LA PREGUNTA DE DHÎTARËâŲRA LA LEY DEL DHARMA

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Capítulo 1
LA PREGUNTA DE DHÎTARËâÙRA
Saµjaya estaba sentado en el palacio de Hastin¡pura frente a Dh¤tar¡À¶ra, quien
le había hecho la pregunta, ‘¿Qué pasó en KurukÀetra entre los P¡¸·avas y mi gente?’
Como narrador de la G¢t¡, Saµjaya había recibido de Vy¡sa el poder de ver y oír lo que
se estaba desarrollando en otro sitio1. Aunque Dh¤tar¡À¶ra era el miembro de la familia
de más edad y el más reverenciado, sentía celos de los P¡¸·avas porque eran los hijos de
su hermano menor P¡¸·u, quien había gobernado el reino en lugar de él, debido a su
ceguera. Ese tipo de complejos no desaparecen con facilidad.
Es importante tener en cuenta que la palabra dharma es la primera palabra de la
G¢t¡. Si proteges al dharma, el dharma te protege a ti (dharmo rakÀati rakÀitaÅ). Pero
no es éste el caso en lo que respecta a cosas como el dinero. El dinero que uno protege,
puede que le proteja a uno en momentos de necesidad, pero también puede atraer a
bandidos y asaltantes. Sin embargo, si tú proteges el dharma, éste te protege a ti.
Proteger al dharma significa vivir el dharma, y para que un kÀatriya viva el
dharma, debe realizar lo que su deber le indique. Hacer lo que se tiene que hacer
conduce a mokÀa. Por esta razón, dharma está en primer término entre los cuatro
puruÀ¡rthas, los fines o búsquedas humanas: dharma, artha, k¡ma, y mokÀa. De
hecho, el orden se presenta de manera más correcta así: artha, k¡ma, dharma, y mokÀa,
si se sigue la tendencia natural de los seres humanos de ir primero tras la seguridad y el
placer, artha y k¡ma. Sin embargo, dharma se coloca en primer término debido a su
importancia.
LA LEY DEL DHARMA
Puesto que la G¢t¡ comienza con la palabra dharma en el compuesto ‘dharmakÀetre,’ se evidencia la importancia del dharma. KÀetra quiere decir lugar. A un lugar de
peregrinación se le llama kÀetra. Puede ser un país o tu cuerpo físico. Todo Bh¡rata, la
India, fue un lugar en que hubo un tiempo en que los Vedas reinaban en los corazones de la
gente. Por lo tanto, la India es un dharma-pradh¡na-kÀetra, es decir, que el factor
predominante que rige toda actividad humana es la ley del dharma — veda-ukta-dharma.
El Dharma es importante, y todo lo demás — el poder, la riqueza, etc. — deben estar en
Justo antes de la guerra, Vy¡sa había ido a ver a Dh¤tar¡À¶ra para hablar con él. Había
intentado convencerle de que influyera en Duryodhana para hacer las paces con los P¡¸·avas y
así evitar la guerra. Pero Dh¤tar¡À¶ra no se dejó convencer. Entonces le ofreció a Dh¤tar¡À¶ra
visión divina, de forma que pudira ser testigo de lo que estaba sucediendo en el frente mientras
permanecía en su palacio. Dh¤tar¡À¶ra lo rechazó, diciendo que sería muy doloroso para él ser
testigo de la destrucción de su propia gente. Le pidió a Vy¡sa que le otorgara ese poder a
Saµjaya. Vy¡sa entonces le concedió a Saµjaya el don de que sería testigo de todo lo que
pasara hasta en el último rincón del campo de batalla, donde fuera que estuviese. Le dijo que
nada sería parokÀa para él, es decir, lo sabría todo como si hubiese sido un testigo directo. Lo
sabría todo, incluyendo todo lo que se hubiese hablado o pensado por los que hubieran estado en
el campo de batalla. Usando este poder Saµjaya informó fielmente de todo a Dh¤tar¡À¶ra.
1
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Bhagavadg¢t¡
conformidad con ello. El poder sin dharma no es poder y no se considera correcto. El
dinero sin dharma no es verdadera riqueza. Cualquier forma de placer debe ser
legítimamente adquirida.
De acuerdo al dharma, un gobernante debe ser respetado, y por eso, no tratas de
obtener la audiencia de un rey con las manos vacías. De igual manera, si acudes a un
templo o te presentas ante un maestro siempre le llevas algo. Nadie debe acercarse con las
manos vacías ante ninguno de estos tres — devat¡, guru, y r¡j¡. A eso se debe que los
ciudadanos de la India siempre reciben a un nuevo rey con flores o alguna otra ofrenda en
sus manos. Esto lo hicieron hasta con Alejandro Magno. Lo combatieron hasta que por fin
ganó la guerra. Pero una vez que hubo ganado, todo el mundo hizo fila para bañarlo con
flores.
El país era conocido como dharma-kÀetra, porque todos sus habitantes se regían
por el Veda. Dado que el dharma prevalecía, la gente de la India siempre respetó al rey.
Los británicos conocían bien este hecho y por ello mantuvieron en el poder a los reyes
locales. Estos reyes gobernaban y la gente los veneraba y, a su vez, los británicos
gobernaban sobre los reyes, de los que recaudaron tributos anuales. Aunque hubo
protestas, permitieron que los pequeños reinos continuaran existiendo. Los musulmanes
también pudieron gobernar a la mayoría del pueblo, sólo debido a este dharma
particular.
Cada nación del llamado Nuevo Mundo, previamente colonizada y posteriormente
independizada, tiene una historia de sangrientos golpes de estado. Por el contrario, la
India nunca ha tenido este tipo de golpes de estado porque, aún en la actualidad, el
sentido del dharma corre por las venas de la gente, Esto es vaidika-dharma. No es
posible cambiarlo completamente; ahí está todavía. La India es una nación que ama la
paz. Puesto que allí hay un espíritu védico, todo el país es dharma-kÀetra. Es un lugar
donde hasta en los patios de las casas se puede oír hablar a la gente de lo intemporal, lo
omnisciente, lo ilimitado.
¡Qué gran cultura es ésta! Bajo la sombra de un árbol se pueden encontrar grupos
grandes de personas recibiendo clases sobre los UpaniÀads. Como paisaje se puede tener
una montaña y el río Ga´g¡ fluyendo cerca. Aquí, el maestro, un ermitaño, dice: ‘Todo
lo que existe es uno. Todos los factores que dividen son tan sólo un mito.’ La India es
esto, Bh¡ratabh£mi. Esta bh£mi particular, esta tierra, tiene algo excepcional. Ha
sobrevivido a miles de años de explotación y deliberada destrucción sólo debido al valor
intrínseco de la sabiduría Védica. Y por ello, se le llama dharma-kÀetra.
Viendo las palabras del primer verso, entonces Kuru-kÀetra es el nombre del lugar
regido por el clan Kuru, un lugar denominado a partir del líder de ese clan, mientras que
dharma-kÀetra se refiere al país entero. Los que querían luchar, aquéllos que se habían
reunido para la guerra, se llaman yuyutsus, que significa ‘aquéllos que tienen deseos de
luchar.’
LA DEBILIDAD DE DHÎTARËâÙRA
Los términos m¡mak¡Å y p¡¸·av¡Å de este verso son significativos. Los hijos de
P¡¸·u no eran unos extraños para Dh¤tar¡À¶ra, pero aún así no los incluyó aquí como
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Capítulo 1
su propia gente. Dh¤tar¡À¶ra era el de más edad de la familia y su deber era ver a los
hijos de P¡¸·u como si fueran suyos. Pero a pesar de ello, utilizó las palabras,
p¡¸·av¡Å y m¡mak¡Å, creando así una división, cuando preguntó, ‘¿Qué sucedió entre
mi gente y los P¡¸·avas?’ revelando con esto dónde estaba su corazón.
Esta información era importante para Dh¤tar¡À¶ra, porque el triunfo de su hijo iba
a ser el suyo. Por consiguiente quería saber: ‘¿Ganó Duryodhana? ¿Decidió
Dharmaputra, movido por el dharma, por temor a destruir a su propia gente, regresar a
los bosques, para que mi Duryodhana pudiera retener el reino?’ Su pregunta reflejaba lo
que él quería que sucediera. En otro caso, la pregunta hubiera sido irrelevante. No
hubiera preguntado: ‘¿kim akurvata? — ¿Qué hicieron ellos? Obviamente todos estaban
allí para luchar. Estaban armados hasta los dientes. No se habían reunido con el propósito
de divertirse. El propio Dh¤tar¡À¶ra lo sabía, pero estaba ansioso por saber todos los
detalles de lo que había pasado.
Dh¤tar¡À¶ra sabía que el dharma no estaba de su parte. También sabía muy bien
que sus hijos tampoco estaban del lado del dharma. Él no paró la guerra. No le dijo a
Duryodhana que lo que estaba haciendo era incorrecto, ni le negó su apoyo. De haberlo
hecho, Bh¢Àma y Dro¸a no se hubieran aliado con Duryodhana, porque en ese caso
estaría actuando en contra del mandato de su padre. Pero nada de esto sucedió. Lo que
Dh¤tar¡À¶ra tenía que haber hecho era decirle a Duryodhana una sola frase, pero no lo
hizo. Así era Dh¤tar¡À¶ra. Estaba lleno de envidia hacia los P¡¸·avas. Estos celos y su
amor ciego por Duryodhana le arrastraron a dar apoyo a sus maquinaciones en contra de
los P¡¸·avas. Así Dh¤tar¡À¶ra fue el responsable indirecto de la guerra y de sus
resultados.
