El castillo de Almizra

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HISTORIA Y GESTIÓN DEL PATRIMONIO ARTÍSTICO
El castillo de Almizra
El Puig de Almizra: Bien de Interés Cultural, con
categoría de sitio histórico.
Alba Martínez Hernández
3ºA Historia del Arte
ÍNDICE





Procedencia del topónimo Almizra
2
Importancia histórica del lugar
3
Primeras intervenciones arqueológicas
6
Intervenciones recientes
11
Primer BIC de la Comunidad Valenciana con categoría de
“Sitio Histórico”
15
 Lugares con especial protección
16
 Casas y masías en el entorno del castillo
17
 Galería fotográfica
18
 Antiguas ruinas del castillo
18
 Reconstrucción
20
 Bibliografía
22
 Fuentes escritas
22
 Páginas web
23
1
Procedencia del topónimo Almizra
Desde la primera edición impresa del “Llibre del Feits” de Jaime I en 1557 los
historiadores que escribieron en castellano utilizaron la forma Almizra, mientras que en
valenciano sería más correcto escribir Almiçra. La procedencia árabe del topónimo ya
se citaba en el informe que la Real Academia de la Historia redactó en 1926 e hizo
llegar al alcalde de Campo de Mirra, aunque sin atreverse a concretar su significado. En
realidad, este informe no pretendía otra cosa que desmentir que el nombre de la
población tuviera algo que ver con la mirra.
Los filólogos e historiadores modernos, que coinciden en la procedencia árabe del
nombre medieval, tampoco se han puesto de acuerdo sobre su significado y aportan
diversas interpretaciones. Cabanes Pecourt sostenía en 1981 que el nombre venía de
Al-Misra, por lo que podría traducirse como “el señor”, “el propietario” o “el jefe”.
Carme Barceló Torres se decantaba por pensar en 1982 que procedía de al-misrán, es
decir, “los dos límites” o “las dos comarcas”. Recientemente David Garrido ha apuntado
la posibilidad de que el topónimo fuera Almisrà, derivado del árabe al-mazraa, que
daría su significado de “campo”. Curiosamente, Campo de Mirra se denominó Campo
hasta 1849. Esto se aprecia también en las anotaciones sobre el “Despoblado de
Almizra” donde se registraba que: “en las inmediaciones de la partida de Campo había
un pueblo grande con su Castillo llamado Almizra”.
Castillo
Término municipal de Campo de Mira.
2
Importancia histórica del lugar
Desde lo alto del cerro de San Bartolomé, en Campo de Mirra, se aprecian tierras de
cuatro provincias: Alicante, Murcia, Albacete y Valencia; pero para ello es necesario
posarse en su cumbre, a 685 metros de altura, entre los restos de las ruinas del castillo
de Almizra. Si desde allí se mira al suroeste se ven, en parte, los términos municipales
de Villena, Yecla o Caudete, tres poblaciones de habla castellana. Hacia el noroeste se
distinguen Campo de Mirra, Benejama, Bañeres y se divisa algo del término de
Bocairente, poblaciones que como Biar, al sur, son de habla valenciana. Las diferencias
lingüísticas no son casuales. En cierto modo, son el legado cultural de un suceso
político del siglo XIII: la frontera que el 26 de mayo de 1244 pactaron en ese mismo
castillo los antiguos reinos de Valencia y Murcia, incorporados a las Corona de Aragón
y Castilla respectivamente.
El Tratado de Almizra lo firmaron Jaime I el
Conquistador y el infante castellano Alfonso,
hijo de Fernando III y posterior rey Alfonso X
el Sabio. El primero tenía treinta y seis años; el
segundo veintitrés.
Tras la conquista de Baleares por la Corona de
Aragón, el rey Jaime I había emprendido con
éxito la del Reino de Valencia, pero las
negociaciones
que
los
castellanos
tenían
abiertas en 1244 con el alcaide musulmán de
Fig. 1. Momento de la firma del
Tratado de Almizra, entre Alfonso X y
Jaime I. Fotografía: Representación
del Tratado (Campo de Mirra).
