“LA CALUMNIA” Obra dramática basada en la leyenda de Hervás: “La Forma profanada” Miguel Murillo Gómez. Cuaderno de dirección José A. Raynaud Hervás, 2015 1 PERSONAJES (Por orden de intervención) HERALDO JUDÍA I JUDÍA II SIMÓN MOSÉ JUDÍA III JUDÍA IV JACOB CORO DE JUDÍOS CORIFEO LÍA SARA CRIADA REBECA LUCAS FERRADO TORIBIO JUAN SASTRE GANAPÁN I GANAPÁN II LILAJ RAQUEL MIRIAM ISABEL ILANA SALOMÉ FRANCISCO ELÍAS EVA MIRIAM ESTER NORA FRAY DOMINGO ALGUACILES LA CELSA CÁNDIDA 2 PRIMERA PARTE MÚSICA: OBERTURA *PRIMERA ESCENA Villa de Hervás a uno de Abril de 1492. Día de mercado. Vienen vendedores de telas, de miel y especies y de leche fresca con sus vacas. También vemos grupos de música que tocan dulzainas y tamboriles, charlatanes y saltimbanquis. Un heraldo a caballo acompañado por varios Alguaciles llega hasta una plaza de la Villa. Es un cortejo solemne que avanza hasta situarse en la plaza. Suenan clarines anunciando el pregón que el heraldo pronunciará. Las gentes de Hervás se agolpan para escuchar al heraldo. MÚSICA: CORNETAS Y TAMBORES HERALDO.- (Solemne tras los toques de clarines) ¡Noble Villa de Hervás! Los Reyes Fernando e Isabel, por la Gracia de Dios, Reyes de Castilla, León, Aragón y otros dominios de la Corona, al Príncipe Juan, a los duques, marqueses, condes, Órdenes Religiosas y sus Maestres, a los señores de los castillos, caballeros, y a todos los judíos, hombres y mujeres de cualquier edad y a quienquiera esta carta le concierna, salud y gracia para él. (Toque de atención) MÚSICA: CORNETAS Y TAMBORES Bien es sabido que en nuestros dominios existen algunos malos cristianos que han judaizado y han cometido apostasía contra la santa fe Católica, siendo causa la mayoría por las relaciones entre judíos y cristianos. Por lo tanto en el año de 1480, ordenamos que los judíos fueran separados de las ciudades y provincias de nuestros dominios y que les fueran adjudicados sectores separados, esperando que con esta separación la situación existente sería remediada, y nosotros ordenamos 3 que se estableciera la Inquisición en estos dominios; y en el término de doce años ha funcionado y la Inquisición ha encontrado muchas personas culpables. Además, estamos informados por la Inquisición y otros del gran daño que persiste a los cristianos al relacionarse con los judíos, y a su vez estos judíos tratan de todas maneras de subvertir la Santa Fe Católica y están tratando de obstaculizar a cristianos creyentes de acercarse a sus creencias. MÚSICA: CORNETAS Y TAMBORES Por razón de estos crímenes, nosotros y el Consejo de hombres eminentes, caballeros de nuestro reinado y de otras personas de conciencia y conocimiento de nuestro Supremo Concejo, y después de muchísima deliberación se acordó dictar que todos los judíos y judías deben abandonar nuestros reinados y que no les sea permitido nunca regresar. JUDÍA I.- (Susurra) ¡¿Qué será de nosotros ahora? HERALDO.- Si alguno de estos judíos no acepta este edicto, y es encontrado en estos dominios o regresara a ellos, será culpado a muerte y confiscados todos sus bienes. JUDÍA II.- (Susurra)¡Que Dios nosotros y de nuestros hijos! se apiade de HERALDO.- Y de igual manera, serán culpados aquellos que guardaren a judíos y judías o los protegieran, siendo desposeídos de sus bienes. De esta forma, damos un plazo de liquidación de bienes hasta finales del mes de Julio, tiempo en el que todos los judíos y judías deberán haber abandonado nuestros reinos y que en ese plazo no sean molestados ni incomodados de ningún modo. SIMÓN.- (Gritando) ¿Por qué este castigo? MOSÉ.- (Gritando) ¿De qué crimen se nos acusa? 4 HERALDO.- Dado en la ciudad de Granada el treinta y uno día de Marzo del año de Nuestro Señor Jesucristo de 1492. Firmado, yo, el Rey, yo, la reina y Juan de la Colonia secretario del Rey y la Reina que lo ha escrito por orden de sus Majestades. (Toque final) MÚSICA: CORNETAS Y TAMBORES Mientras el cortejo se retira, los vecinos que asisten a la lectura del edicto reaccionan de formas diversas. Unas mujeres judías lloran y gimen desconsoladas. Los hombres cabizbajos se echan miradas de perplejidad. Alguno intenta protestar pero es reducido por los Alguaciles. MOSÉ.- ¿A dónde iremos si todo lo que tenemos está en este lugar, en las tierras de Hervás? JUDÍA III.- Moriremos lejos de nuestras casas, de nuestra patria abandonados en tierras extrañas. JUDÍA IV.- (Grita desesperada) ¡Piedad! ¡Piedad! TODAS LAS MUJERES: ¡Piedad! SIMÓN.- (A los demás erigiéndose en líder) ¡Dejad de gemir como niñas asustadas! JACOB.- ¡No consentiremos semejante atropello! MOSÉ.- ¡Levantémonos contra esta injusticia! TODOS.- ¡Levantémonos! MOSÉ toma una piedra e intenta arrojarla contra el Heraldo que está abandonando el lugar. Otros judíos le imitan pero la presencia de los Alguaciles armados les hace desistir de su intento de agresión. Todos salen corriendo hacia sus hogares. 5 PRIMERA INTERVENCIÓN DEL CORO MÚSICA: CORO CORO DE JUDÍOS.- Quiere Yavhé que volvamos a errar sin patria. Que las raíces de nuestras cosechas se sequen sin darnos provechos. CORIFEO.- Así fue en la Antigüedad y así será a partir de ahora. ¿A dónde irá tu pueblo, Dios de la justicia? CORO DE JUDÍOS.- Nuestros hijos y nuestras hijas no conocerán el hogar de sus padres y de sus abuelos. Sólo nos espera la oscuridad de una tierra extraña. CORIFEO.- ¿En qué lugar te escondes Tierra de Promisión? ¿Cuándo acabaremos de penar por nuestros pecados? CORO DE JUDÍOS.- La Tierra no es lugar para nosotros. El camino es nuestra patria y nuestros enemigos celebran nuestra partida en cada recodo. ¿Por qué nos castigas, Yavhé, de nuevo? ¿Por qué castigas a tu pueblo? CORIFEO.- ¡La Tierra no es lugar para nosotros! CORO DE JUDÍOS.nosotros! ¡La Tierra no es lugar para 6 *SEGUNDA ESCENA MÚSICA: LA NOCHE Anochece en la Villa de Hervás. Desde el Pinajarro el viento suaviza los primeros calores de una Primavera que llena de esplendor todo el valle del Ambroz. Sara, una mujer judía, sale al camino preocupada. La acompaña Lía, su cuñada, y una criada de la casa. Sara mira hacia el horizonte queriendo descubrir al caminante que no acaba de aparecer. Detrás de Sara vemos llegar a Jacob, su hijo, un joven que apenas ha salido de la adolescencia. JACOB.- (A las mujeres) Madre... ¿Qué hacéis aquí? Volved a casa. Está la noche cayendo y este camino no es el mejor lugar para nosotros… Volved. LÍA.- He intentado detenerla, Jacob, pero no he podido. Tu madre se muere de impaciencia por saber algo de tu padre. (A Sara) Jacob tiene razón… deberíamos volver a casa. SARA.- (A Lía) ¿No te preocupa sucederle a tu hermano, Lía? lo que pueda LÍA.- Me preocupa tanto como a ti, Sara, pero tu hijo tiene razón… No podemos estar aquí. SARA.- (Suplica a Jacob) Un rato más. Sólo un rato. Tu padre tiene que regresar pronto. Igual se ha entretenido en el camino. O le ha surgido en Béjar algún asunto que le retrasa… JACOB.- Madre, que la noche está encima. Padre sabrá qué hacer pero no podemos estar aquí… Los vecinos hablan de la ronda de Ferrado. Van borrachos y no respetan a nadie. SARA.- ¿A nadie? ¡A ningún judío querrás decir! Nos acosan, nos insultan y se comenta que han entrado en las casas cerradas de los que ya se 7 fueron, saqueándolas… ¿Pero qué les ocurriendo? ¿Qué está ocurriendo en pueblo? está este JACOB.- (Tirando de su madre) Vamos a casa. LÍA.