iA TU FAMILIA NO LA AGUANTO MÁS! Esteban: Las

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iA TU FAMILIA NO LA AGUANTO MÁS!
Esteban: Las relaciones intrafamiliares pueden llegar al punto de tensión en que alguno de sus
integrantes exprese esta frase que se ha vuelto un tanto paradigmática: “A tu familia ya no la aguanto
más”.
Me imagino Salvador que con tu tarea pastoral habrás tenido que enfrentarte a personas que vienen a
para encontrar una solución a este problema.
Salvador: Cuando se dice esa frase es porque la familia de unas de las partes incide sobre el
matrimonio y no permite la autonomía, eso provoca irritación y deteriora la relación matrimonial y
comienza una erosión que con el tiempo va creciendo hasta que una de las partes dice: “Ya no lo
aguanto más”.
Esteban: Se meten en mis decisiones, se meten en la crianza de los hijos, hasta el punto de hacer de
eso algo insoportable.
Salvador: Sí. Estamos hablando de un problema en las relaciones y hay que saberlo manejar bien,
porque sino llegamos al estallido.
¿Y por qué sucede esto?
Sucede esto porque la familia no ha entendido cuál es su rol y porque la pareja no ha entendido cuáles
son los límites que tiene que poner.
A veces hay problemas que nosotros podríamos señalar como problemas hereditarios.
Todos hemos visto la película de “El Padrino”. Uno ve allí una familia tipo clan, donde hay un vértice
que es el padrino que es quien manda a sus hijos y manda a sus nueras, etc. Ese tipo de familia“clan” la
tienen muchas sociedades y la tratan de mantener y conservar.
Vengo de un país donde hay una gran inmigración italiana, conozco ese tipo de familia: clan, que tiene
un tipo de organización primitiva, donde no se puede hacer nada si no se consulta con el “Patter
Family” que es el abuelo.
Tal vez la expresión más acabada de eso sea la mesa familiar de los domingos en donde están y tienen
que estar todos. Y cuando digo “tienen que estar todos” estoy diciendo que faltar es un pecado, es una
obligación. Entonces allí está el padre de familia en la cabecera de la mesa, y luego los hijos con sus
esposas.
Uno podría decir: “¡Qué lindo ver a la familia unida!”, y es verdad, pero luego aparecen ramificaciones
de esa unión que es cuando se empieza a incidir.
Y yo creo que es bueno tener presente cuál es el mandamiento fundamental de la familia.
Cuando Dios crea a Adán y a Eva, estaban ellos dos solos, no hay terceros de ningún tipo, pero sin
embargo Dios dice: “Por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y ambos
serán una sola carne”. Lo que quiere decir que Él está poniendo allí una ley de carácter universal,
porque ni Adán ni Eva estaban bajo esta ley, quiere decir que es una ley de carácter universal.
Cuando al Señor Jesucristo le preguntaron acerca de esto Él dijo: “Por esto dejará el hombre a su padre
y madre y se unirá a su mujer y ambos serán una sola carne”. Es decir, Jesús lo único que hizo fue
repetir lo del principio, diciendo que la familia nuclear es fundamental.
Uno puede rastrear en toda la historia y en la fe cristiana este principio de familias nucleares. Me
acuerdo que un día a alguien le pidieron escribir un artículo titulado: “La familia en la Biblia”. Esta
persona me dijo que la escribiría y me pidió si yo luego podría revisárselo.
En cierto lugar veo que él escribe sobre la obligación de los abuelos y yo le dije: Mira, realmente lo que
de la Biblia habla es de la familia nuclear, padre madre e hijo.
Se entiende claro que debe haber un respeto por las canas, pero no hay un mandamiento específico a
los abuelos, cuando Dios habla de familia Él se refiere al padre, a la madre y a los hijos.
Esteban: Es una entidad autónoma digamos.
Salvador: Si autónoma y autárquica que se regula por sí misma.
Esteban: Pero no que queda aislada de las otras generaciones.
Salvador: No, por supuesto, lo que hace es no funcionar como clan. Tiene una vida de relación con
todos pero toma sus propias decisiones.