Játiva para que les entregase esta plaza, hizo que Jaime I pretendiera Villena, Sax,
Caudete y Bugarra. La conquista de Játiva correspondía al Reino de Valencia; la de
Villena, Sax, Caudete y Bugarra, que acabaron entregándose a Jaime I, incumbía a
Castilla. Aunque las relaciones políticas seguían siendo amistosas (prueba de ello, era el
acuerdo de matrimonio entre el infante Alfonso con la todavía niña Violante, hija de
Jaime I y su segunda esposa Violante de Hungría), el peligro de entrar en guerra llevó a
unos y a otros a concretar una entrevista de urgencia en marzo de 1244. Como lugar de
encuentro se escogió el castillo de Almizra, que estaba ya en poder del Reino de
Valencia.
3
Durante siglos, sólo una fuente proporcionó información de lo que ocurrió en su recinto:
la “Crònica” o “Llibre dels Feits” de Jaime I. El relato comienza a ocuparse de la cita
con la solicitud de Alfonso a Jaime I: “Envia’ns messatge l’infant don Alfonso que es
volia ver ab nós, e pregà’ns que li exíssem a Almiçra”.
Así lo narra Jaime I en la “Crònica”, él acudió al encuentro acompañado de sus
hombres de confianza y de su esposa Violante. Jaime I, invitó al infante a aposentarse
en el castillo, pero éste prefirió acampar con sus tiendas a la falda del monte, “al peu del
puig d’Almiçra”. El juego diplomático lo abordaron las dos partes con distinto estilo.
Mientras que Jaime I asumió personalmente las negociaciones, el infante Alfonso
delegó en el Maestre de Uclés y en Diego de Vizcaya. Con ello no sólo confiaba el peso
de su estrategia a las habilidades de los dos colaboradores más experimentados sino que
evitaba la adopción de decisiones inmediatas, puesto que sus embajadores demoraban
respuestas con la excusa de tenerlas que consultar con el infante.
La disputa sobre Játiva, cuya plaza llegaron a reclamar los emisarios castellanos como
dote de la hija de Jaime I al futuro matrimonio con el infante, centró las discusiones y
obligó al Conquistador a poner su ardor en la defensa de esta población. Jaime I dio de
sí mismo en la “Crònica” una imagen de dureza en el debate, hasta el punto de
atribuirse una amenaza a los
castellanos: “Qui en Xátiva
volrà entrar sobre nós haurá
de pasar”. La tensión llega a
tal extremo que ordenó, en
cierto momento, ensillar la
caballería con el propósito de
regresar a sus posiciones.
Sólo las lágrimas de Violante
de Hungría y su insistencia en
la necesidad de llegar a una
Fig. 2. Ilustración de F. Blanch de una escena de Almizra en 1244.
solución pacífica aportaron calma, lo que forzó también a Uclés y Diego de Vizcaya a
comunicar a Alfonso la oportunidad de replantear sus peticiones. El desenlace no fue
más que una cesión de ambas partes: Alfonso renunció a Játiva y, a cambio, recuperaba
Villena, Sax, Caudete y Bugarra. El encuentro se resolvía con el trazado de una frontera
que, según la “Crònica”, corría desde Almizra por Biar, Castalla y Jijona hasta conectar
4
con el mar. Tras redactar las cláusulas del convenio, el escribano anotó la fecha: “Data
Almiçrano cum ibi haberent colloquium séptimo kalendas Aprilis anno MCCXL quarto
era MCCLXXX secunda”, lo que vertido al calendario actual equivale al 26 de marzo de
1244.
Las
consecuencias
políticas
del
encuentro
pueden
deducirse
sobre
cualquier mapa que
represente
frontera.
esta
Castilla
aseguraba su salida
Fig. 3. Límites del Tratado de Almizra.
al mar a través del
Reino de Murcia y cerraba el avance de un posible competidor, militarmente respetable,
en la futura conquista del sur peninsular. A la Corona de Aragón, en cambio, la solución
le frenaba por ese extremo, y sin posibilidades pues, de extenderse hacia el oeste, donde
lindaba con Navarra y Castilla, cualquier acción futura de expansión, pasaba por una de
estas dos opciones: cruzar el mar Mediterráneo o vulnerar los pactos1.
