Marzo 2013 - Corte de Constitucionalidad

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Guatemala, marzo 2013, AÑO 2, No. 11
Proyección académica de la
Corte de Constitucionalidad
La noción
de contenido esencial
Jorge Luis Córdova Noguera
“El concepto de contenido
esencial de los derechos pese
a no haber sido incluido
expresamente por el
constituyente guatemalteco
en la Constitución de 1984,
como sí lo fue en la Ley
Fundamental de Bonn
en el artículo 19 y en la
Constitución Española
en el artículo 53, ha sido
reconocido por la Corte de
Constitucionalidad.”
“(...) fundamentalmente me interesa la proyección
de la Corte de Constitucionalidad
hacia la sociedad guatemalteca.”
Entrevista al Magistrado Héctor Hugo Pérez Aguilera
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Los textos que se publican en INFOCC son de la exclusiva
responsabilidad de sus autores y no expresan necesariamente el pensamiento de la Corte de Constitucionalidad.
Guatemala, marzo 2013, AÑO 2, No. 11
ENTREVISTA AL Magistrado
HÉCTOR HUGO PÉREZ AGUILERA
“(…) fundamentalmente me interesa la
proyección de la Corte de Constitucionalidad
hacia la sociedad guatemalteca.”
La Corte de Constitucionalidad, conforme a los mandatos supremos,
tiene como función esencial la defensa del orden constitucional, estándole
encomendado velar porque todos los actos de poder estén revestidos de
legitimidad constitucional.
Señor Magistrado, ¿puede hacernos un relato de su hoja de vida?
N
ací en Guzacapán, departamento de Santa Rosa, municipio
en el que me eduqué. Estoy muy orgulloso de ser de ese bello pueblo. Soy casado, mi esposa es Romelia Tuna Castillo,
y tengo cuatro hijos: un médico, una abogada, un ingeniero agrónomo y, mi hijo pequeño, futuro abogado. Me gradué de la Universidad de San Carlos de Guatemala, y he servido en tres universidades (USAC, Rafael Landívar y Mariano Gálvez) como docente y
revisor de tesis. Después de mi graduación mi vida profesional se
desarrolla más en el ámbito del Organismo Judicial, en donde me
desempeñé, primero, como Juez de Primera Instancia suplente,
cargo en el que permanecí cuatro años y medio; posteriormente,
fui nombrado Juez de Primera Instancia Penal de instrucción. Cuatro años más tarde fui designado Magistrado de la Sala Cuarta de
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la Corte de Apelaciones, con competencia penal y militar, donde
ejercí como vocal. En el período siguiente, nuevamente fui electo Magistrado de la Corte de Apelaciones, sirviendo en la misma
Sala Cuarta, esta vez como Presidente. En un pequeño lapso de dos
meses, en 1993, me desempeñé como Viceministro de Gobernación. Luego, ante una nueva elección de Magistrados, derivado de
la depuración del Congreso y el Organismo Judicial, fui electo nuevamente. En 1996 renuncio al cargo de Magistrado de la Corte de
Apelaciones, ante mi elección como Fiscal General de la República
y Jefe del Ministerio Público, para completar el período de quien
había dejado el cargo, es decir, hasta 1998. Ese año, fuera ya del
Ministerio Público, soy nombrado Asesor Específico del Presidente del Organismo Judicial y Corte Suprema de Justicia, cargo que
ejercí hasta 1999, y luego, en el 2000, ocupo el cargo de Coordinador Técnico de la Instancia Coordinadora de la Modernización del
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Sector Justicia, hasta que en 2004 soy electo
Secretario Ejecutivo de dicha instancia. En
2007 renuncié al cargo y me dediqué al ejercicio liberal de la profesión. No es sino hasta
2008 cuando me nombran Coordinador de la
Sección Penal de la Corte de Constitucionalidad, cargo en el que estuve hasta 2010, cuando de nuevo regreso a ejercer mi profesión.
