San Benito y los monjes benedictinos de Humacao

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San Benito y los monjes benedictinos de Humacao
cadamente todas las áreas de la actividad humana, mereciendo para San Benito el título
de Padre de Europa en el año 1947. Durante
los pasados quince siglos, los monjes de
San Benito han establecido numerosos monasterios a lo largo y ancho del mundo y en
cada monasterio, un centro de irradiación
cristiana, más por el testimonio de sus vidas
que por los diferentes trabajos que realizan.
Hoy el ideal monástico de San Benito
de Nursia resulta sorprendentemente actual
para contrarrestar el materialismo, el divisionismo y la complejidad de la vida reinantes
en el mundo, y para proclamar los verdaderos valores del espíritu, presentes en el perfecto equilibrio del lema benedictino ora et
labora (ora y trabaja).
En un monasterio hay lugar para toda
clase de destrezas, de habilidades, de preparaciones académicas, de profesiones y
de experiencias. Prácticamente, cualquier
trabajo digno para los hombres es trabajo
digno para los monjes. La comunidad decide el trabajo que va a realizar. Este trabajo
San Benito de Nursia
dependerá
del número de monjes, de sus tay sus discípulos San Mauro y San Plácido
lentos, de sus habilidades, de sus experiencias y de sus temperamentos, al igual que de
an Benito nació en Nursia, Italia, en el año 480,
las
necesidades
del mundo que rodea a la comunidad.
en una época materialista, agitada y turbulenta
Más
aún,
puede
variar a través de los años de monascomo la nuestra. Cuando era aún muy joven, se
rebeló contra la contaminación pagana del pue- terio en monasterio y hasta dentro de un mismo moblo cristiano y decidió buscar el verdadero Dios y sim- nasterio.
Lo que no puede variar, porque es esencial a la
plificar su vida, primero, viviendo como solitario en una
vida
benedictina, es la vida comunitaria equilibrada de
cueva (eremita), y luego, estableciendo un nuevo género de vida modelado por el de la familia de hermanos oración, lectio divina y trabajo, bajo un padre espiribajo un padre espiritual que hace las veces de Cristo en tual y en un lugar fijo (el monasterio).
San Benito de Nursia escribió su famosísima Regla
el monasterio (cenobitismo).
de
monjes
cerca del año de 540 en Montecasino, lueDesde hace más de mil quinientos años los monjes
de San Benito no sólo han llenado el mundo de sabios y go de una larga experiencia como monje y padre essantos, sino que le han dado a la Iglesia grandes obis- piritual. Según el Papa San Gregorio Magno, en el
pos y grandes papas. Prácticamente, ellos se hicieron libro II de Los diálogos (único escrito de carácter más
cargo de la evangelización de Europa e influyeron mar- o menos biográfico que nos ha quedado de Benito),
S
El Padre Eric Buermann, OSB, administrando el Sacramento del
Bautismo en la Parroquia María Reina de la Paz.
esta regla es “notable por su discreción y clara en su
lenguaje”. Por este motivo, con el correr de los siglos,
superó en la práctica a otras reglas monásticas, hasta
que, a instancias de Benito Aniano y Luis el Piadoso, se
impuso en casi todos los monasterios de Europa luego
del Concilio de Aquisgrán del año 817. San Benito de
Nursia murió en el 547 y fue sepultado en Montecasino.
Pablo VI lo declaró patrono de Europa, solemnidad que
se celebra en toda la Iglesia el 11 de julio. La fiesta
de su ida a la casa de Dios Padre se celebra el 21 de
marzo.
Los benedictinos no forman una estructura global
y centralizada a nivel mundial como otras órdenes o
congregaciones religiosas. Cuando se funda un monasterio benedictino, es siempre con miras a que se
convierta eventualmente en una casa autónoma. Sin
embargo, existen veintiuna familias de monasterios
que comparten las mismas raíces fundacionales y forman diversas congregaciones, como la Congregación
Américo-casinense, la Congregación Suizo-americana, la Congregación Sublacense, etc. Además, existe
un Abad Primado que representa a todas estas familias de monasterios ante la Santa Sede y que reside
en la Abadía Primada de San Anselmo en Roma.
Los monjes benedictinos de
Humacao
El monasterio benedictino de San Antonio Abad, en
el Barrio Tejas de Humacao, fue fundado el 1 de julio 1947
por un intrépido grupo de monjes venidos de la Abadía de
Saint John, radicada en Collegeville, Minnesota, en respuesta al deseo del Padre Juan Rivera y el industrialista
Antonio Agripino Roig de promover la creación de una escuela agrícola industrial en Humacao dirigida por alguna
orden religiosa. Fue el Mons. James P. Davis, quien para
entonces era Obispo de San Juan, el que contactó a los
monjes de Saint John. Estos aceptaron encargarse de la
escuela pero en el contexto de una institución monástica.