-(A Sara) Haz caso a tu hijo, Sara… Cuando se dan la vuelta para volver a su casa, escuchan cómo se acerca alguien y se detienen temerosos. SONIDO: VIENTO SARA.-¿Quién va? ¿Eres tú, Mosé? ¿Eres tú, esposo mío? JACOB.-(Intenta tirar de su madre) No hay nadie, madre. Es el viento que mueve las copas de los castaños. Vamos. SARA.- (Se resiste a marchar) ¿Eres tú, esposo? Una figura que se oculta en las sombras y viene embozado con sus ropas, se adelanta. Es Rebeca, vecina de Sara. Llega fatigada y en muy mal estado. SARA.- ¡Rebeca! ¿Qué ha ocurrido? ¿De dónde sales? REBECA.- Era una trampa, Sara. Todo era un engaño. SARA.- ¿Dónde está tu marido? REBECA.- Las palabras del Duque de Béjar escondían una trampa. SARA.- Pero si fueron a negociar con él. REBECA.- Así es. Fueron a negociar con el Duque la venta de nuestras posesiones pero él tenía otros planes… LÍA.- ¿Dónde está mi hermano? 8 REBECA.- Preso en las cárceles del Duque junto a todos los hombres que iban con él. LÍA.- (Abrazándose a Sara) Está preso, Sara… ¡Oh, Dios! ¿Qué va a ser de nosotros? JACOB.- ¿Presos? ¿Por qué? REBECA.- Nada más empezar la negociación sobre la venta de nuestras propiedades según el decreto de expulsión, Don Álvaro, el Duque, mostró un pliego en el que les exigía su conversión al cristianismo… JACOB.- ¿Cómo? REBECA.- ¡Nuestra conversión! Y se nos prohibía la salida de sus tierras. LÍA.- Somos judíos, nuestros padres eran judíos y nuestros abuelos. ¿Por qué quieren que reneguemos de nuestra fe? SARA.- No comprendo nada. El edicto de los Reyes es muy claro. Tenemos que abandonar España antes del 31 de Julio… bajo pena de muerte. REBECA.- Eso le dijeron al Duque pero respondió diciendo que no podemos marcharnos todos de Hervás, porque nos necesita. JACOB.- ¿Y por eso los encarcela? REBECA.- Se negaron a firmar el pliego aceptando la conversión. Tu padre expuso con firmeza su decisión de marchar de España antes de abjurar de su fe judía… SARA.- ¿Cómo has sabido todo esto, Rebeca? REBECA.- Así me lo contó mi marido antes de que lo condujeran hacia las cárceles. Llevo dos días 9 caminando sola en las sierras. Hay que avisar a todos los demás. SARA.- (Asustada) Están presos… ¿Os dais cuenta? ¡Presos! ¿Qué va a ser de nosotros? No queda tiempo para marchar y están en juego nuestras vidas. REBECA.- Hasta que no consientan en abjurar de su fe judía, no saldrán de esas terribles mazmorras. JACOB.- ¡Hijos de mala quieren de nosotros? madre! ¡Traidores! ¿Qué REBECA.- Quieren nuestras pertenencias. Todo lo que tenemos. El Duque ha elegido a los que más tierras tienen para arrebatárselas… SARA.- No puede hacerlo. REBECA.- ¿Quién se lo impide? Sólo quiere eso. Dice que le son útiles pero sólo quiere tenerlos allí encerrados hasta que los expolie. Después… sólo Dios sabe qué hará con ellos, con nosotros. SARA.- El edicto de los Reyes Católicos dice muy claramente que nuestras posesiones pasan a la Casa Real… ¿Qué intenta Don Álvaro, el Duque, con este robo? ¿Contravenir la orden real? Se escuchan cascos de caballos que se acercan por el camino. Sara, Lía, Jacob y Rebeca corren hacia sus casas al escuchar los caballos. 10 *TERCERA ESCENA Cuatro hombres a caballo llegan hasta este punto del camino. Son Ferrado de Moreruela y sus amigos, Toribio, Juan Sastre y Lucas. Vienen eufóricos y medio borrachos. Les acompañan dos Ganapanes que traen antorchas encendidas. LUCAS.- (Olfatea como un sabueso) Huelo a perros judíos. ¿Dónde os escondéis? Salid… Salid de donde estéis… víboras. FERRADO.- (Señala hacia las casas de los judíos) ¿Qué me decís ahora? Todo esto será nuestro… y las viñas… y esas tierras ricas en cosechas… ¡Nuestras! ¿Y sabéis cómo serán nuestras? TORIBIO.(Grita entusiasmado) ¡Por la mano generosa de sus majestades los Reyes, doña Isabel y don Fernando a quien Dios guarde muchos años! JUAN SASTRE.¡Eh, eh, eh! Más despacio, compañeros… Que los Reyes no regalan nada… Echan a estos perros y se quedan con sus presas… LUCAS.-(A Juan) ¿Qué te pasa, Juan Sastre, acaso el vino te hace cobarde? JUAN SASTRE.- ¿Qué dices, Lucas? No es eso… pero las leyes son las leyes… TORIBIO.- Y Don Álvaro el Duque de Béjar es el Duque de Béjar… Los Reyes están muy lejos… y aquí los que tienen que aguantar a esta raza somos nosotros… ¿De quién es el trigo del granero cuando lo limpias de ratones? ¿De los ratones? (Ríe salvaje) FERRADO.- ¡Cuánta razón tienes, Toribio! Limpiemos de ratones el granero y aprovechemos el trigo… (Señala a alguien que se mueve en las sombras) Mirad allí… ¿Veis lo que yo veo? 11 Toribio se acerca hasta la penumbra y saca de allí a una joven atemorizada. TORIBIO.- ¡Una rata! Es Lilaj, la hija muda de Efraín, que se intenta zafar de Toribio. Lleva un bulto con ropas. JUAN SASTRE.- Déjala, Toribio, es sólo una niña. FERRADO.- Una niña judía… ¿O es una espía? (A Toribio) Anda, Toribio, despeja mi duda… ¿Es niña o es espía? TORIBIO.- (Brutal manosea a la Joven Judía) ¡Es espía, señor Ferrado, y muy espía! De niña nada… que buenos cántaros porta… (Gesto obsceno de Toribio) LUCAS.- (Se acerca a la Joven e intenta sacar sus pechos) Pues hora es de beber leche, que vino llevamos de sobra… La Joven intenta huir pero Ferrado le corta el paso. FERRADO.- ¡Quieta! ¿A dónde crees que vas? ¿No sabes lo que le ocurre a los judíos que no cumplen las leyes de expulsión? Lilaj aterrorizada intenta explicar algo pero Ferrado violentamente la agarra de los brazos. El bulto de ropa cae al suelo. JUAN SASTRE.- Déjala marchar, Ferrado… Es una niña muda. FERRADO.- ¿Es que no sabes el camino que has de tomar? ¿No? (Con carcajadas a los suyos) Yo la enseñaré el camino de Portugal todas las veces que hagan falta… (Toma a la Joven Judía y se la lleva arrastrando) 12 TORIBIO.-(Bestia) Mi señor, Ferrado… amigo… Que yo también me sé un camino para Portugal muy recto y muy largo… LUCAS.- Y yo… Yo sé otro… Más largo que el tuyo, Toribio… Ferrado y la Joven Judía salen de escena. compañeros hacen lo mismo y les siguen. Sus 13 *CUARTA ESCENA MÚSICA: LA MARCHA DE RAQUEL Ante la casa de Simón Hamiz hay un burrillo con alforjas dispuesto para iniciar un viaje. Simón, un hombre ya mayor y aspecto venerable, sale de su casa y carga en las alforjas varias cántaras y algún hatillo. De la casa de Simón Hamiz sale ahora Miriam, su esposa, acompañada por Raquel, la hija de ambos, una hermosa joven que carga con un saco. Llega Jacob, el hijo de Mosé, y ayuda a Raquel a cargar el saco en el burrillo. Miriam, prudente, se adentra en la casa y deja a los dos jóvenes solos. JACOB.- ¿Os vais ya? RAQUEL.- Sí. Mi padre quiere unirse a los que marchan hacia Ciudad Rodrigo para pasar a Portugal. JACOB.- (Abraza a Raquel) ¿Cuándo volveré a verte? RAQUEL.- Pronto, Jacob. Pronto. JACOB.- No soportaré estar ni un minuto sin ti. RAQUEL.- Ni yo. Pero confía… confía. Tu padre saldrá de la cárcel del Duque y podréis marcharos a Portugal. Entonces nos encontraremos. JACOB.- (Sombrío) No lo sé, Raquel. La crueldad del Duque no tiene límites… Y tampoco me fío de las súplicas que hemos enviado al Concejo Real… RAQUEL.- Los Reyes atenderán esa súplica. No puede encarcelarlos el Duque. Tienen que salir de España como todos nosotros… JACOB.- (Más sombrío) O hacerse conversos… RAQUEL.-¡Qué dices! ¿Conversos? demás son buenos judíos… Tu padre y los 14 JACOB.- (Señala el entorno) Pero esto es su vida… Aquí se asentaron nuestros antepasados. Todo lo que tenemos lo heredamos de ellos con el juramento sagrado de trabajarlo para las generaciones venideras. Eso para mi padre está por encima de todo… Es su vida. RAQUEL.