LA GUERRA EN NUESTRA PROPIA MENTE
Este verso puede verse también de forma subjetiva. Kuru-kÀetra significaría
entonces karma-kÀetra, el cuerpo físico. Al cuerpo físico se le llama karma-kÀetra,
porque es el lugar donde, apoyado por el libre albedrío, se realiza karma. Al mismo
karma-kÀetra se le llama también dharma-kÀetra, porque el cuerpo nace del dharma,
es decir pu¸ya. De acuerdo a la ley de karma, una encarnación humana es el fruto de
una combinación tanto de pu¸ya como de p¡pa, siendo pu¸ya el factor predominante.
Por consiguiente, se le llama pu¸ya-pradh¡na-kÀetra.
Entonces, aquí, en este cuerpo físico llamado pu¸ya-pradh¡na-dharma-kÀetra y
kuru-kÀetra, se han reunido dos fuerzas — dharma, representado por los P¡¸·avas y
adharma, representado por los hijos de Dh¤tar¡À¶ra. Dh¤tar¡À¶ra estaba ciego, pero más
aún, su mente estaba ciega al dharma y adharma, a lo correcto y lo incorrecto. Por ello, a
sus hijos, los Kauravas, se les consideraba que eran la prole de la ignorancia, es decir, que
nacieron de la falta del conocimiento discernidor entre lo correcto y lo incorrecto, aviveka.
La ceguera es ignorancia y aviveka es carencia de conocimiento discernidor. En la
G¢t¡ se consideran dos clases de aviveka. Una se refiere a dharma y adharma, lo
correcto y lo incorrecto, y la otra es con referencia a ¡tm¡ y an¡tm¡, y a esto se debe
que la G¢t¡ se la llame yoga-¿¡stra y brahma-vidy¡. El hombre ciego representa aquí la
ignorancia, ajµ¡na. En la ceguera no ves y tampoco ves en la ignorancia.
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Bhagavadg¢t¡
LA LUCHA ENTRE DHARMA Y ADHARMA
La confusión nace de la ignorancia. Sin embargo, nadie puede decir: ‘Desconozco
lo que es correcto y lo que es incorrecto.’ Lo que uno espera de los demás en términos de
conductas, actitudes, etc., es correcto, siempre y cuando esas mismas conductas y
actitudes son las que los demás esperan de uno. Esto significa que todos comprendemos
los valores, pero no comprendemos el valor de los valores.
Los Kauravas representan aquí las múltiples confusiones que causa la ignorancia,
por lo cual superan en número a los propios P¡¸·avas. P¡¸·u representa el
conocimiento discernidor. En el Mah¡bh¡rata se le representa como una persona de
apariencia muy blanca. El color blanco es siempre símbolo de conocimiento. Los
P¡¸·avas nacieron de este conocimiento que da el discernimiento entre el dharma y el
adharma. Los P¡¸·avas se podían contar con los dedos de una mano y representan
nuestras inclinaciones hacia el dharma. También están las tendencias hacia el adharma,
las cuáles surgen de aviveka, la carencia de discernimiento en lo que se refiere al valor
de los valores, en tanto que las inclinaciones hacia el dharma surgen del conocimiento
general que uno tiene de lo correcto e incorrecto.
Debido a la confusión que existe alrededor de los valores, nos encontramos con una
lucha entre las inclinaciones hacia el dharma y aquéllas que nos inclinan hacia el
adharma. Esta lucha sólo puede tener lugar dentro de un cuerpo humano o su
equivalente. Ningún ser humano puede escapar a este conflicto, a menos que lo entienda
todo correctamente. La pregunta de Dh¤tar¡À¶ra, ‘¿Qué hicieron ellos?’, refleja una
confusión en cuanto a los valores, la cual surge de la ignorancia.
Todo problema externo puede tener su raíz en un problema interno. Todas las
guerras se libran primero en la mente; ¿no es así? La segunda guerra mundial se
combatió antes de nada en la mente de Hitler. El conflicto que comenzó en su mente se
hizo realidad en el campo de batalla. Todos los problemas empiezan en la mente y
posteriormente encuentran su expresión externa. Si no hubiera conflictos en la mente, no
habría conflictos externos.
LA IMAGEN DEL CARRUAJE DE COMBATE
La imagen del carruaje de Arjuna, con Arjuna y K¤À¸a en él, puede verse como el
conocimiento de sí mismo, el cuál es revelado por los UpaniÀads y la G¢t¡. La
relevancia de esta escena está explicada en el Ka¶hopaniÀad. El cuerpo físico es el
carruaje, ratha, y el intelecto, buddhi, es su cochero, s¡rathi. El ser, ¡tm¡, es el dueño
sentado en el asiento trasero. La mente está representada por las riendas que controlan los
caballos y éstos representan a los órganos de los sentidos. Los objetos de los sentidos se
convierten, por así decir, en los caminos, ya que los sentidos van de forma natural hacia
ellos. A estos caballos los mantiene bajo su control el s¡rathi, el cochero. Puede que
afloje un poco las riendas, pero los caballos seguirán estando bajo control.
De esta manera, con tu cuerpo como carruaje y tu intelecto como cochero, sentado
en el asiento trasero, has salido al mundo. Si tu viveka, conocimiento discernidor, no lo
tienes a tu disposición es porque tu cochero está confuso, y es muy comprensible lo que
pasa con el carruaje bajo tales circunstancias.
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Capítulo 1
EL BUDDHI COMO GURU
Ahora podemos trasponer esta imagen a la escena inicial de la G¢t¡. Aquí el
cochero o auriga es el Señor K¤À¸a, el guru. Él mantiene los caballos bajo control y así
mantiene el carruaje bajo control. Como K¤À¸a es un jµ¡n¢, su mente y sus sentidos
están bajo su control. Tiene total dominio sobre ellos, es su dueño absoluto. El estudiante
que es un karma-yog¢, también tiene un buddhi que mantiene la mente y los sentidos
bajo su control. Pues bien, el buddhi del estudiante no es diferente del buddhi del guru,
cuando ese buddhi ha estado expuesto al pram¡¸a que el guru le ha enseñado. Por
consiguiente, un buddhi así, que ha estado expuesto al pram¡¸a, puede él mismo
compararse con el guru.
Aunque decimos que el pram¡¸a es Ved¡nta, es en realidad un pensamiento, un
v¤tti; eso es pram¡¸a. Pram¡¸a es aquello que da origen al conocimiento. Los ojos, por
ejemplo, no son el pram¡¸a final para ver. El v¤tti es el pram¡¸a final, ya que es la
causa final del conocimiento. Para ver una flor debes tener el v¤tti - flor. Es éste v¤tti flor lo que hace que surja el conocimiento de la flor que ha sido vista. Éste es el
significado del término pram¡¸a. Un v¤tti nace de cierta situación y se convierte en el
pram¡¸a. Decimos que los ojos y los oídos son el pram¡¸a, pero en el análisis último,
sólo el v¤tti es el pram¡¸a.
La mente, dado que es el lugar donde tiene lugar el v¤tti, se llama antaÅ-kara¸a,
es decir, instrumento interno. Cuando estás expuesto a un maestro o a la enseñanza, tu
buddhi, el intelecto, asume la forma misma del pram¡¸a, la enseñanza. Por lo tanto, el
buddhi del guru o la enseñanza, y tu propio buddhi se vuelven uno y lo mismo.
El guru-buddhi nos dice: ‘Eso eres tú — tat tvam asi.’ Aquí el guru-buddhi se
vuelve hacia Arjuna, que representa al confuso antaÅ-kara¸a, el ego o nuestra noción
de ‘Yo.’ Sin duda Arjuna estaba confuso. Sentía una gran pena y se le estaba diciendo
‘tat tvam asi.’ Ésta es la razón por la que hizo tantas preguntas a lo largo de los
diecisiete capítulos que vienen a continuación. Expuesto a la enseñanza, nuestro propio
buddhi asume el significado mismo de la enseñanza, convirtiéndose de ese modo en el
guru para uno mismo.
Si tu buddhi no conoce este hecho, tat tvam asi, no te lo puede decir. No puede
decirte más de lo que sabe. Por eso, el preguntarse continuamente ‘¿Quién soy?’ no sirve
de nada. Nada puede surgir porque no sabes lo que no sabes. Alguien te tiene que
enseñar. No puedes simplemente preguntar ‘¿Quién soy?’ y contar con que vas a recibir
una respuesta, porque el ‘yo’, que está siempre presente, es el que está haciendo la
pregunta. ¿Cómo nos va a llegar la respuesta a tal pregunta? No puedes esperar toparte
con la verdad. Tú eres la verdad; por consiguiente, no vas a topar con una respuesta más
allá de lo que ya conoces.
La única manera de obtener una respuesta es por medio de este buddhi, es decir,
de la ¿¡stra, que apunta hacia el confuso j¢va diciendo, ‘Tú eres el todo, paraÆ
brahma,’ tal como veremos después. De este modo, la G¢t¡ puede ser presentada a
través de la escena que muestra a K¤À¸a, Arjuna y el carruaje.