1
Cabe destacar que Jaime I nunca violó esos pactos, y así lo narra él mismo en el “Llibre dels Feits”:
“…havíem convinences amb lo rey de Castella e havíem partides les terres ja en temps de nostre pare e
son avi, e quel Castell era de la sua partida, perquè la convinença que nós li havíem feyta no la volíem
trencar…”.
5
Primeras intervenciones arqueológicas
A espaldas de la ermita de San Bartolomé en lo alto del Puig de Almizra, se
conservaban los restos de una “pequeña fortificación” en la que J.M Soler García inició
alguna exploración, allá por el año 1952, a pesar de que no fue hasta 1981 cuando
acometió una primera campaña de excavaciones arqueológicas, continuada por V.
Sebastián Fabuel, en sucesivas campañas desarrolladas entre los años 1982 y 1988.
Estas primeras intervenciones arqueológicas permitieron documentar dos fases de
ocupación humana. La más antigua, de momentos prehistóricos y adscrita a la Edad del
Bronce (II milenio a.C.), y la más reciente que corresponde a la ocupación andalusí en
un momento de finales del siglo XI o principios del siglo XII. Fase andalusí asociada a
la construcción del pequeño recinto fortificado que, con ciertas modificaciones perduró
hasta principios del siglo XVI.
Torre
Incluso en los primeros años del siglo
XVII, todavía quedaban vestigios
visibles del castillo de Almizra2. Fue
apenas unos años más tarde cuando
empezaron a apreciarse unas ruinas
en estado alarmante, de las que
apenas permanecía en pie una torre de
base cuadrada, disimulada con un
tejado, a la que se le adosó la ermita
de San Bartolomé, en el cerro del
mismo nombre. V. Sebastián Fabuel,
en el informe que presentó en el I
Fig. 4. Torre adosada a la ermita de San
Bartolomé, entre las ruinas del Castillo de
Almizra. Fotografía: Rev. Festes Majors en
Honor a Sant Bertomeu i els Sants de la Pedra,
Camp de Mirra, agosto 1986.
Congreso de Arqueología Medieval
de Huesca en 1985 sobre sus excavaciones de 1982, aseguró que esta torre data del siglo
XIV3. En diversos escritos, el arqueólogo observa que, en su construcción, se utilizaron
sillares, sillarejo basal y mampostería, materiales típicamente cristianos4. La alusión
2
Como aproximación a la historiografía de esta fortificación, FERRÁNDIZ LOZANO, José, El castillo
de Almizra: del esplendor histórico a la ruina monumental. Rev. Castells, nº1. Asociación Española de
Amigos de los Castillos, Sección Provincial de Alicante. Noviembre, 1991. Pp 20-24.
3
SEBASTIÁN FABUEL, Vicente. El Castell d’Almizra. Actas del I Congreso de Arqueología Medieval
Española, tomo III. Abril 1985. Diputación General de Aragón. Pp 201-219.
4
SEBASTIÁN FABUEL, Vicente. Yacimiento medieval del Castell d’Almizra. Rev. Festes Majors en
Honor a Sant Bertomeu i els Sants de la Pedra. El Camp de Mirra, agosto 1986: y Trabajos de
6
pues, a varias torres nombradas en el documento anterior, del año 1264, habría que
atribuirlas a otras anteriores a esta. La existencia de una de ellas pudo comprobarla
Sebastián Fabuel en otro punto del recinto, en el lado opuesto a la del siglo XIV, en el
que “aparece la base de una estructura cuadrangular de menores dimensiones que
podría haber pertenecido a una pequeña torre esquinera”.
Fuera de notas arqueológicas, es muy curiosa, una iconografía anónima de San
Bartolomé, patrón de Campo de Mirra, en la que
figura a sus pies una panorámica del pueblo en la
que se percibe una torre almenada pegada a la
ermita. En el dibujo, el autor ha representado, sin
duda, un paisaje de finales del siglo XIX o
principios del XX. Por una parte, se adivina el
campanario, cuya construcción debió culminarse
en 1888, fecha incrustada en una de sus piedras,
aunque la Iglesia ya se había inaugurado en 1875.
