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A. CABRERA
cíente, resultan ser en realidad berberiscos. Diffloth [ 1 9 1 6 , p. 95]
dice que " e n el siglo x v n y hasta los comienzos del x y n i ,
los vehículos de sangre oriental en Francia eran el berberisco y
el andaluz", y el mismo autor cuenta (ps. 1 2 2 - 1 2 3 ) que la raza
limosina, descendiente de los caballos morunos abandonados por
los sarracenos en la derrota de Poitiers, fué regenerada por el
mariscal de Turena comprando "muchos sementales al dey de
Argel, y algunos pocos en Arabia". E n las instrucciones que,
con fecha 2 de Junio de 1665, da Colbert, ministro de Luis X I V ,
al caballerizo Garsault para la fundación' de yeguadas en Francia, se dice que el rey ha hecho' comprar caballos morunos en
Berbería, de los cuales, si hubiera alguno extraordinariamente
hermoso, se reservaría "pour la grande escurie de S a Majesté",
distribuyendo los restantes en las provincias que se juzgase conveniente; y en el decreto de creación dé las yeguadas, fechado
en 1 7 de Octubre del mismo año, añádese que por disposición
regia se han adquirido "plusieurs Chevaux entiers en Frise, Hollande, Dannemark et Barbarie pour servir d'estalons", los cuales habrían de ser distribuidos en esta forma: "ceux qui sont
propres aux carrosses, sur les costes de la mer, depuis la frontière de Bretagne jusques sur la Garonne, ou il se trouve des
cavalles de taille nécessaire à ce effet ; et les barbes dans les provinces de Poictou, Saintonge et A u v e r g n e " [Viennot, 1 8 7 1 ,
ps. 461-462]. Cuando la marquesa de Pompadour creó la famosa yeguada de su nombre, había en ella muy poco de árabe.
E l príncipe de Lámbese, encargado de su organización, reunió
en ella tres yeguas morunas, siete danesas, un semental árabe,
uno turco, tres españoles, un media sangre inglés y uno alemán,
completándose este contingente con veintidós ~yeguas limosinas,
en las que predominaba la sangre berberisca.
Es creencia general que la raza navarrina, pirenaica o de T a r bes desciende de caballos morunos importados durante la dominación musulmana en España [Menegaux, 1903, p. 2 1 2 ] , y lo
mismo se ha dicho algunas veces de la raza de la Camarga, célebre por su resistencia y rusticidad. Esto último no puede admitirse, pues existen documentos que hablan del caballo tordo
d é l a Camarga en el siglo v n [Diffloth, 1 9 1 6 , p. 1 3 3 ] . Para
Lartet y Chantre, esta raza es autóctona y representa un tipo
cuaternario, mientras otros autores opinan que procede de ca-
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