Página 8• 6 al 12 de febrero de 2005 • EL VISITANTE Página 9• 6 al 12 de febrero de 2005 • EL VISITANTE San Benito y los monjes benedictinos de Humacao cadamente todas las áreas de la actividad humana, mereciendo para San Benito el título de Padre de Europa en el año 1947. Durante los pasados quince siglos, los monjes de San Benito han establecido numerosos monasterios a lo largo y ancho del mundo y en cada monasterio, un centro de irradiación cristiana, más por el testimonio de sus vidas que por los diferentes trabajos que realizan. Hoy el ideal monástico de San Benito de Nursia resulta sorprendentemente actual para contrarrestar el materialismo, el divisionismo y la complejidad de la vida reinantes en el mundo, y para proclamar los verdaderos valores del espíritu, presentes en el perfecto equilibrio del lema benedictino ora et labora (ora y trabaja). En un monasterio hay lugar para toda clase de destrezas, de habilidades, de preparaciones académicas, de profesiones y de experiencias. Prácticamente, cualquier trabajo digno para los hombres es trabajo digno para los monjes. La comunidad decide el trabajo que va a realizar. Este trabajo San Benito de Nursia dependerá del número de monjes, de sus tay sus discípulos San Mauro y San Plácido lentos, de sus habilidades, de sus experiencias y de sus temperamentos, al igual que de an Benito nació en Nursia, Italia, en el año 480, las necesidades del mundo que rodea a la comunidad. en una época materialista, agitada y turbulenta Más aún, puede variar a través de los años de monascomo la nuestra. Cuando era aún muy joven, se rebeló contra la contaminación pagana del pue- terio en monasterio y hasta dentro de un mismo moblo cristiano y decidió buscar el verdadero Dios y sim- nasterio. Lo que no puede variar, porque es esencial a la plificar su vida, primero, viviendo como solitario en una vida benedictina, es la vida comunitaria equilibrada de cueva (eremita), y luego, estableciendo un nuevo género de vida modelado por el de la familia de hermanos oración, lectio divina y trabajo, bajo un padre espiribajo un padre espiritual que hace las veces de Cristo en tual y en un lugar fijo (el monasterio). San Benito de Nursia escribió su famosísima Regla el monasterio (cenobitismo). de monjes cerca del año de 540 en Montecasino, lueDesde hace más de mil quinientos años los monjes de San Benito no sólo han llenado el mundo de sabios y go de una larga experiencia como monje y padre essantos, sino que le han dado a la Iglesia grandes obis- piritual. Según el Papa San Gregorio Magno, en el pos y grandes papas. Prácticamente, ellos se hicieron libro II de Los diálogos (único escrito de carácter más cargo de la evangelización de Europa e influyeron mar- o menos biográfico que nos ha quedado de Benito), S El Padre Eric Buermann, OSB, administrando el Sacramento del Bautismo en la Parroquia María Reina de la Paz. esta regla es “notable por su discreción y clara en su lenguaje”. Por este motivo, con el correr de los siglos, superó en la práctica a otras reglas monásticas, hasta que, a instancias de Benito Aniano y Luis el Piadoso, se impuso en casi todos los monasterios de Europa luego del Concilio de Aquisgrán del año 817. San Benito de Nursia murió en el 547 y fue sepultado en Montecasino. Pablo VI lo declaró patrono de Europa, solemnidad que se celebra en toda la Iglesia el 11 de julio. La fiesta de su ida a la casa de Dios Padre se celebra el 21 de marzo. Los benedictinos no forman una estructura global y centralizada a nivel mundial como otras órdenes o congregaciones religiosas. Cuando se funda un monasterio benedictino, es siempre con miras a que se convierta eventualmente en una casa autónoma. Sin embargo, existen veintiuna familias de monasterios que comparten las mismas raíces fundacionales y forman diversas congregaciones, como la Congregación Américo-casinense, la Congregación Suizo-americana, la Congregación Sublacense, etc. Además, existe un Abad Primado que representa a todas estas familias de monasterios ante la Santa Sede y que reside en la Abadía Primada de San Anselmo en Roma. Los monjes benedictinos de Humacao El monasterio benedictino de San Antonio Abad, en el Barrio Tejas de Humacao, fue fundado el 1 de julio 1947 por un intrépido grupo de monjes venidos de la Abadía de Saint John, radicada en Collegeville, Minnesota, en respuesta al deseo del Padre Juan Rivera y el industrialista Antonio