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Bhagavadg¢t¡
De vuelta al palacio,
ºÉ‰ÉªÉ =´ÉÉSÉ*
où«õÉ iÉÖ {ÉÉhb÷´ÉÉxÉÒEÆò ´ªÉÚfÆø nÖùªÉÉævÉxɺiÉnùÉ*
+ÉSÉɪÉǨÉÖ{ɺɃó¨ªÉ ®úÉVÉÉ ´ÉSÉxɨɥɴÉÒiÉÂ** 2
**
saµjaya uv¡ca
d¤À¶v¡ tu p¡¸·av¡n¢kaÆ vy£·haÆ duryodhanastad¡
¡c¡ryamupasa´gamya r¡j¡ vacanamabrav¢t
Verso 2
ºÉ‰ÉªÉ& saµjayaÅ — Saµjaya; =´ÉÉSÉ uv¡ca — dijo:
iÉnùÉ iÉÖ tad¡ tu — pero entonces; {ÉÉhb÷´É-+xÉÒEò¨ÉÂò p¡¸·ava-an¢kam — ejército de los
P¡¸·avas; ´ªÉÚf¨É vy£·ham — en formación de combate; où«õÉ d¤À¶v¡ — viendo; ®úÉVÉÉ
nÖùªÉÉævÉxÉ& r¡j¡ duryodhanaÅ — el Rey Duryodhana; +ÉSÉɪÉǨÉ ¡c¡ryam — el maestro
(Dro¸a); ={ɺɃó¨ªÉ upasa´gamya — acercándose; ´ÉSÉxɨÉ vacanam — estas palabras;
+¥É´ÉÒiÉ abrav¢t — habló
Saµjaya dijo:
Entonces, viendo al ejército de los P¡¸·avas en formación de combate, el
Rey Duryodhana acercándose a su maestro, Dro¸a, dijo estas palabras.
Saµjaya2 se refirió al hijo de Dh¤tar¡À¶ra, Duryodhana, como al rey, r¡j¡,
cuando respondió a la pregunta de Dh¤tar¡À¶ra. R¡j¡ significa aquél que brilla en su
propia gloria — en otras palabras, un rey. Saµjaya estaba ahora al servicio de estos
Kauravas y, por lo tanto, tenía que referirse a Duryodhana como rey, porque aunque
Dh¤tar¡À¶ra estuviera en el trono de Hastin¡pura, Duryodhana era el que ostentaba
todo el poder. Le dijo a Dh¤tar¡À¶ra que su hijo, el rey, había pasado revista a ambos
ejércitos. Puede que Duryodhana hubiera hecho esto para ver quién había venido
finalmente a luchar, porque todavía era un misterio quién se uniría a quién. Había
recabado mucho apoyo, pero podría haber gente que hubiera pasado por alto y que se
había aliado con los P¡¸·avas. También, podría ser que quisiera saber si, aquéllos que
habían rechazado unirse a él, serían neutrales o darían su apoyo al otro bando. Todo esto
es lo que habría visto mientras pasaba revista a ambos ejércitos.
Después de inspeccionar al ejército de los P¡¸·avas, Duryodhana se dirigió a
Dro¸a, el maestro, y le habló. De acuerdo con el estilo utilizado en el Mah¡bh¡rata, el
siguiente verso debería comenzar con — ‘Duryodhana uv¡ca, Duryodhana dijo.’ Sin
embargo no vemos que aquí, en la G¢t¡, se haga esto. Como la G¢t¡ es un diálogo entre
K¤À¸a, como Bhag¡van, y Arjuna, sí que encontramos ‘¿r¢bhagav¡n uv¡ca’ y ‘Arjuna
uv¡ca’ a lo largo del texto. Además, como hemos visto, las primeras palabras de la G¢t¡
son ‘dh¤tar¡À¶ra uv¡ca,’ que sirven como una introducción al contexto y como una
oración implícita. En todo el texto, ‘saµjaya uv¡ca’ se menciona unas cuantas veces,
para indicar la presencia de un narrador.
2
Saµjaya era ministro y un fiel compañero de Dh¤tar¡À¶ra
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Capítulo 1
Aunque las palabras, ‘Duryodhana uv¡ca,’ no se mencionan aquí, deben
sobreentenderse. Entonces, el próximo verso está, por así decir, entre comillas, ya que
Duryodhana, dirigiéndose a Dro¸a en el campo de batalla, le dijo estas palabras:
{ɶªÉèiÉÉÆ {ÉÉhbÖ÷{ÉÖjÉÉhÉɨÉÉSÉɪÉÇ ¨É½þiÉÓ SɨÉÚ¨ÉÂ*
´ªÉÚføÉÆ pÖù{Énù{ÉÖjÉähÉ iÉ´É Ê¶É¹ªÉähÉ vÉÒ¨ÉiÉÉ** 3
**
pa¿yait¡Æ p¡¸·uputr¡¸¡m¡c¡rya mahat¢Æ cam£m
vy£·h¡Æ drupadaputre¸a tava ¿iÀye¸a dh¢mat¡
+ÉSÉɪÉÇ
Verso 3
iÉ´É Ê¶É¹ªÉäxÉ tava ¿iÀye¸a — por tu discípulo; vÉÒ¨ÉiÉÉ
dh¢mat¡ — por el brillante; pÖù{Én-ù{ÉÖjÉähÉ drupada-putre¸a — por el hijo de Drupada;
´ªÉÚføɨÉ vy£·h¡m — formado (y conducido); {ÉÉhbÖ÷-{ÉÖjÉÉhÉɨÉ p¡¸·u-putr¡¸¡m — de los
hijos de P¡¸·u; BiÉɨÉ et¡m — este; ¨É½þiÉҨɠmahat¢m — gran; SɨÉڨɠcam£m —ejército;
{ɶªÉ pa¿ya — por favor mira
¡c¡rya — ¡Oh! Maestro;
¡Oh! Maestro, por favor, mira este ejército de los hijos de P¡¸·u,
formado y conducido por tu brillante discípulo, el hijo de Drupada.
¿Por qué Duryodhana se dirige primero a Dro¸a? Dro¸a no es su comandante en
jefe. Duryodhana había elegido a Bh¢Àma para este puesto. Teniendo en cuenta que la
guerra estaba a punto de comenzar, solo debería hablar con Bh¢Àma. Sin embargo, se
dirigió primero a Dro¸a porque estaba seguro de que Bh¢Àma estaba de su lado, pero no
estaba seguro de que lo estuviera Dro¸a. Dro¸a había venido al campo de batalla para
unirse a Duryodhana, pero muchos de sus discípulos más queridos estaban en el
campamento contrario. Por lo tanto, le dio a Dro¸a un tratamiento especial al dirigirse
primero a él.
Además, Dro¸a había sido el maestro de tiro con arco de Duryodhana, su ¡c¡rya.
Por eso se dirigió primero a él, en señal de respeto. Le pidió a Dro¸a que mirara al gran
ejército de los P¡¸·avas, dispuesto en formación frente a ellos — eran tantos elefantes,
caballos, hombres y carruajes de combate, todos avanzando en oleadas hacia la línea de
combate. A la cabeza de este gran ejército de los P¡¸·avas estaba Dh¤À¶adyumna, el
hijo de Drupada. El también fue uno de los discípulos de Dro¸a, pero Dro¸a llevaba
toda la vida enemistado con Drupada, el rey de P¡µc¡la. Duryodhana no dejó pasar la
oportunidad de hacerle notar a Dro¸a que su propio discípulo, el brillante hijo de
Drupada, había formado y estaba a la cabeza del ejército enemigo. En otras palabras, era
como si Duryodhana le estuviera diciendo: ‘Todo lo que Drupada-putra sabe lo ha
aprendido de ti, Dro¸a, y ahora lo va a usar en tu contra.’3
Dro¸a y Drupada fueron al mismo gurukula y eran muy amigos. En aquel tiempo, Drupada le
prometió a Dro¸a de forma impulsiva que le daría la mitad de su reino cuando fuera rey.
Posteriormente, Dro¸a fue a reclamar el cumplimiento de esa promesa. Pero Drupada no quiso
hacerlo. Dro¸a prometió vengarse por esta humillación. Cuando se convirtió en el ¡c¡rya del
príncipe de Hastin¡pura, se le presentó la oportunidad. Arjuna derrotó a Drupada y le trajo
como prisionero ante Dro¸a que se tomó la revancha haciéndose con la mitad del reino de
Drupada y le liberó. ¡Ahora era el turno de Drupada de buscar venganza! Rezo un y¡ga para
3
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101
Bhagavadg¢t¡
Duryodhana le presentó al ¡c¡rya todas las personas importantes del bando
contrario y también le presentó todos los grandes hombres de armas de su propio ejército.
Lo hizo porque consideraba que Dro¸a era muy importante para que él ganara la guerra y
retuviera el reino.