- Es nuestra vida. JACOB.- Se me parte el corazón al ver cómo se alejan de sus casas y sus haciendas esos hombres y esas mujeres… Esto es lo único que tenemos. ¿No lo entiendes? RAQUEL.- Claro que lo entiendo… JACOB.- Y ahora debemos dejarlo todo… RAQUEL.- ¿Por qué se convierten los hombres en lobos para sus semejantes, Jacob? No hace mucho, el Duque nos estimaba. Trabajábamos en paz para él… JACOB.- La ambición y la codicia nos separan, Raquel… Aquí todo se ha terminado y sólo nos quedan días de sufrimiento. Sale Simón Hamiz con la llave de su casa en la mano. SIMÓN.- (A su esposa Miriam que sigue dentro de la casa) Apura, mujer, que los grupos esperan para echarse al camino. RAQUEL.-(Acariciando a Jacob) No desesperes. Serán pocos días y volveremos a estar juntos. Nadie podrá separarnos. SIMÓN.- (A los dos jóvenes) Vosotros… Despedíos… JACOB.- Adiós… Raquel… (Se marcha) 15 SIMÓN.- (A Jacob) Despídeme de tus padres y diles que allí, en Portugal, está la casa de Simón Hamiz para acogeros… JACOB.- Gracias, Simón. Simón se marcha en busca de su mujer. JACOB.- (Echa una última mirada a Raquel) Empiezo a contar las horas para volver a verte. RAQUEL.-Adiós, Jacob. Cuídate mucho… Sale Miriam con el último bulto que carga en el burrillo. Simón Hamiz coge la llave y cierra la puerta de su casa. SIMÓN.- Adiós hogar de mis antepasados y mío. Qué diferente es darle las vueltas a esta llave… qué distinto de aquel día en el que tú y yo cerramos la puerta del Yijud con nuestros padres tras el casamiento… Nunca más se cerró esta puerta a nadie… MIRIAM.- (Se acerca a Simón) Vamos, marido… Guarda la llave de nuestra casa para que en el futuro, alguno de nuestros descendientes pueda retornar a este hogar que será el suyo… SIMÓN.- (Se guarda la llave y se dirige a Raquel) Hablando de descendientes… No es mal chico el hijo de Mosé. ¿Verdad, Raquel? RAQUEL.-¡Qué cosas dice, padre! Y en qué momento… SIMÓN.- Es el momento oportuno. Cuando llega la dificultad, lo mejor es hablar con esperanza… Vosotros los jóvenes sois nuestra esperanza… (Arrea al burrillo y se ponen en marcha) Vamos, que el camino es largo. (A Miriam) Y no vuelvas tu mirada atrás… Recuerda a la mujer de Lot… MIRIAM.- (Vuelve la mirada bobo, Simón Hamiz… No me hacia su casa) Eres voy a convertir en 16 estatua de sal… Pero mi corazón me escuece como si estuviera cubierto por ella… MÚSICA: EL ÉXODO DEL PUEBLO JUDÍO Los tres y el burrillo se ponen en el camino. 17 *QUINTA ESCENA Hacia el camino se dirigen varias familias más a las que se une la de Simón Hamiz. Algunas llevan como Simón, un burrillo. Otras tiran de un carro donde van sus pocas pertenencias. Los más se limitan a cargar pesados fardos. Hay hombres, mujeres y niños que inician este éxodo. Una mujer, Isabel, madre de Lilaj, aparece en el camino y se coloca ante el Grupo de Judíos. La acompañan Salomé, su hermana, e Ilana, una amiga. ISABEL.- (Viene destrozada. Al Grupo) ¿Alguien la ha visto? ¿Alguien ha visto a mi hija, a mi Lilaj? Por favor, hermanos, decidme algo… Mi hija salió de casa a recoger las ropas puestas a secar y no volvió. ¿Alguien la ha visto? ILANA.- (Muestra el atillo de ropas que cayó de las manos de Lía) Mirad… En el camino encontramos este atillo, el que su hija llevaba antes de desaparecer… Por Yavhé… por nuestra sangre… Decidnos dónde está… Decidnos si alguno de vosotros vio algo… JUDÍA I.- ¿En qué camino encontraste ese atillo, Ilana? ILANA.- En el camino de la fuente. JUDÍA II.- ¡Dios nos asista! Allí escuché gritos y risas… Creo que era la partida de Ferrado que se dedica al saqueo de lo poco que dejamos en nuestras casas… SALOMÉ.- (Grita de dolor) Pobre sobrina… Mi pobre Lilaj… Quiera Dios que no hayas caído en manos de esos criminales… Mejor morir desde lo alto de una roca que tropezarse con esas gentes sin piedad. ISABEL.-¡Hija, hija mía! 18 JUDÍA IV.- (A Isabel y Salomé) Callad esos lamentos. ¿Quién dice que esté en peligro? Puede haberse extraviado y como no puede hablar, le costará encontraros… SALOMÉ.- (Al Grupo) Hermanos… Si la veis antes de partir, decidle que no nos iremos hasta encontrarla. ILANA.- Que la estaremos buscando. ISABEL.- ¡Mi hija, mi pequeña Lilaj! JUDÍA III.- Yo también busqué a mi pequeña una noche oscura y fría… ¿Y sabéis dónde la encontré? Bajo un castaño, desnuda y medio muerta… deshonrada… SALOMÉ.-¿Por quién? JUDÍA II.- ¿Por quién ha de ser? Por ellos, por los que nunca tendrán juicio ni castigo… Por los mismos que ahora roban nuestras pocas pertenencias… y ríen satisfechos al vernos marchar. ILANA.- (A la mujer) ¡Calla! Mira el dolor que llevas hasta esta mujer y su familia… (A Isabel, Marta y Salomé) Vamos… Debemos encontrarla antes de partir hacia Portugal… Isabel, Salomé e Ilana dejan al Grupo y caminan en dirección contraria para adentrarse en el pueblo. Varios hombres a caballo llegan hasta la comitiva. Al frente de ellos viene Francisco Saysilero, cristiano de Hervás y guía. JUDÍA I.- (Asustada ante los hombres que llegan) ¿Qué más quieren de nosotros? JUDÍA II.- Vienen con parecen de paz. armas y sus gestos no 19 JUDÍA III.- Ha llegado nuestra última hora. JUDÍA IV.- Señor, apiádate de tu pueblo. ELÍAS.- (A las mujeres) ¡Callad! (A Francisco) Franqueadnos el paso, señor. Somos gentes de paz que marchan a su destino incierto. FRANCISCO.- Perded cuidado. También nosotros somos gentes de paz. SIMÓN.(Señala a Francisco) Es Francisco Saysilero, nuestro vecino. Salud, Francisco. FRANCISCO.- Salud, Simón Hamiz. Ya veo con dolor cómo partes con tu familia. ELÍAS.- ¿A qué obedece tenerte con nosotros? Eres cristiano viejo y en nada te afecta el edicto de expulsión. FRANCISCO.- Así es. Pero nuestra misión no es otra que la de daros escolta y guiaros por esos caminos ásperos para que nadie ose asaltaros como está ocurriendo con frecuencia. SIMÓN.- Gracias, Francisco. Los caminos de la Sierra de Francia que tú conoces muy bien, podrían convertirse en un infierno para nosotros, especialmente para las mujeres y los niños. FRANCISCO.- Descuidad. Iremos con vosotros hasta Ciudad Rodrigo y más allá. Y no acabaremos esta misión hasta veros en Portugal. ELÍAS.- Triste escolta que nos aleja de nuestras casas. SIMÓN.-(Protesta) Que nos protege, querrás decir. Demos gracias a Dios por ponernos en el camino junto a un hombre como Francisco… (A 20 Francisco) Si tu religión predica el amor, tú eres digno representante de ella, Francisco. REBECA.- ¿Qué nos pides a cambio? FRANCISCO.- Nada. ELÍAS.-(Extrañado) ¿Nada? FRANCISCO.- Estaré bien pagado al veros a salvo y sin daño cuando acabe este viaje. SIMÓN.- Que Dios, el Dios de las gentes de buena voluntad, te bendiga, Francisco. JUDÍA I.- Que tu nombre se recuerde de generación en generación, hijo mío… JUDÍA II.- Siempre fuimos bien considerados por los buenos cristianos como tú… JUDÍA III y IV.- Ojalá vuelvan esos tiempos… FRANCISCO.- Gracias. (A todos) ¡En marcha! noche está cerca y el camino es largo. Vuelve la comitiva a caminar protegida hombres de Francisco Saysilero. por La los 21 SEGUNDA INTERVENCIÓN DEL CORO MÚSICA: CORO CORO DE JUDÍOS.- Atrás queda nuestra memoria, los días felices, las raíces de nuestras cosechas. Tu pueblo inicia su camino, oh Señor, ten piedad de nosotros. CORIFEO.