“LA CALUMNIA” Obra dramática basada en la leyenda de Hervás

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“LA CALUMNIA”
Obra dramática basada en la leyenda de Hervás:
“La Forma profanada”
Miguel Murillo Gómez.
Cuaderno de dirección
José A. Raynaud
Hervás, 2015
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PERSONAJES
(Por orden de intervención)
HERALDO
JUDÍA I
JUDÍA II
SIMÓN
MOSÉ
JUDÍA III
JUDÍA IV
JACOB
CORO DE JUDÍOS
CORIFEO
LÍA
SARA
CRIADA
REBECA
LUCAS
FERRADO
TORIBIO
JUAN SASTRE
GANAPÁN I
GANAPÁN II
LILAJ
RAQUEL
MIRIAM
ISABEL
ILANA
SALOMÉ
FRANCISCO
ELÍAS
EVA
MIRIAM
ESTER
NORA
FRAY DOMINGO
ALGUACILES
LA CELSA
CÁNDIDA
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PRIMERA PARTE
MÚSICA: OBERTURA
*PRIMERA ESCENA
Villa de Hervás a uno de Abril de 1492. Día de
mercado. Vienen vendedores de telas, de miel y
especies y de leche fresca con sus vacas.
También vemos grupos de música que tocan dulzainas
y tamboriles, charlatanes y saltimbanquis.
Un heraldo a caballo acompañado por varios
Alguaciles llega hasta una plaza de la Villa. Es
un cortejo solemne que avanza hasta situarse en la
plaza. Suenan clarines anunciando el pregón que el
heraldo pronunciará. Las gentes de Hervás se
agolpan para escuchar al heraldo.
MÚSICA: CORNETAS Y TAMBORES
HERALDO.- (Solemne tras los toques de clarines)
¡Noble Villa de Hervás! Los Reyes Fernando e
Isabel, por la Gracia de Dios, Reyes de Castilla,
León, Aragón y otros dominios de la Corona, al
Príncipe Juan, a los duques, marqueses, condes,
Órdenes Religiosas y sus Maestres, a los señores
de los castillos, caballeros, y a todos los
judíos, hombres y mujeres de cualquier edad y a
quienquiera esta carta le concierna, salud y
gracia para él.
(Toque de atención) MÚSICA: CORNETAS Y TAMBORES
Bien es sabido que en nuestros dominios existen
algunos malos cristianos que han judaizado y han
cometido apostasía contra la santa fe Católica,
siendo causa la mayoría por las relaciones entre
judíos y cristianos. Por lo tanto en el año de
1480, ordenamos que los judíos fueran separados de
las ciudades y provincias de nuestros dominios y
que les fueran adjudicados sectores separados,
esperando que con esta separación la situación
existente sería remediada, y nosotros ordenamos
3
que se estableciera la Inquisición en estos
dominios; y en el término de doce años ha
funcionado y la Inquisición ha encontrado muchas
personas culpables. Además, estamos informados por
la Inquisición y otros del gran daño que persiste
a los cristianos al relacionarse con los judíos, y
a su vez estos judíos tratan de todas maneras de
subvertir la Santa Fe Católica y están tratando de
obstaculizar a cristianos creyentes de acercarse a
sus creencias.
MÚSICA: CORNETAS Y TAMBORES
Por razón de estos crímenes, nosotros y el Consejo
de
hombres
eminentes,
caballeros
de
nuestro
reinado y de otras personas de conciencia y
conocimiento de nuestro Supremo Concejo, y después
de muchísima deliberación se acordó dictar que
todos los judíos y judías deben abandonar nuestros
reinados y que no les sea permitido nunca
regresar.
JUDÍA I.- (Susurra) ¡¿Qué será de nosotros ahora?
HERALDO.- Si alguno de estos judíos no acepta este
edicto, y es encontrado en estos dominios o
regresara a ellos, será culpado a muerte y
confiscados todos sus bienes.
JUDÍA II.- (Susurra)¡Que Dios
nosotros y de nuestros hijos!
se
apiade
de
HERALDO.- Y de igual manera, serán culpados
aquellos que guardaren a judíos y judías o los
protegieran, siendo desposeídos de sus bienes.
De esta forma, damos un plazo de liquidación de
bienes hasta finales del mes de Julio, tiempo en
el que todos los judíos y judías deberán haber
abandonado nuestros reinos y que en ese plazo no
sean molestados ni incomodados de ningún modo.
SIMÓN.- (Gritando) ¿Por qué este castigo?
MOSÉ.- (Gritando) ¿De qué crimen se nos acusa?
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HERALDO.- Dado en la ciudad de Granada el treinta
y uno día de Marzo del año de Nuestro Señor
Jesucristo de 1492. Firmado, yo, el Rey, yo, la
reina y Juan de la Colonia secretario del Rey y la
Reina que lo ha escrito por orden de sus
Majestades.
(Toque final) MÚSICA: CORNETAS Y TAMBORES
Mientras el cortejo se retira, los vecinos que
asisten a la lectura del edicto reaccionan de
formas diversas. Unas mujeres judías lloran y
gimen desconsoladas. Los hombres cabizbajos se
echan miradas de perplejidad. Alguno intenta
protestar pero es reducido por los Alguaciles.
MOSÉ.- ¿A dónde iremos si todo lo que tenemos está
en este lugar, en las tierras de Hervás?
JUDÍA III.- Moriremos lejos de nuestras casas, de
nuestra patria abandonados en tierras extrañas.
JUDÍA IV.- (Grita desesperada) ¡Piedad! ¡Piedad!
TODAS LAS MUJERES: ¡Piedad!
SIMÓN.- (A los demás erigiéndose en líder) ¡Dejad
de gemir como niñas asustadas!
JACOB.- ¡No consentiremos semejante atropello!
MOSÉ.- ¡Levantémonos contra esta injusticia!
TODOS.- ¡Levantémonos!
MOSÉ toma una piedra e intenta arrojarla contra el
Heraldo que está abandonando el lugar. Otros
judíos le imitan pero la presencia de los
Alguaciles armados les hace desistir de su intento
de agresión.
Todos salen corriendo hacia sus hogares.
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PRIMERA INTERVENCIÓN DEL CORO
MÚSICA: CORO
CORO DE JUDÍOS.- Quiere Yavhé que volvamos a errar
sin patria. Que las raíces de nuestras cosechas se
sequen sin darnos provechos.
CORIFEO.- Así fue en la Antigüedad y así será a
partir de ahora. ¿A dónde irá tu pueblo, Dios de
la justicia?
CORO DE JUDÍOS.- Nuestros hijos y nuestras hijas
no conocerán el hogar de sus padres y de sus
abuelos. Sólo nos espera la oscuridad de una
tierra extraña.
CORIFEO.- ¿En qué lugar te escondes Tierra de
Promisión?
¿Cuándo
acabaremos
de
penar
por
nuestros pecados?
CORO DE JUDÍOS.- La Tierra no es lugar para
nosotros. El camino es nuestra patria y nuestros
enemigos celebran nuestra partida en cada recodo.
¿Por qué nos castigas, Yavhé, de nuevo? ¿Por qué
castigas a tu pueblo?
CORIFEO.- ¡La Tierra no es lugar para nosotros!
CORO DE JUDÍOS.nosotros!
¡La
Tierra
no
es
lugar
para
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*SEGUNDA ESCENA
MÚSICA: LA NOCHE
Anochece en la Villa de Hervás. Desde el Pinajarro
el viento suaviza los primeros calores de una
Primavera que llena de esplendor todo el valle del
Ambroz.
Sara, una mujer judía, sale al camino preocupada.
La acompaña Lía, su cuñada, y una criada de la
casa. Sara mira hacia el horizonte queriendo
descubrir al caminante que no acaba de aparecer.
Detrás de Sara vemos llegar a Jacob, su hijo, un
joven que apenas ha salido de la adolescencia.
JACOB.- (A las mujeres) Madre... ¿Qué hacéis aquí?
Volved a casa. Está la noche cayendo y este
camino no es el mejor lugar para nosotros…
Volved.
LÍA.- He intentado detenerla, Jacob, pero no he
podido. Tu madre se muere de impaciencia por
saber algo de tu padre. (A Sara) Jacob tiene
razón… deberíamos volver a casa.
SARA.- (A Lía) ¿No te preocupa
sucederle a tu hermano, Lía?
lo
que
pueda
LÍA.- Me preocupa tanto como a ti, Sara, pero tu
hijo tiene razón… No podemos estar aquí.
SARA.- (Suplica a Jacob) Un rato más. Sólo un
rato. Tu padre tiene que regresar pronto.
Igual se ha entretenido en el camino. O le ha
surgido en Béjar algún asunto que le retrasa…
JACOB.- Madre, que la noche está encima. Padre
sabrá qué hacer pero no podemos estar aquí…
Los vecinos hablan de la ronda de Ferrado. Van
borrachos y no respetan a nadie.
SARA.- ¿A nadie? ¡A ningún judío querrás decir!
Nos acosan, nos insultan y se comenta que han
entrado en las casas cerradas de los que ya se
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fueron, saqueándolas… ¿Pero qué les
ocurriendo? ¿Qué está ocurriendo en
pueblo?
está
este
JACOB.- (Tirando de su madre) Vamos a casa.
LÍA.-(A Sara) Haz caso a tu hijo, Sara…
Cuando se dan la vuelta para volver a su casa,
escuchan cómo se acerca alguien y se detienen
temerosos.
SONIDO: VIENTO
SARA.-¿Quién va? ¿Eres tú, Mosé? ¿Eres tú, esposo
mío?