A finales de 2010 una agrupación de abogados me invita a participar como candidato en
la elección para Magistrado de la Corte de
Constitucionalidad por parte del Colegio de
Abogados y Notarios de Guatemala. En marzo de 2011, en segunda vuelta, soy electo en
Asamblea General del Colegio; de un total de
ocho participantes inscritos, tuve la aquiescencia de los colegas y soy electo Magistrado
de la Corte de Constitucionalidad.
“(…) mi intención es continuar
con el buen trabajo que han
iniciado mis colegas de esta sexta
Magistratura, es decir, seguir
implementando la modernización
que merece la Corte de
Constitucionalidad y la justicia
constitucional en Guatemala (…)”
¿Cree usted que el desempeño de cargos tan
importantes para la vida democrática influyen en la labor de alguien que, tal vez sin
visualizarlo anteriormente, llega a ser Magistrado de la Corte de Constitucionalidad?
Por supuesto. Una de las satisfacciones más
importantes de mi vida fue que mi paso por el Organismo Judicial me dio la gran oportunidad de prepararme académica y profesionalmente. Por eso recuerdo con tanto agradecimiento a quien
considero mi mentor, el Doctor Edmundo Vásquez Martínez, cuya
memoria se exalta con el Premio recientemente convocado por el
Instituto de Justicia Constitucional, y quien estando en la Presidencia de la Corte Suprema de Justicia nos dio la oportunidad a muchos jueces y magistrados de seguir capacitándonos y formándonos, incluso fuera del país. Fueron casi doce años en los que existió
total apertura de las autoridades del Organismo Judicial para la
preparación de los funcionarios judiciales. En mi caso particular,
tuve la oportunidad de estudiar en la Universidad de Harvard, en
Universidades de Puerto Rico y Costa Rica, país en el que me dediqué al estudio de la informática jurídica, en tiempos en los que
los avances tecnológicos apenas empezaban. También estudié una
maestría en España, auspiciada por Naciones Unidas. Estudié en
Alemania, en un curso especializado para juristas latinos, y en tres
ocasiones asistí a cursos en la Escuela de Estudios Judiciales de
Barcelona, España, donde logré aplicar, con el patrocinio del Gobierno español, a la Maestría en Derecho Pluralista Público y Privado, en la Universidad Autónoma de Barcelona, en la que obtuve la
Maestría. En esta misma universidad cursé mis estudios de Doctorado, del que sólo estoy pendiente de defender mi tesis doctoral.
Señor Magistrado, de conformidad con la Constitución, el próximo 14 de abril usted asume la Presidencia de la Corte de Constitucionalidad. Ante este próximo acontecimiento, ¿cuál es su
visión de más de dos décadas de funcionamiento de la Corte?
La Corte de Constitucionalidad, conforme a los mandatos supremos, tiene como función esencial la defensa del orden consti-
tucional, estándole encomendado velar
porque todos los actos de poder estén revestidos de legitimidad constitucional. Por
lo tanto, mi intención es continuar con el
buen trabajo que han iniciado mis colegas
de esta sexta Magistratura, es decir, seguir implementando la modernización que
merece la Corte de Constitucionalidad y la
justicia constitucional en Guatemala, modernización que abarca todos los ámbitos,
dentro del cual se incluye la tecnología, a la
que tan atinadamente ha dado tanto impulso el actual Presidente, Magistrado Mauro
Roderico Chacón Corado.
En el tema académico, en especial respecto
de la función que ha llevado a cabo el Instituto de justicia constitucional, ¿cuál es su
visión del trabajo desarrollado?
Estoy muy claro que el Instituto ha hecho un
excelente trabajo, principalmente durante la
actual gestión, y por lo tanto vamos a seguir
en esa línea, propiciando alianzas estratégicas con otras instituciones para ir mejorando también el quehacer de letrados, jueces
y abogados, pero fundamentalmente me interesa la proyección
de la Corte de Constitucionalidad hacia la sociedad guatemalteca.
