Síndrome

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/frr. de Jled. E. C. Nacarra V: .13.), 1961
Síndrome
C. Marina Fiol. ( * )
RESlJIVJEN
El autor describe brevemente las manifestaciones clínicas y el diagnóstico
del síndrome post-apendicectomia. Se añaden algunas consideraciones acerca
de la patogenia de la tiflitis parcelar y de la tifloatomia que parecen ser
cuadros más directamente atribuíbles a la falta del apéndice. Se sugiere que
el déficit de 5 hidroxitriptamina puede probablemente ser de importancia
en la aparición del síndrome.
Gran número de enfermos operados de
apendicitis de evolución crónica o recidivante, vuelven a nuestra consulta después de la operación aquejando molestias. Unas veces persisten los mismos síntomas que antes de la operación; otras
tras un corto período de bienestar reaparecen con síntomas diferentes o con los
mismos pero con distintos matices. El número de enfermos que acuden a nuestras
consultas aquejados de estas molestias es
verdaderamente grande, correspondiendo
en la inmensa mayoría de los casos no
a la apendicitis intervenida en la primera
crisis dolorosa, sino a esos otros enfermos que después de una crisis aguda,
vienen podeciendo molestias poco preci" Instituto de
Médicas. Madrid.
1nvestigaciones
Clínicas
y
sas en la fosa ilíaca derecha y esos otros
en los que la fase aguda ha pasado desapercibida por haber tenido poco relieve y en los que la enfermedad se presenta desde el primer momento con el
cuadro de la discutida apendicitis crónica.
Una gran mayoría de estos casos corresponden a errores de diagnóstico y por
lo tanto el proceso anexial, urológico, de
la articulación sacro-ilíaca, peritoneal o
intestinal sigue su evolución natural con
persistencia o agravación de la sintomatología. Hoy en día, en
los médicos conocedores de esta posible y frecuente confusión diagnóstica, no omiten
en sus pacientes en caso de duda las exploraciones ginecológica y urológica que
son las que con más frecuencia provo2
336
a nosotros aquejando dolorimiento en fosa ilíaca derecha, sensación de inflazón
y estreñimiento. En estos enfermos una
ligera exploración no permite la objetivación de ninguna alteración y estos enfermos después de deambular de consulta en consulta acaban resignándose a su
pequeña molestia que un buen día aca ba por desaparecer o persiste con carácter intermitente toda la vida. En la exploración de estos enfermos hallamos a
la palpación a veces un ciego consistente, que salta, bajo la presión de nuestros
dedos, con producción de dolor. Generalmente no es todo el polo cecal lo que
palpamos sino un reborde de mayor consistencia que nos da la impresión de tratarse de un contorno engrosado por aumento del tono. En la exploración radiológica de estos enfermos encontramos en
el ciego una zona electiva de dolor, siFig. 1
can una sintomatología afín a la de la
también un gran número de procesos peritoneales e intestinales
que por lo general pasan desapercibidos.
otros casos en los que las molestias parecen estar condicionadas por la
intervención quirúrgica siendo unas veces a consecuencia del acto operatorio
y otras
ocasionadas directamente por la resección del apéndice.
que no vamos a tratar extensamente, pues no es este nuescometido, son las más fr;;cuentes la
formación de abscesos, fístulas y adherencias con acodamientos en íleon y cieEn muchas ocasiones hemos observado un
móvil
de la intervención que motiva con frecuencia la
de trastornos. El diagnóstico es
fácil desde el punto de vista radiolóde estas complicaciones hay
muchos apendicectomizados que acuden
Fíg 2
337
tuada generalmente en el contorno interno o inferior del ciego; morfológicamente apreciamos una corrosión, falta de repleción o plenificación irregular de ese
contorno o de la zona circundante. Se
trata de un proceso inflamatorio profundo, una verdadera cecitis que evoluciona
hacia la fibrosis (figs. 1 y 2).