- Que tu mano nos lleve a atravesar suaves colinas y no pedregales secos. Que tu bondad, oh Dios, nos ofrezca fuentes de agua clara y no la chispa del rayo. CORO DE JUDÍOS.- Hervás se pierde tras aquellas serranías pero jamás se borrará de nuestros corazones. CORIFEO.- La cuna de nuestros hijos, nuestra propia cuna, será por los siglos nuestra Tierra Prometida. Ayúdanos, Señor, a regresar sin peligro. CORO DE JUDÍOS.- Hervás se pierde tras aquellas serranías pero jamás se borrará de nuestros corazones. 22 *SEXTA ESCENA Es la noche cerrada sobre Hervás. Varias sombras se deslizan junto a las casas abandonadas por los judíos que partieron. Son los hombres de la ronda de Ferrado, sus peores sicarios: Juan Sastre, Toribio y Lucas. Les acompañan varios Ganapanes malvados. Uno de ellos sale de una casa cargado con telas y otras pertenencias. GANAPÁN I.- (A Juan Sastre y a Lucas) Mirad. (Muestra el botín) Dejaron estos tapices. Igual pensaban que volverían para su fiesta del Pésaj… JUAN SASTRE.- Ya no habrá más fiestas del Pésaj. (A Lucas) ¿Cuántas casas nos quedan? TORIBIO.- Unas cuantas todavía deberíamos andar con más cuidado… JUAN SASTRE.fantasmas? ¿Cuidado? ¿De pero creo que quién? ¿De los LUCAS.- Cuidado de todo, Juan… Que una cosa es que parezca que se han ido… Y otra, muy distinta, que se hayan ido de veras… TORIBIO.- ¿O se te ha olvidado lo que ocurrió con aquella moza? JUAN SASTRE.- Ya… La muda… Bien que le dije a Ferrado que la dejara en paz… TORIBIO.- Y tan en paz que la dejó. LUCAS.- Y tan en privado que nadie pensaba que se extendería el rumor… JUAN SASTRE.- ¡Calla! Los rumores son eso… rumores… que no alcanzan hasta esos dos metros bajo tierra donde está… 23 TORIBIO.- ¡Ten cuidado! Que se me estremecen los huesos de pensarlo… Que la tumba de esa moza la cavamos Lucas y yo… JUAN SASTRE.- Claro está. Después del placer viene el yacer… LUCAS.- ¡Silencio! ¿O es que aún no te das cuenta de que nos pueden escuchar? Es mi cabeza la que pendería de la soga… JUAN SASTRE.- No hay nadie aquí, Lucas, nadie. Huyeron como ratas cuando los Reyes Católicos los expulsaron… Y como ratas son… Así que tu cabeza no corre peligro… Y dejaron mucho botín… (Toma las telas que trae el Ganapán I) ¡Mira qué tejidos! (A Ganapán II señalando la casa de Simón Hamiz) Abre esa puerta. GANAPÁN II.- (Empuja la puerta de la casa de Simón Hamiz) Tiene la llave echada. JUAN SASTRE.- (Se acerca a la puerta e increpa a Ganapán II) Eres un flojo… ¿Acaso no sabes cómo abrir la puerta de un judío? (Lanza una patada a la puerta y la abre. A Ganapán II) Entra y busca bien. Te va tu salario en ello. Cuando Ganapán II se dispone a entrar en casa de Simón Hamiz, aparece Jacob que al escuchar los golpes ha salido de su casa. JACOB.- Deteneos. casa de Simón. JUAN SASTRE.dice? (Se No permitiré encara con que saqueéis Jacob) ¿Quién la lo JACOB.- Lo digo yo y basta. JUAN SASTRE.- ¿Y quién eres tú? ¿Un amigo de los judíos o un judío escondido que se acaba de jugar la vida? 24 JACOB.- Soy un amigo de esa familia consentiré que nadie entre en esa casa. y no LUCAS.- Buenas ínfulas tiene este jovencito. Así que eres amigo de esa familia. GANAPÁN I.- (Señala a Jacob) Es judío y se llama Jacob. Le conozco del mercado. JUAN SASTRE.- ¿Eres judío? ¿No conoces el edicto? ¿No sabes lo que espera al judío que aún no ha salido de estas tierras? GANAPÁN I.- Su padre sigue preso en las cárceles del Duque, nuestro señor. JUAN SASTRE.- Muy interesante. El hijo de un judío proscrito defendiendo a los de su raza. TORIBIO.- (A Juan Sastre) Nos ha descubierto, Juan. Y estos judíos tienen la lengua muy larga. Tenemos que deshacernos de él. GANAPÁN II.- (Amenaza a Jacob) Ahora rebanada el cuello como a un cordero. mismo te JUAN SASTRE.- (A Jacob) No sois ya nada… Menos que nada. Estas casas… todo lo que teníais, no son vuestras… Vete, muchacho, y olvídanos. JACOB.- No me iré de aquí hasta que vosotros no hagáis lo mismo. Ya haré llegar al Duque vuestras asquerosas maniobras. Sólo sois una partida de bandoleros. TORIBIO.- (A Juan) Tienen la lengua muy larga, Juan. Los judíos tienen la lengua muy larga. LUCAS.- Este muchacho irá pregonando el cuento y qué será de nosotros. (Toma una tela que lleva el Ganapán I) Hay muchos que quieren hacerse trajes nuevos con estos tejidos… 25 JUAN SASTRE.- (A Jacob) Te vas a quejar al Duque, nada menos… ¿Nos amenazas? ¿Tan grande es tu osadía, muchacho? (A los Ganapanes) Acabad con él. Los Ganapanes se echan encima de Jacob que a pesar de luchar como un valiente, es reducido y golpeado con fiereza. Ante los gritos, Sara, Lía y una Criada salen de sus casas y acuden a socorrerle. SARA.- ¡Dejadle en paz! LÍA.- Animales… CRIADA.- ¡Sólo es un chiquillo! SARA.- ¿Qué os ha hecho para que queráis matarle? De un empujón alejan a las mujeres que intentan socorrer a Jacob. Cuando están a punto de rematarle, aparece Francisco Saysilero que saca su espada y se enfrenta a los Ganapanes. FRANCISCO.- (Ante los Ganapanes ¡Quietos! ¡Dejadle en paz! con Los Ganapanes dejan a Jacob en el mujeres le asisten e intentan alzarle. JUAN SASTRE.- (A perro traidor? Francisco) ¿Tú? su espada) suelo. ¿De nuevo Las el FRANCISCO.- (A Juan Sastre) ¿Has olvidado el edicto de los Reyes? Nadie debe molestar a ningún judío hasta que partan. JUAN SASTRE.- Se ve tu condición de perjuro, Francisco Saysilero… Ya sabemos cómo te cobras estos favores. Pero la Inquisición tiene oídos muy finos. FRANCISCO.- (Pone su espada en la garganta de Juan Sastre) Repite lo que acabas de decir y serás 26 hombre muerto. Nada me cobro de ellos y si les defiendo, lo hago en cumplimiento de la orden de nuestras Majestades. En cuanto a ti. ¿Quién eres para reprochar ningún cobro? Sólo eres un vulgar bandolero. LUCAS.- (Intenta sacar su espada pero Francisco le frena con un mandoble) ¡Hijo de puta! FRANCISCO.- Y ahora… Marchad de aquí antes de que la cólera me impida sujetar la espada… Juan Sastre, Lucas, Toribio y los dos Ganapanes, salen del lugar. Francisco se acerca al grupo de mujeres. LÍA.- Mirad cómo le han dejado… CRIADA.- Sólo es un chiquillo. FRANCISCO.- (A Jacob) ¿Estás bien? JACOB.- Sí… Creo que estoy bien. FRANCISCO.- No vuelvas a hacer algo así. Están excitados, huelen el botín que aún queda en las casas cerradas y, por un miserable trozo de tela que rapiñar, están dispuestos a cometer el peor de los crímenes… (A las mujeres) Lleváoslo a vuestra casa. 27 *SÉPTIMA ESCENA MÚSICA: EL REGRESO DE MOSÉ Un hombre avanza hacia el barrio de los judíos. Es Mosé, el padre de Jacob y marido de Sara. Sara abre la puerta de la casa y ve a su marido. Corre jubilosa hacia Mosé y le abraza. SARA.- (Abraza a Mosé) Gracias, Señor, gracias… ¿Estás bien, Mosé? Estás de nuevo con nosotros. MOSÉ.- (Abrazado a Sara) Estoy de nuevo en casa, esposa mía. SARA.- ¡Lía, Lía! Tu hermano ha vuelto… Lía sale alborozada y abraza a Mosé. MOSÉ.- Hermana. SARA.- ¿Estás bien, Mosé? ¿Estás bien? Noto una sombra en tus ojos. ¿No te han hecho nada? MOSÉ.- No me han hecho nada, esposa, y me han hecho todo… ¡Cómo me gustaría morir en este instante! LÍA.- ¡Dios olvide lo que acabas de decir! SARA.- ¿Qué dices? ¿Morir ahora? Tengo todo preparado, las cosas listas. Tu hijo Jacob prepara todas las mañanas al burrillo para el camino. Aún podríamos alcanzar a los últimos que van hacia Portugal… Sale Jacob y corre a abrazar a su padre. JACOB.- ¡Padre! ¡Bendito sea Dios! Estás en casa de nuevo. (Se abraza a su padre pero Mosé le aparta) ¿Qué te ocurre, padre? 