HISTORIA Y GESTIÓN DEL PATRIMONIO ARTÍSTICO El castillo de Almizra El Puig de Almizra: Bien de Interés Cultural, con categoría de sitio histórico. Alba Martínez Hernández 3ºA Historia del Arte ÍNDICE Procedencia del topónimo Almizra 2 Importancia histórica del lugar 3 Primeras intervenciones arqueológicas 6 Intervenciones recientes 11 Primer BIC de la Comunidad Valenciana con categoría de “Sitio Histórico” 15 Lugares con especial protección 16 Casas y masías en el entorno del castillo 17 Galería fotográfica 18 Antiguas ruinas del castillo 18 Reconstrucción 20 Bibliografía 22 Fuentes escritas 22 Páginas web 23 1 Procedencia del topónimo Almizra Desde la primera edición impresa del “Llibre del Feits” de Jaime I en 1557 los historiadores que escribieron en castellano utilizaron la forma Almizra, mientras que en valenciano sería más correcto escribir Almiçra. La procedencia árabe del topónimo ya se citaba en el informe que la Real Academia de la Historia redactó en 1926 e hizo llegar al alcalde de Campo de Mirra, aunque sin atreverse a concretar su significado. En realidad, este informe no pretendía otra cosa que desmentir que el nombre de la población tuviera algo que ver con la mirra. Los filólogos e historiadores modernos, que coinciden en la procedencia árabe del nombre medieval, tampoco se han puesto de acuerdo sobre su significado y aportan diversas interpretaciones. Cabanes Pecourt sostenía en 1981 que el nombre venía de Al-Misra, por lo que podría traducirse como “el señor”, “el propietario” o “el jefe”. Carme Barceló Torres se decantaba por pensar en 1982 que procedía de al-misrán, es decir, “los dos límites” o “las dos comarcas”. Recientemente David Garrido ha apuntado la posibilidad de que el topónimo fuera Almisrà, derivado del árabe al-mazraa, que daría su significado de “campo”. Curiosamente, Campo de Mirra se denominó Campo hasta 1849. Esto se aprecia también en las anotaciones sobre el “Despoblado de Almizra” donde se registraba que: “en las inmediaciones de la partida de Campo había un pueblo grande con su Castillo llamado Almizra”. Castillo Término municipal de Campo de Mira. 2 Importancia histórica del lugar Desde lo alto del cerro de San Bartolomé, en Campo de Mirra, se aprecian tierras de cuatro provincias: Alicante, Murcia, Albacete y Valencia; pero para ello es necesario posarse en su cumbre, a 685 metros de altura, entre los restos de las ruinas del castillo de Almizra. Si desde allí se mira al suroeste se ven, en parte, los términos municipales de Villena, Yecla o Caudete, tres poblaciones de habla castellana. Hacia el noroeste se distinguen Campo de Mirra, Benejama, Bañeres y se divisa algo del término de Bocairente, poblaciones que como Biar, al sur, son de habla valenciana. Las diferencias lingüísticas no son casuales. En cierto modo, son el legado cultural de un suceso político del siglo XIII: la frontera que el 26 de mayo de 1244 pactaron en ese mismo castillo los antiguos reinos de Valencia y Murcia, incorporados a las Corona de Aragón y Castilla respectivamente. El Tratado de Almizra lo firmaron Jaime I el Conquistador y el infante castellano Alfonso, hijo de Fernando III y posterior rey Alfonso X el Sabio. El primero tenía treinta y seis años; el segundo veintitrés. Tras la conquista de Baleares por la Corona de Aragón, el rey Jaime I había emprendido con éxito la del Reino de Valencia, pero las negociaciones que los castellanos tenían abiertas en 1244 con el alcaide musulmán de Fig. 1. Momento de la firma del Tratado de Almizra, entre Alfonso X y Jaime I. Fotografía: Representación del Tratado (Campo de Mirra). Játiva para que les entregase esta plaza, hizo que Jaime I pretendiera Villena, Sax, Caudete y Bugarra. La conquista de Játiva correspondía al Reino de Valencia; la de Villena, Sax, Caudete y Bugarra, que acabaron entregándose a Jaime I, incumbía a Castilla. Aunque las relaciones políticas seguían siendo amistosas (prueba de ello, era el acuerdo de matrimonio entre el infante Alfonso con la todavía niña Violante, hija de Jaime I y su segunda esposa Violante de Hungría), el peligro de entrar en guerra llevó a unos y a otros a concretar una entrevista de urgencia en marzo de 1244. Como lugar de encuentro se escogió el castillo de Almizra, que estaba ya en poder del Reino de Valencia. 