5 El Campo de Borja en la Edad Moderna: la organización del espacio SERGIO CASTILLO ESPINOSA La situación geográfica de frontera de la actual comarca del Campo de Borja, en la Raya occidental del Reino de Aragón, ha sido y es fundamental para entender su historia. Pero no se puede interpretar su historia moderna si no se acude a hechos concretos ocurridos en el medievo que sirven para dibujar la crónica de las ciudades y villas de la comarca entre los siglos XVI y XVIII. En el invierno de 1119, tras la conquista de los extensos territorios que comprenden las demarcaciones de Borja, Tudela y Tarazona por el rey Alfonso I “el Batallador”, y su incorporación a la corona, siguió la reordenación de dicho suelo y su posterior reparto entre los tenentes que lo iban a defender del peligro musulmán. A los señores feudales se les sumó la llegada de las órdenes militares como consecuencia de las últimas disposiciones del testamento del “Batallador”, quedando todos ellos asentados en una sociedad eminentemente rural que empezaba a organizarse en torno a la posesión de la tierra. Pero este espacio, que sirvió para la defensa del reino aragonés ante las posibles incursiones de los musulmanes, también posibilitó la penetración de las tropas castellanas que, entre 1356 y 1369, enfrentaron a los reyes Pedro I de Castilla con Pedro IV de Aragón. Esta frontera permeable con Castilla también permitió la entrada de otros ejércitos invasores en la modernidad: Alonso de Vargas y Francisco de Bobadilla atravesaron estas tierras aragonesas para solucionar las alteraciones protagonizadas principalmente por los ciudadanos de Zaragoza en 1591. Pero además, Borja y Magallón, junto con Calatayud, sirvieron como escenario de conflictos internacionales, ya que la Raya occidental aragonesa fue protagonista de la Guerra de los Cien Años que desgarró a la Europa occidental. Trescientos largos años después, un nuevo conflicto internacional, la Guerra de Sucesión española (1705-1710), permitió que el espacio borjano volviera a desempeñar un papel determinante en la historia española y de Aragón. De la Historia 153 Paso obligado de soldados y ejércitos, de comerciantes, de viajeros y de ganados, desde siempre han coexistido cercanos al río Huecha dos caminos paralelos que comunican el valle del Ebro con la meseta castellana. Uno de ellos, como señala Gracia Rivas (1991), seguía el trazado del llamado camino Porroyo, que llegaba a Borja y continuaba hacia Tarazona y pertenecía a la calzada romana que unía tierras leonesas con haciendas zaragozanas; el otro, el del Campo de Borja. Estos caminos fueron recorridos por monarcas, obispos y abades verolenses; comisarios reales y castellanes sanjuanistas; secretarios reales y virreyes novohispanos; moros, moriscos y cristianos viejos junto a campesinos, pastores y trajineros. Estas tierras fueron además testigos de inquisidores y religiosos dominicos, al lado de quienes florecieron academias barrocas de literatura y donde se entremezclaron banderas y pendones de señoríos con enseñas blancas que ondeaban flores de lis o cruces de plata sanjuanistas. Si hubiera que resaltar alguno de los aspectos fundamentales en la historia moderna de esta comarca histórica, sin duda habría que destacar la configuración y articulación de su territorio como lugar de señoríos –laico, eclesiástico y real–, basados en la defensa de su jurisdicción y de la propiedad de la tierra. También aludiríamos al carácter conflictivo de estos tres siglos, marcados por la conservación a ultranza de la territorialidad y de los derechos señoriales que, enmarcados en tres grandes episodios históricos, dejaron su impronta en la comarca: las alteraciones de 1591, la expulsión de los moriscos en 1610 y las consecuencias de la Guerra de Sucesión española. LOS SEÑORÍOS Las monografías y