28 MOSÉ.- Dejadme. No soy digno de recibir vuestros abrazos. SARA.- ¿Cómo dices eso, esposo mío? ¿Quién si no tú eres digno de ser recibido en tu casa con el mejor de los abrazos? MOSÉ.- Estoy impuro. SARA.- ¿Tan crueles han sido esas mazmorras que sientes la culpa del encierro como si tú fueras el verdugo? MOSÉ.- He cambiado la libertad por la abjuración. Me declaré converso. SARA.- (Aterrorizada) ¿Qué estás diciendo? LÍA.- (Grita) ¡Maldición! MOSÉ.- Soy Maldito… LÍA.- ¡Maldición para mi sangre y para mi casa! MOSÉ.- Soy Maldito… JACOB.-¡Padre! ¡Calla! MOSÉ.- No soy digno de vuestros abrazos ni de que poséis vuestros ojos en mí. Seguiré ese camino y llegaré hasta las viñas altas. Allí viviré solo… Vosotros podréis marchar hasta Portugal. Nada os faltará porque yo me ocuparé de vuestro sustento estéis donde estéis. JACOB.- Padre. ¿Qué estás diciendo? MOSÉ.- El Duque de Béjar nos dio a elegir. La vida o la conversión al cristianismo. Confieso que se apoderó de mí el terror… que cuando vi cómo mi vida se podría acabar ante el verdugo, pensé en vosotros… ¿Qué iba a ser de vosotros sin mí, errando por esas tierras extrañas sin 29 sostén en el que apoyaros? Los demás que estaban conmigo presos han elegido el mismo camino. Una vez conversos, se nos permite vivir aquí y negociar a largo tiempo con nuestras propiedades para mantener nuestra hacienda y, lo que es más importante, nuestras vidas… ¿No os dais cuenta? JACOB.- ¿Cuenta de qué, padre? abjurado de tu religión? ¿De cómo has SARA.- (A Jacob) No te consiento que hables así a tu padre. MOSÉ.- Déjale, mujer. Tiene razón. Pero has de comprender, hijo mío, que esa religión es la de nuestros antepasados, que mi alma rechazaba cualquier pensamiento que me viera desposeído de lo que a nuestros padres tanto les costó conseguir… ¿Qué ocurrirá en estos lugares cuando ninguno de nosotros esté aquí? ¿Qué será de esa religión, de esa herencia que juramos conservar? LÍA.- ¡Maldita sea esta raza de avarientos reduce a los hombres a esta condición! que SARA.- (A Mosé) No te tortures. Por encima de los hombres, está Dios… Y Él conoce bien los secretos de los corazones de los hombres. Vamos a casa. Tienes que descansar. Mosé, Sara, Lía y Jacob caminan hacia su casa. FINAL DE LA PRIMERA PARTE. 30 SEGUNDA PARTE MÚSICA: ENTREACTO *OCTAVA ESCENA El tiempo ha pasado. La Villa de Hervás ha visto cómo muchos de los judíos que salieron de ella, han retornado acogiéndose a los decretos de repatriación bajo la condición de su conversión al cristianismo. Es día de mercado y las muchachas con sus cántaros para la leche esperan la llegada de los mercaderes. Eva, Ester, Miriam y Nora, cuatro mujeres conversas, esperan con sus cántaros. EVA.- (A las amigas como un secreto) Es lo que se dice. MIRIAM.- (A Eva) Ya estás con tus chismes, Eva… ¿Y dónde lo has escuchado? EVA.- ¿Dónde va a ser? En todos los sitios y en ninguno. La gente habla con voz baja y a escondidas… MIRIAM.- No puede ser. Simón es un judío muy tozudo. No cambiaría de opinión así le maten. EVA.- Pues ha cambiado. ¡Vaya que si ha cambiado! NORA.- No me entero de nada. ¿Quién ha cambiado y de qué? ESTER.- Dice ésta… (Señala a Eva) … que Simón Hamiz, el padre de Raquel, ha pedido las aguas bautismales cristianas en Elvas, en Portugal… Y que retorna. MIRIAM.- Que vuelven… NORA.- ¿Las aguas bautismales? 31 MIRIAM.¿Cómo van a volver las bautismales? Tú estás tonta, Nora… aguas EVA.- Que se han convertido al cristianismo. NORA.- ¡Qué barbaridad! Yo nunca… ESTER.- ¿Cómo dices? ¿Acaso tú no estás bautizada como los cristianos? (Señala a Eva) Y ésta… Y yo misma… Todos somos ahora cristianos nuevos… NORA.- ¿Seguro? ESTER.- Más tonta no debe haber ninguna como tú, Nora… ¿Cómo te crees que pudimos volver a Hervás? NORA.- ¡Ah! Ya… Pero dice mi padre que da lo mismo… Que en casa seguimos leyendo los libros sagrados y no comemos cerdo… MIRIAM.- (Aterrorizada ¡Calla insensata! le tapa la boca a Nora) ESTER.- (Con mucho miedo y sigilo) ¡Calla! ¿Quieres que te oiga algún chivato de la Inquisición y te lleven a Llerena a quemarte viva? NORA.- ¿Y por qué me iban a quemar? ESTER.Porque a los judíos conversos que descubran practicando nuestra religión en secreto, los detienen y los juzgan para quemarlos en Llerena. EVA.- Y dicen que fue por ella, por Raquel, su hija… Que se moría. ESTER.- ¿Se moría? MIRIAM.- Raquel estaba por Jacob desde niños… 32 EVA.- Se moría. Poco a poco se iba consumiendo como una vela flaca y débil… Cuando supo que su amor, su Jacob, no iría a Portugal y enfermó. NORA.- (Romántica) ¡Qué bonito! EVA.- Eso dicen. Y es posible que pronto, muy pronto, estén de regreso a Hervás… Y ahora, me callo porque viene por ahí. NORA.- (Da un brinco asustada) ¿Quién viene? ¿La Inquisición? ESTER.- No. Idiota. Jacob, el amor de Raquel. Llega Jacob y saluda a las mujeres. JACOB.- ¿Aún tenéis las cántaras vacías? Corred que la leche se agota y sólo han traído tres vacas para todo el pueblo. NORA.- ¿Qué? Se nota que estás alegre, Jacob. JACOB.- ¿Alegre? ¿Y por qué iba a estar alegre? Ah, bueno. Estoy alegre al veros porque siempre es agradable ver a mujeres hermosas… NORA.- ¡Calla! Galanteador. Todo el tiempo echando piropos… ¿Y si se entera? JACOB.- ¿Quién se ha de enterar? NORA.- ¿Quién ha de ser? JACOB.- ¿Quién? EVA.- (A Nora) ¡Nora! leche! ¡Vamos! ¡La leche! ¡Se agota la ESTER.- (A Jacob) Discúlpanos pero sólo hay tres vacas… (Empuja junto con Eva y Miriam a Nora y se alejan) 33 Al mercado llegan Ferrado, Lucas, Toribio y Juan Sastre. Juan Sastre ve a Jacob y se acercan a él. FERRADO.- (A Jacob) ¡Alabado sea el Señor! (Al ver que Jacob no responde) Digo que ¡Alabado sea el Señor! ¿No sabes seguir? JACOB.- Y su Madre Santísima, también. JUAN SASTRE.- ¿Cómo has dicho? ¡Más alto y fuerte! ¿O te avergüenzas de tu fe cristiana? JACOB.- (Eleva también! la voz) ¡Y su Madre Santísima, FERRADO.- Así me gusta. Como buen cristiano. (Señala a las gentes que están en el mercado) Que todo el mundo sepa que Jacob es un buen cristiano. Era un mal judío y ahora es un buen cristiano… LUCAS.- ¿Te sabes también los diez mandamientos? TORIBIO.- ¿No apóstoles? eran doce? ¿O eran doce los FERRADO.- (A Jacob) Empieza. El primer mandamiento es… Amarás al Señor… sobre… ¿No te lo sabes? JUAN SASTRE.- (A Toribio) ¿No tienes un tío en el Santo Tribunal de la Inquisición? Igual si le llevas el nombre de un judío, te da algo para vino… TORIBIO.-(A domingo. Jacob) No te vi en la iglesia el FERRADO.- Nuestra obligación es velar por pureza de nuestra fe. De tú fe y la nuestra. la JACOB.- ¡Dejadme en paz! TORIBIO.- Y procurarnos unas jarras de vino de vez en cuando. 34 JACOB.- Yo acepto la fe y no me meto con nadie. FERRADO.- ¿No tienes nada para mí? JACOB.- No sé de qué me hablas. FERRADO.- (Feroz) Mira, perro judío. Dile a tu padre que mi paciencia y la del Duque se están agotando. JUAN SASTRE.- ¿Para cuándo piensa cosechar las viñas? Ha pasado un mes del plazo y no veo un solo centavo en mis bolsas… JACOB.- No se puede forzar una cosecha. FERRADO.- ¿No? Yo creía que sí. ¿Para qué existen los milagros? Ah, que vosotros no creéis en los milagros… Mira por donde, se me está ocurriendo que podíamos ir a la iglesia y rezarle a Santa María para que esas viñas estén listas antes de que se me acabe la paciencia. Así que ya puedes ir a tu casa y decirle a tu padre que cuanto antes, antes de que me ponga a rezar, quiero el dinero en mi poder. Los cuatro, Ferrado, Juan Sastre, Toribio y Lucas se alejan de Jacob al que dejan solo. Cuando los tres se disponen a alejarse, les sale al paso Isabel, la madre de Lilaj. Viene alterada, ha perdido la razón. Se sitúa delante de los tres. LUCAS.