3 Durante siglos, sólo una fuente proporcionó información de lo que ocurrió en su recinto: la “Crònica” o “Llibre dels Feits” de Jaime I. El relato comienza a ocuparse de la cita con la solicitud de Alfonso a Jaime I: “Envia’ns messatge l’infant don Alfonso que es volia ver ab nós, e pregà’ns que li exíssem a Almiçra”. Así lo narra Jaime I en la “Crònica”, él acudió al encuentro acompañado de sus hombres de confianza y de su esposa Violante. Jaime I, invitó al infante a aposentarse en el castillo, pero éste prefirió acampar con sus tiendas a la falda del monte, “al peu del puig d’Almiçra”. El juego diplomático lo abordaron las dos partes con distinto estilo. Mientras que Jaime I asumió personalmente las negociaciones, el infante Alfonso delegó en el Maestre de Uclés y en Diego de Vizcaya. Con ello no sólo confiaba el peso de su estrategia a las habilidades de los dos colaboradores más experimentados sino que evitaba la adopción de decisiones inmediatas, puesto que sus embajadores demoraban respuestas con la excusa de tenerlas que consultar con el infante. La disputa sobre Játiva, cuya plaza llegaron a reclamar los emisarios castellanos como dote de la hija de Jaime I al futuro matrimonio con el infante, centró las discusiones y obligó al Conquistador a poner su ardor en la defensa de esta población. Jaime I dio de sí mismo en la “Crònica” una imagen de dureza en el debate, hasta el punto de atribuirse una amenaza a los castellanos: “Qui en Xátiva volrà entrar sobre nós haurá de pasar”. La tensión llega a tal extremo que ordenó, en cierto momento, ensillar la caballería con el propósito de regresar a sus posiciones. Sólo las lágrimas de Violante de Hungría y su insistencia en la necesidad de llegar a una Fig. 2. Ilustración de F. Blanch de una escena de Almizra en 1244. solución pacífica aportaron calma, lo que forzó también a Uclés y Diego de Vizcaya a comunicar a Alfonso la oportunidad de replantear sus peticiones. El desenlace no fue más que una cesión de ambas partes: Alfonso renunció a Játiva y, a cambio, recuperaba Villena, Sax, Caudete y Bugarra. El encuentro se resolvía con el trazado de una frontera que, según la “Crònica”, corría desde Almizra por Biar, Castalla y Jijona hasta conectar 4 con el mar. Tras redactar las cláusulas del convenio, el escribano anotó la fecha: “Data Almiçrano cum ibi haberent colloquium séptimo kalendas Aprilis anno MCCXL quarto era MCCLXXX secunda”, lo que vertido al calendario actual equivale al 26 de marzo de 1244. Las consecuencias políticas del encuentro pueden deducirse sobre cualquier mapa que represente frontera. esta Castilla aseguraba su salida Fig. 3. Límites del Tratado de Almizra. al mar a través del Reino de Murcia y cerraba el avance de un posible competidor, militarmente respetable, en la futura conquista del sur peninsular. A la Corona de Aragón, en cambio, la solución le frenaba por ese extremo, y sin posibilidades pues, de extenderse hacia el oeste, donde lindaba con Navarra y Castilla, cualquier acción futura de expansión, pasaba por una de estas dos opciones: cruzar el mar Mediterráneo o vulnerar los pactos1. 1 Cabe destacar que Jaime I nunca violó esos pactos, y así lo narra él mismo en el “Llibre dels Feits”: “…havíem convinences amb lo rey de Castella e havíem partides les terres ja en temps de nostre pare e son avi, e quel Castell era de la sua partida, perquè la convinença que nós li havíem feyta no la volíem trencar…”. 