— , זCu£l es tu oficio? — preguntd el rey al dueno de casa. — Soy un humilde zapatero — respondid el dueno de casa. Tengo un pequeno negocio en el mercado, a uno le arreglo las botas, a otro le coso los zapatos. De dia trabajo y a la noche me siento y como con mi familia y agradezco a D-s por todo 10 que me ha brindado. — <j,Que harias si en forma repentina te cerrarian el negocio? — volvid a preguntar el rey. — Para que me voy a molestar en semejante pensamiento <,A quien se le ocurriria atentar contra mi pobre negocio? — contestd el zapatero. Se sento un rato el rey en la casa, probo de la comida y la bebida que le sirvieron y se fue. Al dia siguiente, envio el rey emisarios a todo los puntos del reino ordenando a todos los zapateros que tenian negocios en los mercados, cerrar sus negocios hasta que reciban nueva orden. No entendieron los ciudadanos que nueva locura habia atacado al rey. Los zapateros se desplazaban ociosos, maldiciendo al rey, pero sin atreverse a violar su decreto. Al anochecer el rey volvio a vestirse de simple ciudadano y volvio a visitar al zapatero. — jVeremos! — penso — si va a seguir contento. Entro en la casa y vio al zapatero sentado con su familia comiendo, bebiendo y alegre segun su costumbre. — La paz sea contigo — exclam6 el zapatero al ver a su visitante de ayer, sientate con nosotros. Dijo el rey: veo que hoy todo sigue como anoche, £c6mo te arreglaste hoy para conseguir dinero? ^Acaso violaste el decreto real? — Maldito sea el rey y borrado sea su nombre — proclamd el zapatero. Por su culpa casi me quedo hoy sin alimentos. Pero 108