Por otra parte, la ermita, cuyo primer documento
conocido se remonta a 1609, fue reformada
considerablemente en 1917 después de que la
cubierta se hundiera, porque se trataba de un
edificio muy antiguo. Tenía más de trescientos
Fig. 5. Iconografía de San
Bartolomé en la que se observa la
torre adosada a la ermita.
Fotografía: José Ferrándiz Lozano.
años, y aunque en 1654 había sido reconstruido
casi de nueva planta, sustituyendo a otra ermita de origen medieval, edificada sobre el
solar del castillo de Almizra, hubo que reparar el hundimiento de la cubierta y con la
reforma de 1917, la ermita quedó reconstruida totalmente y fue entonces cuando se
procedió a la inauguración de la ermita actual, tal como citó J.M Francés Camús:
“durante este año se construye la actual, sobre las ruinas de la antigua, aprovechando
los cimientos y muros de aquella, adosada también a la vieja torre del Castillo de
Almizra”, “se trata del edificio que ha llegado a nuestros días” 5.
Retomando las intervenciones arqueológicas, en el año 2003, se llevan a cabo una serie
de actuaciones promovidas por la parroquia de San Bartolomé, de Campo de Mirra, en
recuperación histórica en el Castell d’Almizra. Asociación Española de Amigos de los Castillos, sección
provincial de Alicante, tomo II. nº2, junio 1989.
5
FRANCÉS CAMÚS, Josep Miquel. L’ermita de Sant Bertomeu de la Vall d’Almizra. Rev. Festes
Majors en Honor a Sant Bertomeu i els Sants de la Peda. Camp de Mirra, agosto 1986.
7
el cerro del mismo nombre, con la finalidad de poner en valor los espacios naturales del
entorno y las edificaciones allí existentes. Esto conllevó a la necesidad de programar
una intervención arqueológica que permitiera, por un lado, realizar un control y
seguimiento de las obras a ejecutar para minimizar el impacto de estas mismas sobre los
elementos del patrimonio histórico allí existentes; y, por otro lado, aprovechar la
dinámica de estas mismas obras para acometer una serie de sondeos arqueológicos.
Esta
fue
la
intervención
arqueológica que nos permitió
acercarnos,
con
una
mayor
precisión, a la interpretación del
castillo de Almizra. El recinto fue
estudiado por J.M Segura y J.
Torró6, quienes tras un detenido
análisis de las construcciones
conservadas
aportaron
una
novedosa interpretación sobre la
estructura y funcionalidad de este
Fig. 6. Una de las ocho estancias de superficie
reducida, perteneciente al interior de la fortaleza.
Fotografía: Guía de Castillos de Alicante.
castillo. La identificación de unas
ocho estancias con una superficie reducida (entre 2,1 y 4,5 m²) en el interior de la
fortaleza, les permitió paralelizar estas estructuras con las aparecidas en el Cabezo de la
Cobertera (Abarán-Blanca, Murcia), datadas en la primera mitad del siglo XIII, y que
fueron interpretadas como un granero colectivo de la aljama o comunidad campesina
local, construido a finales del siglo XII o principios del siglo XIII, ante la amenaza de
incursiones cristianas y la inminencia de las campañas de conquista.
Esta interesante y novedosa interpretación de la funcionalidad de un pequeño recinto
fortificado como el del castillo de Almizra, junto con la llamada de atención que
realizaron los autores citados, respecto al riesgo de destrucción de una serie de
construcciones dispersas por diversos puntos de las laderas Sur y Suroeste, hicieron que
el párroco de la iglesia de San Bartolomé de Campo de Mirra, considerara necesario
contar, como medida preventiva, con un control arqueológico de las obras. Asistencia
técnica encargada a la empresa Trabajos del Patrimonio Cultural, S.L., con el fin de
6
TORRÓ, J. y SEGURA, J.Mª. (2000): “El Castell d’Almizra y la cuestión de los graneros fortificados”.
