PAISES BAJOS - Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio

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PAISES BAJOS
(Co-autor:
Fernando Garrido Fernández)
1.
INTRODUCCION
Antes de ofrecer un análisis más detallado del modelo de
representación de intereses existente en la agricultura holandesa, se expondrán, a modo de introducción, algunos datos
macroeconómicos sobre producciones y estructuras agrarias,
que permitan ofrecer al lector una visión general del sector
agrario en los Países Bajos. Esta introducción permitirá también conocer, aunque sea someramente, el contexto en el que
operan las cooperativas y organizaciones profesionales agrarias.
Lo primero que hay que señalar es que la agricultura holandesa no tiene una importancia destacada en cuanto a la
creación de riqueza nacional en los Países Bajos. Su contribución al Producto Interior Bruto ( PIB) en 1990 fue sólo del
4%, algo superior a la media comunitaria, que se situó en ese
mismo año en el 3%.
De los casi 4 millones de hectáreas de superficie total que
ocupan los Países Bajos, el 50,7% es Superficie Agrícola Util
(SAU) y el 8,3% es de aprovechamiento forestal, según datos
de 1989. En ese mismo año, la población holandesa alcanzaba
una cifra de 14,8 millones de habitantes, con una densidad de
373 personas por kilómetro cuadrado, la más elevada de Europa. Esta población se concentra en su mayor parte en el
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oeste del país.
El número de explotaciones ha disminuido desde 129.000
a 117.000 en el período comprendido entre 1980 y 1987. En ese
mismo intervalo de tiempo se ha registrado una disminución
generalizada del número de explotaciones pequeñas (de menos
de 20 hectáreas) y un crecimiento de las explotaciones de ma
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yor superficie (entre 20 y 50 ha. y mayores de 50 ha.). El fenómeno de la proliferación de explotaciones grandes se pone de
manifiesto al considerar el tamaño medio de las explotaciones
holandesas, que ha experimentado un incremento que va desde
15,6 ha. en 1980, a las 17,2 ha. en 1990.
En cuanto a la composición por sectores de la población
activa de los Países Bajos, cabe decir que, de un total de 6,065
millones de personas, el 4,7% está empleado en la agricultura,
el 26,5% en el sector industrial y el 68,8% en el sector servicios. Si nos centramos sólo en la población activa agraria, diremos que, como ha ocurrido en todos los países europeos, ésta
ha disminuido considerablemente en los últimos 30 años. Así,
mientras que en 1960 la población activa agraria representaba
aún el 10% de la población activa total, en 1980 este porcentaje se había reducido a la mitad, el 4,9%, mariteniéndose
prácticamente constante a lo largo de la década de los 80
hasta nuestros días (4,7%).
En Holanda, la Producción Final Agraria ( PFA) ascendía
en 1989 a 36.603 millones de florines. De ella, el 38,9%, es decir, 14.244 millones de florines, correspondía a la producción
vegetal, mientras que el 61,1% ( 22.359 millones de florines)
era debida a la producción animal. Este porcentaje da muestra del predominio del sector ganadero dentro de la economía agraria holandesa. No obstante, el cultivo en invernadero
de algunas especies vegetales tiene un peso elevado dentro de
la producción final agraria. Así, de las aproximadamente
120.000 ha. dedicadas a la producción hortofrutícola, alrededor de 12.000 son empleadas para el cultivo en invernadero,
concentrándose principalmente en el oeste del país y estando
especializadas, sobre todo, en la producción de hortalizas, flores y plantas ornamentales; la importancia de esta producción
se refleja en el hecho de que realizan una producción anual
de 9.150 millones de florines, lo que, en términos relativos,
viene a representar el 25% del valor total de la producción final del sector agrario.
En vista de la limitada disponibilidad de tierras, especialmente en el sur y este del país, se ha desarrollado en estas
zonas un fuerte e intensivo sector ganadero, destacando la
producción porcina, así como la de carne de ternera, aves y
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huevos. Estos productos, con un valor total de producción
equivalente a 12.750 millones de florines (el 31% de la PFA),
son, junto al sector antes mencionado de cultivo en invernadero, claros ejemplos del alto grado de especialización que ha
alcanzado la agricultura y ganadería holandesas. Para un elevado número de explotaciones, la producción intensiva de ganado (vacuno, porcino y aves) es la única o, al menos, la más
importante línea de producción y fuente de ingresos. En este
sentido, es también muy importante la producción lechera
que domina en el norte y oeste del país y que alcanza ella sola
un valor de 8.821 millones de florines (una cuarta parte de la
PFA) .
Como resultado del incremento de la especialización e intensificación en la producción ganadera, el sector de cultivos
extensivos, con un valor total de producción de unos 3.367
millones de florines, ha sufrido, en términos relativos, una ligera reducción en importancia. Patatas, remolacha y cereales
(trigo blando y cebada) han constituido tradicionalmente las
líneas predominantes en los programas extensivos de las explotaciones holandesas, si bien están experimentando también un proceso de intensificación en su producción. Este aspecto se refleja en el hecho de que la superficie dedicada a
cereales se ha reducido a la mitad en los últimos 25 años, sin
que haya significado una disminución de la producción cerealista del país.