Dicho enfoque fue aceptado y el proyecto se concretó.
Haciendo frente a los cambios que se suscitaban en el
país, la escuela se transforma en 1957 de una vocacional a un colegio preparatorio para continuar estudios
universitarios. Desde entonces el Colegio San Antonio
Abad se ha distinguido por su excelencia educativa y la
buena instrucción de sus egresados. En 1971, la escuela comenzó a admitir niñas y el internado de varones se
mantuvo abierto hasta principios de los años ochenta,
cuando dicho internado cerró. Hoy día el Colegio San
La comunidad monástica de la Abadía de San Antonio Abad. (Fotos suministradas)
Antonio Abad es reconocido como
uno de los mejores de la zona este
de Puerto Rico.
La comunidad de San Antonio
Abad fue priorato dependiente de la
Abadía de Saint John desde 1947
hasta 1967, y desde ese año hasta
1984 se encaminó hacia su autonomía, otorgada el 12 de julio de
1984 por la Santa Sede a través de
la Congregación Américo-casinense de monasterios benedictinos, a
la cual pertenece. El Padre José
(“Pepe”) Rodríguez (hermano del
Beato Carlos Manuel Rodríguez)
fue elegido primer Abad de la comunidad ese mismo día. Ocupó dicho
puesto hasta el 1997. Le sucede el
Abad actual Padre Oscar Rivera,
elegido el 3 de enero de 1997.
Estos monjes benedictinos
se definen a sí mismos como una
comunidad de cristianos que se
ha comprometido a vivir el Evangelio de Jesucristo
mediante una vida equilibrada de oración, lectura de
Dios (lectio divina) y trabajo en el monasterio según
la Regla de San Benito y bajo un padre espiritual que
hace las veces de Cristo.
La observancia monástica
benedictina
Veamos los componentes más notables del ritmo
de vida monástico como se practica en esta comunidad:
La liturgia de las horas (oración comunitaria)
“Creemos que Dios está presente en todas partes… pero sobre todo debemos creerlo sin la menor
vacilación cuando asistimos al oficio divino” (Regla de
san Benito 19, 1-2).
Esta convicción, y la invitación del Señor a “orar
siempre y sin desfallecer”, marcan el ritmo de plegaria y
alabanza en la comunidad monástica. Junto al esfuerzo por orar continuamente y transcurrir toda la jornada
en presencia de Dios, tienen importancia fundamental
los diversos momentos en la oración litúrgica comunitaria (recitación y meditación de los salmos y otros fragmentos de la Escritura) y la Eucaristía que es, sin duda,
el centro de la jornada.
La lectio divina (oración personal)
“…a ciertas horas deben los monjes ocuparse en
la lectio divina” (RB 48,1).
Parte importante de cada jornada está dedicada
a la lectura, meditación, oración y contemplación de la
Palabra de Dios en la llamada lectio divina (lectura de
Dios). Durante este tiempo el monje descubre la voz de
Cristo que le habla de manera especial en la Sagrada
Escritura, nutriéndose de ella para su propia oración
personal.
El trabajo
“En determinados tiempos deben los monjes ocuparse en el trabajo manual” (RB 48,1).
Las ocupaciones materiales son también elemento
fundamental en la búsqueda de Dios: “Pues entonces son
verdaderos monjes cuando viven del trabajo de sus manos
como nuestros padres y los apóstoles” (RB 48, 8). Para
colaborar con Dios en la obra creadora y para atender
su sostenimiento, los monjes se dedican durante varias
La comunidad monástica junto a algunos laícos en su Misa diaria.
horas cada día al trabajo según las necesidades de la
comunidad y talentos de cada uno. Cuentan con un colegio dentro del recinto. Además de atender el Colegio
San Antonio Abad, los monjes realizan diversos trabajos en el recinto monástico. Varios de los recursos y
facilidades de la abadía están disponibles para la realización de talleres, retiros y otros. Ofrecen dirección espiritual y orientación a quienes así lo soliciten. Reciben
como huéspedes a todos los que deseen hacer una experiencia de profundización espiritual acompañándoles
total o parcialmente en su ritmo monástico de vida. No
pocos religiosos y religiosas, sacerdotes y laicos visitan
y disfrutan del bello recinto donde está la abadía para
hacer un alto en sus actividades y renovar su compromiso de vida. Varios miembros de la comunidad monástica ayudan en las parroquias María Reina de la Paz
y Dulce Nombre de Jesús.
de estabilidad (vida estable en
el monasterio), conversión de
costumbres (vivir como monje)
y obediencia (al Abad y siguiendo la Regla de San Benito).
