Texto e imagen televisiva en la construcción social de género Gabriel Casas Universidad Nacional de Villa María [email protected] Resumen: Desde una perspectiva semántica de la Dirección de Arte propongo examinar la tensión entre texto, imagen televisiva y construcción social de género, a partir del capítulo piloto: "Smoke Gets in Your Eyes" de la serie televisiva Mad Men. En esta producción el espacio, en tanto producto cultural específico, es masculinizado mediante diversos dispositivos visuales que legitiman y naturalizan la hegemonía masculina en el mundo publicitario que la serie retrata. La posición masculina dominante se completa aquí con una cromatización opresiva desafiada por la disrupción cromática de aquellos personajes femeninos también “empoderados” en términos laborales o económicos, produciéndose así una ruptura en la diégesis visual concordante con fricciones y desacoples desarrollados a nivel textual. Finalmente el arbitrario cultural es desvendado mediante la exposición de un mecanismo semántico-publicitario sin que esta “exhibición de manipulación semántica” alcance para desnaturalizar las performances de cuerpos generizados (Butler, 1997) que visualmente la serie construye. Palabras clave: texto – imagen – género – performance Texto e imagen televisiva en la construcción social de género El anclaje estético de la masculinidad exitosa La imagen comienza a partir del momento en que ya no vemos aquello que se nos ofrece en el soporte material, sino otra cosa, que no nos es dada por ese soporte. Wolff (2005: 20) A partir de una concepción semántica del diseño de producción y de la dirección de arte, considerando a ambas funciones como un proceso de doble hermenéutica, en tanto interpretación (imagética) de la interpretación de un texto, al servicio del diseño y la realización audiovisual, propongo un análisis del capítulo piloto: "Smoke Gets in Your Eyes" de la serie televisiva Mad Men creada por Matthew Weiner, que toma en cuenta la tensión entre texto e imagen (Novaes, 2008) en el marco performático de la construcción social de género y que tiene por objeto una aproximación socioantropológica hacia los mecanismos de manipulación de sentido imagético y textual de la producción audiovisual. Este trabajo parte de la consideración y el reconocimiento del lenguaje visual como un discurso autónomo, independizado de su función histórica de mera ilustración de un argumento textual, sin embargo para el presente análisis se enfocan especialmente las posibles rupturas, continuidades, yuxtaposiciones o desacoples texto-visuales surgidas del trabajo de diseño de producción y dirección de arte en la producción propuesta. Ambientada en el entorno del mundo publicitario de los años sesenta, Mad Men expone textual e imagéticamente un conjunto de dispositivos sociales producidos por (y reproductores de) la división sexual del trabajo que configuran al espacio laboral (y público) como locus excluyente de la masculinidad, confinando de esta manera a las acciones consideradas como femeninas al espacio doméstico o al rol subalterno. Ya desde sus primeras escenas, en el marco de un pub estilo Art Déco en donde un público prioritariamente masculino-ejecutivo despliega su ritual de after hours, la serie establece funciones y espacios generizados, produciendo así una naturalización de roles asociados a la binarización genérica, favoreciendo, por este medio, una especie de esencialización de identidades que, sedimentada en narrativas colectivas, oculta el trabajo de construcción social necesario para producir las múltiples performances que instalan la idea histórica de masculinidad o femineidad (Butler, 1997). El término “Mad Men”, acuñado, según la propia serie nos informa, en los años cincuenta “…para describir a los ejecutivos publicitarios de la Av. Madison”, especifica esta performatividad masculina en términos de vértigo laboral. Subyace a esta auto- adscripción (Hombre-exitoso-en situación de vértigo laboral) un ethos (en el sentido weberiano de principio unificador de las conductas) fundado en el racionalismo económico, el espíritu de cálculo y la profesión-vocación, que encuentra su valladar y regulación, a la vez, en la moderación racional y el control de las pulsiones. Este ethos es incorporado por los “Mad Men” a título de habitus, en tanto conjunto de disposiciones para percibir, pensar y actuar (Bourdieu, 1980) en el campo específico del mundo de los negocios publicitarios del New York de los años 60s. A su vez, este ethos, deviene auto-adscripción como resultado de un conjunto de recortes, sesgos y selecciones que configuran una manera posible de acción performativa, dentro del espectro (limitado según la época) de otras tantas maneras de actuar la masculinidad (vale decir: de hacer género) distinguiendo y legitimando así, arbitrariamente, un conjunto actitudinal que deviene