JACOB.-(Intenta tirar de su madre) No hay nadie,
madre. Es el viento que mueve las copas de los
castaños. Vamos.
SARA.- (Se resiste a marchar) ¿Eres tú, esposo?
Una figura que se oculta en las sombras y viene
embozado con sus ropas, se adelanta. Es Rebeca,
vecina de Sara. Llega fatigada y en muy mal
estado.
SARA.- ¡Rebeca! ¿Qué ha ocurrido? ¿De dónde sales?
REBECA.- Era una trampa, Sara. Todo era un engaño.
SARA.- ¿Dónde está tu marido?
REBECA.- Las palabras del Duque de Béjar escondían
una trampa.
SARA.- Pero si fueron a negociar con él.
REBECA.- Así es. Fueron a negociar con el Duque la
venta de nuestras posesiones pero él tenía
otros planes…
LÍA.- ¿Dónde está mi hermano?
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REBECA.- Preso en las cárceles del Duque junto a
todos los hombres que iban con él.
LÍA.- (Abrazándose a Sara) Está preso, Sara… ¡Oh,
Dios! ¿Qué va a ser de nosotros?
JACOB.- ¿Presos? ¿Por qué?
REBECA.- Nada más empezar la negociación sobre la
venta de nuestras propiedades según el decreto
de expulsión, Don Álvaro, el Duque, mostró un
pliego en el que les exigía su conversión al
cristianismo…
JACOB.- ¿Cómo?
REBECA.- ¡Nuestra conversión! Y se nos prohibía la
salida de sus tierras.
LÍA.- Somos judíos, nuestros padres eran judíos y
nuestros
abuelos.
¿Por
qué
quieren
que
reneguemos de nuestra fe?
SARA.- No comprendo nada. El edicto de los Reyes
es muy claro. Tenemos que abandonar España
antes del 31 de Julio… bajo pena de muerte.
REBECA.- Eso le dijeron al Duque pero respondió
diciendo que no podemos marcharnos todos de
Hervás, porque nos necesita.
JACOB.- ¿Y por eso los encarcela?
REBECA.- Se negaron a firmar el pliego aceptando
la conversión. Tu padre expuso con firmeza su
decisión de marchar de España antes de abjurar
de su fe judía…
SARA.- ¿Cómo has sabido todo esto, Rebeca?
REBECA.- Así me lo contó mi marido antes de que lo
condujeran hacia las cárceles. Llevo dos días
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caminando sola en las sierras. Hay que avisar
a todos los demás.
SARA.- (Asustada) Están presos… ¿Os dais cuenta?
¡Presos! ¿Qué va a ser de nosotros? No queda
tiempo para marchar y están en juego nuestras
vidas.
REBECA.- Hasta que no consientan en abjurar de su
fe judía, no saldrán de esas terribles
mazmorras.
JACOB.- ¡Hijos de mala
quieren de nosotros?
madre!
¡Traidores!
¿Qué
REBECA.- Quieren nuestras pertenencias. Todo lo
que tenemos. El Duque ha elegido a los que más
tierras tienen para arrebatárselas…
SARA.- No puede hacerlo.
REBECA.- ¿Quién se lo impide? Sólo quiere eso.
Dice que le son útiles pero sólo quiere
tenerlos
allí
encerrados
hasta
que
los
expolie. Después… sólo Dios sabe qué hará con
ellos, con nosotros.
SARA.- El edicto de los Reyes Católicos dice muy
claramente que nuestras posesiones pasan a la
Casa Real… ¿Qué intenta Don Álvaro, el Duque,
con este robo? ¿Contravenir la orden real?
Se escuchan cascos de caballos que se acercan por
el camino. Sara, Lía, Jacob y Rebeca corren hacia
sus casas al escuchar los caballos.
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*TERCERA ESCENA
Cuatro hombres a caballo llegan hasta este punto
del camino. Son Ferrado de Moreruela y sus amigos,
Toribio, Juan Sastre y Lucas. Vienen eufóricos y
medio borrachos. Les acompañan dos Ganapanes que
traen antorchas encendidas.
LUCAS.- (Olfatea como un sabueso) Huelo a perros
judíos. ¿Dónde os escondéis? Salid… Salid de donde
estéis… víboras.
FERRADO.- (Señala hacia las casas de los judíos)
¿Qué me decís ahora? Todo esto será nuestro… y las
viñas…
y
esas
tierras
ricas
en
cosechas…
¡Nuestras! ¿Y sabéis cómo serán nuestras?
TORIBIO.(Grita
entusiasmado)
¡Por
la
mano
generosa de sus majestades los Reyes, doña Isabel
y don Fernando a quien Dios guarde muchos años!
JUAN
SASTRE.¡Eh,
eh,
eh!
Más
despacio,
compañeros… Que los Reyes no regalan nada… Echan a
estos perros y se quedan con sus presas…
LUCAS.-(A Juan) ¿Qué te pasa, Juan Sastre, acaso
el vino te hace cobarde?
JUAN SASTRE.- ¿Qué dices, Lucas? No es eso… pero
las leyes son las leyes…
TORIBIO.- Y Don Álvaro el Duque de Béjar es el
Duque de Béjar… Los Reyes están muy lejos… y aquí
los que tienen que aguantar a esta raza somos
nosotros… ¿De quién es el trigo del granero cuando
lo limpias de ratones? ¿De los ratones? (Ríe
salvaje)
FERRADO.- ¡Cuánta razón tienes, Toribio! Limpiemos
de ratones el granero y aprovechemos el trigo…
(Señala a alguien que se mueve en las sombras)
Mirad allí… ¿Veis lo que yo veo?
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Toribio se acerca hasta la penumbra y saca de allí
a una joven atemorizada.
TORIBIO.- ¡Una rata!
Es Lilaj, la hija muda de Efraín, que se intenta
zafar de Toribio. Lleva un bulto con ropas.
JUAN SASTRE.- Déjala, Toribio, es sólo una niña.
FERRADO.- Una niña judía… ¿O es una espía? (A
Toribio) Anda, Toribio, despeja mi duda… ¿Es niña
o es espía?
TORIBIO.- (Brutal manosea a la Joven Judía) ¡Es
espía, señor Ferrado, y muy espía! De niña nada…
que buenos cántaros porta… (Gesto obsceno de
Toribio)
LUCAS.- (Se acerca a la Joven e intenta sacar sus
pechos) Pues hora es de beber leche, que vino
llevamos de sobra…
La Joven intenta huir pero Ferrado le corta el
paso.
FERRADO.- ¡Quieta! ¿A dónde crees que vas? ¿No
sabes lo que le ocurre a los judíos que no cumplen
las leyes de expulsión?
Lilaj aterrorizada intenta explicar algo pero
Ferrado violentamente la agarra de los brazos. El
bulto de ropa cae al suelo.
JUAN SASTRE.- Déjala marchar, Ferrado… Es una niña
muda.
FERRADO.- ¿Es que no sabes el camino que has de
tomar? ¿No? (Con carcajadas a los suyos) Yo la
enseñaré el camino de Portugal todas las veces que
hagan falta… (Toma a la Joven Judía y se la lleva
arrastrando)
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TORIBIO.-(Bestia) Mi señor, Ferrado… amigo… Que yo
también me sé un camino para Portugal muy recto y
muy largo…
LUCAS.- Y yo… Yo sé otro… Más largo que el tuyo,
Toribio…
Ferrado y la Joven Judía salen de escena.
compañeros hacen lo mismo y les siguen.
Sus
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*CUARTA ESCENA
MÚSICA: LA MARCHA DE RAQUEL
Ante la casa de Simón Hamiz hay un burrillo con
alforjas dispuesto para iniciar un viaje. Simón,
un hombre ya mayor y aspecto venerable, sale de su
casa y carga en las alforjas varias cántaras y
algún hatillo. De la casa de Simón Hamiz sale
ahora Miriam, su esposa, acompañada por Raquel, la
hija de ambos, una hermosa joven que carga con un
saco. Llega Jacob, el hijo de Mosé, y ayuda a
Raquel a cargar el saco en el burrillo. Miriam,
prudente, se adentra en la casa y deja a los dos
jóvenes solos.
JACOB.- ¿Os vais ya?
RAQUEL.- Sí. Mi padre quiere unirse a los que
marchan
hacia
Ciudad
Rodrigo
para
pasar
a
Portugal.
JACOB.- (Abraza a Raquel) ¿Cuándo volveré a verte?
RAQUEL.- Pronto, Jacob. Pronto.
JACOB.- No soportaré estar ni un minuto sin ti.
RAQUEL.- Ni yo. Pero confía… confía. Tu padre
saldrá de la cárcel del Duque y podréis marcharos
a Portugal. Entonces nos encontraremos.
JACOB.- (Sombrío) No lo sé, Raquel. La crueldad
del Duque no tiene límites… Y tampoco me fío de
las súplicas que hemos enviado al Concejo Real…
RAQUEL.- Los Reyes atenderán esa súplica. No puede
encarcelarlos el Duque. Tienen que salir de España
como todos nosotros…
JACOB.- (Más sombrío) O hacerse conversos…
RAQUEL.-¡Qué dices! ¿Conversos?
demás son buenos judíos…
Tu
padre
y
los
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JACOB.- (Señala el entorno) Pero esto es su vida…
Aquí se asentaron nuestros antepasados. Todo lo
que tenemos lo heredamos de ellos con el juramento
sagrado
de
trabajarlo
para
las
generaciones
venideras. Eso para mi padre está por encima de
todo… Es su vida.
RAQUEL.- Es nuestra vida.
JACOB.- Se me parte el corazón al ver cómo se
alejan de sus casas y sus haciendas esos hombres y
esas mujeres… Esto es lo único que tenemos. ¿No lo
entiendes?