Recerques del Museo d’Alcoi, nº9, pp. 145-164.
8
documentar todos los restos arqueológicos que pudieran aparecer durante las obras, y
durante los movimientos de tierras.
Tras la solicitud para realizar los trabajos arqueológicos a la Dirección General de
Patrimonio Cultural de la Consellería de Cultura, y la concesión del permiso, con fecha
12 de marzo de 2003, dieron comienzo los trabajos
que tuvieron como preliminares la realización de
una prospección de todas las laderas del cerro con
el objeto de identificar nuevos restos de muros no
recogidos en la topografía de Torró y Segura
(2001)7; habiéndose localizado más restos de
construcciones realizadas en tapial de mampostería
con mortero de cal, así como un muro de fábrica
ciclópea en la ladera Este; y otros con la técnica del
tapial, en la ladera Noroeste.
Toda esta intervención arqueológica, corroboró la
acertada interpretación de Torró y Segura (2001)
Fig. 7. Antiguas murallas del
castillo de Campo de Mirra.
Fotografía: Rev. Festes Majors
en Honor a Sant Bertomeu i els
Sants de la Pedra. Campo de
Mirra, agosto 2001.
respecto a la existencia de un recinto mayor alrededor del reducto superior fortificado.
Recinto identificado con la villa medieval de Almizra, citada en las fuentes
documentales (Sebastián Fabuel, 1986)8. Espacio que viene a ocupar una superficie de
unas 3 Ha., en el que ya es posible afirmar la existencia de viviendas y estancias
diversas, con sus pavimentos, bancos, cocinas, canalizaciones, etc., organizadas entorno
a patios y calles. Junto a las construcciones domésticas o relacionadas con viviendas, se
documentó, un muro de considerables dimensiones, dotado de un potente contrafuerte
exterior. Hecho que permite suponer que esa construcción no correspondía a una
vivienda, sino más bien a un edificio con la suficiente envergadura en planta y alzado
para que tuviera necesidad de contrarrestar los empujes de la cubierta mediante
contrafuertes. La poca superficie excavada, no permitía la identificación funcional de
este edificio.
7
SEGURA, J.Mª. y TORRÓ, J. (2001): “El Castell d’Almizra (Campo de Mirra, Alto Vinalopó)”.
Castillos y torres en el Vinalopó, pp. 45-50.
8
SEBASTIÁN FABUEL, Vicente (1986): “El Castell d’Almizra”. I Congreso de Arqueología Medieval
Española, vol. III, pp. 201-219.
9
Todos estos elementos permitieron definir un poblado en altura, con un amplio dominio
visual sobre las tierras llanas de los valles de Benejama y Biar. Núcleo de naturaleza
urbana del que ignoramos si estaba cercado por algún elemento defensivo, dado que los
muros que fueron puestos en relación con una posible cerca se confirmaron como
paredes perimetrales de viviendas.
Correspondería al asentamiento islámico cuya fundación perteneciente al siglo XII, tal y
como confirmaron los fragmentos cerámicos encontrados. Fue un núcleo en el que a
finales del siglo XII o principios del XIII, la aljama de Almizra procedió a la
construcción de un granero colectivo fortificado para proteger sus cosechas ante la
amenaza de incursiones cristianas y la inminencia de las campañas de conquista.
Construcción identificada por J. Torró y J.Mª Segura (2000) con los restos del hasta
entonces castillo de Almizra.
Tras la conquista cristiana, la villa de Almizra siguió ocupada, tal y como vienen a
manifestar los materiales arqueológicos aparecidos. Los cuales hay que situar en la
segunda mitad del siglo XIII.
10
Intervenciones recientes
En los primeros meses del año 2013, se empezó a llevar a cabo la primera fase, de las
tres previstas, para la reconstrucción del castillo de Almizra. Se empezaron a ver las
primeras piedras de este nuevo castillo, ya que anteriormente solo se podían observar
sus ruinas. Gracias al minucioso trabajo de los arqueólogos y arquitecto, fueron saliendo
a la luz aquellos vestigios que en un
tiempo formaron uno de los más
importantes asentamientos musulmanes
de los siglos XI y XII del Alto
Vinalopó, incluso con la llegada de
Jaime I, que siguió manteniendo su
importancia como fortificación9.