5 Primeras intervenciones arqueológicas A espaldas de la ermita de San Bartolomé en lo alto del Puig de Almizra, se conservaban los restos de una “pequeña fortificación” en la que J.M Soler García inició alguna exploración, allá por el año 1952, a pesar de que no fue hasta 1981 cuando acometió una primera campaña de excavaciones arqueológicas, continuada por V. Sebastián Fabuel, en sucesivas campañas desarrolladas entre los años 1982 y 1988. Estas primeras intervenciones arqueológicas permitieron documentar dos fases de ocupación humana. La más antigua, de momentos prehistóricos y adscrita a la Edad del Bronce (II milenio a.C.), y la más reciente que corresponde a la ocupación andalusí en un momento de finales del siglo XI o principios del siglo XII. Fase andalusí asociada a la construcción del pequeño recinto fortificado que, con ciertas modificaciones perduró hasta principios del siglo XVI. Torre Incluso en los primeros años del siglo XVII, todavía quedaban vestigios visibles del castillo de Almizra2. Fue apenas unos años más tarde cuando empezaron a apreciarse unas ruinas en estado alarmante, de las que apenas permanecía en pie una torre de base cuadrada, disimulada con un tejado, a la que se le adosó la ermita de San Bartolomé, en el cerro del mismo nombre. V. Sebastián Fabuel, en el informe que presentó en el I Fig. 4. Torre adosada a la ermita de San Bartolomé, entre las ruinas del Castillo de Almizra. Fotografía: Rev. Festes Majors en Honor a Sant Bertomeu i els Sants de la Pedra, Camp de Mirra, agosto 1986. Congreso de Arqueología Medieval de Huesca en 1985 sobre sus excavaciones de 1982, aseguró que esta torre data del siglo XIV3. En diversos escritos, el arqueólogo observa que, en su construcción, se utilizaron sillares, sillarejo basal y mampostería, materiales típicamente cristianos4. La alusión 2 Como aproximación a la historiografía de esta fortificación, FERRÁNDIZ LOZANO, José, El castillo de Almizra: del esplendor histórico a la ruina monumental. Rev. Castells, nº1. Asociación Española de Amigos de los Castillos, Sección Provincial de Alicante. Noviembre, 1991. Pp 20-24. 3 SEBASTIÁN FABUEL, Vicente. El Castell d’Almizra. Actas del I Congreso de Arqueología Medieval Española, tomo III. Abril 1985. Diputación General de Aragón. Pp 201-219. 4 SEBASTIÁN FABUEL, Vicente. Yacimiento medieval del Castell d’Almizra. Rev. Festes Majors en Honor a Sant Bertomeu i els Sants de la Pedra. El Camp de Mirra, agosto 1986: y Trabajos de 6 pues, a varias torres nombradas en el documento anterior, del año 1264, habría que atribuirlas a otras anteriores a esta. La existencia de una de ellas pudo comprobarla Sebastián Fabuel en otro punto del recinto, en el lado opuesto a la del siglo XIV, en el que “aparece la base de una estructura cuadrangular de menores dimensiones que podría haber pertenecido a una pequeña torre esquinera”. Fuera de notas arqueológicas, es muy curiosa, una iconografía anónima de San Bartolomé, patrón de Campo de Mirra, en la que figura a sus pies una panorámica del pueblo en la que se percibe una torre almenada pegada a la ermita. En el dibujo, el autor ha representado, sin duda, un paisaje de finales del siglo XIX o principios del XX. Por una parte, se adivina el campanario, cuya construcción debió culminarse en 1888, fecha incrustada en una de sus piedras, aunque la Iglesia ya se había inaugurado en 1875. Por otra parte, la ermita, cuyo primer documento conocido se remonta a 1609, fue reformada considerablemente en 1917 después de que la cubierta se hundiera, porque se trataba de un edificio muy antiguo. Tenía más de trescientos Fig. 5. Iconografía de San Bartolomé en la que se observa la torre adosada a la ermita. Fotografía: José Ferrándiz Lozano. años, y aunque en 1654 había sido reconstruido casi de nueva planta, sustituyendo a otra ermita de origen medieval, edificada sobre el solar del castillo de Almizra, hubo que reparar el hundimiento de la cubierta y con la reforma de 1917, la ermita quedó reconstruida totalmente y fue entonces cuando se procedió a la inauguración de la ermita actual, tal como citó J.M Francés Camús: “durante este año se construye la actual, sobre las ruinas de la antigua, aprovechando los cimientos y muros de aquella, adosada también a la vieja torre del Castillo de Almizra”, “se trata del edificio que ha llegado a nuestros días” 5. Retomando las intervenciones arqueológicas, en el año 2003, se llevan a cabo una serie de actuaciones promovidas por la parroquia de San Bartolomé, de Campo de Mirra, en recuperación histórica en el Castell d’Almizra. Asociación Española de Amigos de los Castillos, sección provincial de Alicante, tomo II. nº2, junio 1989. 