Trabajo Investigación

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INDICACIONES PARA LA PREPARACIÓN DE UN TRABAJO DE INVESTIGACIÓN
El presente escrito, que espero sea de su utilidad, incluye una serie de indicaciones sobre la
elaboración del trabajo. Naturalmente, este escrito es meramente introductorio. No excluye que
las lecturas puedan resultar de gran ayuda para la preparación del trabajo mi que el alumno pueda
profundizar más a través de manuales generales sobre metodología.
Para aprobar el Curso se exige la preparación de un trabajo de investigación. El trabajo ha
de tener una extensión mínima de unos 20-25 folios y ha de enviarse antes del 15 de agosto (las
actas se cerrarán en septiembre) PARA EL CURSO DE EXPERTO UNIVERSITARIO EN
CRIMINOLOGÍA a la siguiente dirección postal (no lo envíe por correo electrónico):
Curso Experto Universitario en Criminología
Departamento de Derecho penal y Criminología
Facultad de Derecho
Universidad Nacional de Educación a Distancia
C/ Obispo Trejo s/n.
Ciudad Universitaria
28040 Madrid
Frente a otras posibilidades, como es el caso paradigmático del examen presencial, se
considera que el trabajo puede ser mucho más útil para el alumno. Ello se deriva de que en
Criminología teoría e investigación empírica se encuentran íntimamente unidas:
1.- La teoría ha de estar basada y ser coherente con los hechos conocidos y sólo mediante su
contrastación con la realidad empírica es posible conocer hasta qué punto es verdadera o si debe
más bien abandonarse o reformularse.
2.- La investigación empírica ha de partir de una teoría. De hecho, incluso las
investigaciones que pueden parecer más inductivas parten de puntos de vista teóricos, si bien éstos
pueden ser inconscientes y desconocidos para el investigador ingenuo.
Lo ideal, por lo tanto, es que que inicie Vd. la investigación cuanto antes. Pero es
imprescindible también que haya leído el material recomendado por el Curso antes de iniciar el
trabajo, ya que las lecturas se orientan a familiarizarle con la teoría e investigación criminológica y
a facilitarle tanto la elaboración del trabajo como la elección del tema.
El primer paso ha de ser seleccionar el modelo de investigación que es más conveniente para Vd. y
el tema que quiere investigar. Nosotros NO podemos tomar estas dos decisiones por Vd. ya que
dependen de los medios a su alcance y, sobre todo, de sus intereses particulares. Debe Vd., por lo
tanto, seleccionar el modelo que sea más accesible para Vd. y un objeto de estudio que sea también
accesible y, sobre todo, en el que tenga Vd. interés. La ilusión es uno de los componentes más
importantes de la investigación científica, y sin ella es difícil realizar un buen trabajo e, incluso, no
caer en el aburrimiento. Por nuestra parte no podemos sino animarle a que no pierda nunca su
ilusión al seguir el Curso y al realizar su trabajo.
Quizá lo más importante de este escrito sea lo siguiente: todas las personas tendemos a
elegir temas muy amplios. Eso es un error: es imprescindible que el tema de estudio sea lo más
concreto posible, ya que poco a poco se va agrandando, por decirlo de alguna manera, y al final
resulta inabarcable. De todas las ideas que se le ocurran, procure seleccionar una y concretarla lo
máximo posible.
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A.- Existen dos modalidades básicas para el trabajo. Las vamos a denominar, más o menos
imprecisamente, narrativa y empírica.
1.- El método narrativo consiste básicamente en un estudio a partir de lo que se ha
publicado en algún terreno de interés criminológico. Es decir, que se centra sobre todo en el estudio
de materiales bibliográficos ya publicados. Estos materiales tendrán un contenido propiamente
narrativo y otro empírico –o sea datos que suministra el autor del trabajo de que se trate. A partir de
estos textos puede Vd. realizar su trabajo.