- (A Isabel) Quita del camino, vieja loca… ISABEL.- ¿Dónde está? JUAN SASTRE.- ¿Por quién preguntas? ISABEL.- Bien sabéis por quién pregunto… Por uno de vosotros y por todos… Por el Diablo y por los diablos… La mano que apagó una vida y las manos que apagaron una vida… (Escupe) ¡Malditos seáis siempre! 35 JUAN SASTRE.- Deja que sigamos nuestro camino o tendremos que llamar a la justicia. ISABEL.- (Ríe como loca) ¡La justicia! ¡La justicia! ¿Qué justicia? ¿De qué habláis? ¿De la que me devolverá a mi hija o de la que, como siempre, premiará a sus asesinos? FERRADO.- ¿Desde cuándo una loca judía habla de este modo a caballeros cristianos? ISABEL.- Desde que segaron su vida. TORIBIO.infamia… Eso que vio dices cómo es esos una caballeros calumnia, una LUCAS.- No puedes acusarnos… ISABEL.- Que no puedo… (Coge piedras del suelo) Puedo acusar a los asesinos de mi hija y puedo lapidarlos aquí mismo… (Les arroja las piedras. Salomé e Ilana llegan corriendo y se la llevan) SALOMÉ.- (A los hombres) Perdonadla, juicio cuando se extravió su hija. perdió el ILANA.- No sabe lo que hace. Vamos, Isabel… Vuelve a casa. FERRADO.- Llevadla a casa y que nunca más se cruce en nuestro camino. Los hombres se alejan. El mercado sigue bullicioso. gentes van dejando el lugar. Poco a poco las 36 *NOVENA ESCENA MÚSICA: EL REGRESO DE SIMÓN Y SU FAMILIA Un burrillo cargado viene por el camino. Junto al burrillo vemos a Simón Hamiz, a su esposa Miriam y a su hija Raquel. Llegan hasta la puerta de su casa. SIMÓN.- Aquí estamos de nuevo. (Saca la llave) Con dolor salimos de Hervás y con dolor regresamos. MIRIAM.- ¿No te hace feliz ver cómo esta llave abre de nuevo la puerta de nuestra casa, Simón? SIMÓN.- ¿De qué casa, mujer? MIRIAM.- De la nuestra. SIMÓN.- Ésta no es nuestra casa. Ésta era la casa de una familia judía… RAQUEL.- Somos esa familia. SIMÓN.- No me hables, Raquel, porque tu voz sigue doliéndome en el corazón como una puñalada. RAQUEL.- ¿Qué dices, padre? MIRIAM.- (A única hija? Simón) ¿Cómo hablas así a nuestra SIMÓN.- Su voz estuvo día y noche junto a mi oído convenciéndome de que debía regresar a Hervás. ¿O lo has olvidado? MIRIAM.- ¿Has olvidado tú que era una voz débil, la voz de una niña que se moría de un día para otro? ¿Has olvidado que prometiste a nuestro Dios un sacrificio si la sanaba? 37 SIMÓN.(Airado) ¿Qué sacrificio? ¿Este sacrificio? ¿Abjurar de la ley de nuestros mayores para poder regresar a este lugar? MIRIAM.- No. Encontrar el remedio que fuera para que esta hija, nuestra hija, sanara…¿O acaso hay razones más poderosas que la vida de una hija? SIMÓN.- Está Dios. MIRIAM.- No. Dios no hace estas leyes absurdas. Dios está por encima de todo esto. Ahora estamos en casa, en nuestra casa. Seguimos siendo los mismos… SIMÓN.- No blasfemes. Estamos bautizados. Ahora somos cristianos. MIRIAM.- Eres tozudo, Simón Hamiz… Cuando esta puerta se cierre. ¿Quién sabrá cómo vibran nuestros corazones y a qué Dios agradecemos el volver a estar juntos bajo nuestro techo? RAQUEL.- (No soporta la discusión de sus padres) Mil veces hubiera preferido estar muerta. MIRIAM.Tampoco blasfemes tú, Raquel… ¿Has olvidado también? (A Simón) ¿Habéis olvidado ya la risa de esperanza que iluminaba nuestros rostros cuando hablábamos de herederos? Fue delante de esta misma puerta. Delante de nuestra casa. Aquí nacerán nuestros herederos. SIMÓN.- Y serán cristianos. (Escupe) ¡Maldita sea la simiente que engendre a esos herederos! RAQUEL.- ¡Padre! ¿Por qué eres tan cruel? SIMÓN.- Porque siento cómo he traicionado pueblo, a mis antepasados… a mí. a mi MIRIAM.- Ése es el valor de tu sacrificio, Simón Hamiz… Mira a tu hija… ¡Mírala! Ella es sangre de tu sangre, sangre cercana, joven… ¿Dónde quedan ya 38 los antepasados? En ella y en los jóvenes como ella está esa simiente que tú maldices… Pero no lo olvides nunca, esa simiente será la única garantía para que nuestro pueblo pueda seguir en este mundo… Abre esa puerta y entremos con la cabeza descubierta como indican la ley y los profetas… Porque nosotros seguimos entrando en una casa judía. MÚSICA: EL REGRESO DE LOS EXILIADOS Finalmente, entran los tres en su casa. 39 *DÉCIMA ESCENA MÚSICA: EL PLAN En el camino vemos a un grupo de sombras, Juan Sastre, Lucas y Toribio, junto a los Ganapanes. LUCAS.- (A Juan Sastre) Ten cuidado con lo que vas a hacer, Juan. ¿Sabes qué castigo podría caer sobre nosotros? JUAN SASTRE.- Lo tengo decidido. Y el que tenga miedo… LUCAS.- Yo no tengo miedo. Sólo te recuerdo que con esas cosas sagradas es mejor no jugar. JUAN SASTRE.- ¿Quién habla de jugar? Lo tengo todo planeado. Iremos a Aldeanueva y robaremos la custodia con la Hostia consagrada… Después… (A Toribio) ¿Por qué te estremeces? TORIBIO.- ¿Yo? Debe ser el viento frío de la noche que llega, que se me mete en la sangre poco a poco. LUCAS.-Es una locura, Juan… JUAN SASTRE.- ¡No es una locura! ¿Qué queréis? ¿Qué estos perros judíos sigan jugando con nosotros? Nos engañan… Nos están engañando con esas falsas conversiones y mientras ¿qué? ¿De quién son esas tierras, de quién son sus pertenencias? ¿Era eso lo que querían nuestros señores, los Reyes? Debemos acabar con todos ellos… TORIBIO.Pero comprometido. el caso es que… Es muy JUAN SASTRE.- De acuerdo. Es muy comprometido. Que todo siga así. Desistimos del plan. Que los judíos sigan representando su papel de falsos cristianos y el Duque siga engordando sus arcas con el juego 40 que se trae con ellos… Y nosotros… seguir viviendo miserablemente. Nosotros a GANAPÁN I y II.- ¿Qué tenemos que hacer, Juan? TORIBIO.- Estamos contigo. JUAN SASTRE.- Tú, Toribio, avisarás a tu pariente que trabaja para la Inquisición y le pasarás la confidencia… Esa custodia estará escondida en las posesiones de un judío converso. Le darás el nombre de ese judío y le indicarás el lugar exacto… LUCAS.- No se hable más… Si ha de ser así, así sea. JUAN SASTRE.- Ya veréis cómo después de esto, Hervás se verá libre de judíos para siempre. TORIBIO.- (Codicioso) Y nosotros seremos ricos… Todos se deslizan penumbra. sigilosamente aprovechando la 41 *UNDÉCIMA ESCENA Cuando las tres sombras se alejan, surgen Jacob y Raquel que estaban escondidos. JACOB.- Ya se alejaron… Nada bueno presagia esa reunión de forajidos. (Se abrazan) Me dijeron que te morías. RAQUEL.- Y así era. Nada más pisar tierras de Portugal, todo mi ser se deshizo. Dejé de tener hambre, no podía respirar y el día y la noche no se diferenciaban para mí…Sólo tenía un pensamiento en mi cabeza…tú. JACOB.- Bendito sea Dios que me ha devuelto lo que más quiero en este mundo. RAQUEL.- (Sombría) Pero ahora, a pesar de la felicidad que siento al estar a tu lado… hay una sombra muy negra dentro de mí… Mi padre… mi padre se está volviendo loco… No puede soportar el dolor de haber abjurado de nuestra fe… Se pasa el día maldiciendo y no me habla ni me mira… Yo tengo la culpa… Merecería haber muerto antes de haber causado tan gran desgracia… JACOB.- No hables así. Tu padre, el mío, todos nosotros hemos sido forzados a dejar nuestra religión a cambio de nuestras vidas. A mi padre le amenazó directamente el Duque… al tuyo… sólo el pensar que tú morías, Raquel, le obligó a tomar esa decisión tan terrible… Pero esto pasará… RAQUEL.