Agripino Roig de promover la creación de una escuela agrícola industrial en Humacao dirigida por alguna orden religiosa. Fue el Mons. James P. Davis, quien para entonces era Obispo de San Juan, el que contactó a los monjes de Saint John. Estos aceptaron encargarse de la escuela pero en el contexto de una institución monástica. Dicho enfoque fue aceptado y el proyecto se concretó. Haciendo frente a los cambios que se suscitaban en el país, la escuela se transforma en 1957 de una vocacional a un colegio preparatorio para continuar estudios universitarios. Desde entonces el Colegio San Antonio Abad se ha distinguido por su excelencia educativa y la buena instrucción de sus egresados. En 1971, la escuela comenzó a admitir niñas y el internado de varones se mantuvo abierto hasta principios de los años ochenta, cuando dicho internado cerró. Hoy día el Colegio San La comunidad monástica de la Abadía de San Antonio Abad. (Fotos suministradas) Antonio Abad es reconocido como uno de los mejores de la zona este de Puerto Rico. La comunidad de San Antonio Abad fue priorato dependiente de la Abadía de Saint John desde 1947 hasta 1967, y desde ese año hasta 1984 se encaminó hacia su autonomía, otorgada el 12 de julio de 1984 por la Santa Sede a través de la Congregación Américo-casinense de monasterios benedictinos, a la cual pertenece. El Padre José (“Pepe”) Rodríguez (hermano del Beato Carlos Manuel Rodríguez) fue elegido primer Abad de la comunidad ese mismo día. Ocupó dicho puesto hasta el 1997. Le sucede el Abad actual Padre Oscar Rivera, elegido el 3 de enero de 1997. Estos monjes benedictinos se definen a sí mismos como una comunidad de cristianos que se ha comprometido a vivir el Evangelio de Jesucristo mediante una vida equilibrada de oración, lectura de Dios (lectio divina) y trabajo en el monasterio según la Regla de San Benito y bajo un padre espiritual que hace las veces de Cristo. La observancia monástica benedictina Veamos los componentes más notables del ritmo de vida monástico como se practica en esta comunidad: La liturgia de las horas (oración comunitaria) “Creemos que Dios está presente en todas partes… pero sobre todo debemos creerlo sin la menor vacilación cuando asistimos al oficio divino” (Regla de san Benito 19, 1-2). Esta convicción, y la invitación del Señor a “orar siempre y sin desfallecer”, marcan el ritmo de plegaria y alabanza en la comunidad monástica. Junto al esfuerzo por orar continuamente y transcurrir toda la jornada en presencia de Dios, tienen importancia fundamental los diversos momentos en la oración litúrgica comunitaria (recitación y meditación de los salmos y otros fragmentos de la Escritura) y la Eucaristía que es, sin duda, el centro de la jornada. La lectio divina (oración personal) “…a ciertas horas deben los monjes ocuparse en la lectio divina” (RB 48,1). Parte importante de cada jornada está dedicada a la lectura, meditación, oración y contemplación de la Palabra de Dios en la llamada lectio divina (lectura de Dios). Durante este tiempo el monje descubre la voz de Cristo que le habla de manera especial en la Sagrada Escritura, nutriéndose de ella para su propia oración personal. El trabajo “En determinados tiempos deben los monjes ocuparse en el trabajo manual” (RB 48,1). Las ocupaciones materiales son también elemento fundamental en la búsqueda de Dios: “Pues entonces son verdaderos monjes cuando viven del trabajo de sus manos como nuestros padres y los apóstoles” (RB 48, 8). Para colaborar con Dios en la obra creadora y para atender su sostenimiento, los monjes se dedican durante varias La comunidad monástica junto a algunos laícos en su Misa diaria. horas cada día al trabajo según las necesidades de la comunidad y talentos de cada uno. Cuentan con un colegio dentro del recinto. Además de atender el Colegio San Antonio Abad, los monjes realizan diversos trabajos en el recinto monástico. Varios de los recursos y facilidades de la abadía están disponibles para la realización de talleres, retiros y otros. Ofrecen dirección espiritual y orientación a quienes así lo soliciten. Reciben como huéspedes a todos los que deseen hacer una experiencia de profundización espiritual acompañándoles total o parcialmente en su ritmo monástico de vida. No pocos religiosos y religiosas, sacerdotes y laicos visitan y disfrutan del bello recinto donde está la abadía para hacer un alto en sus actividades y renovar