Para terminar, usted mencionó que considera su mentor al Dr.
Vásquez Martínez; como sabe, el próximo 3 de abril será el acto
oficial de entrega del Premio que lleva su nombre a los autores
de las mejores tesis de graduación que en materias de Derecho Constitucional y Derecho Procesal Constitucional se hayan
elaborado durante 2012 en las Universidades del país. ¿Cree
que de esta forma se enaltece la memoria de quien fuera Don
Edmundo Vázquez Martínez?
Me parece excelente haber creado ese premio; en especial, porque fue gracias al Dr. Vásquez Martínez que se impulsaron tantas
reformas en el ámbito judicial nacional. Él fue un hombre con una
visión muy clara y de avanzada en su época, ya que desde 1989
promovió las reformas que a la postre se fueron dando en el país
en materia judicial. El Dr. Vásquez Martínez logró que distintas
universidades y centros de investigación de prestigio a nivel internacional vinieran a Guatemala, para estudiar la situación de
la justicia a nivel local. En este sentido, implementó los “juzgados
pilotos” con el auspicio de la Universidad de Harvard, y posibilitó
que muchos jueces y magistrados nos preparáramos en el extranjero. Pero sobre todo, el Dr. Vásquez veló siempre por la independencia de los funcionarios judiciales; una de sus máximas exigencias era la independencia del Organismo Judicial, rechazando
siempre cualquier presión sin importar de donde viniera y yo,
como juez en aquel tiempo, puedo decir que se respetó a cabalidad la independencia judicial, y de esa misma manera, los que
integramos esta sexta Magistratura podemos afirmar que actuamos con absoluta independencia y sin ataduras de ningún tipo.
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La Corte de Constitucionalidad
y el Estado de Derecho
Julio César Cordón Aguilar
La Constitución Política de la República de Guatemala se refiere en
su artículo 268 a la Corte de Constitucionalidad,
definiéndola como tribunal permanente,
independiente de los demás organismos del Estado,
cuya función esencial es la defensa del orden constitucional.
L
a Corte está configurada como instrumento para
garantizar la supremacía de la Constitución, es decir, para defender el orden que la ley fundamental
pretende establecer y, con ello, lograr la realización de los
mandatos constitucionales, actuando como garante de la
sujeción del poder público a los lineamientos básicos que
demarca el texto supremo.
No es para menos, los valores superiores que el poder
constituyente logró incluir en los preceptos de la Constitución como objetivos máximos que el conglomerado social aspira a alcanzar –dentro de los cuales, el bien común
se define como fin último a lograrse– exigen una forma
de actuar coherente con
el diseño de competencias que la propia norma
suprema ha delimitado.
interacción política y social de la comunidad el elemento
determinante del sentido y alcance de los mandatos que
contiene.
Es de esta manera como la Constitución prevé principios básicos y prescripciones elementales, como punto
de partida, para encaminar al conglomerado social al logro de aquellos valores. En tal sentido, el reconocimiento
y respeto a la dignidad humana, así como la promoción
del desarrollo integral de la personalidad, reflejan presupuestos esenciales para siquiera suponer que la sociedad
se dirige por el sendero que las normas constitucionales
pretenden.
En otras palabras, en el
texto fundamental no
se han expuesto, cuales
anhelos inalcanzables,
aquellos valores, sin
más relación a la forma
como pueden ser realizados; por el contrario,
la Constitución recoge
en su contexto, como unidad armónica que es, determinadas vías y mecanismos de los que es imprescindible
hacer uso y aplicación para aquella empresa.