Parte de las laderas este y norte del
promontorio,
fueron
mostrando
las
ruinas de lo que en un tiempo fue el
gran edificio fortificado, el castillo de
Almizra, que casi con toda seguridad y
Fig. 8. Recinto de la reconstrucción actual.
Fotografía: Don José Limorti Guill, párroco
de Campo de Mirra.
como advirtieron los arqueólogos, sería
mucho más amplio de lo que allí se estaba estudiando, ya que en puntos alejados de este
mismo lugar, se aprecian muros ocultos entre la vegetación, que se supone,
pertenecerían a las murallas del castillo.
Es sorprendente para los arqueólogos el nivel de destrucción en el que ha quedado la
antigua fortaleza de Almizra. Sin duda alguna, no hubo piedra de este emblemático
lugar que no fuera reutilizada, seguramente por todos los habitantes del valle. Una
cantera natural a la que solamente había que arrancarle las piedras ya talladas y
preparadas para las nuevas construcciones de la zona. De todos modos los pocos
vestigios que nos han quedado seguramente darán suficiente material para reconstruir
totalmente la historia de aquel tiempo, la cual perdura en la frontera lingüística del
presente.
9
PONS J. Luis y PUIG J. Juan. Programa de Fiestas de Camp de Mirra, 2013. “Els assentaments
d’Almizra durant els anys 1261-1274. (I)”.
11
El derrumbe de una de las partes de la edificación, formo un terraplén que dejó ocultos
aspectos del mismo y que los trabajos de desescombro y excavación que se realizaron
en 2013 para la reconstrucción de la primera fase, fueron sacando a la luz. Tal es el caso
de un cubo o torre situada en el giro de la muralla, que sin duda servía de contrafuerte
para la misma, al mismo tiempo que hacía el papel de torre de vigilancia. Es interesante
apreciar como la muralla está construida con la técnica del tapial, formada por "cal y
cantos", es decir con cal y grava en su interior formando un hormigón durísimo, pero
forrada con piedras para hacerla más sólida.
Figs. 9. 10. 11. Muralla y torre de la
primera fase. Fotografías: Don José
Limorti Guill, párroco de Campo de
Mirra.
La empresa de arqueología ARPA tiene la misión de interpretar lo que se va
descubriendo, el arquitecto de la segunda fase, Israel Agulló Giménez, es el responsable
de la consolidación y reconstrucción y la empresa ESDAL es la encargada de la
ejecución de la obra.
Ya entrados en el año presente y con la segunda fase del proyecto en marcha, se ha ido
descubriendo la parte sur-oeste y ya se va perfilando la estructura de lo que fue uno de
los lugares más importantes de la zona en el siglo XIII. Es un yacimiento arqueológico
que no para de darnos sorpresas para mayor conocimiento de la historia pasada de
nuestra comarca. Una moneda castellana del tiempo de Alfonso X el Sabio parece que
12
ha aparecido, según los primeros indicios, y que reafirma lo que ya conocemos hasta
ahora.
Uno de los descubrimientos que se
esperaba, pero que no se podía
confirmar hasta que no se hiciese la
excavación pertinente, era el de una
torre situada en el lado opuesto a la
anterior. Una vez realizada la
excavación, podemos observar la
base de esta torre opuesta a la de la
fase anterior y equidistante con
ella,
prácticamente
del
Fig. 12. Base de la torre opuesta a la de la
fase anterior. Fotografía: J. Limorti Guill.
mismo
tamaño. Estas torres se construyen
en las intersecciones o puntos de
inflexión de las murallas. De la
torre encontrada recientemente, a
medida que se iba excavando iba
saliendo a la luz el grosor de sus
paredes,
hasta
profundidad
conocer
llegar
a
una
suficiente
para
perfectamente
sus
Fig. 13. Reconstrucción de la torre. Fotografía: J.
