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Asamblea Continental de OCLACC SIGNIS ALC
Quito 2013
Nuevos comunicadores para nuevos tiempos en América Latina
Es un enorme gusto poder saludar a la Asamblea Continental de OCLACC SIGNIS ALC,
reunida allí en Quito para este momento tan especial, ¡tan significativa que es la Asamblea
Continental! Hubiera deseado muchísimo poder acompañarlos personalmente en esta
ocasión, por todo lo que sé que supone para ustedes y para todos nosotros en América
Latina, pero me hallo en Río de Janeiro por el Encuentro de Coordinación del CELAM, y
desde aquí quisiera compartir con ustedes algunos pensamientos en voz alta, algunas
reflexiones, algo que nos pueda acompañar también en esta asamblea, puntos que
también para mí son motivo de reflexión.
Un primer punto: me pareció muy interesante la propuesta del título Nuevos
comunicadores para nuevos tiempos en América Latina. Me decía: —nuevos tiempos en el
orden social, político, económico. Sin duda, nuestros países viven momentos distintos,
pero, al mismo tiempo hay un cierto movimiento en general democrático en América
Latina, que está permitiendo también algunos avances importantes de cooperación entre
nuestros países, por eso creo que podemos hablar de nuevos tiempos. Igualmente, si
pensamos, por ejemplo, en el derecho a la comunicación, en el tema de la legislación en
comunicación, y en el movimiento en torno a la legislación que se ha promulgado en
América Latina en comunicación. Nuevos tiempos también para la Iglesia, pues por
primera vez en la historia tenemos un Papa latinoamericano, lo cual no deja de ser
sumamente significativo.
La pregunta que surge es en relación con los nuevos comunicadores: ¿qué se nos está
proponiendo desde estos nuevos tiempos de América Latina para poder llamarnos y poder
realmente ser nuevos comunicadores? En verdad quería compartir con ustedes cinco
puntos que me parecen quizás más salientes para este momento que tenemos de
reflexión y de comunión a la distancia. En primer lugar, considero que a la luz de
Aparecida, la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, tenemos una pista
para poder considerarnos comunicadores en una nueva forma de ser, y esa pista creo que
tiene que ver con el poder ser discípulos misioneros. Es decir que también como
comunicadores tenemos justamente una posibilidad de poder integrar magníficamente
nuestro ser a nuestra profesión, pues no se trata de que nuestra vida vaya por un lado y
nuestras palabras o nuestros discursos vayan por otro, ya que precisamente el ser
discípulos misioneros nos permite, de una manera única, poder unificar nuestro ser y
nuestro hacer. Creo que ya no se trata de ser católicos por tradición o por costumbre o
por herencia, se trata de ser cristianos seguidores de Jesús, discípulos comprometidos con
el Maestro, con Jesús de Nazaret, que queremos caminar en su huella, que queremos
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caminar en Su ser. No es que queramos vivir y hablar sobre Jesús, sino que queremos vivir
en Jesús y con Él poder transitar la historia que nos toca construir día a día. Por lo tanto, el
primer punto es, precisamente, sacar a la luz lo que nos propone Aparecida, es ser esos
discípulos misioneros capaces de hacer coincidir en nuestro ser lo que nosotros
proponemos y lo que nosotros somos. Creo que, como comunicadores, es un gran paso
hacia adelante si podemos vivir desde esta luz y desde este compromiso.
Un segundo punto que me parece importante para todos nosotros, es no ser
francotiradores, sino justamente poder ser comunicadores en comunidad, vivir la
comunidad de los comunicadores. Es muy difícil encontrar discípulos que vivan fuera de
una comunidad, que no conformen una comunidad, en este caso una comunidad
comunicativa, una comunidad construida con los demás comunicadores. Nosotros
sabemos que por nuestro tipo de trabajo, por las inquietudes, por lo intereses, muchas
veces nos cuesta conformar comunidades. Los comunicadores no somos los más
dispuestos a reunirnos en comunidades, sin embargo es nuestro gran desafío, y también
creo que a la luz de lo que nos proponen la V Conferencia y el documento de Aparecida,
podemos allí igualmente generar un cambio de vida, esto es, constituir comunidad de
comunicadores.
Un tercer punto que está en cambio, es el hecho de que la comunicación —y la
comunicación de nosotros los cristianos— no puede ser descolgada de la realidad. La
comunicación que no esté ubicada, situada en un contexto sociocultural, político y
religioso, es como un cuadro sin una pared, un cuadro no existe sin una pared o, mejor
dicho, no tiene de donde colgarse. Para nosotros es fundamental, como comunicadores,
que estemos situados en el hoy de la historia, en el hoy de lo que vive nuestra sociedad,
nuestra sociedad latinoamericana, y también la familia humana, porque justamente si hay
algo a lo que tenemos acceso hoy a través de la comunicación, es a la conciencia de la
pertenencia, de formar y constituir la familia humana; por lo tanto, no podemos estar
fuera de un contexto social, económico, político y religioso, sino que debemos estar con
nuestros pies bien puestos sobre el territorio en el cual vivimos y en el cual vamos
construyendo. Así que es fundamental nuestra radicación territorial, en el sentido de un
contexto sociocultural, del cual podamos dar razón, es decir: ser comunicadores en
contexto.