Las posibilidades son aquí infinitas: resumir o comentar una serie de trabajos del mismo o distintos
autores, o incluso un libro que crea Vd. interesante; analizar el estado de una determinada cuestión
en la literatura (como la relación entre clase social y delito, inmigración y delito, juventud y delito,
etc.); comentar una teoría concreta del delito (aprendizaje, control, frustración, enfoque de los
factores concurrentes, etc.); comparar dos teorías entre sí; estudios sobre las penas o sobre algún
tipo de delito en concreto; trabajos históricos; etc.
2.- Un trabajo empírico es el que se basa en hechos observables, en datos. Esto no quiere
decir, por supuesto, que no tenga que preocuparse –y mucho– de la literatura, sino más bien que
ahora lo decisivo para su trabajo van a ser datos y que, por lo tanto, sus conclusiones no se van a
basar tanto en el análisis lógico-deductivo de otras obras.
El requisito previo para elegir esta modalidad es, por supuesto, tener acceso a datos. Si Vd., por las
razones que sea, no puede acceder a datos empíricos –o bien no tiene interés–, debe centrarse en
algún estudio narrativo.
Los datos pueden ser cuantitativos o cualitativos. Muy breve y simplificadamente, los
primeros son los que pueden reducirse a números: número de delitos; número de años (edad);
dinero que se ingresa; duración de la pena; etc. Los cualitativos, entonces, los que no pueden
reducirse a números: atracción que alguien puede sentir por hurtar un disco de unos grandes
almacenes; terror que se siente al ser arrestado o al ingresar en prisión; relato de la infancia de
alguien, etc.
Nótese, sin embargo, que muchas observaciones que parecen cualitativas pueden
operacionalizarse, es decir reducirse a números de una manera más o menos libre: el temor a sufrir
una condena si cometo un delito puede situarse en un rango entre 0 (ningún temor) a 10 (terror
paralizante), y gracias a esta técnica se puede contar con datos de naturaleza cuantitativa. Aunque
hoy por hoy predomina el recurso a datos cuantitativos (o bien a la operacionalización de
variables), los cualitativos son plenamente legítimos. A la vez, si hasta hace poco se consideraba
que ambas metodologías (cuantitativa y cualitativa) eran incompatibles entre sí –e incluso existía
una enorme querella entre partidarios de una y otra postura–, hoy se reconoce la legitimidad –
también las limitaciones– de ambas perspectivas así como su complementariedad.
Datos cuantitativos que se usan a menudo en Criminología son las estadísticas policiales, de
la Fiscalía General del Estado o del Ministerio del Interior, estadísticas sobre la población en
general o bien sobre un grupo de personas (jóvenes, mujeres, etc.), encuestas generales que se
hacen a la población, sobre todo encuestas de victimación, estudios de autoinforme, informes sobre
presos o sobre arrestados, etc.
Las metodologías cualitativas incluyen sobre todo las entrevistas abiertas o semiabiertas, las
entrevistas en profundidad, las historias de vida, las narraciones escritas por personas, etc.
A la vez, cualesquiera de los datos anteriores puede tener un origen que llamaremos
primario o secundario. Datos primarios son los que el investigador –o sea Vd.– ha recogido por sí
mismo; así por ejemplo cuando lleva a cabo una recolección de las denuncias que se producen en
una comisaría, cuando entrevista en profundidad a un delincuente o a la víctima de un delito, etc.
Son datos secundarios los que ha recogido alguien diferente: las estadísticas policiales o bien datos
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incluidos en una investigación que ha llegado a nuestras manos o que se ha publicado. De nuevo,
aquí lo relevante vuelve a ser las posibilidades con que cuenta el investigador.
El análisis ahora puede revestir, básicamente, dos formas:
1.- Se puede seguir un planteamiento que llamaremos descriptivo: hacer observaciones, o
recurrir a datos secundarios y de ahí tratar de extraer conclusiones o bien describir un fenómeno.
Las posibilidades son, por supuesto, otra vez ilimitadas: en qué barrios se delinque más, qué grupos
sociales delinquen más, qué tipos de delito se cometen en un barrio concreto, etc.
