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Impacto de la conjuntivitis alérgica en la consulta de
atención primaria. Fisiopatología y epidemiología
R. Quintana i Conte
Oftalmología Consulting. Universidad de Barcelona. Hospital Clínic. Barcelona. España.
La conjuntivitis alérgica afecta al 25% de la población mundial, y tanto la prevalencia como la incidencia siguen
aumentando en los últimos años. Aunque muchos pacientes consiguen que los signos y síntomas característicos de
la enfermedad desaparezcan, en la gran mayoría persisten a lo largo de su vida.
E
l primer caso de conjuntivitis alérgica fue descrito por John
Bostock en 1819, y de hecho era una publicación sobre sí mismo referente a afecciones periódicas en los ojos y en el tracto respiratorio1. Clemens von Mygind y Bela Shick acuñaron el término
alergia en 1906 para el concepto de reactividad cambiada (allos
significa “diferente” o “cambiado”, y ergos, “trabajo” o “acción”)2.
Las conjuntivitis y rinitis alérgicas afectan a millones de personas en todo el mundo. Se cree que aproximadamente inciden de
alguna manera en el 25% de la población mundial. La prevalencia oscila entre el 5 y el 22% de la población, según sea la zona
estudiada. La clínica ocular puede ser la única manifestación de
la enfermedad hasta en un tercio de los pacientes3.
La prevalencia y la incidencia de la alergia han aumentado en
las últimas décadas, y parece que continúan creciendo.
La mayoría de los pacientes empiezan a experimentar clínica
alérgica en la infancia, y aunque muchos se desensibilizan durante la pubertad, cerca de la mitad se vuelve a sensibilizar a lo largo
de su vida. No obstante, el pico máximo de incidencia se establece entre los 18 y los 35 años, sin que se aprecien diferencias importantes entre sexos3.
Las alergias están causadas por alergenos, el más frecuente de
los cuales es el polen de diferentes plantas, y provoca una reacción alérgica en estas estructuras. Aunque esta respuesta nunca
es letal, puede conducir a complicaciones importantes y de larga
duración tales como sinusitis, pólipos o asma bronquial. En la
mayoría de ocasiones la enfermedad no progresa, y la entidad oftalmológica más frecuente, que es la conjuntivitis alérgica estacional, presenta los típicos signos y síntomas de picor ocular, hiperemia conjuntival que da la apariencia de ojo rojo y lagrimeo.
Esta clínica, aunque no es grave en cuanto a su repercusión vi20
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sual o anatómica, causa malestar importante y molestias que impiden a los pacientes afectados mantener el ritmo de vida normal. Además son una parte importante del gasto sanitario en
fármacos para prevenir o aliviar estos síntomas de conjuntivitis
alérgica, una de las patologías oculares más frecuentemente tratadas por el médico en atención primaria4.
Históricamente, el tratamiento de las enfermedades alérgicas
oculares se ha basado más en los hallazgos clínicos que en la
comprensión de la patogenia subyacente a la clínica que presenta cada entidad, por lo que las diferentes opciones terapéuticas,
si bien eran efectivas, a menudo resultaban insatisfactorias. El
incremento en el conocimiento de los mecanismos patofisiológicos que subyacen en cada una de las manifestaciones alérgicas
oculares ha permitido obtener tratamientos más racionales, dirigidos a varios de los mecanismos implicados en la génesis de la
enfermedad, y por ende más efectivos en el control antiinflamatorio y antialérgico de las enfermedades alérgicas oculares.
El ojo es frecuentemente un órgano diana de la inflamación
causada por reacciones alérgicas locales y sistémicas. La gran
mayoría de reacciones alérgicas oculares afecta a la conjuntiva.
La importancia de la alergia ocular se debe más a su frecuencia
que a su gravedad. Raras veces el término alergia representa para el oftalmólogo un sinónimo de enfermedad con capacidad de
provocar ceguera, si bien algunos casos de queratoconjuntivitis
atópica o vernal pueden provocar cicatrización corneal importante y, por consiguiente, pérdida de agudeza visual.
Los alergenos más frecuentes en la conjuntivitis alérgica estacional son los pólenes de los árboles (plátano, olivo, ciprés, abedul…), sobre todo al comienzo de la primavera; las gramíneas,
muy importantes en nuestro medio, de mayo a julio; y finalmen(378)
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te otro pico en otoño, originado sobre todo por arbustos, y que
varía dependiendo de la zona y del clima de cada localización3.