El clan es protector, uno se siente mucho más protegido dentro de él, pero también uno se siente
mucho más ahogado y también se detiene y retarda el crecimiento dentro de él. Como la persona se
siente tan protegida dentro del clan no necesita tomar sus propias decisiones y se retarda el
crecimiento. Y también impide el crecimiento de la relación matrimonial le quita autonomía en las
decisiones.
Yo recuerdo el caso de un hombre totalmente dependiente de su familia. Se había casado, estaba con
su esposa, habían tenido un hijo y habían juntado el dinero para comprarse la casa. Iba a comprarse
una casa, por supuesto, para dejar de arrendar y poder tener su propia techo, pero en el momento de
ir a comprar su casa él fue a consultar a su mamá y a su papá. Acerca de qué debía hacer. Entonces el
padre y la madre le dijeron que tenían una propiedad que le podrían vender, que está arrendada, pero
no importa, la podés comprar y con el arriendo de la propiedad podés volver a juntar dinero, etc, etc. Y
eso le trajo un problema familiar, porque volvió a la casa comprando una propiedad que estaba
arrendada, mientras que él con su esposa habían quedado en comprar su propio techo para salir. Lo
que quiere decir que ellos estaban arrendando y tenían una propiedad que no podían usar por estar
arrendada. Y que tampoco, por las leyes del país donde estaban, podían hacer que la desocupen. Todo
eso les trajo un clima tremendo y tenso en su familia y esa casa que compraron nunca la pudieron
habitar. Tuvieron que comprar otra casa y esperar por años (y hablo de diez a doce años) para comprar
esa otra casa, y finalmente cuando esa casa primera se desocupó la tuvieron que vender.
Todo esto trastornó la vida de la familia y trajo problemas en el matrimonio y produjo desavenencias,
y después trajo como consecuencia reproches permanentes: “Podríamos tener hoy esto si no fuera por
que vos consultaste con tu familia.”
Todo eso se da porque no hubo realmente autonomía.
Por eso esa frase que dice: “A tu familia no la aguanto más “ es una frase que la podemos usar
humorísticamente, pero hace que haya una presión que los terceros ejercen en la familia que puede
ser realmente perniciosa.
Todo el problema lo podemos encuadrar en el mandamiento que no se ha cumplido, dejará el hombre
a su padre y a su madre y se unirá a su mujer. El problema hay que verlo desde el tema de las
subculturas. Hay que observarlo en el tiempo.
Todos pertenecemos a la misma cultura, pero no todos tenemos la misma cultura, porque a pesar de
pertenecer al mismo pueblo y a la misma época, cada familia tiene su propia cultura, tiene una forma
de hacer las cosas que es distinta a la de su vecino, tiene una forma de relacionarse y de conducirse
que no tiene nada que ver necesariamente con la persona que vive al lado de su casa.
Entonces es verdad que tienen una cultura en común pero también es verdad que tienen una
subcultura familiar que cuando uno sale de su familia, cree que esa subcultura que uno tiene en su
familia es universal y la ha validado como su modelo y entonces saca la mochila de su familia sobre la
espalda y la lleva porque ese es el modelo que él quiere armar. Pero su esposa viene con otra mochila
de la familia que quiere armar. Se cumple aquel viejo adagio de que “cada familia es un mundo”.
Yo contaba hace poco en una reunión de matrimonios, citando a un matrimonio y las personas que
integraban ese matrimonio al hablar de su relación matrimonial decían: “discrepamos en todo, hasta
en la forma de colocar el papel higiénico en el baño”.
No sabemos si la hoja tiene que salir por abajo o tiene que salir por arriba. Porque en mi familia lo
ponían de una manera y en la familia de mi esposo lo ponían de otra manera y discutían por eso. Es
decir, hay discrepancias y ellos lo mostraban como un ejemplo mínimo de lo que era esa cerrazón de lo
que cada uno tenía en su propia subcultura que no permitía al matrimonio desarrollarse.