Aunque este tipo de investigación tiene ciertos problemas, y de hecho no es difícil caer en errores,
es perfectamente legítima, y de hecho puede suponer una importante aportación ya que en nuestro
país, por desgracia, existen importantes lagunas sobre hechos bien documentados en otros países.
2.- Una investigación más clásica, que es la que realmente recomendamos, comienza con
una hipótesis y luego se intenta ver si es verdadera o no. Las hipótesis se extraen de las teorías, a
las que puede Vd. acceder a través de los libros. Lo natural, sin embargo, es buscar una hipótesis
teniendo en cuenta el tipo de material que tiene a su disposición, y luego tratar de encuadrarla en
una o varias teorías: es decir, buscar una hipótesis que luego pueda comprobar con los datos de que
dispone.
Por ejemplo, algunos autores (Fishbein) sugieren que personas que tienen lesiones en la
parte frontal del cerebro tenderán a ser más violentas (hipótesis). Esta hipótesis, sin embargo, será
difícil de probar o refutar para la mayoría de los estudiantes puesto que no tienen acceso a los
instrumentos técnicos para ver si en un persona existen lesiones de esta naturaleza. Esto es, que en
la elección de la hipótesis hay que ser modesto y realista.
Voy a tratar de poner un ejemplo que a lo mejor le puede ser útil:
Hipótesis: los delincuentes se provienen principalmente de los grupos socialmente más
desfavorecidos socioeconómicamente.
Teoría: las teorías clásicas de la frustración o la tensión (Merton, A. Cohen, Cloward, Ohlin)
sugieren que las personas que aspiran a triunfar en la vida pero se dan cuenta de que lo tienen muy
difícil ya que están en desventaja en la sociedad tenderán a caer en el delito más que otras. Todas
las personas de la sociedad aspiran al éxito, pero las de clase baja lo tienen más difícil que las de
clase media y alta, y por eso tenderán a delinquir más. Otras teorías, sin embargo, como es el caso
de la teoría del control, suguieren que la correlación será muy pequeña (Hirschi, Weis). Nótese que
me estoy refieriendo a correlación (dos fenómenos están relacionados) y no a relación causal, que
es algo muy diferente pero, naturalmente, mucho más difícil de establecer.
Datos e investigación: con los datos que Vd. puede disponer a lo mejor puede ver si esta
hipótesis es verdadera o falsa. En cualquiera de los dos casos la investigación es relevante
criminológicamente y de hecho a Vd. como investigador debería darle exactamente igual que salga
que sí como que no (el científico no introduce sus valoraciones personales en la investigación).
La metodología viene determinada por la hipótesis. Por ejemplo, entrevistando a un sujeto, por
mucho que le preguntemos su clase social, no vamos a saber si en general la delincuencia se
concentra en las clases desfavorecidas o no. Pero podemos investigar la hipótesis si tenemos acceso
a datos de arrestos de una comisaría o bien de una prisión que informen de la clase social de los
delincuentes, si podemos hacer un estudio de autoinforme –preguntarles en un cuestionario si han
cometido algún tipo de delitos– a un grupo de chicos de distintas clases sociales, etc.
Luego hay que tener en cuenta variables que pueden ser influyentes y que pueden habernos llevado
a una primera impresión equivocada. Por ejemplo, es posible que la policía tienda a arrestar más a
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las personas de clase desfavorecida, los fiscales a procesarlos y los jueces a condenarlos porque
tienen menos medios a su alcance para defenderse, algo que sugerirían muchos autores de las líneas
radicales de la Criminología. También es posible que nos encontremos en una zona en que hay un
predominio de personas de clase baja, puede ser que la forma en que hayamos medido
(operacionalizado) la clase social tenga graves errores, puede ser que la operacionalización tienda a
definir a los jóvenes como sujetos de clase baja (por ejemplo si operacionalizamos la clase social
según los ingresos del sujeto) y, como los jóvenes tienden a delinquir más, estaríamos inflando los
arrestos de personas de clase social baja, etc.
Conclusión: a la luz de los datos, ver si la hipótesis es verdadera o no y tratar de ver los
posibles errores que hayan podido producirse (siempre hay errores, es metodológicamente
imposible evitarlos)1.
