Memorias Cónsul Chapperon

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La vida en Asunción durante la Triple Alianza
Fiesta en la guerra - final
Investigación y Textos: MARCO FANO
Edición y notas: Jorge Rubiani
Lorenzo Chapperon, Cónsul de Italia en el Paraguay entre finales de 1867 hasta la finalización de la guerra contra la
Triple alianza, finaliza la carta a su esposa Alicia haciendo alarde de sus conocimientos de Guaraní. De hecho y por
testimonios de diversos extranjeros que residieron en el Paraguay en aquella época, dan cuenta que el uso del idioma era
obligatorio, aún para los extranjeros. El mismo Mariscal hacía lo suyo para que lo aprendieran.
A continuación, los últimos párrafos de la nota:
Moda paraguaya
"Las serenatas y los bailes recomienzan el 1º de abril con la noticia de la evacuación de Paso Pucú y de la formación de
una nueva fortaleza sobre la desembocadura del Tebicuary. Los acorazados brasileros y la posición de Tajy parecen
estar en fuerte peligro, dado que ahora se encuentran entre dos fuegos. Así como el ejército aliado, dado que el fuerte del
Timbó, en el Chaco, los corta de Humaitá, y el Tebicuary los corta de Asunción.
Comienzan ahora las funciones religiosas. En cada casa se elige un santo o un ídolo cualquiera, se construye un altar en
el salón, y durante nueve días se rezan plegarias, se canta etc. Al noveno se lleva solemnemente la imagen hasta la
iglesia, y a la mañana le cantan una misa con Te Deum.
Ayer, día cuatro, bajé a la ciudad por la tercera vez. Todo está en orden, las patrullas controlan sin cesar que nadie
circule por las calles y podemos confiarnos, porque el paraguayo, que es un poco ladrón a la manera de los salvajes, y
que te robaría una vela, un vaso, o un pañuelo antes que objetos de valor, es un fiel ejecutor de las ordenes (1). Los
soldados llevan la camisa afuera del pantalón, los cabellos rapados, unos pequeños bigotes y un quepi de cuero. Los
oficiales visten camisa roja, los empleados camisa azul oscuro; en cuanto a los funcionarios están invariablemente
vestidos de negro, pantalón, chaleco y sombrero negro. Así es mi vida, mi querida amiga, ahora sabes sobre el Paraguay
tanto como yo".
Hay que aprender guaraní (*)
"En cuanto al guaraní, ahora lo conozco mejor que tu, sé decir 'Astimaite ndéve', se lo agradezco, 'iporaeté', que lindo;
“diaja ararow”, vamos a comer; “añeté”, es cierto; “na añetéi”, no es verdad; “curuzù” quiere decir cruz, “Tuyutì” el barro
que hay; “Tuyucué” el barro que había; “Curupayty” bosque de acacias, “Paso Pucú” el paso largo; “Tayi” lapacho; “Ibicuy”
arena; “Itaqui” piedra de afilar; “Yatay” y “Caraguatà” son especies de palmeras; “Caa” yerba; “Carimbatà” sapo, etc. Se
cuenta hasta cuatro: petei, mocoi, Mboapì, Irundi, y después cinco, seis, etc.
Estoy llegando al final de mis hojas de papel, así como al final de mi historia. Espero no tener que escribirte todavía
mucho, y que pronto entre tus brazos, mi querida, podré olvidarme de mis fatigas y de los percances y preocupaciones,
porque en serio estoy muy en ansias por todos ustedes. Sé que mi carta del 24 de febrero pasó, pero no estoy muy
seguro de si esta podrá pasar, y además ... ninguna respuesta, nada de mi Gobierno, nada de la Legación, y sobre todo,
nada de ti, mi pobre querida! Y mis queridos niños, y mi pequeña Laura! No pasa día, no pasa noche sin que piense en
ustedes todos, con mucha amargura, te lo aseguro. Ayer mismo encontré en mi bolsón una bolita blanca y un numero (el
52) del juego de la lotería. ¡Queridos recuerdos! Me gustaría mandarte algo en esta carta, pero no tengo nada que pueda
caber. Me tengo que contentar con mandarte mil besos, bien fuertes, a repartir entre todos.
Mis saludos a los Hutchinson, a los Fillol, y sobre todo al Coronel. Si escribes a los tuyos, pedile a tu padre una cruz de
San Mauricio grande y una pequeña. Creo haberla bien merecido (2). Tu esposo que te quiere. Saludos a Freddi y a
Grasso.
Chapperon
Conclusión
A la finalización de la guerra y especialmente, cuando el ingreso de los Aliados a Asunción, Lorenzo Chapperon
sufriría las consecuencias de sus denuncias y la detallada documentación que había elaborado sobre los saqueos
perpetrados por los aliados. Marco Fano lo expresa con todas las letras: "...con sus protestas se convierte en un enemigo
jurado para Caxias y Paranhos. Y cuando muere asesinado en Buenos Aires, el 23 de marzo del 1870, en su agonía
acusa los brasileros de ser los mandantes de su muerte".