5 FRANCÉS CAMÚS, Josep Miquel. L’ermita de Sant Bertomeu de la Vall d’Almizra. Rev. Festes Majors en Honor a Sant Bertomeu i els Sants de la Peda. Camp de Mirra, agosto 1986. 7 el cerro del mismo nombre, con la finalidad de poner en valor los espacios naturales del entorno y las edificaciones allí existentes. Esto conllevó a la necesidad de programar una intervención arqueológica que permitiera, por un lado, realizar un control y seguimiento de las obras a ejecutar para minimizar el impacto de estas mismas sobre los elementos del patrimonio histórico allí existentes; y, por otro lado, aprovechar la dinámica de estas mismas obras para acometer una serie de sondeos arqueológicos. Esta fue la intervención arqueológica que nos permitió acercarnos, con una mayor precisión, a la interpretación del castillo de Almizra. El recinto fue estudiado por J.M Segura y J. Torró6, quienes tras un detenido análisis de las construcciones conservadas aportaron una novedosa interpretación sobre la estructura y funcionalidad de este Fig. 6. Una de las ocho estancias de superficie reducida, perteneciente al interior de la fortaleza. Fotografía: Guía de Castillos de Alicante. castillo. La identificación de unas ocho estancias con una superficie reducida (entre 2,1 y 4,5 m²) en el interior de la fortaleza, les permitió paralelizar estas estructuras con las aparecidas en el Cabezo de la Cobertera (Abarán-Blanca, Murcia), datadas en la primera mitad del siglo XIII, y que fueron interpretadas como un granero colectivo de la aljama o comunidad campesina local, construido a finales del siglo XII o principios del siglo XIII, ante la amenaza de incursiones cristianas y la inminencia de las campañas de conquista. Esta interesante y novedosa interpretación de la funcionalidad de un pequeño recinto fortificado como el del castillo de Almizra, junto con la llamada de atención que realizaron los autores citados, respecto al riesgo de destrucción de una serie de construcciones dispersas por diversos puntos de las laderas Sur y Suroeste, hicieron que el párroco de la iglesia de San Bartolomé de Campo de Mirra, considerara necesario contar, como medida preventiva, con un control arqueológico de las obras. Asistencia técnica encargada a la empresa Trabajos del Patrimonio Cultural, S.L., con el fin de 6 TORRÓ, J. y SEGURA, J.Mª. (2000): “El Castell d’Almizra y la cuestión de los graneros fortificados”. Recerques del Museo d’Alcoi, nº9, pp. 145-164. 8 documentar todos los restos arqueológicos que pudieran aparecer durante las obras, y durante los movimientos de tierras. Tras la solicitud para realizar los trabajos arqueológicos a la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Consellería de Cultura, y la concesión del permiso, con fecha 12 de marzo de 2003, dieron comienzo los trabajos que tuvieron como preliminares la realización de una prospección de todas las laderas del cerro con el objeto de identificar nuevos restos de muros no recogidos en la topografía de Torró y Segura (2001)7; habiéndose localizado más restos de construcciones realizadas en tapial de mampostería con mortero de cal, así como un muro de fábrica ciclópea en la ladera Este; y otros con la técnica del tapial, en la ladera Noroeste. Toda esta intervención arqueológica, corroboró la acertada interpretación de Torró y Segura (2001) Fig. 7. Antiguas murallas del castillo de Campo de Mirra. Fotografía: Rev. Festes Majors en Honor a Sant Bertomeu