El sanedrín

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El sanedrín
Era un organismo característicamente judío y no una parte integral de la
administración del gobierno romano; sin embargo el sanedrín ejercía cierta
influencia en los asuntos civiles y políticos así como en los estrictamente
religiosos. Estaba compuesto por 71 hombres de la más alta reputación e
influencia, y era el principal organismo gubernamental para el pueblo judío.
Aunque su jurisdicción se restringía a Judea, los efectos de sus opiniones y
decisiones se hacían sentir entre los judíos por todo el inundo; pero, al mismo
tiempo, no interfería con la jurisdicción local, que estaba en manos de 11
corporaciones regionales de ancianos en toda Judea. Más bien se reservaba
los asuntos de alcance y significado nacional. Promulgaba ordenanzas y las
hacía poner en vigor, para lo cual disponía de un cuerpo de policía (Mateo
26:47; Juan 7:32)
Guardia del sanedrín
Sin embargo, debido a que los romanos ejercían el gobierno supremo, la
función del sanedrín era principalmente religiosa. Por eso se ocupaba de los
falsos profetas como se supuso que era Jesús y con sectas presuntuosas que
debían ser suprimidas para que no perturbarais al pueblo. Debido a este
sistema, antes de su conversión Pablo perseguía a los cristianos (Hechos 9:1-2).
Años más tarde él mismo apenas logró escapar de una persecución similar
(Hechos 24:6-9).
El sanedrín también trataba puntos de doctrina y determinaba las
características que debía tener el sumo sacerdote y supervisaba su
nombramiento, aunque en el caso de ese importante cargo tanto los Herodes
como los procuradores romanos vez tras vez impusieron su autoridad. El
sanedrín no tenía autoridad sobre los romanos excepto en algún caso de
profanación del templo, cuando los judíos aun podían ejecutar a un romano
(Josefo, Guerra vi. 2. 4). En 1871 se descubrió una inscripción que una vez fue
colocada en el templo, en el muro que separaba el atrio de los gentiles del de
los israelitas, y dice así: "No entre ningún extranjero dentro de la barrera y del
muro circundante que rodea el templo. Cualquiera que sea aprehendido
[dentro] será responsable de su propia muerte, que le sobrevendrá". Otra
inscripción idéntica se encontró unos tres cuartos de siglo más tarde.
En el N.T. encontramos relatado la manera en que el sanedrín enjuicio a nuestro
Señor Jesucristo.
Los que prendieron a Jesús le llevaron al sumo sacerdote Caifás, adonde
estaban reunidos los escribas y los ancianos.
Mas Pedro le seguía de lejos hasta el patio del sumo sacerdote; y entrando, se
sentó con los alguaciles, para ver el fin. Y los principales sacerdotes y los
ancianos y todo el concilio, buscaban falso testimonio contra Jesús, para
entregarle a la muerte, y no lo hallaron, aunque muchos testigos falsos se
presentaban. Pero al fin vinieron dos testigos falsos, que dijeron: Este dijo: Puedo
derribar el templo de Dios, y en tres días reedificarlo. Y levantándose el sumo
sacerdote, le dijo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti? Mas
Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios
viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios. Jesús le dijo: Tú lo has
dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a
la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo. Entonces el sumo
sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué más
necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo habéis oído su
blasfemia. ¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: ¡Es reo de muerte!
Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le
abofeteaban, diciendo: Profetízanos, Cristo, quién es el que te golpeó. Mateo
26: 57 - 64
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