normalmente en Castilla, en los demás territorios, Aragón, Valencia, Cataluña, Nápoles o Sicilia, el rey era representado por un Virrey. En la administración de la justicia se mantuvieron las Audiencias, se creó una nueva en Granada para los asuntos por debajo de la línea del Tajo. En Castilla, además, se creó la Santa Hermandad en 1476 que era la encargada de vigilar el orden interno. En 1478 fue creada la Santa Inquisición un tribunal que vigilaba la pureza de la fe y perseguía a los falsos conversos, su origen era medieval pero ahora pasó a depender del poder civil y no del religioso como había sido en la etapa anterior. Fue un tribunal especialmente duro y temible y no se suprimió hasta el siglo XIX. 6.5 La proyección exterior bajo los Reyes Católicos: política italiana y norteafricana. La política exterior parece que estuvo marcada por los intereses de Fernando el Católico y la corona aragonesa, o al menos en gran parte, y se dirigió a aislar a Francia. En este sentido hay, incluso, que entender la política matrimonial practicada por los reyes ( unión con Inglaterra a través de su hija Catalina y unión con Austria con el doble matrimonio de sus hijos Juan y Juana con Felipe y Margarita de Austria) o la anexión de Navarra en 1512, un reino que se encontraba ligado a los intereses y a la dinastía francesa. La Corona de Aragón tenía desde hacía dos siglos fuertes lazos en el Mediterráneo especialmente con Italia, un territorio dividido en muchas unidades políticas activas y ricas, sobre las cuales también tenía interés Francia. Nápoles parecía el primer objetivo francés (precisamente un territorio que había estado unido a la Corona de Aragón en el siglo XIV). Francia trató de asegurarse la neutralidad de Fernando firmando en 1493 un tratado, el Tratado de Barcelona, por el que devolvía el Rosellón y la Cerdaña, dos territorios que había conseguido en tiempos de Juan II. Sin embargo la invasión de Nápoles fue un fracaso, todos los estados italianos se opusieron y también Aragón. En 1500 el rey de Francia y Fernando el Católico firmaron el Tratado de Granada para repartirse el reino de Nápoles, pero los límites eran imprecisos y pronto surgieron fricciones y la guerra estalló en 1502. Las tropas españolas, dirigidas por Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, vencieron a las francesas, mayores en número y mejor armadas. Nápoles volvió a la Corona aragonesa. Por otro lado, la conquista de Granada y su anexión a Castilla creó la necesidad de controlar el Mediterráneo occidental frente a la piratería que tenía sus bases en el norte de África. En estas empresas hubo tanto una idea económica como un aspecto religioso al tratarse de territorios musulmanes. Se ocuparon importantes enclaves como Melilla en 1497, Orán y Bujía en la actual Argelia y Trípoli en Libia en 1510.