Un monje que llegue a
esta etapa puede ser ordenado sacerdote si, después de un
adecuado discernimiento, se
constata que es llamado por el
Señor a ese ministerio. La vida
monástica no implica de suyo
ni tiene como meta el sacerdocio. La vocación sacerdotal
no es necesaria ni suficiente por sí sola para determinar
el ingreso al monasterio. Los
monjes sacerdotes ejercen su
ministerio en forma subordinada a su condición de monjes, de
manera que su ordenación no
fundamenta ningún régimen de
excepción en cuanto a observancias se refiere o en cuanto al
ejercicio de cargos.
Desde Humacao, aportando al bien
de la Iglesia
La Abadía de San Antonio Abad colaboró arduamente en la causa para la beatificación de Carlos
Manuel Rodríguez, primer beato puertorriqueño y caribeño. El Abad Oscar Rivera realizó un importante
trabajo en este proceso y hoy día promueve la beatificación del Maestro Rafael Cordero y Molina junto a los
miembros del círculo que lleva este nombre.
Ciertos rasgos de la vida benedictina pueden ser
adaptados a la vida laical. Tomando en consideración
la importancia de la vida laical para la vida de la Iglesia,
Fachada principal de la Abadía de San Antonio Abad.
el Abad Oscar ha tomado la iniciativa de formar un
grupo llamado Laicos benedictinos. Este grupo está
compuesto por un grupo de laicos y laicas en diversos
estados de vida que valoran aspectos importantes de
la espiritualidad benedictina y tratan de incorporarlos a
sus vidas cotidianas, como el equilibrio entre trabajo y
oración, la vida fraterna, la meditación de la Palabra de
Dios y la asiduidad en la recepción de los sacramentos.
Los Laicos benedictinos se reúnen en la Abadía de
San Antonio Abad, donde reciben charlas y participan
de la liturgia monástica, enriqueciendo su fe y su experiencia de Dios.
Los monjes de la Abadía de San Antonio Abad
dan gracias a Dios por la vocación a la que han sido llamados y ruegan al Todopoderoso envíe nuevas vocaciones que estén dispuestas a caminar por el sendero
de la vida monástica en esta comunidad.
La vocación monástica: exigencias y
proceso de discernimiento
“Para entrar a formar parte de la comunidad, se
requiere, fundamentalmente, sentirse llamado por el
Señor a buscarlo con sinceridad por el camino monástico”, dicen los monjes. Existen unas condiciones
indispensables en el candidato: tener capacidad de
convivencia, amor a la oración, la lectura, el estudio y
el trabajo; tener un temperamento equilibrado y ser responsable y comprometido.
Existen ciertas etapas en el proceso de integración
a la comunidad: al principio, un tiempo de contactos
con los monjes para posibilitar el mutuo conocimiento. Incluye convivencias durante fines de semana.
Cuando el interesado determina explorar más seriamente la vida monástica, dichas convivencias se fijan
una vez por mes (candidaturía externa). Luego, se da
la iniciación en la vida monástica como candidato por
un tiempo corto (5 meses). La tercera etapa de este
proceso comprende el noviciado, donde el novicio se
consagra por un año (por lo menos) al estudio de la
Regla de San Benito y la espiritualidad monástica que
posibilita un claro discernimiento de la vocación. La
cuarta etapa implica la profesión temporal, es decir, la
profesión de votos monásticos por tres años, tiempo en
que se continúa la formación y se atiende también a la
profundización teológico-patrística. La quinta etapa es
la de la profesión solemne, donde se da el compromiso
definitivo de vivir para siempre como monje en la comunidad mediante la reiteración de los votos monásticos
antes emitidos sólo por tres años. Estos votos son los
Estudiantes del Colegio San Antonio Abad.
Para cualquier información adicional sobre la vida monástica benedictina o sobre los laicos
benedictinos, no dude en comunicarse con la comunidad de San Antonio Abad
Dirección postal
Abadía San Antonio Abad
PO Box 729
Humacao, Puerto Rico 00792
Teléfono: (787) 852-1616
Fax: (787) 852-1920
E-mail: [email protected]
[email protected]
Los monjes de San Antonio Abad agradecen a todos los amigos y amigas que hicieron posible la publicación de este artículo. Dios les bendiga.
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