No sabemos hasta qué punto en la
apendicitis crónica recidivante la inflamación se limita al apéndice exclusivamente
y no se extiende a las zonas próximas
del ciego. De la misma manera que en la
apendicitis aguda la inflamación que comienza en el vértice se extiende intramuralmente por los linfáticos, es muy posible que no quede limitada a la base de
implantación del apéndice. Por otro lado queda la posibilidad de que estas alteraciones guarden relación con la sutura.
La alteración que más frecuentemente
observamos en nuestros operados de
Fig 4
Fig. 3
apendicitis es una intensa atonía del ciego y ascendente. El ciego aparece globuloso, sin haustras, con dilución del contraste y con mezcla del mismo con secreciones (figs. 3 y 4). A la palpación se
provoca dolor difuso, poco intenso y muy
frecuentemente se aprecia gorgoteo. Es
difícil explicar la causa de este trastorno.
Es posible se trate de una tiflitis superficial; ella acarrearía un déficit de
función en el ciego que clínicamente se
traduciría por un defecto parcial para la
absorción del agua y de las sales. Esta
tiflitis se podría explicar admitiendo una
inflamación común del apéndice crónicamente enfermo y del ciego. La flora de
la porción distal en la pendicitis aguda
es idéntica a la del apéndice normal, pero diferente a la del intestino grueso. Es
posible que en los casos de apendicitis
crónica esta flora se extienda al ciego.
dando lugar a una disbacteriosis, y como
es habitual en las inflamaciones del in-
testino, los primeros estadios se caracteEn el caso de la atonía cecal postrizan por la aparición de una atonía.
apendicectomía, podríamos a título de
Más racional nos parece pensar que hipótesis pensar, que siendo el apéndice
el apéndice debe tener alguna función y el órgano que contiene en mayor proque esta función debe ser la de facilitar porción células cromafines, al extirparla evacuación del ciego; Gross, estimu- lo se produciría en ciertos casos en los
lando eléctricamente el apéndice, produ- que no hubiera la debida com¡:;ensac;ón
cía una contractura del esfínter íleo-ce- -probablemente por escaso número de
cal. Algunos autores, Rickert por ejem- células cromafines en el resto del inL:splo, pensaron que el apéndice debía se- tino- un déficit en 5 H-T, produciéngregar una sustancia desconocida que, al dose por este motivo la atonía intestinal.
verterla en el ciego, provocaría 1'1 con- Es posible que la atonía tan electiva y
tracción del mismo y por lo tanto su continuada que se observa en el ciego se
evacuación.
deba a que normalmente el apéndice
Hoy en día sabemos que el apénd'ce vierta su secreción en el ciego donde se
es el órgano más rico en células croma- reabsorbería, actuando localmente sobre
fines y que éstas influyen sobre la mo- los elementos neurales, aparte de su actilidad intestinal. segregando la 5-hidrc- ción general por vía sanguínea. Con esta
xi-triptamina (5 H-T) que actúa rnbre l:s hipótesis quedaría explicado, por un laelementos neurales del intestino. Se ad- do el papel del apéndice en el organismite que la 5 H-T alcanza células del mo, que indudablemente, lo debe de temúsculo liso por vía de la circulación ner, y por otro este síndrome; de tifü1.tonía
general. Se trata de una verdadera se- y estreñimiento que tortura y provoca
creción interna. Parece ser que la 5 H-T una gran desilusión a los enfermos, que
se segrega primeramente al intestino y de buscaron en la intervención quirúrgica
aquí al reabsorberse pasa a la circu !a- una solución definitiva para su padecición general.
miento.
Sl!MMARY
Post-appendectomy syndrom.
The Author give a brief description of the
clinical manirfestations and ·diagnosis of postappendectomy syndrom. Sorne considerations
are added on the pathogenesis of the typhlitis
and typhoatony, wich seem to be a!ter.ations
more directly atributab]e to the absenc.e of the
vermiform appendix. It is suggested that a 5
hydroxytryptamine difrficiency -among other
factors~- can play a role in the causation of
this syndrom.
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