estudios que del señorío han ido publicándose 1 revelan que más de la mitad del territorio aragonés de la Modernidad pertenecía a la jurisdicción señorial, frente a las ciudades y villas de realengo. La comarca del Campo de Borja no fue una excepción y la distribución de sus posesiones estuvo desigualmente repartida, inclinándose mayoritariamente hacia el señorío laico y el perteneciente a las órdenes militares frente al señorío real, que mantuvo una influencia menor, sin olvidar el señorío eclesiástico, que tuvo en el Monasterio de Veruela un significativo modelo. Esta realidad responde a una continuidad con el medievo, donde el sistema de tenencias fue el ascenso hacia la constitución de señoríos. 1 Destacan las siguientes monografías y artículos de la comarca del Campo de Borja para la realización del presente estudio: Barquero Goñi, Carlos, La Encomienda de Mallén durante la Edad Media (siglos XII-XV), Borja, 1996. Carranza, Guillermo, Historia de Mallén, Zaragoza, 1988. Castillo Espinosa, Sergio, Historia de Albeta: del Señorío al Municipio, Zaragoza, 1995. Colás Latorre, Gregorio, “El Régimen señorial en Aragón”, en Jerónimo Zurita, nº 58, (1988), pp. 9-29. Gil Pujol, Javier, “La comunidad local ante la entrada y despliegue del ejército del Rey: Toma de decisiones en una disyuntiva de fidelidades (Ágreda, Tarazona, Borja, Barbastro, Jaca)” en Cuadernos de Estudios Borjanos, vol XXV-XXVI, (1991), pp. 63-108. Gracia Rivas, Manuel, “La concentración del ejército del rey y la represalia militar sobre el Reino”en Cuadernos de Estudios Borjanos, vol XXV-XXVI, (1991), pp. 189-226. Lafoz Rabaza, Herminio, Feudalismo en Aragón: El Señorío de Maleján (1122-1828), Borja, 1994. Pérez Álvarez, María Berta, “La guerra de Sucesión en la Raya Occidental”, en Primeras Jornadas sobre Borja y la Raya Occidental de Aragón, Zaragoza, 1992, pp. 235-248. Pérez Giménez, Manuel Ramón, Ainzón, Señorío del Monasterio de Veruela (Historia de una relación 1453-1820), Borja, 1999. Pérez Monzón, Olga, La Encomienda de Novillas y su pasado artístico, Borja, 1997. 154 Comarca del Campo de Borja Señorío y realengo en la Edad Moderna SEÑORÍOS ECLESIÁSTICOS SEÑORÍOS LAICOS REALENGO Frente a los lugares reales de Borja (ciudad) y de sus barrios –Maleján, Albeta y Ribas– y Magallón (villa), el resto de la extensa comarca se hallaba dividida entre los señores laicos, caso de Agón, Albeta, Bisimbre, Bureta, Fréscano y Maleján; la orden militar de San Juan de Jerusalén en Alberite, Ambel, Fuendejalón, Mallén, Novillas y Talamantes; y el señorío Maleján fue barrio de la ciudad real de Borja eclesiástico, que lo formaban el Monasterio de Veruela –Ainzón, Bulbuente y Pozuelo de Aragón– y el Monasterio de Trasobares –Tabuenca–. Hubo casos excepcionales, como los barrios de Borja, que tenían su jurisdicción repartida entre sus señores laicos y dicha ciudad. La jurisdicción de Albeta, Maleján y Ribas pertenecía a la capital borjana y la propiedad a los distintos señores, señores que incluso tenían dividido el núcleo rural, como el caso de Albeta, que a lo largo de los siglos que conforman el Antiguo Régimen tuvo siempre dos señores feudales. Comunes a todos los pueblos de señorío fueron los numerosos conflictos que tuvieron lugar por el mantenimiento de su propia jurisdicción frente a la justicia del rey, y las rivalidades entre los mismos señoríos para conservar cada uno de ellos su estatus económico. Rivalidades, desde finales del siglo XV hasta el último tercio del siglo XVI, entre Novillas y Mallén, que aun perteneciendo ambos a la orden sanjuanista se disputaban sus privilegios y sus límites geográficos. Pleitos por la dehesa de Ambel que tuvieron a Borja, Ainzón, Talamantes, Tabuenca y Veruela como protagonistas y que duraron desde mediados del siglo XVI hasta la mitad del XVII. Pastos que