RAQUEL.- Claro que lo entiendo…
JACOB.- Y ahora debemos dejarlo todo…
RAQUEL.- ¿Por qué se convierten los hombres en
lobos para sus semejantes, Jacob? No hace mucho,
el Duque nos estimaba. Trabajábamos en paz para
él…
JACOB.- La ambición y la codicia nos separan,
Raquel… Aquí todo se ha terminado y sólo nos
quedan días de sufrimiento.
Sale Simón Hamiz con la llave de su casa en la
mano.
SIMÓN.- (A su esposa Miriam que sigue dentro de la
casa) Apura, mujer, que los grupos esperan para
echarse al camino.
RAQUEL.-(Acariciando a Jacob) No desesperes. Serán
pocos días y volveremos a estar juntos. Nadie
podrá separarnos.
SIMÓN.- (A los dos jóvenes) Vosotros… Despedíos…
JACOB.- Adiós… Raquel… (Se marcha)
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SIMÓN.- (A Jacob) Despídeme de tus padres y diles
que allí, en Portugal, está la casa de Simón Hamiz
para acogeros…
JACOB.- Gracias, Simón.
Simón se marcha en busca de su mujer.
JACOB.- (Echa una última mirada a Raquel) Empiezo
a contar las horas para volver a verte.
RAQUEL.-Adiós, Jacob. Cuídate mucho…
Sale Miriam con el último bulto que carga en el
burrillo. Simón Hamiz coge la llave y cierra la
puerta de su casa.
SIMÓN.- Adiós hogar de mis antepasados y mío. Qué
diferente es darle las vueltas a esta llave… qué
distinto de aquel día en el que tú y yo cerramos
la puerta del Yijud con nuestros padres tras el
casamiento… Nunca más se cerró esta puerta a
nadie…
MIRIAM.- (Se acerca a Simón) Vamos, marido… Guarda
la llave de nuestra casa para que en el futuro,
alguno de nuestros descendientes pueda retornar a
este hogar que será el suyo…
SIMÓN.- (Se guarda la llave y se dirige a Raquel)
Hablando de descendientes… No es mal chico el hijo
de Mosé. ¿Verdad, Raquel?
RAQUEL.-¡Qué cosas dice, padre! Y en qué momento…
SIMÓN.- Es el momento oportuno. Cuando llega la
dificultad, lo mejor es hablar con esperanza…
Vosotros los jóvenes sois nuestra esperanza…
(Arrea al burrillo y se ponen en marcha) Vamos,
que el camino es largo. (A Miriam) Y no vuelvas tu
mirada atrás… Recuerda a la mujer de Lot…
MIRIAM.- (Vuelve la mirada
bobo, Simón Hamiz… No me
hacia su casa) Eres
voy a convertir en
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estatua de sal… Pero mi corazón me escuece como si
estuviera cubierto por ella…
MÚSICA: EL ÉXODO DEL PUEBLO JUDÍO
Los tres y el burrillo se ponen en el camino.
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*QUINTA ESCENA
Hacia el camino se dirigen varias familias más a
las que se une la de Simón Hamiz. Algunas llevan
como Simón, un burrillo. Otras tiran de un carro
donde van sus pocas pertenencias. Los más se
limitan a cargar pesados fardos. Hay hombres,
mujeres y niños que inician este éxodo.
Una mujer, Isabel, madre de Lilaj, aparece en el
camino y se coloca ante el Grupo de Judíos. La
acompañan Salomé, su hermana, e Ilana, una amiga.
ISABEL.- (Viene destrozada. Al Grupo) ¿Alguien la
ha visto? ¿Alguien ha visto a mi hija, a mi Lilaj?
Por favor, hermanos, decidme algo… Mi hija salió
de casa a recoger las ropas puestas a secar y no
volvió. ¿Alguien la ha visto?
ILANA.- (Muestra el atillo de ropas que cayó de
las manos de Lía) Mirad… En el camino encontramos
este atillo, el que su hija llevaba antes de
desaparecer…
Por
Yavhé…
por
nuestra
sangre…
Decidnos dónde está… Decidnos si alguno de
vosotros vio algo…
JUDÍA I.- ¿En qué camino encontraste ese atillo,
Ilana?
ILANA.- En el camino de la fuente.
JUDÍA II.- ¡Dios nos asista! Allí escuché gritos y
risas… Creo que era la partida de Ferrado que se
dedica al saqueo de lo poco que dejamos en
nuestras casas…
SALOMÉ.- (Grita de dolor) Pobre sobrina… Mi pobre
Lilaj… Quiera Dios que no hayas caído en manos de
esos criminales… Mejor morir desde lo alto de una
roca que tropezarse con esas gentes sin piedad.
ISABEL.-¡Hija, hija mía!
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JUDÍA IV.- (A Isabel y Salomé) Callad esos
lamentos. ¿Quién dice que esté en peligro? Puede
haberse extraviado y como no puede hablar, le
costará encontraros…
SALOMÉ.- (Al Grupo) Hermanos… Si la veis antes de
partir,
decidle
que
no
nos
iremos
hasta
encontrarla.
ILANA.- Que la estaremos buscando.
ISABEL.- ¡Mi hija, mi pequeña Lilaj!
JUDÍA III.- Yo también busqué a mi pequeña una
noche oscura y fría… ¿Y sabéis dónde la encontré?
Bajo
un
castaño,
desnuda
y
medio
muerta…
deshonrada…
SALOMÉ.-¿Por quién?
JUDÍA II.- ¿Por quién ha de ser? Por ellos, por
los que nunca tendrán juicio ni castigo… Por los
mismos
que
ahora
roban
nuestras
pocas
pertenencias…
y
ríen
satisfechos
al
vernos
marchar.
ILANA.- (A la mujer) ¡Calla! Mira el dolor que
llevas hasta esta mujer y su familia… (A Isabel,
Marta y Salomé) Vamos… Debemos encontrarla antes
de partir hacia Portugal…
Isabel, Salomé e Ilana dejan al Grupo y caminan en
dirección contraria para adentrarse en el pueblo.
Varios hombres a caballo llegan hasta la comitiva.
Al frente de ellos viene Francisco Saysilero,
cristiano de Hervás y guía.
JUDÍA I.- (Asustada ante los hombres que llegan)
¿Qué más quieren de nosotros?
JUDÍA II.- Vienen con
parecen de paz.
armas
y
sus
gestos
no
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JUDÍA III.- Ha llegado nuestra última hora.
JUDÍA IV.- Señor, apiádate de tu pueblo.
ELÍAS.- (A las mujeres) ¡Callad! (A Francisco)
Franqueadnos el paso, señor. Somos gentes de
paz que marchan a su destino incierto.
FRANCISCO.- Perded cuidado. También nosotros somos
gentes de paz.
SIMÓN.(Señala
a
Francisco)
Es
Francisco
Saysilero, nuestro vecino. Salud, Francisco.
FRANCISCO.- Salud, Simón Hamiz. Ya veo con dolor
cómo partes con tu familia.
ELÍAS.- ¿A qué obedece tenerte con nosotros? Eres
cristiano viejo y en nada te afecta el edicto
de expulsión.
FRANCISCO.- Así es. Pero nuestra misión no es otra
que la de daros escolta y guiaros por esos
caminos ásperos para que nadie ose asaltaros
como está ocurriendo con frecuencia.
SIMÓN.- Gracias, Francisco. Los caminos de la
Sierra de Francia que tú conoces muy bien,
podrían convertirse en un infierno para
nosotros, especialmente para las mujeres y los
niños.
FRANCISCO.- Descuidad. Iremos con vosotros hasta
Ciudad Rodrigo y más allá. Y no acabaremos
esta misión hasta veros en Portugal.
ELÍAS.- Triste escolta que nos aleja de nuestras
casas.
SIMÓN.-(Protesta) Que nos protege, querrás decir.
Demos gracias a Dios por ponernos en el camino
junto
a
un
hombre
como
Francisco…
(A
20
Francisco) Si tu religión predica el amor, tú
eres digno representante de ella, Francisco.
REBECA.- ¿Qué nos pides a cambio?
FRANCISCO.- Nada.
ELÍAS.-(Extrañado) ¿Nada?
FRANCISCO.- Estaré bien pagado al veros a salvo y
sin daño cuando acabe este viaje.
SIMÓN.- Que Dios, el Dios de las gentes de buena
voluntad, te bendiga, Francisco.
JUDÍA I.- Que tu nombre se recuerde de generación
en generación, hijo mío…
JUDÍA II.- Siempre fuimos bien considerados por
los buenos cristianos como tú…
JUDÍA III y IV.- Ojalá vuelvan esos tiempos…
FRANCISCO.- Gracias. (A todos) ¡En marcha!
noche está cerca y el camino es largo.
Vuelve la comitiva a caminar protegida
hombres de Francisco Saysilero.
por
La
los
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SEGUNDA INTERVENCIÓN DEL CORO
MÚSICA: CORO
CORO DE JUDÍOS.- Atrás queda nuestra memoria, los
días felices, las raíces de nuestras cosechas. Tu
pueblo inicia su camino, oh Señor, ten piedad de
nosotros.
CORIFEO.- Que tu mano nos lleve a atravesar suaves
colinas y no pedregales secos. Que tu bondad, oh
Dios, nos ofrezca fuentes de agua clara y no la
chispa del rayo.
CORO DE JUDÍOS.- Hervás se pierde tras aquellas
serranías pero jamás se borrará de nuestros
corazones.
CORIFEO.- La cuna de nuestros hijos, nuestra
propia cuna, será por los siglos nuestra Tierra
Prometida.