En la forma perenne, los alergenos implicados son sobre todo el
polvo de la casa, las esporas de los mohos, los ácaros (Dermatophagoides pteronyssinus, D. farinae y D. microceras), pólenes de parietarias y restos epiteliales de animales como perros y gatos3.
Respuesta inmune ocular
El ojo, al igual que otras partes del organismo, se defiende de las
sustancias extrañas mediante varios mecanismos de defensa naturales, unos específicos y otros inespecíficos. Muchos de estos
últimos dependen de las propiedades anatómicas y fisiológicas
de les estructuras externas oculares: los párpados, las lágrimas, la
conjuntiva y la córnea.
La conjuntiva puede presentar diversos cambios morfológicos
en respuesta a microorganismos, toxinas y antígenos varios. El tipo de respuesta dependerá sobre todo de la naturaleza del estímulo que la provoque.
Aparecerá hiperemia (dilatación de los vasos conjuntivales) en
respuesta a estímulos físicos como el viento, el sol, el humo, los
alergenos, las toxinas y los agentes infecciosos. De todas formas,
se puede diferenciar una hiperemia rojo brillante cuando estamos ante una conjuntivitis infecciosa de causa bacteriana, mientras que la conjuntiva aparecerá de un color mucho más opaco o
lechoso cuando nos encontremos una conjuntivitis alérgica. Esta
última apariencia se debe al ocultamiento parcial de los vasos
conjuntivales por la presencia de edema conjuntival.
El lagrimeo acompaña con frecuencia a la hiperemia ante
agresiones externas oculares. La aparición de exudados es frecuente en todas las conjuntivitis agudas, si bien la presencia de
exudados purulentos conducirá a una etiología infecciosa, mientras que en las conjuntivitis alérgicas los exudados son de tipo
más mucoso o acuoso. Otro signo que suele acompañar a las conjuntivitis alérgicas es la ptosis palpebral, en estos casos debido a
un aumento de peso de las estructuras palpebrales debido a edema o quemosis de la conjuntiva palpebral. Esta respuesta es muy
característica de las reacciones alérgicas conjuntivales agudas.
Respuesta inmune humoral
En la conjuntiva humana pueden encontrarse los 5 tipos de inmunoglobulina. La mayoría está presente en el tejido subepitelial, y
normalmente casi ninguna en el epitelio. Normalmente no se encuentran células plasmáticas productoras de inmunoglobulinas en
grandes cantidades en la conjuntiva perilimbar, si bien al estimular
el organismo de forma tópica o sistémica aparecen rápidamente
edema e hiperemia, así como un infiltrado compuesto por gran
cantidad de eosinófilos y neutrófilos. En el suero se han detectado
IgE e IgG homocitotrópicas, y cuando estos anticuerpos se han
transferido de forma pasiva al suero de animales de experimentación, éstos han desarrollado hipersensibilidad conjuntival.
Reacción de hipersensibilidad tipo I
La conjuntivitis alérgica estacional o aguda es una respuesta de
hipersensibilidad tipo I que aparece cuando una persona se pone
en contacto con un antígeno al que está sensibilizado. Estas reacciones están mediadas por inmunoglobulinas del tipo E (IgE),
anticuerpos que se producen en respuesta a la exposición del
alergeno en cuestión. La secuencia de acontecimientos que conduce a la producción de anticuerpos IgE se divide en 3 fases:
sensibilización alérgica, activación o respuesta alérgica temprana
y respuesta alérgica tardía5.
Sensibilización alérgica
La mayoría de alergenos son moléculas proteicas, relativamente
pequeñas, inhaladas o expuestas en las superficies externas corporales (p. ej., la conjuntiva en el ojo). Muchas de ellas se ponen
en contacto con la conjuntiva en forma de partículas desecadas
como los granos de polen, ácaros, etc. El alergeno se separa de la
partícula gracias a su solubilidad y difunde rápidamente al espesor de la mucosa conjuntival. En respuesta a los alergenos, el
cuerpo produce numerosas moléculas de IgE (fig. 1).
Sin embargo, la respuesta alérgica clínica no se produce la primera vez que se está expuesto al alergeno en cuestión, sino que
esta primera vez, a pesar de lo expuesto, no presenta clínica, pero pone en funcionamiento un proceso silencioso llamado sensibilización que prepara al cuerpo para reaccionar rápidamente en
el futuro cuando se ponga otra vez en contacto con el alergeno
que ha provocado la sensibilización.