rivalizaron Ambel, Añón, Talamantes y Trasobares, o litigios entre Ainzón y Tabuenca por los derechos de pasto del ganado, y de Ainzón con Talamantes por los derechos de pacer y acabañar. O rivalidades por el control del agua de la Huecha y de las acequias de Marbadón y Sorbán, que arrancaron a comienzos del siglo XV y pervivieron en la centuria del XVI con Borja como su principal protagonista, enfrentada al resto de los pueblos por el disfrute y usos de las aguas. Importante por su trascendencia y larga duración –más de un centenar de años litigando– fue el conflicto entre Borja y Ainzón por la fuente de Bargas. Otras rivalidades surgieron por delimitaciones territoriales entre Ainzón, Ambel, Bulbuente y Tabuenca en los años treinta del siglo XVI, y entre Ainzón, Borja, Bureta, Fuendejalón y Tabuenca en la tercera década del siglo XVII. También los señores de Albeta y de Maleján se enfrentaron a la ciudad real de Borja, que defendió a sus vasallos albeteros y malejaneros de agravios jurisdiccionales de sus señores en 1499. Para solucionar los pleitos, litigios y demandas, los señores naturales pactaron concordias: en la primera década del quinientos entre Borja y el señor de Bureta; posteriormente, en 1568, el señor de media Albeta y Borja firmaron una nueva concordia acerca de las relaciones entre él y sus vasallos. Hubo también sentencias arbitrales entre casas ducales, como la que aconteció en 1686 entre 156 Comarca del Campo de Borja la Casa de Híjar y la Casa de Villahermosa por la sucesión en el señorío de Fréscano. E incluso, para dirimir los límites jurisdiccionales entre Borja y el señor de Maleján y de Ribas, apelaron en 1589 a la Corte del Justicia de Aragón. En definitiva, los conflictos jurisdiccionales jalonaron los siglos modernos de esta comarca tras numerosos intentos por consolidar el poder de los nuevos señoríos frente a sus vasallos y a la justicia del rey. Palacio de los Condes de Bureta ¿Quiénes fueron los señores de esta extensa circunscripción? Junto a la ciudad real de Borja, a la orden militar de los sanjuanistas y a los monasterios de Veruela y Trasobares, los señores que detentaron su jurisdicción a lo largo de estas tres centurias fueron: los Coscón de Reus y los condes de Fuenclara en Maleján y Ribas; los mismos condes de Fuenclara, los Coloma, los Vera, los condes de Puñoenrostro, los condes de Castelflorit y el Cabildo del Pilar en Albeta; Bisimbre dependió de los Coloma; Fréscano perteneció a la Casa de Castro Pinós, posteriormente al conde Guimerá, al duque de Híjar y, por último a los duques de Villahermosa; los condes de Luna lo fueron de Ainzón antes que Veruela; y en Bureta, los condes de su mismo nombre. Todos ellos al frente de sus lugares hasta la disolución del régimen feudal a finales del Antiguo Régimen. Municipio Señorío Señor principal Agón Ainzón Alberite Albeta laico monástico orden militar laico Monasterio de Veruela San Juan de Jerusalén Condes de Fuenclara Ambel Bisimbre Bulbuente Bureta Borja Fréscano orden militar laico monástico laico realengo laico San Juan de Jerusalén Señor de Coloma Monasterio de Veruela Conde de Bureta Rey Conde de Guimerá Fuendejalón Magallón Maleján orden militar realengo laico San Juan de Jerusalén Rey Condes de Fuenclara Mallén Novillas Pozuelo de Aragón Tabuenca Talamantes orden militar orden militar monástico monástico orden militar San Juan de Jerusalén San Juan de Jerusalén Monasterio de Veruela Monasterio de Trasobares San Juan de Jerusalén Otros Señores Señor de Vera / Señor de Coloma Duques de Híjar / de Villahermosa Señor de Coscón / de Reus De la Historia 157 LAS ALTERACIONES DE 1591 La última década del siglo XVI aragonés se vio convulsionada por las llamadas “Alteraciones de 1591”, consecuencia del enfrentamiento entre el rey Felipe II y los partidarios del ordenamiento