El método, pues, se preocupa por la forma en que podemos obtener un conocimiento
plausible, fiable, aunque sólo sea provisionalmente. Trata de responder a la pregunta de cómo
puedo llegar a saber algo ¿cómo puedo llegar a saber si existe relación entre clase y delito? ¿cómo
mido la clase social?, etc. Pero el método no es un conjunto de normas fijas y cerradas que nos
ayuden a decidir todas las dudas que se nos plateen. No es una receta que haya que seguir al pie de
la letra. Por el contrario, es un proceso continuo de reflexión para tratar de encontrar la mejor
solución concreta a los distintos problemas con que nos encontremos. Las dudas que a Vd. le surjan
a lo largo de su investigación seguramente no tienen una respuesta única, sino que casi siempre hay
diversas alternativas entre las que Vd. no tendrá más remedio que elegir. En el fondo no existe
ningún método perfecto, sino que cada uno (como cada decisión) tendrá unas ventajas y unos
inconvenientes, y no queda más remedio que decidir qué es preferible. El método es un proceso
continuo en el que el investigador reflexiona sobre las distintas posibilidades que puede tener y
decide cuál es la más conveniente. A la vez reflexiona sobre las desventajas de dicha opción y trata
de tener en cuenta posibles sesgos o errores que puedan resultar, adelantándose también con ello a
posibles críticas. Al investigador, pues, no se le exige encontrar verdades incontrovertibles ni hacer
investigaciones perfectas, sino sólo que haya reflexionado sobre los pasos de su investigación. En
su trabajo deben incluirse todos estos pasos metodológicos. A la vez, es fácil advertir que la
imaginación juega un papel importante, sobre todo en el cómo puedo yo saber alguna cosa o hacer
algo. Por último, todas estas cautelas han de aplicarse de la misma manera cuando uno lee trabajos
o investigaciones de otros autores, tratando de advertir posibles sesgos que pongan en duda las
conclusiones que se ofrezcan, o sea sin aceptar nunca acríticamente los trabajos ajenos (pero a la
vez manteniendo una actitud comprensiva hacia las investigaciones ajenas, teniendo en cuenta que
las alternativas tampoco eran aproblemáticas). Uno, por ejemplo, puede dudar de que las
estadísticas oficiales sean válidas para medir el volumen de delincuencia de un país, pero entonces
se cierra toda opción para conocerlo, y con ello tira el agua de la bañera con el niño dentro.
Cuando comience su trabajo de investigación tenderá a encontrarse con problemas
metodológicos que ha de afrontar meditadamente, pero sabiendo que no existe una respuesta
mágica, ni única, ni perfecta. Según se encuentre con los problemas, reflexiones sobre qué camino
tomar. Naturalmente, los medios a su disposición limitan también las opciones posibles.
Si según avanza su investigación piensa que es muy difícil el estudio científico del delito,
entonces uno de los objetivos primordiales del Curso se habrá cumplido; y ello frente al discurso
habitual de los medios de comunicación y de diversos trabajos pretendidamente científicos.
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He propuesto este ejemplo entre otros muchos posibles porque la relación entre clase social y delito no está clara ni en
España ni a nivel comparado. Diversos autores mantienen que exite una cierta correlación (Braithwaite, Elliott, Garrido
Genovés, Sanchís Mir...), mientras que otros sugieren que no existe tal relación (Tittle, Rechea).
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Espero que este escrito le haya servido para algo. Las lecturas deberían haberle servido
también de alguna ayuda en el ámbito metodológico. Para profundizar más puede Vd. recurrir a los
manuales básicos de la asignatura.
Para cualquier duda, no dude Vd. en contactar con nosotros por teléfono al 913986146
los días de diario de 10 a 13 horas); por correo ordinario o presencialmente los días señalados
(Curso de Experto en Criminología; Departamento de Derecho penal; Facultad de Derecho de la
UNED; c/ Obispo Trejo s/n; 28040 Madrid); por fax (91.3986198); o a través de los correos
[email protected];
electrónicos
siguientes:
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