Ayúdanos,
Señor,
a
regresar
sin
peligro.
CORO DE JUDÍOS.- Hervás se pierde tras aquellas
serranías pero jamás se borrará de nuestros
corazones.
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*SEXTA ESCENA
Es la noche cerrada sobre Hervás. Varias sombras
se deslizan junto a las casas abandonadas por los
judíos que partieron. Son los hombres de la ronda
de Ferrado, sus peores sicarios: Juan Sastre,
Toribio y Lucas. Les acompañan varios Ganapanes
malvados. Uno de ellos sale de una casa cargado
con telas y otras pertenencias.
GANAPÁN I.- (A Juan Sastre y a Lucas) Mirad.
(Muestra el botín) Dejaron estos tapices. Igual
pensaban que volverían para su fiesta del Pésaj…
JUAN SASTRE.- Ya no habrá más fiestas del Pésaj.
(A Lucas) ¿Cuántas casas nos quedan?
TORIBIO.- Unas cuantas todavía
deberíamos andar con más cuidado…
JUAN SASTRE.fantasmas?
¿Cuidado?
¿De
pero
creo
que
quién?
¿De
los
LUCAS.- Cuidado de todo, Juan… Que una cosa es que
parezca que se han ido… Y otra, muy distinta, que
se hayan ido de veras…
TORIBIO.- ¿O se te ha olvidado lo que ocurrió con
aquella moza?
JUAN SASTRE.- Ya… La muda… Bien que le dije a
Ferrado que la dejara en paz…
TORIBIO.- Y tan en paz que la dejó.
LUCAS.- Y tan en privado que nadie pensaba que se
extendería el rumor…
JUAN SASTRE.- ¡Calla! Los rumores son eso…
rumores… que no alcanzan hasta esos dos metros
bajo tierra donde está…
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TORIBIO.- ¡Ten cuidado! Que se me estremecen los
huesos de pensarlo… Que la tumba de esa moza la
cavamos Lucas y yo…
JUAN SASTRE.- Claro está. Después del placer viene
el yacer…
LUCAS.- ¡Silencio! ¿O es que aún no te das cuenta
de que nos pueden escuchar? Es mi cabeza la que
pendería de la soga…
JUAN SASTRE.- No hay nadie aquí, Lucas, nadie.
Huyeron como ratas cuando los Reyes Católicos los
expulsaron… Y como ratas son… Así que tu cabeza no
corre peligro… Y dejaron mucho botín… (Toma las
telas que trae el Ganapán I) ¡Mira qué tejidos! (A
Ganapán II señalando la casa de Simón Hamiz) Abre
esa puerta.
GANAPÁN II.- (Empuja la puerta de la casa de Simón
Hamiz) Tiene la llave echada.
JUAN SASTRE.- (Se acerca a la puerta e increpa a
Ganapán II) Eres un flojo… ¿Acaso no sabes cómo
abrir la puerta de un judío? (Lanza una patada a
la puerta y la abre. A Ganapán II) Entra y busca
bien. Te va tu salario en ello.
Cuando Ganapán II se dispone a entrar en casa de
Simón Hamiz, aparece Jacob que al escuchar los
golpes ha salido de su casa.
JACOB.- Deteneos.
casa de Simón.
JUAN SASTRE.dice?
(Se
No
permitiré
encara
con
que
saqueéis
Jacob)
¿Quién
la
lo
JACOB.- Lo digo yo y basta.
JUAN SASTRE.- ¿Y quién eres tú? ¿Un amigo de los
judíos o un judío escondido que se acaba de jugar
la vida?
24
JACOB.- Soy un amigo de esa familia
consentiré que nadie entre en esa casa.
y
no
LUCAS.- Buenas ínfulas tiene este jovencito. Así
que eres amigo de esa familia.
GANAPÁN I.- (Señala a Jacob) Es judío y se llama
Jacob. Le conozco del mercado.
JUAN SASTRE.- ¿Eres judío? ¿No conoces el edicto?
¿No sabes lo que espera al judío que aún no ha
salido de estas tierras?
GANAPÁN I.- Su padre sigue preso en las cárceles
del Duque, nuestro señor.
JUAN SASTRE.- Muy interesante. El hijo de un judío
proscrito defendiendo a los de su raza.
TORIBIO.- (A Juan Sastre) Nos ha descubierto,
Juan. Y estos judíos tienen la lengua muy larga.
Tenemos que deshacernos de él.
GANAPÁN II.- (Amenaza a Jacob) Ahora
rebanada el cuello como a un cordero.
mismo
te
JUAN SASTRE.- (A Jacob) No sois ya nada… Menos que
nada. Estas casas… todo lo que teníais, no son
vuestras… Vete, muchacho, y olvídanos.
JACOB.- No me iré de aquí hasta que vosotros no
hagáis lo mismo. Ya haré llegar al Duque vuestras
asquerosas maniobras. Sólo sois una partida de
bandoleros.
TORIBIO.- (A Juan) Tienen la lengua muy larga,
Juan. Los judíos tienen la lengua muy larga.
LUCAS.- Este muchacho irá pregonando el cuento y
qué será de nosotros. (Toma una tela que lleva el
Ganapán I) Hay muchos que quieren hacerse trajes
nuevos con estos tejidos…
25
JUAN SASTRE.- (A Jacob) Te vas a quejar al Duque,
nada menos… ¿Nos amenazas? ¿Tan grande es tu
osadía, muchacho? (A los Ganapanes) Acabad con él.
Los Ganapanes se echan encima de Jacob que a pesar
de luchar como un valiente, es reducido y golpeado
con fiereza.
Ante los gritos, Sara, Lía y una Criada salen de
sus casas y acuden a socorrerle.
SARA.- ¡Dejadle en paz!
LÍA.- Animales…
CRIADA.- ¡Sólo es un chiquillo!
SARA.- ¿Qué os ha hecho para que queráis matarle?
De un empujón alejan a las mujeres que intentan
socorrer a Jacob. Cuando están a punto de
rematarle, aparece Francisco Saysilero que saca su
espada y se enfrenta a los Ganapanes.
FRANCISCO.- (Ante los Ganapanes
¡Quietos! ¡Dejadle en paz!
con
Los Ganapanes dejan a Jacob en el
mujeres le asisten e intentan alzarle.
JUAN SASTRE.- (A
perro traidor?
Francisco)
¿Tú?
su
espada)
suelo.
¿De
nuevo
Las
el
FRANCISCO.- (A Juan Sastre) ¿Has olvidado el
edicto de los Reyes? Nadie debe molestar a ningún
judío hasta que partan.
JUAN SASTRE.- Se ve tu condición de perjuro,
Francisco Saysilero… Ya sabemos cómo te cobras
estos favores. Pero la Inquisición tiene oídos muy
finos.
FRANCISCO.- (Pone su espada en la garganta de Juan
Sastre) Repite lo que acabas de decir y serás
26
hombre muerto. Nada me cobro de ellos y si les
defiendo, lo hago en cumplimiento de la orden de
nuestras Majestades. En cuanto a ti. ¿Quién eres
para reprochar ningún cobro? Sólo eres un vulgar
bandolero.
LUCAS.- (Intenta sacar su espada pero Francisco le
frena con un mandoble) ¡Hijo de puta!
FRANCISCO.- Y ahora… Marchad de aquí antes de que
la cólera me impida sujetar la espada…
Juan Sastre, Lucas, Toribio y los dos Ganapanes,
salen del lugar. Francisco se acerca al grupo de
mujeres.
LÍA.- Mirad cómo le han dejado…
CRIADA.- Sólo es un chiquillo.
FRANCISCO.- (A Jacob) ¿Estás bien?
JACOB.- Sí… Creo que estoy bien.
FRANCISCO.- No vuelvas a hacer algo así. Están
excitados, huelen el botín que aún queda en
las casas cerradas y, por un miserable trozo
de tela que rapiñar, están dispuestos a
cometer el peor de los crímenes… (A las
mujeres) Lleváoslo a vuestra casa.
27
*SÉPTIMA ESCENA
MÚSICA: EL REGRESO DE MOSÉ
Un hombre avanza hacia el barrio de los judíos. Es
Mosé, el padre de Jacob y marido de Sara.
Sara abre la puerta de la casa y ve a su marido.
Corre jubilosa hacia Mosé y le abraza.
SARA.- (Abraza a Mosé) Gracias, Señor, gracias…
¿Estás
bien,
Mosé?
Estás
de
nuevo
con
nosotros.
MOSÉ.- (Abrazado a Sara) Estoy de nuevo en casa,
esposa mía.
SARA.- ¡Lía, Lía! Tu hermano ha vuelto…
Lía sale alborozada y abraza a Mosé.
MOSÉ.- Hermana.
SARA.- ¿Estás bien, Mosé? ¿Estás bien? Noto una
sombra en tus ojos. ¿No te han hecho nada?
MOSÉ.- No me han hecho nada, esposa, y me han
hecho todo… ¡Cómo me gustaría morir en este
instante!
LÍA.- ¡Dios olvide lo que acabas de decir!
SARA.- ¿Qué dices? ¿Morir ahora? Tengo todo
preparado, las cosas listas. Tu hijo Jacob
prepara todas las mañanas al burrillo para el
camino. Aún podríamos alcanzar a los últimos
que van hacia Portugal…
Sale Jacob y corre a abrazar a su padre.
JACOB.- ¡Padre! ¡Bendito sea Dios! Estás en casa
de nuevo. (Se abraza a su padre pero Mosé le
aparta) ¿Qué te ocurre, padre?
28
MOSÉ.- Dejadme. No soy digno de recibir vuestros
abrazos.