jurídico aragonés, a cuyo frente estuvo el Justicia de Aragón. Estos acontecimientos se observaron con especial atención en la comarca borjana, ya que su suelo fue ocupado por el ejército castellano que, enviado por Felipe II, pretendía llevar a cabo una represión política y militar que culminaría con la ejecución, en Zaragoza, de Juan de Lanuza el 20 de diciembre de 1591. Así, por el suelo de nuestra comarca pasó el ejército castellano, enviado por Felipe II a tierras aragonesas con el fin inmediato de reducir a los sublevados y con pretextos claramente intimidatorios. Este contingente, mandado por Alonso de Vargas y auxiliado por Bobadilla, penetró en Aragón desde Ágreda, a través de las comarcas turiasonense y borjana. De hecho el día 6 de noviembre de 1591 el ejército de Felipe II, dividido en dos cuerpos, cruzó la Raya occidental por Cortes y Vozmediano, alojándose en los municipios que comprenden desde Gallur hasta Pozuelo. Ese día uno de los flancos, a cuyo frente iba Francisco de Bobadilla, ocupó Mallén y Magallón para después, ya en tierras de Borja, seguir el camino que recorre Ambel hasta Ainzón, donde esperó a Vargas. El 8 de noviembre Alonso de Vargas, con el resto de la milicia, llegó al monasterio de Veruela tras una agotadora jornada cruzando el Moncayo. La noche del 8 al 9 se alojó en Ainzón y, a la mañana siguiente, el grueso del ejército partió hacia Fréscano y Mallén con dirección a la capital aragonesa; el 12 de noviembre llegaban a la ciudad de Zaragoza. Los acontecimientos históricos que luego acontecieron en la capital, y que llevaron a la ejecución del Justicia de Aragón Juan de Lanuza, son sobradamente conocidos por la historiografía aragonesa y sobrepasan los límites geográficos de la propia comarca. Sin embargo, el espacio borjano no sólo fue escenario de guerras y conflictos. También tuvieron lugar visitas reales. En la primavera de 1677 el rey Carlos II, que estaba en Zaragoza, a su regreso a Madrid, eligió el itinerario que transitaba por Tarazona y Ágreda. En tierras borjanas, el monarca visitó Mallén el día 3 de junio, iniciándose el regreso en la madrugada del cuatro. En este marco de las visitas reales a Mallén podemos además hacer aquí alusión a otro acontecimiento que, si bien pertenece ya a la etapa contemporánea, consideramos a bien traerlo a colación: tuvo lugar en el verano de 1802, siendo esta vez el protagonista Carlos IV. Este monarca, con motivo de la boda del príncipe Fernando (el futuro Fernando VII) con la infanta de Nápoles, se desplazó con su familia y su séquito desde Madrid a Barcelona. Durante su estancia en Zaragoza el rey decidió inspeccionar las obras del Canal Imperial de Aragón, visita que realizó el día 30 de agosto. A su paso por Mallén el alcalde de la localidad y los vecinos, conocedores de su afición a la caza, le prepararon una batida, así como alojamiento y una comida para él y todos sus acompañantes, de todo lo cual el rey quedó satisfecho. 158 Comarca del Campo de Borja LA EXPULSIÓN DE LOS MORISCOS El 17 de abril de 1610 el rey Felipe III decretaba, desde Valladolid, la expulsión de los moriscos aragoneses. Publicado el bando del destierro en Zaragoza el 29 de mayo, se señalaba que su salida sería por tierra, cruzando los Pirineos, o por mar, a través del puerto de Los Alfaques (Tarragona). En la comarca borjana el mayor porcentaje de población Humilladero, lugar donde estuvo la Cruz de Albeta. En la actualidad es capilla del cementerio de Borja morisca se concentraba en el curso de la Huecha. Era una sociedad eminentemente agrícola, sujeta a la jurisdicción señorial, por lo que la expulsión se dejó sentir no tanto por el número de desterrados que supuso sino por el elevado porcentaje de impuestos que éstos aportaban. El 3 de junio se decretó, por mandato del comisario real nombrado