Chapperon había "atado muchos cabos" en relación a la conjura contra el Paraguay (ver recuadro). En el momento en
que lo asesinaron -escribe Fano- "... estaba redactando un informe para Della Croce, el Encargado de Negocios de italia
en Buenos Aires". Pero en relación a este trabajo, también hubo un denodado empeño para que los cabos se desataran
nuevamente y los documentos del malogrado Cónsul, quedaran ocultos o perdidos. ... ¿para siempre?
De seguro contienen parte del misterio que alguien o algunos, determinaron que continuara en el misterio.
*
El guaraní escrito como está en la carta de Chapperon.
NOTAS:
1. Lo que nadie supuso es que nueve meses mas tarde, al caer Asunción en manos de los Aliados, el pillaje haría trizas de la ciudad. Los soldados
aliados no dudaron en ingresar a los templos ni a las sedes diplomáticas. Y Chapperon pagaría caro por el patrimonio desaparecido de su
consulado.
2. A San Mauricio se le personifica como un caballero de armadura portando una cruz roja en el pecho. En muchos lugares en Suiza, Francia, y
Alemania lo han elegido como su patrón celestial. A él se le invoca cuando se sufre padecimientos de gota, cólicos, etc.
EPÍGRAFE: Cementerio de San Fernando, donde centenares de paraguayos y extranjeros esperan bajo un centenar de cruces, que la
muerte que les llegara entre Julio y Septiembre de 1868 -las mas de las veces injustamente- no se extienda a la "muerte real", que
es la del olvido.
Las "sin razones" de la guerra: El informe que condenó al Cónsul Chapperon
Informes como éste, escrito en los tiempos finales de su labor, cuando la guerra recorría los últimos campos calcinados
en busca de mas muerte, le habrían malquistado al Cónsul italiano con los enemigos del Paraguay. Los mismos motivos
debieran servir para que su nombre sea reivindicado y revalorado en nuestro país.
"...El Paraguay no modificó la legislación imperial y colonial de los españoles. El país está por lo tanto en principio cerrado a los
extranjeros y su admisión en su territorio es vista como un favor. La ley es la de las “7 partidas”, o sea la de la inquisición. Los
procedimientos son totalmente secretos. Hay que subrayar que en el Paraguay la dominación de los jesuitas dejó en herencia la
confianza en la ley. Nadie le resiste, nadie la discute, pocos la violan y nunca impunemente, dado que todos saben que su espada
está suspendida sobre todas las cabezas, sin excepciones y que cae fatalmente e inexorablemente. El juramento, cosa banal en
Europa, es sagrado en el Paraguay: el soldado que juró de vencer o morir, lo condenan a muerte por perjuro si huye o se
rinde al enemigo. No hay discusiones, peleas, palabras obscenas o insultantes, y tanto menos contusiones o heridas, nunca un
homicidio. Los apodos despreciativos de “gringos” o “carcamanes” que los hispano americanos distribuyen a los europeos, se los
castigaría inmediatamente. Se podía, en plena seguridad, recorrer el entero territorio de la Republica sin otra arma que el
pasaporte. La hospitalidad era un deber sagrado, y por otra parte no pesaba mucho en un país que produce casi espontáneamente
el maíz, la caña de azúcar, la mandioca, el algodón, donde los frutos mas exquisitos crecen sin necesidad de ser cultivados, que se
presta al cultivo de cualquier planta europea, y que estaba abundantemente provisto de pastizales y de ganado. El poder de las
autoridades inferiores era nulo, no podían aplicar ni multas ni penas corporales sin el explicito permiso del Presidente; y esto era una
garantía en un país que no contaba con otro sino el de inteligente, pero tal sistema implicaba un régimen absolutamente despótico. El
pueblo romano prefería el absolutismo imperial a la pesada protección de los patricios, dado que frente al emperador todos eran
iguales, senadores o plebeyos, y el yugo de un solo déspota, por pesado que sea es siempre preferible a el de una oligarquía
republicana. Las clases populares del Paraguay gozaban de una relativa libertad y de la igualdad frente al Jefe del Estado. Pero este
debía saberlo todo, y por eso había establecido un sistema de espionaje completo y llevado a limites extremos. Los delatores estaban
en todos lados, en el gobierno, en el Ejercito, y hasta dentro de las familias. Pero por otra parte, todo estaba en orden, el bienestar
reinaba en todos lados, la producción del país era considerable, y las obras publicas indicaban un espíritu poderosamente creativo, y
prometían distanciar notablemente todo el resto de la America hispánica. Diez años mas de la administración absoluta e
iluminada de López II, y el Paraguay habría dictado ley a la America del Sur. La guerra con el Brasil era por lo tanto una
necesidad para ese país, y las ocasiones que nunca faltaron e las contiendas entre las colonias españolas y portuguesas, no
faltaron tampoco en estas circunstancias" (*).
* Las negritas son del editor.
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