Una vez el alergeno ha penetrado en la mucosa, es captado
por las células presentadoras de antígenos (macrófagos, células
dendríticas, células de Langerhans) y degradado en los fagolisosomas por enzimas proteolíticas. Los fragmentos peptídicos resultantes de esta degradación se asocian intracelularmente con
las moléculas del sistema mayor de histocompatibilidad. Uniones
de estos complejos del sistema mayor de histocompatibilidad y
de proteínas antigénicas se desplazan hacia la superficie de la célula, donde se distribuyen estos antígenos proteicos. El proceso
de sensibilización continúa a través de interacciones que aún no
se conocen totalmente. En esencia, sin embargo, receptores de
los linfocitos T facilitadores reconocen ciertas partes de los fragmentos antigénicos, uniéndose simultáneamente a la molécula
del sistema mayor de histocompatibilidad y al fragmento alergénico. Esto induce que el linfocito T secrete interleucina 4 (IL-4)
y otras citocinas IL-2, IL-5, IL-6, IL-12 y IL-13. Estas citocinas,
especialmente la IL-4, estimulan a los linfocitos B vecinos para
que proliferen y maduren en forma de células plasmáticas productoras de anticuerpos (IgE).
Sensibilización
Antígeno en lágrima
Linfocito B
Complejo mayor de IL-4
histocompatibilidad IL-13
Respuesta inmune celular
Las reacciones de hipersensibilidad retardada se vehiculizan sobre todo a través de células mononucleares, aunque también
pueden observarse numerosos eosinófilos. La reacción más típicamente relacionada con esta respuesta inmune es la presencia
de flicténulas en la conjuntiva afectada. Se trata de una lesión
nodular, generalmente transparente, que puede aparecer en respuesta a varios agentes, como las toxinas de algunos microorganismos o a antígenos varios.
(379)
Epitelio conjuntival
IL-5
IL-6
IgE
anticuerpos
Linfocito T
Célula plasmática
Célula presentadora de antígeno
Mastocito sensibilizado
Figura 1. Respuesta alérgica. Sensibilización. Adaptada con permiso de
Lichyenstein LM. Allergy and the immune system. Scientific Am.
1993;269:117-24.
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La diferenciación en linfocitos T colaboradores (T-helper)
[Th]) 1 o Th2 va a depender del antígeno y su presentación, y
del microambiente en que se encuentre: presencia de interferón,
presencia y concentración de los diferentes tipos de interleucinas
IL-12, IL-4 sobre todo, y factores genéticos que también afectan
en la direccionalidad a Th1 o Th2. En un microambiente de predominio de Th2, donde los linfocitos Th2 son los predominantes
en los tejidos conjuntivales inflamados por la alergia, en días o
semanas se acumulan grandes cantidades de anticuerpos, y aunque el alergeno que ha provocado su formación ya esté fuera del
organismo desde hace tiempo, estos anticuerpos no desaparecen. Más bien al contrario, las moléculas de IgE se unen con alta
afinidad mediante su porción Fc (el tronco de la forma de Y del
anticuerpo) a los receptores de membrana antígeno-específicos,
que se encuentran en las células plasmáticas del tejido subepitelial, y a los basófilos, que circulan por los vasos sanguíneos. En la
célula, la unión de los anticuerpos IgE a los mastocitos completa
el proceso de sensibilización. Una vez unidas a los mastocitos, las
moléculas de IgE persisten en su lugar durante semanas, meses
e incluso años. Por todo ello, los anticuerpos IgE ocupan perpetuamente receptores en los mastocitos y basófilos, donde se encuentran prestos para reaccionar de forma rápida cuando se produzca la nueva exposición al alergeno que originó este proceso
de sensibilización.
Fase de activación. Respuesta alérgica temprana
La unión de las moléculas de IgE a los receptores Fc-RI de alta
afinidad y específicos de los mastocitos los prepara para reaccionar rápidamente cuando el antígeno/alergeno aparece de nuevo.