para la expulsión, que el día del Corpus salieran los moriscos de Borja y de sus barrios –Albeta, Maleján y Ribas–, y también de Bureta. Reunidos en la Cruz de Albeta2 salieron aproximadamente más de mil trescientos habitantes. Albeta, Maleján y Ribas quedaron despoblados por completo. Las dos primeras serían inmediatamente repobladas; Ribas, sin embargo, quedó deshabitado para siempre. Junto a estos lugares también perdieron parte de sus vecinos Agón, Ambel, Bisimbre, Borja, Bulbuente y Fréscano. El impacto demográfico, social y económico fue de gran repercusión en la comarca. Baste sólo añadir que Albeta antes de la expulsión contaba con cerca de 350 habitantes y que tuvo que esperar a mediados del siglo XIX, según la Comisión de Estadística General del Reino, para recuperar y superar los 360 vecinos. Moriscos expulsados Lugar Agón Albeta* Ambel Bisimbre Borja Fuegos 48 77 88 5 252 Personas 240 385 440 25 1.260 Lugar Bulbuente Bureta Fréscano Maleján Ribas Fuegos 71 245 90 66 28 Personas 355 245 450 330 140 * Según la Visita Pastoral de 1594 contaba con 70 fuegos Según Reglá y Lapeyre 2 Hoy desaparecida, esta cruz se levantaba en el solar del actual cementerio de Borja. De la Historia 159 Excepto en Ribas, como ya hemos adelantado, la repoblación se llevó a cabo en todos los núcleos. Ésta no fue realizada sin problemas entre los antiguos señores y los nuevos pobladores. Otra vez las concordias y sentencias arbitrales vinieron a pacificar las alteraciones sociales que se produjeron por las presiones de los señores feudales sobre sus nuevos vasallos. Como ocurriera antes, también en 1613 la ciudad de Borja defendió a los actuales habitantes de Albeta y Maleján frente a sus señores y sus cargas feudales. EL FINAL DEL ANTIGUO RÉGIMEN. EL CORREGIMIENTO En noviembre de 1700 tuvo lugar el fallecimiento de Carlos II, el último Austria, y la apertura de su testamento. En el documento el monarca manifestaba su deseo de que fuera su heredero Felipe de Anjou (luego Felipe V), el nieto de Luis XIV de Francia y de la infanta española María Teresa, en detrimento del candidato austracista el archiduque Carlos. El hecho de que las potencias internacionales no reconocieran al nuevo rey español tuvo sus repercusiones políticas y sociales, en el territorio hispano en general y en el aragonés en particular. Frente a la actitud claramente austracista de la capital del reino, en el resto del territorio las lealtades y las fidelidades entre ambos aspirantes al trono quedaron divididas. La comarca del Campo de Borja no fue ajena a la división entre partidarios de uno y adeptos a otro, por lo que nuevamente el territorio borjano iba a actuar como frontera de dos actitudes. Desde 1705 hasta 1710 un nuevo conflicto bélico, la Guerra de Sucesión, se desarrolló en los campos aragoneses. Borja y Mallén se decantaron a favor del pretendiente francés frente al avance aliado que el archiduque Carlos tenía en Magallón, población que podía ser utilizada como cabeza de puente para entrar en la comarca; pero a pesar del apoyo que el candidato francés recibió desde Tarazona, Ágreda y Tudela, no se pudo impedir que la capital borjana fuera cañoneada y saqueada por las tropas del archiduque el 12 de octubre de 1705. La contraofensiva filipista se inició en el verano de 1706: desde Tudela avanzó su ejército hacia tierras aragonesas. Mallén fue tomada por el ejército de Felipe, mientras que las tropas de Carlos fueron derrotadas en la batalla de Almansa el 28 de abril de 1707. Como consecuencia de esta derrota austracista y del avance de las tropas de Felipe de Anjou, en la primavera de 1707 Zaragoza fue liberada. Antes de entrar en la capital de Aragón, desviándose de Magallón, el ejército de Felipe entró en la ciudad de Borja como agradecimiento por su leal apoyo. Sin embargo, el curso de la guerra volvió a cambiar y aun tuvieron lugar otros acontecimientos, entre ellos la segunda entrada de los austracistas en los campos y tierras de Borja. Zaragoza fue ocupada en agosto de 1710 hasta abril de 1711 por el ejército del archiduque Carlos, y con ella Borja. La derrota de Felipe V en la batalla de Zaragoza varió el destino de la comarca, aunque las prontas derrotas de los aliados en Brihuega y Villaviciosa modificaron definitivamente el territorio aragonés, incorporando a Borja a la lealtad de Felipe de Anjou. 