i els Sants de la Pedra. Campo de Mirra, agosto 2001. respecto a la existencia de un recinto mayor alrededor del reducto superior fortificado. Recinto identificado con la villa medieval de Almizra, citada en las fuentes documentales (Sebastián Fabuel, 1986)8. Espacio que viene a ocupar una superficie de unas 3 Ha., en el que ya es posible afirmar la existencia de viviendas y estancias diversas, con sus pavimentos, bancos, cocinas, canalizaciones, etc., organizadas entorno a patios y calles. Junto a las construcciones domésticas o relacionadas con viviendas, se documentó, un muro de considerables dimensiones, dotado de un potente contrafuerte exterior. Hecho que permite suponer que esa construcción no correspondía a una vivienda, sino más bien a un edificio con la suficiente envergadura en planta y alzado para que tuviera necesidad de contrarrestar los empujes de la cubierta mediante contrafuertes. La poca superficie excavada, no permitía la identificación funcional de este edificio. 7 SEGURA, J.Mª. y TORRÓ, J. (2001): “El Castell d’Almizra (Campo de Mirra, Alto Vinalopó)”. Castillos y torres en el Vinalopó, pp. 45-50. 8 SEBASTIÁN FABUEL, Vicente (1986): “El Castell d’Almizra”. I Congreso de Arqueología Medieval Española, vol. III, pp. 201-219. 9 Todos estos elementos permitieron definir un poblado en altura, con un amplio dominio visual sobre las tierras llanas de los valles de Benejama y Biar. Núcleo de naturaleza urbana del que ignoramos si estaba cercado por algún elemento defensivo, dado que los muros que fueron puestos en relación con una posible cerca se confirmaron como paredes perimetrales de viviendas. Correspondería al asentamiento islámico cuya fundación perteneciente al siglo XII, tal y como confirmaron los fragmentos cerámicos encontrados. Fue un núcleo en el que a finales del siglo XII o principios del XIII, la aljama de Almizra procedió a la construcción de un granero colectivo fortificado para proteger sus cosechas ante la amenaza de incursiones cristianas y la inminencia de las campañas de conquista. Construcción identificada por J. Torró y J.Mª Segura (2000) con los restos del hasta entonces castillo de Almizra. Tras la conquista cristiana, la villa de Almizra siguió ocupada, tal y como vienen a manifestar los materiales arqueológicos aparecidos. Los cuales hay que situar en la segunda mitad del siglo XIII. 10 Intervenciones recientes En los primeros meses del año 2013, se empezó a llevar a cabo la primera fase, de las tres previstas, para la reconstrucción del castillo de Almizra. Se empezaron a ver las primeras piedras de este nuevo castillo, ya que anteriormente solo se podían observar sus ruinas. Gracias al minucioso trabajo de los arqueólogos y arquitecto, fueron saliendo a la luz aquellos vestigios que en un tiempo formaron uno de los más importantes asentamientos musulmanes de los siglos XI y XII del Alto Vinalopó, incluso con la llegada de Jaime I, que siguió manteniendo su importancia como fortificación9. Parte de las laderas este y norte del promontorio, fueron mostrando las ruinas de lo que en un tiempo fue el gran edificio fortificado, el castillo de Almizra, que casi con toda seguridad y Fig. 8. Recinto de la reconstrucción actual. Fotografía: Don José Limorti Guill, párroco de Campo de Mirra. como advirtieron los arqueólogos, sería mucho más amplio de lo que allí se estaba estudiando, ya que en puntos alejados de este mismo lugar, se aprecian muros ocultos entre la vegetación, que se supone, pertenecerían a las murallas del castillo. Es sorprendente para los arqueólogos el nivel de destrucción en el que ha quedado la antigua fortaleza de Almizra. Sin duda alguna, no hubo piedra de este emblemático lugar que no fuera reutilizada, seguramente por todos los habitantes del valle. Una cantera natural a la que solamente había que arrancarle las piedras ya talladas y preparadas para las nuevas construcciones de la zona. De todos modos los pocos vestigios que nos han quedado seguramente darán suficiente material para reconstruir totalmente la historia de aquel tiempo, la cual perdura en la frontera lingüística del presente. 