Todos tenemos que estimar lo bueno de nuestras familias porque allí nos formamos, pero tenemos
que estimarla también convenientemente. Y entender que cuando formamos otra familia somos otra
familia por eso dice la Biblia: “Dejará el hombre a su padre y a su madre”, somos otra cosa, tenemos
que armarla en común y conocer nuestras responsabilidades y defender nuestra intimidad y tenemos
que armar nuestra propia subcultura que no va a ser como ninguna de las anteriores.
Esteban: Tomando lo mejor, o lo que entendemos como mejor de donde veníamos, creando nuestros
propios códigos y siendo una unidad diferente.
Salvador: Claro y además pensando que tenemos hijos y que tenemos que alertarlos a ellos en cuanto
a esto, porque nuestra familia tal vez tenga una forma de ser que tal vez no se corresponda con la de
otra familia.
Esta frase de “a tu familia no la aguanto más” denota un problema compartido.
Esteban: Bueno, luego de la pausa hablaremos de por qué es un problema compartido. Estamos
viendo en Tierra Firme, por qué ciertos matrimonios llegan al punto de decirse el uno al otro: “A tu
familia no la aguanto más”.
Ya venimos en Tierra Firme.
Pausa...
Esteban: A tu familia, ya no la aguanto más. Este es el tema de hoy. Qué nos está pasando en el núcleo
familiar que hay una reacción contra los integrantes del núcleo de origen del cónyuge que los lleva a
reaccionar de esta manera y planteabas vos el tema de las diferencias de subculturas de las cuales
venimos que son parte de nuestro origen.
Salvador. Y de los problemas compartidos. Yo digo que la pareja no comprendió lo que es el
matrimonio, pero también la familia de origen no comprendió la ruptura que se produjo cuando los
hijos se casaron. Es decir, hay un problema compartido con relación a los vínculos.
Muchas veces cuesta entender cuáles son nuestros límites y nos transformamos en invasores. Es decir,
si yo quiero poner un límite va a ser muy probable que lo traspase. Y cuando lo traspase estoy
invadiendo un lugar que no me corresponde. Y a veces hay que marcarle los límites al otro para no
sufrir de invasión. Y a veces cuesta marcar un límite. Pero hay que marcarlo. Y a veces el problema es
entender qué significa la paternidad. Los padres siempre tenemos la oportunidad de educar a nuestros
hijos.
El objetivo de la educación es que nuestros hijos puedan “salir del nido”. El objetivo es que puedan
vivir autónomamente.
Un gran etólogo que estudió a los animales en su ambiente observaba por ejemplo cómo los halcones
preparan a sus crías. Los observaba porque había un nido de halcones en el campanario de una
catedral, entonces eso les permitió observar bien como se manejaban.
Y dice que a los treinta y dos días del nacimiento empieza el aprendizaje donde los padres obligan a
sus pichones a dos o tres horas por día asomarse por afuera del nido. Comienzan a tomar la visión del
mundo en el cual se van a mover. Para que tomen dimensión y tomen ánimo porque ven a sus padres
volar y ven el mundo a su alrededor. Primero hacen eso y luego la madre se sitúa a unos veinticinco
metros y los empieza a llamar. Y cuando los pichones vienen juega con ellos y los hace volver al nido.
Siempre hay alguien que es más débil y quiere salir y entonces se cae, entonces vuelve la madre y hace
la misma operación una y otra vez hasta que el pichón logra finalmente la independencia. Lo va
llamando nuevamente hasta que ya no se desploma, hasta que aprende finalmente a volar. Y yo creo
que todo esto es una gran lección de lo que debe ser la formación de los hijos. Trabajar con ellos para
que puedan llegar a volar solos.
La mamá ave les está enseñando a valerse por sí mismos. Les está enseñando a desprenderse y cuando
se desprendieron… ¡Se desprendieron! Ya son otros individuos, ya se acabó el trabajo paterno.
El entrenamiento no es eterno un día vuelan, y cuando lo hacen ya es dueño de su destino.
Esteban: Lo básico lo tiene que haber aprendido.
Salvador: Claro y esto es lo que muchas veces la familia no entiende. Entonces continúan pensando en
el rol anterior.