A la vez, las limitaciones
al ejercicio del poder y
la distribución de competencias bien definidas
refieren técnicas operativas para contribuir al
logro de aquel fin, que
en sentido contrario –
arbitrariedad, exceso y
abuso en el ejercicio de la
función encomendada–
no sólo desembocan en
un incumplimiento de las
normas supremas, sino en el acrecentamiento del abismo
que separa a la realidad política, social y económica de la
verdadera actuación de aquellos valores.
Por supuesto que la Constitución no debe entenderse así
como norma acabada, por el contrario, deja un amplio
margen de acción para el desarrollo de sus conceptos,
para la interpretación de sus términos y para que sea la
Según se aprecia, el Estado, sus órganos y, en general, cualquier esfera de poder (pública o privada), se ve obligada
ante la necesidad de sujetar a los mandatos de la Constitución las acciones y decisiones que determinan la ejecu-
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ción de los preceptos de esta, con el fin de salvaguardar las
libertades fundamentales, limitar el ejercicio del poder y,
consecuentemente, lograr la ejecución de los fines para los
que ha sido concebida la organización social.
De no existir la propia mesura, la autolimitación y sujeción
a las disposiciones constitucionales, es decir, a los lineamientos básicos por estas demarcados, se hace necesario
activar los mecanismos de defensa del orden fundamental,
de los que las garantías constitucionales, como mecanismos jurisdiccionales, han de determinar una eficaz solución a la situación, haciendo realidad el carácter normativo
de la Constitución, tanto en lo concerniente a los preceptos de orden material que contiene (derechos que reconoce
y límites que impone al ejercicio del poder), como a los instrumentos que el propio texto fundamental establece para
resguardar su supremacía.
Es esa la función esencial que
le ha sido encomendada a la
Corte de Constitucionalidad:
la defensa del orden supremo del Estado. En efecto,
la Corte actúa con el objeto
de asegurar que los órganos
de poder no desatiendan los
mandatos supremos, tanto en
lo que al correcto ejercicio de
las propias funciones se refiere (repeliendo el abuso, los
excesos y la arbitrariedad),
como a la prohibición de entrometerse en el ámbito de competencia de los otros órganos1.
Es así como a la Corte le ha sido confiado el papel de supremo defensor y guardián de la Constitución, pues con
sus fallos no sólo evita conductas que atenten frontalmente contra las disposiciones de aquella, sino que vela
porque las garantías de su supremacía funcionen a plenitud, aplicando e interpretando, como instancia máxima,
las normas fundamentales.
En todo esto debe resaltarse que la función de defensa del
orden constitucional no reviste un fin en sí mismo, sino
que, por el contrario, es un medio para el perfeccionamiento del concepto de Estado que contiene la Constitución, el
cual, aunque no lo denomine expresamente así, se entiende
que coincide con los lineamientos del Estado de Derecho2.
Pues bien, si la función de defensa de la Constitución
tiende a la consolidación y realización de la idea de Estado que engloba el propio texto fundamental, el que se
identifica con la noción de Estado de Derecho, y si la
Corte de Constitucionalidad ejerce la defensa suprema
del orden constitucional, es claro que su función se dirige a hacer realidad el concepto constitucional de Estado,
es decir, el Estado de Derecho: el Estado constitucional,
democrático y social de Derecho.
Ante ello, ninguna duda cabe acerca de que la Corte, cual
auténtico Tribunal Constitucional, configura la culminación o coronación de la estructura constitucionalmente
establecida para la realización del Estado de Derecho.
En otras palabras, se trata del órgano cuya actividad termina de afinar la acción y decisión de los poderes públicos con el objeto de hacer realidad la consolidación de un
régimen democrático de Derecho en Guatemala3.
Las ideas anteriores denotan
la falencia que puede llegar
a existir en aquellos sistemas
que carecen de un órgano encargado de ejercer la defensa
suprema de la Constitución,
dejando en las buenas intenciones de quienes detentan el
poder, el cumplimiento de los
mandatos que esta establece.