SARA.- ¿Cómo dices eso, esposo mío? ¿Quién si no
tú eres digno de ser recibido en tu casa con
el mejor de los abrazos?
MOSÉ.- Estoy impuro.
SARA.- ¿Tan crueles han sido esas mazmorras que
sientes la culpa del encierro como si tú
fueras el verdugo?
MOSÉ.- He cambiado la libertad por la abjuración.
Me declaré converso.
SARA.- (Aterrorizada) ¿Qué estás diciendo?
LÍA.- (Grita) ¡Maldición!
MOSÉ.- Soy Maldito…
LÍA.- ¡Maldición para mi sangre y para mi casa!
MOSÉ.- Soy Maldito…
JACOB.-¡Padre! ¡Calla!
MOSÉ.- No soy digno de vuestros abrazos ni de que
poséis vuestros ojos en mí. Seguiré ese camino
y llegaré hasta las viñas altas. Allí viviré
solo… Vosotros podréis marchar hasta Portugal.
Nada os faltará porque yo me ocuparé de
vuestro sustento estéis donde estéis.
JACOB.- Padre. ¿Qué estás diciendo?
MOSÉ.- El Duque de Béjar nos dio a elegir. La vida
o la conversión al cristianismo. Confieso que
se apoderó de mí el terror… que cuando vi cómo
mi vida se podría acabar ante el verdugo,
pensé en vosotros… ¿Qué iba a ser de vosotros
sin mí, errando por esas tierras extrañas sin
29
sostén en el que apoyaros? Los demás que
estaban conmigo presos han elegido el mismo
camino. Una vez conversos, se nos permite
vivir aquí y negociar a largo tiempo con
nuestras propiedades para mantener nuestra
hacienda y, lo que es más importante, nuestras
vidas… ¿No os dais cuenta?
JACOB.- ¿Cuenta de qué, padre?
abjurado de tu religión?
¿De
cómo
has
SARA.- (A Jacob) No te consiento que hables así a
tu padre.
MOSÉ.- Déjale, mujer. Tiene razón. Pero has de
comprender, hijo mío, que esa religión es la
de nuestros antepasados, que mi alma rechazaba
cualquier pensamiento que me viera desposeído
de lo que a
nuestros padres tanto les costó
conseguir… ¿Qué ocurrirá en estos lugares
cuando ninguno de nosotros esté aquí? ¿Qué
será de esa religión, de esa herencia que
juramos conservar?
LÍA.- ¡Maldita sea esta raza de avarientos
reduce a los hombres a esta condición!
que
SARA.- (A Mosé) No te tortures. Por encima de los
hombres, está Dios… Y Él conoce bien los
secretos de los corazones de los hombres.
Vamos a casa. Tienes que descansar.
Mosé, Sara, Lía y Jacob caminan hacia su casa.
FINAL DE LA PRIMERA PARTE.
30
SEGUNDA PARTE
MÚSICA: ENTREACTO
*OCTAVA ESCENA
El tiempo ha pasado. La Villa de Hervás ha visto
cómo muchos de los judíos que salieron de ella,
han retornado acogiéndose a los decretos de
repatriación bajo la condición de su conversión al
cristianismo.
Es día de mercado y las muchachas con sus cántaros
para
la
leche
esperan
la
llegada
de
los
mercaderes.
Eva,
Ester,
Miriam
y
Nora,
cuatro
mujeres
conversas, esperan con sus cántaros.
EVA.- (A las amigas como un secreto) Es lo que se
dice.
MIRIAM.- (A Eva) Ya estás con tus chismes, Eva… ¿Y
dónde lo has escuchado?
EVA.- ¿Dónde va a ser? En todos los sitios y en
ninguno. La gente habla con voz baja y a
escondidas…
MIRIAM.- No puede ser. Simón es un judío muy
tozudo. No cambiaría de opinión así le maten.
EVA.- Pues ha cambiado. ¡Vaya que si ha cambiado!
NORA.- No me entero de nada. ¿Quién ha cambiado y
de qué?
ESTER.- Dice ésta… (Señala a Eva) … que Simón
Hamiz, el padre de Raquel, ha pedido las aguas
bautismales cristianas en Elvas, en Portugal…
Y que retorna.
MIRIAM.- Que vuelven…
NORA.- ¿Las aguas bautismales?
31
MIRIAM.¿Cómo
van
a
volver
las
bautismales? Tú estás tonta, Nora…
aguas
EVA.- Que se han convertido al cristianismo.
NORA.- ¡Qué barbaridad! Yo nunca…
ESTER.- ¿Cómo dices? ¿Acaso tú no estás bautizada
como los cristianos? (Señala a Eva) Y ésta… Y
yo misma… Todos somos ahora cristianos nuevos…
NORA.- ¿Seguro?
ESTER.- Más tonta no debe haber ninguna como tú,
Nora… ¿Cómo te crees que pudimos volver a
Hervás?
NORA.- ¡Ah! Ya… Pero dice mi padre que da lo
mismo… Que en casa seguimos leyendo los libros
sagrados y no comemos cerdo…
MIRIAM.- (Aterrorizada
¡Calla insensata!
le
tapa
la
boca
a
Nora)
ESTER.- (Con mucho miedo y sigilo) ¡Calla!
¿Quieres que te oiga algún chivato de la
Inquisición y te lleven a Llerena a quemarte
viva?
NORA.- ¿Y por qué me iban a quemar?
ESTER.Porque
a
los
judíos
conversos
que
descubran practicando nuestra religión en
secreto, los detienen y los juzgan para
quemarlos en Llerena.
EVA.- Y dicen que fue por ella, por Raquel, su
hija… Que se moría.
ESTER.- ¿Se moría?
MIRIAM.- Raquel estaba por Jacob desde niños…
32
EVA.- Se moría. Poco a poco se iba consumiendo
como una vela flaca y débil… Cuando supo que
su amor, su Jacob, no iría a Portugal y
enfermó.
NORA.- (Romántica) ¡Qué bonito!
EVA.- Eso dicen. Y es posible que pronto, muy
pronto, estén de regreso a Hervás… Y ahora, me
callo porque viene por ahí.
NORA.- (Da un brinco asustada) ¿Quién viene? ¿La
Inquisición?
ESTER.- No. Idiota. Jacob, el amor de Raquel.
Llega Jacob y saluda a las mujeres.
JACOB.- ¿Aún tenéis las cántaras vacías? Corred
que la leche se agota y sólo han traído tres
vacas para todo el pueblo.
NORA.- ¿Qué? Se nota que estás alegre, Jacob.
JACOB.- ¿Alegre? ¿Y por qué iba a estar alegre?
Ah, bueno. Estoy alegre al veros porque
siempre es agradable ver a mujeres hermosas…
NORA.- ¡Calla! Galanteador. Todo el tiempo echando
piropos… ¿Y si se entera?
JACOB.- ¿Quién se ha de enterar?
NORA.- ¿Quién ha de ser?
JACOB.- ¿Quién?
EVA.- (A Nora) ¡Nora!
leche! ¡Vamos!
¡La
leche!
¡Se
agota
la
ESTER.- (A Jacob) Discúlpanos pero sólo hay tres
vacas… (Empuja junto con Eva y Miriam a Nora y
se alejan)
33
Al mercado llegan Ferrado, Lucas, Toribio y Juan
Sastre. Juan Sastre ve a Jacob y se acercan a él.
FERRADO.- (A Jacob) ¡Alabado sea el Señor! (Al ver
que Jacob no responde) Digo que ¡Alabado sea el
Señor! ¿No sabes seguir?
JACOB.- Y su Madre Santísima, también.
JUAN SASTRE.- ¿Cómo has dicho? ¡Más alto y fuerte!
¿O te avergüenzas de tu fe cristiana?
JACOB.- (Eleva
también!
la
voz)
¡Y
su
Madre
Santísima,
FERRADO.- Así me gusta. Como buen cristiano.
(Señala a las gentes que están en el mercado) Que
todo el mundo sepa que Jacob es un buen cristiano.
Era un mal judío y ahora es un buen cristiano…
LUCAS.- ¿Te sabes también los diez mandamientos?
TORIBIO.- ¿No
apóstoles?
eran
doce?
¿O
eran
doce
los
FERRADO.- (A Jacob) Empieza. El primer mandamiento
es… Amarás al Señor… sobre… ¿No te lo sabes?
JUAN SASTRE.- (A Toribio) ¿No tienes un tío en el
Santo Tribunal de la Inquisición? Igual si le
llevas el nombre de un judío, te da algo para
vino…
TORIBIO.-(A
domingo.
Jacob)
No
te
vi
en
la
iglesia
el
FERRADO.- Nuestra obligación es velar por
pureza de nuestra fe. De tú fe y la nuestra.
la
JACOB.- ¡Dejadme en paz!
TORIBIO.- Y procurarnos unas jarras de vino de vez
en cuando.
34
JACOB.- Yo acepto la fe y no me meto con nadie.
FERRADO.- ¿No tienes nada para mí?
JACOB.- No sé de qué me hablas.
FERRADO.- (Feroz) Mira, perro judío. Dile a tu
padre que mi paciencia y la del Duque se están
agotando.
JUAN SASTRE.- ¿Para cuándo piensa cosechar las
viñas? Ha pasado un mes del plazo y no veo un solo
centavo en mis bolsas…
JACOB.- No se puede forzar una cosecha.
FERRADO.- ¿No? Yo creía que sí. ¿Para qué existen
los milagros? Ah, que vosotros no creéis en los
milagros… Mira por donde, se me está ocurriendo
que podíamos ir a la iglesia y rezarle a Santa
María para que esas viñas estén listas antes de
que se me acabe la paciencia. Así que ya puedes ir
a tu casa y decirle a tu padre que cuanto antes,
antes de que me ponga a rezar, quiero el dinero en
mi poder.