160 Comarca del Campo de Borja Los cambios políticos que afectaron al Aragón derrotado, tras la imposición de los Reales Decretos de la Nueva Planta en junio y julio de 1709 y abril de 1711, por los que se establecía un nuevo gobierno “y planta interina”, tuvieron efectos contrarios para Borja, Ainzón, Jaca o Tarazona. Su repercusión fue la obtención de sustanciosos beneficios, políticos y económicos, por su apoyo decisivo al nuevo monarca: la fidelidad de Ainzón se premia con el título de Muy Leal y a Borja se le confirmaron sus privilegios, se le concedió el título de Ilustre y Fidelísima, así como la inscripción saqueada por ser siempre fidelísima y pudo emplear en su escudo la flor de lis. Se le concedió perpetuamente voto en las cortes castellanas. También la celebración de 15 días de feria franca y la posibilidad de llevar a cabo mercado, también franco, el primer jueves de cada mes, así como la exención de determinados impuestos. Sin embargo, los cambios más sustanciaRetrato de Felipe V en el Salón de Reyes del Ayuntamiento de Borja les para toda la comarca vinieron con la aplicación de los Decretos de la Nueva Planta: Felipe V estableció su nueva ordenación administrativa a través de la organización de los municipios en corregimientos. El rey fijó trece corregimientos en Aragón: Albarracín, Alcañiz, Barbastro, Benabarre, Borja, Calatayud, Cinco Villas, Daroca, Jaca, Huesca, Tarazona, Teruel y Zaragoza. Albarracín, Borja y Tarazona fueron los más pequeños por el número de municipios que los componían y por su superficie territorial. El Corregimiento de Borja estaba formado por treinta poblaciones3 que representaban la variada organización jurídica y administrativa del Antiguo Régimen. Junto a municipios de realengo, como Borja o Magallón, estaban Ainzón, Bulbuente o Pozuelo, pertenecientes al Señorío de Veruela, núcleos como Ambel, Mallén o Novillas, de la orden de San Juan de Jerusalén, o los numerosos pueblos que pertenecían a los señoríos laicos como Albeta, Bureta o Fréscano, entre otros. También los sucesos que convulsionaron Aragón como consecuencia de la Guerra de la Independencia tuvieron en la comarca del Campo de Borja especial significa3 Junto a los ya tradicionales municipios de la comarca borjana, a lo largo del siglo XVIII formaron dicho Corregimiento: Alcalá de Ebro, Boquiñeni, Cabañas de Ebro, Figueruelas, Grisén, Huechaseca, Luceni, Lumpiaque, Oitura, Pedrola, Pleitas y Salillas. De la Historia 161 Huechaseca, nueva población fundada en el término de Ainzón en 1792. Casa del señor ción al ser, de nuevo, frontera y paso obligado de las tropas francesas en su dirección hacia Zaragoza. En junio de 1808 los invasores tomaron Mallén, siendo esta villa su centro de operaciones dada su posición privilegiada. Agón, Alberite, Bisimbre, Borja, Fréscano y Magallón, entre otras localidades, sufrieron la dominación del ejército conquistador hasta su total expulsión, ya en el ocaso de la guerra. Con la llegada del ejército napoleónico a España, y la imposición de su administración, fueron suprimidos los corregimientos, restaurándose posteriormente con la llegada de Fernando VII, aunque el final del Antiguo Régimen liquidaría definitivamente la estructura política establecida en el Aragón dieciochesco. 162 Comarca del Campo de Borja