A ello se refiere el célebre Tomás y Valiente, al afirmar:
“La mayor garantía de que la
Constitución no es una mera
declaración
programática,
sino una norma que obliga a todos los poderes públicos,
incluso al poder legislativo, es la existencia de un órgano jurisdiccional que sólo habla cuando se le pregunta y
cuando le pregunta quien puede hacerlo y cuya respuesta consiste en interpretar la Constitución y en decir si la
norma impugnada es o no conforme con ella.”4
La labor de defensa del orden constitucional permite apreciar dos cuestiones concretas respecto de la naturaleza de la Corte de Constitucionalidad: en primer lugar, que se trata de un
órgano al que la propia Constitución ha confiado aquella labor de indudable importancia para
el sostenimiento de la estructura política y jurídica del Estado que las propias normas constitucionales han diseñado; por otro lado, que ningún órgano o autoridad se ubica por encima
de las normas de la Constitución, menos aun el propio Tribunal, al que, correspondiéndole
velar por su defensa, le es también obligatorio observar sus mandatos y respetar el marco de
competencias que establece.
2
Al final del preámbulo de la Constitución se lee: “[…] decididos a impulsar la plena vigencia de
los Derechos Humanos dentro de un orden institucional estable, permanente y popular, donde
gobernados y gobernantes procedan con absoluto apego al Derecho.”
3
La misión del Tribunal Constitucional, explica García-Pelayo: «El ‘status’ del Tribunal Constitucional», cit., págs. 15, 19 y 27., es afirmar la primacía de la Constitución; tiene como función
“perfeccionar la vigencia del Estado de Derecho”, revistiendo la garantía jurisdiccional sin
la cual este no puede existir y contribuyendo a que el ejercicio del poder no se desvíe de las
normas constitucionales que lo disciplinan, es decir, “a que en la máxima medida posible, el
ejercicio de cada función estatal sea simultáneamente el legítimo ejercicio de una función constitucional”.
4
Tomás y Valiente, Francisco: Escritos sobre y desde el Tribunal Constitucional, Centro de
Estudios Constitucionales, Madrid, 1993, págs. 15 y 16.
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Jornada de Derecho Constitucional
en Petén
Todo un acontecimiento constituyó la Jornada de Derecho Constitucional
y Derecho Procesal Constitucional realizada los días 22 y 23 de febrero de
2013 en el Hotel Casona del Lago, Santa Elena, Flores, Petén,
con la participación de cerca de 300 asistentes, entre jueces,
magistrados y fiscales, abogados
y estudiantes de licenciatura de ciencias jurídicas
y sociales de la región.
L
a organización de este evento correspondió al Foro
de Justicia Ambiental, cuyo grupo promotor está integrado por Asociación BALAM, Wildlife Conservation Society, Centro de Acción Legal Ambiental y Social
de Guatemala (CALAS), y Asociación de Comunidades
Forestales de Petén,
y al Instituto de Justicia Constitucional,
adscrito a la Corte de
Constitucionalidad,
con el patrocinio de
UK AID y el Departamento del Interior de
los Estados Unidos de
América.
Práctica del Derecho Procesal Constitucional”. Le siguieron
las exposiciones siguientes: “Amparo: garantía contra la arbitrariedad”, a cargo del M.A. Manuel de Jesús Mejicanos
Jiménez; “Control constitucional de normas”, por el M.A.
Geovani Salguero Salvador; y “Jurisprudencia en materia de
ambiente y recursos
naturales”, a cargo del
Dr. Julio César Cordón Aguilar, Director
Ejecutivo del Instituto
de Justicia Constitucional.