Los cuatro, Ferrado, Juan Sastre, Toribio y Lucas
se alejan de Jacob al que dejan solo.
Cuando los tres se disponen a alejarse, les sale
al paso Isabel, la madre de Lilaj. Viene alterada,
ha perdido la razón. Se sitúa delante de los tres.
LUCAS.- (A Isabel) Quita del camino, vieja loca…
ISABEL.- ¿Dónde está?
JUAN SASTRE.- ¿Por quién preguntas?
ISABEL.- Bien sabéis por quién pregunto… Por uno
de vosotros y por todos… Por el Diablo y por los
diablos… La mano que apagó una vida y las manos
que apagaron una vida… (Escupe) ¡Malditos seáis
siempre!
35
JUAN SASTRE.- Deja que sigamos nuestro camino o
tendremos que llamar a la justicia.
ISABEL.- (Ríe como loca) ¡La justicia! ¡La
justicia! ¿Qué justicia? ¿De qué habláis? ¿De la
que me devolverá a mi hija o de la que, como
siempre, premiará a sus asesinos?
FERRADO.- ¿Desde cuándo una loca judía habla de
este modo a caballeros cristianos?
ISABEL.- Desde que
segaron su vida.
TORIBIO.infamia…
Eso
que
vio
dices
cómo
es
esos
una
caballeros
calumnia,
una
LUCAS.- No puedes acusarnos…
ISABEL.- Que no puedo… (Coge piedras del suelo)
Puedo acusar a los asesinos de mi hija y puedo
lapidarlos aquí mismo… (Les arroja las piedras.
Salomé e Ilana llegan corriendo y se la llevan)
SALOMÉ.- (A los hombres) Perdonadla,
juicio cuando se extravió su hija.
perdió
el
ILANA.- No sabe lo que hace. Vamos, Isabel… Vuelve
a casa.
FERRADO.- Llevadla a casa y que nunca más se cruce
en nuestro camino.
Los hombres se alejan.
El mercado sigue bullicioso.
gentes van dejando el lugar.
Poco
a
poco
las
36
*NOVENA ESCENA
MÚSICA: EL REGRESO DE SIMÓN Y SU FAMILIA
Un burrillo cargado viene por el camino. Junto al
burrillo vemos a Simón Hamiz, a su esposa Miriam y
a su hija Raquel.
Llegan hasta la puerta de su casa.
SIMÓN.- Aquí estamos de nuevo. (Saca la llave) Con
dolor salimos de Hervás y con dolor regresamos.
MIRIAM.- ¿No te hace feliz ver cómo esta llave
abre de nuevo la puerta de nuestra casa, Simón?
SIMÓN.- ¿De qué casa, mujer?
MIRIAM.- De la nuestra.
SIMÓN.- Ésta no es nuestra casa. Ésta era la casa
de una familia judía…
RAQUEL.- Somos esa familia.
SIMÓN.- No me hables, Raquel, porque tu voz sigue
doliéndome en el corazón como una puñalada.
RAQUEL.- ¿Qué dices, padre?
MIRIAM.- (A
única hija?
Simón)
¿Cómo
hablas
así
a
nuestra
SIMÓN.- Su voz estuvo día y noche junto a mi oído
convenciéndome de que debía regresar a Hervás. ¿O
lo has olvidado?
MIRIAM.- ¿Has olvidado tú que era una voz débil,
la voz de una niña que se moría de un día para
otro? ¿Has olvidado que prometiste a nuestro Dios
un sacrificio si la sanaba?
37
SIMÓN.(Airado)
¿Qué
sacrificio?
¿Este
sacrificio? ¿Abjurar de la ley de nuestros mayores
para poder regresar a este lugar?
MIRIAM.- No. Encontrar el remedio que fuera para
que esta hija, nuestra hija, sanara…¿O acaso hay
razones más poderosas que la vida de una hija?
SIMÓN.- Está Dios.
MIRIAM.- No. Dios no hace estas leyes absurdas.
Dios está por encima de todo esto. Ahora estamos
en casa, en nuestra casa. Seguimos siendo los
mismos…
SIMÓN.- No blasfemes.
Estamos bautizados.
Ahora
somos
cristianos.
MIRIAM.- Eres tozudo, Simón Hamiz… Cuando esta
puerta se cierre. ¿Quién sabrá cómo vibran
nuestros corazones y a qué Dios agradecemos el
volver a estar juntos bajo nuestro techo?
RAQUEL.- (No soporta la discusión de sus padres)
Mil veces hubiera preferido estar muerta.
MIRIAM.Tampoco
blasfemes
tú,
Raquel…
¿Has
olvidado también? (A Simón) ¿Habéis olvidado ya la
risa de esperanza que iluminaba nuestros rostros
cuando hablábamos de herederos? Fue delante de
esta misma puerta. Delante de nuestra casa. Aquí
nacerán nuestros herederos.
SIMÓN.- Y serán cristianos. (Escupe) ¡Maldita sea
la simiente que engendre a esos herederos!
RAQUEL.- ¡Padre! ¿Por qué eres tan cruel?
SIMÓN.- Porque siento cómo he traicionado
pueblo, a mis antepasados… a mí.
a
mi
MIRIAM.- Ése es el valor de tu sacrificio, Simón
Hamiz… Mira a tu hija… ¡Mírala! Ella es sangre de
tu sangre, sangre cercana, joven… ¿Dónde quedan ya
38
los antepasados? En ella y en los jóvenes como
ella está esa simiente que tú maldices… Pero no lo
olvides nunca, esa simiente será la única garantía
para que nuestro pueblo pueda seguir en este
mundo… Abre esa puerta y entremos con la cabeza
descubierta como indican la ley y los profetas…
Porque nosotros seguimos entrando en una casa
judía.
MÚSICA: EL REGRESO DE LOS EXILIADOS
Finalmente, entran los tres en su casa.
39
*DÉCIMA ESCENA
MÚSICA: EL PLAN
En el camino vemos a un grupo de sombras, Juan
Sastre, Lucas y Toribio, junto a los Ganapanes.
LUCAS.- (A Juan Sastre) Ten cuidado con lo que vas
a hacer, Juan. ¿Sabes qué castigo podría caer
sobre nosotros?
JUAN SASTRE.- Lo tengo decidido. Y el que tenga
miedo…
LUCAS.- Yo no tengo miedo. Sólo te recuerdo que
con esas cosas sagradas es mejor no jugar.
JUAN SASTRE.- ¿Quién habla de jugar? Lo tengo todo
planeado. Iremos a Aldeanueva y robaremos la
custodia con la Hostia consagrada… Después… (A
Toribio) ¿Por qué te estremeces?
TORIBIO.- ¿Yo? Debe ser el viento frío de la noche
que llega, que se me mete en la sangre poco a
poco.
LUCAS.-Es una locura, Juan…
JUAN SASTRE.- ¡No es una locura! ¿Qué queréis?
¿Qué estos perros judíos sigan jugando con
nosotros? Nos engañan… Nos están engañando con
esas falsas conversiones y mientras ¿qué? ¿De
quién
son
esas
tierras,
de
quién
son
sus
pertenencias? ¿Era eso lo que querían nuestros
señores, los Reyes? Debemos acabar con todos
ellos…
TORIBIO.Pero
comprometido.
el
caso
es
que…
Es
muy
JUAN SASTRE.- De acuerdo. Es muy comprometido. Que
todo siga así. Desistimos del plan. Que los judíos
sigan representando su papel de falsos cristianos
y el Duque siga engordando sus arcas con el juego
40
que se trae con ellos… Y nosotros…
seguir viviendo miserablemente.
Nosotros
a
GANAPÁN I y II.- ¿Qué tenemos que hacer, Juan?
TORIBIO.- Estamos contigo.
JUAN SASTRE.- Tú, Toribio, avisarás a tu pariente
que trabaja para la Inquisición y le pasarás la
confidencia… Esa custodia estará escondida en las
posesiones de un judío converso. Le darás el
nombre de ese judío y le indicarás el lugar
exacto…
LUCAS.- No se hable más… Si ha de ser así, así
sea.
JUAN SASTRE.- Ya veréis cómo después de esto,
Hervás se verá libre de judíos para siempre.
TORIBIO.- (Codicioso) Y nosotros seremos ricos…
Todos se deslizan
penumbra.
sigilosamente
aprovechando
la
41
*UNDÉCIMA ESCENA
Cuando las tres sombras se alejan, surgen Jacob y
Raquel que estaban escondidos.
JACOB.- Ya se alejaron… Nada bueno presagia esa
reunión de forajidos. (Se abrazan) Me dijeron que
te morías.
RAQUEL.- Y así era. Nada más pisar tierras de
Portugal, todo mi ser se deshizo. Dejé de tener
hambre, no podía respirar y el día y la noche no
se diferenciaban para mí…Sólo tenía un pensamiento
en mi cabeza…tú.
JACOB.- Bendito sea Dios que me ha devuelto lo que
más quiero en este mundo.
RAQUEL.- (Sombría) Pero ahora, a pesar de la
felicidad que siento al estar a tu lado… hay una
sombra muy negra dentro de mí… Mi padre… mi padre
se está volviendo loco… No puede soportar el dolor
de haber abjurado de nuestra fe… Se pasa el día
maldiciendo y no me habla ni me mira… Yo tengo la
culpa… Merecería haber muerto antes de haber
causado tan gran desgracia…
JACOB.- No hables así. Tu padre, el mío, todos
nosotros hemos sido forzados a dejar nuestra
religión a cambio de nuestras vidas. A mi padre le
amenazó directamente el Duque… al tuyo… sólo el
pensar que tú morías, Raquel, le obligó a tomar
esa decisión tan terrible… Pero esto pasará…
RAQUEL.- ¿Qué serán nuestros hijos?