Al describir el ejército de los P¡¸·avas, Duryodhana continuo diciendo:
+jÉ ¶ÉÚ®úÉ ¨É½äþ¹´ÉɺÉÉ ¦ÉÒ¨ÉÉVÉÖxÇ ÉºÉ¨ÉÉ ªÉÖÊvÉ*
ªÉÖªÉÖvÉÉxÉÉä Ê´É®úÉ]õí pÖù{Énùí ¨É½þÉ®úlÉ&** 4 **
atra ¿£r¡ maheÀv¡s¡ bh¢m¡rjunasam¡ yudhi
yuyudh¡no vir¡¶a¿ca drupada¿ca mah¡rathaÅ
Verso 4
vÉÞŸõEäòiÉÖíeÊEòiÉÉxÉ& EòÉʶɮúÉVÉí ´ÉÒªÉÇ´ÉÉxÉÂ*
{ÉÖ¯ûÊVÉiÉ EÖòÎxiɦÉÉäVÉí ¶É褪Éí xÉ®ú{ÉÖƒó´É&** 5 **
dh¤À¶aketu¿cekit¡naÅ k¡¿ir¡ja¿ca v¢ryav¡n
purujit kuntibhoja¿ca ¿aibya¿ca narapu´gavaÅ
Verso 5
ªÉÖvÉɨÉxªÉÖí Ê´ÉGòÉxiÉ =kɨÉÉèVÉÉí ´ÉÒªÉÇ´ÉÉxÉÂ*
ºÉÉè¦ÉpùÉä pùÉ{è ÉnäùªÉÉí ºÉ´ÉÇ B´É ¨É½þÉ®úlÉÉ&** 6 **
yudh¡manyu¿ca vikr¡nta uttamauj¡¿ca v¢ryav¡n
saubhadro draupadey¡¿ca sarva eva mah¡rath¡Å
Verso 6
+jÉ atra — aquí (en el ejército de los P¡¸·avas); ªÉÖÊvÉ yudhi — en batalla; ¦ÉÒ¨ÉÉVÉÖxɺɨÉÉ&
Ç
bh¢ma-arjuna-sam¡Å — a la altura de Bh¢ma y Arjuna; ¶ÉÚ®úÉ& ¿£r¡Å — incomparables
expertos; ¨É½äþ¹´ÉɺÉÉ& maheÀv¡s¡Å — hombres de grandes arcos; (ºÉÎxiÉ santi — hay;)
ªÉÖªÉÖvÉÉxÉ& yuyudh¡naÅ — Yuyudh¡na (S¡tyaki); SÉ ca — y; Ê´É®úÉ]õ& vir¡¶aÅ — el rey de
Vir¡¶a; SÉ ca — y; pÖù{Énù& drupadaÅ — el Rey Drupada (padre de Draupad¢); ¨É½þÉ®úlÉ&
mah¡rathaÅ — el hombre de gran valor; vÉÞŸõEäòiÉÖ& dh¤À¶aketuÅ — Dh¤À¶aketu; SÉäÊEòiÉÉxÉ&
cekit¡naÅ — Cekit¡na; SÉ ca — y; ´ÉÒªÉÇ´ÉÉxÉ v¢ryav¡n — el valeroso; EòÉʶɮúÉVÉ& k¡¿ir¡jaÅ
— el rey de K¡¿¢; {ÉÖ¯ûÊVÉiÉ purujit — Purujit; EÖòÎxiɦÉÉäVÉ& kuntibhojaÅ — Kuntibhoja;
¶É褪É& ¿aibyaÅ — áaibya; SÉ ca — y; xÉ®ú{ÉÖƒó´É& narapu´gavaÅ — el que es el más
ensalzado entre los hombres; SÉ ca—y; Ê´ÉGòÉxiÉ& vikr¡ntaÅ — el que es muy poderoso;
ªÉÖvÉɨÉxªÉÖ& yudh¡manyuÅ — Yudh¡manyu; SÉ ca — y; ´ÉÒªÉÇ´ÉÉxÉ v¢ryav¡n — el que es de
gran fortaleza; =kɨÉÉèVÉÉ& uttamauj¡Å — Uttamaujas; SÉ ca — y; ºÉÉè¦Épù& saubhadraÅ —
hijo de Subhadr¡ (Abhimanyu); pùÉ{è ÉnäùªÉÉ& draupadeyaÅ— los hijos de Draupad¢; SÉ ca
— y; ºÉ´Éæ sarve — todos (estos); B´É eva — ciertamente; ¨É½þÉ®úlÉÉ& mah¡rath¡Å —
hombres de gran valor
que le fueran dados una hija y un hijo que vengaran esta humillación, que le había inflingido
Dro¸a. Dh¤À¶adyumna fue el hijo que le fue dado como fruto de esa y¡ga y quien estaba
destinado a matar a Dro¸a. Sin embargo, Dro¸a le tomó como discípulo y se lo enseñó todo. Era
el comandante en jefe del ejército P¡¸·ava.
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102
Capítulo 1
Aquí están expertos incomparables, a la altura de Bh¢ma y Arjuna en
batalla, hombres de grandes arcos — S¡tyaki,4 el rey de Vir¡¶a,5 y el Rey
Drupada, un hombre de gran valor; Dh¤À¶aketu,6 Cekit¡na,7 el valeroso
rey de K¡¿¢, Purujit,8 Kuntibhoja9 y áaibya,10 el más ensalzado entre los
hombres; el poderoso Yudh¡manyu, Uttamaujas,11 un hombre de gran
fortaleza, (Abhimanyu),12 el hijo de Subhadr¡ y los hijos de Draupad¢
— todos hombres de gran valor.
Duryodhana le dijo a Dro¸a que, en el ejército de los P¡¸·avas, había expertos
incomparables en el combate y la logística. En la guerra que estaba a punto de tener
lugar, no era suficiente con ser capaz de lanzar flechas. También se requería logística. Por
lo tanto, todos ellos eran luchadores de primera en batalla, a la altura de Bh¢ma y Arjuna
en su conocimiento de la guerra. Duryodhana mencionó sus nombres a Dro¸a porque
sabía que sentía compasión por estas personas.
MaheÀv¡sa era un nombre que se daba a las personas que empuñaban arcos de
gran fama. El arco de Arjuna, por ejemplo, era conocido como G¡¸·¢va. Hay muchas
historias sobre estos arcos. Cada persona tenía también una caracola especial, ¿a´kha,
como parte de su equipo. Antes de que un hombre comenzara la lucha, hacía sonar su
propia trompeta para estimularse, que podría ser dónde tuvo su origen la expresión ‘hacer
sonar tu propio cuerno’13. Se hacía como un ejercicio de calentamiento. Estas conchas,
como veremos más adelante, también tenían nombres.
Así que todos eran personas con arcos famosos. No era que los arcos hubieran
adquirido fama por sí mismos, sino que se consideraba grandes a los hombres que los
empuñaban. Eran expertos en el arte de la guerra, a la altura de Bh¢ma y Arjuna. Estaba
allí el rey de Vir¡¶a, junto con Drupada, padre de Draupad¢, un hombre de gran valor
(mah¡ratha). Un mah¡ratha era aquel capaz de continuar luchando, al tiempo que se
protegía a sí mismo, a su auriga y a sus caballos. Dado que necesitaba sus caballos para
que tiraran de su carruaje de combate, no podía permitir que resultaran heridos. También
S¡tyaki era el hijo de áini, un jefe y¡dava. Era un discípulo de Arjuna y un total devoto de
K¤À¸a. Se le consideraba un atiratha.
5
El rey Vir¡¶a de Matsya-de¿a (también conocido como Vir¡¶a-de¿a) era el padre de Uttar¡
que fué dada en matrimonio a Abhimanyu. Fue en su país donde los P¡¸·avas pasaron su
ajµ¡tav¡sa.
6
Dh¤À¶aketu era el hijo de ái¿up¡la, el rey de Cedi.
7
Cekit¡na era un jefe Y¡dava perteneciente al clan v¤À¸i y era el comandante de uno de los
siete akÀauhi¸¢s del ejército de los P¡¸·ava.
8
Uno de los hermanos de Kunt¢.
9
Otro hermano de Kunt¢.
10
Padre de Devik¡, otra esposa de YudhiÀ¶hira.
11
Yudh¡manyu y Uttamaujas eran hermanos y príncipes bajo el rey de P¡µc¡la. Lucharon
valerosamente durante los dieciocho días de la guerra, pero al final los mató A¿vatth¡m¡
mientras dormían.
12
Abhimanyu era el hijo de Arjuna y Subhadr¡, hermana de K¤À¸a, un gran guerrero, que fue
muerto sin piedad por todos los Mah¡rathas del ejército de los Kaurava juntos.
4
13
Nota del traductor: ‘blowing your own horn’, expresión que significa ‘alabarse a sí mismo.’
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103
Bhagavadg¢t¡
tenía que ser capaz de proteger a su auriga, porque si dejaba que le hiriesen nadie querría
ser su conductor. Un gran guerrero era, entonces, aquel que era capaz de neutralizar todas
las flechas que le llegaran a sus caballos, a su conductor o a sí mismo. Se llamaba a tales
hombres mah¡rathas. No eran soldados comunes. Todos aquéllos a los que nombró aquí
Duryodhana eran mah¡ratha sin lugar a dudas.
A continuación, Duryodhana señaló a otros seis incomparables arqueros que
lucharían contra ellos. Dh¤À¶aketu era el nombre de un guerrero importante que era muy
conocido en aquel tiempo. Cekit¡na también disfrutaba de una gran reputación. Aunque
no se le menciona específicamente por su nombre, el rey de K¡¿¢14 fue presentado por
Duryodhana como un hombre de gran valentía. Purujit y Kuntibhoja también
recibieron el reconocimiento de Duryodhana y a áaibya le describió como el más
ensalzado de los hombres.
A Yudh¡manyu se le describe como a un poderoso jefe y Uttamaujas es también
conocido por ser muy poderoso. Cada uno de los citados hasta este punto en la
presentación de Duryodhana es un gran jefe. También fue mencionado el hijo de
Arjuna, Saubhadra, Abhimanyu, nacido de Subhadr¡, una de las esposas de Arjuna.
También estaban allí los cinco hijos de Draupad¢ nacidos de cada uno de los cinco
P¡¸·avas.
Todos eran grandes guerreros, mah¡rathas, como se ha mencionado con
anterioridad. Los distintos niveles de pericia se han definido en otro lugar y se dan a
continuación.
BEòÉä nù¶ÉºÉ½þ»ÉÉÊhÉ ªÉÉävɪÉätºiÉÖ vÉÎx´ÉxÉɨÉÂ*
¶ÉÛɶÉÉÛÉ|É´ÉÒhÉí ¨É½þÉ®úlÉ <ÊiÉ º¨ÉÞiÉ&**
eko da¿asahasr¡¸i yodhayedyastu dhanvin¡m
¿astra¿¡straprav¢¸a¿ca mah¡ratha iti sm¤taÅ
Aquel que puede, por sí mismo, luchar con diez mil arqueros y que es un
experto en el uso de las armas y en la ciencia de la guerra se dice que es
mah¡ratha.