Desde 1970 y hasta 1989, la producción total agraria en
los Países Bajos ha crecido considerablemente en términos de
volumen. Es de destacar el crecimiento experimentado por
determinados productos, como son: carne de cerdo (150%),
huevos (150%), champiñones (aproximadamente 300%), flor
cortada (250%), plantas de maceta (500%) y productos frutícolas (200%). Cifras menos importantes se han dado para la
producción de leche y carne de vacuno, con sólo un 40%, y
para la producción de hortalizas, 60%.
En los últimos años, estas tendencias de crecimientos acusados en la producción están sufriendo unos cambios de
rumbo, no sólo por las medidas de política agraria que lleva a
cabo la Comunidad Europea, por ejemplo para los casos de
cereales y leche, sino también debido a que la intensificación
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de la producción por medio del uso de pesticidas, los excedentes de estiércol animal y la cada vez mayor acidificación
del suelo por las emisiones amoniacales procedentes de la
cría de ganado, están encontrándose, cada vez con más frecuencia, con la oposición de personas y grupos que demandan una menor contaminación del medio y una mayor calidad y sanidad de los productos (FROUws, 1990).
Si se trata del comercio agrícola, Holanda se destaca por
su trádicional y prioritaria actividad de exportación. Además
de la favorable situación geográfica en Europa occidental, los
excelentes medios de comunicación hacia el exterior y el eficiente funcionamiento del sistema de mercado (como las subastas de frutas, hortalizas y flores) han fomentado la vocación exportadora de la agricultura holandesa, aunque debe
señalarse que los Países Bajos también importan cantidades
considerables de este tipo de productos, así como las materias
primas necesarias para su producción. Esto explica que, en
1989, el saldo del comercio exterior de los productos agrícolas y alimenticios resultara negativo en un montante de unos
440 millones de florines.
En efecto, los productos agrarios importados son, sobre
todo, las materias primas necesarias para la cría intensiva de
ganado y para la industria de alimentos, ya que la agroindustria holandesa no procesa sólo productos originarios del país,
sino también de fuera de sus fronteras, como café, coco, tabaco, margarina, aceites y grasa. Además de estos productos
para la industria, los Países Bajos importan semillas oleaginosas, aceites crudos y grasas, cereales y piensos para el ganado.
Por lo que respecta a la exportación, más de la mitad de la
producción total agraria del país es exportada, lo que supone
el 24% del total de las exportaciones en Holanda. La ganadería y la horticultura (floricultura incluida) son los sectores
más importantes. El ganado de raza y la carne con sus derivados, los productos lácteos, las frutas y hortalizas, las aves y
huevos, las flores, plantas y bulbos de flor son los productos
que el sector agrario holandés exporta al resto del mundo.
Del total de los productos agrícolas y hortícolas exportados,
alrededor del 80% queda en la CE, siendo de gran importancia los intercambios con Alemania y Gran Bretaña. Las expor-
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taciones a terceros países consisten, principalmente, en productos lácteos, semillas de patata, bulbos y flores cortadas.
Los Países Bajos tienen un grado de autoabastecimiento
superior al 100% para productos tales como patatas (150%),
azúcar (176%), hortalizas frescas (207%), productos lácteos
(queso, 253%; mantequilla, 101%; leche concentrada, 300%)
y carne (ternera, 965%; porcino, 278%; aves, 200%), y es deficitaria en cereales, frutas frescas, grasas y aceites.
2.
2.1.
LAS ORGANIZACIONES PROFESIONALES AGRARIAS
Aproxixnación histórica
El sindicalismo agrario de los Países Bajos tiene su origen
en la segunda mitad del siglo XIX, y más concretamente hacia 1850, cuando son creadas a nivel provincial las llamadas
«Sociedades de Agricultura». Estas sociedades nacen como
respuesta de los nobles rurales y de los grandes propietarios
de tierras a la política liberal del Estado, al que acusaban de
no ocuparse del desarrollo agrario y de no ofrecer ningún
tipo de protección a la agricultura holandesa, amenazada por
aquel entonces por la competencia del mercado mundial.
Estas sociedades se agruparon en 1884 a nivel nacional,
constituyendo el KNLC (Koninklijk Nederlands Landbouw
Comité) (Comité Real Holandés de la Agricultura) y orientando sus actividades hacia el desarrollo del progreso técnico
en la agricultura, no interesándose apenas por las condiciones de vida de los pequeños agricultores, en su mayoría pobres. Más tarde, durante la crisis agrícola de finales del siglo
XIX, la situación de precariedad en que vivían estos pequeños agricultores fue a más, sobre todo en las regiones arenosas del sur y del este del país, donde eran, en cierta manera,
explotados por los comerciantes cuasi-monopolistas (Fttouws
y HoETJES, 1993).
Ante estas condiciones potencialmente conflictivas, los nobles católicos y los sacerdotes comenzaron a organizar a estos
pequeños agricultores para que se defendiesen contra los
efectos perversos del liberalismo y los intermediarios, pero
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