La exposición al alergeno por segunda vez inicia una nueva fase
de la respuesta alérgica, esta vez de forma clínica visible. Unos
segundos después de que el alergeno haya entrado en contacto
con algún tejido humano (la mucosa conjuntival en el ojo), se
une a 2 anticuerpos IgE específicos adyacentes sobre la superficie del mismo mastocito, activando la serina esterasa de la membrana externa e induciéndole a liberar mediadores químicos potentes que generarán los signos y síntomas alérgicos de forma directa o indirecta. Como consecuencia de la agregación inducida
por antígenos de receptores en la superficie de los mastocitos, se
inicia rápidamente una serie de señales intracelulares complejas
que al final provocan un paso de calcio al interior celular, que va
a conducir a una secreción del contenido granular de los mastocitos. Las células desgranuladas se regeneran y, una vez el contenido de los gránulos se ha vuelto a sintetizar, la célula es capaz de
volver a adquirir su función en la respuesta alérgica3,6 (fig. 2).
Las investigaciones realizadas en la última década han puesto
de manifiesto que los mastocitos no son un grupo de células tan
homogéneo como se pensaba. Según el lugar del cuerpo humano donde se localicen, los mastocitos presentan diferencias sustanciales en su morfología, contenido en mediadores, sensibilidad a agentes que los activan, sensibilidad o respuesta a fármacos, y dependencia en factores para la diferenciación. Esta
heterogeneidad está regulada por diversos factores, entre los que
destacan algunas citocinas, fibroblastos y alteraciones en el microambiente en el que desarrollarán sus acciones. Los detalles
exactos de esta heterogeneidad aún no son del todo conocidos, si
bien en aras de una mejor comprensión nos referiremos a 2 tipos
de mastocitos (los de tipo mucoso y los asociados al tejido conectivo), ya que al principio se creyó que los primeros sólo se situaban en las mucosas del tracto respiratorio e intestinal y contenían
sobre todo triptasa en sus gránulos, y los segundos se hallaban en
la piel y el peritoneo. Pero se observó que los mastocitos de la
mucosa conjuntival eran, de forma predominante, del llamado ti22
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Epitelio conjuntival
Histamina
ado
orm
f
Pre
Síntesis
Vaso
sanguíneo
ECF-A
Heparina
Cinasa
Triptasa
Leucotrienios
Eosinófilo
Basófilo
Prostaglandinas
Citocinas
Mastocito
activado
Factor liberador
de histamina
Factor activador de plaquetas
Figura 2. Respuesta alérgica. Fase aguda. Adaptada con permiso de de
Lichyenstein LM. Allergy and the immune system. Scientific Am.
1993;2569:117-24.
po de tejido conectivo, a pesar de que la conjuntiva era una mucosa. De todas formas, esta heterogeneidad ha resultado ser beneficiosa para el oftalmólogo, ya que los mastocitos del tipo de
tejido conectivo son más propensos a ser estabilizados por los
fármacos de que disponemos, y por ello se nos ha facilitado el
control de la respuesta alérgica o más bien la estabilización y profilaxis de nuevos brotes7.
Pueden diferenciarse 2 tipos de mediadores químicos que se
encuentran y se liberan de los mastocitos activados: mediadores
preformados y mediadores sintetizados de novo. Entre los mediadores ya formados dentro de los gránulos, una vez se activa la
respuesta alérgica destacan la histamina y el factor quimiotáctico
eosinofílico de anafilaxia, que son liberados de una forma muy
temprana. Una vez liberada, la histamina se une rápidamente a
varios tipos de células mediante 2 de los 3 subtipos de receptores
de la histamina, el H1 y el H2, que son los que se encuentran en
la conjuntiva, que están distribuidos de forma diferente en cada
tejido y de los cuales se derivan efectos diferentes. La estimulación de los receptores H1 en las terminaciones nerviosas causa
picor y aparece ya antes de 5 min tras el contacto con el alergeno. La histamina unida al receptor H1 en las células endoteliales
aumenta la permeabilidad vascular, contribuyendo a la formación de edema en un plazo no superior a los 10 min y a la captación de leucocitos en el área afectada. Recordemos que la presencia de picor y edema en la conjuntiva es lo más característico
en la alergia ocular. El factor quimiotáctico eosinofílico de anafilaxia es un péptido capaz de provocar un gradiente quimiotáctico
que atrae eosinófilos al lugar de la liberación de este péptido. La
liberación de heparina no tiene un efecto directo en la fase temprana de la respuesta alérgica, pero sí se ha demostrado recientemente que tiene alguna implicación en reacciones inflamatorias
de la fase tardía de esta respuesta alérgica.