- ¿Qué serán nuestros hijos? JACOB.- Antes que otra cosa…serán nuestros hijos…Y serán judíos… Y tendrán un lugar, una Patria, Hervás… que nunca nadie obligará que la abandonen. RAQUEL.- Cuando estoy a tu lado se alejan todas las sombras. Veo el final de esta oscura noche y la claridad de muchos días felices juntos… 42 JACOB.- (Abraza separarnos… a Raquel) Raquel… Nada podrá Los dos jóvenes se besan apasionadamente. 43 *DUODÉCIMA ESCENA MÚSICA: CORNETAS Y TAMBORES Una tétrica procesión llega a la plaza de la Villa de Hervás. Dos penitentes tocan tambores de cuero. Vienen con los rostros tapados por caperuzas. Detrás de ellos vemos al Servidor de la Inquisición, Fray Domingo, pariente de Toribio. Le rodean monaguillos portando cirios. Finaliza la procesión un Cristo llevado en andas. FRAY DOMINGO.¡Arrodillaos! ¡Sacrilegio! (Terrible a ¡Arrodillaos! las gentes) ¡Sacrilegio! Quienes le acompañan gritan “Sacrilegio”. FRAY DOMINGO.- (Señalando al Cristo) Mirad cómo llora sangre, cómo de sus llagas surge su preciosa sangre denunciando este terrible sacrilegio. Aparece ante la procesión Ferrado acompañado por Lucas y Toribio. de Moreruela FERRADO.- ¡Sacrilegio! Los judíos han robado la Custodia de Aldenanueva y nuestro Cristo vuelve a sangrar como en el día de su muerte. FRAY DOMINGO.- ¡Milagro! sangra de nuevo! ¡Milagro! ¡El Cristo de Hervás LUCAS.- (A las gentes) Ellos, los judíos, han extraído la sagrada Forma de la Custodia y la han cocido en agua hirviendo… FRAY DOMINGO.- ¡Sacrilegio! ¡Sacrilegio! TORIBIO.- Se orinaron en el caldero y bailaban alrededor del fuego cantando sus oraciones blasfemas… ¡Muerte a los judíos sacrílegos! La multitud gritará “Muerte” varias veces. 44 FRAY DOMINGO.- ¡Muerte, y sólo será la muerte con los culpables! Yo os aseguro, cristianos viejos de Hervás y de Aldeanueva, que la Santa Inquisición sabrá castigar a los culpables con la mayor firmeza… (Amenaza) ¡Y vosotros, sacrílegos, profanadores del cuerpo de Cristo, Nuestro Señor, sabed que están listas las piras en Llerena para que las llamas acaben con vuestras satánicas vidas! Llega al lugar Juan Sastre. Trae en sus manos la Custodia. Todos al verle llegar se arrodillan ante la Custodia. JUAN SASTRE.- (Alza la Custodia) alabado sea el Santísimo Sacramento! ¡Bendito y Todos los presentes repetirán la alabanza. FRAY DOMINGO.- ¡Bendito y alabado sea! JUAN SASTRE.- Mirad la Custodia de Aldeanueva. Gracias a los cristianos viejos de Hervás, hemos rescatado de las garras de los infieles este sacrosanto recipiente. FRAY DOMINGO.- ¿Quién la retenía? JUAN SASTRE.- Esta mañana, cuando iba a las viñas de Mosé para cerrar un trato, vi brillar algo entre las vides. Me acerqué y encontré la Custodia semienterrada. FERRADO.- (A los presentes) Vayamos a casa de Mosé y prendámosla fuego con toda su familia dentro. GANAPÁN I y II.- (Grita) ¡Muerte a Mosé y a todos los perros judíos! La multitud grita exaltada. FRAY DOMINGO.- ¡Un momento! No es a vosotros a quien se confía impartir justicia. Dejad que sea 45 el Santo Tribunal de la Inquisición el que decida qué castigo merecen los profanadores. MÚSICA: CORNETAS Y TAMBORES La procesión continúa su marcha Domingo portando la Custodia. ahora con Fray 46 *DECIMOTERCERA ESCENA Dos alguaciles acompañados por Ferrado de Moreruela y Toribio, llegan hasta la casa de Mosé. Los alguaciles golpean la puerta con violencia. ALGUACILES.- (Golpeando) ¡Abrid en nombre de la Santa Inquisición! SARA.- (Sale. nosotros? A los presentes) ¿Qué queréis de Iglesia de FERRADO.- ¿Dónde está Mosé, tu marido? SARA.- ¿Qué queréis de mi marido? FERRADO.- Que Santa María. nos acompañe hasta la SARA.-¿Para qué? FERRADO.¡Maldita mujer! ¡Se acabaron tus preguntas! Deja paso a los alguaciles que en nombre de la Inquisición llegan a tu casa. SARA.- No veo a ningún alguacil de la Inquisición. A un gesto de Ferrado, los alguaciles apartan a Sara. Sale a la puerta Jacob, su hijo, que intenta defender a su madre. Detrás de él, sale Lía. JACOB.- (A los alguaciles) ¡Dejad a mi madre en paz, cobardes! ¿Qué queréis de nosotros? LÍA.- ¿No tenéis suficiente con habernos robado nuestra fe? TORIBIO.- (A Lía) Cierra tu boca, mujerzuela acabarás como van a acabar ellos… o SARA.- ¿Quiénes son ellos? TORIBIO.- El santo Tribunal dirá sus nombres en voz alta. Espera hasta entonces. 47 FERRADO.- Bien. Tenemos también al hijo. (A Jacob) Tú nos acompañarás también, muchacho. Sale Mosé. MOSÉ.- (A Ferrado) Deja en paz a mi familia, Ferrado de Moreruela. Sabes muy bien que mi hijo es inocente como todos nosotros. Esa acusación del robo de la Custodia es una calumnia que tú conoces bien de qué lengua ha brotado. TORIBIO.- (Escupe a Mosé) ¡Perro judío! Jacob se deshace sobre Toribio. JACOB.- (Golpea escupitajo… de a los alguaciles Toribio) Vas a y se lanza tragarte tu Los alguaciles reducen a Jacob. Luego prenden al padre. Sara desesperada grita y Lía intenta sujetar a su sobrino. SARA.-¡No! ¡No podéis hacer esto! FERRADO.- (A ellos. los alguaciles) A Santa María con El cortejo sale llevando presos a Jacob y a su padre Mosé. Cuando enfila una calle, Raquel que viene con Eva, Miriam, Ester y Nora de coger agua en la fuente, se encuentra con el cortejo. RAQUEL.- (A Jacob) ¿Qué ha pasado? ¿Por qué os llevan presos? FERRADO.- (A Raquel) Apartaos, muchachas, si no queréis acompañar a estos dos sacrílegos. TORIBIO.- (A Ferrado) Tarde o temprano, los acompañarán. Todos son igual de culpables. 48 Raquel intenta acercarse a Jacob pero los alguaciles la apartan, al igual que a las demás muchachas. 49 *DECIMOCUARTA ESCENA. MÚSICA: INTERLUDIO Se supone que estamos en el exterior de la Iglesia de Santa María de Hervás. Un sitial domina la escena. En él vemos a Fray Domingo presidiendo este proceso. A la derecha de Fray Domingo estará Ferrado de Moreruela y a la izquierda, Juan Sastre. Lucas y Toribio están entre los presentes. Los tambores redoblan y vemos entrar amarrados con cuerdas a Mosé, Jacob, Simón Hamiz, Elías, Rebeca y algunos judíos y judías más. Un grupo de casi veinte judíos todos amarrados. Frente a ellos vemos varios sambenitos con sus capirotes y corozas dispuestos. Junto a los judíos viene una mujer desgreñada con mirada perdida, la Celsa, acusada por bruja y junto a ella una joven lívida, asustada y temblorosa, Cándida, a la que también acusan de ser su aprendiza en las prácticas esotéricas. El Heraldo se dirige a la multitud. MÚSICA: CORNETAS Y TAMBORES HERALDO.- (Solemne) En la Villa de Hervás, hoy, día del Señor, comparecen para diligencias ante el representante del Santo tribunal de la Inquisición, Fray Domingo de Albeina, la llamada Celsa Vinagre, a la que se acusa de practicar la brujería, apelar a Satanás y atribuirse poderes mágicos de sanación que sólo a nuestro Señor y a los santos elegidos les son confiados. Y con ella, se acusa también a la llamada Cándida Herrín por aceptar de la dicha Celsa sus enseñanzas sacrílegas. LA CELSA.- (Terrible y escupiendo hacia el Tribunal) ¡Que la ponzoña cubra vuestros ojos! ¡Que sobre vuestras casas llueva ceniza! ¿Quiénes sois vosotros para juzgarme? FRAY DOMINGO.- ¡Calla, desgraciada! ¡Guarda tus gritos para cuando las llamas rodeen tu piel! 50 Mejor te valdría llorar arrepentida y confesar tus terribles pecados. CÁNDIDA.