9 PONS J. Luis y PUIG J. Juan. Programa de Fiestas de Camp de Mirra, 2013. “Els assentaments d’Almizra durant els anys 1261-1274. (I)”. 11 El derrumbe de una de las partes de la edificación, formo un terraplén que dejó ocultos aspectos del mismo y que los trabajos de desescombro y excavación que se realizaron en 2013 para la reconstrucción de la primera fase, fueron sacando a la luz. Tal es el caso de un cubo o torre situada en el giro de la muralla, que sin duda servía de contrafuerte para la misma, al mismo tiempo que hacía el papel de torre de vigilancia. Es interesante apreciar como la muralla está construida con la técnica del tapial, formada por "cal y cantos", es decir con cal y grava en su interior formando un hormigón durísimo, pero forrada con piedras para hacerla más sólida. Figs. 9. 10. 11. Muralla y torre de la primera fase. Fotografías: Don José Limorti Guill, párroco de Campo de Mirra. La empresa de arqueología ARPA tiene la misión de interpretar lo que se va descubriendo, el arquitecto de la segunda fase, Israel Agulló Giménez, es el responsable de la consolidación y reconstrucción y la empresa ESDAL es la encargada de la ejecución de la obra. Ya entrados en el año presente y con la segunda fase del proyecto en marcha, se ha ido descubriendo la parte sur-oeste y ya se va perfilando la estructura de lo que fue uno de los lugares más importantes de la zona en el siglo XIII. Es un yacimiento arqueológico que no para de darnos sorpresas para mayor conocimiento de la historia pasada de nuestra comarca. Una moneda castellana del tiempo de Alfonso X el Sabio parece que 12 ha aparecido, según los primeros indicios, y que reafirma lo que ya conocemos hasta ahora. Uno de los descubrimientos que se esperaba, pero que no se podía confirmar hasta que no se hiciese la excavación pertinente, era el de una torre situada en el lado opuesto a la anterior. Una vez realizada la excavación, podemos observar la base de esta torre opuesta a la de la fase anterior y equidistante con ella, prácticamente del Fig. 12. Base de la torre opuesta a la de la fase anterior. Fotografía: J. Limorti Guill. mismo tamaño. Estas torres se construyen en las intersecciones o puntos de inflexión de las murallas. De la torre encontrada recientemente, a medida que se iba excavando iba saliendo a la luz el grosor de sus paredes, hasta profundidad conocer llegar a una suficiente para perfectamente sus Fig. 13. Reconstrucción de la torre. Fotografía: J. Limorti Guill. dimensiones y poder proceder a su reconstrucción, elevándola como la torre de la fase anterior. El castillo original, de la época de los almohades, parecía ser de tapial (tierra compactada y revestida con una capa de mortero de cal), pero en la época cristiana ha hace más sólida al revestir esta primera construcción con piedra. Parece Fig. 14. Nuevos muros que salen a la luz, en la ladera explorada. Fotografía: J. Limorti Guill. 13 que se delimitan perfectamente las dos etapas en los descubrimientos que se van haciendo. También hay nuevos muros que están saliendo a la luz y que se están estudiando detenidamente por el equipo de arqueólogos, todavía no han llegado a conclusiones definitivas pero pueden llegar a ser hallazgos no esperados y de grandes dimensiones. Una de las laderas todavía se está descubriendo, mientras que en la otra ya se está procediendo a la consolidación y reconstrucción total acorde a las instrucciones de los técnicos. Nuevos descubrimientos excavaciones nos hacen con las ver más realistamente las dimensiones de nuestra fortaleza. Recientemente ha salido a la luz un antemural, que servía como segunda muralla de protección para hacer más segura la fortaleza y disuadir a los enemigos. De este antemural, solamente quedaban pequeñísimos restos a la vista. Fig. 15. Antemural. Fotografía: J. Limorti Guill. Hasta ahora, y a la espera de la finalización de la segunda fase, y comienzo de la tercera y última fase, estos son los descubrimientos y pasos que se han ido siguiendo en la reconstrucción del castillo de Almizra. 