hegemónico. En esta misma dirección (Performativa), desvendando el arbitrario cultural, y produciendo un pasaje meta-reflexivo nodal dentro del piloto en análisis, el personaje/protagónico de la serie "Don" Draper (Jon Hamm) en su papel de director creativo y socio de la firma Sterling, Cooper, Draper & Pryce, manipula semánticamente la comunicación en torno al proceso de fabricación de cigarrillos de la marca Lucky Strike (y produce lo que enuncia) cuando decreta: “…el tabaco de todos es venenoso. Lucky Strike...está tostado”, aún cuando todas las marcas de cigarrillos del momento compartían estrictamente los mismos sistemas de elaboración y procesado, según surge de los dichos de sus productores en el episodio. Así Draper nos da una clave fundamental para el análisis de la manipulación de significados flotantes (siempre en un sentido imagético y textual) y la imposición de los mismos en el mundo de la publicidad y, especialmente, en la construcción de roles sociales dentro de este capítulo piloto. Esta redistribución semántica desplegada por el personaje de Jon Hamm, que resulta de acentuar y destacar un significante (el tostado del tabaco) asociándolo, arbitraria pero efectivamente, a sentidos de distinción y calidad, construye aquella realidad que enuncia (en la serie propicia el consumo), y exorciza, por evitación o negación, la peligrosidad que no nombra (los riesgos para la salud en el caso analizado). Podrían también reconocerse este tipo de mecanismos en el trabajo del diseñador de producción Bob Shaw quien permanentemente re-semantiza el espacio de interacción de los Mad Men y “sus mujeres partenaires” creando múltiples espacios simbólicos dentro de un mismo set e instalando performativamente significación social desde la producción estética. Los mecanismos que permiten la multiplicidad espacial y las performances de género dentro del decorado general se basan en la distribución diegética de planos y encuadres que logran fundir personaje y background (despegando de este modo el par del conjunto y al mismo tiempo a estos del espacio general). Esta asociación espacio-personaje sigue, de modo coherente con la propuesta textual, la lógica de la binarización de cuerpos y espacios generizados (Butler, 1997) produciendo simultáneamente rupturas y continuidades visuales, por ejemplo, en el espacio de una reunión de ejecutivos neutralmente ambientada, pequeños detalles de background se funden con algunos de los personaje mediante un plano cerrado creándose de esta manera un espacio dentro del espacio general que produce una discontinuidad visual en relación al plano general. La construcción imagética de género propuesta por Shaw recurre también a un espacio masculinizado que sobredimensiona, mediante la iteración, la verticalidad poniendo en tensión sentidos antitéticos que alternan lo sagrado (el edificio-templo laboral en plano en contrapicado) y lo profano (los sujetos cotidianos vueltos “minister” por la perspectiva del plano en picado del edificio-templo) estructurando de manera fuertemente binaria los espacios, las posiciones y las disposiciones posibles para la interacción. Así los Mad Men son, desde la imagen, imbuidos de un sentido de “trascendencia”, por ejemplo, mediante el uso de planos sutilmente en contrapicado que los recortan de la horizontalidad cotidiana logrando que estos sujetos, “empoderados” por la acción, sean descotidianizados y desmarcados del plano de lo temporal y legitimando la predominancia masculina y su acción hegemónica en el mundo laboral. La posición masculina dominante finalmente se completa, a nivel visual, con el uso de una paleta cromática limitada, correlato también del control de las pulsiones mencionado ut supra. Esta paleta se encuentra construida a partir de colores quebrados que clausuran la atmósfera en una dirección opresiva, en este sentido es interesante recordar que los colores quebrados son el resultado de la mezcla en partes desiguales de colores complementarios, vale decir que se producen a partir de una binarización cromática desproporcionada con acento en un eje dominante. Sin embargo, la mise-en-scène monolítica de la masculinidad es desafiada por la disrupción cromática (mediante el uso de vestuario, el background o la ambientación asociada) de aquellos personajes femeninos que disputan o comparten el poder “masculino” en los planos laborales o económicos. Estos roles se encuentran encarnados en los personajes de Rachel Menken (Maggie Siff), empresaria que establece una relación de tensión y competencia con "Don" Draper y que posibilita el desarrollo de un diálogo en que se explicita el rol doméstico de la mujer desde la perspectiva del director creativo (¿No cree que casarse y tener una familia la haría mucho más feliz que todos esos dolores de cabeza por discutir con gente como yo?), y por Midge Daniels (Rosemarie DeWitt), ilustradora