Limorti Guill.
dimensiones y poder proceder a su
reconstrucción, elevándola como la
torre de la fase anterior.
El castillo original, de la época de
los almohades, parecía ser de tapial
(tierra compactada y revestida con
una capa de mortero de cal), pero
en la época cristiana ha hace más
sólida al revestir esta primera
construcción con piedra. Parece
Fig. 14. Nuevos muros que salen a la luz, en la
ladera explorada. Fotografía: J. Limorti Guill.
13
que se delimitan perfectamente las dos etapas en los descubrimientos que se van
haciendo.
También hay nuevos muros que están saliendo a la luz y que se están estudiando
detenidamente por el equipo de arqueólogos, todavía no han llegado a conclusiones
definitivas pero pueden llegar a ser hallazgos no esperados y de grandes dimensiones.
Una de las laderas todavía se está descubriendo, mientras que en la otra ya se está
procediendo a la consolidación y reconstrucción total acorde a las instrucciones de los
técnicos.
Nuevos
descubrimientos
excavaciones
nos
hacen
con
las
ver
más
realistamente las dimensiones de nuestra
fortaleza. Recientemente ha salido a la
luz un antemural, que servía como
segunda muralla de protección para
hacer más segura la fortaleza y disuadir a
los
enemigos.
De
este
antemural,
solamente quedaban pequeñísimos restos
a la vista.
Fig. 15. Antemural. Fotografía: J. Limorti
Guill.
Hasta ahora, y a la espera de la finalización de la segunda fase, y comienzo de la tercera
y última fase, estos son los descubrimientos y pasos que se han ido siguiendo en la
reconstrucción del castillo de Almizra.
14
Primer BIC de la Comunidad Valenciana con categoría de “Sitio
Histórico”
En noviembre de 2013, las obras de la primera fase, fueron visitadas por Santiago
Varela y José Luis Simó, los cuales tienen grandes conocimientos y responsabilidad en
el ámbito territorial de Patrimonio de Alicante. Ellos acudieron para dar su valoración y
aprobación a la obra realizada hasta ese momento.
El 24 de marzo de 2014, Marta Alonso, Directora General de Cultura de la Generalidad
Valenciana visitó por primera vez la reconstrucción del castillo, que ya se avanza en su
segunda fase, y habló sobre las posibilidades que tiene el castillo y de las futuras
intervenciones para que quede en condiciones y pueda ser visitado por todo el mundo,
para conocer el lugar y su historia, plagada de interesantes episodios que hacen al
castillo de Almizra singular en muchos aspectos.
Con la finalización de las tres fases previstas en la reconstrucción del castillo, se espera
tenerlo terminado de cara al 2015. Este será el lugar reconstruido, al menos en parte,
donde se firmó el Tratado de Almizra, y, debido al cual, todavía hoy en día, se
mantienen las fronteras lingüísticas del castellano y el valenciano. Para ello se ha
contado con el apoyo de los organismos oficiales de la Comunidad Valenciana, y el
esfuerzo que la Consellería ha hecho para comenzar esta restauración y reconstrucción
de del patrimonio.
El Diario Oficial de la Comunitat Valenciana, publicó el pasado seis de junio la
resolución por la que se incoa el expediente para declarar Bien de Interés Cultural
(BIC), con la categoría de “sitio histórico” el Puig de Almizra y su entorno. La decisión
es de una trascendental importancia, por tratarse del primer Bien de Interés Cultural,
con categoría de “sitio histórico” en toda la Comunidad Valenciana.
“Sitio Histórico” es una de las categorías que la Ley 4/98 del Patrimonio Cultural
Valenciano establece para los BIC. Así el Puig de Almizra pasa a formar parte de la
Sección Primera del Inventario General del Patrimonio Cultural Valenciano, reservada
para aquellos bienes que tienen una singularidad especial. Con esta protección
patrimonial se determinan los valores del “Sitio Histórico” y se fijan las normas para su
protección.
