Andando, andando, llegaron a un río. Era demasiado ancho y

Anuncio
Andando, andando, llegaron a un río. Era demasiado ancho
y caudaloso y no lo podían cruzar.
–¡Nunca había visto un río! –dijo el cerdo, entusiasmado.
–¡Buscaremos un puente! –dijo el perro.
–¡Ay, qué miedo, qué miedo! –dijo la gallina. Y de los
nervios puso un huevo en la orilla del río.
Bordeando el río encontraron un puente. Era de madera,
demasiado viejo y estropeado, así que el perro dijo:
–¡Es peligroso, lo cruzaremos de uno en uno!
–Yo seré el primero, que peso más –dijo el cerdo, decidido.
–¡Ay, qué miedo, qué miedo! –dijo la gallina. Y de los nervios
puso un huevo en el puente.
Así llegaron al prado de las vacas, que pacían
tranquilas la yerba.
–¡Cuidado! –advirtió el perro–. Que somos
pequeñitos, no nos vayan a pisar.
–¡Qué graciosas son las vacas! –dijo el cerdo.
–¡Ay, qué miedo, qué miedo! –dijo la gallina.
Y de los nervios puso un huevo en mitad del
prado.
Descargar