Salvador Díaz Mirón - Revista de la Universidad de México

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Salvador Díaz Mirón
POR MARGARITA PAZ PAREDES
No cabe su vida en fino de esos
epitafios que reClterdan a varones prudentes y' rectos. Lo
movieron lo mismo convicciones generosas que arrebatos reprobables. Su poesía es orgullo
de Sil patria, de su lengua y de
su raza.
ANTONIO CASTRO LEAL
Salvador Díaz Mirón es el poeta mexicano que mayor renombre y difusión
ha alcanzado fuera de las fronteras patrias. Sobre todo en los países americanos
de habla hispana, su poesía es tan familiar y su figura tan conocida, como pueden serlo la de Silva en Colombia o la de
Molina en Honduras. No es ajena a este
hecho la fama de hombre violento y aventurero que rodeó siempre al bardo veracruzano; pero sobre todo, le dieronnombradía la fuerza pujante de sus poemas
épicos, el lirismo arrebatador y el tono
heroico de sus versos anteriores a Lascas. A este libro, escasamente leído en
México, apenas se le conoce de nombre
entre el público lector del resto de América. Nuestros pueblos, enamorados de la
epopeya y del verbo sonoro y tribunicio,
rindieron vasallaje de admiración y simpatía al rebelde cantor de "A Gloria",
a quien llegaron a identificar con el espíritu indomable y la sed libertaria que
tradicionalmente han sido tenidos en los
países hermanos del Continente como
atributos del pueblo mexicano.
Así como Amado Nervo representa para la mayoría de los lectores indoamericanos la tendencia mística -grata a los
sentimientos católicos del pueblo-- y Rubén Darío el espíritu fastuoso y rítmico
de la Francia de antaño -tan cercana al
corazón de la juventud americana educada conforme a la tradición europea-,
de igual modo Díaz Mirón representa el
airón altanero, el valor temerario y la
rebeldía indómita que los latinoamericanos
de todas las tendencias,~ han admirado en
sus héroes populares, ya fuesen éstos guerreros, estadistas, poetas o bandidos. América está enamorada de la Muerte y el
hombre capaz de acercarse a ella sin titubear, sin inmutarse, la' conquista definitivamente. El pueblo no examina la ética del valor. Le basta que un hombre se
enfrente a otro y se juegue la vida, para
admirarlo y respetarlo.
A pesar de que Díaz Mirón repudió pública y reiteradamente toda su obra poétiCa anterior a Lascas, son los versos de su
primera época (1876-1891) los que todavía perduran en el pueblo y los que
-anónimamente muchas veces- circulan de boca en boca entre los recitadores
populares de allende el Suchiate. Poetas
18
*
nacen y poetas mueren; los gustos y las
acciones del público lector cambian cada
dos lustros; pero, ,¿quién no recuerda en
América, todo 'el tiempo, este jactancioso cuarteto del gran veracruzano?:
Los claros timbres de que estoy ufano
han de salir de la calumnia ilesos.
H ay plumajes que cruzan el pantano
y no se manchan ... ¡Mi plumaje es de
(ésos!
En el estudio sobre la obra mironiana
que precede a las Poesías' completas, editadas en 1941 por don Antonio Castro
Leal, este escritor distingue tres, períodos
creadores en la 'vida de Díaz Mirón: el
primero de 1876 a 1891, el segundo de
1892 a 1901 y el último de 1902 a 1928.
"Para mí -dice con marcado acierto
don Francisco González Guerrero-- sólo son dos los períodos: uno anterior al
año 1892, Y otro a partir de este año y que
termina con la muerte del poeta. La lhmada tercera época no está marcada por
ningún cambio radical de importancia
respecto a la de Lascas, sino que constituye una derivación natural en busca de la
perfección de la forma, que fué aspiración de toda su vida."
vida pública como en su obra poética,
Díaz Mirón se desdobla en dos personalidades distintas: la anterior a Lascas -libro puli~o durante los años de prisión del
poeta, 1892 a 1896- y la posterior a
esta época.
te, Díaz Mirón hizo fuego 'sobre su agresor y lo mató. Los enemigos políticos del
poeta -que fraguaron el plan- dieron
largas al proceso que no terminó sino cuatro años y medio después, con la absolución del agredido. Sin embargo, todo este
tiempo el cantor de "A un arroyo" permaneció preso; y cuatro años de ens;ierro bastan para cambiar la ética y la estética de un hombre.
En el primer período, el inspirado autor de "Sursum" fué, sucesivamente; romántico y heroico. Sus conocidos -poemas
"A Gloria", "Oda a Víctor Hugo" y "A
"Ese encierro de más de cuatro años
Byron" lo hicieron famoso dentro y 'fuera
afectó hondamente su vida y su arte --esde México. Ya en ,1888, uno de los más ,cribe Castro Leal-. El orador político,
grandes críticos literarios mexicanos de alejado de la liza parlamentaria, se pertodos los tiemp-os, don Manuel Puga y dió para siempre, pues cuando, en 1903,
Acal, lo llamaba el "príncipe de nues- levanta de nuevo su, voz no tiene ya ni la
tros poetas". "Lava ardiente es su inspi- encendida y severa elocuencia de antes ni
ración' -dice don Carlos González Pe- los nobles ideales que lo hicieron -según
ña- y sus versos tienen la reciedumbre y decía Justo Sierra- 'el paladín nato de
las causas populares'; s~carrera política
la sonoridad del bronce."