El problema también es el de no entender lo que es la intimidad. Cada familia tiene su organización,
sus horarios de trabajo, si queremos ser respetados tenemos que respetar. Y entonces el tema de la
invasión a veces se produce, porque llego a visitar imprevistamente y en el momento más inoportuno.
Quiere decir que los matrimonios necesitan independencia y necesitan que quienes están del otro lado
respeten su intimidad.
En este tiempo que es uno de grandes problemas económicos en el mundo, hay a veces problemas
habitacionales y que se volvieron problemas económicos.
Yo conozco a algunos ministros religiosos que cuando reciben el pedido de casamiento hacen una
entrevista con la pareja y tienen una pregunta que es clave. ¿Dónde van a vivir?
A veces dicen: “nuestros padres nos dieron una habitación”. Les dieron una habitación, pero
compartirían el comedor, la cocina, el baño, todo. Realmente eso no es un matrimonio y no es una
pareja, porque realmente no podrán crecer juntos como matrimonio, entonces se dan cuenta que eso
es un problema en puerta. Y les da la voz de alerta el ministro religioso: “Eso no va a ser una familia”.
Miren que es preferible que ustedes esperen pero que tengan una independencia mucho mayor, que
tengan un lugar donde cocinar que sea el de ustedes. Que tengan un baño que sea el de ustedes
porque de lo contrario no van a tener intimidad. Y yo creo que no hay que dejar que los problemas
económicos y sociales impidan que la relación de pareja se de como el Señor enseñó y como el
mandamiento de Dios marcó en el principio: “dejará el hombre a su padre y a su madre”. Tiene que
asumir que el noviazgo es el comienzo de ese desprendimiento para formar algo totalmente diferente.
Quiere decir que este es un problema grave que viene en las sociedades sobre todo cuando hay
problemas económicos, pero de alguna forma debe ser contrarrestado con un apego a la ley del
principio. Tengo que respetar este principio porque se que si no lo respeto va contra mi y destruirá mi
propia familia. Porque no basta con decir a tu familia no la aguanto más hay que saber como construir
para saber poner la distancia en el mismo momento que nos comenzamos a separar.
Por eso es muy importante tener en cuenta cómo establecemos las relaciones. Yo creo que este es un
tema clave.
No se puede separar una persona definitivamente de su familia porque hay lazos importantes
emocionales y espirituales, pero también hay que mantener cierto grado de independencia.
Yo creo que mantener ese equilibrio es lo más importante.
Porque llegar a decirle a tu familia: “no la aguanto más, es tremendamente ofensivo para la otra parte,
porque es un rechazo hacia su propia persona, por que el perteneció y siente que pertenece a esa
familia. Entonces no hay que llegar a eso. Hay que armar las cosas desde antes para saber que si uno
marca límites puede vivir en paz y puede tener también independencia.
Hay algo que dice el apóstol Pablo cuando escribe a los Romanos. El dice: “Si es posible, en cuanto
dependa de ustedes, estad en paz con todos”. Es interesante, porque dice: “si es posible”. A veces no
es posible. “En cuanto dependa de ustedes” es decir, yo voy a hacer el esfuerzo para que sea posible
vivir en paz. A veces, tenemos que decir, no es posible ello. Porque hay actitudes dictatoriales de uno
de los lados, porque no se quiere ceder, porque hay cosas que uno no puede tolerar y a veces no es
posible, pero no obstante, tenemos que hacer todo el esfuerzo para que esto sea posible. Sin
renunciar a los principios de buscar la paz y mantener los matrimonios realmente sanos que cumpla
con el mandamiento fundamental ser un matrimonio independiente.
Dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer.
Esteban: Para que esto no se verbalice en la boca de alguno de los dos cónyuges, sino que cuando se
habla de la familia del otro se hable de algo positivo y que ayuda a construir juntos lo que hoy somos
como matrimonios que sería el ideal.
Salvador: Lo ideal sería vivir esa armonía, saber hacer ese traspaso, vivir esa armonía que siempre es
saludable para el matrimonio que se ha formado, tanto como para los padres también que han
ayudado a que eso vaya adelante.
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