El segundo grupo de mediadores alérgicos, los mediadores
sintetizados de novo, son un grupo de lípidos, en especial prostaglandinas y leucotrienos; factor activador de plaquetas (PAF), y
citocinas (IL-3, IL-4, IL-5, IL-6 y factor de necrosis tumoral
[TNF] alfa), que son sintetizadas después de que las moléculas
del alergeno entren en contacto con las moléculas de IgE en la
célula. Su síntesis depende de la activación de una cascada de señales intracelulares que se siguen tras la unión a las IgE. La contribución de todos los mediadores alérgicos, los preformados y
los sintetizados de novo, se esquematizan en las tablas I y II.
Respuesta alérgica tardía
Los mediadores y citocinas (IL-1, IL-4, IL-5, PAF, TNF…) liberados por los mastocitos y las células T facilitadoras dan lugar al
aumento de monocitos, células T, basófilos y eosinófilos, que,
(380)
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TABLA I. Mediadores de la respuesta alérgica
Mediador
Actividad
Síntomas
Histamina
Estimula las terminaciones nerviosas
Dilata los vasos sanguíneos
Picor
Hiperemia (ojo rojo)
Factor activador de plaquetas
Dilata los vasos sanguíneos
Reclutamiento de eosinófilos
Hiperemia (ojo rojo)
Edema, hinchazón
Prostaglandinas
Leucotrienos
Tromboxanos
Dilata los vasos sanguíneos
Estimula la producción de moco
Hiperemia (ojo rojo)
Secreción mucoide
Factor quimiotáctico neutrófilo
Reclutamiento de neutrófilos
Prolongación de la respuesta inmune
Bradicinina
Permeabilidad de los pequeños vasos
Edema, hinchazón
Factor quimiotáctico eosinófilo
Reclutamiento de eosinófilos
Prolongación de la respuesta inmune
Proteasas (triptasa, cinasa…)
Puede degradar la membrana basal vascular
Permeabilidad de los pequeños vasos
Edema, hinchazón
TABLA II. Mediadores de la respuesta alérgica. Citocinas de los mastocitos que amplifican la inflamación
Citocinas
Actividad
IL-3
Diferenciación de mastocitos y eosinófilos
IL-4
Factor de crecimiento de células B y T para promover la síntesis de IgE y las moléculas de adhesión
del endotelio. Desarrollo de mastocitos
IL-5
Estimula las células B y los eosinófilos, su quimiotaxis, supervivencia y desgranulación
IL-6
Factor de crecimiento hibridoma
Aumenta la inflamación
IL-8
Atrae neutrófilos y células T
IL-13
Estimula el crecimiento de las células B
TNF-α
Estimula la respuesta inmune
MIP-1α
Quimiotaxis de los eosinófilos
FGF
Estimula el crecimiento fibroblástico, capaz de favorecer la cicatrización
TNF-α: factor de necrosis tumoral alfa; MIP-1α: proteína inflamatoria de macrófago; FGF: factor de crecimieno fibroblástico.
procedentes de la circulación general, se acumulan en los tejidos
donde tiene lugar la reacción inflamatoria alérgica (infiltración
celular). Estas células secretarán sustancias (proteína básica principal, proteína catiónica principal, neurotoxina derivada del eosinófilo, peroxidasa derivada del eosinófilo…) que pueden prolongar y exacerbar los signos y síntomas iniciales y, a la larga, provocar daño tisular local. Los síntomas asociados con esta fase tardía
de la reacción alérgica aparecen de 6 a 12 h después de iniciada
la fase precoz de la respuesta. Esta respuesta tardía puede persistir durante días, prolongando y aumentando la respuesta alérgica y produciendo infiltración de células inflamatorias en el área
intersticial y perivascular. En el curso diario, los pacientes con
conjuntivitis alérgica no aprecian síntomas de esta fase tardía tras
la fase de reacción aguda; sin embargo, la exposición a alergenos
en pacientes sensibilizados puede dar lugar a una inflamación
persistente secundaria a esta fase tardía de síntomas más sutiles
pero que a la larga puede conducir a cambios estructurales permanentes en la conjuntiva afectada. Por suerte, esta fase tardía
sólo se manifiesta de forma importante en las entidades clínicas
Vaso
sanguíneo
Leucotrienios
Citocinas
Eosinófilo
Prostaglandinas
Lípidos
Quimocinas
Mastocito
activado
Histamina
Citocinas
Figura 3. Respuesta alérgica. Fase tardía.