+ʨÉiÉÉxÉ ªÉÉävɪÉätºiÉÖ ºÉ¨|ÉÉäHòÉää%ÊiÉ®úlɺiÉÖ
ºÉ&* ®úlɺi´ÉäEäòxÉ ªÉÉä ªÉÉärùÉ iÉzªÉÚxÉÉä%vÉÇ®úlÉ&
º¨ÉÞiÉ&**
amit¡n yodhayedyastu samprokto'tirathastu saÅ
rathastvekena yo yoddh¡ tanny£no'rdharathaÅ sm¤taÅ
A aquél que puede luchar simultáneamente con entre mil y diez mil
arqueros se le llama un atiratha. Aquél que puede luchar con un millar de
arqueros es llamado un ratha y a quién es de algo menor capacidad que
esto se le llama un ardharatha.
14
Su nombre era Abhibh£.
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104
Capítulo 1
EL PROPOSITO DE PRESENTAR A LOS GUERREROS
Antes de proseguir con estos versos descriptivos, es importante comprender su
propósito. Proveen el contexto necesario para que comprendamos el estado de Arjuna.
La historia que se está desarrollando no es una historia ilustrativa. Sin lugar a dudas, los
relatos ilustrativos son herramientas útiles para la comunicación, pero, en este caso, la
historia sirve para decirnos cómo surgió la enseñanza.
Esta información también se da en los UpaniÀads, dónde se nos dice que una
determinada persona fue hacia otra persona para ser instruida, y que esa persona, a su
vez, se dirigió hacia otra persona, y así sucesivamente. De esta forma, se cuenta una
historia. Por ejemplo, en el capítulo seis del Ch¡ndogyopaniÀad, hay un relato acerca de
un gran maestro, Udd¡laka, y su hijo, llamado ávetaketu. Cuando este chico tuvo doce
años, Udd¡laka decidió enviarle a un gurukula, porque no creía que su hijo pudiera
aprender nada más en casa. ávetaketu se pasó doce años en el gurukula y volvió a casa
cuando había cumplido veinticuatro años. Todo esto se menciona en el UpaniÀad.
El joven regresó a casa muy orgulloso y, viendo esto, su padre le preguntó: ‘¿Le
preguntaste a tu maestro acerca de ese conocimiento, el cual, una vez alcanzado, también
se conoce todo?’ El hijo le respondió: ‘No creo que mi maestro tuviera tal conocimiento,
si no me lo hubiera enseñado.’ Posteriormente, ávetaketu le preguntó a su padre si
existía tal conocimiento. Su padre le demostró que sí lo había.
Mediante el conocimiento de la causa, k¡ra¸a, todo lo demás es también conocido.
Si conoces la arcilla, conoces la vasija. La palabra ‘vasija’ solamente está en referencia a
un nombre y una forma, n¡ma y r£pa, para la sustancia arcilla. En la vasija no hay
ninguna otra sustancia, distinta de la arcilla, que se pueda conocer. Similarmente, una vez
que se conoce la causa de la creación en su totalidad, si es que hay una causa, entonces
todas las cosas también son conocidas. No es que todas las cosas sean conocidas, sino
que todas las cosas también son conocidas. Así como conoces la sustancia, arcilla, en
términos de realidad, también conoces lo que es satya y lo que es mithy¡. Conoces lo
real y lo irreal. Esto es todo lo que hay para conocer.
Udd¡laka estableció la posibilidad de tal conocimiento y más adelante, ávetaketu
quiso conocerlo. Así es como conseguimos mah¡v¡kya-upade¿a, la enseñanza de ‘eso
eres tú — tat tvam asi.’ Este tipo de relato revela entonces el contexto y nos habla del
anhelo por saber, cómo se ha de conocer, y todo lo demás. En otras palabras, toda la
metodología de la enseñanza, samprad¡ya, se pone de manifiesto a través de estas
historias.
Es importante, por consiguiente, conocer cómo Arjuna, un gran guerrero y hombre
con cultura y compasión, se convirtió en un buscador, un jijµ¡su, alguien que deseaba
tener este conocimiento. En el proceso, comprendemos cómo una persona descubre en sí
misma una búsqueda por conocer el significado de todas las luchas de la vida. Aunque en
ocasiones K¤À¸a le habla a Arjuna en el estricto contexto del Mah¡bh¡rata, el contexto
se puede cambiar para que sea aplicable a cualquiera. Por ejemplo, cuando K¤À¸a le dijo
a Arjuna que luchara, le estaba hablando sólo a Arjuna y a nadie más. Aún así, hay algo
en ello que es relevante para toda persona, esto es — lo que hay que hacer en una
situación dada, tiene que hacerse.
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105
Bhagavadg¢t¡
Este contexto es todavía, naturalmente, una parte del Mah¡bh¡rata y la G¢t¡
misma aún está por comenzar, lo cual tiene lugar en el segundo capítulo. Tan sólo con las
palabras, ‘¿r¢ bhagav¡n uv¡ca,’ se convierte en la Bhagavadg¢t¡. El primer capítulo es
solamente el contexto que conduce a la G¢t¡. Aunque los capítulos previos del
Mah¡bh¡rata no tienen conexión directa con la Bhagavadg¢t¡, existe un vínculo con
referencia a la suerte de Arjuna. Por consiguiente, aunque estos primeros versos de la
G¢t¡ no tienen verdadera relevancia para lo que queremos conocer, sí que nos dan el
contexto, y es por esta razón los tomamos en consideración.
Habiendo hablado a Dro¸a acerca de las importantes personas del ejército de los
P¡¸·avas, cambió entonces de tema para referirse a aquéllas personas de su propio
ejército.
+º¨ÉÉEÆò iÉÖ Ê´ÉʶɟõÉ ªÉä iÉÉÊzɤÉÉävÉ ÊuùVÉÉäkɨÉ*
xÉɪÉEòÉ ¨É¨É ºÉèxªÉºªÉ ºÉÆYÉÉlÉÈ iÉÉx¥É´ÉÒ欃 iÉä** 7
**
asm¡kaÆ tu vi¿iÀ¶¡ ye t¡nnibodha dvijottama
n¡yak¡ mama sainyasya saµjµ¡rthaÆ t¡nbrav¢mi te
Verso 7
ÊuùVÉ-=kÉ¨É dvija-uttama — ¡Oh! Sabio entre los dos veces nacidos (br¡hma¸as);
+º¨ÉÉEò¨É asm¡kam — de nosotros; iÉÖ tu — en tanto que ahora; ªÉä ye — aquellos que;
Ê´ÉʶɟõÉ& vi¿iÀ¶¡Å — son importantes; ¨É¨É ºÉèxªÉºªÉ mama sainyasya — de mi ejército;
xÉɪÉEòÉ& n¡yak¡Å — conductores; iÉÉxÉ t¡n — a ellos; ÊxɤÉÉävÉ nibodha — por favor,
observa; iÉä te — a ti; ºÉÆYÉÉlÉǨÉ saÆjµ¡rtham — a fin de presentar; iÉÉxÉ t¡n — a ellos;
¥É´ÉÒ欃 brav¢mi — los menciono
En tanto que ahora, ¡Oh! Sabio entre los dos veces nacidos ( br¡hma¸as),
por favor, observa a aquéllos que son importantes entre nosotros, los
conductores de mi ejército. Los menciono con el fin de presentártelos.
Las personas que se habían unido a Duryodhana tampoco eran precisamente
esto
soldados
a Dro¸a
comunes.
, Duryodhana
Tambiéndijo
ellosdeeran
nuevo:
líderes,
‘Paramah¡rathas
presentártelos,
. Como
los mencionaré
quería hacerpornotar
sus
nombres.’
En este verso, se dirige a Dro¸a como dvija-uttama, el mejor entre los dos veces
nacidos, dvija. Un br¡hma¸a, un kÀatriya y un vai¿ya se considera que nacen de nuevo
cuando son iniciados en el g¡yatr¢-mantra. A Dro¸a lo describe Duryodhana como
uttama, el mejor, porque era un docto maestro en el tiro con arco.
Para describir a su propio ejército, Duryodhana dijo:
¦É´ÉÉxÉ ¦ÉÒ¹¨Éí EòhÉÇí EÞò{Éí ºÉʨÉÊiɉɪÉ&*
+·ÉilÉɨÉÉ Ê´ÉEòhÉÇí ºÉÉè¨ÉnùÊkÉVÉǪÉpùlÉ&** 8 **
bhav¡n bh¢Àma¿ca kar¸a¿ca k¤pa¿ca samitiµjayaÅ
a¿vatth¡m¡ vikar¸a¿ca saumadattirjayadrathaÅ
Verso 8
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Capítulo 1
+xªÉä SÉ ¤É½þ´É& ¶ÉÚ®úÉ ¨ÉnùlÉæ iªÉHòVÉÒÊ´ÉiÉÉ&*
xÉÉxÉɶÉÛÉ|ɽþ®úhÉÉ& ºÉ´Éæ ªÉÖrùʴɶÉÉ®únùÉ&** 9
**
anye ca bahavaÅ ¿£r¡ madarthe tyaktaj¢vit¡Å
n¡n¡¿astraprahara¸¡Å sarve yuddhavi¿¡rad¡Å
Verso 9
¦É´ÉÉxÉ bhav¡n — Su Señoría; ¦ÉÒ¹¨É& bh¢ÀmaÅ — Bh¢Àma; SÉ ca — y; EòhÉÇ& kar¸aÅ —
Kar¸a; SÉ ca — y; EÞò{É& k¤paÅ — K¤pa; SÉ ca — y; ºÉʨÉÊiɉɪÉ& samitiµjayaÅ — aquél que
siempre es victorioso; +·ÉilÉɨÉÉ a¿vatth¡m¡ — A¿vatth¡m¡; Ê´ÉEòhÉÇ& vikar¸aÅ —
Vikar¸a; SÉ ca — y; ºÉÉè¨ÉnùÊkÉ& saumadattiÅ — Saumadatti, hijo de Somadatta
(Bh£ri¿rav¡); VɪÉpùlÉ& jayadrathaÅ — Jayadratha; +xªÉä SÉ anye ca — y otros; ¤É½þ´É&
bahavaÅ — muchos; ¶ÉÚ®úÉ& ¿£r¡Å — guerreros; ¨ÉnùlÉæ madarthe — por mi bien; iªÉHòVÉÒÊ´ÉiÉÉ& tyakta-j¢vit¡Å — quienes han dado sus vidas; xÉÉxÉÉ-¶ÉÛÉ|ɽþ®úhÉÉ& n¡n¡-¿astraprahara¸¡Å — que tienen muchos tipos de armas; ºÉ´Éæ sarve — todos; ªÉÖr-ùʴɶÉÉ®únùÉ&
yuddha-vi¿¡rad¡Å — expertos en la guerra
Su Señoría, Bh¢Àma, Kar¸a, y K¤pa15, siempre victorioso en la guerra,
A¿vatth¡m¡,16 Vikar¸a,17 Saumadatti18 — hijo de Somadatta,
(Bh£ri¿rav¡) y Jayadratha19 y muchos otros guerreros, todos expertos
en la guerra, armados con muchos tipos de armas, que por mi bien han
entregado sus vidas (están presentes de nuestro lado).