JACOB.- Antes que otra cosa…serán nuestros hijos…Y
serán judíos… Y tendrán un lugar, una Patria,
Hervás… que nunca nadie obligará que la abandonen.
RAQUEL.- Cuando estoy a tu lado se alejan todas
las sombras. Veo el final de esta oscura noche y
la claridad de muchos días felices juntos…
42
JACOB.- (Abraza
separarnos…
a
Raquel)
Raquel…
Nada
podrá
Los dos jóvenes se besan apasionadamente.
43
*DUODÉCIMA ESCENA
MÚSICA: CORNETAS Y TAMBORES
Una tétrica procesión llega a la plaza de la Villa
de Hervás. Dos penitentes tocan tambores de cuero.
Vienen con los rostros tapados por caperuzas.
Detrás
de
ellos
vemos
al
Servidor
de
la
Inquisición, Fray Domingo, pariente de Toribio. Le
rodean monaguillos portando cirios. Finaliza la
procesión un Cristo llevado en andas.
FRAY
DOMINGO.¡Arrodillaos!
¡Sacrilegio!
(Terrible
a
¡Arrodillaos!
las
gentes)
¡Sacrilegio!
Quienes le acompañan gritan “Sacrilegio”.
FRAY DOMINGO.- (Señalando al Cristo) Mirad cómo
llora sangre, cómo de sus llagas surge su preciosa
sangre denunciando este terrible sacrilegio.
Aparece ante la procesión Ferrado
acompañado por Lucas y Toribio.
de
Moreruela
FERRADO.- ¡Sacrilegio! Los judíos han robado la
Custodia de Aldenanueva y nuestro Cristo vuelve a
sangrar como en el día de su muerte.
FRAY DOMINGO.- ¡Milagro!
sangra de nuevo! ¡Milagro!
¡El
Cristo
de
Hervás
LUCAS.- (A las gentes) Ellos, los judíos, han
extraído la sagrada Forma de la Custodia y la han
cocido en agua hirviendo…
FRAY DOMINGO.- ¡Sacrilegio! ¡Sacrilegio!
TORIBIO.- Se orinaron en el caldero y bailaban
alrededor
del
fuego
cantando
sus
oraciones
blasfemas… ¡Muerte a los judíos sacrílegos!
La multitud gritará “Muerte” varias veces.
44
FRAY DOMINGO.- ¡Muerte, y sólo será la muerte con
los culpables! Yo os aseguro, cristianos viejos de
Hervás y de Aldeanueva, que la Santa Inquisición
sabrá castigar a los culpables con la mayor
firmeza…
(Amenaza)
¡Y
vosotros,
sacrílegos,
profanadores del cuerpo de Cristo, Nuestro Señor,
sabed que están listas las piras en Llerena para
que las llamas acaben con vuestras satánicas
vidas!
Llega al lugar Juan Sastre. Trae en sus manos la
Custodia. Todos al verle llegar se arrodillan ante
la Custodia.
JUAN SASTRE.- (Alza la Custodia)
alabado sea el Santísimo Sacramento!
¡Bendito
y
Todos los presentes repetirán la alabanza.
FRAY DOMINGO.- ¡Bendito y alabado sea!
JUAN SASTRE.- Mirad la Custodia de Aldeanueva.
Gracias a los cristianos viejos de Hervás, hemos
rescatado de las garras de los infieles este
sacrosanto recipiente.
FRAY DOMINGO.- ¿Quién la retenía?
JUAN SASTRE.- Esta mañana, cuando iba a las viñas
de Mosé para cerrar un trato, vi brillar algo
entre las vides. Me acerqué y encontré la Custodia
semienterrada.
FERRADO.- (A los presentes) Vayamos a casa de Mosé
y prendámosla fuego con toda su familia dentro.
GANAPÁN I y II.- (Grita) ¡Muerte a Mosé y a todos
los perros judíos!
La multitud grita exaltada.
FRAY DOMINGO.- ¡Un momento! No es a vosotros a
quien se confía impartir justicia. Dejad que sea
45
el Santo Tribunal de la Inquisición el que decida
qué castigo merecen los profanadores.
MÚSICA: CORNETAS Y TAMBORES
La procesión continúa su marcha
Domingo portando la Custodia.
ahora
con
Fray
46
*DECIMOTERCERA ESCENA
Dos
alguaciles
acompañados
por
Ferrado
de
Moreruela y Toribio, llegan hasta la casa de Mosé.
Los alguaciles golpean la puerta con violencia.
ALGUACILES.- (Golpeando) ¡Abrid en nombre de la
Santa Inquisición!
SARA.- (Sale.
nosotros?
A
los
presentes)
¿Qué
queréis
de
Iglesia
de
FERRADO.- ¿Dónde está Mosé, tu marido?
SARA.- ¿Qué queréis de mi marido?
FERRADO.- Que
Santa María.
nos
acompañe
hasta
la
SARA.-¿Para qué?
FERRADO.¡Maldita
mujer!
¡Se
acabaron
tus
preguntas!
Deja paso a los alguaciles que en
nombre de la Inquisición llegan a tu casa.
SARA.- No veo a ningún alguacil de la Inquisición.
A un gesto de Ferrado, los alguaciles apartan a
Sara. Sale a la puerta Jacob, su hijo, que intenta
defender a su madre. Detrás de él, sale Lía.
JACOB.- (A los alguaciles) ¡Dejad a mi madre en
paz, cobardes! ¿Qué queréis de nosotros?
LÍA.- ¿No tenéis suficiente con habernos robado
nuestra fe?
TORIBIO.- (A Lía) Cierra tu boca, mujerzuela
acabarás como van a acabar ellos…
o
SARA.- ¿Quiénes son ellos?
TORIBIO.- El santo Tribunal dirá sus nombres en
voz alta. Espera hasta entonces.
47
FERRADO.- Bien. Tenemos también al hijo. (A Jacob)
Tú nos acompañarás también, muchacho.
Sale Mosé.
MOSÉ.- (A Ferrado) Deja en paz a mi familia,
Ferrado de Moreruela. Sabes muy bien que mi
hijo es inocente como todos nosotros. Esa
acusación del robo de la Custodia es una
calumnia que tú conoces bien de qué lengua ha
brotado.
TORIBIO.- (Escupe a Mosé) ¡Perro judío!
Jacob se deshace
sobre Toribio.
JACOB.- (Golpea
escupitajo…
de
a
los
alguaciles
Toribio)
Vas
a
y
se
lanza
tragarte
tu
Los alguaciles reducen a Jacob. Luego prenden al
padre. Sara desesperada grita y Lía intenta
sujetar a su sobrino.
SARA.-¡No! ¡No podéis hacer esto!
FERRADO.- (A
ellos.
los
alguaciles)
A
Santa
María
con
El cortejo sale llevando presos a Jacob y a su
padre Mosé. Cuando enfila una calle, Raquel que
viene con Eva, Miriam, Ester y Nora de coger agua
en la fuente, se encuentra con el cortejo.
RAQUEL.- (A Jacob) ¿Qué ha pasado? ¿Por qué os
llevan presos?
FERRADO.- (A Raquel) Apartaos, muchachas, si no
queréis acompañar a estos dos sacrílegos.
TORIBIO.- (A Ferrado) Tarde o temprano, los
acompañarán. Todos son igual de culpables.
48
Raquel
intenta
acercarse
a
Jacob
pero
los
alguaciles la apartan, al igual que a las demás
muchachas.
49
*DECIMOCUARTA ESCENA.
MÚSICA: INTERLUDIO
Se supone que estamos en el exterior de la Iglesia
de Santa María de Hervás. Un sitial domina la
escena. En él vemos a Fray Domingo presidiendo
este proceso. A la derecha de Fray Domingo estará
Ferrado de Moreruela y a la izquierda, Juan
Sastre. Lucas y Toribio están entre los presentes.
Los tambores redoblan y vemos entrar amarrados con
cuerdas a Mosé, Jacob, Simón Hamiz, Elías, Rebeca
y algunos judíos y judías más. Un grupo de casi
veinte judíos todos amarrados. Frente a ellos
vemos varios sambenitos con sus capirotes y
corozas dispuestos. Junto a los judíos viene una
mujer desgreñada con mirada perdida, la Celsa,
acusada por bruja y junto a ella una joven lívida,
asustada y temblorosa, Cándida, a la que también
acusan de ser su aprendiza en las prácticas
esotéricas.
El Heraldo se dirige a la multitud.
MÚSICA: CORNETAS Y TAMBORES
HERALDO.- (Solemne) En la Villa de Hervás, hoy,
día del Señor, comparecen para diligencias ante el
representante
del
Santo
tribunal
de
la
Inquisición, Fray Domingo de Albeina, la llamada
Celsa Vinagre, a la que se acusa de practicar la
brujería, apelar a Satanás y atribuirse poderes
mágicos de sanación que sólo a nuestro Señor y a
los santos elegidos les son confiados. Y con ella,
se acusa también a la llamada Cándida Herrín por
aceptar
de
la
dicha
Celsa
sus
enseñanzas
sacrílegas.
LA CELSA.- (Terrible y escupiendo hacia el
Tribunal) ¡Que la ponzoña cubra vuestros ojos!
¡Que sobre vuestras casas llueva ceniza! ¿Quiénes
sois vosotros para juzgarme?
FRAY DOMINGO.- ¡Calla, desgraciada! ¡Guarda tus
gritos para cuando las llamas rodeen tu piel!