15
El Puig de Almizra es de gran importancia histórica, pues como ya cuenta la historia
anteriormente escrita, aquí tuvo lugar la entrevista entre Jaime I y el infante Alfonso de
Castilla, que dio lugar al tratado de Almizra, que puso fin a la contienda fronteriza
castellano-aragonesa al fijar definitivamente la frontera.
Lugares con especial protección
Los lugares vinculados al tratado de Almizra y que a partir de ahora gozarán de especial
protección por parte del Gobierno Valenciano son: El Puig donde se asienta el castillo y
donde se firmó el Tratado. El monte próximo al Puig llamado “La Fantasmeta”, donde
se encuentran los restos de una torre vigía, vinculada a la defensa del castillo, así como
gran número de ruinas de muros de mampostería que podrían haber conformado un
poblado vinculado a la torre. Otro lugar que gozará de especial protección es el
petroglifo entre las dos elevaciones anteriores “Les Graelletes”, en el que se observan
inscripciones heráldicas en forma de palos, como uno de los posibles lugares del
asentamiento de las tropas de Aragón. Por último, el paraje denominado “El Real”, a los
pies del Puig de Almizra, planicie por donde discurre el que fue camino entre Villena,
Alcoy y Bocairente y la acequia Mayor que serviría de abastecimiento de agua a la tropa
de Castilla. Todos ellos están clasificados como suelo no urbanizable por el Plan
General de Ordenación Urbana del municipio.
Fig. 16. Plano de las zonas protegidas. Fotografía: BOE.
16
Casas y masías en el entorno del castillo
Se protegen también las edificaciones existentes en el lugar, puesto que en el sitio
histórico se encuentran los siguientes inmuebles: el castillo de Almizra (Bien de Interés
Cultural con categoría de monumento). Pertenece a la misma fortificación la llamada
“torre de Campo de Mirra” citada anteriormente, que se encuentra adosada a la ermita
de San Bartolomé. A partir de ahora la ermita y la casa del ermitaño serán declaradas
“Sitio Histórico”, cuando ya gozaban de la calificación de Bien de Relevancia Local.
Por lo que respecta a las casas objeto de calificación como “sitio histórico”, se
establecen las “Masías del Real”, antiguas casas de labranza construidas a partir del
siglo XVI, de arquitectura popular. La “Casa de Les Monges”, el caserío de “Les
Penyetes”, “la Casa del Batle” o de la Batlia, la Acequia Mayor del valle, con categoría
de espacio etnológico, que recoge las aguas del Vinalopó desde el azud del término
municipal de Benejama, así como el Calvario y el cementerio.
Desde la Dirección General de Cultura se está trabajando actualmente con el
Ayuntamiento de Campo de Mirra para mejorar la visitabilidad, tanto del castillo como
del municipio, para reforzar su atractivo turístico y cultural, ya que se trata de uno de los
enclaves más importantes de la provincia de Alicante.
17
Galería fotográfica
Antiguas ruinas del castillo
Fig, 17-23. Antiguas murallas y estancias de la fortaleza. Fotografías: Guía de Castillos de
Alicante.
18
Fig 24, Antiguas murallas del castillo.
Fotografía: Guía de Castillos de Alicante.
Fig 25, Torre adosada a la ermita de San
Bartolomé, entre las ruinas del Castillo de
Almizra. Fotografía: Rev. Festes Majors
en Honor a Sant Bertomeu i els Sants de
la Pedra, Camp de Mirra, agosto 1986.
Fig 25, Antiguas murallas del castillo de
Campo de Mirra. Fotografía: Rev. Festes
Majors en Honor a Sant Bertomeu i els
Sants de la Pedra. Campo de Mirra, agosto
2001.
19
Reconstrucción
Fig 26-31. Conjunto de imágenes de la reconstrucción del castillo en sus distintas fases y
laderas. Fotografías: Don José Limorti Guill, párroco de Campo de Mirra.
20
Fig 32, 33, 34. Conjunto de imágenes de la reconstrucción del castillo en sus distintas fases y
laderas. Fotografías: Don José Limorti Guill, párroco de Campo de Mirra.
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