Era el hermano de la esposa de Dro¸a, K¤p¢. Les enseño el arte del tiro con arco a los
Kaurava y a los príncipes P¡¸·ava antes de que Dro¸a se convirtiera en su maestro. Se le
cuenta entre los ciraµj¢v¢s, aquéllos que viven por siempre.
16
Era el hijo de Dro¸a y también es uno de los ciraµj¢v¢s. Era devoto de Duryodhana de una
forma tan extrema que, al final, en el ultimo día cuando estaba seguro de que no había esperanza
para la causa de Duryodhana, fue por la noche al campamento de los P¡¸·avas y mató a todos
los hombres allí mientras dormían.
17
Un hijo de Dh¤tar¡À¶ra, una excepción entre los Dh¡rtar¡À¶ras, y destacó por su sentido de la
justicia y de la rectitud. Fue el único que protestó por la humillación infligida a Draupd¢ en la
Kaurava-sabh¡.
18
Bh£ri¿rav¡ — era el nieto de B¡hlika, el hermano mayor de áantanu.
19
Era el marido de la hermana de Duryodhana, Du¿¿al¡ y el rey de Sindhu-de¿a. Fue un gran
guerrero. Jugó un papel decisivo en la muerte de Abhimanyu al detener a los P¡¸·avas que
iban a ayudar a Abhimanyu cuando quedó atrapado en el cakra-vy£ha. Pudo hacer esto porque
con anterioridad había obtenido del Señor áiva el don de que vencería a todos los P¡¸·avas
juntos excepto a Arjuna, sin ayuda de nadie durante un día. Usó este don para impedir que los
P¡¸·avas fueran al rescate de Abhimanyu. Esto llevó a Arjuna a hacer la promesa de que si no
mataba a Jayadratha antes del anochecer del día siguiente se suicidaría. Al día siguiente,
Duryodhana hizo todo lo que pudo para proteger a Jayadratha de forma que Arjuna se viera
forzado a poner fin a su propia vida. De nuevo K¤À¸a salvó la situación creando una puesta de
sol artificial y forzando a Jayadratha a salir de su escondite de forma que Arjuna pudiera
matarle y cumplir así su promesa.
15
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107
Bhagavadg¢t¡
En lugar de llamarlo por su nombre, Duryodhana se dirigió a Dro¸a como
bhav¡n, que quiere decir ‘Su Señoría’ o ‘Usted, Señor.’ Puesto que los discípulos más
queridos de Dro¸a estaban en el bando contrario, Duryodhana temía que no se entregara
con todo su corazón a la lucha. Por ello, siempre estaba tratando de ganarle a Dro¸a a su
lado. Posteriormente, en la batalla, empezó a hostigarle, diciéndole que la razón por la
que no estaba dando el máximo en la lucha era porque su corazón estaba con los
P¡¸·avas.
Cuando Duryodhana iba perdiendo y Bh¢Àma estaba en su lecho de muerte,
Dro¸a se convirtió en el comandante en jefe de Duryodhana. Inflamado por las pullas
de Duryodhana, estaba resuelto a capturar a Yudhi˦hira, vivo o muerto.
En este verso, Duryodhana reconoce la importancia de Dro¸a mediante el uso del
término bhav¡n. Sólo después mencionó al invencible Bh¢Àma, el más anciano de la
familia y el más poderoso. En aquel tiempo, no había nadie que igualara a Bh¢Àma.
Cuando luchaba, nadie podía hacerle frente. Tenía el don de que la muerte le
sobrevendría sólo en el momento que él eligiese. Incluso K¤À¸a, que había prometido no
luchar, se quedó tan impresionado con la fuerza de Bh¢Àma que hasta levantó su cakra.
Sólo entonces recordó que había prometido no luchar. El hecho de que K¤À¸a se hubiera
visto impulsado a levantar su cakra fue suficiente para Bh¢Àma y lo que causó que al
final se rindiera.
Los otros que se describen en este verso son Kar¸a, el contrincante de
Duryodhana para Arjuna, y K¤pa, que se presenta aquí como alguien que siempre fue
victorioso en cualquier conflicto y que podía vencer a un ejército sin la ayuda de nadie.
Duryodhana también se acordó de mencionar al hijo de Dro¸a, A¿vatth¡m¡, junto con
su propio hermano, Vikar¸a, que era el más joven y de la misma edad que A¿vatth¡m¡.
Jayadratha, una persona muy importante, y el causante de la muerte del hijo de Arjuna,
Abhimanyu, así como Saumadatti fueron también presentados a Dro¸a por
Duryodhana.
Tras haber mencionado a estas personas por sus nombres, entonces Duryodhana
señaló que había muchos otros guerreros que habían venido a unírsele en el campo de
batalla.
Las palabras de Duryodhana, ‘Otros guerreros… que han entregado sus vidas por
mi bien, anye ca bahavaÅ ¿£r¡Å madarthe tyakta-j¢vit¡Å,’ se puede considerar aquí
como un presagio divino de lo que iba a suceder. Si hubieran entregado sus vidas, tal
como él decía, ¡hubiera tenido un ejército de muertos en sus manos! Quería decir que
estaban dispuestos a entregar sus vidas, pero lo que dijo era un ejemplo de daiva, ciertas
palabras que indican lo que está por venir. Tales palabras no se emiten de una forma
deliberada. El que habla quiere decir una cosa, pero las palabras mismas significan otra
cosa. De hecho, estos guerreros ya habían entregado sus vidas por Duryodhana. Todos
ellos iban a morir. Este daiva es asombroso; ¡sale! Aquí surgió en lo que decía
Duryodhana. Su derrota fue indicada por sus propias palabras.
¿Quiénes eran estas personas? Eran personas que tenían consigo una gran variedad
de armas. Las armas pueden ser, o bien prahara¸as, aquéllas que pueden dirigirse y
lanzarse como una flecha o una lanza, o ¿astras, armas que se sostienen en la mano,
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108
Capítulo 1
como una maza o una espada. Esta gente no sólo vino con todas estas armas, sino que
además eran expertos en su uso. Tenían un conocimiento completo del armamento y de lo
relativo a la guerra, y algunos tenían pericia en más de un arte marcial particular. En el
siguiente verso, Duryodhana, evaluando en conjunto la fuerza de los dos ejércitos,
siguió intentando despertar el entusiasmo en Dro¸a:
+{ɪÉÉÇ”ÉÆ iÉnùº¨ÉÉEÆò ¤É™Æô ¦ÉÒ¹¨ÉÉʦɮúÊIÉiɨÉÂ*
{ɪÉÉÇ”ÉÆ Îi´Énù¨ÉäiÉä¹ÉÉÆ ¤É™Æô ¦ÉÒ¨ÉÉʦɮúÊIÉiɨÉÂ** 10 **
apary¡ptaÆ tadasm¡kaÆ balaÆ bh¢Àm¡bhirakÀitam
pary¡ptaÆ tvidameteÀ¡Æ balaÆ bh¢m¡bhirakÀitam
Verso 10
¦ÉÒ¹¨É-+ʦɮúÊIÉiɨÉÂ
bh¢Àma-abhirakÀitam — bien protegido por Bh¢Àma; +º¨ÉÉEò¨ÉÂ
asm¡kam — nuestro; iÉiÉ tat — aquel; ¤É™ô¨É balam — ejército; +{ɪÉÉǔɨÉ apary¡ptam —
no puede ser arrollado; iÉÖ tu — en tanto que; ¦ÉÒ¨É-+ʦɮúÊIÉiɨÉ bh¢ma-abhirakÀitam —
incluso estando protegido por Bh¢ma; BiÉä¹ÉɨÉ eteÀ¡m — de estas personas frente a
nosotros; <nù¨É idam — este, ¤É™ô¨É balam — ejército; {ɪÉÉǔɨÉ pary¡ptam — puede ser
arrollado
Nuestro ejército (siendo mayor), bien protegido por Bh¢Àma, no puede ser
arrollado, en tanto que el ejército de esta gente que está frente a nosotros,
incluso estando protegido por Bh¢ma, puede ser arrollado.
Duryodhana aquí hizo notar a Dro¸a que su ejército no podía ser arrollado por los
P¡¸·avas puesto que estaban bien protegidos por Bh¢Àma. Además, estaba formado por
once akÀauhi¸is, divisiones, en tanto que el de los P¡¸·avas tenía sólo siete
akÀauhi¸is.20 Por consiguiente él consideraba que su ejército no corría peligro, no sólo
porque tenía más divisiones, sino porque tenía tales grandes jefes. A pesar de que el
poderoso Bh¢ma protegería al ejército de los P¡¸·avas, Duryodhana estaba seguro de
que su ejército podría aplastarlos fácilmente y que ganaría la guerra.
