Sujetos a nuestra eterna condición Balenciaga.

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Sujetos a nuestra eterna condición
¿Cómo funcionan las tendencias?
o cierto, es que hasta hace
poco, la respuesta a esta
pregunta se me presentaba
como un gran interrogante. Eso no significa que
ahora conozca la respuesta, ni mucho menos,
pero tras haber estado recibiendo unas clases de
coolhunting, creo que he llegado a comprender
mejor este fenómeno.
Esta “comprensión” radica en contemplar la moda como un fenómeno sociológico.
Según George Simmel, la moda como comunicación tiene dos componentes muy relevantes: el
primero, que se trata de un fenómeno de imitación, por el cual lo que se quiere es adquirir un
sentimiento de pertenencia a un grupo, la construcción de una identidad social. El segundo, es
la diferenciación, es decir, la construcción de la
identidad individual. De este modo, la clave del
éxito, se encuentra en hallar un equilibrio perfecto entre ambos componentes.
Es a partir de aquí de donde se desarrollan una serie de teorías sociológicas de la moda,
que pretenden dar respuesta a la pregunta que
planteábamos al comienzo. La primera de éstas,
es conocida como ”Trickle-down effect” o como
nos gusta castellanizar como “Teoría del goteo”.
Ésta, representa la estructura de clases, ya que
hace referencia a que las modas surgían en la cúspide de la pirámide social. Se trata de un modelo
acuñado por Veblen, que denominó la clase alta
como “clase ociosa”, es decir, un
grupo de personas que no trabajaban por pertenecer a la aristocracia, y que gozaban del suficiente
poder adquisitivo para cambiar de
indumentaria temporada tras temporada. Esta indumentaria, era la
que goteaba, a las clases inferiores,
que queriendo asemejarse a las
que se situaban por encima, las
imitaban. Sin embargo, este modelo estaba predestinado a dejar de
funcionar, ya que si retomamos el
segundo componente sociológico
de la moda, (la diferenciación), nos
daremos cuenta de que aquellos
L
Laura Searle
Redactora
DINTEL Alta Dirección
junio 2010 222
Balenciaga
que se sitúan en la cúspide de la pirámide social, lo
que buscaban era no parecerse a aquéllos, que
ante sus ojos, eran seres inferiores.
Así, llegamos a la segunda teoría: “Trickle-up effect” o Teoría del Burbujeo, que se trata de
la contraposición del modelo
anterior. Si la cúspide ya ha sido
ampliamente imitada, ¿por qué
no imitar la base? Esto explica
cómo se comienzan a adoptar
símbolos de estatus, y no necesariamente económicos, sino más
bien un estatus social de rebeldía.
Los ejemplos, resultan claros.
¿Quién no ha llevado o ha observado alguna vez a alguien llevar
los pantalones más caídos de lo
que debería? Esta moda surge,
aunque parezca increíble, en las
cárceles estadounidenses, en las
que los presos eran arrebatados
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de sus cinturones, por constituir un arma potencial
contra los demás o contra sí mismos. La ley de la
gravedad, hacía el resto. Así, cuando estas personas salían de la cárcel, llevaban los pantalones de
este modo, ya que representaba para ellos su
rebeldía y por tanto, poder de cara a los demás.
Otro ejemplo claro es el famoso pañuelo palestino,
con unas claras connotaciones religiosas y políticas, convertido por grandes diseñadores como
Balenciaga, en un icono de la moda.
De nuevo, cuando esto sucede, esos símbolos pierden su significado, y por lo tanto, deja de
existir esa diferenciación, por lo que de nuevo, surge
el cambio. Este cambio, da de nuevo lugar a una nueva teoría, “Trickle-across effect”, que es probablemente la que mejor pueda adaptarse a nuestra época. Éste defiende, que el modo en que las personas
pueden diferenciarse entre sí, ya no es tanto por las
clases sociales, sino por el estilo y la rapidez que tienen en la adopción de innovaciones. Este modelo que
surgió en los años 40, segmenta la población en una
serie de grupos. El primero son los “trend creators”
(creadores de tendencias), que constituyen el 1% de
la población. Son los arriesgados y visionarios, los
que un día deciden que llevar una camiseta con agujeros o unos pantalones rotos, les parece estético, y
salen así a la calle. Después de estos encontramos
los “trend setters”, un grupo más amplio que el anterior, constituyen aproximadamente el 15% de la
población, y representan a aquellos que adoptan las
innovaciones antes que el resto, inspirados por los
que han creado esa innovación. Tras estos se sitúan
los “trend followers”, cuyo grupo aspiracional son los
“trend setters”, y por tanto les imitan. Por supuesto,
después encontramos a la “mayoría conservadora”,
que observa siempre al grupo anterior, pero que
adopta las innovaciones con mayor cautela y lentitud.
Como su propio nombre indica, constituyen la mayor
parte de la población.
Este modelo, es curioso, ya que comprendiéndolo bien, podríamos incluso llegar a
predecir algunas tendencias, que cambian,
cuando la diferenciación deja de funcionar. Así,
cuando aquellos que han creado la tendencia,
observan como ésta ya no es original porque ha
sido adoptada por la mayoría, cambian.
Sin embargo, a esta teoría, deberíamos añadirle un componente para que resultara
más completa: el físico. Me explico. Un ejemplo
muy claro, se encuentra en la línea de la cintura,
que temporada tras temporada, observamos
cómo va ciñéndose a la cintura, luego a la cadera, posteriormente al pecho, o no ciñéndose en
absoluto. Lo cierto es que la cintura ahora mismo sube, pero llegará un momento, en el que no
podrá subir más: se encontrará con una limitación física, y por lo tanto, no le quedará otra
alternativa que volver a bajar. Así de simple.
Finalmente, nos damos cuenta de que
por mucho de que en ocasiones la creatividad
quiera ir más allá, siempre estaremos sujetos a
nuestra eterna condición: la de seres humanos.
junio 2010 224
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