50
Mejor te valdría llorar arrepentida y confesar tus
terribles pecados.
CÁNDIDA.- (Se arroja de rodillas ante Fray
Domingo) Padre, padre… Tened piedad de mí. Soy
inocente. Sólo he servido en su casa… Yo no sé
nada…
HERALDO.- (Alza a Cándida) Cállate, mujer. Estás
ante un Tribunal Santo.
FRAY DOMINGO.- (Al Heraldo que forcejea con
Cándida) Haya paz. Estamos ante un Santo Tribunal,
ciertamente, y como tal, nada habéis de temer. La
vida es un accidente pero la salvación es una
categoría
eterna.
Mirad
este
Tribunal
como
oportunidad, no como castigo… (A Cándida) Si nada
has hecho, nada has de temer. Porque aunque el
tránsito sea doloroso, te elevará a la felicidad
suprema.
LA CELSA.- ¿Doloroso? (A Cándida) Su piedad es tal
que arrojan leña verde para que nos cozamos a
fuego lento y así alargar el espectáculo…
CÁNDIDA.- ¡No quiero morir así! ¡No quiero morir!
¡Madre, madre! ¿Dónde estás madre?
MÚSICA: CORNETAS Y TAMBORES
Redoblan los tambores y los judíos presos son
adelantados hasta situarse frente a Fray Domingo.
HERALDO.- Acuden también ante este Tribunal los
sospechosos de profanación de la Sagrada Forma y
la Custodia de Aldeanueva, vecinos conversos de
Hervás. Que la justicia divina administrada en
nombre de sus Majestades Católicas, se haga.
FRAY DOMINGO.- (A los judíos presos) Bien sabéis,
como cristianos bautizados que sois, que el crimen
del que se os acusa, es el más abyecto y grave que
un cristiano pueda cometer. Os aseguro que para
este
delito
no
hay
posibilidad
alguna
de
51
indulgencia y por ello, por nuestro afán de salvar
vuestras desgraciadas almas, os solicito que
confeséis para así poner vuestras almas en paz con
Dios.
MOSÉ.- No hemos cometido ningún crimen, santidad.
Somos víctimas de una falsa acusación, de una
calumnia.
FERRADO.- (A Mosé) ¿Una calumnia?
apareció la Custodia entre tus vides?
¿Acaso
no
JUAN SASTRE.- Yo la encontré.
JACOB.- (Con rabia) Claro… Pudiste encontrar lo
que allí escondiste para culparnos, Juan Sastre.
FRAY DOMINGO.- ¡Silencio! (A Mosé) ¿Acaso mienten
los testigos que juraron ver a estos procesados
junto a ti bailar alrededor de una olla donde
hervía la Sagrada Forma consagrada?
TORIBIO.- Uno de ellos, Simón Hamiz, recalcitrante
y que practica a ocultas su judaísmo, se orinó
dentro de la olla.
SIMÓN.- (A Toribio) Que tu lengua se rompa en
pedazos por esa mentira que acabas de inventar.
Que el infierno salga por tu boca…
FRAY DOMINGO.- ¡Silencio!
JUAN
SASTRE.Pobre
excusa
para
intentar
confundirnos. (A Jacob) ¿Cómo puedes decir que yo
escondí esa Custodia? ¿Acaso estabas allí?
Entra Francisco
presentes.
Saysilero
y
se
dirige
a
los
FRANCISCO.- Pero yo sí estaba.
JUAN SASTRE.- (A Fray Domingo) Detenedle, Fray
Domingo… Ordenad que detengan a este hombre. Es
tan culpable como ellos. Defiende a los judíos…
52
FRANCISCO.-(Le corta) Defiendo la verdad. (A Fray
Domingo) Acababa de amanecer cuando marchaba a
Béjar para despachar con el Duque, mi señor. Y vi
a Juan Sastre…(Señala a Juan Sastre) agazapado
entre las viñas con la Custodia en sus manos.
JUAN SASTRE.- Miente.
FRAY DOMINGO.- (A Juan Sastre) ¿Es eso cierto?
JUAN SASTRE.- Es uno de ellos y miente. (A
Francisco)
¿Qué
quieres
de
mí,
Francisco
Saysilero? ¿Acaso tienes tratos con Mosé para
quedarte con sus viñas?
FRANCISCO.- (Blande un documento) Yo no. Es
nuestro señor el Duque de Béjar quien desea
solucionar ese problema y está informado de tus
maniobras. Con esta cédula me autoriza para
denunciarte ante la Santa Inquisición. Fue el
primero en conocer que la Custodia estaba en tus
manos.
FRAY DOMINGO.- (Hace un gesto a Francisco y éste
le aproxima la cédula que lee el fraile. A Juan
Sastre) Juan Sastre, por la autoridad que el Duque
confiere a este documento, date preso junto a
estos
conversos
como
sospechoso
de
robo
y
profanación de la Custodia de Aldeanueva.
JUAN SASTRE.- (Desesperado) ¡No es cierto! ¡Todo
es una patraña! El Duque se ha confabulado con
estos perros judíos para despojarme de todo…
¡Maldito seas, Francisco Saysilero! ¡Claro que te
cobras
tu
amistad
con
estas
gentes!
¡Pido
justicia!¡Sólo pido lo que es mío!
FRAY DOMINGO.- Y la tendrás. Tendrás justicia como
la tendrán el resto de tus compinches. (A los
Alguaciles) Que permanezcan detenidos hasta su
marcha a las cárceles del Duque desde donde serán
trasladados a Llerena para el Auto de Fe. Y que
vistan de hoy hasta entonces el sambenito.
53
MÚSICA: CORNETAS Y TAMBORES
Suenan de nuevo los tambores. Los presos a los que
se ha unido Juan Sastre caminan hacia su prisión.
La Celsa da alaridos y Cándida medio desmayada es
ayudada por algunas mujeres a caminar.
54
*DECIMOQUINTA ESCENA
MÚSICA: LA HUIDA DE LOS AMANTES
La noche ha caído sobre Hervás. Los pájaros de la
noche dejan caer sus sordos trinos esperando la
llegada de algún animal despistado para lanzarse
sobre él.
Raquel
aparece
llevando
un
hatillo.
Camina
solitaria y temerosa.
De repente, alguien la asalta por la espalda y
tapa su boca con la mano. Es Francisco Saysilero.
FRANCISCO.- (A Raquel) No tengas miedo, Raquel. No
te voy a hacer daño. Pero no hagas ruido…
RAQUEL.- (Cuando Francisco
boca) ¿Qué ocurre?
quita
la
mano
de
su
FRANCISCO.- Tranquila. Todo está listo.
RAQUEL.- ¿Y Jacob? ¿Dónde está? ¿Qué noticias me
traes de él?
Francisco silba y aparece Jacob surgiendo de la
oscuridad.
RAQUEL.- (Asombrada. A punto de desmayarse por la
impresión) ¡Jacob, amor mío!
JACOB.- (Se abraza a Raquel) Raquel… Raquel…
RAQUEL.- Pensé que te había perdido para siempre…
Como he perdido a mis padres… y a mis amigos…
JACOB.- Esos hijos de mala madre han denunciado a
inocentes que murieron en Llerena víctimas de su
calumnia… Francisco se ha jugado la vida por
nosotros.
FRANCISCO.- Yo regreso antes de que levante
sospechas. Ahora os toca a vosotros comenzar una
nueva vida. (A Jacob) Ya sabes después de tantos
meses qué caminos te llevarán hacia Portugal…Cuida
55
de Raquel porque es la esperanza de
pueblo… (Se abraza a Jacob) Suerte. (A
Suerte y ánimo para continuar…
vuestro
Raquel)
RAQUEL.- Bendito seas, Francisco, bendito seas.
(Besa a Francisco) Ojalá esta acción tuya sirva
para que un día podamos regresar de nuevo y ver
cómo todos…los cristianos como tú…se abrazan a
nosotros sin recelo.
FRANCISCO.- Volveréis… Lo sé.
JACOB.- (Mientras Francisco se aleja) Adiós,
amigo, hermano, que Dios te bendiga. (A Raquel)
Atrás se queda este horror pero también se queda
nuestra patria… Fíjate bien en el camino y no lo
olvides… Tal vez un día, tus hijos te pregunten:
”¿Madre, cuál es el camino de Hervás?”
RAQUEL.- Vamos.
JACOB.- Vamos…
Jacob y Raquel se alejan de Hervás.
56
TERCERA INTERVENCIÓN DEL CORO
MÚSICA: CORO
CORO DE MUJERES JUDÍAS.- Florecerán las mimosas en
la vega del Ambroz. Entonces habrán brotado
los campos y las risas de júbilo llenarán los
caminos.
CORIFEO 2.- Estos caminos que nunca deberemos
olvidar para poder responder a nuestros hijos
cuando pregunten: ¿madre, cuál es el sendero
que nos acerca a Hervás?
CORO
DE MUJERES JUDÍAS.- Desde los castaños
llegará el perfume de la dicha y juntos,
cristianos y judíos, celebraremos el regreso
como hermanos.
CORIFEO 1.- Como hermanos fuimos creados y no
habrá ley ni capricho humano que consiga
separarnos para siempre.
CORO
DE MUJERES JUDÍAS.- En la distancia te
quedas, pueblo amado, nuestro pueblo. Pero
cada paso que me aleja de ti, me clava tu
imagen en lo más hondo del alma.
CORIFEO 2.- Volveremos un día y de nuevo será la
primavera.
CORO DE MUJERES JUDÍAS.- Volveremos un día y de
nuevo será la primavera.
MÚSICA: SALUDO
FINAL.
57
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