Un cuarto punto que también quisiera tratar, es el tema de la transformación de la
realidad. Nosotros, los comunicadores, somos, en primer lugar, generadores de
transformación de la realidad, podemos serlo o podemos ser indiferentes a la
transformación de la realidad, podemos ser comunicadores de la Buena Noticia, pero la
Buena Noticia es transformadora de la realidad, o podemos ser simplemente indiferentes,
es decir, personas que informan de las realidades, pero que no generan la transformación
de la realidad a través de la comunicación. Para poder transformar la realidad, debemos
tener fuerzas potentes, y para tener fuerzas potentes creemos que el elemento central es
estar nosotros radicados en el hoy de la historia, estar radicados en Jesús, estar radicados
en la fuerza revolucionaria evangélica. Si estamos en el Evangelio y si estamos en
comunidades conformando redes con los otros, y si esas redes están operando en la
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transformación de la realidad, entonces la nuestra sería una Buena Noticia, eficaz,
concreta, constructora de un bien común. Nosotros, los comunicadores, podemos vivir
por el bien común o por un bien individual, o por el bien de algunos y no de todos. Creo
que este es un planteamiento que lo podemos hacer en una forma muy radical, y hay una
pregunta que nos urge: ¿estamos siendo edificadores, constructores, generadores del
bien común, del bien de la sociedad y de nuestros pueblos? O, en realidad, ¿estamos
defendiendo nuestros espacios, nuestros pequeños o grandes espacios, pero sectoriales
de nuestros intereses únicamente?
Considero que estos cuatro puntos que he ido mencionándoles, son fundamentales, si
pensamos en nuevos comunicadores para nuevos tiempos… O sea, nosotros tenemos una
oportunidad única, además el contexto de OCLACC SIGNIS ALC nos ofrece poder caminar
junto a otros, poder caminar acompañados, poder vivir una vida en comunidad de
comunicación, no solo comunicada y comunicadora, sino vivirla en comunicación con
otros… creo que este es uno de los grandes desafíos.
Nosotros sabemos que en nuestros pueblos tienen vida varios temas, como el tema del
medio ambiente, el tema de la Amazonía, el tema de las industrias extractivas, o el tema
de las economías solidarias que se están desarrollando en nuestro continente, o podemos
pensar también en el tema de la migración, pues nuestros pueblos sufren una realidad de
migración muy fuerte, muy grande, tampoco faltan temas como el derecho a la
comunicación, todos estos son temas fuertes. Aparecida denuncia los nuevos rostros
sufrientes de nuestros pueblos, los nuevos rostros por los cuales debemos trabajar, para
una nueva concepción de desarrollo, para una nueva forma de crecimiento de nuestros
pueblos, de nuestras culturas. Todo esto es un trabajo que los comunicadores tenemos
por delante.
Un quinto punto que quisiera subrayar también en este momento, es la necesidad de
tener formación adecuada para poder transmitir ese bien común en estos frentes. No es
lo mismo ser un comunicador que habla de las industrias extractivas desde cualquier
punto de vista, sino desde una concepción fundada en el Evangelio, y a su vez basada en la
evangelización de lo social. Se trata de una verdadera revolución. En ese sentido, si
cambiamos, invertimos la marcha de nuestros principios de formación, por ejemplo con
respecto a la migración, o con respecto a las economías, las concepciones económicas o el
derecho de la comunicación. Quisiera decir que en realidad este ser discípulos misioneros
no es una concepción de una espiritualidad intimista, pues supone hombres nuevos
latinoamericanos puestos de pie junto a los otros hombres y mujeres de nuestros pueblos,
conscientes de nuestras realidades, que caminamos junto a otros porque sería
absolutamente difícil hacer algo por nuestra cuenta, que sea fecundo, y que no sea dentro
de un marco de una comunidad amplia, como son nuestras redes. Entonces los invito y me
invito a poder vivir esta asamblea, que ustedes ya comenzaron ayer, con este espíritu de
discípulos misioneros de la comunicación, de saber que son nuevos tiempos, que se nos
piden nuevas propuestas y que debemos ser personas insertadas plenamente en nuestra
realidad, y también con la capacidad de transformar. No basta comunicar para la
indiferencia o solo sumar información, es necesario comunicar para transformar la
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realidad en nuestros grupos, en nuestras sociedades, la realidad estructural de nuestra
sociedad injusta, intolerante, cerrada, excluyente; si no lo hacemos nosotros,
evidentemente no lo podemos pedir a los otros, depende de nosotros poder comenzar a
hacerlo.
Quisiera, antes de terminar, hacer con ustedes un minuto de silencio en recuerdo de
todos los comunicadores y periodistas de nuestro continente, que en estos últimos años
han dejado su vida por informar, por comunicar, por ofrecer a la sociedad anuncio y
denuncia de realidades que nuestros pueblos sufren como tremendas injusticias. Hacemos
juntos un minuto de silencio y después nos despedimos. Les deseo lo mejor para la
Asamblea, espero que esto que he compartido con ustedes, estos cinco puntos, pueda
servirnos de algo a todos, a ustedes y a mí, para seguir reflexionando el tema de la
comunicación. Para mí ha sido un enorme gusto poder estar a través de esta breve
videoconferencia, que se transforma en un video porque tenemos muy poca señal de
Internet donde estamos en Río de Janeiro, pero deseo que les llegue todo el corazón, el
afecto, el aprecio por el enorme trabajo que OCLACC SIGNIS ALC desarrolla, y por el
compromiso de cada uno de ustedes, a todos, a cada uno, a cada una, un abrazo enorme y
gracias por esta oportunidad, cuenten con el CELAM para todo aquello en lo que ustedes
consideren que podemos caminar juntos. No quisiera terminar sin decirles que tenemos
un convenio que hemos hecho este año, que respalda todas nuestras actividades en
conjunto y en diálogo entre OCLACC SIGNIS ALC y el CELAM. A todos una feliz
continuación de la Asamblea y será hasta muy pronto con cada uno, que pasen muy bien.
Gracias.
Dra. Susana Nuin Núñez
CELAM – Río de Janeiro - Agosto 2013
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