(383)
Basófilo
menos frecuentes, como son la queratoconjuntivitis atópica y, en
menor medida, en la vernal, de lo que se deduce que serán estas
2, y sobre todo la primera, las que requerirán tratamiento adicional para evitar las consecuencias estructurales en la conjuntiva y
en la córnea que pueden acarrear pérdidas importantes de la
agudeza visual (fig. 3).
La remodelación del tejido y la cicatrización son las consecuencias de los trastornos alérgicos crónicos. La remodelación
incluye tanto la producción como el depósito de componentes
de la matriz extracelular, al igual que la degradación y el aclaramiento de productos de nueva síntesis. Se han identificado 3 fases principales que se superponen en la respuesta tisular a la lesión: la inflamación, la formación de tejido de granulación (incluyendo la proliferación, la migración y la diferenciación de
fibroblastos) y la remodelación. Este proceso fisiológico puede
convertirse en un proceso patológico exagerado, desde la remodelación tisular hasta la fibrosis extensa. Los fibroblastos constituyen el objetivo principal y son las células efectoras de estos
procesos debido a su habilidad para migrar al área lesionada,
proliferar, producir componentes de matriz extracelular, diferenciarse a miofibroblastos y, finalmente, contraer el tejido8.
La presencia de basófilos y eosinófilos en grandes cantidades
en el lugar de la inflamación, con tejido invadido por componentes del sistema inmune, es el signo capital que indica la presencia
de una reacción alérgica. La atracción de los basófilos y eosinófilos a los lugares inmunorreactivos es debida en parte a la expresión aumentada de moléculas de adhesión en los leucocitos circulantes y en las células endoteliales de los vasos sanguíneos, inducidas por los mediadores de los mastocitos (histamina, factor
activador de las plaquetas, leucotrienos, prostaglandinas, citocinas). Éstas estimulan la adhesión de los leucocitos a las células
endoteliales vasculares, circulando cerca de la pared vascular, y
finalmente migrando entre las células endoteliales hacia los tejiJANO 1-7 JULIO 2005. VOL. LXIX N.º 1.572
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Reclutamiento de eosinófilos
Película lacrimal
Eosinófilo
Superficie
ocular
Conjuntiva
Diapedesis y adhesión
de eosinófilo
Eosinófilo
Mastocito
ECF-A
ICAM1 de ICAM
expresión Receptor
Vaso sanguíneo
Figura 4. Respuesta alérgica. Reclutamiento de eosinófilos.
dos vecinos, gracias a moléculas de adhesión intercelular (molécula de adhesión vascular y selectina-E). Todo ello conlleva una
amalgama de mediadores químicos en estos tejidos que controlan la ruta migratoria. Los eosinófilos son ya de por sí una fuente
importante de leucotrienos, prostaglandinas y citocinas que provoca la persistencia de eosinófilos y la quimioatracción de más
eosinófilos, y de esta manera actúan como una retroalimentación
positiva. Adicionalmente, los eosinófilos liberan proteínas tóxicas
ricas en arginina, muy básicas y altamente cargadas, capaces de
causar daño tisular importante, como se ha mencionado antes.
Los basófilos son activados de una forma similar a los mastocitos
y también liberan muchos de los mediadores preformados o lipídicos. Los eosinófilos se activan mediante interacciones con productos liberados por otras células inflamatorias, tales como IL-3, IL-5,
PAF, complejos antígeno-anticuerpo y posiblemente IgE, con las
que se unen a través de receptores de alta o baja afinidad (fig. 4).
Genética en alergia ocular
De todos es conocido que hay una gran predisposición hereditaria
para la conjuntivitis alérgica aguda, y en algunos estudios la tasa de
transmisión llega al 95-98%. Esta tasa disminuye al 45-64% en la
queratoconjuntivitis vernal, y es algo menor en otros tipos de alergia ocular. De todas maneras, el modo de herencia en estos procesos es complicado y multifactorial. Son muchos los factores involucrados en la patogenia de cada una de las entidades, como se ha
apuntado con anterioridad, y ello hace que hoy día el estudio de la
genética sea difícil y con pocas aplicaciones prácticas9.
Un niño con un padre atópico tendría 4 veces más probabilidad de desarrollar una alergia, factor que se eleva a 10 si ambos
padres son atópicos3.
Bibliografía
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