A esta personalidad en el mundo de las sufrió, no sólo por las oc~~iones e influenletras, correspondió otra similar, en la vi- cia de, que le privó su i~dusióv., sino
también porque, a pesar de, haller sido abda pública del poeta. Su actuación, en la
suelto, el caso "Volter, manejado malicioCámara de Diputados d,el Congreso Fedesamente por los órganos de publicidad de
ral, durante los años de 1884 a 1896; sus
los que lo odiaban o temían, le restó 'cabrillantes y arrebatadores discursos en pro
lidad y fuerza 'moral; y, finalmente, hay
de 'la independencia del Poder Legislativo
un cambio brusco en su poesía, que si la
y en contra de la administración del ge- lleva hacia un dominio técnico y una eleneral Manuel González, le conquistaron gancia y nitidez verbal muy superiores a
renombre nacional como orador y le va- la que había logrado Díaz Mirón en sus
lieron el título de "rebelde" con que más cantos de la primera época, suele también
tarde fué conocido en toda A.mérica. An- desviarla hacia juegos de un realismo poéte la prensa y los estudiantes, ante el pue- tico que era fruto de los entretenimienblo todo -dice Castro Leal-, Díaz Mi- tos de un solitario que había perdido el
rón fué entonces el más brillante paladín contacto con
de la opinión independiente.
la ciudad con sus ruidos de colmena
En 1892, un suceso lamentable e ¡n- y el pueblo con sus furias de .oleaje."
esperado puso fin a la brillante carrera de
Díaz Mirón alcanzó en la cárcel la
"La separación real fijada por propia Díaz Mirón como diputado independiente
perfección
de la forma poética, que era su
voluntad (del poeta) y fielmente obede- y marcó el principio de un nuevo período
meta desde el principio. En la lucha del
cida después -sigue diciendo, González en su vida de creador. Una noche, en VeNumen con la Retórica, triunfó esta, úlencontrándose el poeta en el café
Guerrero--, sólo existe entre los poemas racruz,
,
tima. "Encerrado en el duro y estrecho
de Lascas y los anteriores a 1892. Pero, Zamora con unos cuant,q,s amigos, flié
círculo de las sociales convenciones -diaun aquí lo esencial sigue siendo común provocado y agredido por un bravucón de
ce Genaro Fernández Mac Gregor-:-, ima toda su po~sía; lo que. cambia es el pro- oficio llamado Federico W olter, quien no
potente para amoldar a la medida de su
cedimiento." Nosotros estamos de acuerdo satisfecho con insultarlo de palabra, le levantado anhelo lo exterior, se creó un
'con este criterio. En realidad, tanto en su rompió un bastón en la cabeza. Sangran- .mundo sumiso e indisputable en el lenguaje. Aquí sí dominó con orgullo in.menso, aquí sí se realizó, obligando al
verbo a ser su dócil instrumento, su renACABA DE APARECER
dido esclavo." El resultado ~ué Lascas, su
libro de madurez; el único que el poeta
reconoció como allegjtimo hijo de su espíritu. Pero la cárcel también' cortó las
alas de la rebeldía política de Díaz MiEL MINIMO DE ILICITUD PENAL
rón, quien años más tarde volvió a ocupar
una
curul en el Congreso porfiriano, pepor
ro esta vez guardó prudente silencio ante
J. RAMON PALACIOS
los problemas nacionales. El león estaba
domesticado, y la. rebeldía se refugió en
Acotar los límites, trazar la frontera entre el delito y los actos lísus versos.
citos, es uno de los principales objetos de este libro, resumen del estudio
"Díaz Mirón -dice González Peñay la experiencia que el autor ha tenido en la vida profesional y en su
cátedra de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. La noción del
había perdido en espontaneidad, en emo"delito tentado" queda amplia y satisfactoriamente expuesta, lográndose
ción comunicativa y directa, lo que, por
a un tiempo una aguda crítica de las disposiciones que al respecto
artes
de sabiduría, ganó en prodigiosa ri~
rigen en nuestro país.
queza plástica y rítmica. Mientras más y
más fué ascendiendo hacia la soñada cumHaga sus pedidos a la
bre, más y más se fué apartando de la
multitud
embriagada con la música de sus
LIBR~RIA
IV~RSITARIA
primeras estrofas. Y el que empezó sienMéxico. D. F.
Justo Sierra 16.
do poeta popular, hu~o de convertirse en
poeta de rancia aristocracia."
UNIVERSIDAD DE MEXICO
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LA TENTATIVA
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