En ocasiones se le da a este verso otro sentido que no es válido. En tal versión,
Duryodhana le dijo a Dro¸a que la fuerza de su ejército era insuficiente, pero que al
menos estaba protegido por Bh¢Àma, en tanto que el ejército de los P¡¸·avas era
suficiente pero estaba protegido solamente por Bh¢ma. Este sentido no es correcto.
Puesto que Duryodhana tenía once divisiones, él lógicamente pensaba que su ejército no
podía ser aplastado por las siete divisiones de sus adversarios.
Teniendo en cuenta las cifras de que se trataba, concluyó que no había manera de
que los P¡¸·avas les pudieran vencer. ¡Sería un paseo! La discrepancia en torno a estas
dos interpretaciones se centra en los significados que se da a las palabras apary¡ptam y
pary¡ptam.
Así que ésta era la opinión de Duryodhana. Sus palabras tenían simplemente la
intención de provocar entusiasmo en Dro¸a, de manera que consiguiera su apoyo
incondicional en esta batalla.
Un akÀauhi¸i es una división de un ejército que está formada por 21.870 carruajes de
combate, 21.870 elefantes, 65.610 caballos y 109.350 soldados de infantería.
20
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109
Bhagavadg¢t¡
En el siguiente verso, Duryodhana se dirigió a Dro¸a, aludiendo a la importancia
de Bh¢Àma en el resultado de la guerra.
+ªÉxÉä¹ÉÖ SÉ ºÉ´Éæ¹ÉÖ ªÉlÉɦÉÉMɨɴÉκlÉiÉÉ&* ¦ÉÒ¹¨É¨Éä
´ÉÉʦɮúIÉxiÉÖ ¦É´ÉxiÉ& ºÉ´ÉÇ B´É ʽþ** 11 **
ayaneÀu ca sarveÀu yath¡bh¡gamavasthit¡Å
bh¢Àmamev¡bhirakÀantu bhavantaÅ sarva eva hi
Verso 11
ºÉ´Éæ¹ÉÖ +ªÉxÉä¹ÉÖ SÉ sarveÀu
ayaneÀu ca — en todas las divisiones (del ejército); ªÉlÉɦÉÉMɨÉÂ
yath¡bh¡gam — en (vuestras) respectivas posiciones; +´ÉκlÉiÉÉ& avasthit¡Å —
estacionados; ¦É´ÉxiÉ ºÉ´Éæ B´É ʽþ bhavantaÅ sarve eva hi — todos vosotros ciertamente;
¦ÉÒ¹¨É¨É B´É bh¢Àmam eva — Bh¢Àma solamente; +ʦɮúIÉxiÉÖ abhirakÀantu — que protegen
Ocupando vuestras respectivas posiciones, en todas las divisiones del
ejército, todos vosotros tenéis que proteger, en especial, a Bh¢Àma.
Bh¢Àma no era solamente un comandante en jefe nombrado de acuerdo a su edad y
posición jerárquica. A pesar de ser la persona de más edad entre los oficiales de
Duryodhana, era el que tenía realmente peso en esta batalla. Como ya sabemos, Bh¢Àma
no era una persona mediocre. Era invencible. Nadie podía matarle. Moriría solamente
cuando eligiera morir. En tanto que tuviera su arco en la mano, nadie podía acercársele.
Por ello, Duryodhana dijo que todos debían proteger a Bh¢Àma. Si Bh¢Àma estuviera
protegido entonces el ejército estaría protegido y la victoria sería segura. ‘No quiero que
Bh¢Àma sufra daño en modo alguno,’ dijo.
De hecho, Duryodhana había organizado todo el ejército en formaciones que
aseguraran la protección de su comandante en jefe. No había forma de que los P¡¸·avas
se adentraran en sus filas y se acercaran a Bh¢Àma, creía él. Para reforzar sus planes, le
pidió a Dro¸a que se cerciorara de que todos y cada uno permanecieran en los puestos
que se les habían asignado, de forma que Bh¢Àma estuviera bien protegido. En tanto que
Bh¢Àma estuviera allí, estarían a salvo.
Ya que Duryodhana tenía que gritar para hacerse oír por encima del estruendo de
la batalla, Bh¢Àma puede que llegara a escucharle decir a Dro¸a, ‘Todos deberían
proteger a Bh¢Àma.’ Sin embargo, Bh¢Àma sabía que no necesitaba que nadie lo
protegiera y que, no solamente se podía proteger a sí mismo, sino también a todos los
demás, incluido Duryodhana. La preocupación de Duryodhana era, evidentemente,
absurda. Así que, para tranquilizar y dar ánimos a Duryodhana, emitió un enorme grito
de guerra, tal como se describe en el siguiente verso.
SUENAN LAS CARACOLAS
iɺªÉ ºÉ‰ÉxɪÉx½þ¹ÉÈ EÖò¯û´ÉÞrù& Ê{ÉiÉɨɽþ&*
˺ɽþxÉÉnÆù Ê´ÉxÉtÉäcÉè& ¶É‚Æó nùv¨ÉÉè |ÉiÉÉ{É´ÉÉxÉÂ** 12 **
tasya saµjanayanharÀaÆ kuruv¤ddhaÅ pit¡mahaÅ
siÆhan¡daÆ vinadyoccaiÅ ¿a´khaÆ dadhmau prat¡pav¡n
Verso 12
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Capítulo 1
|ÉiÉÉ{É´ÉÉxÉ prat¡pav¡n — uno que es conocido por su valor; EÖò¯û´ÉÞrù& Ê{ÉiÉɨɽþ& kuruv¤ddhaÅ
pit¡mahaÅ — el abuelo de la familia Kuru; iɺªÉ tasya — su; ½þ¹ÉǨÉ harÀam — felicidad;
ºÉ‰ÉxɪÉxÉ saµjanayan — teniendo el propósito de producir; =cÉè& uccaiÅ — fuertemente;
˺ɽþxÉÉnù¨É siÆhan¡dam — un rugido como de un león; Ê´ÉxÉt vinadya — haciendo; ¶É‚ó¨ÉÂ
¿a´kham — caracola; nùv¨ÉÉè dadhmau — hizo sonar
Bh¢Àma, el abuelo de la familia Kuru, conocido por su valor, dio
fuertemente un rugido de león e hizo sonar su caracola para hacer feliz a
Duryodhana.
Para causar algún tipo de alegría en los corazones de Duryodhana y los otros,
Bh¢Àma, el anciano de la familia Kuru, el abuelo, rigió fuertemente como un león. En
este verso, Bh¢Àma fue descrito como alguien que tenía un número de títulos que
indicaban su valor, los cuales significaban que había realizado muchas proezas en su
vida. Bh¢Àma indicó el comienzo de la guerra haciendo sonar su caracola.
Bh¢Àma había aceptado el desafío de Duryodhana hacia los P¡¸·avas. Siendo el
jefe supremo del ejército de Duryodhana, era él quien tenía que dar la orden que haría
que todos se alistaran. Para hacer esto, entonces, él sonó su caracola.
Una vez que la caracola de Bh¢Àma había sonado, todos los del ejército de
Duryodhana también hicieron sonar sus caracolas, como se describe en el siguiente
verso:
iÉiÉ& ¶É‚óÉí ¦ÉäªÉÇí {ÉhÉ´ÉÉxÉEòMÉÉä¨ÉÖJÉÉ&* ºÉ½þºÉè
´ÉɦªÉ½þxªÉxiÉ ºÉ ¶É¤nùºiÉÖ¨ÉÖ™ôÉä%¦É´ÉiÉÂ** 13 **
tataÅ ¿a´kh¡¿ca bherya¿ca pa¸av¡nakagomukh¡Å
sahasaiv¡bhyahanyanta sa ¿abdastumulo'bhavat
Verso 13
iÉiÉ& tataÅ — entonces; ¶É‚óÉ& ¿a´kh¡Å — caracolas; SÉ ca — y; ¦ÉäªÉÇ& bheryaÅ — timbales;
SÉ ca — y; {ÉhÉ´É-+ÉxÉEò-MÉÉä¨ÉÖJÉÉ& pa¸ava-¡n¡ka-gomukh¡Å — tamboriles, trompetas y
cuernos; ºÉ½þºÉÉ B´É sahas¡ eva — repentinamente; +¦ªÉ½þxªÉxiÉ abhyahanyanta —
atronaron; ºÉ& saÅ — ese; ¶É¤nù& ¿abdaÅ — sonido; iÉÖ¨ÉÖ™ô& +¦É´ÉiÉ tumulaÅ abhavat —
sacudía los corazones
Entonces, repentinamente, caracolas, timbales, tamboriles, trompetas y
cuernos atronaron y el ruido, ciertamente, sacudía los corazones.
Todos los diversos instrumentos que producían sonidos fueron descritos aquí. No
había música en estos sonidos, sólo ruidos fuertes que provenían de una variedad de
instrumentos que producen sonidos: timbales, otros diversos tambores, cornetas, etcétera.
Primero, fueron las caracolas. Bh¢Àma tuvo que comenzar porque era el
comandante en jefe y también el más viejo. Todos lo respetaban. De este modo él
comenzó y todos los demás lo siguieron. Luego siguieron los timbales, tamboriles,
trompetas y cuernos. Todas las variedades de sonidos provenientes de este conjunto de
instrumentos irrumpieron inmediatamente. Aun aquellos que no tenían instrumentos,
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111
Bhagavadg¢t¡
pudieron haber producido sus propios sonidos imitando diversos instrumentos. El efecto
fue tremendo, alarmante, aterrador, algo inimaginable.