que comparte con "Don" una relación de relativa simetría a nivel laboral al tiempo que erótica. La irrupción de estos personajes produce una ruptura en la diégesis visual y textual concordante con las fricciones y el desacople entre las posiciones y las disposiciones resultantes de las disputas en el interior del campo (en un sentido Bourdieuano), sin embargo esta ruptura, especialmente cromática, es refuncionalizada al posicionar a las mujeres del entorno “Mad Men” en un rol decorativo. Sin embargo, este capítulo piloto también da cuenta de aspectos psicogenéticos propios de ciertas transformaciones en la construcción social de lo femenino, en tensión a la vez, con aspectos sociogenéticos especialmente expresados en el control de las pulsiones (Elías, 1987). Esta articulación entre lo psico y lo sociogenético queda de manifiesto en el diálogo que el personaje Margaret "Peggy" Olson (Elisabeth Moss) establece con su ginecólogo y que revela las contradicciones de un proceso de empoderamiento de la mujer mediante las posibilidades de decisión sobre su propio cuerpo (anticoncepción) y la sanción social ante esta asunción de responsabilidades: “…Veo por tu historial y por tu dedo, que no estás casada. Y a pesar de todo estás interesada por las píldoras anticonceptivas... Como médico, no me gustaría creer que poner a una mujer en esta situación no sería convertirla en una especie de puta...”. Amén de la transformación en el plano de las costumbres que este pasaje refleja, esta escena, construida espacial y cromáticamente desde el despojo y la asepsia visual, provoca una fuerte ruptura semántica a partir de la actitud del ginecólogo que fuma durante la sesión, desafiando, por un lado, la propia asepsia clínica, pero construyendo, por otro lado, coherencia y continuidad con el tema y título del capítulo. Coda A modo de conclusión provisoria (como solamente pueden ser las conclusiones) quiero reflexionar sobre los posibles efectos sociales que la exageración y caricaturización imagética y textual de la construcción social de roles pueden propiciar. En principio, este capítulo piloto, podría ser considerado como una suerte de crítico llamado de atención en torno a la instauración hegemónica de identidades y roles sociales generizados. Sin embargo, cuando la caricaturización o satirización ocupan el espacio de la reflexión crítica sin llegar a desvendar los mecanismos sociales de la construcción e imposición de roles e identidades asociados a género, las posibles rupturas epistemológicas quedan clausuradas. Ocupado entonces el locus de la criticidad por la satirización, la problematización crítica se queda sin condiciones de posibilidad, y el hecho social en cuestión pasa a adquirir una condición de cosa juzgada que renaturaliza aquello que en apariencias pretendía desnaturalizar, así el sentido práctico (Bourdieu, 1980) de la masculinidad (en el caso de nuestro análisis) adquiere una juridicidad en apariencias legitimada que lo incorpora sin más trámite al sentido común, y la sátira termina instituyendo aquellos que pretendía satirizar. Una aclaración final que, aunque ya bosquejada, quisiera subrayar para concluir. En este análisis fundado en la relación tensa de texto e imagen (Novaes, 2008) he considerado al Diseño de Producción y a la Dirección de Arte como soporte para el desarrollo de la interpretación textual en la función de acotar el halo semántico desplegado por el texto. Hago uso de este concepto en un contexto particular: la producción de una serie televisiva sustentada en un modelo narrativo realista. Sin embargo, y esto ya ha sido señalado, puede, y creo que debe, considerarse también el trabajo de Arte a la manera Godardiana, esto es, independizada de la narrativa realista (La Ferla, 2001), construyendo y reconstruyendo sus propios guiones y/o argumentos visuales, así como desplegándose y ramificándose a través de sub-textos imagéticos que significan per se, más allá de las posibilidades de decodificación y reducción textual. Bibliografía Bourdieu, Pierre (2007) [1980], El sentido práctico, Buenos Aires: Siglo veintiuno. Butler, Judith (1997), “Actos performativos y constitución del género: un ensayo sobre fenomenología y teoría feminista”, en Debate Feminista, Vol. 18, México, octubre. Elías, Norbert (2004) [1987], El proceso de la civilización. Investigaciones sociogenéticas y psicogenéticas, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. Ettedgui, Peter (2009), Diseño de producción & dirección artística, Barcelona: Océano. La Ferla, Jorge (2001), Cine, video y multimedia. La ruptura de lo audiovisual, Buenos Aires: Libros del Rojas / Universidad de Buenos Aires. Novaes, Sylvia (2008), Imagem, magia e imaginação. Desafios ao texto antropológico, vol. 14, Nº 2, Río de Janeiro: Mana. Turner, Víctor (1974), Dramas, Fields, and metaphors, Ithaca: Cornell University Press.