En la tarde del 22 de febrero se llevó a cabo la
Jornada con estudiantes, correspondiendo
La actividad, en la que
al Dr. Yuri Melini, Dise hizo el lanzamienizquierda a derecha: Dr. Yuri Melini, Director General de CALAS; M.A. Manuel de Jesús Mejicanos Jiménez, Lerector General de CAto oficial del Foro de De
trado de la Corte; Licda. Gladis Lemus de Chacón; Dr. Mauro Roderico Chacón Corado, Presidente de la Corte y de la
Justicia Ambiental de Junta Directiva del Instituto de Justicia Constitucional; Lic. Nery Medina Méndez, Presidente de la Sala Regional Mixta LAS, dar la bienvenida
de la Corte de Apelaciones de Petén; Dr. Julio Cordón, Director Ejecutivo del Instituto de Justicia Constitucionalidad;
a los asistentes. En esa
Petén, se desarrolló en y M.A. Geovani Salguero Salvador, Letrado de la Corte.
oportunidad disertatres jornadas, la primeron, frente a más de
ra de las cuales consistió en un encuentro con Jueces, Magistrados y Fiscales de 200 estudiantes, el Dr. Mauro Chacón y el Dr. Julio Cordón.
la región; las palabras de bienvenida correspondieron al Dr.
Mauro Roderico Chacón Corado, Presidente de la Corte de En la mañana del 23 de febrero, tuvo lugar la Jornada con
Constitucionalidad y de la Junta Directiva del Instituto de abogados y correspondió al Ing. Julio César Morales CanJusticia Constitucional, quien también presentó a las auto- cinos, representante legal del Foro de Justicia Ambiental de
ridades locales la edición de la Constitución Política de la Petén, dar las palabras de bienvenida. A continuación, los
república de Guatemala en Idiomas Mayas. En su interven- disertantes de la Corte de Constitucionalidad se dirigieron
ción, el Presidente disertó sobre el tema “Teoría General y a la concurrencia.
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Asistentes a la actividad desarrollada en la ciudad de Quetzaltenango.
El Presidente de la Corte de Constitucionalidad y de la Junta Directiva del Instituto de Justicia
Constitucional entrega la Constitución Política de la República de Guatemala en idiomas mayas al
Presidente de los 48 Cantones de Totonicapán y al Presidente de la Comisión de Derechos Humanos de
la Municipalidad de Quetzaltenango.
ii Jornada Interuniversitaria
de Derecho Constitucional en Quetzaltenango
C
omo parte del programa de proyección académica de la
Corte de Constitucionalidad, correspondió a Quetzaltenango ser la sede de la II Jornada Interuniversitaria de
Derecho Constitucional, realizada el 8 de marzo 2013, con la
asistencia de más de 750 estudiantes de las diversas extensiones
universitarias existentes en aquella ciudad.
La coordinación central correspondió a los coordinadores y
directores de las extensiones de las Facultades de Derecho de
la Universidad de San Carlos de Guatemala, Universidad Rafael
Landívar, Universidad Mariano Gálvez de Guatemala, Universidad Panamericana de Guatemala y la Universidad de Occidente, con el apoyo del Instituto de Justicia Constitucional.
El programa se inició a las 15:00 horas con la entonación del
Himno Nacional, Himno Universitario Académico y Luna
de Xelajú. Correspondió dar la bienvenida a los presentes a
la representante del CUNOC/USAC, Licda. Thuly Jacobs,
mientras las palabras inaugurales correspondieron al Presidente de la Corte de Constitucionalidad, quien, además de
presentar la edición de la Constitución en idiomas Mayas, entregó ejemplares de esta, en un acto simbólico, al Presidente
de los 48 Cantones de Totonicapán, José Santos Sapón; al
Presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Municipalidad de Quetzaltenango y a las autoridades judiciales,
académicas y gremiales de la ciudad altense.
Al proseguir al desarrollo del programa, fue el letrado de la
Corte de Constitucionalidad y encargado de proyectos, M.A.
Mauro Salvador Chacón Lemus, quien abordó el tema “Inconstitucionalidad general”. Prosiguió la Licda. Lizbeth Carolina Reyes Paredes de Barahona, abogada coordinadora de
la Secretaría del Pleno y de la Comisión de Precalificación
de Presupuestos Procesales de la Corte, y Vocal de la Junta
Directiva del Instituto de Justicia Constitucional, quien se refirió al tema “Inconstitucionalidad de las leyes en casos concretos”.