Cuando todo el ejército de Duryodhana, con sus muchas divisiones, comenzó a
hacer sonar simultáneamente sus caracolas y otros instrumentos, todo el cielo fue
desgarrado por este descomunal ruido. Dada esta situación, ¿qué hicieron los P¡¸·avas?
Por supuesto, ellos también hicieron lo mismo, tal como se describe en los próximos seis
versos.
iÉiÉ& ·ÉäiÉè½ÇþªÉèªÉÖÇHäò ¨É½þÊiÉ ºªÉxnùxÉä κlÉiÉÉè*
¨ÉÉvÉ´É& {ÉÉhb÷´ÉíÉè´É Ênù´ªÉÉè ¶É‚óÉè |Énùv¨ÉiÉÖ&** 14 **
tataÅ ¿vetairhayairyukte mahati syandane sthitau
m¡dhavaÅ p¡¸·ava¿caiva divyau ¿a´khau pradadhmatuÅ
Verso 14
iÉiÉ& tataÅ — entonces; ·ÉäiÉè& ½þªÉè& ¿vetaiÅ hayaiÅ — por caballos blancos; ªÉÖHäò yukte —
uncido (tirado); ¨É½þÊiÉ ºªÉxnùxÉä mahati syandane — en el gran carruaje; κlÉiÉÉè sthitau —
sentados; ¨ÉÉvÉ´É& m¡dhavaÅ — K¤À¸a; {ÉÉhb÷´É& p¡¸·avaÅ — Arjuna; SÉ ca y; B´É eva —
ciertamente; Ênù´ªÉÉè divyau — celestiales; ¶É‚óÉè ¿a´khau — caracolas; |Énùv¨ÉiÉÖ&
pradadhmatuÅ — hicieron sonar
Entonces, K¤À¸a y Arjuna, sentados en el gran carruaje tirado por
caballos blancos, hicieron sonar sus caracolas divinas.
Habiendo descrito el grito de guerra de los Kauravas, Saµjaya, el relator, volvió
entonces su atención hacia Arjuna, mencionado aquí como P¡¸·ava, que significa el
hijo de P¡¸·u. El nombre que se da a K¤À¸a en este verso es M¡dhava, que significa
aquel que tiene riqueza (LakÀm¢). A lo largo de la G¢t¡, se menciona a K¤À¸a con
diferentes nombres: H¤À¢ke¿a, Acyuta, Ke¿ava, Jan¡rdana, etcétera.
K¤À¸a y Arjuna estaban sentados en el magnífico carruaje de Arjuna, tirado por
caballos blancos. El blanco era un color que no podía dejar de verse entre caballos de
diferentes colores. En respuesta al grito de guerra del ejército de Duryodhana, Arjuna y
K¤À¸a hicieron sonar sus caracolas, descritas aquí como divyau, celestiales, debido a que
no fueron obtenidos de forma común.
Sus nombres se dan en el siguiente verso:
{ÉɈÉVÉxªÉÆ ¾þ¹ÉÒEäò¶ÉÉä näù´ÉnùkÉÆ vÉxɉɪÉ&*
{ÉÉèhbÅ÷Æ nùv¨ÉÉè ¨É½þɶɂÆó ¦ÉÒ¨ÉEò¨ÉÉÇ ´ÉÞEòÉänù®ú&** 15
**
p¡µcajanyaÆ h¤À¢ke¿o devadattaÆ dhanaµjayaÅ
pau¸·raÆ dadhmau mah¡¿a´khaÆ bh¢makarm¡ v¤kodaraÅ
Verso 15
¾þ¹ÉÒEäò¶É& h¤À¢ke¿aÅ — el Señor de todos los sentidos, K¤À¸a; {ÉɈÉVÉxªÉ¨É p¡µcajanyam —
P¡µcajanya; vÉxɉɪÉ& dhanaµjayaÅ — Arjuna; näù´ÉnùkɨÉ devadattam — Devadatta;
¦ÉÒ¨ÉEò¨ÉÉÇ bh¢makarm¡ — el de terribles acciones (Bh¢ma); ´ÉÞEòÉänù®ú& v¤kodaraÅ —
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Capítulo 1
V¤kodara (Bh¢ma), que tiene el estómago de un lobo;
¨É½þɶɂó¨É mah¡¿a´kham — una
gran caracola; {ÉÉèhbÅ÷¨É pau¸·ram — Pau¸·ra; nùv¨ÉÉè dadhmau — hizo sonar
K¤À¸a hizo sonar el P¡µcajanya, Arjuna el Devadatta, y Bh¢ma, el
hombre de terribles acciones y el de estómago de lobo, hizo sonar su gran
caracola, Pau¸·ra.
La caracola del Señor K¤À¸a se llamaba P¡µcajanya. Como hemos visto, los arcos
también tenían nombres. El arco de Arjuna era conocido como G¡¸·¢va. Dhanaµjaya
era otro nombre de Arjuna y Devadatta era el nombre de su caracola, lo que significa
que era un obsequio de un dios.
Bh¢makarm¡ era otro nombre de Bh¢ma, debido a que era capaz de hacer las
tareas más alarmantes, tanto en la guerra como en tiempos de paz. Bh¢ma nunca
emprendía trabajos comunes. Por ejemplo, cuando los P¡¸·avas estuvieron viviendo de
incógnito durante un año, Bh¢ma se empleó en el palacio como cocinero. En realidad, se
designó él mismo porque quería ser capaz de comer mucha comida. Sobresalía en cocinar
grandes cantidades, el tipo de cocina en la que se echaban calabazas enteras en grandes
calderos.
En la literatura sánscrita se mencionan dos tipos de cocina. Un tipo se llama
bh¢map¡ka, la cocina para miles de personas a la vez, y el otro se llama nalap¡ka, a la
manera del rey Nala quien también fue un gran cocinero, pero para un pequeño número
de personas.
Podríamos pensar que Bh¢ma pudo haber sido alguien muy flácido, con un gran
estómago y todo lo que lo acompaña. Pero ese no era el caso. Él no se parecía a un
luchador de sumo en absoluto. Bh¢ma fue descrito aquí como alguien que tenía estómago
de lobo, es decir, tan hundido que casi tocaba la columna. Un lobo siempre tiene hambre.
Lo que puede ser el origen de la expresión: ‘mantener al lobo lejos de la puerta.’21
Esta analogía es un buen ejemplo de lo que quiere significarse con la palabra
lakÀa¸a. La palabra lobo es el significado implícito de hambre. Aún cuando un lobo está
siempre hambriento y come mucho, su estómago permanece igual, siempre en buen
estado. Por la descripción de su estómago como el de un lobo, entendemos entonces, que
Bh¢ma era un hombre grande, con un estómago que se parecía al de un lobo y que
siempre era una preocupación para él mantener lejos el hambre.
Bh¢ma también tenía grandes pulmones y por eso, no tenía una caracola común. Su
caracola conocida como Pau¸·ra, es descrita aquí como de gran tamaño.
Las caracolas de los otros tres P¡¸·avas, YudhiÀ¶hira, Nakula, y Sahadeva, se
mencionan en el siguiente verso.
+xÉxiÉÊ´ÉVɪÉÆ ®úÉVÉÉ EÖòxiÉÒ{ÉÖjÉÉä ªÉÖÊvÉÊ¢ö®ú&*
xÉEÖò™ô& ºÉ½þnäù´Éí ºÉÖPÉÉä¹É¨ÉÊhÉ{ÉÖ¹{ÉEòÉè** 16 **
21
N. del T. ‘keeping the wolf away from the door’, expresión en idioma inglés que significa: ganar lo
suficiente para no sufrir hambre.
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Bhagavadg¢t¡
anantavijayaÆ r¡j¡ kunt¢putro yudhiÀ¶hiraÅ
nakulaÅ sahadeva¿ca sughoÀama¸ipuÀpakau
Verso 16
EÖòxiÉÒ{ÉÖjÉ&
kunt¢putraÅ — el hijo de Kunt¢; ®úÉVÉÉ ªÉÖÊvÉÊ¢ö®ú& r¡j¡ yudhiÀ¶hiraÅ — el Rey
YudhiÀ¶hira; +xÉxiÉÊ´ÉVɪɨÉ anantavijayam — el nombre de la caracola de YudhiÀ¶hira;
xÉEÖò™ô& ºÉ½þnäù´É& SÉ nakulaÅ sahadevaÅ ca — Nakula y Sahadeva; — ºÉÖPÉÉä¹É-¨ÉÊhÉ{ÉÖ¹{ÉEòÉè
sughoÀa-ma¸ipuÀpakau — SughoÀa y Ma¸ipuÀpaka (las nombres de las caracolas de
Nakula y Sahadeva)
El Rey YudhiÀ¶hira, el hijo de Kunt¢, hizo sonar el Anantavijaya y
Nakula y Sahadeva hicieron sonar los SughoÀa y Ma¸ipuÀpaka.
Aunque Dharmaputra ya no era el rey, Saµjaya lo llamó aquí el Rey
YudhiÀ¶hira. Duryodhana gobernaba el reino, pero según la vista de Saµjaya, en
realidad YudhiÀ¶hira era el rey, aunque en el exilio. Ya que Saµjaya nunca estuvo de
acuerdo con esta guerra y sabía que Duryodhana estaba cometiendo un error, nunca
perdió la oportunidad de hacérselo notar a Dh¤tar¡À¶ra.
Ananta-vijaya, que significa aquel que produce innumerables victorias, era el
nombre de la caracola de Dharmaputra. La caracola de Nakula era llamada SughoÀa, lo
que significa aquel que produce un sonido agradable. Ma¸ipuÀpaka, aquel que está
decorado con piedras preciosas, era el nombre dado a la caracola de Sahadeva.
(Continuaremos con el Capítulo 1 en la próxima lección.)
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