14 Primer BIC de la Comunidad Valenciana con categoría de “Sitio Histórico” En noviembre de 2013, las obras de la primera fase, fueron visitadas por Santiago Varela y José Luis Simó, los cuales tienen grandes conocimientos y responsabilidad en el ámbito territorial de Patrimonio de Alicante. Ellos acudieron para dar su valoración y aprobación a la obra realizada hasta ese momento. El 24 de marzo de 2014, Marta Alonso, Directora General de Cultura de la Generalidad Valenciana visitó por primera vez la reconstrucción del castillo, que ya se avanza en su segunda fase, y habló sobre las posibilidades que tiene el castillo y de las futuras intervenciones para que quede en condiciones y pueda ser visitado por todo el mundo, para conocer el lugar y su historia, plagada de interesantes episodios que hacen al castillo de Almizra singular en muchos aspectos. Con la finalización de las tres fases previstas en la reconstrucción del castillo, se espera tenerlo terminado de cara al 2015. Este será el lugar reconstruido, al menos en parte, donde se firmó el Tratado de Almizra, y, debido al cual, todavía hoy en día, se mantienen las fronteras lingüísticas del castellano y el valenciano. Para ello se ha contado con el apoyo de los organismos oficiales de la Comunidad Valenciana, y el esfuerzo que la Consellería ha hecho para comenzar esta restauración y reconstrucción de del patrimonio. El Diario Oficial de la Comunitat Valenciana, publicó el pasado seis de junio la resolución por la que se incoa el expediente para declarar Bien de Interés Cultural (BIC), con la categoría de “sitio histórico” el Puig de Almizra y su entorno. La decisión es de una trascendental importancia, por tratarse del primer Bien de Interés Cultural, con categoría de “sitio histórico” en toda la Comunidad Valenciana. “Sitio Histórico” es una de las categorías que la Ley 4/98 del Patrimonio Cultural Valenciano establece para los BIC. Así el Puig de Almizra pasa a formar parte de la Sección Primera del Inventario General del Patrimonio Cultural Valenciano, reservada para aquellos bienes que tienen una singularidad especial. Con esta protección patrimonial se determinan los valores del “Sitio Histórico” y se fijan las normas para su protección. 15 El Puig de Almizra es de gran importancia histórica, pues como ya cuenta la historia anteriormente escrita, aquí tuvo lugar la entrevista entre Jaime I y el infante Alfonso de Castilla, que dio lugar al tratado de Almizra, que puso fin a la contienda fronteriza castellano-aragonesa al fijar definitivamente la frontera. Lugares con especial protección Los lugares vinculados al tratado de Almizra y que a partir de ahora gozarán de especial protección por parte del Gobierno Valenciano son: El Puig donde se asienta el castillo y donde se firmó el Tratado. El monte próximo al Puig llamado “La Fantasmeta”, donde se encuentran los restos de una torre vigía, vinculada a la defensa del castillo, así como gran número de ruinas de muros de mampostería que podrían haber conformado un poblado vinculado a la torre. Otro lugar que gozará de especial protección es el petroglifo entre las dos elevaciones anteriores “Les Graelletes”, en el que se observan inscripciones heráldicas en forma de palos, como uno de los posibles lugares del asentamiento de las tropas de Aragón. Por último, el paraje denominado “El Real”, a los pies del Puig de Almizra, planicie por donde discurre el que fue camino entre Villena, Alcoy y Bocairente y la acequia Mayor que serviría de abastecimiento de agua a la tropa de Castilla. Todos ellos están clasificados como suelo no urbanizable por el Plan General de Ordenación Urbana del municipio. Fig. 16. Plano de las zonas protegidas. Fotografía: BOE. 16 Casas y masías