Después, el Dr. Chacón Corado se refirió al tema “Fundamentos del Derecho Procesal Constitucional”, finalizando el
Dr. Julio Cordón con el tema “Amparo: garantía contra la
arbitrariedad”.
Al término de las exposiciones se abrió un período de preguntas y respuestas, procediéndose al reconocimiento a los
ponentes, haciendo entrega de estos la M.A. Verónica Lucrecia Ajxup Zárate, de la Universidad Mariano Gálvez de
Guatemala; la Licda. Sofía Illescas Barrios, de la Universidad
Panamericana; y el M.A. Pedro Francisco Guzmán Escobar,
de la Universidad de Occidente. La clausura de la actividad
correspondió a la Dra. Claudia Caballeros de Baquiax, de la
Universidad Rafael Landívar, y luego se procedió a la entrega
de diplomas a los asistentes por cada Universidad.
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Guatemala, marzo 2013, AÑO 2, No. 11
La noción de contenido esencial
Jorge Luis Córdova Noguera
E
l Tribunal Constitucional español ha sostenido que
por contenido esencial de un derecho debe entenderse
“aquella parte del contenido de un derecho sin la cual éste pierde
su peculiaridad o, dicho de otro modo, lo que hace que sea reconocible como
derecho perteneciente a un determinado tipo. Es también aquella parte del
contenido que es ineludiblemente necesaria para que el derecho permita
a su titular la satisfacción de aquellos intereses para cuya consecución el
derecho se otorga”1.
Nawiasky, citado por Parejo Alfonso, “ha advertido, en efecto,
que la constitucionalización de derechos fundamentales de general previo
reconocimiento hace perder a estos gran parte de su inicial alcance, ya que
quedan sujetos al destino de la Constitución y pasan a ser así modificables
y limitables (incluso por el legislador ordinario)”2. A lo señalado por
el autor citado debe agregarse que la afectación al alcance
inicial de un derecho fundamental también podría originarse
en resoluciones de la administración o judiciales. El artículo 19
de la Ley Fundamental de Bonn -Constitución de la Alemania
Occidental de 1949- “establece (en su apartado segundo) […] la
prohibición absoluta del legislador ordinario de cualquier afectación al
contenido esencial («Wesensgehalt») de aquellos derechos”3. Es
de la disposición referida que emana la garantía de respeto al
contenido esencial de los derechos fundamentales.
Esta garantía de respeto al contenido esencial implica, según Parejo
Alfonso: 1) una prohibición o limitación al legislador ordinario
en el ejercicio de su potestad legislativa, obligándole a ceñir su
actividad a un orden en el cual no vulnere el contenido esencial
del derecho fundamental reconocido por el constituyente; y,
2) la “afirmación de una sustancia inmediatamente constitucional [de]
dichos derechos”4, lo que equivale a reconocer la importancia que
les fue conferida, y les ubica en la cúspide del ordenamiento
jurídico. Encontraremos pues que, si bien es cierto, “los derechos
fundamentales, como cualesquiera otros derechos subjetivos, no son
ilimitados, sino que están sujetos a todo un sistema de límites, y que la
garantía constitucional de un contenido esencial en el mismo tiene la condición
de barrera infranqueable (de límite) al resultado del proceso de concreción
de todos los límites posibles”5. Así, en las limitaciones propias de
todos los derechos, no pueden aceptarse aquellas que vulneren
su contenido esencial. Se colige del texto de Parejo Alfonso y
de la lectura del artículo 53.1 de la Constitución Española6 que
los derechos constitucionales únicamente pueden limitarse en
la medida en la que se respete el contenido esencial de éstos.