- (Se arroja de rodillas ante Fray Domingo) Padre, padre… Tened piedad de mí. Soy inocente. Sólo he servido en su casa… Yo no sé nada… HERALDO.- (Alza a Cándida) Cállate, mujer. Estás ante un Tribunal Santo. FRAY DOMINGO.- (Al Heraldo que forcejea con Cándida) Haya paz. Estamos ante un Santo Tribunal, ciertamente, y como tal, nada habéis de temer. La vida es un accidente pero la salvación es una categoría eterna. Mirad este Tribunal como oportunidad, no como castigo… (A Cándida) Si nada has hecho, nada has de temer. Porque aunque el tránsito sea doloroso, te elevará a la felicidad suprema. LA CELSA.- ¿Doloroso? (A Cándida) Su piedad es tal que arrojan leña verde para que nos cozamos a fuego lento y así alargar el espectáculo… CÁNDIDA.- ¡No quiero morir así! ¡No quiero morir! ¡Madre, madre! ¿Dónde estás madre? MÚSICA: CORNETAS Y TAMBORES Redoblan los tambores y los judíos presos son adelantados hasta situarse frente a Fray Domingo. HERALDO.- Acuden también ante este Tribunal los sospechosos de profanación de la Sagrada Forma y la Custodia de Aldeanueva, vecinos conversos de Hervás. Que la justicia divina administrada en nombre de sus Majestades Católicas, se haga. FRAY DOMINGO.- (A los judíos presos) Bien sabéis, como cristianos bautizados que sois, que el crimen del que se os acusa, es el más abyecto y grave que un cristiano pueda cometer. Os aseguro que para este delito no hay posibilidad alguna de 51 indulgencia y por ello, por nuestro afán de salvar vuestras desgraciadas almas, os solicito que confeséis para así poner vuestras almas en paz con Dios. MOSÉ.- No hemos cometido ningún crimen, santidad. Somos víctimas de una falsa acusación, de una calumnia. FERRADO.- (A Mosé) ¿Una calumnia? apareció la Custodia entre tus vides? ¿Acaso no JUAN SASTRE.- Yo la encontré. JACOB.- (Con rabia) Claro… Pudiste encontrar lo que allí escondiste para culparnos, Juan Sastre. FRAY DOMINGO.- ¡Silencio! (A Mosé) ¿Acaso mienten los testigos que juraron ver a estos procesados junto a ti bailar alrededor de una olla donde hervía la Sagrada Forma consagrada? TORIBIO.- Uno de ellos, Simón Hamiz, recalcitrante y que practica a ocultas su judaísmo, se orinó dentro de la olla. SIMÓN.- (A Toribio) Que tu lengua se rompa en pedazos por esa mentira que acabas de inventar. Que el infierno salga por tu boca… FRAY DOMINGO.- ¡Silencio! JUAN SASTRE.Pobre excusa para intentar confundirnos. (A Jacob) ¿Cómo puedes decir que yo escondí esa Custodia? ¿Acaso estabas allí? Entra Francisco presentes. Saysilero y se dirige a los FRANCISCO.- Pero yo sí estaba. JUAN SASTRE.- (A Fray Domingo) Detenedle, Fray Domingo… Ordenad que detengan a este hombre. Es tan culpable como ellos. Defiende a los judíos… 52 FRANCISCO.-(Le corta) Defiendo la verdad. (A Fray Domingo) Acababa de amanecer cuando marchaba a Béjar para despachar con el Duque, mi señor. Y vi a Juan Sastre…(Señala a Juan Sastre) agazapado entre las viñas con la Custodia en sus manos. JUAN SASTRE.- Miente. FRAY DOMINGO.- (A Juan Sastre) ¿Es eso cierto? JUAN SASTRE.- Es uno de ellos y miente. (A Francisco) ¿Qué quieres de mí, Francisco Saysilero? ¿Acaso tienes tratos con Mosé para quedarte con sus viñas? FRANCISCO.- (Blande un documento) Yo no. Es nuestro señor el Duque de Béjar quien desea solucionar ese problema y está informado de tus maniobras. Con esta cédula me autoriza para denunciarte ante la Santa Inquisición. Fue el primero en conocer que la Custodia estaba en tus manos. FRAY DOMINGO.- (Hace un gesto a Francisco y éste le aproxima la cédula que lee el fraile. A Juan Sastre) Juan Sastre, por la autoridad que el Duque confiere a este documento, date preso junto a estos conversos como sospechoso de robo y profanación de la Custodia de Aldeanueva. JUAN SASTRE.- (Desesperado) ¡No es cierto! ¡Todo es una patraña! El Duque se ha confabulado con estos perros judíos para despojarme de todo… ¡Maldito seas, Francisco Saysilero! ¡Claro que te cobras tu amistad con estas gentes! ¡Pido justicia!¡Sólo pido lo que es mío! FRAY DOMINGO.- Y la tendrás. Tendrás justicia como la tendrán el resto de tus compinches. (A los Alguaciles) Que permanezcan detenidos hasta su marcha a las cárceles del Duque desde donde serán trasladados a Llerena para el Auto de Fe. Y que vistan de hoy hasta entonces el sambenito. 53 MÚSICA: CORNETAS Y TAMBORES Suenan de nuevo los tambores. Los presos a los que se ha unido Juan Sastre caminan hacia su prisión. La Celsa da alaridos y Cándida medio desmayada es ayudada por algunas mujeres a caminar. 54 *DECIMOQUINTA ESCENA MÚSICA: LA HUIDA DE LOS AMANTES La noche ha caído sobre Hervás. Los pájaros de la noche dejan caer sus sordos trinos esperando la llegada de algún animal despistado para lanzarse sobre él. Raquel aparece llevando un hatillo. Camina solitaria y temerosa. De repente, alguien la asalta por la espalda y tapa su boca con la mano. Es Francisco Saysilero. FRANCISCO.- (A Raquel) No tengas miedo, Raquel. No te voy a hacer daño. Pero no hagas ruido… RAQUEL.- (Cuando Francisco boca) ¿Qué ocurre? quita la mano de su FRANCISCO.- Tranquila. Todo está listo. RAQUEL.- ¿Y Jacob? ¿Dónde está? ¿Qué noticias me traes de él? Francisco silba y aparece Jacob surgiendo de la oscuridad. RAQUEL.- (Asombrada. A punto de desmayarse por la impresión) ¡Jacob, amor mío! JACOB.- (Se abraza a Raquel) Raquel… Raquel… RAQUEL.- Pensé que te había perdido para siempre… Como he perdido a mis padres… y a mis amigos… JACOB.- Esos hijos de mala madre han denunciado a inocentes que murieron en Llerena víctimas de su calumnia… Francisco se ha jugado la vida por nosotros. FRANCISCO.- Yo regreso antes de que levante sospechas. Ahora os toca a vosotros comenzar una nueva vida. (A Jacob) Ya sabes después de tantos meses qué caminos te llevarán hacia Portugal…Cuida 55 de Raquel porque es la esperanza de pueblo… (Se abraza a Jacob) Suerte. (A Suerte y ánimo para continuar… vuestro Raquel) RAQUEL.- Bendito seas, Francisco, bendito seas. (Besa a Francisco) Ojalá esta acción tuya sirva para que un día podamos regresar de nuevo y ver cómo todos…los cristianos como tú…se abrazan a nosotros sin recelo. FRANCISCO.- Volveréis… Lo sé. JACOB.- (Mientras Francisco se aleja) Adiós, amigo, hermano, que Dios te bendiga. (A Raquel) Atrás se queda este horror pero también se queda nuestra patria… Fíjate bien en el camino y no lo olvides… Tal vez un día, tus hijos te pregunten: ”¿Madre, cuál es el camino de Hervás?” RAQUEL.- Vamos. JACOB.- Vamos… Jacob y Raquel se alejan de Hervás. 56 TERCERA INTERVENCIÓN DEL CORO MÚSICA: CORO CORO DE MUJERES JUDÍAS.- Florecerán las mimosas en la vega del Ambroz. Entonces habrán brotado los campos y las risas de júbilo llenarán los caminos. CORIFEO 2.- Estos caminos que nunca deberemos olvidar para poder responder a nuestros hijos cuando pregunten: ¿madre, cuál es el sendero que nos acerca a Hervás? CORO DE MUJERES JUDÍAS.- Desde los castaños llegará el perfume de la dicha y juntos, cristianos y judíos, celebraremos el regreso como hermanos. CORIFEO 1.- Como hermanos fuimos creados y no habrá ley ni capricho humano que consiga separarnos para siempre. CORO DE MUJERES JUDÍAS.- En la distancia te quedas, pueblo amado, nuestro pueblo. Pero cada paso que me aleja de ti, me clava tu imagen en lo más hondo del alma. CORIFEO 2.- Volveremos un día y de nuevo será la primavera. CORO DE MUJERES JUDÍAS.- Volveremos un día y de nuevo será la primavera. MÚSICA: SALUDO FINAL. 57