en el entorno del castillo Se protegen también las edificaciones existentes en el lugar, puesto que en el sitio histórico se encuentran los siguientes inmuebles: el castillo de Almizra (Bien de Interés Cultural con categoría de monumento). Pertenece a la misma fortificación la llamada “torre de Campo de Mirra” citada anteriormente, que se encuentra adosada a la ermita de San Bartolomé. A partir de ahora la ermita y la casa del ermitaño serán declaradas “Sitio Histórico”, cuando ya gozaban de la calificación de Bien de Relevancia Local. Por lo que respecta a las casas objeto de calificación como “sitio histórico”, se establecen las “Masías del Real”, antiguas casas de labranza construidas a partir del siglo XVI, de arquitectura popular. La “Casa de Les Monges”, el caserío de “Les Penyetes”, “la Casa del Batle” o de la Batlia, la Acequia Mayor del valle, con categoría de espacio etnológico, que recoge las aguas del Vinalopó desde el azud del término municipal de Benejama, así como el Calvario y el cementerio. Desde la Dirección General de Cultura se está trabajando actualmente con el Ayuntamiento de Campo de Mirra para mejorar la visitabilidad, tanto del castillo como del municipio, para reforzar su atractivo turístico y cultural, ya que se trata de uno de los enclaves más importantes de la provincia de Alicante. 17 Galería fotográfica Antiguas ruinas del castillo Fig, 17-23. Antiguas murallas y estancias de la fortaleza. Fotografías: Guía de Castillos de Alicante. 18 Fig 24, Antiguas murallas del castillo. Fotografía: Guía de Castillos de Alicante. Fig 25, Torre adosada a la ermita de San Bartolomé, entre las ruinas del Castillo de Almizra. Fotografía: Rev. Festes Majors en Honor a Sant Bertomeu i els Sants de la Pedra, Camp de Mirra, agosto 1986. Fig 25, Antiguas murallas del castillo de Campo de Mirra. Fotografía: Rev. Festes Majors en Honor a Sant Bertomeu i els Sants de la Pedra. Campo de Mirra, agosto 2001. 19 Reconstrucción Fig 26-31. Conjunto de imágenes de la reconstrucción del castillo en sus distintas fases y laderas. Fotografías: Don José Limorti Guill, párroco de Campo de Mirra. 20 Fig 32, 33, 34. Conjunto de imágenes de la reconstrucción del castillo en sus distintas fases y laderas. Fotografías: Don José Limorti Guill, párroco de Campo de Mirra. 21 Bibliografía Fuentes escritas BOE, pp. 59772-59780. 26-07-2014. Informe sobre la declaración como Bien de Interés Cultural (B.I.C) con la categoría de Sitio Histórico, del Puig de Almizra al municipio de Campo de Mirra. Comisión Legado Histórico, 27-10-2014. El arcipreste Ferrándis restauró la ermita de San Bartolomé en 1908. Rev. Festes Majors en Honor a Sant Bertomeu i els Sants de la Pedra. Campo de Mirra, agosto 2001. El castillo de Almizra y su entorno, será el primero en toda la Comunidad Valenciana en ser declarado como BIC (Bien de Interés Cultural), con categoría de “Sitio Histórico”. Rev. Festes Majors en Honor a Sant Bertomeu i els Sants de la Pedra. Campo de Mirra, agosto 2014. FERRÁNDIZ LOZANO, José, “Campo de Mirra: una torre a recuperar. Ficha geográfica y toponímica del castillo de Almizra”, Castells, 2 (1992), pp, 5-8. FERRÁNDIZ LOZANO, José, “Data Almizrano… Siete siglos y medio de historiografía valenciana sobre el Tratado de Almizra” (1244-1994). FERRÁNDIZ LOZANO, José, “El castillo de Almizra: del esplendor histórico a la ruina monumental”. Rev. Castells, nº1. Asociación Española de Amigos de los Castillos, Sección Provincial de Alicante. Noviembre, 1991. FERRÁNDIZ LOZANO, José, "El Tratado de Almizra, un caso de diplomacia medieval", El Salt, 1 (2004), pp. 4-9. FRANCÉS CAMÚS, Josep Miquel. “L’ermita de Sant Bertomeu de la Vall d’Almizra”. Rev. Festes Majors en Honor a Sant Bertomeu i els Sants de la Pedra. Camp de Mirra, agosto 1986. GARCÍA GUARDIOLA, Jesús y SEGURA HERRERO, Gabriel. “La Villa de Almizra a la luz de las últimas intervenciones arqueológicas”. Rev. 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