Tenemos pues que “eso que la Constitución denomina contenido
esencial, […] no es otra cosa que el reducto último que compone la sustancia
del derecho, disuelto el cual (aunque sólo sea en alguno de sus elementos)
el derecho deja de ser aquello a lo que la norma fundamental se refiere.
[…]. Todos los derechos fundamentales, por el solo hecho de ser reconocidos
por la norma fundamental, son resistentes, en su contenido esencial frente
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a cualquier disposición legal o acto aplicativo que pretendiera desconocer
dicho contenido”7. Además del contenido esencial, en tanto que
demarcador del ámbito de limitación a la que pueden ser sujetos
los derechos fundamentales, aparecen las limitaciones producto
“de la ineludible necesidad de ponderación de los intereses, bienes o valores
presentes en cada caso” en la que el ejercicio de determinado
derecho no debe restringir otro de igual o superior estimación.
El concepto de contenido esencial de los derechos pese a no haber
sido incluido expresamente por el constituyente guatemalteco
en la Constitución de 1984, como sí lo fue en la Ley
Fundamental de Bonn en el artículo 19 y en la Constitución
Española en el artículo 53, ha sido reconocido por la Corte
de Constitucionalidad. A este respecto, resulta particularmente
interesante la sentencia de 15 de enero de 2008 dictada por
la Corte en el expediente 2837-2006 en un planteamiento de
inconstitucionalidad general, en la que ese Tribunal sostiene
que “el principio del ‘contenido esencial’ de los derechos contemplados
en la Constitución [supone que] el desarrollo legislativo de los derechos
tiene que respetar, aún en las limitaciones que imponga a ellos, su
contenido esencial”.
Pregunta fundamental e ineludible es ¿cómo determinar
el contenido esencial de los derechos reconocidos en la
Constitución Política de la República de Guatemala? A esta
pregunta ha dado respuesta el Tribunal Constitucional español,
por medio de la sentencia a la que inicialmente aludimos,
señalando que existen dos alternativas para definir el contenido
esencial de un derecho: la primera, “acudir a lo que se suele llamar la
naturaleza jurídica o el modo de concebir o de configurar a cada derecho”8;
y la segunda, “tratar de buscar lo que una importante tradición ha
llamado los intereses jurídicamente protegidos como núcleo y médula de
los derechos subjetivos”. Estas dos metodologías para desentrañar
el contenido esencial de los derechos fundamentales son, según
sostiene el Tribunal Constitucional español, “complementarias, de
modo que, al enfrentarse con la determinación del contenido esencial de
cada concreto derecho pueden ser conjuntamente utilizados para contrastar
los resultados a los que por una u otra vía pueda llegarse”.
Cortesía: www.proceduralaw.com
Tribunal Constitucional de España, consulta electrónica por medio de www.tribunalconstitucional.
es; Sentencia 11/1981 del ocho de abril de mil novecientos ochenta y uno.
Parejo Alfonso, Luciano. El Contenido Esencial de los Derechos Fundamentales en la Jurisprudencia
Constitucional; a propósito de la sentencia del Tribunal Constitucional de 8 de abril de 1981. Revista
Española de Derecho Constitucional, Número 3 Septiembre – Diciembre 1981. Consulta electrónica
por medio de www.cepc.es/rap/Publicaciones/Revistas/6/REDC_003_169.pdf
3
Parejo Alfonso; Op. Cit.; Pág.170
4
Ibid.
5
Parejo Alfonso; Op. Cit.; Pág.177
6
Constitución Española: Artículo 53.1: “Los derechos y libertades reconocidos en el Capítulo segundo
del presente Titulo vinculan a todos los poderes públicos. Sólo por ley, que en todo caso deberá respetar su contenido esencial, podrá regularse el ejercicio de tales derechos y libertades […]”.
7
Parejo Alfonso; Op.Cit.; pág.180
8
Tribunal Constitucional de España, Sentencia del 8 de abril de 1981
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