su compromiso de vida. Varios miembros de la comunidad monástica ayudan en las parroquias María Reina de la Paz y Dulce Nombre de Jesús. de estabilidad (vida estable en el monasterio), conversión de costumbres (vivir como monje) y obediencia (al Abad y siguiendo la Regla de San Benito). Un monje que llegue a esta etapa puede ser ordenado sacerdote si, después de un adecuado discernimiento, se constata que es llamado por el Señor a ese ministerio. La vida monástica no implica de suyo ni tiene como meta el sacerdocio. La vocación sacerdotal no es necesaria ni suficiente por sí sola para determinar el ingreso al monasterio. Los monjes sacerdotes ejercen su ministerio en forma subordinada a su condición de monjes, de manera que su ordenación no fundamenta ningún régimen de excepción en cuanto a observancias se refiere o en cuanto al ejercicio de cargos. Desde Humacao, aportando al bien de la Iglesia La Abadía de San Antonio Abad colaboró arduamente en la causa para la beatificación de Carlos Manuel Rodríguez, primer beato puertorriqueño y caribeño. El Abad Oscar Rivera realizó un importante trabajo en este proceso y hoy día promueve la beatificación del Maestro Rafael Cordero y Molina junto a los miembros del círculo que lleva este nombre. Ciertos rasgos de la vida benedictina pueden ser adaptados a la vida laical. Tomando en consideración la importancia de la vida laical para la vida de la Iglesia, Fachada principal de la Abadía de San Antonio Abad. el Abad Oscar ha tomado la iniciativa de formar un grupo llamado Laicos benedictinos. Este grupo está compuesto por un grupo de laicos y laicas en diversos estados de vida que valoran aspectos importantes de la espiritualidad benedictina y tratan de incorporarlos a sus vidas cotidianas, como el equilibrio entre trabajo y oración, la vida fraterna, la meditación de la Palabra de Dios y la asiduidad en la recepción de los sacramentos. Los Laicos benedictinos se reúnen en la Abadía de San Antonio Abad, donde reciben charlas y participan de la liturgia monástica, enriqueciendo su fe y su experiencia de Dios. Los monjes de la Abadía de San Antonio Abad dan gracias a Dios por la vocación a la que han sido llamados y ruegan al Todopoderoso envíe nuevas vocaciones que estén dispuestas a caminar por el sendero de la vida monástica en esta comunidad. La vocación monástica: exigencias y proceso de discernimiento “Para entrar a formar parte de la comunidad, se requiere, fundamentalmente, sentirse llamado por el Señor a buscarlo con sinceridad por el camino monástico”, dicen los monjes. Existen unas condiciones indispensables en el candidato: tener capacidad de convivencia, amor a la oración, la lectura, el estudio y el trabajo; tener un temperamento equilibrado y ser responsable y comprometido. Existen ciertas etapas en el proceso de integración a la comunidad: al principio, un tiempo de contactos con los monjes para posibilitar el mutuo conocimiento. Incluye convivencias durante fines de semana. Cuando el interesado determina explorar más seriamente la vida monástica, dichas convivencias se fijan una vez por mes (candidaturía externa). Luego, se da la iniciación en la vida monástica como candidato por un tiempo corto (5 meses). La tercera etapa de este proceso comprende el noviciado, donde el novicio se consagra por un año (por lo menos) al estudio de la Regla de San Benito y la espiritualidad monástica que posibilita un claro discernimiento de la vocación. La cuarta etapa implica la profesión temporal, es decir, la profesión de votos monásticos por tres años, tiempo en que se continúa la formación y se atiende también a la profundización teológico-patrística. La quinta etapa es la de la profesión solemne, donde se da el compromiso definitivo de vivir para siempre como monje en la comunidad mediante la reiteración de los votos monásticos antes emitidos sólo por tres años. Estos votos son los Estudiantes del Colegio San Antonio Abad. Para cualquier información adicional sobre la vida monástica benedictina o sobre los laicos benedictinos, no dude en comunicarse con la comunidad de San Antonio Abad Dirección postal Abadía San Antonio Abad PO Box 729 Humacao, Puerto Rico 00792 Teléfono: (787) 852-1616 Fax: (787) 852-1920 E-mail: [email protected] [email protected] Los monjes de San Antonio Abad agradecen a todos los amigos y amigas que hicieron posible la publicación de este artículo. Dios les bendiga.